lunes, 27 de agosto de 2012

ENTREVISTA CON TERRY GILLIAM EN THE COMICS JOURNAL (3 de 3)

Entrevista publicada en de The Comics Journal nº 182, noviembre de 1995. Realizada por Paul Wardle y traducida por Frog2000. Parte 1, parte 2.

AL DETALLE

Paul Wardle: No se me ocurre ninguna película en la que las cosas marchasen peor que en Munchausen, aunque parecía como si todo el mundo se hubiese esforzado todo lo posible porque saliese bien, empezando por ti mismo.

Terry Gilliam: Sé que al final la gente que trabaja en mis películas siempre se queda satisfecha, sin importar lo mal que lo hayan pasado, porque en pantalla se puede ver la labor que han llevado a cabo. Como director me interesan todos los elementos de una película. La gente reacciona muy bien al hecho de que incluso me preocupe por el departamento de vestuario.

Wardle: Acabas de responder otra de mis preguntas. ¿Te gusta involucrarte en el aspecto técnico de las películas, o en su lugar eres un tejedor de sueños que deja que la gente se encargue de sus propios departamentos?

Gilliam: Hay un montón de directores que suelen salirse con la suya porque su inteligencia y habilidades se apoyan sobre las personas capaces que han contratado, por lo que les dejan hacer lo que quieran. En realidad, a mí también me gusta contratar gente válida, y quiero que se genere un ambiente en donde si ellos aportan alguna buena idea para la película, yo aporte otra incluso mejor. Entonces a ellos se les ocurrirá otra mejor aún, y de esa forma todos estaremos navegando en la misma dirección. Creo que es así como se puede estimular la imaginación de otra persona. Si quiero ser un buen director, entonces tendré que ser bueno en todas las áreas. Tengo que ser capaz de diseñar el vestuario. Tengo que ser capaz de diseñar los diferentes escenarios. Tengo que saber aspectos técnicos sobre iluminación. Y si no soy capaz de hacer todas esas cosas, entonces no creo que esté haciendo bien mi trabajo. Tampoco creo que sea capaz de hacer mejor esas labores que la gente a la que he contratado, porque eso sería peligroso. A veces es posible que las haga mejor, pero otras me gustaría saber que esas personas están haciendo las cosas mucho mejor que como yo las haría en su lugar.
Wardle: Es el motivo por el que las has contratado, ¿no? [Risas.]

Gilliam: Claro. A veces me digo: “vale, creo que yo podría hacerlo mejor.” Pero no es lo habitual, porque no quiero que el equipo se vea arrastrado por esa sensación de “Oh, Míster-Sabelotodo-Ya-Sabe-Hacerlo-Todo-Por-Su-Cuenta”. En realidad, según voy envejeciendo cada vez me encuentro más cansado, hasta el punto de que ya no quiero hacerlo todo. Gracias a Dios alguien ha elegido el rosa para uno de los trajes del vestuario y yo no he tenido que tomar esa decisión. La gente sabe qué tipo de películas suelo hacer. Mi reputación y mi trabajo me preceden, lo que resulta bastante útil, porque saben que siempre tengo un ojo puesto en los detalles. La gente suele tener en cuenta mi opinión incluso en aquellos detalles que no me conciernen demasiado, porque saben bien qué aspecto suele tener mi obra. Hace tiempo me interesaba por cada detalle. Pero ahora me interesa más delegar algunos elementos. Todos piensan que mi actitud pasa por vigilarlo todo, por lo que se esfuerzan dos veces más de lo normal, lo cuál me parece bien.

Wardle: Leyendo el libro tuve la impresión de que Eric Idle siempre te ofreció su apoyo moral durante aquellos oscuros días filmando “Las Aventuras del Barón de Munchausen".

Gilliam: Eric se comportó de una forma magnífica. Esos eran los momentos en los que Eric me caía muy bien. A pesar de toda su terquedad, egoísmo y atrocidades, Eric era una persona magnífica. Aguantaba un montón de mierda de todo el mundo y se quedaba allí plantado soportándola. Creo que hicimos cosas de muchísimo valor.

Wardle: Cuando vi la película por primera vez me dije: “Me quito el sombrero frente al que haya podido dirigir esto y siga cuerdo”.

Gilliam: Eso de que sigo cuerdo es bastante cuestionable. [Risas]. Me resulta difícil juzgar las cosas, porque mientras estaba haciendo la película todo salió mal, y al verla, esos desastres siguen rondando por mi cabeza, pero me parece una película jodidamente extraordinaria. Lo más interesante es que parece que ha sido una película desagradable para gente bastante diferente entre sí. He obtenido críticas muy fuertes, algo que me alegró un montón. Quizá a algunos les resulte aburrida, pero me encanta que o bien la amen o bien la odien sin término medio. Creo que “El Rey Pescador” ha sido la más fácil de hacer de todas. Y aún así obtuvo críticas negativas de Siskel y Ebert, y también de Alexander Walker, que aquí son grandes críticos. La tiraron por los suelos. Me parece interesante que alguien tenga ese tipo de reacción. Conseguir ese tipo de veneno es...
Wardle: Por lo menos conseguiste algún tipo de reacción. Significa que no se quedaron dormidos viendo la película.

Gilliam: Lo que me gustaría saber es qué es lo que les sacó tanto de sus casillas.

Wardle: Quizá lo que querían era que fueses un autor con un solo truco en la manga y que siguieses haciendo películas oscuras y perturbadoras como Brazil. “El Rey Pescador” tiene un final feliz.

Gilliam: El final feliz ya estaba en el guión. Munchausen tenía un final feliz, al igual que “Time Bandits” (Los Héroes del Tiempo). Brazil tenía un final coherente con el resto de la película. No te puedes inventar un mundo como ese y...

Wardle: ...no ser consistente.

