Por Nick Hasted para The Comics Journal nº 175 (abril de 1995). Traducida por Frog2000. PARTE 1, PARTE 2.
ARKHAM ASYLUM
Hasted: ¿A quién se le ocurrió la idea de Arkham Asylum?
Morrison: A mí.
Hasted: ¿Y cuál era la intención de la obra?
Morrison: Bueno, cuando se me ocurrió iba a ser completamente diferente. Me imaginé que el proyecto lo iba a dibujar alguien como
Brian Bolland y vislumbré la obra de una forma tan hiper-real que dolía a la vista. El
guión también era bastante parecido a lo que yo creía que iba a ser el dibujo. Pero luego,
cuando finalmente se encargó Dave McKean, se convirtió en algo muy diferente,
porque él quería que todo fuese mucho más abstracto. Creo que en muchos sentidos, las diferentes aproximaciones que teníamos pensadas para la
obra se cruzaron en un punto intermedio.
Hasted: ¿Crees que con efectos positivos?
Morrison: No siempre. Creo que la obra habría resultado mucho más
asequible al lector si hubiese sido un poco más concreta. Pero terminó
convirtiéndose en una lectura un poco más difusa, y como algunas partes del guión son tan simbólicas, y Dave también metió sus propias ideas repletas de
simbología, al final parecían dos sistemas simbólicos peleándose alegremente entre sí, por lo que era el lector el que tenía que intentar darle sentido a todo el conjunto. Creo que acabó siendo un poco problemático. Además, otro problema añadido que se nos presentó fue que los
lectores no estaban realmente preparados para buscar por sí mismos las cosas
importantes de la obra y que hacían que cobrase sentido...
quiero decir, la gente comentaba: “Me he leído la historia en cinco minutos, es
un montón de mierda”. Pero en realidad, si buscas un poco mejor, empiezas a encontrar cientos y cientos de capas. Por otro lado, supongo que no debería haber esperado que la
gente investigase nada por sí misma. Si quieres decir algo concreto, entonces es mejor que lo digas en lugar de ocultarlo, porque la gente no suele arriesgarse. Por eso, creo que incorporar varias capas terminó siendo un gran fallo. En cuanto si para mí tuvo efectos positivos, por supuesto que los tuvo, y me hizo reflexionar un montón sobre mi forma de hacer las cosas. Terminé dándome cuenta
de que finalmente la obra era capaz de mantenerse por sí misma, por lo que en cuanto a mí respecta, me sigue gustando mucho el
resultado final.
Morrison: Por aquella época me gustaban mucho las
diferentes capas de información, y los diferentes métodos que podían aplicarse
para interpretar la obra, sobre todo su estructura. Pero como he dicho antes, nadie parecía
estar prestando atención a todas esas cosas. Si lo pienso mejor, me parece que mi intención era hacer la
obra tan extrema como me resultara posible. Cuando estaba escribiendo el guión solía empezar a las cuatro de la mañana y seguía durante horas y horas, tomando drogas para
poder seguir trabajando, intentando encontrar una nueva forma de pensar, una
nueva forma de ver las cosas. Tenía la intención de dejar por escrito lo que
realmente quería dejar por escrito.
Hasted: Cuando por fin acabaste la obra, ¿creías que habías tenido
éxito?
Morrison: Claro, por supuesto. Cuando la acabé me encantaba. Pero cuando la gente empezó a criticarla tuve que dar varias pasos hacia
atrás para mirarla desde otra perspectiva.
Hasted: Como consecuencia del choque que se produce entre texto y dibujo, ¿no crees que la obra parece un poco imprecisa?
Morrison: Bueno, es posible. Sencillamente, en aquella época me encantaba el trabajo de Dave. Creo que es un artista magnífico. Ahora, cuando vuelvo a mirar sus dibujos me doy cuenta de que la historia hubiese sido mejor si el cómic
fuese capaz de comunicar el hecho de que Batman se estaba moviendo por un lugar específico, y tal y como está dibujada no da esa sensación. Quería
que el lector pudiese ver cada trocito de suciedad colgando en las paredes. Pero no es así y el lector no tiene sensación alguna de que el personaje se esté moviendo a
través de un espacio arquitectónico en particular, que es como yo me lo
imaginaba. Por lo que creo que desperdiciamos la ocasión de poder hacerlo.
