viernes, 1 de agosto de 2025

PIENSA EN LOCAL, QUE JODAN A LO GLOBAL, ALAN MOORE CHARLA SOBRE DODGEM LOGIC

Entrevista de John Doran en The Quietus, 2011. Traducida por Frog2000.

Alan Moore se presentará este fin de semana en el festival I'll Be Your Mirror. Su colega y editora, Queen Calluz, y él charlan con John Doran acerca de por qué el experimento global ha fracasado y por qué su fanzine local, Dodgem Logic, es un paso en la dirección correcta.

Cuando el año pasado viajé a Northampton para entrevistar a Alan Moore para un artículo, le confesé que lo que más me ponía de los nervios era afrontar una entrevista realizada fuera de Londres. Por lo general, viajar a un lugar alejado de la aglomeración habitual de discográficas, cafés, pubs, hoteles y restaurantes de la zona uno de la capital significaba para mí algo fuera de lo común. Por ejemplo, me puse muy nervioso cuando me reuní con Mark E. Smith en Manchester y con Billy Childish en Chatham. A pesar de ser un autor multimillonario de obras tan singulares como Watchmen, From Hell y V de Vendetta, Moore nunca ha dejado que los motivos comerciales lo alejen de Northampton, y mucho menos lo impulsen a mudarse definitivamente a una metrópolis mediática como Londres o Nueva York.

Tras la entrevista nos acompañó al fotógrafo Dave Ma y a mí de vuelta a la estación de tren mientras charlábamos sobre la historia local con razonamientos muy divertidos. Al pasar por el Northampton Guildhall, señaló un escudo que pertenecía a Lawrence Washington, un comerciante de lana local cuya familia se mudó a América y engendró al primer presidente de los Estados Unidos. Nos cruzamos con un hombre que se encontraba sentado en el suelo frente a una tienda tapiada, a su lado estaba posado un vaso de plástico lleno de monedas. Moore se detuvo un rato a conversar con él antes de dejarle algo en la mano. Como periodista, se pueden interpretar estos actos de generosidad de muchas maneras diferentes, pero me fijé en que ambos hombres se tuteaban. Moore podría ser un buen representante del pueblo, o mejor dicho, de sus habitantes, pues su visión, con defectos y todo, nace de un afán de mejora, por lo que es probable que no fuese del agrado de algunos de los elegidos para los cargos locales actuales. Aquellos que principalmente se deben al partido y a los negocios.

Como él mismo reconoce, su amor por su pueblo natal y su gente ha aumentado en los últimos años. Lo que antes era principalmente una forma práctica de mantener el anonimato y de seguir su propio camino como escritor, mago, filósofo popular, bon vivant psicodélico y psicogeógrafo, se ha convertido en un deseo de interactuar con la comunidad local, no sólo como un acto de afición o filantropía, sino como una declaración política radical. En ningún otro sitio queda más claro que en su revista underground local, Dodgem Logic, que nació de la frustración que le produjo el trato que recibían sus vecinos y del deseo de darles voz. Quienes solo lo conocen por sus cómics más populares podrían confundirse ante su contenido de entrevistas, recetas, ficción, pasatiempos, contracultura y noticias locales, pero los más astutos reconocerán su intención inconformista. Con ocho números publicados, la escritura, la fotografía, la ilustración y el diseño corren principalmente a cargo de los mejores (ciudadanos, no policías) de Northamptonshire, aunque también han colaborado un puñado de invitados como Michael Moorcock, Simon Munnery, Josie Long, David Quantick, Stewart Lee y Kevin O'Neill.

Aunque todos los números tienen portadas fantásticas (la fotografía de bailarinas de burlesque del segundo número y una imagen de dos amantes abrazándose en el cuarto, interpretada como si lo hubiese hecho un Aubrey Beardsley bajo los efectos del LSD), mi favorita es la de Phil Barton, un exmarinero mercante que reside en Spring Boroughs, y que blande un hacha y a su mascota, un hurón. El formidable señor Barton estuvo años quejándose al ayuntamiento por la falta de calefacción en invierno que padecían en su bloque de pisos y, después de que su amigo y vecino falleciese de hipertermia y los funcionarios del ayuntamiento irrumpieran en su piso, visitó sus oficinas para protestar con vehemencia.

Si crees que todo esto tiene un ligero tufo a lucha de clases, no te equivocas demasiado, pero desde luego, en Dodgem Logic no vas a leer nada sobre "policías hospitalizados". La verdadera pregunta es por qué es una realidad que tu periódico local no suela publicar artículos sobre estos temas. De hecho, si quieres leer historias sobre corrupción o, digamos, los turbios negocios del gobierno local, tienes que buscar algo tan centralizado y de interés relativamente inusual como la columna "Rombous Boroughs" de Private Eye. O, con suerte, quizá des con un bloguero dedicado que se encarga con detalle de la política de la ciudad. Pero dado que, por lo general, los medios locales y nacionales arrojan muy poca luz sobre todos estos temas, es aquí donde florecen las malas prácticas y la corrupción. ¡Así que viva Dodgem Logic, aunque resulta vergonzoso que hayamos tardado tanto en apoyar esta aventura perversamente fuera de onda, pero atronadoramente honesta! 

Entrevista con Alan Moore.

John Doran: Alan, ¿crees que, de una forma discreta, eres mucho más un inglés tradicional de lo que la gente puede suponer?

Alan Moore: Bueno, depende de la tradición inglesa a la que te refieras… Me gusta pensar que soy como un inglés tradicional, al menos en lo que respecta a las tradiciones que se siguen en Northampton. Pero me parece que llevamos en la lista negra de alguien desde aproximadamente 1263. Creo que fue Enrique III quien nos la tuvo jurada primero, y solo empeoramos las cosas cuando apoyamos a Cromwell durante la Guerra Civil; fabricamos las botas para el Nuevo Ejército Modelo, ¡y creo que ni siquiera nos llegaron a pagar! Y luego, por supuesto, Cromwell resultó ser peor aún que Carlos I, y solo duró 15 años hasta su muerte y la huida de su hijo al continente. Luego tuvimos de vuelta a Carlos II en el trono, a quien no le caíamos muy bien, así que derribó el castillo. Supongo que se tomó muy en serio que fuésemos «nosotros» quienes cortamos la cabeza de su padre.

JD: Yo he vivido en Hull, que también jugó un papel inconformista en la Guerra Civil Inglesa…

AM: Suelo viajar allí los fines de semana.

JD: Vive una de tus hijas, ¿verdad?

AM: Así es, suelo ir a Hull para ver a Amber [Moore] y a Dominic, mientras que Leah [Moore, la hermana de Amber] y John vendrán de Liverpool y así tendré la oportunidad de ver a los dos nuevos nietos al mismo tiempo. Un vistazo rápido a la herencia genética.

JD: Bueno, nací en St. Helens y luego me marché a Hull, supongo que son lugares poco glamurosos… ni siquiera para los que viven en ellos, pero me hizo pensar que algunas de las mejores entrevistas que he hecho, y de las más estresantes, son las que he tenido que hacer visitando sitios donde vive gente como Mark Smith en Prestwich o Billy Childish en Chatham…

AM: Habitantes locales de esos sitios.

JD: ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de que alguien como tú siga viviendo donde ha crecido durante toda su vida?

AM: Últimamente, sobre todo desde que he empezado a trabajar en Dodgem Logic, me estoy volviendo fan absoluto de lo local. Antes se me antojaba que tan sólo era local en un sentido innato, pero ahora es más una postura política. Una postura socioeconómica. Una vez leí a un futurólogo que decía que hace años tuvo sus más y sus menos en una convención de futurólogos al sugerir que la política y la economía del futuro tenían más probabilidades de ser locales que globalizadas, aunque fue antes de la gran crisis financiera, porque ahora la gente tiende a estar más de acuerdo con él. Es en esa dirección donde parece que discurre la cosa. En nuestro quinto número de Dodgem Logic publicamos un brillante artículo sugerido por Mitch Jenkins, con quien también estuve haciendo Unearthing. Nos fuimos a recorrer Spring Boroughs, el barrio desolado del que surge tanto la revista como yo. Hicimos una sesión de fotos con los habitantes de la zona, pero en plan Vanity Fair, como en el número dedicado a Hollywood...

JD: ¿El de la portada desplegable?

