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Parte 2 (de 2). Traducido por Frog2000. Primera parte.
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Chris Claremont: En mi opinión, y más si estamos hablando sobre series dramáticas del mainstream en especial, si tienes la oportunidad de elegir entre un artista técnicamente brillante al que todo le importa una mierda y otro que comete errores pero está dispuesto a poner toda su alma y corazón en lo que hace, en mi caso siempre elegiré al dibujante que puede cometer errores. Por ejemplo, Sal (Buscema) me parece técnicamente un dibujante magnífico al que durante muchos años se le han requerido ciertos estándares a los que él ha respondido perfectamente, pero creo que en los Nuevos Mutantes no funcionaba tan bien, y por eso fue reemplazado por Bill (Sienkiewicz). Lo que hizo Bill en los Mutantes tenía vida, era enloquecido y controvertido, y como artista fue capaz de catalizar lo que yo opinaba sobre los personajes. En ese momento yo necesitaba una patada mental que me pusiera en marcha. Antes, todos los elementos estaban rondando por mi cerebro, pero no era capaz de acceder a ellos. No sabía transmitírselos a Sal para conseguir la respuesta adecuada. Paradójicamente, al mismo tiempo Sal empezó a re-evaluar su trabajo, y lo que ha estado haciendo últimamente en Hulk, y más concretamente en “Los Eternos” y en la serie limitada de Balder, creo que se encuentra entre lo mejor que ha hecho nunca, casi a la altura de lo que suele dibujar su hermano John. En algunos aspectos creo que incluso es mejor, porque Sal se esfuerza más en un montón de cosas: el humor, los ángulos de cámara, la caracterización visual. Nada me irrita más que ver a alguien que tiene un potencial tremendo y que simplemente hace lo que le dicen, un artista que ha tomado la decisión consciente o inconsciente de “esto es todo lo que necesito hacer”. Lo que vale para los guionistas también vale para los dibujantes, e incluso para los rotulistas. Siendo un poco arrogante, diría que soy de la misma opinión que Reg Smith, un columnista deportivo del New York Times que cuando le preguntaron si escribir era tan fácil contestó: “claro, sólo tienes que abrirte las venas y sangrar lo que sea que estés escribiendo”. Si yo lo hago, también quiero que lo haga el dibujante, o por lo menos que lo intente. Alguna gente piensa que eso es pedir demasiado. Siempre me digo: “es mi nombre el que va a aparecer en este material”. Ese es el motivo por lo que siempre me he comportado como una absoluta prima donna a la hora de reescribir el material que guionizo: puede que el editor tenga el privilegio de coger y exigir sus prerrogativas: “esto no me gusta, quiero que lo cambies”, pero yo también tengo que querer hacer dicho cambio. No quiero que nadie más incluya palabras en las páginas que yo he escrito. Y solo asumiré las críticas por mis errores cuando sean los míos, al igual que también seré el único que va a ser elogiado por sus aciertos, y creo que ya me he encabronado demasiadas veces por culpa de editores que han cambiado algunas cosas sin decírmelo o sin darme la oportunidad de hacerlo yo mismo, para ser después yo quien cargaba con todas las culpas.
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CC: Ahora que lo has re-definido y que el personaje se conoce mejor a sí mismo, podrías deshacerte de ellos, porque ya no tiene que intentar fingir nada. Antes intentaba ser un hombre, pero ahora ya no tiene que hacerlo. Simplemente, podría encontrar una nueva forma de hablar.
AM: El problema es cómo hacerlo de forma gradual, pero como ahora tenemos un montón de cambios más en marcha, no quiero sobrecargar demasiado las cosas.
Speakeasy: Podrías ir quitando un puntito de vez en cuando...
AM: Dos cada vez, claro, eso me parece bien [risas].
