Texto que escribí en facebook
presentando esta entrevista y su traducción:
Bueno, pues ya me he metido en otro lío
de veintipico páginas de word, esta vez en forma de
entrevista con el ínclito DON MCGREGOR centrada en una de las series
más extrañas de la Marvel de los setenta (una especie de "spin-off"
del libro "La Guerra de los Mundos" escrito por H.G. Wells
y publicado en 1898). McGregor es un guionista significativamente
comprometido que refulgió en aquella época experimental gracias a
esta serie y a su muy imitado arco argumental para Jungle
Action protagonizado por la Pantera Negra. La idea es la de acabar de
traducir el mamotreto antes de que acabe el año para que aparezca posteriormente en el blog a principios del 2015, por lo que
algunos días puede que tengáis doble ración. La entrevista la
recogí del blog Your Chicken Enemy, que a su vez la rescató de
Comics Bulletin (2013). Tanto la saga de la Pantera Negra como la de Killraven se editaron en sendos tomos en blanco y negro por la extinta Fórum. A
ver si tenemos suerte durante estos próximos años y Panini edita
todos estos materiales de nuevo, porque son de primera fila.
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Los guiones de Don McGregor siempre
fueron especiales. Su obra para la Marvel de la Edad de
Bronce formaba parte de la más inteligente, apasionada y articulada
de cualquiera de las realizadas por los guionistas de la época. Don
escribió algunos de los héroes de acción más realistas jamás
vistos. Sus personajes sufrían emociones de verdad, no sólo de comic
book. Sentían dolor psíquico y emocional, y hablaban en profusión
sobre sus dolencias.
Estamos encantados de presentar esta
masiva entrevista en cuatro partes con el gran Don McGregor, que se
irá ofreciendo a lo largo de toda la semana de forma similar a nuestra
entrevista de varias partes con Don sobre su trabajo en la
clásica serie de la Pantera Negra.
Jason y Daniel, de Comics Bulletin:
¿Cómo te viste involucrado en "Killraven", y qué te
dijeron sobre la serie cuando te empezaste a hacer cargo de la misma?
McGregor: Sé que puedo responderos, pero primero tengo
que intentar organizar la secuencia de sucesos y recordar cómo se tomaron las decisiones. La verdad es que no estoy al tanto de todos los
factores que influyeron en la decisión editorial de ofrecerme el
guión de "La Guerra de los Mundos” y “Jungle Action”.
En esencia, me ofrecieron escribir
las dos series al mismo tiempo. Cuando trabajabas en esa época en el staff
de Marvel, el editor jefe solía celebrar reuniones con los
empleados. No recuerdo que estuviesen programadas, sino que se
celebraban cuando se iban a tratar nuevas formas de proceder o cuando
la compañía tenía previsto ampliar el número de series y otros
temas parecidos. Era entonces, durante esas reuniones, solo para los que
acudían, cuando se intercambiaban los autores de cada título.
O se les informaba si les iban a asignar un guión.
No hizo falta llevar mucho tiempo
en la editorial (en ese punto solía hacer pruebas de corrección en los
títulos de las reimpresiones) para darme cuenta de que existía un
acuerdo tácito para la mayoría, pero no obstante, cuando eras
guionista y trabajabas en el staff por 125 dólares a la semana,
tenías que completar tus ingresos realizando tareas como guionista.
En los setenta, los títulos de género
con una “Jungla” de trasfondo no generaban demasiado
dinero. Los que estaban al cargo de la editorial intentaban probar de todo.
Ciertamente se habían dado cuenta de que el Tarzán de Joe Kubert
había encallado. Si un personaje como el Rey de la Jungla fallaba incluso
con el talento de Joe detrás, era bastante seguro que otros
títulos con la temática de la jungla iban a cerrar también.
De ahí que Jungle Action, que en
esencia era un título de reimpresiones, dispusiera ahora de nuevo
material protagonizado por la Pantera Negra, y ese fue uno de los
títulos que me ofrecieron en aquella reunión en particular. No
tenía ni idea de que me lo iban a dar.
