lunes, 23 de mayo de 2011

DESDE EL INFIERNO: CORRESPONDENCIA ENTRE ALAN MOORE Y DAVE SIM (6 de 7)

“Desde el Infierno: Correspondencia”, (1997), cartas entre Alan Moore y Dave Sim en Cerebus números 217 a 220; reimpresas en “The Extraordinary Works of Alan Moore”. Parte 6 de 7. Traducción de Frog2000. Primera partesegunda partetercera partecuarta partequinta parte.

-------------------------------------------------------------

Dave Sim

Bueno, en realidad no estoy muy seguro de si me quería referir a pecado, a maldad o a Maldad tal y como suena. Si finalmente es cierto que las andanzas y el movimiento de las antenas de una hormiga pueden afectar todo el continuo (y creo que en esto podemos estar de acuerdo), entonces también supongo que la elección personal entre “0” y “1” significará muy poco en cuanto a lo que solemos referirnos como las proporciones convencionales: tan sólo es una especulación más, o quizá una reflexión (a partir de este punto continuaré intentando expresarme a mi manera, ¿de acuerdo?), pero aunque revise el 
“pasado”, el “presente” o el “futuro” de una situación concreta, creo que seguiré viendo la moral y la elección ética presentes en esa situación tal y como son. Creo que cuando intentamos explicar de forma más compleja nuestra percepción y / o la verdad, o cuando intentamos catalogar de mil formas diferentes los hechos mediante los que se produce el conocimiento, solemos equivocarnos. En mi opinión, los mejores telescopios y análisis espectro-gráficos siguen sin poder refutar la noción de que Dios es el creador de las estrellas. 

Me parece que en realidad estamos hablando acerca de un paisaje infinitamente más complejo que cualquiera que nos podamos llegar a imaginar… un lugar donde literalmente ocurren todas las cosas. Por no buscar un término mejor, el Fin Científico de Todas las Cosas. Si juzgásemos (soportando un terrible dolor de cabeza) 
todas las filosofías arcanas, todo lo mágico y lo alquímico bajo una apariencia estructurada y gastando durante el proceso una gran cantidad de tiempo y energía (tal y como claramente has hecho tú mismo), también podríamos terminar alcanzando un lugar igualmente complejo, un vasto sitio donde tienen lugar todas las cosas que nos podamos imaginar, el Fin Místico de Todas las Cosas. Incluso aunque asumamos que a lo largo de los próximos (pongamos por caso) veinte años, ambos modelos podrían terminar convirtiéndose en algo mucho más grande e importante, la cuestión más apremiante puede que sea la siguiente: ¿es Dios (tal cuál) la acumulación, la suma total de todas esas estructuras, o por el contrario, fue Él quien creó todas esas estructuras? Para mí existe una gran diferencia entre “formar parte del páncreas de Dios” y ser conscientes de que “posiblemente nos encontremos alojados en un páncreas en un lugar cercano al infinito que fue creado por Dios”. Se parece mucho a esa noción de que Dios es la acumulación de todas las percepciones que existen sobre Él. Estoy bastante de acuerdo con tu analogía del hormiguero (me encanta lo que, análogamente, hizo Rick Veitch en la escena de la colmena de Maximortal, un ser creado a partir de la suma de toda la Humanidad, la vida de todas las plantas, de las bestias del campo, de las aves en el cielo, de los peces del mar, etcétera.) Una Conciencia Total Acumulada compuesta por los Arquetipos y las Complejidades Fractales que se pueden encontrar más allá de las capacidades que la conciencia de cada individuo es capaz de concebir, por no hablar de percibir, por si mismo. Sencillamente, en esa estructura (o en todas las percepciones que yo poseo o que conozco) hay demasiados microcosmos como para que seamos remotamente capaces de creer que su existencia no sea cierta. 
Pero para mí eso no es Dios. Si quieres llamarlo de alguna forma, llámalo Bang-Bulge-Crunch (visto por última vez en Strange Tales, nº 77, estoy seguro de que recordarás la clásica portada de Kirby: “Nadie escapa del terror de: Bang-Bulge-Crunch”) pero Ello, o Él, seguirá siendo un sistema cerrado y finito. Dios es infinito, por lo que por definición, Bang-Bulge-Crunch no puede ser Dios.

Recogiendo (de todo corazón) el guante arrojado en tu optimista último párrafo, te diré que estoy (preparados, listos, ya) completamente de acuerdo. Podríamos citar un argumento altamente persuasivo que asegura que nos encontramos en la cúspide de una genuinamente Era Más Madura donde la conciencia y la expresión individual tienen una cualidad parecida a la de la frase “no hay dos copos de nieve iguales”. Puede que sea una especie de bonus imprevisto: finalmente creo que no hemos hecho tan mal el trabajo de llegar hasta 1997 de (más o menos) una pieza. Quizá no hayamos logrado erradicar la Guerra, la Pobreza, la Enfermedad y el Hambre por completo, pero por lo menos hemos aprendido unas cuántas lecciones por el camino. Bajo la actual coyuntura resulta difícil imaginar a alguien que se vaya a presentar como el Próximo Nixon o como un Stalin Mejorado, o como la respuesta del S. XXI a Joe McCarthy. Si seguimos progresando como hemos hecho hasta ahora, quizá lleguemos hasta un punto en el que las filosofías y las opiniones divergentes serán vistas tal y como son (y no como nichos desde los que se puede justificar la encarcelación, la opresión o las purgas masivas (o incluso las purgas más pequeñas), y creo que la mayor parte de nosotros se podría quedar bastante sorprendido de la mejora general que vamos a lograr.

