Entrega nº 52 de la columna “Come In Alone" escrita por Warren Ellis aparecida el 29 de Diciembre de 2000 en Comic Book Resources.
-------------------------------------------------------------------------------
Cállate. Estoy hablando yo.
Cincuenta y dos semanas después, muchos empleados de las editoriales de cómic piensan que escribo todo esto específicamente para intentar socavarlos y minarlos, y en realidad, ¿en qué punto estamos? ¿Tanto ha cambiado el panorama desde que empecé a escribir estas columnas hace unos pocos años?
Bueno, realmente sí que ha cambiado. La mayor parte de los guionistas de mi generación se han acercado a Marvel para guionizar cómics de superhéroes, y muchos de ellos están manteniendo un delgado calendario de edición en las series de las que son propietarios. Pero definitivamente, me parece que ha habido muchas más ruidosas bajadas de pantalones que series que intenten consolidar otro tipo de géneros, aparte de los superhéroes. Por otro lado, un montón de buenos amigos míos están ganando mucho dinero.
Me resulta ligeramente perturbador: por un lado arrastran mi cadáver, pero por otro se preocupan de que alguien me dé cobijo. Por lo general suelo ocupar mi tiempo de trabajo como centro de recursos para las propiedades de otras personas. (Si, todavía le debo a Joey Cavalieri un proyecto para DC. Tengo cierta esperanza de que terminará muriéndose de viejo antes de que tenga que llevarlo a cabo. De lo contrario, es probable que tenga que hacer una última obra protagonizada por superhéroes, y también es bastante probable que lo haga durante el próximo año. Sin duda será recibida con alegría y algarabía por toda esa carroña que no se cree que soy capaz de mantener una promesa.)
Varios de mis colegas creen fervientemente que el camino a seguir para poder conseguir una audiencia mayor de lectores (en lugar de los que verdaderamente tiene el medio), es hacer superhéroes muy bien hechos para una gran corporación, porque la empresa será capaz de conseguir que las series se conviertan en un gran foco de atención cultural, además de aumentar los puntos de venta y su presencia en la calle. Suelen citar productos como Matrix o El Protegido como prueba de que el subgénero de superhéroes está listo para incrementar la afluencia de público, y que esto terminará creando un nuevo auge del negocio de los cómics. Comprendedlo: la gente que dice todo esto no son nada estúpidos. Son personas inteligentes que no tienen nada más excepto las mejores intenciones para todo el medio.
Claro que ha habido algunas ocasiones en las que se han producido excelentes series de superhéroes. Pero estas series hay que agregarlas a esos otros tres o cuatro centenares de cómics de superhéroes que se publican todos los meses en inglés. Sin duda alguna, también tiene que haber algunas emocionantes imitaciones de superhéroes en las editoriales aledañas (¿recordáis la línea de superhéroes de Dark Horse?). Más o menos esto nos garantiza que cualquier persona que se meta en una tienda de cómics va a ser recibida por nada más y nada menos que una muralla de cómics de superhéroes. Todos a la espera de ser vendidos a nadie en absoluto, al igual que ocurría el mes pasado. Pero al lado de las estanterías en el suelo también se pueden ver amontonadas las obras propiedad de los creadores.
El problema es que los autores no son los propietarios de lo que han ideado. En las grandes compañías no se suelen pagar royalties, sino "incentivos", porque la palabra “royalty" implica que los creadores pueden tener todo el derecho a aparecer como los autores de la obra en cuestión. Tampoco les van a pagar por las reimpresiones de su obra (o les van a entregar los royalties aledaños que produzcan) en el extranjero. Es posible que nunca se les diga cuándo y dónde ha sido editado su trabajo. Si están trabajando con propiedades de una compañía, entonces nunca recibirán dinero alguno por la utilización de sus ideas en otros medios. Su trabajo será editado a lo grande, pero (hasta hoy mismo) aún está por ver si alguna de las empresas más grandes terminará poniéndolo a la venta en un espacio diferente a la tienda de cómic especializada.
Tampoco puedes ponerme la excusa de que no sabías dónde te estabas metiendo cuando empezaste a trabajar para una empresa propietaria de las creaciones. Cuando yo empecé en el negocio, estuve trabajando con propiedades registradas durante un buen puñado de años, porque necesitaba captar un público para el resto de obras que estaba escribiendo, trabajos más del estilo de Transmetropolitan. Tuve que renunciar a la mayoría de las obras (aunque ciertamente no a todas) que había estado haciendo durante ese período (lo que incluía proyectos para Epic y Caliber) a sabiendas de que sería capaz de arrastrar conmigo a una mayor audiencia hacia el trabajo no super-heróico que tenía planeado.
