viernes, 11 de abril de 2008

REEDICIONES NECESARIAS (1): SABRE

En la Marvel pionera de los setenta cabían experimentos de todo tipo.

Teníamos a Howard, el charlatán pato fumador de puros creado por Steve Gerber (tristemente fallecido en Febrero de este año). También la Tumba de Drácula, una colección en la que sus autores, Marv Wolfman y Gene Colan, dieron cabida tanto al terror de las influyentes películas de la Hammer y la Universal como a otras formas de miedo más moderno. La ciencia ficción campaba a sus anchas camuflada bajo la fachada de lo super-heróico en títulos como Omega El Desconocido, Killraven o Los Guardianes de la Galaxia y la problemática social de barrios tan duros como Harlem se trataba al estilo de la editorial en Héroe de Alquiler.

Otra tendencia, en este caso las películas de artes marciales, quedó reflejada en la serie Puño de Hierro o en la maravillosa Shang-Chi, Maestro de Kung-Fu. Fue en esta última donde un dibujante llamado Paul Gulacy, hecho a sí mismo a partir del estilo narrativo de Steranko, se granjeó las simpatías de público y crítica. La coalición entre el brillante artista y un pletórico Doug Moench pilotando los guiones convirtió a la colección en un apasionante thriller de espías, repleto de trucos cinematográficos y personajes con profundidad psicológica.

Otro de los artífices de esta auténtica época dorada de la editorial neoyorquina fue Don McGregor, un guionista que prefería que sus personajes hablasen a través de densos cartuchos de texto en tercera persona, complementando con soltura la labor de los dibujantes que levantaban sus edificios argumentales. Sus guiones para la anteriormente citada Killraven o en los dos seriales de La Pantera Negra (con dibujos de Bill Graham) que aparecieron en la revista genérica Jungle Action han sido reverenciados incluso por autores de la talla de Frank Miller.
Así, fue en una Marvel que funcionaba de forma muy específica donde se forjarían creadores que el tiempo convertiría en legendarios y que pronto serían parte del fuego que alimentaría el boom de las editoriales independientes durante la década siguiente. La nostalgia me invade al pensar en marcas como First Comics, Eclipse o Pacific, lugares donde Don McGregor y Paul Gulacy seguirían fabulando mundos con mayor manga ancha, lejos de los estrechos márgenes de un Comics Code Autorithy al que debían someterse si trabajaban para editoriales más “comerciales”.

Precisamente Eclipse se creó para editar la primera novela gráfica de la historia del cómic y que con un sonoro “Sabre: Slow Fade of an Endangered Species” por título, se anticiparía en sólo dos meses (Agosto de 1978) a la famosa “Contrato con Dios” de Will Eisner.
Sabre fue importante por varias razones que impactarían fuertemente en el mercado del cómic yanki: McGregor y Gulacy cobraron derechos de autor y el cómic se imprimió con los medios más avanzados que se podían conseguir en la época. También los autores gozaron de una libertad creativa sin precedentes, dando lugar a una historia que leída hoy se revela como la antesala del cómic moderno que consumimos.

En la historia (un desgarrador canto a la libertad individual frente a la masa borreguil) se nos presenta un atípico escenario post-apocalíptico repleto de personajes con el suficiente empaque como para enganchar al lector hasta el happy end.

En la pluma de Mcgregor se concentran temas ya vistos en anteriores creaciones, especialmente los de la épica saga de Killraven. Pero allí donde éste libertador de la Tierra se las veía con marcianos que habían hecho de nuestro planeta su feudo, Sabre, el cuál se me antoja como cruce imposible del Errol Flynn de Captain Blood y Phil Lynott, y su sempiterna compañera Melissa Siren, tendrán como enemigo al villanesco Blackstar Blood, semi-humano de apariencia pero desapegado extraterrestre en su negra alma. Las aventuras transcurrirán entre trasuntos de Disneylandias de la muerte mucho más letales que el parque de atracciones tecnológico del asesino Arcade o embravecidos mares en los que los modernos piratas protagonistas combatirán a sus anchas. Una auténtica aventura pulp retratada majestuosamente por la prosa de Don y las hiper-filigranas de las que es capaz Gulacy.

Sabre se publicó en nuestro país en los Creepy 44 a 47 en B/N. En su país de origen se ha reeditado varias veces y llegó a tener una secuela en forma de 14 números de grapa con dibujos de José Ortiz y Bill Graham (los dos primeros serían la reedición de la novela a color). Don McGregor ha comentado que quizá retome el personaje.

Sabre es una de esas escasas creaciones que deben tomarse como ejemplo a la hora de realizar tebeos. Una obra artesanal, llena de ingenio, que no ha caducado frente a una industria voraz a la que le da igual vender comic-books o salchichas y que sigue erigiéndose como uno de los baluartes del cómic USA incluso en este traicionero S. XXI. Por eso la reedición en óptima condiciones no es sólo un deseo sino una exigencia que deberíamos hacer a nuestros dormidos editores.

6 comentarios:

Sit dijo...

Se publico en españa el sabre ???

Sit dijo...

Se publico en españa el sabre ???

Anónimo dijo...

Hola,
qué va, no se ha publicado nunca. Es otro de esos tebeos míticos del que todo el mundo ha oído hablar, pero nadie ha olido. Si quieres puedo dejar un enlace a mediafire para leer el cómic en CDisplay.
Saludos.

Anónimo dijo...

"qué va, no se ha publicado nunca"

He tenido un lapsus, quería decir que no se ha publicado nunca de forma unitaria.
Sí lo desmigaron en los Creepy 44 a 47.

Sit dijo...

No sé que es eso de media fire pero supongo que es un enlace a algún comic de esos en cbr o cbz y si que te agradecería que lo pusieras ya que me encanta Gulacy (tengo incluso un tomo tapa dura de sang chi de vertice) y lo de sabre no lo encuentro por ningún lado

Sit dijo...

Hola, no te animas a pasarme lo de sabre ?
Gracias

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