No quiero que te pienses que estoy intentando evitar el tema del que hemos estado intentando hablar desde el principio (a pesar de que deberíamos dejar claras las diferencias entre nosotros de la forma más minuciosa que resulte posible, a menos que te interese que durante una ronda de respuesta de tres minutos de duración, exponga mis propias percepciones sobre ese Dios Combativo del que también hablaba Norman Mailer. Pero sí, te concedo que esta sigue siendo tu entrevista). Creo que has escrito una maravillosa Novela Gráfica titulada From Hell. ¿De qué trataba? Estoy seguro de que a mis lectores les podría fascinar…

Es broma.


Cierto tiempo después de haber acabado uno de los tomos de Cerebus, pude darme cuenta de que durante el transcurso de la historia también había estado intentando contar algo sobre mí mismo. Quiero decir, además de todo lo que suelo incluir de forma consciente (también me he dado cuenta de que cuando me tropiezo con algo que había incluido en un principio y de lo que me había olvidado, me pongo contento). Mi inconsciente me hace estar alerta frente a lo que tengo delante en ese mismo momento, y hace que perciba más claramente lo que estaba pensando mi mente consciente.

¿Hay algo en From Hell que haya sorprendido a Alan Moore cuando lo ha vuelto a revisar de nuevo?
Alan Moore

Lo siento, Dave, pero tus creencias teológicas me parecen una mierda: seguro que te has olvidado de ese número de Amazing Adventures de los setenta en el que Roy Thomas probó de forma concluyente que el Bang-Bulge-Crunch tan sólo es una parte más de Eternidad o de Ego, el Planeta Viviente. Olvidé de cuál de los dos. Por otra parte, en realidad todos ellos eran Kang, el Conquistador desplazándose a través del tiempo. Supongo que este esquema fundamentalmente religioso se encuentra bastante cerca de todo lo relacionado con la “Iglesia Teológica-de-Alan-y-Dave” de la que hemos estado hablando en privado, y de hecho, ya he tomado precauciones declarándote como Anti-Papa y Enemigo de Toda la Humanidad. Espero que no haya resentimientos.

En cuanto a las sorpresas retroactivas que el inconsciente es capaz de depararnos durante el transcurso de una obra, aunque ya estoy muy familiarizado con ese fenómeno, cuando he intentado recordar algún ejemplo concreto sacado del proceso creativo que tuvo que ver con la realización de From Hell, he tenido ciertas dificultades. Supongo que la sorpresa principal no tiene tanto que ver con una secuencia o con un episodio en concreto, sino con toda la obra al completo: aunque confío mucho en el uso del “mapa de gran resolución” descrito anteriormente, los fragmentos de información que he ido desenterrando posteriormente sobre el tema me dejaron ligeramente desconcertado, ya que podrían haber encajado sin problemas dentro de los parámetros de mis primeros garabateos esquemáticos. Un ejemplo entre docenas podría encontrarse en los detalles de la muerte de John Netley, cuando su caballo chocaba contra el obelisco. Mientras estaba escribiendo el cuarto capítulo, donde hacía hincapié en el tema de los obeliscos y en el creciente malestar de Netley relacionado con los mismos, no estaba completamente seguro de que no hubiese existido alguna vez un cochero llamado John Netley, y tampoco que hubiese muerto de una forma tan completamente apropiada.
Lo que quiero decir es que si From Hell no hubiese sido etiquetado como ficción y melodrama desde un principio, si From Hell hubiese sido catalogado como "real", al igual que casi todas las demás ficciones sobre El Destripador, entonces no hay duda de que yo habría sido tremendamente aclamado, porque la gente se pensaría que había acertado al airear mi punto de vista sobre “la verdad”. Todos los expertos sobre El Destripador se disfrazan vistosamente con los ropajes de la fantasía para a continuación arroparse con el serio telar forense de las pruebas concluyentes. El problema es que a muchos de ellos les gustaría que su obra resultante no se percibiese como ficción.


Lo que yo describo como “mi argumento de ficción” ellos lo describen más complacientemente como su propia Teoría de lo que ocurrió en realidad. Esa forma de pensar, que le puede sonar familiar a todos aquellos seguidores de las teorías conspiratorias y Expediente X, recoge cada fragmento, rumor o mito urbano 
de lo ocurrido que pueda encajar dentro de todo el patrón evolutivo, conformando su propia teoría sobre lo que pasó en realidad de una forma evidente y tajante. Pero lo mejor de todo es que la falta de pruebas también puede ser interpretada como una confirmación que valide la teoría: ¿Por qué la policía no aportó más pruebas en la época en la que ocurrieron los hechos? Porque estaban conchabados para ocultarnos los hechos. ¿Por qué no hay ninguna evidencia verificable sobre el platillo volante que se estrelló en Roswell? Porque “ellos” lo están ocultando. 