Actualmente, todo lo que estoy haciendo es, o bien creaciones de mi propiedad, o bien creaciones como "creador participativo", lo que significa que mis colaboradores y yo conseguimos un mayor control y una porción mucho más grande de la tarta de ingresos que si estuviésemos haciendo un proyecto con una marca propiedad de una empresa (como ejemplo, acabamos de recibir el 15 % de la cuota que ha pagado Warner Brothers a DC / Wildstorm por la opción de desarrollar Planetary como serie de televisión, ¡bwahaha, ja, ja!). Me parece que esto se acerca mucho más a una situación ideal: ser el propietario de los derechos y detentar el control de mi propio trabajo mientras colaboro con los editores con la intención de asegurar que ese trabajo se hace correctamente y que llegará a los lugares adecuados, pero es que además nos está haciendo ganar un poco de dinero a todos. Que yo haya sido capaz de lograr hacer todo esto sin precisamente haber arrasado en las cifras de venta según Diamond es un indicativo de que cualquier hijo de puta también puede hacerlo si pone su cerebro a funcionar, además de estar dispuesto a planear las cosas a largo plazo. Estoy lejos de ser el guionista más inteligente del negocio, pero también estoy absolutamente seguro de que cuando llegue a los cuarenta y cinco años no estaré produciendo cincuenta páginas al mes por las que nunca voy a ver un centavo después de recibirlo la primera vez. Los superhéroes son un juego para jóvenes en más de un sentido. Hacer cómics es un arte, pero seguir en los cómics es un negocio. Y cualquiera que diga lo contrario debería estar preparado para sufrir un shock terrible en algún momento del camino. Preguntadle a todas las personas que estuvieron trabajando durante el “boom” del medio y que ya no se las ha vuelto a ver por ningún lado. A la empresa no le importas ni una mierda. Siempre pueden encontrar a otras personas que trabajen con sus propiedades. Si no tienes ningún trabajo original que ofrecer y tampoco tienes un lugar donde hacerlo, entonces adiós muy buenas. No eres útil para nadie, y menos para ti mismo.
Mientras tanto, obras magníficas como JIMMY CORRIGAN y GORAZDE, ZONA PROTEGIDA están recibiendo atención por parte de la prensa de todas partes excepto en la del mundo de los cómics. En la web del The Times incluso fueron incluidas entre las diez novelas gráficas del año. Una encuesta realizada en mi foro demostró que la mayoría de las tiendas de cómics a las que acudían los encuestados no tenían en stock ni la mitad de las obras que aparecían en la lista.
¿Están vendiéndose bien esos títulos? ¿Y quién sabe? Diamond no desvela todos los meses las ventas de las novelas gráficas y los tomos. Y por lo que sé, tampoco lo hace el resto de distribuidoras de cómic. Sólo Dios sabe cómo podrías conseguir las cifras de venta de las novelas y los “paperbacks”. Rastrear las ventas de todos esos títulos puede ser un lío impresionante. La gente suele encontrar muy sexy las cifras de pedidos, ¡wow, has pedido 100.000 de ese título!, ¿pero saben que van a estar a la venta durante tan sólo siete días? Para, para, corazón. Esos ejemplos son intangibles. Aunque hayas movido de aquí para allá decenas de miles de tomos, ¿a quién hostias le importa?
Para los cómics, este ha sido un año como ningún otro, porque han conseguido llamar la atención en la prensa externa del mundillo de la cultura. La semana pasada repasaron la obra de Phil Jiménez en salon.com. No sólo estamos consiguiendo publicar en revistas generalistas, sino que en una ocasión incluso logré ser entrevistado en un magazine en el que ya había aparecido anteriormente, asociado con Brian Bendis. Algo que me pareció refrescantemente normal.
Cuando MAUS y WATCHMEN llamaron la atención de la alta cultura en los ochenta, había poco o nada que venderles a las personas que habían tenido su primera experiencia con una novela gráfica. Y aquí nos encontramos ahora. Resultaría muy agradable que las tiendas de cómics se pudiesen beneficiar de esta situación. Demonios, sería agradabilísimo que siguiésemos teniendo tiendas de cómics dentro de cinco años. Sigo pensando que para apuntalar el sistema que tenemos, deberíamos empezar a buscar formas alternativas de llevarle los cómics a la gente, en lugar de dejar que se colapse todo el sistema y empezar de cero en cuanto el polvo se haya asentado. (A partir de ese momento, Dios sabe cuántos años tardaremos en volver a llegar hasta donde estamos). Pero sigo pensando que tenemos algo que vale la pena salvar.
