jueves, 18 de diciembre de 2014

CÓMO MIRAR EL FUTURO, por Warren Ellis

Cómo mirar el futuro, por Warren Ellis. Septiembre de 2012. Traducido por Frog2000.

Este es el texto sin revisar del discurso inaugural que ofrecí en Improving Reality [Mejora de la Realidad] el pasado jueves. De nuevo, gracias a Honor y a su panda por ser tan maravillosos y tan generosos de invitarme.

La idea de llamar a un evento “Improving Reality” es una de las cosas más geniales surgidas en el seno de la ciencia ficción. Hace veinte años te habrías quedado solo al contar la historia de que en 2012 la gente podría viajar hasta una ciudad centrada en la tecnología para charlar sobre cómo se podría mejorar la realidad. Sobre qué podríamos hacer para ajustar la luminosidad del cielo. ¿Por qué no hacerlo? Sé que será objeto de futuros consensos, pero ahora mismo ya se está hablando sobre ello. Son temas sobre los que todos nos podemos poner de acuerdo. Como esas historias que aparecían en las antiguas historias de ciencia ficción acerca de que Venus era “un infierno verde” con una jungla alienígena y que Marte estaba formado por un exótico desierto rojo atravesado por canales.

Por supuesto, en la realidad, Venus es una cloaca llena de altas presiones de la que estamos a miles de años luz tecnológicamente hablando de poder caminar sobre su superficie, y en Marte existen todo tipo de cabronadas. Bienvenido al futuro de Ballard, que es al que más rápidamente estamos llegando de forma consensuada, donde básicamente todo es banal. En esencia, esa es la posición más sensata aceptada en este mismo momento.

Un escritor que se llama Ventakesh Rao ha usado recientemente el término “normalidad manufacturada” para describirla. La idea de que las cosas están diseñadas para activar una predisposición psicológica que nos haga creer que nos encontramos en un presente continuo, aburrido y estático. La atemporalidad considerada como la característica principal de principios del Siglo XXI. Por supuesto, Venus no es un infierno verde, eso podría hacerlo demasiado interesante, ¿no? Por supuesto, cosas como Google Glass y Google Gloves tienen el aspecto de ser atrezzo de una mala película de ciencia ficción para televisión de los 90 y 2000. Y por supuesto, coger un avión para llegar hasta el otro extremo del Planeta no es una experiencia brutalmente diferente de viajar en tren desde Londres hasta Escocia en los veinte, dejando a un lado la radiación y los toqueteos.

Solemos llevar iPhones encima, y a poco que seamos conscientes de la Historia bien podrías señalar que este es un dispositivo impresionante que contiene un mapa en directo del Planeta y la biblioteca más grande imaginable, y que también supone un cambio absoluto del paradigma de las comunicaciones e individualidad personales. Y justo a continuación algunos idiotas cogerían y te dirían que parece algo salido de Star Trek Next Generation, y luego otra persona afirmaría que no tiene ni siquiera un aspecto tan cool como el comunicador original del Capitán Kirk, y a continuación otra persona contestaría que no, pero que te puedes comprar una cajita para que tenga el mismo aspecto, y entonces te encontrarías de nuevo manufacturado y a la búsqueda de la normalidad, esa donde nadie gana porque todo el mundo se queda tumbado para hacer jodidamente el vago.

Porque es imposible mejorar la realidad... ¿verdad?

Pero te podría sugerir otra cosa. Las teorías de lo atemporal y de la normalidad manufacturada y de la Historia Cero se pueden cortocircuitar.

Echa un vistazo a tu alrededor.

La banalidad ballardiana surge porque no hemos conseguido llegar al futuro que nos prometieron, o porque creemos que es demasiado tarde para hacer factible que todo sea lo diferente que nos prometieron que sería.