Mientras estaba escribiendo el guión de From Hell conocí a un autor cuyos libros me parece que son bastante populares en el mercado de las Ciencias Ocultas. Son libros que tratan sobre algo llamado “la búsqueda de lo psíquico”. Por lo que pude entender, la premisa es la de empezar una búsqueda junto a otro par de compañeros psíquicos. Quizá haya que buscar el Santo Grial o la Espada del Destino o, no sé, las llaves de tu coche o lo que sea. Los colegas psíquicos te llevarán hasta un montón de piedras, iglesias antiguas y otros sitios parecidos, dejando un montón de pistas durante el camino (muchas de ellas son pistas psíquicas. Tan sólo, ya sabes, para crear ambiente. Espero que seas capaz de entenderlo.) Es bastante posible que durante la búsqueda las cosas empiecen a marchar mal. Normalmente eso es signo de que te encuentras bajo ataque psíquico, y si realizas una rápida comprobación junto a tus otros compañeros psíquicos casi te lo podría confirmar del todo. Si buscas en el periódico, quizá encuentres la noticia de que el tren de las cinco y cuarto que viajaba de Liverpool a Londres ha descarrilado durante ese mismo día, con lo que plausiblemente te darás cuenta de que la causa más probable haya sido la malévola energía psíquica lanzada contra ti por tu adversario astral, y gracias a tu pantalla protectora de luz astral blanca el ataque ha rebotado causando el caos sobre esos pasajeros inocentes. Al final se podría escribir todo un libro sobre tus aventuras en la vida real. Estoy seguro de que estoy siendo muy injusto, pero creo que coges bien la idea.

De todas formas, durante la breve conversación que mantuve con dicho autor, me comentó que él mismo había estado investigando los residuos astrales de Whitechapel junto con un par de compañeros paranormales, y que se había dado cuenta de que mi “teoría” propuesta en From Hell era muy parecida a la forma en que la que todo había sucedido de verdad. Aunque sabía que estaba siendo muy cruel, educadamente le apunté que, de hecho, From Hell era una historia en forma de cómic, y que probablemente era tan real como la película Pocahontas de Disney. No tenía nada personal contra él, entiéndeme, y estoy seguro de que su enfoque sobre la psicogeografía será tan válido como el mío, pero en lo que respecta a mi obra no quiero poner ni un solo dedo de mi pie dentro de la tentadora piscina de “La Verdad”. Está bastante bien documentado que la Verdad es una mentirosa patológica. Sin embargo, a la Ficción la solemos vestir de forma invariable con ropajes de fantasía. Pero la proclamada Ficción me parece mucho más honesta, porque cuando aparece lo hace vociferando bien alto: “soy una mentirosa”, justo ahí mismo, en la cubierta de atrás. Si me pusiera a leer la biografía del próximo Primer Ministro Tony Blair (le vi paseando por el centro de la ciudad hace algunas semanas y parecía un jodido muñeco de los Thunderbird), al final seguro que voy a seguir sin saber quién es Tony Blair. Sin embargo, con Hannibal Lecter o El Mago de Oz me encuentro pisando terreno firme.

Volviendo sobre el punto central de esta divagación, mientras estaba trabajando en From Hell, constantemente me desconcertaban y sorprendían la gran cantidad de “evidencias” confirmadas con las me que iba tropezando y que reforzaban mi teoría, precisamente porque yo ya sabía que no formaban parte de ninguna teoría: eran totalmente ficticias. Resultaba un fenómeno mucho más extraño y asombroso que si simplemente hubiese proclamado: “¡Yo estaba en lo cierto! ¡William Gull fue Jack el Destripador!”

Cuando el Universo al completo parece estar confirmando nuestras ficciones en vez de nuestras supuestas teorías, podría estar sugiriéndonos la existencia de una extraña relación entre la ficción, la mente, la percepción y el cosmos mucho más cautivadora que la simple resolución de un acertijo.
En una ocasión escuché una anécdota sobre magia contemporánea que nos viene de perlas: alguien estaba decidido a poner la siguiente disciplina a examen: empezaría a creer en algo tan raro que seguramente nadie podría confundirlo con algo real, para ver qué pasaba a continuación. El ser en el que se pondría a creer sería Noddy, el pequeño conductor de un coche de juguete tocado con un sombrero en forma de campana que protagonizaba los libros para niños de Enid Blyton. De hecho, a partir de ese momento para él sería el creador absoluto del Universo y el Dios de todos los Dioses. En un par de semanas abandonó el experimento completamente alarmado, porque estaba empezando a convencerse de forma concluyente de que Noddy era el Ser Supremo de todas las cosas. Se topó con varios artículos en revistas que mostraban que se habían descubierto recientemente algunos dibujos prehistóricos en el interior de cuevas donde se representaba a una figura obviamente sagrada que vestía lo que aparentemente era un largo gorro puntiagudo con una pequeña campana en la punta. También había leído en algún sitio una entrevista con Enid Blyton en la que ella misma describía una extraña visión que había tenido mientras se encontraba bajo la influencia del gas adormecedor del dentista, siendo conducida hasta el otro extremo del Universo a la velocidad de la luz para reunirse con el mismísimo Dios, aunque la verdad es que no fue capaz de describir detalladamente la conversación. Todo esto, entre otro barullo de cosas y significados que previamente se encontraban ocultos en algunos pasajes de la Biblia (por ejemplo, Cain había sido expulsado hacia la Tierra de Nod), le hicieron creer que Nod era Dios y Enid Blyton su profeta.