Y ese es el motivo por el que os he estado vociferando y enseñando todas estas cosas durante casi cincuenta y dos semanas consecutivas. Y todavía sigo creyendo que tenemos algo que merece la pena salvar.
Y también me parece que sigue resultando necesario dejar abandonado la mayor parte del 80 o 90 por ciento de las publicaciones mensuales del género super-heróico. O de lo contrario nunca llegaremos a darnos cuenta de lo que realmente poseemos. Ya he comentado otras veces que la dominación cultural y económica del medio super-heróico se parece mucho a entrar en una librería en la que todo lo que se puede ver son novelas de enfermeras. Y no me cabe duda de que hay excelentes novelas sobre enfermeras en este país. Pero si el 90% de todos los libros publicados en todas partes tratasen sobre enfermeras, tendería a ahogar a todos los demás géneros que podrían llegar a la corriente literaria “mainstream”, por lo que nuestra supuesta librería de pesadilla terminaría cerrando. Mejor fíjate en esa esquina donde están apoyados títulos como BERLIN o MIRROR, WINDOW.
¿Pero sabes qué te digo? Si lo que de verdad quieres no es otra cosa que cómics de superhéroes en tu tienda, relájate. Adelante. Si realmente esperas que ellos traigan de nuevo a los jodidos Micronautas, entonces todo marcha bien. No hay necesidad de sentirse amenazado por mis palabras, ya que por los correos que me estás enviando puedo saber cómo pensáis muchos de los seguidores habituales de los cómics de superhéroes. No hay ninguna necesidad de preocuparse. Si realmente quieres que el medio se dedique a mantener las ideas en manos de las empresas de por vida, presentando continuamente al superhéroe como la imagen más identificable de toda una forma artística, un símbolo construido sobre la apropiación corporativa indebida de la propiedad intelectual, entonces sigue sentado tranquilamente.
Todo lo que necesitas es sentarte y no hacer nada.
Léete tu ULTIMATE SPIDER-MAN y dime que nunca te han impactado las portadas de JINX o TORSO. Léete PUNISHER pero sigue despreciando PREDICADOR como la mierda esa de Vertigo. Díme lo “guay” que es que Morrison haga los X-Men porque su otro material es demasiado “raro”. Cuéntame, tal y como ya has hecho online o por correo, y también en persona, que en realidad la mayoría de los cómics de superhéroes que estás comprando no te gustan, pero que siempre lo haces por completismo o por inercia, o por alguna creencia equivocada de que quizá obtengas algo bueno en cuanto contraten al siguiente esclavo que vaya a escribir o dibujar la serie.
Y pronto las cosas se quedarán otra vez en silencio. No habrá nadie que te fastidie con todas estas ideas tan inquietantes. Y los despreciables medios de comunicación no le volverán a faltar el respeto a los superhéroes que están hechos pedazos por tíos malhumorados que quieren realizar cómics más “arty”.
¿Pero sabes qué? Que puede que algún día... ¿sabes lo que ocurrirá cuando vayas a tu tienda de cómics habitual, puntual como un reloj el día de reparto para recoger tu pila de cómics de superhéroes baratos que en realidad ni siquiera te lees ya, que nunca cambian de forma y fondo y que sólo son buenos para pasar un pequeño rato y nada más?
Que entonces te habrás quedado totalmente sólo.
-------------------------------------------------------------------------------
Cállate. Estoy hablando yo.
Cincuenta y dos semanas después, muchos empleados de las editoriales de cómic piensan que escribo todo esto específicamente para intentar socavarlos y minarlos, y en realidad, ¿en qué punto estamos? ¿Tanto ha cambiado el panorama desde que empecé a escribir estas columnas hace unos pocos años?
Bueno, realmente sí que ha cambiado. La mayor parte de los guionistas de mi generación se han acercado a Marvel para guionizar cómics de superhéroes, y muchos de ellos están manteniendo un delgado calendario de edición en las series de las que son propietarios. Pero definitivamente, me parece que ha habido muchas más ruidosas bajadas de pantalones que series que intenten consolidar otro tipo de géneros, aparte de los superhéroes. Por otro lado, un montón de buenos amigos míos están ganando mucho dinero.