También pensaban lo mismo sobre los cómics de ciencia ficción: que no vendían demasiado en
los puntos de venta de los cómics.
Me da la impresión de que en el caso de "War of the Worlds" se habían generado muchas esperanzas, pero como cambiaron los talentos creativos después de los tres
primeros números, no hacía falta ser un profeta para poder ver las
señales, o por parafrasear la canción de Paul Simon, “Los sonidos
del silencio” ["The Sounds of Silence."]
En este caso, básicamente estaban
descartando la serie porque era una buena idea que habían desechado. Y así, justo después de asignarme el guión de la Pantera Negra, más o menos la siguiente frase que me dijeron fue: "y
también "La Guerra de los Mundos".
Aunque no tenían demasiada fe en mí
como guionista, yo tampoco suponía una amenaza en la editorial,
porque no tenía planes de intentar convertirme en editor jefe. Era vagamente consciente de las maniobras políticas, pero para mí no revestían de atractivo. Eso sí, tampoco quería editar las palabras de
otras personas, tan sólo escribir las mías.
Así que me dieron "La Guerra de
los Mundos", y sospecho que más de uno de las
salas de redacción no sólo se sorprendió por la longevidad alcanzada por la serie, sino por la reacción de una parte de los
lectores, bastante intensa. Durante mi etapa en la colección me preguntaron muchas veces cosas en plan: "¿Qué demonios está pasando aquí?
¿Cómo es que mis títulos no reciben ese tipo de cartas? Tus series
están a punto de ser canceladas, ¡pero recibes demasiadas cartas!"
CB: ¿Te indicaron qué dirección seguir o simplemente te dijeron: "Tenemos esta serie
de “La Guerra de los Mundos”, es tuya"?
McGregor: En la reunión me indicaron
que tenía que escribir tanto “La Guerra de los Mundos” como
Jungle Action.
Me parece que al principio tenían puestas bastantes esperanzas en la serie, pero cuando pasó por las manos de tres
guionistas durante tres números consecutivos, y creo que por la
misma cantidad de dibujantes, supongo que ya no la consideraron más que como un esfuerzo en vano. En cuanto a Jungle
Action, sencillamente me dijeron que querían que transcurriese en
Wakanda y que en ella debía aparecer la Pantera Negra. Pero en el caso de "La
Guerra de los Mundos" la situación era diferente.
Marv Wolfman había escrito el tercer
número y quería contarme lo que tenía planeado para Killraven. Le
dije que prefería escribir mi propio título. Me parece que no me lo tuvo en cuenta. Supongo que se pensó, y tal vez algunos otros
también lo hicieron, que yo creía que era mejor guionista que él.
Ni siquiera me apetecía considerar lo que estaban haciendo el resto
de escritores. No me importaba. Ese era su rollo, no el mío.
Muchos de esos guionistas escribían cierto número de títulos.
No estaba siendo prepotente. Lo
que quería era coger mis dos pequeños títulos y dar con las
historias que sentía que merecía la pena escribir. No
tenía por qué saber en qué se podían convertir,
o si formaban parte de un proceso de aprendizaje, ni tampoco cómo
transcurriría el futuro de la serie ni lo que iría surgiendo
orgánicamente durante la escritura del título.
Si en esa época te metías en los cómics, era posible leer todo lo que aparecía sin mucha dificultad. Como de "La Guerra de los
Mundos" tan sólo habían aparecido tres números, ciertamente no suponía un problema hacerme con las riendas.
Nunca le pregunté a nadie qué es lo
que tenía planeado hacer a continuación.
Hay casos en los que otras personas reclaman que esa fue idea suya y no tuya. Me dije que si mi
nombre aparecía en la historia, yo era el que tendría que vivir con
ello. Si la fastidiaba, quería hacerlo con absoluta honestidad. Si lograba enganchar al lector, quería que fuese por mis habilidades
como narrador.
Así que me leí los tres primeros
números y empecé a pensar en lo que iba a intentar hacer con
"Killraven."
¿Responde todo esto a tu pregunta,
Daniel?
CB: ¡Claro!