A la luz de todo lo anterior, supongo que debería decir que si e
From Hell fui capaz de escribir una sola línea que fuese capaz de golpear alguna cuerda resonante del inconsciente, esa podría ser una de las frases que aparecían en el prólogo y que fue enunciada por Robert Lees e incluida por ninguna razón en particular, sino tan sólo porque me sonaba bien y me parecía bastante apropiada: “lo disfracé todo y terminó convirtiéndose en la verdad de todas formas. Esa es la parte más divertida.”
Dave Sim

¿Yo, Anti-Papa? ¿Por qué motivo? A no ser que pienses que 
ahora que Él ha sido expulsado del redil de cinco nalgas de la Imagen Sagrada, tu estratégica alianza con uno de los Extremos pueda servir a tus nefandos propósitos…

En realidad no debería tomarme estas cosas a broma, ya que he tenido que terminar resignándome a ser “el líder” de los editores que también se auto-publican, mientras que en la CBC Radio fui catalogado como “el padrino” de la auto-edición, y además acabo de recibir una carta de un nuevo editor independiente que he dejado encima de mi mesita de café donde me califica como “el santo patrón” de la auto-edición (sin las comillas). En serio, encuentro bastante engorroso todo esto: me parece que sencillamente deberían describirme como la persona que se encuentra al frente de un proyecto 
que despierta la curiosidad colectiva a finales del S. XX.

No puedo ayudarte mucho más, aunque me parece que tu última respuesta era completamente válida: claro que somos unos mentirosos, aunque deberían describirnos más caritativamente como fabricantes o inventores. Porque lo que solemos hacer es robar un pedazo de conversación por aquí, una pizca de un libro que leímos una vez (y que la mayor parte de las veces hemos olvidado) por allá, recolectar un fragmento de nuestro propio pasado, y luego procedemos a elaborar una mentira que intentamos que parezca todo lo interesante de lo que seamos capaces. Creo que el valor de tu última contestación reside en que en realidad podría resultar de interés (o al menos eso creo) a todos los aspirantes a escritor (o mentirosos profesionales), porque bien les puede servir como nota de advertencia sobre lo que se van a encontrar cuando se sumerjan del todo en esta profesión. Llámalo Karma, Hubris, o “trampa para incautos” (en el sentido bíblico de la frase). Si vas a ganarte el sustento mediante la mentira, es muy posible que, desconcertantemente esas mentiras se pongan en tu contra (tal y como tú mismo has comentado). Pensándolo bien, me parece hasta normal, e incluso me parece algo que deberíamos tener presente. “¿No te parece interesante?”. Luego volveré sobre todo lo que he estado haciendo últimamente. Pero todo esto bien podría ser una “señal” de algo, aunque también es probable que no lo sea. Y si te lo tomas de esa forma quizá empieces a deslizarte por la inclinada pendiente hacia la Tierra de L.-Ron-Hubbard. “¿No te parece interesante? Bien... Oh, pero si casi me olvido de la pasta de dientes. Debería salir a comprarla.” 

También me acuerdo del momento en el que Oscar Wilde escribió “El Retrato de Dorian Grey”, justo antes de conocer a Alfred Douglas.

Hablando de “trampas para incautos”, Jaka ha vuelto a mi vida en tres o cuatro ocasiones más, pero por lo menos siempre se queda a distancia, o se me aparece de tal guisa que me resulta bastante fácil evitarla. Y eso es lo que he hecho por el momento. Ya he descrito antes la época en la que tuve que sufrir todos sus arbitrarios arbitrajes, y por eso sé reconocer la diferencia entre algo que se le parece y el artículo genuino. Me detuve a mirarla fijamente unos segundos: “¿me parece lo suficientemente interesante o no me lo parece?, bueno, la verdad es que me basta con mirarla,” y luego volví sobre lo que fuese que estuviese haciendo.

Somos traficantes de alegorías, metáforas y símbolos. No sé tú, pero casi todas mis conversaciones suelen celebrarse al menos a dos niveles: el agradable nivel humano y el nivel en el que nos encontramos con la muy ocupada mente del escritor diseccionando cada pedazo y encajándolo en espacios alegóricos, metafóricos o simbólicos. Me he dado cuenta de que me siento mucho mejor cuando presto más atención al primer nivel que al segundo. Cuando es al revés 
(cuando es la mente del escritor la dominante y el lado humano de las cosas se queda en un distante segundo plano), ser escritor me parece toda una carga. Es algo que siempre he tenido bien presente.

Me acaba de llegar una carta de un fan en la que me pregunta si Neil, tú y yo hemos salido y nos hemos emborrachado juntos, como si fuésemos colegas de toda la vida. Ya hemos hablado antes sobre el tema y he recordado mis días de borracheras (y me refiero a días de grandísimas borracheras) y creo que la última persona con la que me gustaría emborracharme es con otro escritor. Lo primero que quiero hacer después de asistir a un Salón o a una sesión de firmas en la que me he tomado unas copas con otros tipos creativos, es pillarme un morado más adecuado y tan sólo charlar sobre cómo van los Toronto Leafs o si el entrenador o el director general deberían ser despedidos. Sólo quiero hacer el bobo con los chicos. Virtualmente ninguno de aquellos con los que socializo en Kitchener tiene ni la más vaga idea de lo que hago para ganarme la vida. “Así que, ¿sigues haciendo esos dibujos animados?” “Claro, siguen consiguiendo techo y cama”. Mis viajes siempre les parecen interesantes. Les encanta que haya algún iluso o cualquier otro tipo de persona dispuesta a pagarme un buen dinero para que vuele hasta una ciudad americana y me instale en un hotel. Y que la gente acuda para que les autografíe mi obra. Pero ahora que no suelo ir a salones ni a otros sitios parecidos ya no me preguntan tanto: “¿qué hay de nuevo o excitante en tu vida?”. “En realidad no mucho, trabajo muy duro. Siempre estoy trabajando”.