Gilliam: Claro. En mi caso, lo que sí que me puede llegar a perturbar es la ausencia de consistencia. Brazil era una reacción contra muchas de las películas de Hollywood, especialmente Blade Runner. Estaba siendo una película maravillosa, y de repente, al final cogía y te decía “que os jodan a todos vosotros. Os vamos a dar un final feliz.” ¡El final me pareció horrible! Creaban un androide y le decían al espectador que todos tienen vida limitada, y entonces al final se contradicen y aseguran: “Oh, pero hay uno que no.” Ese es el tipo de cosas que me sacan de mis casillas. Por lo menos hay que ser consistente e intentar confiar en tu propia obra. Es lo que intenté hacer en Brazil. Y aún así, cuando se proyectó, Rex Reed [crítico de cine] la hizo pedazos.
¿SOBRE QUÉ TRATA?

Wardle: Cuando lanzaste Brazil, la gente tenía diferentes ideas acerca de su significado. En tu opinión, ¿sobre qué trata realmente la película?

Gilliam: En un principio se iba a llamar “The Ministry”. Iba a tratar sobre una organización que acababa convirtiéndose en un organismo capaz de auto-abastecerse y que sería capaz de hacer cualquier cosa para seguir con vida. Así es como empezaba todo. Más tarde intenté mezclar el argumento de la película con elementos entresacados del “Principio de Peter”, que alude a esa gente que va promocionándose hasta una posición que está por encima de sus posibilidades, para luego quedarse encajonados en ella sin poder seguir avanzando. Por lo tanto, las organizaciones siempre terminan pobladas por empleados que trabajan de una forma pésima. Me interesaba mucho Sam, porque es un personaje inteligente, alguien que evita ser promocionado más allá de sus capacidades, porque de esa forma tiene un montón de tiempo libre para poder soñar y fantasear sin tener que hacerse cargo de ninguna responsabilidad para con la empresa.

Wardle: En la película se llega a comentar que en muchos trabajos los empleados trabajan demasiado rápido, por lo que hacen quedar mal al resto.

Gilliam: Bueno, así es el personaje de Buttles. Hace quedar mal a todo el mundo porque es demasiado bueno en su trabajo. Es muy bueno arreglando cosas. En realidad toda la película trata sobre el funcionamiento de una empresa, y sobre los empleados que pueblan su interior. En mitad de todo tenemos a esta persona, alguien inteligente que elige no involucrarse, pero desafortunadamente deja a un lado esa actitud cuando encuentra el amor. Enamorarse hace que se humanice todavía más, lo que al final termina destruyéndolo. En realidad, Sam se encuentra torturado al final, porque elige no responsabilizarse de ninguna de sus acciones.

Wardle: Es lo mismo que suele ocurrir en el mundo corporativo. Nadie quiere admitir que ha cometido un error, nadie quiere asumir la culpa de nada.

Gilliam: Suelen culpar al sistema. Quieren culpar a algún otro. Recogen todos los beneficios del sistema, su tecnología y juguetes, pero eso te obliga a enlazarte con esos grandes tubos umbilicales del sistema. Una de las imágenes que no pude incluir en la película transcurría en la casa de Buttles. Su hogar estaba ubicado en un entorno desolado, pero tenía un cable enorme de unos cuatro metros de largo que se extendía por todo el desierto. Recuerdo una vez que estuve en la Universidad de Chicago dando una lectura, y todos esos chavales me empezaron a preguntar por qué en la película aparecían tantos conductos y cables. ¿No se daban cuenta de que la sala en la que se encontraban sentados estaba completamente asediada por cables y conductos? Todo lo que podemos ver es una delgada fachada de apariencia. Su otro lado es ese complicadísimo entorno compuesto por una maraña de cables y conductos que hacen que te enganches a la red. Me pareció bastante divertido, porque estuvimos hablando sobre explosiones y les dije que para realizarlas tan sólo hacía falta dinamita. Los sistemas se pueden dinamitar. Aunque tampoco tenían suficiente dinero como para comprarla, claro. Luego nos pusimos a caminar un rato y ¿qué es lo que vimos que estaban emitiendo en televisión en ese momento? Unas imágenes del “Challenger” explotando. Les dije: “De eso es de lo que os estaba hablando antes, amigos.” Sam es un personaje muy interesante. Al final el sistema le obliga a convertirse en un héroe. Matando a su novia. Ella no tiene espada ni alas, pero es capaz de manejar ordenadores. Se suponía que al principio ella estaría diseñada de forma mucho más elaborada. Mucho más. De nuevo recalco que ella también es inteligente. En lugar de pillar un curro en la oficina elige conducir un camión, porque de esa forma tiene libre la mayor parte de su tiempo, en su camión, a su manera. Es una persona verdaderamente aislada, porque no se quiere involucrar con el resto. Ambos están viviendo en su propio mundo y entonces de repente un día se conocen. Lo que hice al acabar la película fue cortar unas cuantas cosas hasta lograr que ella pareciese otro fragmento de su imaginación, pero se supone que al principio las cosas iban a ser diferentes, ella iba a ser una persona más compleja, aunque terminé dándome cuenta de que no habría funcionado.
Wardle: Tu nueva película se va a llamar “12 Monos” y en ella aparecen...

Gilliam: Bruce [Willis], Brad [Pitt] y Madeleine Stowe.

Wardle: ¿De qué va la película?

Gilliam: Ese es el problema, que no lo puedo desvelar. Hasta que no la vea personalmente el miércoles, no puedo decir sobre qué trata. No sé si todas las partes y trozos que ya he visto son lo suficientemente buenos. Tengo que juntarlos. El guión está escrito por Dave y Jan Peoples. Dave escribió el guión de Sin Perdón (1992) y Blade Runner (1982) y para esta se ha inspirado mucho en una película francesa de los sesenta. Era un filme que duraba 27 minutos y que estaba realizado completamente con imágenes fijas en blanco y negro. Básicamente, la película trata sobre un tío que vuelve del futuro para detener un virus antes de que éste nos haga mutar a todos. Ese virus se liberará en el planeta en 1996, y los pocos supervivientes que han quedado viven bajo el suelo, y eventualmente se han montado su vida en ese entorno.