AM: Sí. Cuando ves la portada, cualquiera puede asumir que el que aparece en ella es una persona importante y que merece que su imagen aparezca en esa prestigiosa revista. Así que hicimos lo mismo con los habitantes de los Boroughs. La estrella de portada es alguien llamado Phil Barton, que nos contó que se hartó de que el ayuntamiento se negase a hacer algo los inviernos de los últimos diez años con el sistema de calefacción defectuoso de su bloque de pisos. Y cuando su amigo murió de neumonía protestó de forma muy enérgica. Los sucesos tuvieron lugar a lo largo de tres o cuatro días de Navidad en los que no hubo calefacción, radiadores, ni agua caliente. Pero ignoraron sus quejas. Más tarde ese mismo año, por fin consiguió que el ayuntamiento hiciese algo con la fuga de su radiador. Acudieron cuando no estaba, forzaron la entrada y, al marcharse cambiaron la cerradura de la puerta. Phil se molestó un poco, así que cogió una podadera, entró en el ayuntamiento y la clavó en una de las mesas de madera, le dio una patada en los huevos a un guardia de seguridad, y únicamente se ganó una condena condicional de dos años porque, francamente, ¡todos sabían lo que le había obligado a actuar de esa forma!

JD: Así es.

AM: Así que pusimos a Phil como estrella de nuestra portada con un hacha en una mano (le quitaron la podadera, que sigue requisada en las taquillas de pruebas de la comisaría) y uno de sus hurones en la otra. Es una persona magnífica. Encaja como celebridad de portada. Es otra forma de decir que, hasta cierto punto, la cultura de la fama ha llegado a su fin. Devaluada tanto como lo ha sido en la actualidad, ¿qué valor puede tener? Y además, se rumorea que la globalización ha terminado. Que no ha funcionado. Mejor cuidar los sitios donde vivimos, y en primera línea de batalla, no en retaguardia. Me refiero a los barrios que nos rodean, las personas que dan forma a nuestras comunidades. Tenemos que empezar a pensar en ellas y el lugar que ocupan en el contexto global, en la era de internet no tiene por qué ser tan difícil. Es el camino a seguir. O igual terminamos por no hacerlo, ni idea. Pero en el futuro deberíamos concentrarnos en los sitios donde vivimos y en la gente que nos rodea.

JD: ¿Tiene esto que ver con tu actitud respecto a internet? Es raro que alguien reconocido por su trabajo centrado en la ficción especulativa, con guiones que ficcionan el futuro cercano y las historias alternativas, no le interese demasiado internet.

AM: En el fondo, vivo prácticamente como un Amish. Desconfío bastante de cualquier tecnología posterior al buggie. Creo que internet encaja con todo el mundo. Entiendo alguna de sus desventajas. De hecho, me doy cuenta de algunos de los problemas derivados, pero en general… mis hijas usan internet… de hecho, todo el mundo, menos yo, utiliza internet, y parece que se desenvuelve bastante bien. Por mi parte, no me gusta mucho estar conectado a esa cultura cibernética omnipresente, y tampoco me gusta estar en contacto con el mundo físico [risas] más de lo que pueda evitarlo. Es más de lo que puedo controlar. En su mayor parte soy solitario por naturaleza y también lo soy por mi trabajo. Dicho esto, me suelo aventurar por la ciudad, donde la gente ya se ha acostumbrado a mí, así que no es para tanto. Casi nunca salgo de Northampton. De vez en cuando visito Londres o, si tengo que dar un concierto o actuar en una performance, viajo hasta allí, así es como me gusta estar en el mundo: en un punto de quietud y concentración. Si me moviese a la misma velocidad a la que se mueve el mundo, puede que no me viniese bien y me marease, pero como me quedo quieto, soy capaz de observar cómo todo se mueve a mi alrededor.

JD: ¿Te parece importante que Northampton no solo se encuentre cerca del centro físico del Reino Unido, sino que, a lo largo de las últimas dos o tres décadas, se parezca bastante a muchos otros lugares de Gran Bretaña? Se parece a Sheffield, se parece a Gillingham, se parece a Truro. La peatonalización de la zona comercial de la ciudad, la llegada de las cadenas comerciales, el cierre de los negocios familiares de la zona…

AM: Eso es todo. Peatonalizan las calles principales y con eso reducen el tráfico. Cierran tiendas porque los alquileres siguen siendo desproporcionadamente altos, pero el comercio ya no existe… Da para pensar que algunos ayuntamientos intenten desviar la vida y la actividad de los centros urbanos hacia los centros comerciales más rentables que rodean la mayoría de nuestras conurbaciones actuales. Así parece ser en Northampton. Nos prometen que van a realizar cierto desarrollo urbanístico, pero en realidad buscan dejar la ciudad tan desprovista de alma como la de Milton Keynes, para que podamos competir con ellos por clientes y turismo. No funciona. Creo que la gente jamás va a decir: "Viajemos hasta Northampton para ver esa maravillosa Torre del Ascensor Exprés o la estación de autobuses construida del revés". Cuando construyeron la estación de autobuses, usaron los planos al revés, y la hicieron así entera. Una estupidez de ese nivel es casi heroico. Como comenté en el editorial del primer número de Dodgem Logic, sí, esta revista se basa en Northampton, en que entendemos que es un agujero ruinoso y maltratado prácticamente idéntico a cualquier otro. Prácticamente vivimos todos en el mismo sitio. Han llevado a cabo una especie de enorme nivelación. En nuestras tiendas se pueden comprar las mismas marcas reiteradas. En cada pueblo han instalado las mismas cadenas de tiendas y, como dices, todas son peatonales. Todas tienen cámaras de vigilancia. No sé si con la misma densidad que las que se ven aquí. Northampton siempre ha sido una especie de laboratorio para el experimento social, así que hay un puñado de tíos que nos dirigen en plan: "Recoge esa colilla. Sí, tú, el del anorak." Esa especie de teatralidad suborwelliana es lo que más irrita a la gente. Y tampoco es que influya gran cosa en las cifras de delincuencia, ni en el comportamiento, ni en los niveles de felicidad de la gente.

JD: ¿Cuánto le debe Dodgem Logic al hecho de ser un hijo de la contracultura y haber llegado a la primera edad adulta cuando las revistas marginales empezaron a prosperar?

AM: Hasta donde podamos, con Dodgem Logic nos comprometemos a restablecer una cultura psicodélica abierta como la que existía en los sesenta. Pero no en sentido retroactivo. No queremos recrear los años sesenta. Solo algunas de las posibilidades que existían entonces. Sacamos un número psicodélico de verano con una hermosa portada de John Coulthard y un artículo sobre la cultura psicodélica. Y queremos reintroducir la idea del hipsterismo, que era algo elitista pero también bastante útil. Imagínate ser un estudiante que iba a una fiesta y te ponías a hablar con alguien: "¿Has leído a Sartre?", y le respondías: "¡Claro, por supuesto!", entonces corrías a casa y te informabas de quién era ese tal Jean Paul Sartre y quizá te leías parte de su obra. Así que ibas a la siguiente fiesta y quizá te ponías en plan: "¡Claro que "La náusea" es mi novela favorita!". Sí, vale, inyectaba una especie de presión social y era elitista, pero también te otorgaba una educación.

JD: Ahora se considera un término puramente despectivo y peyorativo basado en el estilo de tus gafas, el ancho de tus pantalones y si eliges llevar escote en "V".

AM: Sí. Sí, seguro que tienes razón. Solía ​​ser como una declaración de gusto por la moda, pero es probable que como declaración en sí fuese mejor que simplemente la ropa que llevabas. Después de que me expulsaran del instituto, mi educación ha sido increíble. Y ha sido justo a partir de ese punto. Es probable que esté la altura intelectual de la mayoría de las personas que han estudiado una carrera. De hecho, algunas incluso han recibido cursos sobre mis obras. Así que a pesar de que mi educación terminó a los 16, tenía un cierto toque hípster (de querer estar a la moda), lo que me llevó a leer una increíble variedad de libros sobre ciencia, misticismo, ciencia ficción, literatura, arte… Y he ido adquiriendo una educación bastante completa. Soy autodidacta, que es una palabra grandiosa… La aprendí yo mismo. Es la mejor forma de ser y creo que, si se tiene acceso al material, podemos educarnos a nosotros mismos. Necesitamos un carné de biblioteca o, en la actualidad, conexión a internet. Pero lo importante es tener el impulso de educarnos, lo que en mi caso proviene del tipo de sociedad en la que vivíamos en los sesenta. Era como se hacían las cosas en esa época, y no estoy muy seguro de si aún puede ser útil.