Me resulta ligeramente perturbador: por un lado arrastran mi cadáver, pero por otro se preocupan de que alguien me dé cobijo. Por lo general suelo ocupar mi tiempo de trabajo como centro de recursos para las propiedades de otras personas. (Si, todavía le debo a Joey Cavalieri un proyecto para DC. Tengo cierta esperanza de que terminará muriéndose de viejo antes de que tenga que llevarlo a cabo. De lo contrario, es probable que tenga que hacer una última obra protagonizada por superhéroes, y también es bastante probable que lo haga durante el próximo año. Sin duda será recibida con alegría y algarabía por toda esa carroña que no se cree que soy capaz de mantener una promesa.)
Varios de mis colegas creen fervientemente que el camino a seguir para poder conseguir una audiencia mayor de lectores (en lugar de los que verdaderamente tiene el medio), es hacer superhéroes muy bien hechos para una gran corporación, porque la empresa será capaz de conseguir que las series se conviertan en un gran foco de atención cultural, además de aumentar los puntos de venta y su presencia en la calle. Suelen citar productos como Matrix o El Protegido como prueba de que el subgénero de superhéroes está listo para incrementar la afluencia de público, y que esto terminará creando un nuevo auge del negocio de los cómics. Comprendedlo: la gente que dice todo esto no son nada estúpidos. Son personas inteligentes que no tienen nada más excepto las mejores intenciones para todo el medio.
Claro que ha habido algunas ocasiones en las que se han producido excelentes series de superhéroes. Pero estas series hay que agregarlas a esos otros tres o cuatro centenares de cómics de superhéroes que se publican todos los meses en inglés. Sin duda alguna, también tiene que haber algunas emocionantes imitaciones de superhéroes en las editoriales aledañas (¿recordáis la línea de superhéroes de Dark Horse?). Más o menos esto nos garantiza que cualquier persona que se meta en una tienda de cómics va a ser recibida por nada más y nada menos que una muralla de cómics de superhéroes. Todos a la espera de ser vendidos a nadie en absoluto, al igual que ocurría el mes pasado. Pero al lado de las estanterías en el suelo también se pueden ver amontonadas las obras propiedad de los creadores.
El problema es que los autores no son los propietarios de lo que han ideado. En las grandes compañías no se suelen pagar royalties, sino "incentivos", porque la palabra “royalty" implica que los creadores pueden tener todo el derecho a aparecer como los autores de la obra en cuestión. Tampoco les van a pagar por las reimpresiones de su obra (o les van a entregar los royalties aledaños que produzcan) en el extranjero. Es posible que nunca se les diga cuándo y dónde ha sido editado su trabajo. Si están trabajando con propiedades de una compañía, entonces nunca recibirán dinero alguno por la utilización de sus ideas en otros medios. Su trabajo será editado a lo grande, pero (hasta hoy mismo) aún está por ver si alguna de las empresas más grandes terminará poniéndolo a la venta en un espacio diferente a la tienda de cómic especializada.
Tampoco puedes ponerme la excusa de que no sabías dónde te estabas metiendo cuando empezaste a trabajar para una empresa propietaria de las creaciones. Cuando yo empecé en el negocio, estuve trabajando con propiedades registradas durante un buen puñado de años, porque necesitaba captar un público para el resto de obras que estaba escribiendo, trabajos más del estilo de Transmetropolitan. Tuve que renunciar a la mayoría de las obras (aunque ciertamente no a todas) que había estado haciendo durante ese período (lo que incluía proyectos para Epic y Caliber) a sabiendas de que sería capaz de arrastrar conmigo a una mayor audiencia hacia el trabajo no super-heróico que tenía planeado.
