sábado, 17 de marzo de 2012

ROYAL TRUX: BASURA Y DESORDEN

Entrevista de Will Hodgkinson para The Observer (septiembre de 1999). Traducida por Frog2000.

Royal Trux son un grupo que ha vivido todos los clichés del rock'n'roll: sexo, drogas, millones de dólares, pases como modelos, rehabilitación, fracaso y redención.

Neil Hagerty y Jennifer Herrema, que juntos formaron la banda de rock Royal Trux con la ayuda de un puñado de músicos de apoyo siempre cambiante, viven en un aislado rancho en las montañas de Virginia. El lugar se encuentra flanqueado por una bandera estadounidense que ondea junto con la propia de Royal Trux (una calavera y dos espadas cruzadas), así como por la ranchera y el cadillac de los que Neil y Jennifer son propietarios. Dentro de la casa se pueden encontrar tres gatos, un estudio donde la banda suele grabar y un vestidor que alberga la enorme colección de ropa de piel y cuero de Jennifer. Todo ha sido pagado al contado con el dinero que Virgin Records le entregó a Royal Trux a cambio de que no hiciesen otro álbum.

"Hay muchas cosas de las que no me acuerdo", responde Jennifer cansada cuando le pregunto sobre los inicios del grupo. "Actualmente el café y los cigarrillos son las drogas más fuertes que Neil y yo consumimos, pero no siempre ha sido así."

Ella cree recordar que conoció a Neil en Washington DC en 1985 cuando tenía 16 años, durante su último año en el instituto. "Mi antiguo novio acababa de morir y yo empecé a salir de fiesta con uno de sus amigos, que tocaba en una banda con Neil. Vivían en un almacén en el que solían emborracharse y tomar ácido todo el tiempo. En breve empezamos a salir juntos y justo en ese punto Royal Trux empezó su existencia."

"El objetivo del grupo", dice Neil, "era tener funcionando un proyecto a largo plazo que de alguna forma acortase el terreno entre el free jazz de Ornette Coleman y Sun Ra y la sordidez de Black Sabbath e Iggy Pop, y ganar algo de dinero mientras tanto."

Un año más tarde Neil y Jennifer habían intercambiado promesas adolescentes y se mudaron a Nueva York, donde estuvieron viviendo en una habitación del tamaño de un armario en un YMCA. Neil tocaba la guitarra con la banda de garage-punk Pussy Galore, cuyo cantante era un Jon Spencer pre-Blues Explosion, mientras la joven pareja también empezaba a ofrecer conciertos en directo y a ganar notoriedad.

"A veces Jennifer salía sola a escena mientras yo me sentaba y me ponía a privar", explica Neil sobre aquellos primeros conciertos. "Otras veces nos peleábamos encima del escenario, como aquella vez en la que Jennifer me apuñaló una mano con un cuchillo. También nos peleábamos con el público. O por lo menos lo hacía Jennifer. Todavía lo hace."

En 1988 Neil dejó Pussy Galore y Royal Trux se auto-produjeron su primer álbum, minetras los dos iban pasando por diferentes trabajos esporádicos para poder financiarlo. "En aquellos días éramos un espectáculo de freaks de circo", dice Neil. "Nos gustaba tomar más medicamentos y beber más que nadie. Y entonces empezamos a meternos en cosas más raras. Había un hombre que siempre estaba rondando a Jennifer... estaba intentando iniciar una secta con 20 mujeres rubias y quería que ella se les uniese. Pocos meses después cogí el periódico y allí aparecía él. Se había cargado a su compañero de habitación, había cocinado su cuerpo y se lo había dado de comer a los sin techo de Tompkins Square Park, que era donde estábamos viviendo nosotros, por lo que pensamos que ya estaba bien. Era hora de mudarse a otro sitio."

En 1989 Neil y Jennifer se mudaron a San Francisco, lanzaron un single con el sello Drag City y empezaron a trabajar en otro álbum, pero también desarrollaron un grave hábito con la heroína. Ambos bebían fuertemente y se acercaron a las drogas con la esperanza de curar su alcoholismo latente. Jennifer se convirtió en una bailarina de strip-tease para poder conseguir dinero para ambos. Cualquier intento de convertirse en una banda de verdad terminaba siempre en desastre.

"Como no podíamos salir de gira", recuerda Jennifer, "empeñamos todo nuestro equipo para poder comprar drogas."

La situación se puso mucho peor. Matador Records le entregó a la banda un adelanto para grabar un nuevo álbum que inmediatamente intercambiaron por heroína. Luego, en febrero de 1991 Jennifer se puso muy enferma. "Me salió un absceso por chutarme en la mano y el virus se propagó por todo mi cuerpo hasta llegar al corazón. Así que me volví a Washington DC y mi padre me llevó a un hospital." Pasó allí su 21 cumpleaños, conectada a una máquina y llena de antibióticos. "Nunca olvidaré ese día", dice Neil. "Estuve viendo la película Ghost, llorando y llorando mientras me decía: “esto nos está matando, tío.”

Cuando le dieron el alta en el hospital, Jennifer no pudo volver a su casa porque su padre era alcohólico, por lo que se fue a vivir a un refugio para desamparados en el centro de Washington DC.

"Intenté vivir allí el mayor tiempo posible, pero era demasiado sombrío. Empecé a beber de nuevo, y dos días más tarde empecé a pillar drogas. Luego las cosas se salieron de madre bastante rápido."