McGregor: Mira, cuando estás empezando
a trabajar en una serie o con un personaje de una gran editorial, hay
que tener en cuenta muchos factores, y cuando se mira el negocio desde el exterior, no todos son evidentes.
Creo que en la entrevista sobre la Pantera Negra ya hemos discutido ciertos
aspectos de ese período de gestación.
Nada más acercarme al primer número de "Killraven", me di cuenta de varias cosas.
Mientras que puede que en tu caso no fueses capaz de detectarlas específicamente, nosotros
nos fijamos en cómo funcionan las cosas dentro de la empresa. La
primera gran restricción de todas: No PUEDO darle fin a La Guerra de los
Mundos. Sencillamente no me dejarán hacerlo.
Si alguna vez se te ocurre algo
parecido, entonces tienes que pasar por todo el protocolo para
conseguirlo, tendrás que pedir permiso para llevar la idea a cabo. Por lo tanto,
sospecho que las primeras ideas con las que tuve que lidiar tuvieron
mucho que ver con que iba a necesitar un lugar hacia el que
dirigirme, un lugar hacia el que llevar a los personajes, un enfoque
mediante el que poder poner en marcha algún tipo de final, llevar a cabo una especie de
viaje con los personajes, algo que terminara sin tener que
lidiar con una serie de personas ajenas que pudiesen influir en mi decisión.
Por otra parte, si se me ocurría una
dirección independiente para el título, probablemente me dejarían
resolver las cosas a mi aire, de la forma que me había propuesto en
un principio para la serie. La pregunta era: ¿Cuál era esa
dirección?
En los números anteriores se
mencionó de pasada a un hermano [del protagonista].
La idea de que Killraven iniciase la búsqueda de
su hermano tenía un montón de posibilidades emocionales, además de
que si se iniciaba una búsqueda para encontrarlo, podría explorar
diferentes partes del país y el efecto que la estancia de los
marcianos había tenido entre nosotros.
El Parque Nacional de Yellowstone es
uno de mis lugares favoritos. Visualmente es muy diverso. En cuanto decidí que el hermano del protagonista estaría en esa zona,
pude empezar a diseñar al resto de personajes que viajarían con
Killraven, además de trabajar sobre un montón de los temas que quería
explorar.
Todo esto me dio la sensación de que tenía
un propósito. ¡Puedo intentar conseguir algo con la serie!
El cambio de localizaciones regionales
también significaba que podíamos traernos un aspecto
claramente visual a cada historia, algo propio de cada región,
esa sensación de que la trama tiene lugar en un emplazamiento
determinado. Los cómics son un medio visual, y yo siempre estaba
buscando formas de mantener las historias visualmente estimulantes.
Por lo tanto, nos fuimos desde el
Estadio de los Yankees hasta Washington, DC. De inmediato te dabas cuenta de toda la
diversidad visual de la serie, además
de que de esa forma podíamos explorar la esencia de cada sitio, lo que
representaba, en lo que se había convertido, cómo y en qué nivel había afectado
la conquista del Planeta a cada emplazamiento que nos resultaba familiar.
Por ejemplo, Battle Creek, Michigan, me
atraía mucho porque me encantaba conseguir los juguetes que
venían en las cajas de cereales cuando era un niño y vivía allí.
También esperaba que me llegaran por correo las figuras de los hombres rana para echarlos a nadar, ¡cuando tenía entre 5 y 7 años
esperaba ansiosamente que me llegaran las figuras de los Navy Frogmen
por correo! ¡O los cómics!
Incluso a día de hoy, cada vez que me llega un
paquete con un DVD o un libro al buzón es como descubrir una especie
de tesoro. Todavía es emocionante. Supongo que se podría
decir que desde muy temprana edad era una persona totalmente sumergida en la cultura pop que formaban
esos cómics, programas de televisión, libros y películas de la
época, que eran tan reales para mí como cualquier otra cosa del
mundo real.