JD: Siempre me tienta pronunciar mal la palabra «autodidacta». ¿Pero de dónde proviene? Creo que siempre se corre el riesgo de parecer un poco anticuado o desfasado si la dices, pero...

AM: ¡Adelante, John!

JD:... ¡Ja, ja! ¿Pero de dónde ha salido este conservadurismo? No creo que haya mucho de pretencioso en la vida moderna. De hecho, desearía que hubiera más cosas pretenciosas. Pero hoy en día se oye la palabra pretenciosidad a la mínima. ¿De dónde salió este conservadurismo de que la gente tenga ideas por encima de su posición social?

AM: Bueno, fue algo así como... Recuerdo que en los 60 hubo una pequeña disputa entre Private Eye y Oz. Creo que David Widgery escribió una crítica de Private Eye donde decía que les tenían tanto miedo a los verdaderos intelectuales que tuvieron que etiquetarlos a todos como pseudointelectuales. Lo cual, por mucho que me guste "El Rincón de los Pseudos" en Private Eye, creo que tiene algo de cierto. Algunas cosas son, por supuesto, pretenciosas y ridículas. Pero a veces lees algo y piensas: "Bueno, estoy más o menos de acuerdo. Entiendo su punto de vista. El lenguaje con el que lo expresan quizá no sea el del discurso común, pero entiendo lo que dicen".

JD: En la columna Pseud´s Corner revelan qué es lo que entienden y lo que no. En mi opinión, no entienden bien la música. [Desde esta entrevista, el autor ha aparecido en Pseud´s Corner, así que quizá sí "entiendan" la música, Ed]. Sin embargo, aciertan a la perfección con las cosas sobre la temática corporativa, de relaciones públicas y políticas.

AM: Sí, hace unas semanas había algo sobre Patti Smith y me dije: "Estoy totalmente de acuerdo". Es una buena descripción de Patti Smith y su música. Creo que lo que ocurrió fue que en 1968 y 1969 todo parecía lleno de posibilidades y luego todo pareció derrumbarse. Hubo un par de golpes mortales, Charles Manson, Altamont, los sospechosos habituales, que mermaron el entusiasmo general, pero también se abrieron crecientes divisiones políticas. Se produjeron muchas disputas. Tenías a la izquierda tradicional que despreciaba a la izquierda psicodélica. Tenías una obra maravillosa llamada "Ah! Sunflower". Es una grabación que Iain Sinclair hizo en 1969 o 1970 cuando Alan Ginsberg estaba en el país. Estaban en contacto, e Iain hizo un cortometraje sobre el escritor que presentaba el Congreso sobre la Dialéctica de la Liberación que tuvo lugar en Roundhouse. Tenías a Allen Ginsberg, R.D. Laing, a los Diggers de San Francisco y estaba Stokely Carmichael, uno de los líderes negros de la época. Había mucha tensión, pues él desestimaba la resistencia blanca por considerarla irrelevante para la lucha de las personas negras. Ginsberg se mantuvo muy sereno y virtuoso durante todo el discurso al afirmar que la gente debería trabajar unida. Y también estaban las divisiones feministas. No digo que estas cosas no fueran necesarias, pero tendían a fracturar la resistencia.

La gente se quedaba aislada en pueblos de provincias donde la mayoría de sus amigos probablemente habían decidido que ya habían aportado su granito de arena durante el verano del amor libre y los psicodélicos años 60, y que ahora era el momento de madurar, tomarse la vida más en serio y pensar en ese trabajo. Siguieron adelante con sus vidas. Y, de nuevo, no hay nada malo en eso, pero tendía a dejar desamparada a mucha gente que quizá no tenía esas opciones. Yo era una de las personas que se sentía un poco abandonada en Northampton. Sentías que la gente se conformaba con ser pequeños delincuentes, drogadictos... ¡y esto era lo que ocurría con la mayoría de mis conocidos! Y sí, había algunos artistas, pero la mayoría vivían en condiciones precarias. Tras mi expulsión del instituto, no tuve ninguna posibilidad de continuar mis estudios porque le caía antipático al director y escribió a los demás colegios diciendo: «Es un traficante de drogas, no acepten su solicitud». Lo cual fue genial, porque me obligó a depender de mis propios recursos. Y eso fue probablemente lo más importante que me ha pasado en la vida. La verdad es que no tenía más oportunidades. Tenía que arreglármelas por mi cuenta o desaparecer. Lo cual supone un gran incentivo.

JD: Es realmente interesante, porque conecta con el mundo hipster. Debo decir que, como periodista de rock, añoro la época en que teníamos revistas musicales a las que uno tenía que aspirar a leer, en lugar de una cultura que favorece principalmente las revistas que se centran en el mínimo común denominador.

AM: Sí, porque crea una cultura del mínimo común denominador.

JD: Además, no es definitivo, ya que crea un ciclo de retroalimentación. En cuanto se toma ese camino, las cosas solo pueden empeorar de forma progresiva.

AM: Y la gente se hará suposiciones. La gente de la revista asume cosas en plan: "Bueno, nuestros lectores son un poco tontos y no quieren nada mejor que esto". Y al final, eso será todo lo que hay para elegir, y se está produciendo el círculo vicioso que describes, que irá empeorando cada vez más hasta que terminemos con el Gran Hermano encima o algo por el estilo.

JD: ¿Eres socialista, marxista o...?

AM: No. Soy anarquista. Probablemente tenga inclinaciones hacia el socialismo, ya que es la postura política más importante. Para el segundo número de Dodgem Logic escribí un extenso artículo sobre la anarquía y me identifico más con Mijaíl Bakunin cuando le dijo a Marx algo así como: «Sí, tus ideas son geniales, pero una revolución marxista solo acabará reemplazando a los poderes gobernantes con más poderes gobernantes». Marx discrepó fervientemente, pero finalmente resultó ser cierto. Así que sí, soy anarquista y creo que siempre lo seré.

JD: ¿Cómo conociste a Queen Calluz?

AM: La conocí cuando estaba acosando a los jóvenes delincuentes de los Boroughs. Es grafitera. Habían formado un grupo de hip hop y hecho una película sobre la zona. Me hice amigo de ellos y me parecieron unos chavales geniales. Hicimos una pequeña revista que se distribuyó en los colegios. Presenté un artículo sobre los verdaderos problemas que tiene la zona, que se deben principalmente a la negligencia del ayuntamiento, y que la revista se negó a publicar alegando que... la organización para la que trabajaba estaba financiada en parte por el ayuntamiento y era crítica con este. Así que dije: «Hagamos nuestra propia revista. Hagamos una revista underground». Y ella me preguntó: «¿Qué es una revista underground?». Porque es más joven y nunca había escuchado hablar de estas cosas. Le dije: «Es como un fanzine», y me preguntó: «¿Qué es un fanzine?». Y todo empezó ahí.

JD: En cierto modo, supongo que, dado que en los últimos 15 años se ha generado mucho discurso político y social marginal en internet, aunque en un formato muy fragmentado, volver a publicar en un medio impreso es bastante radical.

AM: Me lo han dicho. Fue lo primero que se me ocurrió. Me gustan los objetos. Los objetos bellamente producidos. A medida que la cultura se vuelve cada vez más virtual, estos objetos se volverán cada vez más preciados. Solo quería crear algo que la gente pudiera sostener en sus manos. Que pudieran leer en la bañera. Con lo que pudieran relajarse en el sofá. Algo que no les arrojara luz a los ojos. Algo que se imprimiese en papel y para lo que hay que utilizar una fuente de luz reflejada naturalmente. La página impresa. Sí, no tengo nada en contra de las revistas online, pero no son para mí. Me gusta el olor a papel viejo, es uno de mis fetiches.

Entrevista con la coeditora Queen Calluz.

¿Qué hacías cuando conociste a Alan y surgió la idea de la revista?

Queen Calluz: Yo dirigía el Proyecto Caspar, que organizaba actividades juveniles, mientras que Alan trabajaba con un grupo de músicos en un proyecto llamado X Marks The Spot en un museo local. En realidad, trabajábamos con los mismos jóvenes. Animamos al grupo a crear su propia revista, OVR2U, escrita por y para personas de entre 13 y 19 años. Imprimimos un par de números, pero tuvimos algunos problemas… Alan quería publicar el artículo sobre el quemador de residuos El Destructor, que terminó en el primer número de Dodgem Logic. Como el proyecto Caspar se gestionaba en colaboración con el Ayuntamiento de Northampton [NBC], nos desaconsejaron publicarlo. El artículo cuestionaba a la NBC y alegaba que los residentes estaban recogidos en alojamientos inapropiados. También informamos que la NBC estaba incumpliendo las leyes de seguridad contra incendios y que algunos de los alojamientos donde vivían estos residentes habían sido desalojados por el Departamento de Bomberos. Pero debido a quiénes eran los financiadores, no pudimos publicarlo. Creíamos que hacerlo era importante y no queríamos que nos silenciaran. Y así nació Dodgem Logic.