Wardle: Entonces, ¿tiene algo que ver con ese virus de un primate del que tanto se está escuchando hablar?

Gilliam: Bueno, parece que todo ha sido gestionado para que coincida. En realidad me parece que todo ese tremendo rollo con el virus forma parte de una estrategia de marketing de la Universal, es publicidad sobre gente infectada. Es como un anuncio de la película. La pregunta que realmente deberíamos hacernos sobre la película es si el personaje protagonista está loco o dice la verdad. Además también aparece una psiquiatra a la que rapta. Ella intenta convencerle de que todo lo que está ocurriendo es producto de su mente.

Wardle: ¿Y eso lo va a lanzar la Universal? ¿No los odiabas después de todo lo que te hicieron pasar con Brazil?

Gilliam: Claro, pero es incluso más irónico, porque el productor se ha casado con Dawn Steele, que era quien estuvo en Columbia dando órdenes cuando estuvimos haciendo Munchausen con ellos.

Wardle: ¿Por qué esa gente querría seguir trabajando contigo si pensaban que suponías todo un problema?
Gilliam: La verdad es que me pregunté: “¿Ya he quemado todas las naves con Hollywood?” Me parece que sería un mal movimiento. Los responsables del estudio han cambiado. El presidente actual, un tal Casey Silver, es un gran fan de mi trabajo. Fue muy valiente al permitir que la bestia entrase de nuevo en su guarida.

Wardle: ¿Fue idea tuya que Bruce Willis y Brad Pitt participaran en la película?

Gilliam: No, en realidad no fueron mi primera elección. Casi dejo la película, porque pensaba que no iba hacia ningún lado. Durante un tiempo creí que no se iba a hacer nunca. El productor era alguien muy tenaz y no quiso abandonarla. Llegamos a un punto en el que el estudio quería utilizar a una estrella porque no querían que fuese una película artie. Querían un gran nombre desesperadamente y surgió el de Bruce. Pensé que podía ser una buena posibilidad, porque lo había conocido cuando estaba rodando “El Rey Pescador” y me cayó muy bien. Es un actor mucho mejor de lo que parece, y es capaz de dar el pego en pantalla.

PERCEPCIÓN Y PERVERSIDAD

Wardle: Cuando vuelva a casa y la gente escuche que estuve preguntándote qué es lo que estás haciendo actualmente, y les responda que estás filmando una película con Bruce Willis y Brad Pitt, dirán “¿Qué demonios!?...”

Gilliam: Entonces es que no entienden lo que es la perversidad, que es una cualidad magnífica. Además, creo que es otro de los motivos para hacer la película. Si todos mis fans empiezan a decirme que no debería hacer la película, entonces les diré, bien ¡que os jodan! Es lo que exactamente tengo que estar haciendo. Me parece muy importante intentar ajustar la percepción sobre mi obra.

Wardle: ¿Te refieres a reinventarte a ti mismo?

Gilliam: Claro, y también a reinventar las percepciones de la gente sobre quiénes son Bruce y Brad. Estoy intrigado, porque en realidad van a interpretar un papel completamente opuesto a todo lo que yo había hecho anteriormente. El motivo más importante para hacer la película ha sido que llevaba cerca de cuatro años sin rodar desde la última vez que me había puesto detrás de una cámara. En cuanto terminé “El Rey Pescador” en 1990 pasé por una época muy crispada, porque todos los proyectos que empezaba nunca llegaban a buen término por una tremenda variedad de razones. Me fui deprimiendo cada vez más. Sencillamente quería tener algo que hacer. Este era un guión que realmente me encantaba, porque era muy complicado. En muchos sentidos no parece una película de Hollywood. Bruce está realmente entusiasmado con esta oportunidad de poder cambiar su carrera, porque el cine de acción es una vía muerta. En los últimos años habrás podido ver que ha hecho un montón de pequeños papeles e interpretado a una gran variedad de personajes. Brad se subió a bordo desde el principio, pero yo no estaba muy seguro de querer que lo hiciese. Al final su entusiasmo terminó por conquistarme. Siempre he sido un mamón con esas cosas, por eso elegí a Brad, para hacer algo que no había hecho hasta ahora. Si alguien quiere hacer algo y demuestra mucho entusiasmo, lo mejor será apostar por él.

Es en plan... “¿Qué quieres ser, actor o estrella?” Bruce es uno de esos tíos que se han convertido en estrellas rápidamente. Saltó de la pantalla de televisión al cine y ¡bingo!, se quedó atrapado de inmediato. Por otra parte, cuando lo fichamos, Brad todavía no era “el hombre más sexy de América”. ¡El estudio no podía creerse la suerte que había tenido!

Uno de los mayores problemas que tuvimos fue que como habíamos estado filmando durante todo el invierno, y todavía no habíamos decidido si filmaríamos o no con la nieve recién caída (porque había un montón de exteriores), tuvimos que tomar la decisión de si queríamos incluirla o no. Decidí que, sin importar qué aspecto tuviesen las localizaciones durante el primer fin de semana que estuviésemos filmando, las haríamos con nieve, y por supuesto, ese fin de semana fue la última vez que nos nevó.
Wardle: ¿Tuvísteis que usar nieve falsa?

Gilliam: Claro, tuvimos que cubrirlo todo, lo que nos costó un montón de dinero y además nos llevó mucho tiempo.

Wardle: Pero comparándola con la nieve real, ¿da la falsa el pego?