De todos modos, volviendo de nuevo
sobre los ingredientes en los que tuve que pensar al comenzar a escribir
"Killraven", sospecho que puede que el comic book “Atomic
Knights” de Gardner Fox y Murphy Anderson ejerciese una ligera
influencia, junto con Hitchcock, que también utilizaba fondos únicos
para configurar las localizaciones de sus escenarios. Si te digo la verdad, no soy capaz de responder a ninguna pregunta acerca de los “Caballeros
Atómicos”, porque hace décadas que no leo esas historias.
Tampoco recuerdo muchos detalles sobre ellas, excepto que
se situaban en una especie de escenario postapocalíptico y los
héroes llevaban todos trajes blindados. Si no recuerdo mal, las
historias sucedían a menudo en lugares bastante icónicos.
Me acuerdo que una de las últimas veces que nos vimos, Dwayne McDuffie me dijo que había olvidado
que yo había escrito "Killraven" al mismo
tiempo que Jungle Action. Me hizo la observación de que por lo general los guionistas de cómic sólo escribían una serie donde enfocaban
todas sus energías personales.
Yo estaba saltando entre "La Furia de la
Pantera" y "Killraven."
Y no tenían nada que ver con lo que pasaba en mi situación personal de todos los días. Bueno, tal vez mi vida real sí
que tuviese cierto impacto en mis historias.
Empecé a escribir "Killraven"
después de empezar "La Furia de la Pantera". Sabía que me rondaba la idea de que "Killraven" sería mi
serie más de "comic book". Recuerdo que lo pensé de esa
forma. Porque no podía entregarle el mismo tiempo y energía que a la de T'Challa.
Creo que esa idea solo la
mantuve durante un número.
Los personajes fueron creciendo y se
definieron, y entonces no quise traicionarlos. Empecé a
querer explorar lo que eran y lo que les afectaba y cuál podría ser su destino. Cuando me hice cargo, todavía no eran Hombres Libres como tal, y lo digo en el sentido de que a excepción de
M'Shulla no tenían nombres o trasfondo o personalidad, no eran más
que figuras dibujadas que seguían a Killraven.
CB: Y entonces te trajiste a Carmilla a
la serie, que inicialmente era una especie de villana, y
también a su torturado compañero Grok, del que más tarde nos
enteraríamos de un gran secreto.
McGregor: Creé a Carmilla Frost en el
primer número que escribí: "The Mutant Slayers". Creo
que hasta ese momento no había personajes femeninos demasiado profundos en
"Killraven". Sospecho que no soy capaz de escribir
una serie continuada durante mucho tiempo sin que aparezcan mujeres formando parte integral del elenco.
Si te pones a examinar cualquiera de las
historias de terror de las revistas de la Warren, como Creepy, Eerie o
Vampirella, te das cuenta de que en la mayoría de esas historias las
mujeres son tan importantes como los hombres, desde "Song of a
Sad-Eyed Sorceress" hasta "The Vampiress Stalks the Castle
This Night."
Cuando hice la serie del Zorro en los
noventa, meter personajes femeninos que no sólo
aparezcan de decorado de las historias me parecía muy importante. Me encantaba el Zorro, pero al repasar las historias del
personaje me di cuenta de que no quería limitarme a guionizar
únicamente historias de camareras rescatadas por el héroe.
Fue una de las primeras cosas que hice, idear una mujer capaz de rivalizar con el Zorro en personalidad y sensualidad. Hay demasiadas
mujeres de los cómics que han sido creadas con una especie de sexualidad
desinfectada, Lady Rawhide no sólo jugaba a disfrazarse.
Por lo tanto, antes de escribir una
sola historia, ¡cree a Lady Rawhide! La sola idea de tener que guionizar
un título mensual sin mujeres acabaría con mi entusiasmo al empezara a escribir el siguiente número.
Creo que se podría decir que si hay
dos cosas que me tomo en serio en esta vida, son la escritura
y las mujeres.
Por otra parte, cuando hice la tira del
Zorro para los periódicos me inventé a Eulalia Bandini, porque Lady
Rawhide siempre generaba mucha controversia y mantenerla en la historia habría supuesto una
lucha diaria, y no sólo por su atuendo,
sino por su forma de gozar del sexo y por su sentido del humor al afrontarlo. Pero Eulalia terminó evolucionando, y me
encantaba la forma en que Tom Yeates la dibujaba, así que a pesar de
que inicialmente la presentamos para una escena, seguí
escribiéndola de nuevo para la tira hasta que en el segundo año
se convirtió en la fuerza motivadora central para casi todos los
demás personajes de la serie.
