sábado, 1 de febrero de 2014

ENTREVISTA CON BILL WATTERSON EN THE COMICS JOURNAL (3 DE 3)

Entrevista de Richard Samuel West para The Comics Journal nº 127, Febrero de 1989. Traducida por Frog2000. Parte 1, parte 2.

WEST: Centrémonos en una serie como "Krazy Kat", ¿crees que dibujas a tus personajes basándote ligeramente en el estilo de Herriman?

WATTERSON: Krazy Kat es una tira completamente única. A mi entender, es la tira de cómic mejor dibujada de la historia. Y definitivamente también dispone de una visión peculiar e idiosincrática que directamente tiene poco que ver conmigo. Me parece asombrosa porque está más allá de poder ser duplicada. Es como intentar pintar el amanecer, mejor ni intentarlo. Peanuts y Pogo también fueron fuentes de inspiración, pero esas tiras están mucho más apegadas a lo terrenal, y tienen bastante que ver con mi forma de pensar. También han tenido una influencia más directa en lo que hago. Aún así, intento mantener al mínimo los casos de plagio descarado.

Si revisas el pasado, te das cuenta de que algunas de las viejas tiras son fórmulas de un sólo chiste con infinitas variaciones. Krazy Kat gira en torno al lanzamiento de un ladrillo. Little Nemo fue siempre un sueño y sabías que en cada tira el chico se despertaría a los pies de su cama. Me parece que Herriman es mucho más interesante que McCay, pero ambos trabajaban a partir de unas estructuras muy limitadas. Es un enfoque muy diferente de la forma en el que se hacen historietas en la actualidad. Yo me volvería loco con fórmulas limitadas como las suyas, pero por otro lado, Herriman y McCay nos dieron algo mejor que los chistes. En aquel entonces lo divertido era observar cómo llegarían a ese final. El destino de cada tira era el mismo, pero cada día se llegaba por un camino diferente. Hoy queremos que la tira acabe tan pronto como resulte posible: "dame el remate de una vez, por favor." Parece que cuanto menor número de viñetas, palabras y dibujos, mejor. Creo que Pogo fue la última tira de la que se podía disfrutar a lo largo del camino. Es una pena. Hemos perdido eso que los cómics suelen hacer mejor.

WEST: ¿Todavía se puede hacer algo parecido en las dominicales?

WATTERSON: Las dominicales son bastante frustrantes. A veces tienen que eliminar el tercio superior de la tira, así que puede que tengas que desechar o reconfigurar viñetas hasta hacer que encajen en el tamaño de algunos periódicos. Limita mucho lo que hacemos. Tanto Krazy Kat como Nemo disponían de toda una página para ellas solas. Pero incluso entonces, es cierto que hay mayor flexibilidad en las dominicales que en las tiras diarias. Siempre he intentado hacer que la tira sea muy animada, aunque los personajes no estén en movimiento, sea a través de las expresiones o de la perspectiva, o mediante algún tipo de exageración. Hay un enorme potencial para hacer cosas por el estilo que todavía ni hemos empezado a utilizar.

WEST: ¿Hablas en tu propio caso, o en el del medio del cómic en general?

WATTERSON: En mi propio caso y en el del cómic en general. De nuevo, me encantaría empujar las cosas mucho más lejos, aunque a veces me siento limitado por mi imaginación y mis habilidades. Pero por culpa de la contracción a la que se han visto sometidas las tiras de cómic, nos hemos alejado cada vez más de dicho objetivo. En primer lugar, lo que hizo que me interesase en la profesión fue el aspecto visual de los cómics. Me parece ridículo no tomar ventaja de todo lo que podemos hacer. Me parece que la animación es la culminación de la historieta. No hay nada que no se pueda hacer en la animación. Por desgracia, la animación tampoco se ha aprovechado del todo de lo es capaz de hacer, por lo general se suelen animar argumentos estúpidos o son dibujos animados artísticos más crudos. La industria de los dibujos animados ha degenerado completamente en los últimos años.

WEST: Bueno, si en tu cómic das la impresión de que hay todo un mundo animado, y supongo que tú lo has conseguido con un razonable grado de éxito, ¿por qué querrías hacer animación?

WATTERSON: La animación es un arte en si misma. Si te fijas en los viejos cartoons de Tex Avery y Chuck Jones, te darás cuenta de que hay un montón de cosas dibujadas que una sola persona no sería capaz de hacer. Los animadores se entusiasman y empiezan a hacer distorsiones y exageraciones increíbles. Por ejemplo, para mostrar sorpresa, el personaje se puede convertir en un globo ocular gigante durante una fracción de segundo, y lo hace porque el animador es capaz de controlar la cantidad de tiempo durante la que se ve esa transformación. El espectador apenas tiene tiempo para registrar esa exageración extravagante y reflexionar sobre la increíble licencia que se han tomado los dibujantes y que ha podido presenciar.