Gilliam: Bueno, tendrás que ver la película y decírmelo. Pero no, en pantalla no queda tan bien como a mí me habría gustado. Hay un montón de cosas que me resultaron frustrantes. Teníamos un equipo de fútbol mermado. Con nosotros estaba trabajando una mezcla de gente verdaderamente buena y gente pésima. Es un problema que no tuve que afrontar en Munchausen. Los que estuvieron trabajando en esa película eran de primera, pero en esta estuvimos trabajando con ingleses e italianos y no se llevaban nada bien entre ellos. ¡Los italianos eran brillantes! Pero lo peor era la producción. La coordinación y organización de todo fue un verdadero desastre, además teníamos a un brillante operador de cámara que era bastante lento iluminando, Peppino [Giuseppe] Rotunno. Sólo podía trabajar a su ritmo y no fui capaz de que hiciese las cosas de otra forma. Casi me deja tirado. En un momento determinado me dije: “O él o yo”, pero despedirle habría sido como despedir al padrino. No se puede hacer. De eso tratan las películas. Al final te tienes que meter en ese tipo de situaciones que en realidad son bastante problemáticas. No funciona de otra forma. Deberías elegir el reparto y el equipo de la película cuidadosamente, porque si no lo haces, al final pagarás el pato.

Una de las razones por las que hice “El Rey Pescador” después de Munchausen fue para demostrarle a todo el mundo que yo era un tío responsable. Cuando la acabamos, no cortamos nada de la película. Puse dinero de mi propio bolsillo como garantía. Para ésta [12 Monos], he tenido que hacerlo de nuevo, porque la compañía de seguros nos pidió un porcentaje para contingencias que me parecía ridículamente elevado. Lo hicieron porque decían que siempre me había pasado con el presupuesto, pero la verdad es que en la siguiente película que había rodado me había quedado muy por debajo. Me dijeron: “Esa no cuenta. Era una producción para un estudio. Esta es una producción independiente.” De nuevo, tuve que probarles quién era yo. Así que esta película la he hecho ajustándome al presupuesto al milímetro, por lo que será mejor que este sea el final de toda esa mierda de actitud por su parte. Si oigo algo parecido otra vez por parte de alguien, voy a tener que matarlo. En el mercado solo hay un par de compañías de seguros que se dediquen a esto, y con la otra estuve trabajando en Munchausen. ¡No creo que ahora fuesen capaces de hacerme seguro alguno!
Wardle: [Risas.] Y aún así has empezado a trabajar otra vez con la Universal.

Gilliam: En “El Rey Pescador” los productores se vinieron al plató y empezaron a decir que eran muy capaces de contener a "la Bestia". Que les gustaría ser los únicos que pudiesen controlar ese talento rebelde y ponerlo a producir cosas.

Wardle: ¿Realmente crees ser tan díscolo?

Gilliam: No, suelo ser muy puntilloso y hago lo que tengo que hacer. Siempre digo la verdad, aunque en el momento nadie me crea. En “El Rey Pescador” me senté con la gente del estudio y los productores y les dije: “Yo trabajo de esta forma. Vosotros (el estudio) querréis que haga la película. Pondréis a vuestros productores. Entonces ellos me producirán la película, yo conseguiré a los actores y empezaremos a filmar. Después, al final del rodaje me desharé de los actores y vosotros intentaréis deshaceros de mí, pero no os lo voy a permitir.” Se lo dije justo al principio, antes de hacer la película, y luego, cuando ocurrió lo que yo les aseguré que iba a ocurrir, ¡se volvieron locos! Les dije: “Ya os dije que pasaría algo parecido”. [Risas.]

WATCHMEN

Wardle: ¿Por qué te han estigmatizado siempre como un autor que supuestamente hace películas “demasiado anglosajonas”? “Time Bandits” [Los Héroes del Tiempo] fue todo un éxito en EE.UU.

Gilliam: Es la letanía estándar en Hollywood. “Es demasiado “british”. No sé si sabrán qué significa esa palabra. Probablemente serían capaces de afirmar que “Cuatro Bodas y un Funeral” era demasiado inglesa, o incluso “Juego de Lágrimas”. Creo que no son capaces de pillarlo. Realmente son muy aprensivos, muy conservadores, gente demasiado preocupada. Les aterroriza dar el salto. En Hollywood se puede ver que la gente va escalando puestos hasta que llegan a la cumbre utilizando ese sistema. Empiezan haciendo cosas frescas y repletos de ideas, y según van ascendiendo todo queda recortado y censurado.

Wardle: Supongo que un montón de películas tuyas están hechas a partir de lo que se puede encontrar dentro de tu mente. ¿Volverás a hacerlas de esa forma?
Gilliam: Claro, estoy intentando retomar dicho sistema. Ahora mismo estoy intentando adaptar Don Quijote. No es una historia ideada por mí, sino que es mi propia adaptación personal, será de la forma que yo la quiera hacer. Hay otro proyecto más que es en el que realmente debería estar trabajando titulado “The Defective Detective”. El guión sí que es mío en colaboración con Richard La Gravanese. Trata sobre un detective de mediana edad que sufre una crisis nerviosa y acaba atrapado dentro del mundo fantástico ideado por un niño. Hay un montón de cosas autobiográficas en ella. Hemos intentado hacerla despegar, pero todo el mundo tiene miedo porque puede ser un proyecto muy caro.

Wardle: Otra película que se suponía que ibas a hacer en alguna ocasión era la versión del comic book de Alan Moore, Watchmen. ¿Qué es lo que ocurrió?

Gilliam: Justo después de acabar Munchausen, Joel Silver, el productor de “La Jungla de  Cristal” y “Arma Letal” me comentó que había un proyecto perfecto para mí titulado Watchmen.

Wardle: ¿Te habías leído el cómic?