CB: Tus mujeres siempre parecen poderosas.
Me encantaban Mint Julep y Volcana Ash, que aparecían en "War
of the Worlds."
McGregor: Claro, también me gustan
mucho. Planeé traer de vuelta a muchos de los personajes
secundarios en "Final Lies, Final Truths, Final Battles."
Había apuntado que Killraven llevaría la guerra de vuelta a Marte
en mi primer o segundo número. Debería mantener mi promesa escribiendo algún día ese gran final.
Creo que hasta los lectores que me
han seguido a lo largo de todos estos años en todos los diferentes
géneros por los que he pasado... aun así creo que se van a sorprender un montón, tal vez incluso los coja por sorpresa con un par de los
proyectos que he escrito, y creo que nunca se les podría haber ocurrido qué es lo que va a pasar. Me encantaría que se hiciera realidad.
Por otro lado, creo que Craig Russell
dijo en una ocasión que yo ya había escrito cerca de cien páginas de la historia. Hace mucho que no las miro, pero me parece que son cerca
de 50 o 60 de guión acabado. Pero Mint y Volcana ya
formaban entonces parte del clímax.
CB: Parece que en cuanto Craig Russell se
unió al equipo, la serie empezó a tener su propia energía. ¿Cómo ocurrió? ¿Cómo se
involucró Craig en la colección?
McGregor: Trabajar con Craig fue maravilloso. Fui increíblemente afortunados de poder contar con
Craig para "La Guerra de los Mundos" y con Rich Buckler
para "La Furia de la Pantera".
Hace un par de años estuve en la convención de cómics del
Javitz Center [en NYC] y Arvell Jones vino a
hablar conmigo. Me hizo pasar un mal rato por haberlo tenido dibujando las series que estuve escribiendo en su momento, aunque no lo hubiese elegido. Supongo que mucha gente se piensa que
yo tenía potestad para escoger quién debía dibujar mis guiones. Pero la verdad es que no tenía ese poder. Los dibujantes asignados a las series eran cosa de la editorial. No tuve nada
que ver, tan sólo sugería con quién me gustaría trabajar.
CB: Siempre parecías estar contento.
McGregor: En realidad es así.
Permíteme aclarar un poco la anterior afirmación. Sí, Rich Buckler
y yo nos conocimos en las oficinas de Marvel Comics y
congeniamos de inmediato. Ambos éramos unos apasionados de los
cómics, y lo pasamos bien juntos. Cuando me mudé desde Rhode Island, Rich me encontró un
lugar para vivir en el Bronx.
La serie de "Killraven"
cambió bastante de dibujante. Ya os he contado que no he vuelto a leer esos títulos, probablemente desde
que me estuve preparando para escribir la novela gráfica en los
ochenta. Tuve en las manos la edición en tapa dura, de nuevo en la
época posterior a cuando se crearon esos cómics. Hace tiempo las
estuve revisando un poco porque sabía que queríais hacerme esta
entrevista, pero no puedo decir que me leyese las historias.
En la página de correo de ese número
que dibujó Gene Colan, "Something Worth Dying For”, me enteré
de que Gene iba a dibujar la serie a partir de ese punto. ¡En
serio! Si yo era el guionista, entonces deberían haberme dicho que Gene
iba a ser el dibujante regular del título. Me encantó lo que hizo
Gene, pero me pregunto qué demonios estaba pasando entonces, porque
Gene era un dibujante demasiado importante para Marvel como para que
le dejaran aparcado en "Killraven," a menos que por alguna
razón Gene necesitara dibujar un título adicional durante un tiempo
y los otros títulos, más importantes, tuviesen comprometidos a
sus dibujantes.