Esto se debe a que nos fijamos en la fecha actual mirando por un espejo retrovisor. Es algo que Marshall McLuhan dijo allá por los sesenta, cuando el mundo se encontraba en las garras de narrativas futuristas que aparentemente parecían auténticas. Dijo: "Miramos el presente a través de un espejo retrovisor. Marchamos retrocediendo hacia el futuro".

Continuó diciéndolo en 1969, el año del aterrizaje en la Luna: "Por culpa de la invisibilidad de cualquier medio ambiente durante su período de innovación, el hombre sólo es consciente del medio ambiente que le ha precedido; en otras palabras, se convierte en un entorno plenamente visible sólo cuando ha sido reemplazado por un nuevo entorno; por tanto, en nuestra visión del mundo siempre vamos un paso por detrás. El presente siempre es invisible porque es ambiental y satura todo el campo de atención de forma demasiado abrumadora; por lo tanto, todo el mundo está viviendo un día antes".

Tres años antes, Philip K Dick escribió un libro titulado “Esperando el año pasado” [1966].

Permitidme tratar sobre todo esto con vosotros:

El Monte Olimpo (Olympus Mons) de Marte es muy alto, pero aún así su pendiente desciende tan suavemente que si estás adecuada y correctamente alimentado, su inclinación te permitiría caminar la mayor parte del camino hasta el espacio. Marte tiene una gran e hinchada atmósfera mayor que la nuestra, pero por ello apenas hay nada encima suyo. Su atmósfera es de 30 pascales de presión, que es lo que se consigue en un horno de alta presión industrial aquí en la Tierra. Pero si quisieras, allí podrías llegar caminando hasta el espacio. Imagínatelo. Imagina un mundo donde literalmente se pudiese caminar hasta el espacio.

En realidad, como idea dice mucho a su favor, es mejor que volver a hablar sobre todos esos exóticos canales y rojos desiertos. Imagínate por un momento que vives en una cultura marciana en donde la existencia de toda una especie inteligente resulta palpable. Una montaña de la que no se puede ver la parte superior porque es un mundo pequeño y su cumbre se encuentra escondida detrás del horizonte. Imagínate los asentamientos a lo largo de la falda del Monte Olimpo. Imagínate las batallas libradas sobre secciones de esa pendiente. Generaciones y generaciones de exploradores que han ido muriendo a lo largo y ancho de su altura, tecnologías desarrolladas y consumidas que harían posible caminar a poca distancia de poder dar un salto hasta la órbita espacial. La Normalidad Manufacturada podría sugerir que si fuésemos marcianos nos daríamos cuenta de que todo esto nos parecería completamente aburrido dentro de diez años y que ser capaces de subir caminando hasta el espacio no nos preocuparía ni lo más mínimo.

Ahora imagina un mundo donde el viaje interestelar hasta otros mundos fuese una antigua curiosidad. Imagínate leyendo las palabras "Vintage Espacial." ¿Podrías incluso considerar formar parte de una cultura que podría haber sido capaz de viajar al espacio y luego pasó de hacerlo?

Si el futuro está muerto, entonces hoy deberíamos evocarlo y aprender a verlo de una forma apropiada.

Tampoco es que a través del espejo retrovisor se pueda ver correctamente el presente. Está junto enfrente tuyo. Aquí mismo.

En el espacio hay seis personas viviendo ahora mismo. Hay gente haciendo impresiones de prototipos de órganos humanos, y gente estampando tejidos construidos con nanocables que se unirán con la carne y el sistema eléctrico humano.

Hemos fotografiado la sombra de un solo átomo. Tenemos piernas robot que son controladas por ondas cerebrales. Los exploradores han hecho pie en el lugar no sumergido más profundo del mundo, una cueva a más de dos kilómetros bajo Abjasia. La NASA se está preparando para lanzar tres satélites del tamaño de tazas de café que podrán ser controlados con aplicaciones de un teléfono móvil.

Aquí tenéis otro ángulo más de este “Vintage Espacial”: el Voyager 1 se encuentra navegando a 11 mil millones de kilómetros, y tiene una potencia de cálculo de 64Ks y una grabadora de ocho pistas.

