lunes, 11 de diciembre de 2017

LOST IN TRANSLATION: PICA COMO UNA MARIPOSA, EL NIJIGAHARA HOLOGRAPH DE INIO ASANO, por Bill Randall (2 de 4)

Artículo de Bill Randall para The Comics Journal nº 283 (2007). Traducción: Félix Frog2000. Parte 1.

La transformación del autor llegó a buen término. Si bien ambas series prestan verdadera atención a las heridas en la sociedad japonesa contemporánea, como el acoso y la alienación, What a Wonderful World usa la oscuridad para divertirse. Sus historias terminan con la sensación de que la esperanza y el amor están a la vuelta de la esquina. Pero Nijigahara ridiculiza dicha esperanza. Por ejemplo, cuando Suzuki se muda por primera vez a la ciudad durante su quinto año de colegio, corre al Rainbow Field con una pequeña lata. Cree de verdad que abrirla le otorgará un deseo. Antes de que pueda hacerlo, se queda aturdido por una hermosa puesta de sol. Se queda maravillado el tiempo suficiente como para que su maestra lo alcance. "Supongo que donde solías vivir nunca pudiste ver una puesta de sol como esta, ¿no?", le pregunta. Para animarlo le dice: "haz lo mejor que puedas", un cliché que se suele escuchar de forma frecuente. Sin embargo, la conversación en la sala de maestros pronto revela que ella no se cree lo que dice. Ni siquiera es capaz de cuidar de sus alumnos. Por supuesto, las puestas de sol siguen siendo hermosas e indiferentes. Es en los otros mangas donde estas cosas simbolizan líricamente la esperanza.
Esta comparación revela lo notable que es Nijigahara en el terreno del manga popular: al imitarlos, se las arregla para circunvalar todos los clichés. Gran parte del crédito se le debería atribuir a ese editor de Quick Japan que le dio a Asano una libertad con la que la mayoría de los artistas solo pueden soñar. La industria del manga tiene una larga historia de interferencias editoriales, competencia feroz y un mercado voluble. Al revisar el trabajo de Asano para las antologías de manga y darnos cuenta de su tono tan diferente, uno no puede evitar preguntarse quién lo estaba reteniendo.

Sin embargo, Nijigahara no es la locura de un artista indulgente. Por un lado, en sus páginas todavía tienen cabida géneros reconocibles. Es un manga juvenil, dirigido a hombres, y toca el tema del primer amor. Tiene elementos de suspense e investigación policial. También se desarrolla principalmente en la escuela, el escenario por excelencia del manga. Por encima de todo, es una historia de fantasmas. Eso sí, no se parece en nada a ninguno de todos estos géneros, tal vez porque Asano se niega a dejar que uno prime sobre el resto, y quizás porque no tuvo que hacerlo para poder conseguir publicarlo. Por lo tanto, con este manga conseguimos otra cosa muy rara en el manga popular: una visión sin diluir. Los géneros sirven al artista, no al revés.

Al investigar este territorio, Asano entrega un trabajo que se mantiene por su potencia aunque nos de por resumirlo rápidamente. Un escueto bosquejo será suficiente. La trama gira en torno a un personaje principal, Suzuki, que narra la mitad de los capítulos. Se acaba de mudar desde Tokio y no encaja en su nueva escuela. Los matones de su clase atormentan brutalmente a otro chico. Su líder Komatsuzaki se ha vuelto más cruel desde que una amiga suya, una niña, se cayó en un pozo hace algún tiempo. Otra chica, Arakawa, se queda prendada de Suzuki. Y mientras tanto los adultos también tienen sus asuntos. Todo esto ocurre en el pasado. Once años después se producen asesinatos, divorcios y fantasmas, porque los respectivos caminos de estos personajes vuelven a cruzarse. Pero estos eventos no definen el tomo tanto como lo hace su estructura intrincada y entrelazada.
El Segundo Capítulo nos proporciona un buen ejemplo de esta construcción. Se centra en Komatsuzaki en el presente. La primera viñeta lo muestra como un niño, una transición desde el final del Primer Capítulo, que transcurre en el pasado. La narración revela que es un sueño recurrente, y se despierta para encontrar a su lado en la cama a una chica que no parece conocer. Esa es la primera página. Luego lo acompañamos hasta el supermercado durante dos páginas más antes de descubrir que la chica era Arakawa. Por la noche asesina a su jefe bajo la lluvia; saltamos hasta la mañana siguiente, cuando besa a Arakawa en el Rainbow Field. Ella está conmocionada, y más cuando entra en un subterráneo y se acaba el capítulo. A lo largo de la historia, la narración oscila fragmentada de la misma manera. Sin embargo, Asano dibujó todo el manga de principio a fin y luego lo fue reordenando con un par de tijeras. Por ejemplo, el momento en la cama juntos se repite al final del Décimo Capítulo, esta vez en su totalidad. También se repiten algunos otros eventos, pero desde diferentes perspectivas con diferentes personajes en los papeles clave. Para acomodar estas historias paralelas, Asano utiliza flashbacks alternos. Los capítulos impares tienen lugar en el pasado, Suzuki es su narrador exclusivo. Los pares tienen lugar en el presente, y cuentan con diferentes narradores. Dos de los capítulos dan voz a Komatsuzaki, y uno no tiene ningún narrador. La narración siempre es en forma de texto en color blanco sobre fondo negro, sin encabezados sobre el dibujo. En parte, es porque los narradores no cuentan la historia exterior. En cambio, inevitablemente se pierden en sus propias mentes, a menudo sus recuerdos son borrosos. Las otras viñetas disfrutan de un punto de vista libremente itinerante. Suzuki nunca pudo ver todo lo que sucedió en su escuela. Asano lo hizo por él.

(Continuará)

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