Nota: Haunted George relata una anécdota para Vice de su época en
The Beguiled. Como tributo a su defensa del Capital, dejo por ahí abajo en
descarga directa y gratuita los tres productos (y algo más) que llegaron a
grabar The Beguiled, para que se hagan más conocidos y se forre con los
derechos de sus LP´s en una ansiada reedición futura.
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Algunas personas experimentan Europa y toda la belleza y el
asombro que puede ofrecer el interior de una confederación de estados socializados
de fronteras abiertas durante algún revelador programa de un semestre de
duración en el extranjero. Y luego están los que han visto Europa por encima de
los escombros de la recién caída cortina de hierro. Steve Sherman
(anteriormente Steve Pallow y ahora Haunted George) de The Beguiled y Necessary
Evils, acaba de esbozar esta historia para NOSOTROS NUNCA APRENDEMOS.
Lamentablemente, después de una juerga de edición de 11 horas, necesaria para
hacer frente a las limitaciones de espacio, hemos tenido que recortar el texto.
Pero he aquí el resultado en todo su esplendor.
"The Beguiled tocamos en esa extraña ciudad de Alemania del
Este junto con Fireworks. Fue sólo unos pocos años después de la caída del
Muro de Berlín. Como norteamericanos, nos resultó bastante raro. Tan
pronto como cruzamos desde el lado oeste hacia el lado este, las carreteras se
estrecharon y se llenaron de baches. Entonces llegamos a ese pueblo que se llamaba
Halberstatt. En él había una enorme zona medieval donde vivían muchísimos
squatters. Toda la gente estaba vestida como Lemmy, el de Motorhead, o como uno de
los Ramones: chaquetas de cuero negro, zapatillas de deporte y el pelo largo.
Todos querían entrar en el concierto gratuitamente. Todavía no había llegado el
capitalismo, donde todo el mundo tiene que pagar para poder ver un concierto y
así la banda conseguirá algo de dinero para gasolina, ruedas y el tiempo necesario
para poder llegar a tu ciudad.
Después de tocar las dos bandas la gente que
estaba fuera se volvió loca. Empezaron a lanzar piedras y botellas contra el club
e intentar entrar. Empezamos a correr para guardar nuestro equipo, pensando
que si la multitud conseguía entrar nos lo robaría: nos sentíamos como si
estuviésemos en una película de zombies. Subimos a la 2ª planta y nos asomamos por
la ventana para ver cuánta gente había abajo, y las piedras empezaron a
volar contra nosotros, rompiendo las ventanas, alguna pasó como una bala
justo al lado de nuestra cabeza. Apagamos las luces para que no pudiesen
vernos. Nos dimos cuenta de que no había seguridad en aquel lugar, tan sólo
estaban el dueño del club y su esposa, por lo que corrimos para ver dónde
estaban y nos los encontramos en un pasillo largo y estrecho con un bate de béisbol.
La multitud se había abierto paso a través de una puerta que daba acceso al
club, avanzando por un pasillo que tan sólo tendría como un metro de ancho. El
propietario empezó a golpear a esa gente. Corrimos hacia él para echarle una
mano. Recuerdo cómo él le clavó el bate a un tío en el antebrazo. El
hombre gritó y se lo agarró. Estoy bastante seguro de que estaba roto. El
propietario hizo retroceder al grupo hasta la puerta y luego la bloqueó. Era
como algo sacado de una película de zombies, en serio, sólo que en vez de muertos vivientes o
infectados teníamos a estos hunos euro-rockeros.
Corrimos hacia la camioneta. La estaban golpeando con los puños y dándole patadas. Sólo era cuestión de tiempo que alguien pensara en
agarrar una piedra y romper las ventanas. De la nada aparecieron policías con porras
y empezaron a golpear a la turba en el culo. Eran como la caballería. Empezaron a perseguir a la gente y les hicieron lamentar lo que habían hecho. El propietario del club
estaba completamente ensangrentado. Estaba ido. Esa noche dormimos con las
botas puestas."
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