Gilliam: No, todavía no lo había leído. Cuando lo conseguí me dejó fascinado, pensé que era increíble. Es el “Guerra y Paz” de los cómics. Lo que ocurrió fue que Sam Hamm había escrito el guión, pero en él se perdía lo que en realidad era la obra a muchos niveles. Todo estaba demasiado condensado. Entonces Charles McKeown y yo lo reescribimos. El problema de condensarlo tanto era que en cuanto empezabas a quitar todos los detalles, toda la idiosincrasia personal y los elementos que convertían la obra en algo tan peculiar, tan sólo parecían una pandilla más de superhéroes. En ese momento Joel estaba haciendo “La Jungla de Cristal 2”, y el presupuesto se le había disparado, yo aún estaba terminando Munchausen. Los dos éramos unos chicos malos que estábamos intentando realizar una historia oscura. Ellos se pensaban que Batman era una película oscura. Si la comparas con Watchmen, Batman es luminosa y despreocupada. No fuimos capaces de conseguir el dinero, así que tuvimos que dejar el proyecto de lado. En realidad tengo ciertas dudas sobre cómo se podrían trasladar los comic books correctamente a la pantalla.
Wardle: Tendrías que planearlo muy bien, porque es el único medio visual aparte de las películas que utiliza palabras y dibujos entrelazados, con lo que supongo que se podría conseguir una adaptación fluida, aunque acabaría siendo un producto bastante extraño.

Gilliam: Algunos de los cómics alternativos son muy crudos y violentos. Si metieras todo eso en pantalla durante dos horas, probablemente al final el público terminaría vomitando. En la página se puede controlar mejor. Te puedes revolcar o no en ello. Seguro que algunos diálogos podrían sonar muy estúpidos puestos en boca de actores reales.

Wardle: Ocurre lo mismo cuando a la misma gente real le pones un disfraz.

Gilliam: Por eso me resulta tan interesante la carrera de alguien como Schwarzenegger. Se parece a un dibujo de la Marvel. Tiene músculos. No me sorprendió tanto que de repente se produjese ese gran renacimiento de los cómics en pantalla, al mismo tiempo que los Schawarzeneggers de este mundo empezaban a disfrutar de mucho éxito. Bruce Willis también estaba en el mismo saco. Creo que “La Jungla de Cristal” es como la adaptación de un comic book. “La Sombra” terminaba desplomándose de mala, y "Dick Tracy" era muy poco convincente. Estaban realizadas por gente bastante alejada de lo que es la cultura. Los cómics tienen que ser crudos y ásperos y desagradables. Mi etapa como “dibujante de tiras” es una de las razones de que mis películas tengan ese aspecto. Una vez me fijé en que mi hijo de siete años, Harry, estaba viendo Brazil sin sonido. Es como un comic book. Suelo usar lentes de gran angular que logran un efecto parecido al del dibujo de los cómics. Ruedo planos con un montón de sombras. Mis películas son rápidas y furiosas. Watchmen es muy interesante, porque su dibujo es muy minucioso. La verdad es que el estilo de dibujo no me interesaba demasiado al principio, pero según ibas adentrándote en la historia, te dabas cuenta de que era exáctamente el más apropiado. Gráficamente es una obra tremendamente buena. No es ostentosa, pero tío, es capaz de contar muy bien la historia. Definitivamente, cuando empecé a darle vueltas a la película me imaginé que si la cortábamos hasta las dos horas de duración sería un gran error. Quiero decir... ¡nos perderíamos al Comediante! Robin Williams quería interpretar a Rorschach.
DIBUJANDO

Wardle: ¿Has seguido dibujando?

Gilliam: No, ya no lo hago en serio. Suelo dibujar las postales de cumpleaños, tarjetas de San Valentin y cosas así. Lo hago para la familia. Siempre estoy garabateando, pero ya no dibujo ninguna historieta tal y como solía hacer antes. Siempre hay alguien que quiere un dibujo o una tarjeta de felicitación. Me gustaría ser como Will Elder, que ha acabado haciendo pintura al óleo.

Wardle: ¿Utilizas el dibujo como una especie de terapia? ¿Te relaja dibujar? Estás asintiendo...

Gilliam: Me gusta dibujar, pero en realidad me gustaría poder volver a hacerlo en serio. Sigo dibujando bastante bien. Al final de cada película suelo hacer una tira sobre la misma y la firmo, y luego le regalo una a cada miembro del reparto. Eso es todo lo que dibujo últimamente.

Wardle: ¿Qué otras películas van a aparecer en tu futura trayectoria?

Gilliam: He estado trabajando en una adaptación de Dickens, “Historia de Dos Ciudades”. Es lo que más me gustaría hacer ahora mismo. Es un buen guión, pero el final es como si “Lo que el viento se llevó” (que me parece una grandiosa epopeya dramática) lo hubiese escrito Charles Dickens.

Wardle: ¿Qué otros directores han influido en tu obra?

Gilliam: Soy muy ecléctico: Kurosawa, Fellini, Bergman, Buñuel, Walt Disney, ¡Walt Disney! Me encantan sus películas. Pinocho, y cosas así. Orson Welles, como a todo el mundo. Kubrick fue uno de mis grandes héroes durante mucho tiempo, aunque no descubrí su obra hasta los 16 o 17 años. En esa época acababa de empezar a ir al cine. Cuando hicimos “El Rey Pescador” fui al Instituto Sundance, esa cosa que lleva Robert Redford. Le mostramos la película a los estudiantes de cine. Uno de los veteranos que estaba viéndonos era Stanley Donen, que había hecho “Siete Novias para Siete Hermanos”, “Una cara con ángel”, “Cantando Bajo la Lluvia” y todos esos grandes musicales. Empecé a revisar un montón de aquellas películas y me di cuenta de que debía dedicarlas “El Rey Pescador”, porque habían supuesto una fuerte influencia sobre mi estilo. Nunca me había dado cuenta hasta entonces, porque tan “sólo” eran las películas que veía en el cine cuando era joven. Me encantan, pero las había descartado porque en aquella época estaba descubriendo el cine en su totalidad...