Parece que tengo lo mejor de los dos mundos: la satisfacción que produce trabajar como dibujante o guionista, cierto renombre dentro de la profesión escogida, trabajo regular, unos ingresos un poco mayores de la media y todo eso, pero si quiero también puedo ser un rostro más entre la multitud, alguien que no tiene que soportar que le recuerden la otra parte de su vida cuando se marcha a casa por la noche.

Como me he pasado gran parte de este intercambio postal discutiendo sobre la realidad y la “realidad” (creo que ambas pueden ser EL TEMA), me gustaría darte la oportunidad de que le digas a todo el mundo que en realidad no estás instalado en un loft del estilo del Doctor Extraño, envuelto con ropas de terciopelo y con retortas y vasos burbujeando a tu alrededor mientras algunas puertas se abren y se cierran hacia otras dimensiones mientras están leyendo este párrafo.

¿Cómo es Alan Moore cuando se va a tomar una copa “al pub”?
Alan Moore


Oh, Dave, si todo fuese tan sencillo... 


Tan alarmado y preocupado por mi bienestar como estoy, (y como también (estoy seguro) de que lo estará el lector medio de Cerebus), me gustaría asegurarle a todo el mundo que a pesar de todas las divagaciones y murmullos acerca de mi persona, sigo teniendo una vida ordinaria, aunque me temo que si quisiera podría retorcer muchísimo esa descripción. El interior de mi casa se parece cada día más a algo dibujado por Steve Ditko, sólo que quizá sea un ambiente un poco menos paranoico y anguloso. La habitación en la que me encuentro tecleando esto ahora mismo, que es mi sala de estar, está dividida por un tabique de madera que tiene una ventana arqueada y con vidrieras en la que hay un diseño de Otz ChIIM que hace que las estrellas con la que está decorado resalten un montón. El techo está pintado con un color entre violeta y morado y cubierto por estrellas doradas. La librerías arqueadas y diseñadas en madera lo llenan todo, y rebosan con todo tipo de libros sobre la magia: grandes y maravillosas cosas sobre las que posar la vista. Un par de biblias de 1776. “The Magus” escrito por Barrett. Una primera edición firmada de “Golden Hind” de Austin Spare. Una bonita edición en facsímil de “A True and Faithful Relation Of What Passed For Many Years Between Dr. John Dee and Some Spirits.” Tres Necronomicones diferentes.

En la estantería superior reposa el cráneo de un monje Tibetano de dos mil años de antigüedad que tiene incrustaciones de plata. La tapa del cráneo puede quitarse para poder beber en él. También puedo ver una carta enmarcada de Leah Hirsig escrita en Suiza en 1927 y firmada por Crowley. Cerca de la vidriera de Otz ChIIM hay una única página “emborronada” por Veitch donde describe un sueño en el que aparecíamos mi madre y yo y que tuvo durante la misma semana en la que ella cayó enferma y fue desahuciada por los médicos... un encantador, edificante y pequeño dibujo que nos muestra a ambos rellenando una garganta con flores de plástico. Cálices. Una tabla Ouija. Una espada. Una máscara. Varitas. Recipientes para incienso. Cuadros de Dioses y Demonios y otras cosas imaginarias. La túnica está en un armario escaleras arriba. Sólo me la pongo en ocasiones especiales, ya que sería demasiado sencillo holgazanear por la casa durante todo el día con ella puesta. Es de seda naranja, a juego con un collar y un cinturón morados. Tiene mucha más clase que ese traje idiota comprado en una tienda Oxfam de segunda mano que siempre lleva colgado encima el Dr. Extraño.
Aunque puede que la idea que he dado a entender antes es la de que
 cuando me “convertí” en Mago me pasé todo el tiempo vestido como una chirriante drag queen. Pero en realidad estuve hablando abiertamente con todo el mundo (desde los taxistas hasta mi propia familia) acerca de mis experiencias e ideas. Lo más maravilloso y misterioso de todo fue que no se produjo ni la más ligera controversia con nadie. Ahora que lo pienso, todo el mundo aceptó mi discurso como si fuese la cosa más normal del mundo. Yo me empeñaba en hablar sobre demonios, ángeles y un gigantesco dios-serpiente con la capacidad de hablar conmigo como si formasen parte de mi rutina diaria... y por lo tanto, como algo que también formaba parte de la existencia cotidiana, y me lo discutió. De hecho, una gran parte de los interlocutores se aventuraron tímidamente y me contaron alguna bizarra experiencia propia, como si por fin pudiesen revelársela a alguien, como si ya tuviesen a alguien con el que poder abrirse y comentar sus secretos. 

De nuevo, insisto en que la Magia se puede encontrar en cualquier sitio de la Vida Real. Yo siempre actúo como si esto fuese una gran verdad, y en menor medida, me parece que todo el mundo también suele hacerlo. La una (Magia) y la otra (Vida) están completamente unidas.