En una tira de cómic, terminas enseñando los aspectos más destacados de la acción, pero no se pueden mostrar de forma acumulativa o con demasiada libertad... o al menos no puedes hacerlo sin ralentizar el ritmo por completo, hasta un punto en el que sería como mirar los frames individuales de una película, en cuyo caso probablemente te estarás perdiendo el efecto que estabas intentando conseguir al principio. Claro, en una tira de cómic puedes sugerir el movimiento y el tiempo, pero es muy crudo en comparación con lo que un animador es capaz de hacer. Admiro mucho la buena animación.

WEST: ¿No te parece aterrador pensar cómo se escucharía la voz de Calvin?

WATTERSON: Muy aterrador. A pesar de mi admiración por ese medio artístico, la verdad es que no soy capaz de decidir si me gustaría ver animados a Calvin y Hobbes. Sé que me gustaría trabajar con las oportunidades visuales que ofrece la animación, pero al saltar del medio en el que se presentaron primero, tendría que cambiar el mundo que he creado para los personajes. Los libros suelen ser casi siempre mejores que las películas que los adaptan porque hay elementos que en los libros funcionan muy bien y otros que en las películas funcionan de la forma adecuada, pero por lo general, esos elementos no se pueden superponer unos con otros. Lo mismo ocurre con el cómic y la animación. Otra de mis reservas, más personal, es que la animación es necesariamente un deporte de equipo, y cuanto menor sea el número de personas en contacto con mi obra, mejor. Por último, si quisiera que se hiciese bien, tendría que gastar una enorme cantidad de tiempo y energía, ninguna de las cuales me sobran.

WEST: Has rechazado la concesión de licencias de los personajes de tu tira. ¿Cuál es el motivo?

WATTERSON: Básicamente he decidido que la concesión de licencias es inconsistente con lo que estoy intentando hacer en Calvin y Hobbes. Me tomo la historieta como una seria forma artística, así que creo que para un tema como el de la concesión de licencias es muy importante analizar qué es mi tira y qué es lo que la hace funcionar.

Resulta fácil transferir la esencia de una tira de un solo gag (sobre todo de una tira de un gag compuesta por una sola viñeta) desde la página de un periódico a una camiseta, una taza, una tarjeta de felicitación y así sucesivamente. El chiste se lee de igual forma sin importar dónde aparece impreso, y además ese chiste es el objetivo central de la tira. No se pierde nada.

Mi tira funciona de forma diferente. Calvin & Hobbes no es una tira de un solo gag. Cuenta con una frase de remate, sí, pero la tira es mucho más. El humor se produce por las situaciones, y con frecuencia es una tira episódica. Se basa en la conversación y en el desarrollo de las personalidades y las relaciones entre personajes. No son preocupaciones que se puedan mostrar prolijamente con un pequeño refrán, listo para que las personas se lo envíen unos a otros o para colgar en la pared. Para explorar a los personajes se necesita una gran cantidad de tiempo y espacio. Los "post-it" y las tazas de café no son vehículos apropiados para lo que estoy intentando hacer. No me interesa eliminar completamente la sutileza de mi trabajo para condensarlo en un producto. La tira es más que una serie de bromas. Creo que si los "Syndicates" empezaran a interesarse más por mi tira que por el dinero de los cheques, deberían admitirlo. Desafortunadamente están en el negocio de las historietas sólo porque se gana dinero, por lo que mis argumentos acerca de mis intenciones artísticas nunca les parecen demasiado persuasivos.

No es que tenga aversión por la riqueza obscena, pero tampoco es mi motivación. Creo que licenciar Calvin y Hobbes arruinaría las cualidades más preciosas de mi tira, y en cuanto sucediese algo así, no podría comprar esas cualidades para añadirlas de nuevo.

WEST: Bueno, ¿y qué pasa con otras cosas como los muñecos? Tampoco es un producto como una taza de café, sino algo que permanecerá en el tiempo, se sigan imprimiendo los personajes de la tira o no. ¿Por qué un muñeco no encajaría en la definición de "licencias apropiadas"?