En los últimos diez años hemos descubierto dos especies de humano previamente desconocidas. Somos capaces de filmar erupciones sobre la superficie del sol, aterrizajes en Marte e incluso aterrizajes en Titán. ¿Todo esto te parece muy aburrido? Pues todo está sucediendo ahora mismo, en este mismo momento. Comprueba la fecha en tu teléfono, porque esa es la actual y estas cosas están sucediendo ahora mismo. El teléfono móvil más básico es un dispositivo de comunicación que sería capaz de avergonzar a toda la ciencia ficción, todas las radios de muñeca y comunicadores manuales. El Capitán Kirk tuvo que ajustar su maldito comunicador y con él ni siquiera podía leer texto o tomar una fotografía que incluyera un buen filtro Polaroid. La ciencia ficción no previno que el teléfono móvil iba a llegar en algún momento. Ciertamente tampoco pudo ver las ventanas de cristal que brillan intensamente y que muchos de nosotros acarreamos encima, donde hacemos que sucedan cosas asombrosas simplemente apuntando con nuestros propios dedos como si fuésemos jodidos magos.

Que por cierto, es lo que Steve Jobs quiso decir cuando dijo que las iPads eran mágicas. La metáfora central es la magia. Y tal vez la magia parezca una cosa extraña para que ahora y aquí haga acto de presencia, pero la magia y la ficción están profundamente entrelazadas, y ahora mismo todos vosotros estáis asistiendo a una sesión de espiritismo sobre el futuro. Estamos convocándolo desde el presente. Aquí y en este mismo momento. Está en la habitación con nosotros. Vivimos en el futuro. Vivimos en un estado de ciencia ficción donde podemos ver bajo los átomos y alrededor de todo el mundo y más allá de los lagos de metano de Titán.

Usemos el espejo retrovisor para su verdadero propósito. Imagina que yo estuviese sentado a tu lado hace veinticinco años y pudieses escuchar el timbre de un teléfono y yo sacara una barrita hecha de cristal y te dijese para disculparme: lo siento, mi teléfono me acaba de avisar que me ha llegado un nuevo vídeo donde se puede ver una llamarada solar. De inmediato pensarías que me he vuelto loco. Usemos el espejo retrovisor y pensemos que sólo hace 25 años que hablamos sobre el GPS. Esta es la última generación que se perderá alguna vez en Occidente. Filtros de agua. Biología sintética. Secuenciación genética. El Síndrome Repiratorio Agudo Grave (SARS) fue secuenciado genéticamente menos de 48 horas después de su identificación. Ni siquiera he hablado todavía de la red, el wifi, la banda ancha para móviles, computación en la nube, los cigarrillos electrónicos...

Entendamos que nuestro presente está muy lejos de ser banal. La realidad tal como la conocemos está estallando todos los días con la novedad. No todo es bueno. Estamos en una época extraña y no completamente cómoda en la que vivir. Pero quiero que en esta sala sintáis el futuro como si fuese presente. Quiero que entendáis, antes de empezar aquí este día, que lo que está invisible en esta habitación es la sensación de estar viviendo en el futuro, no en los años que han quedado detrás nuestro.

Ser un futurista que tiene como objetivo mejorar la realidad no significa que tengamos el rostro vuelto continuamente a contracorriente esperando el futuro que está por llegar. Mejorar la realidad es observar claramente dónde te encuentras en este momento, y preguntarnos a continuación cómo se puede mejorar.

Actuad como si viviéseis en un estado de ciencia ficción. Actuad como si pudiéseis hacer magia y celebrar sesiones de espiritismo con el fin de adivinar el futuro y construir un control que regule la intensidad de brillo del cielo.

Actuad como si viviéseis en un lugar donde se puede caminar hasta el espacio si queréis hacerlo. Pensad a lo grande. Y luego mejoradlo.

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