No sé, puede que mis relaciones en Northampton sean un poco diferentes de las que tienes tú mismo en Kitchener. Yo siempre he vivido en esta ciudad, e 
incluso antes de que me terminara convirtiendo en profesional de los cómics ya era alguien relativamente conocido. Si tienes un aspecto diferente del resto y has estado viviendo durante casi toda tu vida en un sitio pequeño, al final acabarás formando parte del paisaje. Eso si no te conviertes en alguien inmutable y eterno, mucho más estable y duradero que la mayoría de los edificios que ahora mismo se erigen en el centro. Creo que por culpa de toda la exposición que he tenido a lo largo de los años ochenta en revistas, televisión y en algunos sitios un poco más extraños, hay mucha más gente que parece saber quién soy y lo que suelo hacer. Dicho esto, normalmente todo el mundo suele dejarme a mi aire, así que ese es uno de los motivos por los que sigo viviendo en este pueblo. Cada dos semanas alguien se me acerca en el pub o en la calle y me hace un comentario bastante agradable sobre mi obra, pero también hay mucha gente que me recuerda porque en una ocasión estuve trabajando en la empresa que se dedicaba a instalar cañerías o porque soy el sobrino de Chick Moore. O el nieto mayor de la Loca Ginger Verson. O el padre de Leah y Amber, guionista de cómics y que una vez se pilló un disco de Pop Will Eat Itself.

Es una continuidad de la que formo parte y que me parece mucho mayor que la de la industria de los cómics. Por otro lado, uno de los rasgos sobre esta continuidad… y como te he enviado una copia de “La Voz del Fuego” al menos te podrás hacer una idea de lo que intento decir… es que es muy antigua, tiene las cicatrices y erudición suficientes, algo que (sorprendentemente) no se puede encontrar en ningún otro sitio. Cuando empecé a hablarle a mi familia (que son los muy tradicionales y sin ningún doble sentido miembros de una familia de clase trabajadora) sobre mi intención de convertirme en Mago, nadie movió ni una sola ceja. A mi madre le asaltó un estado emocional parecido al de una niña excitada y se quedó maravillada al ver el cuadro que había pintado del Dios Serpiente, por lo que quiso hacerse con una copia de inmediato para ella, al igual que mi tía, que es católica devota. Por el contrario, ninguna de las dos quiso colgar el cuadro de Asmodeus en su casa. La gente mayor que ha escuchado el CD “The Moon and Serpent Grand Egyptian Theatre of Marvels” parece ser a menudo más receptiva y quedarse menos aterrorizada con lo que suena en él que algunos de los jóvenes que han podido escucharlo. Durante aquellas primeras semanas casi tuve la sensación (al menos en lo que respecta a mis familiares) de que si alguien decide convertirse en mago en esta familia, simplemente es una de esas cosas que suelen ocurrir un par de veces cada cientos de años. Algo interesante, pero tampoco demasiado excitante, porque hay que seguir pagando las facturas. Tampoco es que sea un gran acontecimiento, pero por lo menos parece ser digno de respeto. Probablemente se merezca mayor respeto que trabajar como guionista de cómics, que parece una labor mucho menos universal.
Además, para mí la Magia no es un planeta extraño y alienígena que tengo que esforzarme en visitar, sino una nueva forma de observar este Planeta, un nuevo lenguaje con el que nuestras rutinarias vidas puedan ser expresadas de forma mucho más luminosa. Para un Mago, caminar por la calle hasta la tienda de la esquina para comprar un paquete de cigarrillos supone toda una experiencia mágica. Cualquier cosa, desde las matrículas de los coches hasta la envoltura de un caramelo tirada en la cuneta, incluso las observaciones casuales de los transeúntes, pueden ser una fuente potencial de información e inspiración. 


El Mago interpreta las cosas de acuerdo a una gramática diferente, pero al mismo tiempo, él o ella también están leyendo el mismo libro que se lee todo el mundo. En realidad, no existe una verdadera necesidad por parte del Ocultista de distanciarse del Mundo a través de su comportamiento, aunque parezca que un gran número de ellos actúe de esa forma. Creo que una notable excepción podría ser Austin Osman Spare, el único Mago de este siglo que rivaliza seriamente con Crowley. Spare rechazó su prometedora carrera artística en el West End, volcándose por entero en el mundo de la magia, viviendo en los barrios más pobres de Brixton o del East End, y haciendo exhibiciones en los cuartos traseros de los bares en vez de en las galerías que le ofrecieron hacerlo. Se asoció casi exclusivamente con la pobreza urbana crónica, y no por culpa de una deformada noción de caridad propia de la clase media, sino porque ellos eran la gente con la que más le gustaba alternar y vivir. Probablemente también aceptó vivir de esa forma debido a su personalidad: era un buen dibujante, un tío risueño con el que tomarse un trago, muy cuidadoso con sus compañeros, y además podía hacer llover dibujando un garabato en un pedazo de papel arrugado. Lo que se dice un tipo imponente.

Supongo que lo que estoy intentando decir es: “lo que ves es lo que hay.” En la actualidad, después de haber pasado por un período en el que he tenido que hacer frente a una gran cantidad de duro trabajo, he ido refinando esa maldita Hidra hasta convertirla en algo que tan solo tiene una cabeza. Mientras charlo con mis hijas, para ellas soy Alan Moore, o para mi tía de 89 años, o para la policía, o para mis lectores, o para mí mismo. Soy Alan Moore cuando estoy escribiendo Supreme o From Hell o esta parte de esta charla. Soy la misma persona cuando saco la bolsa de basura los jueves por la noche. No es fácil, pero al menos es posible serlo, y también creo que quiero serlo
.