Actualmente, todo lo que estoy haciendo es, o bien creaciones de mi propiedad, o bien creaciones como "creador participativo", lo que significa que mis colaboradores y yo conseguimos un mayor control y una porción mucho más grande de la tarta de ingresos que si estuviésemos haciendo un proyecto con una marca propiedad de una empresa (como ejemplo, acabamos de recibir el 15 % de la cuota que ha pagado Warner Brothers a DC / Wildstorm por la opción de desarrollar Planetary como serie de televisión, ¡bwahaha, ja, ja!). Me parece que esto se acerca mucho más a una situación ideal: ser el propietario de los derechos y detentar el control de mi propio trabajo mientras colaboro con los editores con la intención de asegurar que ese trabajo se hace correctamente y que llegará a los lugares adecuados, pero es que además nos está haciendo ganar un poco de dinero a todos. Que yo haya sido capaz de lograr hacer todo esto sin precisamente haber arrasado en las cifras de venta según Diamond es un indicativo de que cualquier hijo de puta también puede hacerlo si pone su cerebro a funcionar, además de estar dispuesto a planear las cosas a largo plazo. Estoy lejos de ser el guionista más inteligente del negocio, pero también estoy absolutamente seguro de que cuando llegue a los cuarenta y cinco años no estaré produciendo cincuenta páginas al mes por las que nunca voy a ver un centavo después de recibirlo la primera vez. Los superhéroes son un juego para jóvenes en más de un sentido. Hacer cómics es un arte, pero seguir en los cómics es un negocio. Y cualquiera que diga lo contrario debería estar preparado para sufrir un shock terrible en algún momento del camino. Preguntadle a todas las personas que estuvieron trabajando durante el “boom” del medio y que ya no se las ha vuelto a ver por ningún lado. A la empresa no le importas ni una mierda. Siempre pueden encontrar a otras personas que trabajen con sus propiedades. Si no tienes ningún trabajo original que ofrecer y tampoco tienes un lugar donde hacerlo, entonces adiós muy buenas. No eres útil para nadie, y menos para ti mismo.
Mientras tanto, obras magníficas como JIMMY CORRIGAN y GORAZDE, ZONA PROTEGIDA están recibiendo atención por parte de la prensa de todas partes excepto en la del mundo de los cómics. En la web del The Times incluso fueron incluidas entre las diez novelas gráficas del año. Una encuesta realizada en mi foro demostró que la mayoría de las tiendas de cómics a las que acudían los encuestados no tenían en stock ni la mitad de las obras que aparecían en la lista.
¿Están vendiéndose bien esos títulos? ¿Y quién sabe? Diamond no desvela todos los meses las ventas de las novelas gráficas y los tomos. Y por lo que sé, tampoco lo hace el resto de distribuidoras de cómic. Sólo Dios sabe cómo podrías conseguir las cifras de venta de las novelas y los “paperbacks”. Rastrear las ventas de todos esos títulos puede ser un lío impresionante. La gente suele encontrar muy sexy las cifras de pedidos, ¡wow, has pedido 100.000 de ese título!, ¿pero saben que van a estar a la venta durante tan sólo siete días? Para, para, corazón. Esos ejemplos son intangibles. Aunque hayas movido de aquí para allá decenas de miles de tomos, ¿a quién hostias le importa?
Para los cómics, este ha sido un año como ningún otro, porque han conseguido llamar la atención en la prensa externa del mundillo de la cultura. La semana pasada repasaron la obra de Phil Jiménez en salon.com. No sólo estamos consiguiendo publicar en revistas generalistas, sino que en una ocasión incluso logré ser entrevistado en un magazine en el que ya había aparecido anteriormente, asociado con Brian Bendis. Algo que me pareció refrescantemente normal.
Cuando MAUS y WATCHMEN llamaron la atención de la alta cultura en los ochenta, había poco o nada que venderles a las personas que habían tenido su primera experiencia con una novela gráfica. Y aquí nos encontramos ahora. Resultaría muy agradable que las tiendas de cómics se pudiesen beneficiar de esta situación. Demonios, sería agradabilísimo que siguiésemos teniendo tiendas de cómics dentro de cinco años. Sigo pensando que para apuntalar el sistema que tenemos, deberíamos empezar a buscar formas alternativas de llevarle los cómics a la gente, en lugar de dejar que se colapse todo el sistema y empezar de cero en cuanto el polvo se haya asentado. (A partir de ese momento, Dios sabe cuántos años tardaremos en volver a llegar hasta donde estamos). Pero sigo pensando que tenemos algo que vale la pena salvar.
Y ese es el motivo por el que os he estado vociferando y enseñando todas estas cosas durante casi cincuenta y dos semanas consecutivas. Y todavía sigo creyendo que tenemos algo que merece la pena salvar.