¿Cómo son los medios tradicionales en Northampton?

QC: Bueno, tenemos nuestros periódicos locales, hay varios fanzines locales y otras publicaciones similares. Hay mucho que hacer, pero rara vez se ven publicaciones independientes, lo nuestro es algo completamente autoeditado y sin ninguna burocracia. Así que somos realmente únicos.

¿Qué dificultades habéis encontrado al crear la revista?

QC: ¡Vaya!... Aunque Alan ha publicado mucho, nunca se había autopublicado. Era algo nuevo para ambos. Así que al principio, fue cuestión de familiarizarse con la gestión de una revista. Creo que también tuvimos que gestionar nuestras propias expectativas. Ambos somos muy románticos y teníamos ideas muy ambiciosas sobre lo que queríamos hacer. Y lo logramos, pero dirigir una revista es carísimo. Si no se obtienen ingresos de otras fuentes (todo lo pagaba Alan) era carísimo. Así que eso fue lo más difícil: calcular los costes.

Obviamente, Dodgem Logic tiene un enfoque local muy definido, pero ¿recibes comentarios de gente de fuera?

QC: Por supuesto… Dodgem Logic dispone de una circulación masiva. Aunque nuestro enfoque es local, la revista se distribuye fuera del Reino Unido, en Estados Unidos y otros países. A algunos les encantan la revista y los artículos, otros preferirían ver más tiras de cómic. Como Dodgem Logic era algo tan novedoso, especialmente para los fans de Alan Moore, creo que esperaban que fuera una revista llena de cómics, pero no es así. Puede que a algunos les haya costado aceptarlo, pero en general la actitud de la gente en referencia a la revista es positiva, así que hasta ahora hemos tenido bastante suerte.

¿Recibís correo de gente que quiere crear sus propias revistas locales?

QC: Nos ha llegado correo de algunas personas que gestionan fanzines y de otras que piden que comentemos artículos que ellos han escrito, así que no mucho, la verdad. Sin embargo, me interesa recibir más correo, ya que, como la revista se ha creado de forma independiente, hemos tenido que encontrar nuestro propio camino en la industria de las revistas. Ha sido un proceso de aprendizaje muy largo y al final lo hemos conseguido. Así que agradeceríamos intercambiar más correos electrónicos, porque quizá otra revista podría aprender de alguno de nuestros errores.

viernes, 21 de junio de 2024

THE DRAGON SLAYER, por Jaime Hernandez

Reseña de Rob Clough para The Comics Journal, 2018. Traducción de Frog2000.

No cabe duda de que la editorial de Françoise Mouly, Toon Books, ha participado directamente en la revolución del mercado de los libros infantiles. Y lo ha hecho en parte porque ha logrado alcanzar el éxito: además de ganar más de ochenta premios y nominaciones, han ampliado la línea y se ha añadido una categoría llamada "Toon Graphics", diseñada para atraer a lectores de siete años o más. En las entrevistas que la han realizado, Mouly ha dicho que intentó vender estos libros a varias editoriales hace más de una década, pero nadie quiso hacerse cargo. Según ella, Random House quería publicarlos como cómics tradicionales, sacando 36 al año, y Mouly lo rechazó. Muchos editores adujeron que les gustaban los libros, pero que no sabían cómo venderlos. Sorprendentemente, a nadie se le había ocurrido introducir una línea de cómics dirigida directamente a jóvenes lectores.

Mouly había coeditado varios libros de la serie "Little Lit" de RAW y sabía bien lo que funcionaba y lo que no. Lo que distingue a Toon Books de otros libros infantiles es la atención que se dedica a la producción y al diseño. Son objetos atractivos y llamativos con el tamaño justo para que un niño pueda sostenerlos. En ese sentido, recuerdan a los Little Golden Books, que casi piden a gritos que se abran, se lean y luego se guarden en una balda. La dirección más reciente de la línea conlleva un intento de aumentar su atractivo para los lectores latinos. El dibujante argentino Liniers ha publicado un par de libros para Toon que se han traducido al español, pero no fue hasta que Toon contactó con Jaime Hernandez y le pidió que eligiera algunos cuentos populares específicos de América Latina cuando dio comienzo un verdadero esfuerzo por cortejar a los lectores latinos.

Hernandez era la elección perfecta, no solo porque es uno de los mejores artesanos del cómic, sino específicamente porque siempre ha destacado dibujando niños. Es uno de los auténticos problemas de muchos dibujantes, que esencialmente dibujan adultos pequeños en lugar de entender cómo son los niños y, especialmente, cómo se mueven. Al mismo tiempo, Hernandez ha dibujado muchas historias relacionadas con el género, desde los primeros tiempos de Maggie la Mecánica y sus encuentros con dinosaurios hasta las aventuras espaciales de Rocky, y las travesuras superheróicas más recientes de las Ti-Girls. Como se comenta en la biografía de este cómic, esta obra ha sido solo un leve "cambio de ritmo" de sus narrativas habituales en Locas.

El autor selecciona tres historias de abundante texto para adaptarlas a su terreno. La primera, "The Dragon Slayer", hace alarde de una moraleja inmediata que indica que hay que ser amable y generoso con todos sin esperar una recompensa a cambio. La más joven de tres hijas es expulsada de su casa después de que sus celosas hermanas mayores logren que parezca que le ha robado dinero a su padre. Mientras deambula por un largo camino, se encuentra con un viajero de aspecto extraño y comparte su comida con el mismo. El viajero la entrega una varita mágica capaz de decir todo lo que necesita saber. Este recurso argumental la ayuda a conseguir un trabajo en el castillo, matar a un dragón, salvar al príncipe con un anillo mágico y terminar casándose con él. Los monstruos y gigantes de Hernandez son bastante impresionantes, pero el verdadero atractivo de esta historia es la forma en que utiliza los ojos de sus personajes para hacer la mayor parte del trabajo pesado que conlleva la narrativa visual. Incluso si la historia hubiera sido muda, el tamaño y la forma de los ojos que aparecen en cada viñeta habrían bastado para guiar al lector a través de la página. Si a esto le sumamos su poderoso uso de los gestos y el diseño de personajes ligeramente bufonesco con el que reviste a casi todos, excepto a la niña y al príncipe, descubrimos que el texto es casi una ocurrencia de último momento.

En "Martina Martínez y Pérez el Ratón" da la sensación de que Hernandez está metiéndose en un territorio que a menudo ha cubierto su hermano, Gilbert. Esta historia de la vida en un pequeño pueblo parece una historia ambientada en el Palomar de Beto, con detalles sobre la forma en que se construyeron las casas que evocan un lugar real y que parece habitado. Por supuesto, el meollo de la historia tiene que ver con una hermosa joven (la protagonista Martina) que rechaza a una serie de animales antropomórficos antes de salir con el ratón protagonista, lo que conduce a que celebren una boda. Cuando el ratón se mete literalmente en un aprieto, ella sale corriendo llorando, dando comienzo a una clásica historia de progresivo desarrollo de los acontecimientos típica de los cuentos de hadas. Los pájaros le preguntan por qué llora y luego se cortan el pico para mostrar su dolor. Una paloma les pregunta por qué se cortan el pico, lo que la lleva a cortarse la cola. También intervienen una fuente y una niña con una jarra de agua, que informa a su madre de los hechos. La madre pregunta razonablemente quién ha quedado al cuidado del ratón, lo que termina por salvarlo. Es un gag divertido, que insta a no perder el tiempo llorando cuando se puede pasar a la acción.

