RUTA 66, NUMERO OCHENTA Y CUATRO (Mayo, 1993)
AQUI.
"La peor pesadilla del cadáver de Elvis resulta ser un Nick Cave poseído por el mambo. Supongo que este tipo de definiciones y calificativos les debe saber a rayos, y yo, por más que me devano los sesos, no encuentro forma mejor para introducir a estos cuatro representantes del rock neanderthal. Dada la facilidad con la que pasan de hacer un rockabilly de textura ectoplásmica a recrear un blues destilando pantanos de sudor (que diría el amigo Corcobado), y el poco miedo que le tienen a mezclar sus canciones con el estilo propio de las big bands, uno no sabe muy bien a qué atenerse. Góticos como los Cramps, histéricos como Birthday Party, Gallon Drunk -sorprendentemente, británicos- andan en busca de una piedra filosofal que pueda fundir todas sus obsesiones en un magma de guitarra, bajo, voz, batería y órgano/ piano. Tienen uno de los sonidos más lascivos y viscosos que he escuchado desde el día que "Songs The Lord Taught Us" me alumbrara. R&B desde la garganta de las cavernas, crudo como un solomillo recién cortado ("Bedlam"); lecciones para esquizofrénicos con vocación de crooner ("Keep moving on"); torch songs para espíritus sin posibilidad de redención ("You should be ashamed"); el zombie de Elvis celebrando con un ouka-lele la erupción del Mauna Loa ("Loving alone"). Imágenes perversamente tiernas que proceden del mismísimo corazón de la ciudad para que dejes de estar convencido de que no estás sólo. Gallon Drunk son como tú. Chúpate esa."
Rafa Cervera reparaba en lo buen disco que es "From the heart of the town", de Gallon Drunk.
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