Wardle: Y esas te parecían una bobada.
Gilliam: Claro. Había empezado a ver “El Séptimo Sello” y “Fellini, ocho y medio”, ya sabes, esas obras europeas en blanco y negro. Esas eran las películas que pensaba que más me habían influido, pero las otras también me habían impactado. Las historietas de Harvey Kurtzman y Willy Elder también me enseñaron cómo dirigir. Me encantaban los gags visuales de Willy. Creo que me parezco algo a todos esos tíos, porque comparto ciertas características con Harvey. Era alguien que intentaba controlarlo todo y dejarlo todo definido claramente. Harvey era un genio. Me encuentro dividido entre ambos. Mi otro lado es de Elder. “¡Arrójalo todo dentro! ¡Que lo jodan y adelante! ¡Eso es lo que me hace reír!” Para ser el Dios que era, Harvey no era demasiado impresionante. [Risas.] Era muy dulce.

Wardle: Además de los chicos de Mad, ¿qué otros historietistas o animadores te influyeron cuando empezaste como dibujante de cómics?

Gilliam: Tex Avery, Chuck Jones, todos esos. Son insuperables.

Wardle: Sabía que eras un gran fan de Tex Avery.

Gilliam: Al principio no sabía ni quienes eran Tex Avery o Chuck Jones. Sólo conocía sus dibujos animados. Los láser discs que acaban de editar me parecen magníficos. Te puedes pillar la colección completa de obras de Tex Avery. A mi hijo le encanta. Es más surrealista que lo que han hecho la mitad de los artistas surrealistas.

Wardle: Y al igual que ocurre con tus películas, sé que los directores de las secciones de dibujos animados de los estudios no tienen sentido del humor y no entienden bien a los Averys y a los Clampetts de este mundo.

Gilliam: Lo único que me pueden ofrecer esas grandes empresas es trabajo, como ha ocurrido con mi película [12 Monos] en la Universal. Les dije que solamente la haría si yo era el responsable absoluto de la mezcla final. Durante el proceso no me machacaron demasiado, pero porque les había avisado: “No quiero interferencias, sólo haré la película si yo soy quien hace la mezcla final.” Cuando vas al cine, a veces acudes para entretenerte, otras para intentar alterar tus percepciones, y otras quieres elevarte. Hay un millón de razones para ponerte frente a la pantalla, pero la mayoría de gente va a buscar entretenimiento, porque trabajan como burros durante toda la semana. A mí no me supone ningún problema. Así que le dije al estudio que lo que tenían que hacer es lo mismo que suele hacer la industria editorial de los libros. Tienen a gente como Stephen King, que vende toneladas, pero sus editores además venden libros de poetas de poca monta y gente similar. Si quieres, haz tus “Junglas de Cristal” y tus “Jurassic Park”, pero deja también espacio para los poetas y para la gente que suele hacer cosas diferentes.
Wardle: ¿Y qué hay de Hand Made Films? Llevo un montón de tiempo sin oír hablar de ellos.

Gilliam: Ahora las cosas están un poco paradas. En un principio, Hand-Made eran George Harrison y su mánager, Dennis O´Brien, Y también los Python. La compañía se creó con la intención de hacer “La Vida de Brian”, y Dennis era el que se estaba encargando de sacarla adelante. Era el contable / abogado / mánager y también se convirtió en el mánager de la “troupe” de los Python. Rodamos “La Vida de Brian” y “Los Héroes del Tiempo” y una pila más de películas. Lo bueno era que teníamos trabajando para nosotros a un tío como Dennis, alguien con un increíble talento para los negocios que además tenía las cosas mucho más claras que nosotros. Nosotros, chicos con talento, no teníamos demasiado claro qué es lo que queríamos hacer, lo que puede que estuviese bien o mal, y solíamos tropezarnos unos con otros, pero también nos dábamos cierta maña para hacer las cosas. Entonces él nos miraba y decía: “tengo tanto talento como vosotros, pero soy capaz de tomar mejores decisiones.” Así que empezó a interferir cada vez más en las películas. Los Python lo dejaron básicamente por ese motivo. Mike Palin hizo un par de películas más, pero en realidad fueron operaciones que no tenían que ver con el resto.

Wardle: No parece que “Los Héroes del Tiempo” tuviese demasiado éxito económico.

Gilliam: Fue uno de los mayores éxitos de la compañía. Dennis estuvo interfiriendo y jodiendo las cosas todo el tiempo. Yo no quise involucrarme demasiado, y es una verdadera lástima, porque podría haber sido una operación muy positiva. En los dos o tres últimos años la compañía empezó a colapsarse. Ahora todo se ha vuelto un poco más complicado. George ha demandado a Dennis.

Wardle: Pero George tampoco ha perdido mucho dinero, ¿no?

Gilliam: Ese es el motivo de que lo haya denunciado. Cree que [Dennis] le ha estado timando.
PROYECTOS DE LOS PYTHON

Wardle: ¿Tienes planeado algún nuevo proyecto con alguien de la vieja cohorte de los Python?

Gilliam: Si estuviese haciendo una película en la que hubiese espacio para Mike o John o Terry o Eric, segurísimo, estarían dentro de inmediato, porque son muy buenos. Terry Jones está haciendo “Wind In the Willows” (El Viento en los Sauces, 1996) y sé que le encantaría hacerla como si fuese una película de los Python, porque las diversas partes del relato son perfectas para hacerla de esa forma, pero creo que intentará algo diferente. John pilló a Mike para hacer “A Fish Called Wanda 2: Death Fish”, o como sea que se intente llamar. Pero tampoco creo que todo el grupo aparezca junto, porque no funcionaría demasiado bien.

Wardle: Supongo que es un poco parecido a lo que ocurriría si se juntaran los Beatles. Se pasaron una gran cantidad de tiempo juntos y por eso no quisieron reunirse de nuevo.