De acuerdo. Supongo que seré Alan Moore hasta el final. He mirado el fondo de la pantalla y he visto que estoy en la página 38 del documento que he bautizado como “SIM 1”. Debería arrojarme sobre esta oportunidad de pedir disculpas personalmente a tus lectores, ya que es cierto que nunca me han deseado ningún daño por hacerles sufrir una experiencia bastante similar a la de quedarse atrapado en un ascensor detenido entre dos pisos en compañía de David Koresh y Charles Manson. Pero por supuesto, por otra parte tampoco es que hayan intentado ser amables conmigo, así que solo puedo decir: que les jodan. Deberían sentirse agradecidos de que ellos mismos no se hayan visto involucrados en esta conversación, por lo que no tendrán que sufrir tu dolor de cabeza y tampoco tendrán que hacer uso de tus pastillas. Deberían estarme doblemente agradecidos de que no estemos sentados en la misma habitación mientras les hablo y cruzo mi mirada con la suya, en cuyo caso dejarían de tomarse pastillas para el dolor de cabeza y empezarían a elucubrar tantísimas cosas que su lóbulo temporal terminaría convulsionando. Y no estoy bromeando. Al menos durante estos días.
Dave, esta ha sido una conversación de la que he disfrutado mucho. Gracias por darle a un anciano la oportunidad de hablar sobre sí mismo durante tanto tiempo y en un cenáculo tan prestigioso. Por supuesto, sé que si realmente te caigo bien obtendré un cameo en "Guys" al igual que lo tuvo mi descuidado y olvida-cabezas colaborador, pero supongo que podré vivir con ello. Cerebus (como si necesitase que yo lo recalcara) sigue significando para el medio del cómic lo mismo que el hidrógeno para la tabla periódica, y es uno de los pocos comic books que sigo leyendo y disfrutando de forma regular cada mes. De acuerdo, así que esto se ha convertido en una petición, porque tengo la esperanza de verme a mí mismo mirando de frente un charco de mi propio vómito en alguna viñeta sin importancia de "Guys", aunque antes deberías aprender a tomarte todos estos cumplidos con un poco de misericordia.

Una vez soñé con el último número de Cerebus... de hecho, con su última página. El personaje se estaba elevando gracias a alguna especie de efecto especial minimalista pintado de colorines. Recuerdo que había mucho azul celeste. Eso es todo lo que te puedo comentar.

Mis mejores deseos para Gerhard y para ti. Vuelve por aquí tan pronto como puedas y podremos continuar esta conversación frente a unas cervezas frías y haciendo que nuestros lóbulos temporales se convulsionen hasta quedarse completamente rojos.

Dave Sim

Bueno, me tomaré en serio tu oferta. Quizá el mes más apropiado es este próximo noviembre, dado que finales de otoño es la fecha presente en cada uno de los capítulos de “La Voz del Fuego” (ISBN 0-575-05249-X, Victor Gollancz imprint, the Cassell Group, Wellington House, 125 Strand, London WC2R OBB, 10 libras además del coste del envío).

Como nota aparte, me leí el libro durante mis últimas vacaciones con mi novia (después de que se me olvidara en una habitación al cambiar de hotel generó lo más cercano que tuvimos a una seria discusión cuando la insistí en que debíamos volver YA, AHORA MISMO, a por él.) Enorgullecido por mi particular (y reciente) inmersión 
en mi herencia Judeo-Cristiana, me imaginé al ectoplásmico Alan Moore vestido con su capa naranja, riéndose de mi devoción por el Cordero de Dios, viajando a toda velocidad por la autopista de Florida con muchas ganas de volver sobre el Libro del Mago. 
Gracias por piropear Cerebus con mucha más gracia que la que yo podría tener. Por supuesto, todos los cameos de "Guys" fueron auto-editados, y se utilizaron personajes auto-editados (tuve que sustituir a Hilly Rose por Katchoo en el último minuto, cuando Terry Moore “saltó por la borda” –la verdad es que fue como si hubiese tenido que modificar todo el paisaje-), pero todavía tengo que hacer tres tomos más para acabar la saga de Cerebus y mi naturaleza competitiva no me permite que tu encarnación en la serie de tu ancestralmente desafiante colaborador, Bacchus [Baco, Astiberri], siga siendo el lugar definitivo donde apareció Alan Moore como personaje en el campo de los cómics (hasta el momento todavía lo es).

Mi relación con Kitchener es muy diferente de la que tienes tú con Northampton. Teniendo en cuenta que esta ciudad es relativamente nueva, por lo que no es “
muy antigua, tiene las cicatrices y erudición suficientes”, probablemente fuese algo que esperar. Como me gusta decir, la mayor parte del Reino Unido tiene pubs miles de años más antiguos que los que se pueden encontrar en Canadá. La “Voz del Fuego” es un libro maravilloso porque transmite de forma muy conveniente esas profundísimas raíces que tan bien permean la conciencia norteamericana (y también a mí, desde luego) cuando viajamos por tu pintoresca y pequeña isla (claudico, pero no me arrodillo, Alan, ya me conoces.)

Nuestro intercambio de puntos de vista ha supuesto una experiencia estimulante (aunque cuando metí el archivo del fax del segundo trimestre encima del enorme archivador parecía bastante corta). Quizá nuestro respectivo sistema de creencias permanezca intacto, pero por mi parte creo que Alan ha caído presa de las limitaciones implícitas del Bang-Bulge-Crunch y sus Legiones de Caídos, y de ese Que No Me Levante y Tampoco Puedo Hacerlo, y puede que pienses (corrígeme si me equivoco) que Dave ha sido timado [gulled] (si, lo indico como referencia oblicua a From Hell) por ese peculiar culto Redentor al Sol que se le fue de las manos, y también se cerró en banda ante todo ese material Verdaderamente Cool que, de todas formas, tan sólo se compone de un pentagrama y un ritual...