"Tup y las hormigas" es la historia más divertida y su moraleja la más dudosa ("Si aprendes a delegar, puedes hacer el vago"). El perezoso Tup se reúne con sus hermanos -trabajadores pero tontos- para trabajar en los campos de maíz a las órdenes de su suegro. La nota del epílogo menciona que esta historia se solía contar de forma divertida para explicar exactamente cómo funcionaba el cultivo del maíz a los jóvenes. Mientras sus hermanos trabajan, Tup duerme y descubre que las hormigas les han robado la comida. Amenaza a las hormigas para que, o bien le devuelvan la comida, o bien hagan el trabajo por él, así que eligen la segunda opción. Mientras sus hermanos se las arreglan para meter la pata continuamente (haciendo agujeros en los árboles en lugar de talarlos, por ejemplo), Tup siempre hace un trato con las hormigas para que hagan el trabajo mientras él duerme. Al final, Tup es recompensado después de haber sufrido abusos durante el resto de la historia.

El relato funciona por el incansable esfuerzo de Hernandez por variar su narrativa lo suficiente para que cada página sea diferente. En una historia llena de fondos aburridos compuestos por los campos de maíz, Hernandez redobla la apuesta por el diseño de personajes y las expresiones faciales exageradas. Su suegro no solo grita: se pone el sombrero sobre la cabeza exasperadamente, con un solo diente a la vista y gotas de sudor volando desde su cabeza. La suegra que lo desaprueba no solo frunce el ceño: su boca es una inquebrantable parábola invertida. En realidad, es una copia exacta del personaje de Gilbert Hernandez, Boots, otro guiño astuto a las historias de Palomar. Tup no es simplemente perezoso y soñoliento: sus enormes párpados parecen estar constantemente entrecerrados. La reina de las hormigas luce una alegre corona en la cabeza y los personajes están dibujados de forma lo suficientemente variada (a pesar de su pequeño tamaño) como para mantener la mirada fija en la página.

El hecho de que Hernandez eligiese historias que no son estrictamente instructivas moralmente, sino que transmiten otro tipo de información, o que simplemente hacen reír a la gente o actúan como historias anecdóticas consigue que leer este volumen sea especialmente agradable. El trabajo con el color supone un placer especial (la colorista es Ala Lee), lo que probablemente le ha permitido trabajar un poco más libremente que en sus historias habituales en la serie Love and Rockets. Hernandez siempre ha utilizado a mujeres como protagonistas, por lo que parece natural que dos de las tres historias se centren en personajes femeninos. Si a esto le sumamos el contexto histórico de cada una de las historias que se indica en el epílogo, tenemos a otro dibujante alternativo que entrega una buena obra de la marca Toon Books.

martes, 4 de junio de 2024

BLUBBER, DE BETO HERNANDEZ

BLUBBER Nº 1

Reseña de Brandon Söderberg para The Comics Journal, 2015. Traducción: Frog2000.

Este one-shot pequeño y brutal de Gilbert Hernandez edifica un libidinoso círculo de la existencia a base de seis historias vagamente conectadas entre sí que se centran en un horror corporal de cómic oscurísimo, rarezas animales espeluznantemente cuquis e inexpresivos documentales sobre una naturaleza de pesadilla, habitados por críptidos larguiruchos y monstruos con cuerpo en forma de bolo. Ciertas tiras parecen hacer referencia, homenajear y criticar juguetonamente el trabajo de algunos peces gordos de los cómics alternativos como Michael DeForge y Johnny Ryan y, por lo general, sus viñetas se experimentan como si hubiesen sido realizadas por un impecable veterano del tebeo independiente que sabe moverse perfectamente en la escena del comix. Es un rasca-meninges y una obra ciertamente continuista.

Las tiras "Eyes of the Mau Guag", "Is the Happer Happy?", "The Aquatic Pooso" y "Animal World", recuerdan el Spotting Deer y "Canadian Royalty" [de Lose nº 4] de DeForge: extravagantes y elaborados ejercicios sobre animales del mundo expresados en tonos monótonos y de una viñeta a otra, que se basan en realidades elaboradas a partir de datos extraños e inventados con su propia y descabellada lógica. Además, en estas tiras encontramos un peculiar tipo de crueldad, alimentada por la divertida objetividad de la narración ("El Orlat a menudo es seducido por el olor de la eyaculación") y el trazo seguro, aunque más relajado de lo habitual, de Hernandez en la obra se asemeja mucho a un boceto. El dibujo que acompaña a ese momento en particular de (falsa) información sobre el Orlat muestra al Mau Guag, una especie de criatura a medio camino entre un perro y un gato, nerviosa y de ojos agrietados, que ha caído en las garras del Orlat, que a su vez es una figura parecida a un oso con orejas palmeadas y cierta solemnidad en sus ojos mortecinos. Al principio es divertido, luego parece un poco jodido y finalmente se antoja absolutamente aterrador. Lo mismo ocurre con el resto de lo que se puede leer en Blubber.

Las tiras lascivas, violentas y sin palabras tituladas "Doogs" y "The Way of the Cloark" se alzan sobre los puntiagudos y acolchados hombros del campeón de la ultraviolencia Johnny Ryan y su seminal Pudridero. Amontonar caca, erecciones, genitales, animales devorando a otros animales, cosas que salen de estos o entran en su interior, y todo lo demás, resulta en secuencias de acción extendidas y absurdas. En "The Way of the Cloark", unos pingüinos gigantes con penes que parecen pepinillos caminan, vuelan y aterrorizan a otras criaturas, e incluso se llegan a follar la cara de un pez submarino, mientras protegen a un grupo de tipos con apariencia de alienígenas de una abominable yeti de tetas caídas, para luego diarrearse sobre esas cosas alienígenas, derretirlas y luego follarse a otro Cloark, lo que da a luz a más peña alien.

Como todos los homenajes, por muy cariñosos que sean, estas historias también funcionan como una especie de crítica. La exploración que lleva a cabo Hernandez del trabajo de Ryan produce un efecto secundario que sugiere que tal vez Pudridero hubiese sido mejor como una explosión tan concentrada como "The Way of the Cloark". La historia tiene los suficientes tics al estilo Pudridero, y luego tira adelante antes de que el gag envejezca, o incluso de que el gag envejecido haga envejecer al anterior viejo gag. Nos recuerda lo grandiosos que resultaban los grotescos hechos en expansión de Pudridero, y podría asegurar que desde entonces se ha vuelto bastante predecible.

Basil Wolverton también ocupa un lugar predominante en Blubber. La portada recuerda la de Wolverton para la antología pseudo-underground de DC "Plop!", y la criatura de ojos grandes de esta cubierta de Gilbert (un Mau-Gag) invoca a los habituales Barflyze de Wolverton, mientras que el monstruo derretido de la contraportada (que en su interior aprendemos que se llama Happer) recuerda la fealdad que imprimía Wolverton a sus obras de ciencia ficción, de alguna manera adorable y rezumante de terror al mismo tiempo. En parte, Blubber parece una recuperación en modo cascarrabias del trabajo de Wolverton ahora que se ha vuelto bastante moderno y obvio gracias a las reediciones de los últimos años y, en general, entre los lectores con buen gusto imprimirá un nuevo amor por los cómics extraños escorados hacia las historias de género.

La tira más atípica, "Las Vegas Lace", trata sobre un trío (un cerdo, un pato y una joven al estilo Tim Burton) que se dirigen a Las Vegas solo para descubrir que, bueno, es un lugar terrible. Es una versión amarga de tantos cartoons y cómics malos de los 80, ya sabes, animales alegres que se divierten juntos, cosas como, por ejemplo, The Get Along Gang y otra basura resucitada por esos chavales que exploran contenedores de a dólar por primera vez y piensan que todo lo que esté un poco amarillento tiene la suficiente profundidad. Pero "Las Vegas Lace" también amplía el alcance de Blubber. El capitalismo de este Las Vegas de ensueño se convierte en una extensión de la naturaleza que Hernandez explora en el resto de tiras, aunque con una gran diferencia: aparentemente, los mecanismos de la naturaleza le otorgan al mundo animal algo de lógica y le permiten continuar, pero dicho orden no existe en Las Vegas. Salvo los dueños de mierda de los casinos, nadie sale beneficiado. Es menos un círculo de la existencia que un ouroboros hambriento de dinero que se devora a sí mismo porque no hay cantidad suficiente de billetes que lo satisfaga. La última viñeta de "Las Vegas Lace" dibuja a la triste mujer de ojos saltones y pelo largo abandonada por el cerdo y el pato mientras mete una moneda de veinticinco centavos en una tragaperras y exclama: "Estaré aquí para siempre porque nunca encontraré un final". Excepto que... ya sabes, las cosas se acaban por completo. Muy pronto. Todo tiene un final.

BLUBBER Nº 6

Reseña de Tucker Stone para The Comics Journal, 2021. Traducción: Frog2000.