Gilliam: Excepto que los Beatles acaban de sacar dos nuevas canciones. Esta misma tarde voy a ver si puedo hacer un videoclip para ellos. [Risas.] No sé si podré hacerlo. Me parece divertido, porque sé que aún no han liberado la canción. Tendré que ausentarme de la oficina para poder escucharlas.

Wardle: No sé cómo tomármelo. Lo mismo ocurrió con Nat King Cole, porque Natalie Cole hizo un dueto con su padre fallecido. Drew Friedman dibujó una viñeta muy cáustica en la que la mostraba sentada en el estudio al lado del esqueleto de su padre, y la gente se indignó muchísimo. Pensaban que era de muy mal gusto, pero ¡fue ella quien hizo algo de muy mal gusto! ¡Ese chiste daba en el clavo!

Gilliam: Y por eso quiero hablar con ellos, porque no sé qué idea subyace detrás de hacer algo como lo que acaban de hacer. Si van a ser demasiado mojigatos con todo este asunto, entonces sé que no saldrá nada bueno, pero si lo que realmente quieren hacer es divertirse... Es como cuando hicimos el show del 25 Aniversario de los Python el pasado octubre en Los Ángeles. Se lo dedicamos a Graham [Chapman]. Al final de todos los clips y el resto de sketches le ofrecimos al público un tiempo de preguntas, y el moderador dijo: “Es una lástima que Graham no pueda estar aquí con nosotros,” y su antiguo novio, David Sherlock, respondió: “Pero es que en realidad está aquí”, y abrió un sobre lleno de cenizas y roció al público con él. [Risas.]
Wardle: ¡Oh, dios mío!

Gilliam: La gente se quedó alucinada. No creo que mucha gente se creyese que realmente era Graham, pero ¡realmente lo era! [Risas.]

Wardle: Es como cuando Cleese comentó en el funeral: “Graham Chapman, el co-guionista de “The Dead Parrot Sketch”, ya no está entre nosotros.” “Ha dejado de ser. Ha fallecido y se ha reunido con su hacedor...”, y siguió recitando el “speech” completo. Si hubiese sido cualquier otra persona habría parecido de mal gusto, pero sabemos que si Graham nos estuviese viendo desde allá donde estuviese, se estaría partiendo de la risa.

Gilliam: Claro. Mike también dijo algo muy gracioso: “Resulta duro pensar que Graham ya no está. Como siempre, llega tarde.”

ESTIRANDO LAS COSAS

Wardle: ¿Has pensado en escribir un libro para niños?

Gilliam: Si, tengo un par de ideas rondando por mi cabeza que tengo que escribir en algún momento.

Wardle: Quizá cuando te retires.

Gilliam: Eso es. Es mejor estirar las cosas. Esa ha sido siempre mi teoría. Es mejor no hacerlo todo de una vez. Tengo pensadas un par de buenas historias. En este momento las cosas se están poniendo raras, porque tengo que tomar muchas decisiones. He llegado a un punto en el que ya no sé qué historia quiero contar. Después de “El Rey Pescador” me volví un poco loco. Estaba desesperado, porque de repente había cumplido cincuenta años y sabía que no podría contar con los dedos de una mano las películas que quiero hacer durante el resto de mi vida. Me volví un poco maníaco mientras intentaba hacer rápidamente la siguiente, y ese terminó siendo el mayor espacio de tiempo que haya transcurrido entre dos de mis películas.

Wardle: ¿Por qué no has actuado en más películas?

Gilliam: Porque me encontraba demasiado ocupado intentando dirigir las mías.
Wardle: ¿Te suelen preguntar si te gustaría aparecer en las películas de otra gente?

Gilliam: Si, siempre lo hacen. En realidad aparezco en “Spies Like Us” (Espías como nosotros, 1985). ¿Recuerdas la película de John Landis con Chevy Chase y Dan Aykroyd? En realidad creo que fue una actuación sobresaliente. Yo era un doctor suizo que se encontraba en Afganistán. También he grabado una serie para la BBC que aparecerá a principios de este año, serán cinco partes sobre los principios del cine. En realidad he estado interpretando a diferentes personajes, aunque creo que nunca he hecho alguno que sea magnífico. Realmente no me lo paso tan bien actuando.

Wardle: Cuando hablas sobre los personajes que has interpretado en las películas de los Python, suena como si te lo hubieses pasado bastante bien.

Gilliam: Lo hice, pero eran papeles cortos, para el momento. Supongo que nadie quiere que actúe con ellos en serio, no lo creo. Una vez, unos franceses me propusieron aparecer en una película que estaban grabando, y empezamos a elaborar a mi personaje. No me sentía demasiado cómodo. Intenté esconderme detrás del maquillaje y el resto de atrezzo. No quería que la gente me reconociese.

Wardle: ¿Cuál es el mayor error que crees que cometen contigo y tu faceta de cineasta?

Gilliam: Para serte sincero siempre lo he pasado mal sabiendo cómo me perciben. Háblame de alguna de esas ideas preconcebidas. [Risas.]

Wardle: Supongo que eres irresponsable con el dinero, odias a las figuras autoritarias, odias trabajar en un sistema de estudios.

Gilliam: Uno de los errores habituales es el de que soy irresponsable con el dinero, es una completa equivocación. Todo lo que tienes que hacer es fijarte en lo que he filmado y verás que la mayor parte se ha hecho con una fracción de lo que le costaría a cualquier otro. En cuanto a mi resistencia a la autoridad, claro que es cierto, y no me parece una actitud equivocada. Creo que es absolutamente cierto, porque la gente con autoridad es gente a la que no respeto demasiado. Si fuesen gente a la que respetase, serían diferentes de como son.

Wardle: Es como la gente que hace trampa con los impuestos. Supongo que si se dan cuenta de que su dinero va a servir para hacer cosas buenas, no deberían intentar engañar al Gobierno.
Gilliam: Estamos viviendo una época muy interesante. Históricamente, el recaudador de impuestos ha sido siempre el mayor enemigo. Jesús y María también quisieron escapar de él.

