miércoles, 10 de junio de 2020

EL TERROR EN EL CÓMIC, LA BÚSQUEDA DE UN TÉRMINO MEDIO (2 DE 6)

Artículo de James Van Hise para Comics Feature Collector´s Edition nº 3 (1984). Traducción: Félix Frog2000. Parte 1.

En alguna parte se ha comentado que King es capaz de mostrar al lector un terror de mayor "cercanía" y aún así ser muy efectivo. Tiene más que ver con el talento y la habilidad de King a la hora de utilizar el lenguaje que con cualquier otra cosa, pero es indudable que E.C. le enseñó al jovencito Stephen King que ese tipo de terror podía ser bastante divertido. Y muy efectivo cuando se hacía bien.
Por extraño que parezca, fue casi al final de la existencia de los cómics de terror de la E.C. cuando en realidad la editorial empezó a mostrar el terror a su público de una forma más directa. "Foul Play" es el ejemplo más habitual de este tipo de cómic, porque esta historia, con su repetición de la temática de la venganza, es un ejemplo extremo de narrativa de terror arrojada a la cara del lector sin miramientos. Los desmembramientos se emplearon en varias historias más, pero su uso tal y como aparece en "Foul Play" no fue tan casual como puede parecer. Cerca del final, parece como si la editorial hubiese querido ponerse al día, porque Tales from the Crypt nº 38 utiliza el recurso del desmembramiento en dos historias, "Tight Grip" y "Last Laugh", en una época en la que los nuevos guionistas llegaron para corregir las fallas de Gaines y Feldstein, quienes se dieron cuenta de que habían caído en lo formuláico y querían guiones que ofrecieran nuevas perspectivas. De hecho, puede que Tales from the Crypt nº 38, publicado a finales de 1953, sea uno de los cinco cómics más violentos de la E.C. En este número se dibuja de forma muy gráfica un cuerpo desmembrado, y un hombre es aplastado hasta la muerte por un extraño arcón que exprime toda su carne a través de los agujeros de bala que le han hecho en un tiroteo, e incluso hay una historia de Reed Crandall en la que el protagonista le extirpa toda la piel de la cara a su esposa dejando la carne expuesta en crudo en uno de los finales al estilo "O´Henry" más impactantes de la editorial.

Y eso sin tener en cuenta el resto de cosas extrañas que ocurren en el número, como cuando alimentan a un hombre con cápsulas llenas de anzuelos y arrojan trozos de carne de caballo envueltos en ropa infantil a las vías del ferrocarril. Si alguien reuniese el resto de historias de terror más extremo publicadas por E.C. en un solo tomo, no serían capaces de superar lo que se puede  leer en este ejemplar de Tales from the Crypt. Mientras que en números anteriores se intentaban diferentes aproximaciones al horror, todos los guionistas de este orientaron directamente las historias hacia el gore, dando como resultado una entrega que, al igual que "Foul Play", no era demasiado representativa del horror de la E.C. Tampoco es muy habitual, pero si alguien se lee este número, se podría equivocar al evaluar cuál podía ser la línea editorial de la compañía. (Aunque a mí me ocurrió.) Es un tipo de terror diferente del estilo habitual de la E.C., que en realidad solía incluir elementos sutiles y sencillamente extraños, pero historias como las del nº 38 son las que llamaron más la atención del lector. Son historias de horror chocantes, con crudos finales sorpresivos cuya lectura se queda en el recuerdo, y en el fondo, a los lectores nos gusta que lo que leemos nos conmueva, aunque se necesita mucha habilidad para hacerlo de una forma más sutil. A menudo no somos capaces de distinguir las diferencias en el resultado final. Estas historias sacuden al lector con un horror puro, en lugar de con el recurso del terror. Boris Karloff diferenciaba de una forma bastante adecuada entre los dos argumentando que el terror puede asustarnos mientras que el horror nos hace rebelarnos. La diferencia entre ambos es la diferencia entre una mente inestable y un estómago inestable. Aún así, no podemos evitar sentir una atracción ambivalente de pura fascinación hacia lo repulsivo por el simple hecho de que es algo que podría llegar a existir en la realidad. Cuando los fans se reúnen para hablar sobre sus historias favoritas de la E.C., ¿mencionarán alguna vez "Shadow of Death" en lugar de "Foul Play"?