Bueno, al menos evitaremos sacar a relucir lo verdaderamente antiguo que es ese negocio. Tan antiguo como Nerón, que inmoló a nuestros chicos crucificados cuando se dio cuenta de lo que debía hacer al pasar por debajo de un farol del patio durante una de las fiestas de su pequeño jardín. O tan antiguo como todos los magníficos templos y estatuas paganas que cayeron bajo la bola de demolición. Verdaderamente "
muy antiguo, con las cicatrices y erudición suficientes".

Además de la recriminación, dispongo de otras cualidades para seguir tirando, así que espero que por lo menos lleguemos hasta un lugar en la historia en el que, con la percepción que nace de nuestra visión de conjunto, sea posible asumir la culpa por la mayoría de atrocidades cometidas en el pasado, por los sistemas de creencias impuestos por la fuerza... y que podamos llegar a conocer lo que nos ha sido impuesto (que no debería tener nada que ver con las propias creencias) y que sería necesario eliminar.
En cuanto a tu observación de que eres una parte mucho mayor de la continuidad de Northampton que de la industria del comic-book, me gustaría comentar que... es algo con lo que yo no puedo... ni podría querer estar... en desacuerdo. Pero también me gustaría decir que la distinción que se puede hacer entre medio e industria es muy, muy pronunciada. Si tenemos en cuenta la evolución que han facilitado tus contribuciones al medio: desde La Cosa del Pantano a Watchmen y V de Vendetta, desde Brought to Light hasta Un pequeño asesinato, y con tu (hasta ahora) logro cumbre From Hell, me parece muy triste considerar que la oportunidades futuras para un guionista de cómic de tu estatura se limiten a Spawn o Supreme, aunque también me parezca un material entretenido. Y créeme, lo encuentro muy entretenido.

No lo veo como una equivocación tuya, sino como un error del medio y su configuración actual, culpa de su estado actual. Me parece que el medio siempre ha sido (y nunca lo ha sido tanto como ahora) amorfo, compuesto por la suma de conciencias y acciones de la holgada comunidad de personas que lo conforman, de sus profesionales más activos. Un argumento persuasivo podría ser el de que no existe la suficiente gente tarada que disponga de mucho dinero a nuestro alrededor, como puede ser el caso de Bissette, cuando se deshizo de su correa y puso sobre la mesa su soñada antología de terror. Pero veinte mil dólares o algo parecido tienen la culpa de que le dieran la patada en el culo, para a continuación tener que gastarse miles de dólares de su propio bolsillo (los cuáles no tenía) para mantener viva la revista hasta que fue barrido hacia la singular y desinteresada locura de la Tundra de Kevin Eastman, donde con el tiempo emergería gracias a Denis Kitchen (que había enloquecido muchos años antes que cualquiera de nosotros. Loco y desinteresado.) La locura y el dinero se marcharon hacia el oeste y se mezclaron con los super-héroes y con Hollywood, dos maldiciones para aquellos de nosotros que siempre hemos tenido asuntos más importantes que atender.

Quizás parte de la culpa (y no es que sea muy pequeña) la tenga ese peculiar instinto inglés que hace que un autor aumente rápidamente su imagen icónica y luego se apresure a quedarse apartado a un lado (una habilidad que ya fue mejorada hasta la perfección durante la Rock n´ roll British Invasion). Creo que tanto Neil como tú habéis tenido vuestros quince minutos de gloria y habéis disfrutado de la corona de laurel antes de que vuestros posibles sucesores y también admiradores empezasen a bajaros del Panteón y os arrojasen hacia un metafórico Elba Inglés. Una pintoresca... y peculiar... pequeña isla mucho más grande.
Tuve la oportunida de ver a Neil y a Scott McCloud durante el 80º cumpleaños de Will Eisner (pregúntame por alguien y te diré si estuvo allí). Creo que la suerte ha tenido mucho que ver para que haya sido capaz de trabajar tan sólo en Cerebus durante estos casi veinte años. Los pequeños intereses que he tenido en otras formas de arte, entretenimiento y comunicación son insuficientes y no me siento tentado de apartarme del campo de los cómics (y francamente, no creo que eso vaya a cambiar en el próximo 2004). Reconozco que otros no han podido dejar de hacerlo. Si Neil está escribiendo una serie de TV o una novela o un libro ilustrado como Stardust, si Scott se encuentra perdido en el ciberespacio (creo que yo también he caído, pero es difícil decir por qué no me puedo “levantar”), y si vas a poner todas tus energías en otro libro o CD, entonces, bien...

Por lo menos, antes de que os vayáis el medio, (“el medio”, no el negocio), ha conseguido Sandman y Mr. Punch y Zot y Understanding Comics y From Hell. Y quizá simplemente te hayas tomado unas vacaciones y regreses cuando la locura y el dinero tengan otra configuración. O quizá no lo hagas.

De todas formas, quiero darles mis más sinceras gracias a aquellos de nosotros que no nos vamos a ir de vacaciones en un futuro inmediato, por darnos (por ofrecerle al medio), algo parecido a logros de primera.

(Continuará)

No hay comentarios:

NUEVA YORK EN EL DAREDEVIL DE FRANK MILLER

"Investigué mucho para hacer un buen trabajo. Si me pedían que dibujara una cascada, iba hasta una y la dibujaba. Esto es algo que a...