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CC: Bueno, en mi caso creo que sí. Mucha gente me lo ha dicho en persona y por carta, que los buenos guiones se marcharon de la serie junto con John Byrne, y la verdad es que creo que aunque cualquier condenado artista la mitad de bueno que él te pueda decir lo mismo, lo que realmente ocurrió es que ambos habíamos empezado juntos en la serie. Puede que el dibujante te diga un día: “Se me ha ocurrido algo brillante para meter en la historia”, pero será el guionista el que lo tiene que dar forma. El mayor fallo que suelo encontrarle a los dibujantes que también son guionistas es que tienen grandes historias que contar, pero no tienen que intentar sacar adelante una serie de continuará. Si te pones a hablar con gente como Frank, Walter, John o Howard, que también son guionistas, a menudo suelen describirse como guionistas que dibujan en vez de definirse como dibujantes que también guionizan. Lo erróneo es creer que nuestro cometido es simplemente poner palabras en una página, porque creo que no es así. Nuestro trabajo es contar la historia que está mostrando el dibujo que puede verse en la página. Lo que tenemos que hacer es darle al artista el armazón, el marco sobre el que trabajar, lo que sea, y luego él o ella lo convertirá en dibujos. Luego es cuando ponemos las palabras que dirigirán el dibujo en cierta dirección, pero primero tenemos que levantar la estructura, que es lo más importante, y es en ese paso donde nos estamos ganando nuestro dinero. Por eso siempre ha existido esa polaridad en Marvel, porque te pagaban 25 dólares por argumento y 480 por un guión completo, y lo primero que hizo Shooter fue reorientar dicho sistema y establecer que teníamos que ganar un ratio determinado por argumento y un ratio determinado por guión completo, y el ratio para el argumento era la mitad que el de un guión completo. En mi caso, es ahí donde hago el 90% de mi trabajo; guionizar me resulta más fácil porque el 90% de mi trabajo lo he hecho cuando estaba ideando el argumento.
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CC: Nunca llegó a morir. Estuvo en el fondo de la bahía de Jamaica desde el número 100.
SK: ¿Y cómo te sienta que hayan hecho eso?
CC: Sin comentarios. [Risas].
Marv Wolfman hizo lo mismo en su serie de Drácula. Una vez comentó que básicamente la serie trataba sobre Drácula, Quincy, Rachel y Frank Drake. Había ido construyendo todo un elenco de personajes y comentó: “La serie trata sobre todos ellos”. El resto de mierda que aparece, las aventuras, todo eso eran cosas aledañas. Frank decía lo mismo sobre Daredevil: “la serie trata sobre esto”. Si te das cuenta, las mejores series suelen tratar sobre los personajes. Los personajes son los que conducen toda la infraestructura. El refrán dice que los personajes buenos se consiguen en esos días que solo se te ocurren malas historias, en lugar de que las buenas historias generan malos personajes, porque cuando te sobreviene un mal día, siempre puedes apoyarte en la colisión entre personajes. Para mí, la pasión va cogida de la mano de la caracterización: si me dan a elegir entre lógica y pasión cuando voy a hacer una historia, nueve de cada diez veces me desharé de la lógica. Porque suelo apasionarme, porque cuando el lector se lea el número quiero que se quede hasta el final de las 22 páginas, y si la historia le interesa, quiero que llegue a emocionarlo. Quiero que se produzca una reacción, sin importar si es positiva o negativa. Debería ser positiva, pero sobre todo, lo que quiero es una reacción. No quiero que el lector diga “está bien” y deje el número a un lado y se vaya a hacer otra cosa sin que le importe.