WATTERSON: El muñeco comunica aún menos el significado de la tira que lo que hemos mencionado antes. El muñeco sólo se beneficia de lo reconocible que sea el personaje. Ese tipo de productos extraen al personaje del mundo para el que fueron destinados. Si colocas treinta muñecos de Hobbes en el estante de una farmacia, ya no estamos hablando del personaje que yo he creado. En ese momento solo se ha transformado en otro caro cachivache. No tengo interés en convertir a mis personajes en mercancías. Si quisiera vender basura de felpa, habría intentado trabajar como feriante.

La idea de Hobbes como muñeco es especialmente nociva, porque toda la intriga sobre Hobbes gira alrededor de si puede o no ser un tigre de verdad. Deliberadamente la tira establece dos versiones de la realidad sin comprometerse con ninguna de ellas. Si no voy a responder a la pregunta de quién o qué es Hobbes, tampoco estoy seguro de por qué tendría que dejar que la respondiese Dakin [fabricante de peluches con forma animal]. No tendría sentido permitir que algún otro convirtiese a Hobbes en un juguete de peluche de verdad, y además le privaría a la tira de uno de sus elementos mágicos.

WEST: Estoy seguro de que alguno de los lectores dirán: "Vamos. El cómic es una forma de arte popular. ¿Qué hay de malo en complacer el interés del público?"

WATTERSON: Nada, con tal de que no comprometas el propio arte. En mi caso, estoy convencido de que las licencias venderían el alma de Calvin y Hobbes. El mundo que se crea en un cómic es mucho más frágil de lo que la mayoría de la gente se piensa. En cuanto renuncias a su integridad, eso es todo. Quiero asegurarme de que nunca va a suceder. En lugar de preguntar lo que anda mal con el rampante comercialismo, quizá deberíamos preguntarnos: "¿Qué es lo que lo justifica?" El arte popular no tiene por qué complacer los niveles de inteligencia y gusto menos elevados.

WEST: Snoopy vende seguros, Garfield aparece por todos lados, desde cajas de cereales hasta viseras para las ventanas de los coches. ¿Qué opinas sobre lo que hacen tus colegas?

WATTERSON: Es probable que yo hubiese hecho las cosas de forma diferente a como las han hecho ellos, pero las tiras de los demás no son mi problema. Como ya he dicho, algunas tiras se prestan a determinados proyectos de merchandising mejor que otras. No estoy condenando la concesión de licencias en todos los ámbitos, sino que me reafirmo en que las licencias no funcionan en el caso de Calvin y Hobbes, y quiero tener la libertad de hacer con mi tira lo que me parezca más conveniente.

Obviamente, algunos dibujantes tienen una perspectiva diferente a la mía, y están en su derecho. Mi mayor preocupación es la de que se me conceda el derecho a denegar la concesión de licencias si siento que eso podría dañar a la tira. Que un "Syndicate" posea personajes que ellos no han creado me parece un error, y también lo es que un "Syndicate" pueda utilizar esa propiedad para frustrar las intenciones del dibujante que creó a los personajes en un principio.

WEST: Aparte de las cuestiones estéticas, ¿qué es lo que ocurre con una tira cuando sus personajes se vuelven omnipresentes?

WATTERSON: Bueno, el riesgo más obvio es que puede saciar el interés para siempre. Creo que la gente sólo puede soportar hasta cierto punto ver a un personaje por todas partes, y después de un tiempo se podría cansar.

WEST: ¿Hay algo que te parecería adecuado para poder licenciar Calvin y Hobbes? ¿O nada?

WATTERSON: No soy capaz de pensar en nada. En cuanto a la animación, me reservo comentar algo sobre el tema. Calvin y Hobbes se diseñó como una tira de cómic, y no he encontrado nada que exhibiese tan bien mi tira de cómic como los periódicos y los recopilatorios. En realidad, los tomos son aún mejores. Los tomos muestran la obra como un todo y de forma secuenciada, en mejor papel y con un tamaño más grande que los periódicos donde aparecieron en un principio. Los tomos también son más permanentes, lo que resulta esencial para el crecimiento del arte de la historieta. Walt Kelly murió pocos años después de que yo descubriese Pogo, y si no fuese por los recopilatorios de Pogo, me habría privado de una gran influencia. Lo mismo ocurre con Krazy Kat. Los nuevos dibujantes no tienen por qué reinventar la rueda. Pueden construir en base a los logros de los demás. Las recopilaciones permiten que las historietas vivan más tiempo, y eso resulta de mucha utilidad.

WEST: Has mencionado el tamaño, ¿de qué trata todo ese alboroto sobre el tamaño de las tiras de cómic?