Y también me parece que sigue resultando necesario dejar abandonado la mayor parte del 80 o 90 por ciento de las publicaciones mensuales del género super-heróico. O de lo contrario nunca llegaremos a darnos cuenta de lo que realmente poseemos. Ya he comentado otras veces que la dominación cultural y económica del medio super-heróico se parece mucho a entrar en una librería en la que todo lo que se puede ver son novelas de enfermeras. Y no me cabe duda de que hay excelentes novelas sobre enfermeras en este país. Pero si el 90% de todos los libros publicados en todas partes tratasen sobre enfermeras, tendería a ahogar a todos los demás géneros que podrían llegar a la corriente literaria “mainstream”, por lo que nuestra supuesta librería de pesadilla terminaría cerrando. Mejor fíjate en esa esquina donde están apoyados títulos como BERLIN o MIRROR, WINDOW.
¿Pero sabes qué te digo? Si lo que de verdad quieres no es otra cosa que cómics de superhéroes en tu tienda, relájate. Adelante. Si realmente esperas que ellos traigan de nuevo a los jodidos Micronautas, entonces todo marcha bien. No hay necesidad de sentirse amenazado por mis palabras, ya que por los correos que me estás enviando puedo saber cómo pensáis muchos de los seguidores habituales de los cómics de superhéroes. No hay ninguna necesidad de preocuparse. Si realmente quieres que el medio se dedique a mantener las ideas en manos de las empresas de por vida, presentando continuamente al superhéroe como la imagen más identificable de toda una forma artística, un símbolo construido sobre la apropiación corporativa indebida de la propiedad intelectual, entonces sigue sentado tranquilamente.
Todo lo que necesitas es sentarte y no hacer nada.
Léete tu ULTIMATE SPIDER-MAN y dime que nunca te han impactado las portadas de JINX o TORSO. Léete PUNISHER pero sigue despreciando PREDICADOR como la mierda esa de Vertigo. Díme lo “guay” que es que Morrison haga los X-Men porque su otro material es demasiado “raro”. Cuéntame, tal y como ya has hecho online o por correo, y también en persona, que en realidad la mayoría de los cómics de superhéroes que estás comprando no te gustan, pero que siempre lo haces por completismo o por inercia, o por alguna creencia equivocada de que quizá obtengas algo bueno en cuanto contraten al siguiente esclavo que vaya a escribir o dibujar la serie.
Y pronto las cosas se quedarán otra vez en silencio. No habrá nadie que te fastidie con todas estas ideas tan inquietantes. Y los despreciables medios de comunicación no le volverán a faltar el respeto a los superhéroes que están hechos pedazos por tíos malhumorados que quieren realizar cómics más “arty”.
¿Pero sabes qué? Que puede que algún día... ¿sabes lo que ocurrirá cuando vayas a tu tienda de cómics habitual, puntual como un reloj el día de reparto para recoger tu pila de cómics de superhéroes baratos que en realidad ni siquiera te lees ya, que nunca cambian de forma y fondo y que sólo son buenos para pasar un pequeño rato y nada más?
Que entonces te habrás quedado totalmente sólo.
4 comentarios:
Muchas gracias por esta traducción, Frog2000. Me ha encantado el texto de Ellis, es muy interesante leer opiniones suyas del 2000 y comprobar como anticipó un debate que hoy está en su punto álgido. Un tío de mente preclara, Ellis.
Un saludo.
Warren desde entonces ha seguido haciendo muchísima producción propia pero también para Marvel e incluso ha elaborado episodios de animación para ellos. Los superhéroes siguen siendo dominantes en el mercado aunque con un matiz.Yo soy fan de lo que dijo una vez Carlos Pacheco de que los superhéroes son un género multigénero. A través de ellos se pueden contar historias de ciencia-ficción, de terror, policíacos... y en cierta forma sus dinámicas impregnan hoy todo el universo de la cultura popular en donde el Sherlock de la BBC, Doctor Who o Fringe son clarísimamente series de superhéroes.
Con esto quiero decir que había algún tipo de loca energía que originalmente solo podías encontrar en los superhéroes y que ahora ha migrado también a la TV e incluso al cine. Las tramas de Fringe de dimensiones paralelas son muy cómic y hasta se ellos lo referencian de tanto en tanto. Los mismo que Lost y otras tantas.
frog una idea. Otra cosa que creo que casi nunca ha sido traducida y que sería un pepino exponencial son los correos de los Invisibles contestados por Grant Morrison y en algún caso por Mark Millar. Si los tienes a mano sería un grandísimo éxito y yo te sacrificaría dos o tres cabritillos en el altar más próximo a Yog Shothot
Publicar un comentario