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CC: Hay que hacer pensar al lector. Un amigo mío que vive en Michigan me envió fotocopias de la etapa de Alan en solitario en “Captain Britain”. Me lo leí de una sentada y me dije: “Mierda, ¿yo era el creador de esta pequeña serie?” No se parecía en nada, pero lo más halagador era que Alan se basaba bastante en lo que yo había dejado establecido. Hizo lo mismo que cuando Frank se hizo cargo de Daredevil, hizo lo que todo buen guionista debería hacer, que es echar un vistazo hacia atrás, ver lo que había antes e intentar encontrar una manera de rehacerlo. Walter lo hizo de forma muy hermosa en Thor. Como no estaba de acuerdo con todo lo que se había hecho antes, le ofrecía al lector una salida. Desmentía algunas cosas, pero de forma que si querías seguir teniendo en cuenta las historias que habían ideado Roy (Thomas), Mark Gruenwald y Ralph Macchio antes que él, también podías hacerlo. Así es como debe hacerse, creo que nunca se debería anular ninguna posibilidad.
AM: Lo que ocurrió cuando leí el "Captain Britannia" fue que... quiero decir, después de marcharte de la serie había un horrible montón de... me refiero a que realmente...
CC: Bueno, cuando yo estaba en la serie tampoco es que todo fuese grandioso.
AM: Creo que para empezar estabas un poco limitado. Tuviste que lidiar con un cruce entre Spider-man y el Capitán América. Pero cuando empecé a examinar los números anteriores, me di cuenta de que parte de mi trabajo también era aceptar que todo eso había ocurrido antes (por mucho que deseara que no hubiese sido así), y tratar de hacer surgir una super-estructura sobre la que poder acomodarlo todo, mientras que en paralelo enfatizaba los mejores elementos de la serie.
CC: Cuando llegué al final mi primera reacción fue: “¡Guau!”, esto es como una enorme montaña rusa, ¡me pareció fantástico! Ahora estoy leyendo lo que hizo Jamie (Delano) y creo que también es asombroso y me gusta mucho. Quiero ver qué va a ocurrir después. De alguna forma esa es otra buena decisión, intentar conseguir una forma de arte continuada, algo seriado. El objetivo general de cada número tiene que ser que cuando llegues a la última página, el lector deba querer leer lo que ocurre a continuación, y si el lector no tiene esa reacción significa que has fallado. Deberías tener presente que como ya tienes cautivo al lector para siempre, tienes que ganarte su respeto a través de tu trabajo y una vez que lo hayas hecho, no querrás perderlo. Para mí, la forma de hacerlo es utilizando el contexto emocional: me importaban mucho Brian y Betsy y ¡Cristo!, también Saturnina y la Banda Loca, me sentó bastante mal que los destrozaran. Y cuando de buenas a primeras ese pequeño renacuajo se incineró a sí mismo... no sé. E incluso llegué a sentir pena por la Furia, ahh..., ¡pobre imparable máquina asesina!
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CC: Pero se parece un poco a un desafío, es algo excitante. Ronin también lo era un poco. Si quieres que nos vayamos al principio de todo, también Eisner.
AM: Love and Rockets: ahí aparecen buenos personajes emocionales.
CC: Y una mujer que ha empezado a engordar.
AM: Eso es bueno.
CC: El motivo de que me encante Love and Rockets es poque Maggie ha empezado a engordar. Yo he empezado a hacer lo mismo con uno de los chicos: Mancha Solar se está convirtiendo en un adicto al chocolate, está ganando peso, pero es un niño. Un chico que está engordando. Karma engordó, pero era como una broma.
AM: Supongo que no tiene por qué ser tabú tener a alguien feo como protagonista de una serie. No es un tabú menor que el hecho de tener a alguien psíquicamente perfecto. Estoy intentando escribir al personaje de una chica fea pero simpática. En “Captain Britain” (esa fue idea de Alan (Davis) casi por completo), el aspecto de Cobweb era horroroso, pero también muy interesante y significativo, me pareció que nos había quedado grandioso. Pero tengo que admitir que las últimas veces que he visto al personaje de Megan, parece dibujado de forma mucho más atractiva, y me parece una lástima. En mi opinión, cuanto más feos y simpáticos sean los personajes, más podremos escaparnos de ese ideal perfecto de adolescentes inmaculados libres de acné, y eso está muy bien.
