jueves, 23 de marzo de 2017

X-MEN: EL SECRETO DETRÁS DEL ATRACTIVO DE LA X (PARTE 2 DE 4)

Por Peter Sanderson para The Comics Journal nº 74 (1982). Traducido por Frog2000. Parte 1.

Tanto los X-Men como La Legión o los Titanes constituyen lo que el crítico Northrup Frye ha acuñado como "una sociedad de cómic" (término muy apropiado para este artículo), una colección de individuos felices, jóvenes y libres cuya existencia contrasta con la del resto de la Sociedad. Los X-Men no viven simplemente en una escuela donde se entrenan como superhéroes mutantes, ni sencillamente son un equipo de héroes al uso que se reúnen sin otro propósito que combatir el mal, tal y como tan a menudo ocurre con los Vengadores o La Liga de la Justicia. Por así decirlo, los X-Men son un grupo de personas con intereses y talentos similares que viven juntos, que comparten lazos de amistad, y se lo pasan bien en compañía de sus compañeros. Las escenas festivas que Roy Thomas y Chris Claremont han escrito a lo largo de la serie corroboran esta idea. La mansión de Xavier es una escuela, pero también es un hogar residencial lleno de amigos. Es una casa en la que se vive como en una comuna compuesta de gente a la que le gusta vivir con el resto de sus habitantes. Los X-Men componen una extensa familia que permanece junta no solo por sus lazos de sangre, sino porque han tomado la decisión plenamente consciente de hacerlo. Este punto se hace mucho más explícito cuando nos fijamos en las referencias de Tormenta a su "hermano" Coloso, o en la prudente forma de pensar de Xavier en la Patrulla-X como sus hijos. Por supuesto, claramente a Kitty la trata el resto como si fuese su hermana menor. Todo esto da la sensación de que los romances van a seguir presentes en el seno de este cercano grupo de amigos, tal y como ha ocurrido antes con el de Scott y Jean (quien también fue el objeto del amor no correspondido de Warren en un principio y más tarde del de Lobezno. Por no hablar de parejas como la del hermano de Scott, Alex (Kaos) y Lorna Dane (Polaris), Banshee y Moira MacTaggart, y ahora Kitty y Peter.)
También resulta muy importante que los Hombres-X se alejen de la temática de la doble identidad que suele sustentar el género de superhéroes convencional. Obviamente, el modelo a seguir siempre ha sido Clark Kent y Superman. Se supone que Clark es una persona normal como el lector, pero hay algo de falso en dicha persona, porque sabemos que "realmente" es Superman. En efecto, las fallas "humanas" de Kent como patán nervioso parecen fingidas y son demasiado exageradas. Pero resulta difícil imaginarse que Kent sea el "verdadero yo" de Superman, porque la gente real no solo carece de poderes, sino también de su nobleza super-humana y su aparente incapacidad para equivocarse. De esta forma, el personaje cambia entre una personalidad y otra y no parece totalmente "real" siendo ninguna de las dos. Por otra parte, mientras que el concepto de Superman / Clark Kent podría sugerir al lector que bajo nuestra apariencia ordinaria, en nuestro interior todos tenemos el potencial para alcanzar el éxito, también implica que nunca vamos a poder alcanzar ese éxito en nuestro papel cotidiano, el único del que disponemos en el mundo real.

Por su parte, los X-Men no hacen gala de doble personalidad. Tienen identidades secretas en la medida en que se visten con ropa normal cuando no están ejerciendo su labor como superhéroes, y por simple protección nunca suelen anunciar, por ejemplo, que Scott Summers y Cíclope son el mismo.  
Pero nunca llegan hasta los extremos alcanzados por Superman y Spider-Man para ocultar su doble identidad virtualmente de todo el mundo, y ciertamente tampoco asumen diferentes personalidades para enmascarar sus identidades superheróicas como lo hace Superman. Los X-Men dejan que sus amigos sepan cuáles son sus identidades superheróicas, por lo que no tienen que mantener una identidad como reportero o lo que sea para ocultarse de los habitantes del mundo "real". A los X-Men nunca les asalta la esquizofrenia, han sido capaces de integrar su personalidad como superhéroes y su vida privada. Los lectores se implican en sus vidas porque no tienen por qué ocultar sus verdaderos talentos y sentimientos del resto del mundo para poder utilizarlos. Nadie tiene que esconderse bajo un disfraz o decir alguna palabra mágica para poder utilizar sus habilidades especiales o para actuar de la forma que más le guste. En su lugar, lo único que tiene que hacer cualquiera es hacer lo que quiere hacer. Por parafrasear uno de los eslóganes de uno de los filósofos más perspicaces del mundo de los cómics, los X-Men son lo que son [frase con la que en el artículo original se homenajea a Popeye: "the X-Men yam what they yam"]. De nuevo, hemos de fijarnos en que los súper-poderes son capaces de simbolizar los talentos que la gente real puede poseer en el mundo real, sean físicos o intelectuales, mientras que las identidades superheróicas representan la auto-confianza en uno mismo para ser capaz de hacer uso de ellos. 
En realidad, el responsable último de algunos de los rasgos más importantes del atractivo de los X-Men es Stan Lee. Tal y como probablemente sí que habrían hecho en DC, él no les otorgó a sus héroes un nombre que apelase su lado adolescente con seudónimos como Spider-Chaval o los Niños-X. Lo que hizo fue diseñarlos de tal forma que fuesen tan capaces como los adultos, y para hacerlo fue mucho más allá que la mayoría de los guionistas de cómics anteriores. (Recordemos que la mayor parte de los superhéroes adolescentes tan solo eran sidekicks, versiones junior de los héroes adultos.) A través de los Cuatro Fantásticos, Lee y Jack Kirby crearon el primer grupo importante de superhéroes en el que se integraban las identidades públicas y privadas, y además actuaban como una familia. Veinte años después, los X-Men y los Nuevos Titanes actuales se han basado en ideas similares, y por lo tanto se han convertido en los equipos de superhéroes más en consonancia con los gustos contemporáneos.

(Continuará)

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