Wardle: Incluso aparece en las parábolas: “¿Por qué debería almorzar con un recaudador de impuestos?”

Gilliam: Ahí lo tienes. Lo más estrambótico de la democracia es que de alguna forma se supone que todos siempre pagamos nuestros impuestos. Por lo que somos buenos ciudadanos... ¡y una mierda! [Risas.]

Wardle: Mientras tanto cogen tu dinero, se forran y luego intentan reparar las calles o lo que sea.

Gilliam: Claro. Esa creencia de que la democracia es la que sería capaz de cortar de raíz todas esa mierda, el engaño, la corrupción. De eso trataba “Brazil”. No importa en qué sistema estemos viviendo, siempre estará corrupto. Las teorías de Mao sobre la revolución constante probablemente sean lo que está más cerca de mi forma de pensar. Siempre estamos desechando gente, porque todos se vuelven corruptos, y luego tienes que quitarlos y poner a otro nuevo, para luego terminar desechándolo. La democracia no se creó para que funcionase de ese forma. La idea es que con la elecciones puedes conseguir una emulación de ese sistema, pero lo que no se ha tenido en cuenta nunca fue todo ese asunto de la administración pública, la burocracia, así que todos los sistemas están un poco jodidos y tú eres quien tiene que preocuparse de echarlos abajo para empezar de nuevo. Pero la mayoría de la gente no quiere hacerlo.

Wardle: Durante los años de Eisenhower existía el sentimiento de que se suponía que no tenías por qué criticar al gobierno. Se suponía que tenías que aceptar las cosas tal y como eran.

Gilliam: En realidad se puede vivir agradablemente sin él. Quiero decir, dejé de leer periódicos durante un par de años y no me supuso ninguna gran diferencia. Tienes que seguir adelante con lo que quieres hacer. Pero si te han educado para estar preocupado por lo que está sucediendo, si te han educado para ser una de las personas que intenta hacer del mundo un lugar mejor, es especialmente difícil. Se supone que debemos preocuparnos de lo que está ocurriendo en Ruanda y Bosnia, pero la verdad es que te puedes quedar completamente abrumado de lo que está pasando en el mundo. Solía estar completamente deprimido porque fui educado para recoger esa información e intentar hacer algo con ella, y todo lo que sentía un día tras otro era una completa impotencia, porque no podía hacer nada ¡y eso me enloquecía del todo! Se suponía que tenía que preocuparme por ese niño que estaba pasando hambre, y yo no era capaz de hacer nada al respecto. Y me dije: “¡Que lo jodan! No me voy a volver a preocupar en la vida.” Me preocupo por lo más cercano y urgente e intento luchar por resolverlo. Creo que ese es uno de los efectos negativos de que la televisión nos esté atacando frontalmente un día tras otro. La gente debería empezar a alejarse de ella.

Wardle: Antes de la televisión tan sólo se conocían las noticias que se producían en la zona donde estabas viviendo. Si ves a un vagabundo puedes ayudarlo. Pero cuando ves el problema de la pobreza a nivel global...

Gilliam: Ese es el problema de vivir en una comunidad global. Existen problemas a muchos niveles, pero no puedes tratar con ellos. Ese es el motivo de que existan tantos movimientos separatistas por todos lados, porque la gente intenta volver al sentimiento de comunidad, algo que tenga algún significado. Todo ese rollo comunista sobre deshacerse de la familia y que el Estado eduque a los hijos, ¡no funciona! Las familias siguen siendo la mejor unidad de todas. El problema de las familias es que ya no nos las podemos permitir. El mayor problema de todos es el número de gente que existe en el planeta, así que ¿por qué deberíamos preocuparnos por las enfermedades y las guerras? Me gustaría alentarlas. Creo que la naturaleza está intentando cortar por lo sano. ¡Voy a esforzarme para que haya más guerras y enfermedades! [Risas.]

Wardle: Pero será mejor que no le digas esas cosas a la gente. Van a creer que eres alguien completamente insensible.

Gilliam: Ese es el motivo por el que los pro-vida están tan equivocados. El mayor problema es que hay demasiada vida en el planeta. La inviolabilidad de la vida humana está siendo destruida por la cantidad de vida humana. Me encanta cuando los pro-vida bombardean clínicas para abortar. Porque según vas envejeciendo te vas volviendo más y más... no diría que cínico, sino que me gusta más la ironía que supone vivir. [Risas.]
Wardle: Una última pregunta: ¿Crees que alguna vez llegarás a un punto en tu vida en el que seas o bien demasiado viejo o bien hayas tenido demasiado éxito como para no seguir sintiéndote como un estúpido?

Gilliam: [Risas.] Espero que no. El membrete de mi empresa es Poo Poo Pictures. Sigo pensando que en algún momento terminaré madurando, aunque sé que es algo que todavía no ha ocurrido. No lo he sentido en toda mi vida. Espero conseguir algunas respuestas antes de morir. Este año voy a cumplir 55 años. Creo que mi idiotez me mantiene joven. Mike Palin y yo siempre solíamos decir que lo mejor es sentarse detrás del todo en clase y empezar a carcajearte. Nosotros éramos de esa clase de gente. Una vez estaba en un programa de radio en Dallas, tras el lanzamiento de Munchausen, y alguien que la había visto llamó a la cadena y con un acento sureño de palabras arrastradas dijo [imitando el tono del sur de los EE.UU.]: “era magnífica, Terry. Me reí con asombro absoluto.” Esa frase describe perfectamente mi actitud. Es tan jodidamente maravilloso no tener que doblegarse y tratar las cosas solemnemente... todo lo que tienes que hacer es partirte de risa. Quiero que lo pongan en mi tumba: “Terry Gilliam... se reía con un asombro absoluto.”

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