WATTERSON: El tema del tamaño es crucial para cualquier persona que se preocupe por la calidad de las historietas. Para ahorrar espacio de la hoja de periódico y debido al tema del dinero, los periódicos llevan reduciendo el tamaño de los cómics desde hace años. Y hemos llegado hasta la situación actual, en la que los "cartoons" ya no pueden hacer lo que mejor saben hacer. Las tiras de cómic son palabras e imágenes, pero hay poco espacio para cualquier otra cosa más. Para poder hacer que su trabajo resulte legible en una reproducción tan pequeña, la mayoría de los dibujantes han eliminado las viñetas, las líneas y las palabras, y el resultado es una pérdida drástica en la evolución de los personajes, en la capacidad de contar historias y en el humor inteligente. Sería imposible leer una tira tan hermosa como Pogo en el tamaño en el que se publican las tiras en la actualidad. Las tiras de aventuras están muertas. Los cómics se han visto privados de gran parte de su capacidad de entretenimiento. Ahora solo aparecen un montón de cabezas parlantes y de chistes que se podrían leer por la radio con el mismo efecto.

El atractivo visual de los cómics es en su mayor parte cosa del pasado. Hasta que se haga algo para restaurar el tamaño de los cómics, estos continuarán siendo cada vez más insípidos, y su tirón entre el público será menor. Para ahorrar unos cuantos centímetros de espacio, los periódicos están acabando con el atractivo que antes tenían los cómics. Desafortunadamente, los "Syndicates" y los dibujantes temen proponer que se impriman los cómics en un tamaño mayor, porque los periódicos podrían llegar a deshacerse de las tiras para siempre en lugar de conceder más espacio, así que hay pocos que estén dispuestos a posicionarse sobre el tema. Nadie quiere perder su tira por unos pocos milímetros más.

WEST: De los cómics actuales, ¿qué obras son las que más te gustan?

WATTERSON: Doonesbury, por supuesto: su impacto e influencia en los cómics ha sido tremendo, y admiro enormemente el trabajo de Trudeau. Es probable que sea el mejor escritor del medio en la actualidad. Virtualmente, es capaz de manejar de todo: una tragedia, el comentario social, las relaciones personales, lo que sea... y lo hace con sensibilidad, inteligencia e ingenio devastador. Ha demostrado que los cómics no sólo son el dominio de los adolescentes. Definitivamente, el arte de Trudeau también se ha vuelto más atrevido y creativo. Disfruto de la imprevisibilidad y de la irreverencia de Bloom County. En una escena, la del cómic, que por lo general padece de muerte cerebral, normalmente encuentro muy refrescante su anarquía y esa actitud de al-infierno-con-todo. Por supuesto, Opus es un personaje muy inspirador. Peanuts lleva mucho tiempo pendiente de una seria re-evaluación. Por desgracia, su ubicuo programa de licencias oscurece una tira tan bien elaborada, escrita y dibujada tan óptimamente. Peanuts es una de esas rarísimas tiras realizadas con el corazón. Su sofisticación y sutileza son increíbles. Los cómics no serían capaces de hacerlo mejor.

Para mí, "For Better or For Worse" resulta muy interesante por su realismo. No puedo pensar en ningún otro cómic que haya tratado de igual forma la vida doméstica común, la de todos los días, con menos artificio y estereotipos. Estoy impresionado con la percepción que alcanza esa tira, con su honestidad y franqueza. También está muy bien dibujada.

"The Far Side" es otra tira magnífica. Con ella me río a carcajadas, más que con ninguna otra. De alguna forma, los dibujos se adaptan exactamente a lo que cuenta. Es maravillosa.

"Cathy" es gris visualmente, pero está inteligentemente escrita y respira un nivel de honestidad que no se ve muy a menudo en las páginas de los cómics.

Después de comentar estas, tendría que escarbar más profundamente en el barril.

WEST: Sé que te entusiasman algunos de los primeros expresionistas alemanes, Egon Schiele en particular. ¿Cómo afecta en tu forma de enfocar los desafíos gráficos de Calvin y Hobbes?

WATTERSON: Me suelo fijar en un montón de disciplinas artísticas. Me gusta la obra de los expresionistas alemanes, especialmente los grabados en madera del grupo Brücke y Lyonel Feininger. Egon Schiele también es uno de mis favoritos. Toda su obra respira mucha inmediatez y honestidad, y supongo que en gran parte reacciono ante la franqueza y crudeza de sus imágenes. Para mí, casi cualquier cosa impresionista reviste un atractivo especial, por la dificultad física que por lo general parece destilar el hecho de pintar una imagen, y porque al artista le resulta más difícil esconderse detrás de una gran cantidad de técnicas de fantasía. Me gusta la acuarela por la misma razón. En cuanto atrapa tu atención, te quedas enganchado.