Neil se cortó el pelo, se mudó con sus padres y se matriculó en un curso de informática, pero tampoco duró mucho en él. En junio la pareja se había mudado a una calle que estaba exclusivamente habitada por drogadictos y traficantes de drogas adolescentes.

"Durante ese verano," dice Neil, "empezamos a ir a rehabilitación. Le dije a Jennifer que me quedaría allí con la condición de que me trajera un poco de cocaína, y luego, por la tarde, me eché un vistazo en el espejo y me dije ¡ya me siento mucho mejor! Nuestro deterioro se estaba acelerando muy rápidamente."

Cuando finalmente consiguieron limpiarse en marzo de 1992, Jennifer se mudó con sus padres y Neil estuvo durmiendo en la calle donde estaba su casa hasta que su familia terminó cediendo y le dejó entrar. Más tarde, ese mismo año Royal Trux salieron de gira. Justo en la época en la que lanzaron el disco “Cats and Dogs” (1993) bandas como Nirvana y Sonic Youth los citaron como influencia. Neil y Jennifer empezaron a poder vivir de su música por primera vez, giraron por Europa y empezaron a atraer el interés de las principales compañías discográficas. Neil acojonó a los ejecutivos de Geffen al ofrcerles una conferencia de una hora sobre la positiva trayectoria de la J Geils Band. Aunque parezca increíble, Virgin Records decidió que tenían que fichar a la banda que, según ellos, mejor definía el espíritu de la juventud de la década de los noventa.

"No dejaban de llamarnos, así que les dije: Bueno, váis a tener que hablar con nuestro abogado", recuerda Jennifer, "a pesar de que no teníamos ninguno. Me pasé días pensando en todas las posibilidades que teníamos y cómo podíamos hacer que funcionasen, por lo que al final conseguimos tener el culo bien cubierto. La compañía discográfica acabó aceptando todas nuestras demandas." Virgin fichó a Royal Trux para que grabase tres discos por un valor de 1,5 millones de dólares.

Desde el principio estaba claro que Royal Trux y su nuevo sello no iban a disfrutar de una relación demasiado armoniosa. Por poner un ejemplo, en una ocasión la compañía les presentó a Lenny Kravitz porque Virgin estaba segura de que se iban caer bien. "Medía como tres metros, y eso sin llevar puestas las plataformas", dice Jennifer sobre Kravitz, "y nosotros dos somos más bien pequeños. Sentía como si estuviese teniendo una experiencia extra-corporal".

Después de que se editase su disco “Thank You” en 1995, Jennifer comenzó a demandar al sello hoteles de lujo y nuevos y elegantes autobuses turísticos, mientras que Neil se negó a trabajar con los productores que Virgin les quería imponer. Por su parte, Virgin intentó decirle a la banda la forma en que debían vestir e incluso cómo sonar. "Querían que tuviésemos una imagen como de rednecks que viven en un remolque", dice Jennifer con repugnancia. "Intentaron que me pusiera rulos en el pelo y que me vistiese con un camisón manchado."

Su respuesta fue “Sweet Sixteen”, una demente oda al rock mainstream de los setenta que ha sido el único disco que ha tenido el honor de haber sido galardonado con cero estrellas por la revista Rolling Stone. Mientras Jennifer posaba como modelo para una campaña de Calvin Klein y era fotografiada por el influyente fotógrafo de moda Steven Meisel, la Virgin les retiró su apoyo ante su manifiesta incapacidad para poder controlar la imagen y el impacto de sus pupilos más rebeldes.

Finalmente, la compañía decidió reducir pérdidas y le entregó a
Royal Trux el dinero destinado para grabar el tercer álbum con la condición de que no lo hiciesen. Neil y Jennifer volvieron con su antiguo sello, Drag City en EE.UU. y Domino en Europa, y utilizaron el dinero de Virgin para comprarse los coches, el rancho, y un estudio que construyeron en su interior. Allí grabaron su siguiente álbum y lanzaron su primer éxito crítico y comercial, “Accelerator”, en 1998. "Creo que hemos saldado completamente nuestra deuda", dice Neil. "Si todo esto nos hubiese sucedido unos años antes, cuando éramos adictos, habría sido un desastre".

Ahora Royal Trux trabajan de forma aislada en su rancho, producen sus canciones ellos mismos y llaman a músicos que admiran para que les echen una mano en las grabaciones, por ejemplo en su más reciente nuevo álbum, “Veterans of Disorder”. El grupo ocupa la mayor parte de su tiempo viviendo en pareja, y aunque Neil ha escrito dos libros y Jennifer se dedica a diseñar joyas, para ellos todo forma parte de un mismo mundo: Royal Trux.

"Mi psiquiatra siempre me está diciendo que debo separar el trabajo de la vida hogareña, pero ella no ni tiene idea de todo lo que podría hacerme enloquecer esa actitud", explica Jennifer. "No se puede separar. Royal Trux existe cada vez que yo y Neil estamos juntos, lo cuál es siempre, y esta ha sido mi vida desde que tenía 16 años. Realmente no sé hacer nada más."

*** DRAG KINGS, por Don Howland

2 comentarios:

Santa Satanasa dijo...

Acojonante!!!

Gracias.

frog2000 dijo...

de nada. Fueron la leche!!

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