Así fue como Gene y yo
trabajamos juntos por primera vez. No nos hicimos amigos hasta años
después. Cuando más tarde le he hablado sobre el argumento de
Killraven, no recordaba que fuese el primero que hicimos en
colaboración. Ni se acordaba de Serpent Stallion ni tampoco del
desnudo de Carmilla. Siempre insiste, y sé que es lo que él cree de
verdad, en que la primera vez que trabajamos juntos fue en la
historia de Hodiah Twist, "The Hero Killer Principle".
La última vez que me reuní con Gene, en
un hospital, seguía convencido de que esa fue nuestra primera
historia. Fue en esa época, cuando colaborábamos tan estrechamente, cuando conocí a la esposa de Gene, Adrienne. Me dijo algo
que no me podía creer. Me contó que Gene raramente hablaba sobre la
historia en la que estaba trabajando en ese momento, pero que sí que
lo hizo en el caso de Hodiah Twist, por las cosas tan inusuales
que le indiqué que tenía que dibujar, y supongo que también por la
ambientación y por los giros del argumento. Pero Adrienne me contó
otro dato que nunca he llegado a creerme del todo y que ella sabe porque se lo contaron en las oficinas. Me dijo que Gene nunca se leía el guión al completo. Se leía la página que le tocaba hacer en
ese momento y no tenía ni idea de lo que pasaba en las siguientes.
Gene me dijo varias veces que como se leyese toda la historia
completa se pondría nervioso, porque se empezaría a preguntar cómo iba a ser
capaz de dibujar aquella escena o esa otra parte llena de
acción.
Recuerdo que me dije: "¡Pero si es
Gene Colan! ¡Es capaz de dibujar cualquier cosa!" Cuando mirabas los
lápices de Gene siempre percibías esa sensación de confianza,
nunca tuve indicio alguno de que cualquier cosa de las que yo
escribía llegase incluso a estremecerlo. En las páginas originales
dibujadas por Gene Colan nunca se veía ni siquiera una marca de goma
de borrar. Nunca veías ni una mancha de café derramado. En su
trabajo no había indicios de vacilación en absoluto.
Cuando yo estaba trabajando en las
oficinas como corrector de los cómics de Marvel, a veces me fijaba en los lápices de Gene antes de que los entintasen. Su dibujo era
sencillamente precioso. A menudo me hubiese gustado que todo el mundo
pudiese ver la apariencia de su dibujo antes del entintado, y no es que no tuviese algunos buenos entintadores con
talento encargándose de su trabajo. Pero esos lápices eran tan únicos y
tenían tanto esfuerzo detrás que había veces en las que lo único
que deseaba era que no se echasen a perder.
Solía pensar que ojalá hubiese una
forma de lograr reproducir directamente los lápices de Gene a color.
No fue hasta años después, cuando estuve trabajando en mi propia creación,
"Ragamuffins", para Eclipse, que intenté presionar para
hacer las cosas de esa forma, y Dean Mullaney encontró una forma de hacer
que funcionasen, por lo que la obra de Gene no quedó tapada bajo el
color.
Craig Russell es totalmente lo opuesto,
porque a Craig le encanta leer todo el guión y repasarlo al completo.
Recuerdo detenerme para ver a Craig
mientras viajaba con Marsha hacia Oklahoma, en la época en la que
estábamos haciendo la novela gráfica de "Killraven".
Tenía todo el tomo dibujado y numerado. A veces puede que hubiese
una viñeta de la historia dibujada a página completa, una viñeta
que supongo que Craig se sintió obligado a hacer de esa forma
en concreto porque sabía bien lo que necesitaba.
Cuanto más trabajas con un dibujante,
más compañero suyo te vuelves, por lo que tienes una idea mucho
mejor de cómo se desenvuelve a la hora de hacer un trabajo. Por ejemplo, cuando me di cuenta de que Gene no se leía todo el
guión de golpe y que a veces una secuencia le inspiraba más que el
resto, entonces supe que eso le haría demorarse más en esas
páginas, por lo que le escribía una nota para que siguiese adelante, porque tenía que ponerse al día para poder llegar a
tiempo hasta el gran final que había planeado.
(Continuará)








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