En cuanto a la influencia que han tenido estos y otros artistas en mis historietas, sería difícil decir por qué. Principalmente me han ayudado a darme cuenta de las muchas formas diferentes en las que uno mismo se puede expresar visualmente. Con demasiada frecuencia, los historietistas tan sólo se fijaban en otros dibujantes, por lo que después de producirse una gran cantidad de endogamia a lo largo de los últimos años, ahora todo el mundo tiene el mismo aspecto "divertido". Lo que te más te puede retar del dibujo es que no existe una sola forma correcta de describir algo visualmente. De vez en cuando, es muy sano intentar hacer frente a tus limitaciones y prejuicios. 

WEST: También dibujas usando acrílicos, acuarelas, xilografías.

WATTERSON: Sólo es una opción personal, y probablemente la mitad de las veces estoy intentando aprender más habilidades técnicas. No es que sea un gran pintor que ha desembarcado en el medio de la historieta. He dibujado "cartoons" durante toda la vida, y en realidad no ha sido hasta hace poco cuando he aprendido a dibujar, así que todavía me encuentro en proceso de dominar la técnica y aprender a trabajar el color y ese tipo de cosas. Me parece muy emocionante, porque todo me resulta nuevo, pero también es frustrante porque no soy demasiado bueno. Además, me gusta el enfoque artístico completamente diferente, no tienes que preocuparte por la escritura al mismo tiempo. 

WEST: ¿Son desafíos diferentes o mayores de los que se te presentan al hacer la tira de cómic?

WATTERSON: Probablemente son diferentes. Se utiliza una especie de proceso de pensamiento diferente, pero no sé si realmente se pueden comparar. Todo se retro-alimenta entre sí: ​​las historietas se alimentan de la pintura y todo eso, y las pinturas se integran en las historietas.

WEST: Es algo así como tonificar los músculos del dibujo, como explorar ciertos medios de expresión a través de otras vías.

WATTERSON: O como si fuese otro vocabulario. Cuantas más palabras tengas a tu disposición, te podrás expresar de una forma más precisa.

WEST: Antes de hacer Calvin y Hobbes enviaste a los "Syndicates" cuatro o cinco tiras de humor, las últimas eran como una especie de ensayo de Calvin y Hobbes. ¿Cómo las ves ahora que ha pasado el tiempo?

WATTERSON: Cuando envié esas tiras no tenían más objetivo que conseguir que el "Syndicate" se interesase por ellas, por lo que supuse que elaborando material para tres "o cuatro" semanas mostraría la suficiente versatilidad y las suficientes competencias básicas en la escritura de guión y en el dibujo que lograría que se interesaran. Pero me faltó tener la previsión suficiente como para pensar con más en profundidad en los personajes, y si en realidad sería capaz no sólo de continuar con ellos, sino también de hacerlos evolucionar según la tira siguiese adelante. Probablemente es el mismo error que muchos aspirantes a dibujante cometen al principio, porque hacen que sus personajes sean vehículos de los gags en lugar de otorgarles personalidades diferentes que puedan crecer y desarrollarse con el paso de los años. 

Fue un proceso de aprendizaje. No puedes aprender a ponerte de pie y caminar sin caerte muchas veces, por lo que me siento muy afortunado de haber sido capaz de hacerlo sin que nadie más viese esas tiras excepto mis amigos.

WEST: Bueno, una de las cosas a la que no le has dado demasiada relevancia pública fue a las historietas que hiciste para la editorial del periódico The Cincinnati Post, que estuviste dibujando de forma profesional durante seis meses. ¿Qué puedes contar sobre esa experiencia?

WATTERSON: La experiencia en sí fue horrible, pero hacer que me despidieran me obligó a reexaminar qué era lo que me interesaba de la caricatura política, y llegué a la conclusión de que siempre me había resultado bastante difícil de hacer. Nunca fui demasiado bueno.

WEST: Creciste al norte de Ohio y has vivido la mayor parte de tu vida en esa parte del mundo. ¿Estoy en lo cierto si te dijese que Calvin y Hobbes viven en un mundo que se parece mucho al norte de Ohio?

WATTERSON: Claro. Es una tira del Medio Oeste. Creo que mi sensibilidad es la típica del habitante del Medio Oeste, y supongo que la tira lo refleja claramente. Me siento cómodo con ello, sobre todo cuando se mira desde el punto de vista de que si intentase hacerla de otra forma sonaría mucho más hueca.

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