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SK: ¿Tuvo tu colaboración, primero con Louise Simonson y luego con Ann Nocenti, algún efecto en cuanto al enfoque de la colección?
CC: Oh, claro. Otro cliché bastante extraño del que se suele hablar es el de que con un buen editor puedes tener días de malas historias en lugar de que aunque tengas una buena historia, terminarás enfrentado a los malos editores. El editor puede incluso asesinarte, especialmente en este medio. Cuando Louise me dio la noticia de que John abandonaba la serie, me quedé algo menos traumatizado, porque sabía que sería capaz de encontrar a otro dibujante, pero encontrar a un buen editor... ¡Jesús! Supongo que si Harlan Ellison ha estado siguiendo a su editor de una empresa a otra durante diez años ha sido por un buen motivo. Stephen King abandonaba editoriales porque lo hacía su editor. El o ella pueden ser tu tabla de salvamento.
AM: No sé si tan solo será mi punto de vista, pero creo que las editoras suelen ser mejores. Esto no tiene ningún tipo de fundamento, es una opinión absolutamente estrambótica, pero las editoras con las que he trabajado son con las que generalmente mejor me lo he pasado, y con las que he tenido menos luchas de ego. Si trabajas con editores, no importará lo racional y lógicos que pueda ser, siempre surge una pizca de ese instinto competitivo masculino. El editor suele pensar: “Bueno, voy a poner a este tío en su sitio”, y el guionista se dice: “Bueno, no creo que puedas tocar mis cosas.” Pero con Karen Berger había un equilibrio, con Bernie Jay no existía ninguna competición, sólo se preocupaban de lograr que las cosas saliesen adelante.
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AM: Llega un momento en el que de repente empiezas a tartamudear. Dices: “Y entonces ellos... ¡oh, mierda!”
CC: Y ella sonríe y me dice: “Sip, estás en lo cierto”, y entonces piensas, “de acuerdo, volvamos al principio”. Pero si no tienes alguien con quien comentar las cosas y que te haga mirar en la dirección correcta... Puede que Louis me diga: “¿Por qué no coges y haces esto?” Su regalo es decirte lo que ella quiere que hagas exactamente y hacerte pensar que ha sido idea tuya, y Ann está hecha de la misma madera. Son las preguntas que me hacen y lo que yo las respondo lo que va definiendo la historia, lo que hace que se te ocurra la idea central, lo que focaliza la historia, lo que te envía hacia una absolutamente diferente (aunque satisfactoria) equilibrada dirección. Por el contrario, lo que ocurre con un mal editor, o con un editor que autoriza las cosas sin cuestionar nada, o con un editor que directamente es alguien dañino, o peor, uno al que nada le importa una mierda, que simplemente censura las cosas, es que estás condenado. Porque si dependes de una tabla de salvación y no la encuentras, entonces te hundirás. No hay tiempo de ser objetivo. En cuanto he acabado un número de la Patrulla-X, ya empiezo a trabajar en el siguiente. Cuando he acabado un guión, ya tengo escritos dos argumentos más. Cuando acabo un argumento, me pongo con un guión. Si estoy haciendo un número de los X-Men, también estoy pensando al mismo tiempo en los Nuevos Mutantes o viceversa, o en la serie limitada de Dragon. Hay muchas cosas que tengo que hacer y que debo tener ordenadas. Supongo que otra forma de hacer las cosas podría ser colaborando con alguien, como hacen John Wagner y Alan Grant, pero soy demasiado ególatra.
AM: Yo no podría escribir junto a otra persona. Me parece que de todos modos, al final acabaría haciéndolo todo. Diría: “eso está bien, pero tengo que reescribirlo para hacer que el estilo sea más consistente.”
CC: Ese fue mi mayor reto en el número benéfico [Heroes for Hope].
Fin.
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