Como parte de la línea America´s Best Comics (ABC), que Alan Moore creó y dirigió (con mano de hierro), cuando Wildstorm aún era independiente de la multi DC Comics, apareció un tebeo popurrí que contuvo algunos errores y halló bastantes aciertos.
La premisa de la serie era sencilla: cuatro historias de ocho páginas cada una con personajes fijos, guionizadas todos por un Alan Moore que alumbraba conceptos a velocidad de crucero y al servicio de un dibujante para cada personaje. Al estilo de, por ejemplo, 2000AD, revista donde se fogueó el británico.
Uno de dichos personajes rozará el calificativo de genial: Jack B. Quick, el genio inventor de corta edad que aterroriza con sus inventos al pueblo de rednecks donde vive junto a su familia.
Y eso que el chico siempre tendrá una excusa disfrazada de lógica-más-aplastante en sus destructuvias acciones que indefectiblemente modificarán la rutinaria vida de vecinos y familia. Jack B., a pesar de su inteligencia einsteniana no dejará de ser un paleto más, como puede intuirse en sus apariciones en los números finales de Tom Strong y Promethea.
Sospecho que la lentitud del majestuoso Kevin Nowlan hizo que a la altura del número seis Quick cediera su parcela a una serie de inferior gramaje, Splash Brannigan, una suerte de meta-reflexión sobre el arte del cómic dibujada por Hilary Barta, con un personaje poco atractivo y con unos guiones que tenían el aspecto de haberse pensado en la cola del pan, deprisa y corriendo. Jack B. Quick volvería en los números 10, 11 y 12 de la colección, justo para ver la cancelación de la susodicha, lástima.
En el resto de series se pudo encontrar de todo: cosas tan mediocres como Cobweb, una patochada seudo-erótica con un personaje sin la gracia de las heroínas trotonas del pulp dibujada (ejem) por Melinda Gebbie (que aún no había contraído matrimonio con el barbudo), y que rozaba el aprobada justito a pesar de las múltiples referencias que se adivinaban en sus composiciones.
La otra serie que no terminaba de despegar era The First American, parodia sangrante contra los super-héroes y otras hierbas de nuestra cultura occidental y que algún crítico, enfervorecido sin duda por la ingesta de pastillas, comparó con la obra maestra Marshal Law. Poco hay en las páginas del Primer Americano que se acerque a la cruda, divertida disección que Pat Mills y Kev O´Neill dejaron para la posteridad en su obra mayor.
Sería con Greyshirt donde Alan Moore se apuntaría otro acierto en historias donde el lápiz de Rick Veitch compone las páginas que conforman el mejor homenaje que se ha visto a The Spirit y Will Eisner. De esta serie excepcional saldría otra mini con el personaje, Greyshirt: Indigo Sunset, en la que Rick Veitch, esta vez al guión y dibujo, brillaría a gran altura.
Parece que Norma por fin nos va a reeditar la serie completa en 2009 (Planeta no llegó a terminar la colección). Como siempre, el formato elegido no es el más correcto, pues existen dos TPBs americanos que recopilan seis números cada uno y la editorial de Barcelona ha decidido editarlos de cuatro en cuatro (para saquear más el sufrido bolsillo del lector, supongo). También es una lástima no recuperar los dos especiales del sello ABC que contenían aventuras de nuevo cuño de estos personajes más alguna aparición de Tom Strong y Joni Future.
La premisa de la serie era sencilla: cuatro historias de ocho páginas cada una con personajes fijos, guionizadas todos por un Alan Moore que alumbraba conceptos a velocidad de crucero y al servicio de un dibujante para cada personaje. Al estilo de, por ejemplo, 2000AD, revista donde se fogueó el británico.
Uno de dichos personajes rozará el calificativo de genial: Jack B. Quick, el genio inventor de corta edad que aterroriza con sus inventos al pueblo de rednecks donde vive junto a su familia.
Y eso que el chico siempre tendrá una excusa disfrazada de lógica-más-aplastante en sus destructuvias acciones que indefectiblemente modificarán la rutinaria vida de vecinos y familia. Jack B., a pesar de su inteligencia einsteniana no dejará de ser un paleto más, como puede intuirse en sus apariciones en los números finales de Tom Strong y Promethea.
Sospecho que la lentitud del majestuoso Kevin Nowlan hizo que a la altura del número seis Quick cediera su parcela a una serie de inferior gramaje, Splash Brannigan, una suerte de meta-reflexión sobre el arte del cómic dibujada por Hilary Barta, con un personaje poco atractivo y con unos guiones que tenían el aspecto de haberse pensado en la cola del pan, deprisa y corriendo. Jack B. Quick volvería en los números 10, 11 y 12 de la colección, justo para ver la cancelación de la susodicha, lástima.
En el resto de series se pudo encontrar de todo: cosas tan mediocres como Cobweb, una patochada seudo-erótica con un personaje sin la gracia de las heroínas trotonas del pulp dibujada (ejem) por Melinda Gebbie (que aún no había contraído matrimonio con el barbudo), y que rozaba el aprobada justito a pesar de las múltiples referencias que se adivinaban en sus composiciones.
La otra serie que no terminaba de despegar era The First American, parodia sangrante contra los super-héroes y otras hierbas de nuestra cultura occidental y que algún crítico, enfervorecido sin duda por la ingesta de pastillas, comparó con la obra maestra Marshal Law. Poco hay en las páginas del Primer Americano que se acerque a la cruda, divertida disección que Pat Mills y Kev O´Neill dejaron para la posteridad en su obra mayor.
Sería con Greyshirt donde Alan Moore se apuntaría otro acierto en historias donde el lápiz de Rick Veitch compone las páginas que conforman el mejor homenaje que se ha visto a The Spirit y Will Eisner. De esta serie excepcional saldría otra mini con el personaje, Greyshirt: Indigo Sunset, en la que Rick Veitch, esta vez al guión y dibujo, brillaría a gran altura.
Parece que Norma por fin nos va a reeditar la serie completa en 2009 (Planeta no llegó a terminar la colección). Como siempre, el formato elegido no es el más correcto, pues existen dos TPBs americanos que recopilan seis números cada uno y la editorial de Barcelona ha decidido editarlos de cuatro en cuatro (para saquear más el sufrido bolsillo del lector, supongo). También es una lástima no recuperar los dos especiales del sello ABC que contenían aventuras de nuevo cuño de estos personajes más alguna aparición de Tom Strong y Joni Future.
1 comentario:
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