BONO TRES DÉ.

Lejos de avanzar en el futuro de la imagen, la última película realizada con tecnología 3D sobre un concierto de U2, nos dice más sobre su líder, el ubicuo hombre de la triple moral Bono, que sobre cualquier otro asunto relacionado con aspectos que se le presuponen a una banda de música. Esto es, la música, el público e incluso el propio grupo aparecerán bien poco, pues aunque no he visto la película (ni la veré), estoy seguro que durante casi todo el metraje el lidercillo ocupará la retina del espectador. Ya lo ha hecho, ya ha pasado, y el hombre ya no está para esos trotes, porque con la edad, al revés que le pasó a Paul Newman, ha perdido fotogenia.

Pero Bono está a todas horas en los medios audiovisuales, el medio natural para un hombre del S. XXI de su catadura, y no hay revista del corazón en la que no ocupe alguna viñeta donde se rumoree sus cansadamescas aventuras. En los periódicos todas las secciones están ocupadas con su cara envejecida cruzada con un rictus de duendecillo de taberna amenizándonos las noticias. Tanto la sección de política, como la de espectáculos, o la de gastronomía y sociedad están asaltadas con su figura, faltando sólo la deportiva. Pero seguro que pronto nos sorprenderemos cuando este General de la Paz dé dos patadas a un balón. Y con la misma habilidad con la que canta.

Un día vi en la TV a Joaquín Reyes parodiando con mucha risa a Bono y, como el aparato estaba sin sonido, confundí al cómico con el auténtico. Seguro que miles de fans habrán tenido la suerte de haber visto tan situacionista sketch, y la próxima vez que babeen sobre su colección fotográfica del ídolo llegarán a la conclusión que el hombre tridimensional de las gafas de mosca cada vez se parece más a Joaquín Reyes. Y estarán en el buen camino.