Han pasado dos años desde que Gilbert Hernandez sacó un número de Blubber, su serie de cómics de sexo hardcore que aniquila los límites página tras página: pero ha vuelto. ¡Por fin ha vuelto!

Los números anteriores de Blubber incluían actividad sexual entre animales, tanto reales como imaginarios, y aunque el sexo no está completamente ausente en esta sexta entrega, esta vez el enfoque se centra principalmente en el elenco humano y las cosas que esos seres humanos se hacen entre ellos en su periplo para rociarse de semen. (Si alguna vez es necesario enumerar un ejemplo de por qué no se debe colorear un trabajo en blanco y negro, casi cualquier composición de dos páginas de Blubber nº 6 podría servir perfectamente: incluso si por un tiempo alguien contempla la idea de hacer este cómic "más realista", el coloreado se revela como un concepto de pesadilla. Eso sí, considerando que la génesis de este último apunte es una idea que nadie hasta ahora había mencionado o pensado en serio, la verdad es que este paréntesis ya se ha prolongado demasiado.) Como suele ocurrir en el caso de los trabajos de Gilbert Hernandez más perversos, la trama es opcional: es un cómic con casi tantos subtítulos y títulos intersticiales como páginas. El diseño de todos ellos logra parecer vibrante, y al mismo tiempo ligeramente poco necesario, porque siempre es lo último que ves al pasar la página, porque tus ojos se sienten atraídos de inmediato por cualquier representación extrema de desviación sexual que llene el espacio. Dicho esto: Blubber tampoco parece porno, incluso aunque sea mejor proteger su enjundia como tal, o incluso si cualquier extraño no preparado piense así en este tebeo. (Que exista una edición de Blubber disponible funciona como el equivalente a tener una encarnación viva y palpitante de algo arriesgado en tu hogar. ¿Tienes un niño en casa? Este cómic es una bomba.) Tal y cómo se experimenta, incluso más que las anteriores obras en plan película pornográfica de Hernandez, es una especie de diario terapéutico ilustrado, un ejercicio sacado de un cuaderno de bocetos que ha sido perfeccionado para su posterior publicación. Hay demasiadas representaciones crudas y explícitas de sexo y penetración cada vez más fantásticas, del tipo que probablemente se podría etiquetar como "horror corporal" si alcanzase un nivel de verosimilitud que el humor de Gilbert ayuda a evitar. Más allá del contexto estándar que exige esta época moderna del cómic en plan "parece que simplemente está tocando las narices" (todos los pechos de las mujeres son como globos, sus ojos están tan muertos como son demenciales sus sonrisas), los personajes de Blubber más pueden parecer viejos muñecos metidos en una caja de plástico que alguien ha recuperado para una sesión de simulación que algo que sacas para golpear y expulsar algún trauma. (Incluso cuando un personaje expresa cierta reticencia inicial a lograr una erección de 36 pulgadas, tal y como le ocurre a una anciana en este ejemplar (su constante refrán previo al sexo es "Estaba escuchando la música"), sin ninguna lógica real más allá que lo que le está sucediendo a cualquiera en estos cómics no parece inoportuno, incluso cuando lo que está sucediendo es que un pene en forma de tentáculo de dos metros y medio acaba por salir por la boca de su dueño pasando antes por el ano, los intestinos y el esófago.)

En este tebeo, Gilbert despliega una habilidad llena de sutileza, e incluso más si tenemos en cuenta lo extremo de lo que está representando, en el sentido de que leyendo las viñetas de una forma tan inmersiva no parece tan evidente lo imposible que sería para Blubber ser una obra de pornografía real y utilitaria capaz de abarcar el sistema de fantasía de cualquier ser humano una vez que la empiezas a recordar en su totalidad. Ni siquiera aparece algo parecido al deseo: es lo que entendemos al ver el pene de un hombre dormido del tamaño del contenedor de basura de un restaurante, con el resultado final de que su eyaculación supone que el mayordomo de ojos saltones que lo estaba chupando se quede cubierto con aproximadamente 20 galones de semen y se le vea por última vez murmurando algo sobre cuándo podrá volver a verlo. Haría falta un nivel de mojigatería extremo, casi teórico, para sentirse ofendido por la visión de lo que parece ser un canguro sin nariz partido por la mitad por el orgasmo de un robot escacharrado, y seguramente, cualquier lector nunca habría llegado a estos dibujos de todos modos, enterrados como están por los de una anciana culturista que se está follando a un grupo en una cena, excitada por el concepto de que sus bíceps a lo Popeye sean utilizados hasta quedarse tan delgados como Olivia por los penes de una serie interminable de folladores con aspecto de El Zorro que, como hemos aprendido después de seis años de Blubber, nunca dejarán a una pareja sexual menos que satisfecha. Se dice que Gilbert no tiene previsto otro número a corto plazo, y teniendo en cuenta el tiempo que se toma entre cada ejemplar, bien podría ser este el último en mucho tiempo. Tomad nota: cualquier cómic que intente incluir eyaculaciones mientras esperamos el siguiente, simplemente parecerá un fraude en comparación.

miércoles, 29 de mayo de 2024

LOVE FROM THE SHADOWS, de Gilbert Hernandez (2011)

Reseña de Tom De Haven. Traducción: Frog2000.

La nueva historia larga y en tapa dura de Gilbert Hernandez se llama Love from the Shadows, un título de marquesina de cine apropiadamente policíaco -aunque ausente de sentido- para esta última “adaptación en cómic” de otra película imaginaria al estilo grindhouse protagonizada por Rosalba “Fritz” Martinez, la ceceante súpervixen y antigua psicoterapeuta que también aparece como personaje secundario en la serie Luba de Love & Rockets (Fritz es la media hermana de Luba). Leer esta historia me ha dejado molesto, de mal humor, desconcertado, decepcionado y obsesionado con las delanteras, tal y como me ha ocurrido con la mayor parte del trabajo de Beto de los últimos años. El mundo maravillosamente imaginado y texturizado de la saga original de Palomar parece lejano. Está muy lejos y además ha pasado mucho tiempo. Ese mundo y esas historias complejas y emocionantes de los 80 -“Sopa de gran pena”, “Pies de pato”, “Un americano en Palomar”, “Diastrofismo humano”, por nombrar un puñado- son creaciones de un joven artista cargado de energía capaz de alardear y mostrar sus habilidades y capacidades, además de aprovechar sus primeras influencias (realismo mágico, Kirby y Ditko en Marvel, la cultura punk del Do It Yourself). Ese conjunto de trabajos es eternamente legible, material que pasó directamente al canon de los grandes cómics estadounidenses en cuanto hizo aparición.

Vista en retrospectiva, por mucho que me gustase, y que todavía me guste la absoluta y obscena Birland, el gran espectáculo de Beto para el sello Eros de Fantagraphics, marca el punto de su carrera en el que algo cambió drásticamente. Después de eso, al menos para mí, sus cómics ya no parecían una saga coherente de ficción protagonizada por personajes conocidos y motivados, guionizados y dibujados con una estética formal en mente, sino un cuaderno de bocetos obsesivo e interminable inspirado igualmente por las películas de Russ Meyers y David Lynch. Dar rienda suelta a su manía de dibujar mujeres de pechos grandes y cintura de avispa, y hombres altos y desnudos que se detienen como estatuas cuando no tienen relaciones sexuales ha minado el impulso narrativo de sus cómics y ha convertido su dibujo cartoon en una forma de rigidez paradigmática. Ahora tienes la sensación de que cualquier cosa que suceda en sus historias solo lo hace porque le brinda la oportunidad de dibujar a una nena dotada con un par de doble copa D, o a otro modelo masculino de Vanity Fair con ojos muertos más colgado que una estera.

Ese parece ser el caso de Love from the Shadows, que nos presenta tres endebles escenarios regados de una sensibilidad pulp de ciencia ficción de la década de los 50, así como de un melodrama sobrecalentado de las películas policiales de la misma época. La historia da comienzo con Fritz, de cabello oscuro y ceceo, pasando el rato en su hogar con su narcisista chico juguete. Finalmente, descubre y entra en una cueva situada en su sótano, emergiendo a continuación en una realidad cinematográfica alternativa. Ya no cecea, ahora es una rubia llamada Delores, que rápidamente se junta con su hermano Sonny (es enfermero, nos informan, pero no es que importe gran cosa) y juntos planean matar a su abusivo padre, un novelista que alguna vez fue famoso y que ahora vive una existencia como recluso en una zona costera genérica de algún sitio.

