lunes, 22 de enero de 2018

LOST IN TRANSLATION: LA PUNTA DEL ICEBERG (4 de 4)

Artículo de Bill Randall para The Comics Journal nº 282 (2007). Parte 1parte 2, parte 3.

DISAPPEARANCE DIARY  (Shissou Nikki), por Hideo Aduma (Adzuma). Ponent Mon editó el primer volumen con el título "Diario de una desaparición."

Solo un puñado de compañeros de generación de Miki Tori tienen carreras igualmente prominentes. En las últimas páginas de la obra "Diario de una desaparición", le hace una entrevista a uno de ellos, Hideo Aduma. A Tori le molesta uno de los episodios. "Cuando la policía te recogió", le pregunta a Aduma, "¿de verdad que uno de ellos te pidió un dibujo?"

Aduma se ríe. "Es cierto. No he contado todo lo que me sucedió, pero todo lo que aparece dibujado en el tomo es cierto". Tori se queda asombrado, pero puede que nos sorprenda más el buen humor que gastaba Aduma con la policía. En otra de las preguntas, Tori le interroga acerca de si alguna vez alguien reconoció quién era. Su respuesta: "No te descubren hasta que tus huesos se hayan blanqueado al sol".

Esta es la contradicción que se puede encontrar en el núcleo del extraordinario Diario de Aduma. En un momento dado, el autor se quedó sin hogar, en otro lo hospitalizaron por alcoholismo. Lo más remarcable es cuando te enteras de que abandonó la sociedad no una, sino tres veces. Pero más notable aún, regresó y dibujó un excelente cómic sobre lo que le había ocurrido, una obra que de alguna manera pasa de puntillas entre el cariño kawaii [de dibujo bonito] y el realismo sin adornos y ni rastro de sentimiento.

La primera parte, la huida de todo, requiere cierto esfuerzo por conocer mejor su sociedad. En el Japón conformista, las presiones familiares, escolares y de la sociedad en general mantienen a la mayoría de la gente encaminada por una ruta determinada, incluso aunque no estén particularmente contentos con su suerte. Cuando alguien elige un camino diferente, es probable que se le critique, e incluso que sea condenado al ostracismo por familiares y amigos. Ciertamente, la carrera y el estatus social importan más en Japón que en el despreocupado Occidente. Cuando alguien no puede lidiar con la presión, no suelen largarse y dejarlo todo, sino que la solución más tradicional es el suicidio.

Sin embargo, algunos abandonan lo que se supone que tienen que hacer, bien sea el grupo de jóvenes que ha elegido sobrevivir trabajando a tiempo parcial o bien los que engrosan la verdadera indigencia. A todos les resulta difícil volver a unirse al Japón, Inc.: los freeter suelen ser tildados de poco fiables, mientras que los indigentes descubren que sencillamente ya no existen. En un incidente ampliamente publicitado, un hombre sin hogar demandó a la ciudad de Osaka por la ayuda que dijeron que debería recibir. Pero las cláusulas ponían como condición que no se lo darían a no ser que tuviese una dirección, porque a ojos de la burocracia, el parque donde vivía no era válido. En otro caso, un hombre sin hogar se quedó muerto en la intersección más concurrida de la ciudad durante varios días, invisible e intocable.

Aduma comienza el libro con un intento de suicidio, deja el trabajo para proceder a embriagarse, y cuando se queda sin dinero, se bebe su último sake y ata su cuello a una cuerda colgada de un árbol en la montaña. La gravedad se encargará de todo, se dice. Pero al final se queda dormido. Esa es la introducción: las tres historias que siguen hablan sobre sus penurias como persona sin hogar. Sin detenerse demasiado en razonamientos, la obra se convierte en una representación de lo que le ocurrió. Ante la imposibilidad de dormir una noche, se sube a una colina e intenta descansar en el suelo. Cuando tiene hambre, roba comida de una trampa para pájaros. Se come el daikon crudo. Después de unos días, se ha convertido en uno de ellos.
La obra no intenta pontificar y está repleta de detalles sobre cómo fue capaz de sobrevivir. A veces, incluso parece un manual de instrucciones, con útiles consejos sobre cómo bucear en un contenedor de basura y evitar a la gente. La mayor parte de la primera historia, "Caminando por la noche", se la pasa aislado. Una linda chica, uno de sus temas favoritos, le observa mientras come de una bolsa de basura, pero eso es lo más cerca que llega a estar de ese otro mundo. Algunas otras personas sin hogar se dejan ver en pequeñas secuencias. Aduma nunca se acerca a las casas de la chatarra como la de Nakanoshima en Osaka o el parque Ueno de Tokyo, que el arquitecto Takeo Sakaguchi documentó en su libro O Yen Homes. Si Aduma lo hubiese hecho, habría vuelto a formar parte de la comunidad. Japón es un lugar de convivencia, por lo que algunos sin hogar han formado sus propias asociaciones de vecinos. Pero Aduma está solo, centrado en sobrevivir, y es entonces cuando su historia se convierte en algo existencial. La vida se reduce a lo más básico: comer, dormir, salir adelante. Y lo consigue.

Sus siguientes dos desapariciones funcionan de forma similar a la primera, aunque no son tan existenciales. En la segunda, un empleador lo contrata para un trabajo. En la tercera entra en un hospital para desintoxicarse. Estas historias lo muestran dando pequeños pasos de regreso a la sociedad, aunque todavía no participe del todo. En cambio, al igual que las personas que lo rodean, se arregla con lo que tiene. Retrata a todos de la misma forma. Los trabajadores de la construcción, más "funcionales" que los alcohólicos en el hospital, se parecen mucho a sus compañeros disfuncionales. Parte de su logro artístico es humanizar sin esfuerzo a una clase que a menudo catalogan como "basura". Todos están al mismo nivel, todos tienen las mismas flaquezas y defectos.
La otra parte de la fuerza de la obra radica en el estilo narrativo. A pesar de que a lo largo de los años Aduma ha desarrollado un estilo de dibujo lindo y súper-deformed, es capaz de transmitir un realismo preciso, algo que impresionó mucho a Tori. Además, Aduma no aprovecha la ternura para caer en el patetismo, más bien es consecuencia de su estilo de dibujo, un lenguaje personal que suaviza, incluso hace posible, su implacable mirada sobre sí mismo. Más importante aún, permite que la historia se desarrolle de forma realista. Nunca impone la fetichizada "estructura de tres actos" que domina las películas y muchos cómics. En cambio, muestra retazos de la existencia, una mirada a episodios absolutamente mundanos. Puede que la lectura sea entrecortada, pero hace que su historia esté más que simplemente "bien hecha". Más que una recopilación ingeniosa, ha hecho algo que se te puede quedar encasquetado en las tripas después de acabarlo. Además, las metódicas conclusiones solo muestran que ha elegido terminar en un momento álgido: la vida continúa con deshilachada indiferencia. Aduma termina su obra con dos meses de desintoxicación por delante. No asistimos a ningún final triunfal, ni a un gran retorno, ni siquiera nos ofrece una moraleja. En cambio, el último texto dice: "Aunque me encontré con algunas personas e incidentes más extraños, ya os contaré sobre ellos en otro momento". Y con eso, nos deja intentando comprendernos a nosotros mismos. Sin sentimentalismo alguno, lo que es un pequeño milagro. Otro milagro es la noticia de que Ponent Mon ha anunciado en su web que Disappearance Diary aparecerá traducido al inglés en 2007. Puede que el clima para el manga en inglés esté empezando a cambiar, y si lo hace, espero que alguna de estas obras sea solamente la punta del iceberg.

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