miércoles, 16 de septiembre de 2009
SUICIDE / SUICIDIO / SUICIDIO
Suicide/Suicidio/Suicidio
(Artículo para el fanzine Ronald Reagan 2: Especial Suicide (2003). Nunca fue editado).
“Joder, pensé. Me fui hacia Marty y le dije: “¡La hemos jodido, tío!. Ya no causamos controversia. Bailan. Estamos acabados. ¿Qué vamos a hacer ahora?.”
Alan Vega.
Esta frase la emitió la voz de Suicide en 1999. Hoy es 2003 y hace unos meses el grupo ha puesto en circulación un nuevo producto: American Supreme.
A pesar de ellos mismos (¿a quién no le gusta vivir de su talento?), Alan Vega y Martin Rev no van a incrustarse en el mercado dance ni van a vender lo que a ellos (y a mí, ojalá fueran muy famosos para que yo pudiese conseguir todo lo suyo) nos gustaría. Sólo tienes que fijarte en que se les sigue metiendo en el muy definido paquete punk (que quiere decir rock) de 1977, sin enterarnos que el grupo hace mucho que trascendió su filiación a unos determinados movimientos culturales. Están por encima de todo porque simplemente son algo mucho mejor. Suicide son volver a tener quince años y sentir la chispa de rebeldía que nos recorría las venas a esa edad. Esto es importante porque parece que los nuevos rebeldes se quedan con el toque fashion y poco más. Vega y Rev no hacen lo que hacen solamente por la pasta, como diría Zappa. Echad un vistazo a las fotos. Realmente me creo que el tecno-dúo hacen daño al sistema único y eso que rozan los 60. Por lo tanto, todo es una cuestión de planteamientos cerebrales y muchas ganas de no caer en el conformismo más desolador.
De Suicide se ha dicho todo lo bueno y lo malo que se puede decir de un grupo único. Que si innovadores. Que si se adelantaron al movimiento tecno. O al industrial. Yo me quedo con la etiqueta “rockabilly tecnológico”, que ya no sé donde leí. Su música tiene tantos matices y tan dispares, que encuadrarlos en uno sólo se me antoja como ridículo. Y es que qué grupazo, señores. Si ahondas en su (y parece que no) dilatada discografía, no verás ni una contradicción. Su legado discográfico es robusto, pero ante todo coherente. Decir Suicide es hablar sobre 30 años de sonido. Nombrar a Suicide es programar revolución. Hablar sobre Suicide quiere decir muerte al capitalismo.
¿Qué son inofensivos?. Depende para quién. Para la masa que se rompe el cuerpo en su trabajo de esclavo Suicide no molesta porque en el S. XXI nada molesta. Nadie se toma la molestia de escupir porque se nos ha olvidado. ¿Pero qué sabremos los obreros de los placeres refinados, si no nos dejan ni pensar?.
Suicide son el producto de una época que ha mutado. Al pequeño retoño de monstruo le han surgido colmillos.
Como los venerables ancianos de las leyendas estos dos viejos tienen mucho que enseñar. Quizá verlos ahora rozando la senectud produzca más risa que otra cosa. Pero si aún se puede disfrutar de sus ideas, ¿dónde está el problema?. ¿A cuántos de los músicos desaparecidos que veneras te gustaría ver en el escenario ahora mismo?. Con Vega y Rev aún estás a tiempo.
American Supreme está hecho D. 11. S. (Después del 11-S).
American Supreme apabulla, pero me molesta que sólo lo haga para los que pueden coger el chiste. Como siempre, nos enteramos cuatro gatos. Es éste un disco que no es que se adelante a su tiempo sino que lo dobla. Es como la página de sucesos de toda la década, y por eso es más importante de lo que parece. Suicide es una de las experiencias que hay que absorber antes de morir. Para que la vida no sea sólo rutina.
“Sabíamos que el rollo de la guitarra y la batería estaba acabado.”
(Alan Vega.)
Me gustaría sentir lo que sintieron los punks de 1977 cuando vieron a Suicide, ¿cambiaron sus esquemas?. Visto el punk de los tres últimos lustros me parece que es estúpido preguntar. Suicide no son más conocidos que Jesucristo; a veces pienso que ni falta que hace, otras quiero que tengan programas especiales en un horario de máxima audiencia.
A pesar de la mortificación que les producirá a los más puristas, creo que Suicide es el grupo definitivo de garage. Mejor decir de habitación, porque cuando empezaron no tenían donde caerse muertos, excepto una habitación cutre de New York.
Suicide (al contrario que Ramones) sí demostraron tener algo en la cabeza y reformularon las bases del rock, transformando blues, jazz y pop con una elegancia inusitada. Sus dos primeros discos merecen como mínimo una escucha por cada ser humano del planeta. Igual así cambiaba algo (que ya es hora).
Porque todo se ha vuelto predecible. En el Siglo XXI, a los ciudadanos nos han derrotado con la homogeneidad. Nos han acostumbrado a odiar lo diferente, a no valernos por nosotros mismos, a no respetar a dos viejos que, con la ayuda de unas putas máquinas e ingenio son lo más anti-stablishment (una de las definiciones de punk) de los últimos 80 años.
“Aunque aplaudían seguían sin entendernos y la verdad es que nosotros tampoco lo comprendíamos del todo. De hecho, el público de ahora parece entenderlo mejor que nosotros mismos, y esto, bueno, nos desconcierta.”
Martín Rev.
Datos al aire (más):
Suicide y Reagan tienen muchos lazos en común.
Suicide NO SON situacionistas, SON situacionismo en movimiento.
Alan Vega y Martín Rev aún existen e intentan cambiar el mundo, pero el tiempo se les acaba y a mí también.
“Nos respetan, pero no nos hacen ni puto caso.” Alan Vega.
ByFrog2000.
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