Pero antes de conseguir asesinarlo, su padre sufre un derrame cerebral (o posiblemente una epifanía religiosa; en cualquier caso, es algo lo suficientemente significativo como para que le sacuda la mente) después de vagar por una caverna, tras lo cual sus hijos mayores deciden, contra toda lógica y contradiciendo lo que ha sucedido antes, quedarse y cuidar al anciano. Espera un segundo, ¿cómo?

En ese momento, Delores se marcha para nadar en el Océano (o tal vez en un río), luego hace autostop a un bote de remos con un niño remero (o quizá es alguien al que no le impresiona o le fascina su voluptuosidad, es difícil decirlo) y finalmente termina en otra ciudad, donde se une a una pandilla de estafadores que llevan a cabo un negocio de espiritismo falso que recuerda al perpetrado en "Nightmare Alley" [El callejón de las almas perdidas]. Love from the Shadows flota, se tambalea y se abre paso a lo largo de 120 páginas del tamaño de una novela, la trama (o más bien, las secuencias más pícaras) saca a relucir de todo, desde un suicidio por amor hasta una operación de cambio de sexo que forma parte de una estafa del seguro, pasando por un grupo de hombres misteriosos llamados "monitores" que son de otro planeta o del futuro, a menos que sean agentes gubernamentales encubiertos. ¿Quién sabe? Llevan gafas de sol y monos de trabajo, y hacen muchas preguntas. La narración concluye con una prolongada escena de mutilación genital y asesinato utilizando un arco y una flecha. De eso se trata. Así es como mejor se puede describir la trama.

Al igual que Steve Ditko en su momento más enloquecido y Chester Gould en su período átono, Hernandez sigue siendo capaz de lograr una escena brillante o escenificar un momento utilizando un dibujo más sobrio y sublime, pero cuando la narrativa es tan insignificante, una excusa para lo que parece abrumadoramente dibujo automático, un autor que respira indulgencia, incluso el ocasional diseño magistral o la brillante solución de continuidad parecen ingrávidos, un vistazo frustrante de esos mejores, muchos mejores cómics, moldeados y trabajados de los que Gilbert Hernandez, espero y sospecho, todavía es capaz de producir. Continúa clasificado en la lista de los diez mejores historietistas vivos del mundo, pero sencillamente, no sé por cuánto tiempo más.

viernes, 24 de mayo de 2024

QUEEN OF THE RING: WRESTLING DRAWINGS BY JAIME HERNANDEZ 1980-2020, por Mergo

Reseña de Mergo para Indigo Bridge. Traducción: Frog2000.

Love and Rockets, uno de los pilares de la industria del cómic independiente, celebró su 40º aniversario en 2022. Guionizada y dibujada a seis manos por los hermanos Jaime, Gilbert y Mario Hernandez, es una serie que desde sus inicios ha inspirado a un montón de dibujantes (además de afianzar a la editorial Fantagraphics), y así continúa haciéndolo hoy en día. Su dibujo en blanco y negro empezó de forma poderosa y fue mejorando un número tras otro. Pero mientras que los otros hermanos son buenos dibujantes (Mario tan solo ha ofrecido un puñado de historias durante los primeros años de la serie), Jaime siempre ha sido mi favorito. Ambos leímos mucho a Archie de jóvenes y me encanta que su dibujo respire la misma sensibilidad pop. 

La estética atrapada en el ADN de Love and Rockets se muestra en su totalidad en Queen of The Ring: Wrestling Drawings de Jaime Hernandez 1980-2020. El libro contiene página tras página de dibujos de luchadoras que nunca existieron pero que se nos antoja que han disfrutado de carreras completas. Se centra en una época en la que los luchadores no abandonaban el nicho en el que estaban metidos, y puede que siguieran siendo desconocidos para cualquiera que no conociese esta disciplina en particular, una época más sencilla en la que tanto los movimientos adecuados como la personalidad convertían a los luchadores en estrellas. Gran parte de los dibujos del tomo se parecen a las antiguas fotografías de revistas de lucha libre que sugerían el kayfabe (un antiguo término carnavalesco que significa "mantener la ficción del espectáculo"). También es un gran escaparate de otra de las fortalezas de Jaime: la rotulación, aunque no es algo en lo que se piense a menudo en el cómic, muestra además cuán consumado es en este arte el artesano Jaime.

Si bien carece de discurso narrativo, Queen of the Ring muestra la sólida narrativa visual que Jaime ha aportado en sus tebeos. Las luchadoras son mujeres poderosas que invitan a mirar más de cerca y nos hacen preguntarnos qué puede pasar entre bastidores. Quizá no tengan historia, pero siguen pareciendo personajes reales. ¿Tiene esa cara de bebé? ¿Es esa una granuja? ¿Su cara comunica que está punto de convertirse en una? Pocos historietistas son capaces de transmitir la personalidad como lo hace Jaime, y esta obra funciona como ejemplo sorprendente de su habilidad. Dibujadas a lápiz, bolígrafo y ocasionalmente lápices de colores, las figuras resaltan imponentes enmarcadas en el círculo cuadrado sobre el fondo negro del ring. De una página a otra puedes ver a los personajes convertirse de héroes en villanos y viceversa tan solo observando la forma en que se comportan. Los mismos personajes provienen de una época pasada en la que la lucha libre aún comunicaba escándalo y ánimo clandestino. Como niño que fui a principios de los 80, esto me atrae mucho, porque durante esa época también fui yo un wrestler. Esos espectáculos caseros oscuros y turbios están muy lejos del brillo y el neón en el que terminaría por evolucionar la lucha libre profesional (o, según la perspectiva, igual fue una involución).

Para mí, Love and Rockets fue un cómic muy influyente. También crecí leyendo cómics de superhéroes, y los colores brillantes y las historias extravagantes de la lucha libre rezumaban un atractivo natural. Los disfraces divertidos, las personalidades exageradas y las peleas ingeniosas eran como caramelos para mi yo niño, y me obsesioné con ambos. Fue el primer cómic que me enseñó que es posible encajar todas tus pasiones en una serie, ideando las historias que más te gustaría contar. Si sigue sin interesarte el trabajo de Jaime o cosas como GLOW, no sé cómo te va a resultar atractivo este tomo. Pero si buscas una introducción adecuada al trabajo de Jaime (o a los cómics creados por cualquiera de Los Bros), leer un número de Love and Rockets es un punto de partida perfecto: en concreto, deberías buscar sus historias centradas en la lucha libre recogidas en “¡Whoa Nelly!”. Como fan de la narrativa en forma de cómic de Jaime y de la lucha libre, este Queen of the Ring es el tag-team perfecto, listo para el siguiente combate de wrestling.

miércoles, 22 de mayo de 2024

GARDEN OF FLESH, por Beto Hernandez. Reseña de Roberto Boyd.


GARDEN OF FLESH

Reseña de Roberto Boyd, 2016 para The Comics Journal. Traducción: Frog2000.

¿Es factible conseguir que la Biblia resulte más interesante si se la añade grandes cantidades de sexo explícito? El Jardín Carnoso de Gilbert Hernández nos sugiere una respuesta negativa. 

Lo primero que llama la atención es el hermoso empaquetado y el diseño de la obra. Su tamaño (10,2 x 15,20 centímetros), la hermosa portada en polipiel, el atractivo tipo elegido para la cubierta como si fuese un grabado (el título aparece rodeado por una bonita guirnalda de hojas) parece avisar que estamos ante algo importante. El diseñador se merece nuestros elogios. Su nombre es “J. Feeli Pecker”. ¡Felicidades, señor Pecker!

La historia da comienzo de forma bastante prometedora. Estamos en el Jardín del Edén, donde podemos ver que la primitiva Tierra está siendo horadada: en la página 4, el pene erecto de Adán atraviesa la corteza terrestre para nacer en nuestro mundo. El tumescente Adán anuncia su propia existencia y observa que está solo, careciendo de “una compañera parecida a mí”. Se acuesta boca arriba y se masturba, derramando semen sobre su caja torácica, de donde nace Eva. Lamentablemente, esta es la parte más inteligente de la obra.

Bajo la forma de un demonio cachondo de color rojo brillante, Satanás seduce a Eva, es decir, se la folla. Después del acto, la ordena que coma de la fruta prohibida. Dios no aparece representado, pero una repentina tormenta transforma a Satanás en una serpiente, y de repente Adán y Eva se avergüenzan de su desnudez. (Esta parte no me pareció particularmente creíble dado que, unas páginas más tarde, aparecen nuevamente en porreta viva). 