Hasted: Mientras estabas ocupado con el guión, ¿sabías que
estaban produciendo una película de Batman?
Morrison: Al principio no lo sabía, pero después, según nos
íbamos acercando a la fecha del estreno, esa película empezó a causarnos algunos
problemas.
Hasted: Los de la Warner no las tenían todas consigo en cuanto a vuestra obra, ¿no es cierto?
Morrison: Bueno, en realidad me telefonearon y me dijeron: “No nos gusta nada la idea de que el Joker aparezca vestido como Madonna, porque si
te dejamos hacerlo, la gente asumirá inmediatamente que Jack Nicholson es un
travestido.” Justo en medio de las dos partes de esa frase existía una enorme falta
de lógica que, sencillamente, yo no era capaz de comprender. Pero ahí la tenías. Me vi obligado a eliminar la parte que los molestaba. Además, al principio todo el proyecto fue cancelado
durante un período de dos meses. A mí eso me machacó por completo, porque iba a
ser lo más grande que había hecho nunca e incrementaría mi faceta como autor
y permitiría que tuviese un perfil de trabajo mucho más elevado con el que
poder empezar a hacer cosas más personales. Parecía como si todo se hubiese acabado justo
nada más empezar.
Hasted: ¿Sentías como si te hubiesen traicionado?
Morrison: Aah... Traicionado... no tanto, porque obviamente,
la editora que trabajaba con nosotros, Karen Berger, se sentía tan mal
como nosotros. Esta orden venía de mucho más arriba, era una de esas enloquecidas
decisiones corporativas que siempre está haciendo esa gente. Parecía
como si no pudiésemos hacer nada. Pero entonces escribí esa
gigantesca y larga carta a Jenette Kahn donde intentaba esbozar mis
objeciones a su prohibición. Y finalmente pudimos seguir adelante, excepto que tuvimos que quitar la palabra “fuck” y eliminar la parte en la que el Joker aparecía vestido como
Madonna. Así que sentí como si hubiese ganado esa batalla.
Hasted: Parece raro que te permitiesen escribir esa historia
para la franquicia de una corporación, especialmente con la película que se
avecinaba. En términos musicales sería como si Morrissey hubiese hecho un disco
de los Guns n´ Roses. Era como un lío muy extraño.
Morrison: En realidad fue inexplicable. Creo que jamás volverá a pasar algo parecido.
Hasted: ¿Crees que después de todo lo que ocurrió con Arkham Asylum volverán a cometer un error parecido?
Morrison: Bueno, me parece que no, por todo lo que ocurrió entonces y también
porque ahora Batman se ha convertido en una propiedad mucho mayor. Creo que
ahora está mucho más bajo el control editorial. En aquella época estaban
encantados con la idea de poder hacer cómics más adultos. “Dark Knight” había
tenido mucho éxito y Watchmen también. Creo que ahora se han dado cuenta de
que no tienen por qué hacer ese tipo de material. Que ese material sólo atrae a
muy poca gente durante un corto espacio de tiempo, y que tiene mucho más
sentido que Batman aparezca golpeando al Joker como siempre.
Hasted: Pero ahora estarán encantados con el hecho de que
Batman les esté haciendo ganar tanto dinero...
Morrison: Claro, y eso está bien. Me parece bien que
sea lo suficientemente icónico. De todas formas, los iconos tienden a ser
administrados por otra gente. Pero que me permitiesen cogerlo y
dañarlo de esa forma... me hace feliz.
Hasted: ¿Hacerle daño era una de las cosas que tenías en
mente?
Morrison: Claro. Ya sabes, me gusta Batman tanto como a
cualquiera, pero mi idea era exponerlo a todo lo que hace que el personaje parezca ridículo. Si ahora hiciese Batman, me gustaría que fuese más parecido al de la
serie de TV, porque era muy divertida. Es algo que me parece mucho más apropiado en una época en la que Batman se ha convertido en ese salvaje lunático con un bate
de béisbol. Las cosas se han transformado en algo demasiado desagradable y
opresivo, y todos esos personajes han acabado convirtiéndose en cosas que no
puedes distinguir de los villanos, por lo que si ahora me ocupase del personaje,
sería mucho más radical, porque volvería a aparecer la Batcueva y el traje de Robin.
