jueves, 22 de septiembre de 2011

ATENCION: este es el anuncio más largo del mundo (o uno de ellos).


ATENCION: este es el anuncio más largo del mundo (o uno de ellos).

Cuando llegaba a Madrid desde aquel pueblo remoto donde me crié durante mis primeros 22 años, me dirigía inmediatamente con los fajos recién cobrados, ganados en la fábrica a base de sudor, hasta el centro de Madrid, donde había un montón de tiendas en las que se acumulaban los cómics que, en algunos casos (los menos) había visto impresos en los anuncios de otras series de la misma editorial, y en otros casos (la mayoría) eran ediciones que desconocía hasta el mismísimo momento en el que posaba mis ojos sobre ellos. También había fanzines (mi añorado Urich), figuras de todo tipo, pósters y faltaban las pipas y los caramelos. Era todo un festival para mis ojos y volvía cargado de material al norte. Eso significa que me dejaba un dineral en esas tiendas tan céntricas.

Siempre pensé en la suerte que tenían los vendedores de dichas tiendas con la situación en la que se encontraban. En Gran Vía y Callao había mucha competencia, pero también era el lugar donde se dirigía media muchachada de la ciudad para tomar unas copas, pasear por el Templo de Debod y la Plaza Real y, sí, comprar tebeos y otras cosas relaccionadas. Se hacían buenas cajas, estaba claro, porque los estrechos espacios que vendían papel rebosaban de fans que, con los ojos desorbitados, parecían cerdos en el matadero del consumo.

Pero también me asombraba mucho la suerte que tenían esas mismas tiendas de vender aunque fuese una mísera peseta, debido a lo bordes que eran sus dependientes. Ojo, no es que yo estuviese pidiendo tratos especiales de ningún tipo, pero bajo mi punto de vista la desgana no debería ser la mejor amiga del lucro. Si el dependiente o el camarero de cualquier tienda me trata de forma poco atenta, o incluso de mala leche, no vuelvo a comprarle o pisar su establecimiento y punto.

En mi caso, como los desplantes eran una vez al año, no me hacían ningún daño, y volvía a recorrer unas cuántas de aquellas tiendas que había jurado no volver a pisar en mi puta vida. Esto cambió cuando me trasladé a la capital. Después de otro año soportando a los mismos pelafustanes, probé suerte con una de las especializadas que no se encontraban en el centro. Miré la dirección en la net y vi que me pillaba de cine para llegar los sábados desde mi casa o entre semana desde el trabajo. A su manera, Goya es tan céntrico como Callao. Así, en cuanto conocí Astro City, lugar donde me hacían un descuento directo de material (sin esperar a acumular un mínimo de cien euros), me convertí en un adepto. Tenían mogollón de material atrasado, la tienda era pequeña, pero estaba repleta de novedades, y además... el dueño y su clientela se reunían en una fecha que era clave para algunos de nosotros. Todos los jueves los bares de al lado de Astro City se embolsaban unos doblones de más en cerveza y tapeo. Y algún disgusto entre escándalos y risas.

Sin sofoco ninguno puedo relatar que al principio, lo que me hacía volver una y otra vez al mismo sitio era el descuento, y además los tios majos que me atendían no se parecían en nada a la miasma que me había encontrado antes, clones del Calabozo del Androide de los Simpsons, o émulos del Jay de Hate.

Pasaron algunos meses hasta que conocí mejor a Felipe y Luis, de los que me hice amigo. Siempre estaban en la tienda (o en Astro City 2) ya que el dueño apenas aparecía por allí. El roce (y las borracheras) hacen cariño.

Cuando la tienda cerró y resurgió como Enigma Comics, yo seguía allí. Había estado currando bajo el mandato del anterior capataz durante los estertores finales de Astro City, en condiciones de esclavo (como la inmensa mayoría de los españolitos de a pié), pero ahora tan sólo era otro cliente más.

Enigma Comics empezó con mucha ilusión. Pero la clientela llegaba a cuentagotas. ¿Habrían huído los antiguos compradores a otras tiendas (el local estuvo cerrado cinco meses entre un negocio y otro)? ¿Estarían en el paro? ¿La gente no se acercaba a la tienda porque estaba cerca de esos que nos están jodiendo la vida (los seres humanos que viven en Barrio Salamanca y aledaños)? ¿Qué pasaba aquí? El declive era más evidente cada mes, y cada vez que llegaban las novedades acudían menos clientes y las estanterías acogían mayor cantidad de títulos que no se vendían. Después de dos años de capear heróicamente el temporal, como muchos negocios que han caído (y que caerán), era la hora de cerrar las puertas.

Y ahora, para aquellos que no les importa comprar las cosas rebajadas, es la oportunidad de hacerlo.

Porque sé que existe mucha gente a la que le gusta pagar más dinero porque así se creen que el tebeo es mejor, pero NO ENTIENDO cómo te puedes gastar la pasta que vale el Predicador Nuevo Testamento a tocateja en esas tiendas del centro que tan mal te tratan y no comprarlo en ENIGMA COMICS, con un precio de 21 euros. No lo entiendo. No entiendo cómo aún pueden estar llenas dos cajas con grapas, una llena de los fascículos que Panini edita a 1,95 euros o dos y medio, y que están a un euro cada uno de ellos (además de los Wonder Woman ó JSA esos que no te pillaste porque te costaban mil de las antiguas pesetas, repito, esos, están a un euro) y otra caja con tebeos a precio de regalo, un euro y medio; con grapazas tan interesantes como los números triples de Hulk ó los Vengadores. ¿La serie limitada de dos números de “Reinado Oscuro” de los Cuatro Fantásticos, guionizada con gusto por Jonathan Hickman? La tienes a tres pavos.

TAMPOCO ENTIENDO cómo estando mogollón de material atrasado al 20 por ciento directo (docenas de tomos de Norma, Panini, La Cúpula y Planeta, Manga de todos los colores, etc), siga descansando en las estanterías hechas a medida el sueño de los justos. De todas formas, sabes que ese título en el que llevabas pensando tanto tiempo y que no te dejaba dormir, te lo comprarás más tarde o más temprano, y seguramente al precio que marca la editorial, o incluso más caro. Las cosas del coleccionista son así. ¿Qué mejor que hacerlo ahora con el 20% de DESCUENTO?

¿Y dónde está la tienda que va a haceros pasar la CRISIS leyendo cómics, riéndoos de las intenciones que tienen los ladrones de los bancos de incentivar el consumo? Está aquí: Enigma Comics C/ Espartinas nº 8, 28001. Madrid. Y todavía tienen tlf. para hacer todas las reservas que se te antojen: 91.435.61.21.

¡Allí nos vemos!!!


4 comentarios:

PAblo dijo...

Doy fe que todo lo que dice
Frog2000 es tal y como lo cuenta. Gran entrada, gran tienda, gran ambiente y estupendos libreros.

Impacientes Saludos.

Critical + dijo...

Me pilla bastante lejos. Si no arrasaría Enigma Cómics.

De las 5 tiendas especializadas (nada de FNAC ni Cortinglés) de las que he sido cliente asiduo en mi ciudad, ya sólo compro en una. ¿Cómo pueden ser tan rancios, bordes y/o maleducados en un negocio cara al público?

El inane anónimo dijo...

SHHHHHHHHHHHHHH!!! Calla, ¡¡indiscreto!!!

Anónimo dijo...

rumores dicen que todo eso es segunda mano

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