Hernandez deja de dibujar folleteo durante unas páginas para contar la historia de Caín y Abel. La frente de Caín aparece marcada con una cruz parecida a la de Manson por culpa de su infame asesinato. Hernandez describe a continuación una escena que nunca apareció en la Biblia: Caín se topa con su esposa. Ella es el primer personaje no blanco del libro (y ha sido coloreado con una paleta muy simple por el versátil señor Pecker). Por supuesto, se disponen a tener relaciones sexuales. Eso es todo en cuanto a Caín y como se llame. 

Por supuesto, si quieres una versión de la Biblia en cómic más precisa, Robert Crumb dibujó el Génesis, incorporando un texto tomado en parte de la versión del Rey Jacobo y en parte de la traducción de Robert Alter de 2004. Consta de los 50 capítulos del Génesis, mientras que El Jardín Carnoso termina en el capítulo 9, después de que el diluvio haya tenido lugar, mientras que en la Biblia, Dios instruye a Noé y a sus hijos para que salgan y se multipliquen. Si bien resulta un placer contemplar el dibujo de Crumb, y además aparece un poco de sexo (lo suficiente como para hacer que la obra generase algo de controversia, aunque tampoco contemplamos mucho más sexo del que aparecía en el texto bíblico), el Génesis de Crumb es una tediosa experiencia de lectura. Garden of Flesh es todo lo contrario. De sus 191 viñetas, la mayoría (94 según mis cálculos) están llenas de sexo explícito, y se puede leer en unos minutos.

El siguiente en aparecer es Noé. Hernandez comienza describiéndolo como un joven en busca de esposa. Noé llega a una ciudad pecaminosa parecida a Sodoma. Se encuentra a una bailarina con un velo (pero por lo demás está desnuda) y con pechos enormes (esto es, después de todo, un cómic de Gilbert Hernandez). Noé se la tira y la conduce fuera de la ciudad para que sea su esposa. (Los fans de la Biblia reconocerán que este es un capítulo completamente inventado de su vida).

La esposa anónima de Noé nunca se pone ropa (ni se quita el velo). Luego vemos a los hijos de Noé (sin nombre, pero en la Biblia son Sem, Cam y Jafet) follándose a sus distintas esposas. Una luz brilla sobre Noé otorgándole una revelación divina. Entonces hace el amor con la señora Noé y, sentándose desnudo junto a ella, con el esperma recién salpicado en sus pechos, les dice a sus hijos que tienen que construir un arca.

No hace falta decir que el arca es un verdadero barco del amor. Mientras uno de los hijos de Noé se folla a su esposa, ella comenta: "Espera, ¿ha dejado de llover?" El hijo, con la polla enterrada hasta la mitad en el interior de su mujer, responde: "¡A quién le importa!" La obra termina con una escena de sexo entre dos personajes que no nos habían sido presentados previamente y que exclaman que tienen “Otra oportunidad” y que esto es “Un nuevo comienzo”. 

El dibujo es bastante extraño. Hay dos viñetas uniformes por cada página y las figuras están dibujadas de manera muy simple. Casi no existe variación en el grosor del trazo, y las posiciones de los personajes parecen bastante trilladas. Uno de los aspectos más divertidos de la pornografía es la forma en que los personajes tienen que asumir posiciones sexuales extrañas para que los espectadores podamos verlo todo. Hernandez sigue una lógica parecida y la lleva hasta el extremo: las figuras se dibujan generalmente en al menos una viñeta en cada escena de sexo con el hombre penetrando a la mujer por detrás, pero sosteniendo su cuerpo para que nosotros, los espectadores, podamos ver bien la penetración. Para lograrlo, muchas veces el personaje masculino tiene que levantar la pierna de la mujer, como si nos mostrase la parte frontal de su cuerpo. Es el tipo de acto sexual que alguien que nunca ha tenido relaciones sexuales podría concebir.

Es sexo diseñado para espectadores de pornografía masculinos. Casi todo acaba en penetración y, como he mencionado, siempre está dibujado para que los lectores podamos ver el pene entrando en la vagina o en la boca de las mujeres. Todas las mujeres son atractivas y delgadas, con el vello púbico afeitado como una bola de billar. Si bien en materia de lectura pornográfica los gustos de la gente alcanzan casi una infinita variedad, Garden of Flesh nunca desafía a sus lectores masculinos ni hace ningún esfuerzo aparente por atraer a las lectoras.

Pero es cierto que ya hemos visto otros cómics hardcore realizados por Gilbert Hernandez. El autor dibujó la serie Birdland entre 1990 y 1991. Más recientemente, hizo dos extraños números de Blubber. La diferencia entre esas obras anteriores y Garden of Flesh es que esta última es muy ordinaria. El sexo es todo el rato hetero, oral o vaginal (excepto en un par de escenas centradas en la masturbación), y todo ocurre entre marido y mujer, no hay sexo grupal ni poliamor; en resumen, es jodidamente aburrido y una aburrida jodienda. Birdland desplegaba una amplia variedad de sexo, incluida una interesante inversión de género. Blubber es aún más extraño, con actos sexuales entre superhéroes y varios monstruos parecidos a un Pokémon, con chupadas mutuas de pollas como acto sexual preconcebido. Garden of Flesh parece regresivo en comparación.

La literalidad repetitiva del sexo en Garden of Flesh me hace pensar en una combinación del trabajo de Benjamin Marra cruzado con la pornografía dura, donde cada encuentro es una excusa para hacer que aparezca una escena de sexo. Aunque me parece un enfoque potencialmente interesante, en este Jardín Carnoso la recompensa no vale la pena.


sábado, 24 de febrero de 2024

LA NARANJA MECÁNICA (1971), POR PAULINE KAEL

 

Esta película de Stanley Kubrick podría ser la obra de un estricto y exigente profesor alemán que se ha propuesto hacer una comedia porno-violenta de ciencia ficción. La cinta es una adaptación de la novela de Anthony Burgess de 1962 que se ambienta en un futuro vagamente socialista de finales de los 70 o principios de los 80: una Inglaterra monótona y rutinaria en donde bandas itinerantes de matones adolescentes aterrorizan a todo el mundo en la noche. En esta sociedad deshumanizada, no parece haber otra forma de que los chicos liberen sus energías que mediante el vandalismo y el crimen. El protagonista, Alex (Malcolm McDowell), es el líder de una de esas bandas, un sádico estudiante sin conciencia que disfruta robando, pisoteando, violando y destruyendo, hasta que finalmente mata a una mujer y le enchironan. Allí le someten a un condicionamiento cerebral hasta terminar por convertirlo en un robot moral al que los pensamientos sobre sexo y violencia le provocan náuseas. Burgess escribió una fábula irónica sobre un futuro en el que los hombres pierden su capacidad de elegir moralmente. Sin embargo, el director nos ofrece un Alex más vivo que cualquier otro personaje de la película, más joven y más atractivo, y McDowell lo interpreta de forma exuberante, con fuerza y astucia. Por eso, al final, cuando Alex recupera su naturaleza atrevida, agresiva y punk, al espectador no le parece una broma (como sí ocurre en el libro), sino más bien una historia de la que somos partícipes, y Kubrick adopta un tono exultante. Por el camino, Alex se ha erigido en héroe porque Kubrick trata a sus víctimas como algo menos humano que él; la película juega con la violencia de una forma intelectualmente seductora: las víctimas de Alex son perversas, incapaces de sufrir. Kubrick nos aleja completamente de dichos mártires para así poder disfrutar de las violaciones y las palizas. Sólo es Alex quien sufre. ¡Y cómo! Es un "Little Nell" masculino que grita durante el lavado de cerebro embutido en una camisa de fuerza. Parece dulce e indefenso cuando lo rechazan sus padres: está solo, llora en un puente, lo golpean, sangra, se queda perdido en mitad de una tormenta, golpea su cabeza contra el suelo y berrea ansiando la muerte. Kubrick habla sin mesura de sus sentimientos. Lo que le hacen a Alex es mucho peor que lo que ha hecho él, por lo que se puede argumentar que la propia sociedad justifica la violenta actitud del personaje.

NUEVA YORK EN EL DAREDEVIL DE FRANK MILLER

"Investigué mucho para hacer un buen trabajo. Si me pedían que dibujara una cascada, iba hasta una y la dibujaba. Esto es algo que a...