En mi opinión, a pesar de lo extrañas y notables que puedan ser las historias de terror más retorcidas de la E.C., tampoco son el epítome del horror que Stephen King mencionaba anteriormente al referirse a la editorial. Ciertamente se quedan prendidas en el recuerdo y son lo primero sobre lo que queremos hablar cuando se menciona la palabra E.C., pero cuando nos sentamos y lo pensamos durante un minuto, se nos ocurren otras que ejemplifican mejor lo que hizo la editorial E.C. con el formato de los cómics de terror, mucho antes que las historias de casquería nos vengan a la mente.

Un tema típico de un cómic de terror de la E.C., ciertamente más típico que los del Tales from the Crypt nº 38, aparece en Vault of Horror nº 33. La historia principal, "Together They Lie", es una variación del tipo de historia que Stephen King describía en su extracto de Danza Macabra sobre un hombre que regresa de la tumba para vengarse de aquellos que lo han agraviado. "A Slight Case of Murder" tiene mucho más que ver con la inventiva que E.C. insufló en los cómics de terror. Se encuentra en la misma tesitura que algunas otras, sobre todo en lo que respecta a su desenlace, aunque la trama es totalmente diferente de las historias que emplean el punto de vista de un personaje con un defecto de nacimiento. Lo que hace que este tipo particular de historias resulte interesante es que cada una de ellas es única. "The Basket" (Haunt of Fear nº 9) trata sobre un hombre que ha nacido con dos cabezas. "About Face" (Haunt of Fear nº 27) va sobre una niña con dos diferentes caras en lados opuestos de su cabeza. "Chess-mate" (Haunt of Fear nº 22) y "My Brother´s Keeper" (Shock Suspense nº 16) son variaciones extremas del gemelo siamés. En "Un leve caso de asesinato", del Vault of Horror nº 33, el defecto de nacimiento es tal que el cuerpo de un hombre se ha quedado horriblemente pequeño y atrofiado mientras su cabeza se ha desarrollado normalmente, lo que requiere que de alguna manera intente pasar desapercibido para que la gente no se de cuenta de cómo es en realidad. Es un poco exagerado, pero cuando se revelan los asesinatos de la historia, agrega un toque muy imaginativo, y el dibujo de George Evans es absolutamente adecuado para lograr esa atmósfera de pueblo pequeño. "Strung Along!", dibujada por Graham Ingels, incide en la motivación de la venganza, excepto que esta vez son marionetas moribundas de un titiritero que inexplicablemente hacen el trabajo sucio para que los últimos momentos antes de la muerte del anciano sean más felices.

He guardado para el final mi evaluación de la segunda historia del número, porque es una de esas narraciones legendarias de la E.C. con la que consiguió ganarse parte de ese aura de editorial realmente diferente. "¡Deja que el castigo se ajuste al crimen!" está dibujada por Jack Davis, y su realismo de dibujos animados se suma a la engañosa atmósfera de la historia. Alguna vez se ha afirmado que cuando E.C. comenzó a adaptar a Bradbury, Feldestein se vio fuertemente influenciado por ese tipo de historias y estilo de escritura. En esta narración resulta de lo más evidente, aunque solo sea porque el autor de ciencia ficción fue la puntual inspiración del guionista. La historia, que ahora podríamos catalogar como una narración de suspense criminal, muestra perfectamente cómo puede ser este reino de horror cuando se aborda de la forma adecuada. En el argumento no hay un solo elemento fantástico, sino que muestra las horribles posibilidades presentes en la mente humana, y que las ideas en sí mismas no son peligrosas, sino que lo son quienes las conocen y su forma de interpretarlas y llevarlas a cabo. Esta es la famosa historia de la E.C. sobre un grupo de niños tan fascinados con la muerte que incluso se compran periódicos donde se informan sobre ejecuciones. La historia da comienzo con los chicos simulando un funeral con ataúd y todo.

(Continuará)

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