Hasted: Cuando apareció Arkham Asylum no lo leí porque me
parecía el último proyecto explosivo en la misma línea que todas esas series
pretenciosas originadas a partir de Frank Miller: otra sobrecargada obra más de Batman.
¿Estabas al tanto de los temas de los que que trataban todas esas series?
¿Intentaste escribir una historia que no estuviese en la misma onda?
Morrison: Bueno, tan sólo conocía el “Dark Knight”. Supongo que también me había leído “La Broma Asesina”. Pero esas cosas no formaban
parte del mismo escenario. Estaba intentando hacer una historia que no se pareciese a nada y terminé siendo acusado de haber escrito la obra sobre Batman más
pretenciosa de todas. Pero nuestro enfoque del personaje sugería que no queríamos
que pareciese real, porque nos parecía ridículo. En lugar de
vestirlo con su traje y sacarle a combatir contra criminales, lo que hicimos
fue coger la imagen de esos personajes y hacer que fuesen elementos simbólicos
de la mente humana, así como la idea de que el “Asylum” había surgido de la
mente de alguien. Estructuramos todas esas cosas de forma compleja para que se produjese una fricción entre ellas. Nuestra intención no era la de ser amables. Queríamos decir que definitivamente Batman no era
alguien real. Que sencillamente representaba alguna parte de la mente o de la
imaginación.
Hasted: ¿Y en qué sentido se parecía al “drama de la
Pasión”, tal y como se ha descrito?
Morrison: Bueno, a lo largo de la obra se puede captar una especie de tonalidad cristiana. Una de las capas trataba sobre la celebración de un juicio y un
rito iniciático. Finalmente Batman derribaba todas las puertas, se suponía que
el lugar donde entraba era el infierno en todo su horror, rememorando a un Jesús que derribaba la puerta del
infierno y les decía a las almas que se encontraban allí: “Sois libres de
marcharos”. Realmente, el elemento de “la Pasión” lo incluyó Dave McKean, y puede que
fuese una idea mejor aún que la mía. Pero en la obra aparecen un montón de niveles de simbología
religiosa que parecen bastante obvios. Como cuando Batman carga con la lanza en un
costado, y la pose de crucifixión de Killer Croc, además de que la lanza se
clava justo en su costado, lo que también recuerda a Moby Dick y a la idea de Jung de que
la imagen alquímica de la serpiente crucificada en el árbol representaba al
hijo crucificando a su madre. Todo esto aparecía representado en la obra. Son
cosas que cualquiera puede investigar, pero que nadie ha estado tan loco como para
hacerlo. Ahora veo todo eso como algo muy lejano.
Hasted: Después de diseñar la obra con todos esos niveles y
de empujarte a seguir hacia delante durante todas esas noches de trabajo,
¿crees que fue demasiado mal recibida? ¿Su acogida te supuso una decepción?
Morrison: Claro, por completo. Creo que fue absolutamente incomprendida. Pero no debería haber esperado mucho más del tipo de público que sabía que se la iba a comprar. En aquella época me seguía embriagando la idea de
que la gente podía estar interesada en un cómic repleto de capas simbólicas. Obviamente, la mayoría de la gente no tenía la suficiente educación como para
poder pillar la mayoría de la simbología que aparecía en la historia. Lo que no quiere
decir que no fuesen gente con educación. Yo no fui a la Universidad, pero he
leído un montón, así que asumí que todo el mundo también lo había hecho, y no
es así. Así que hay muy poca gente que pille que el momento en el que Killer
Croc cae por la ventana es un símbolo jungiano. Y no puedes esperar que todo el
mundo se de cuenta del truco. Por eso aprendí que no debería hacer lo mismo otra vez.
Hasted: ¿Puede que fuese demasiado ambiciosa? ¿Eras capaz de solapar esa ambición con lo
que estabas escribiendo?
Morrison: Bueno, es posible, porque sencillamente en aquella
época me parecía como si todo estuviese encajando, e incluso algunos elementos que esperaba que no lo
hiciesen terminaron enlazándose a través de algún
extraño texto alquímico salido de alguna parte. Todo el simbolismo que aparecía
sobre la luna estaba conectado con el resto de cosas de formas que ni siquiera
me podría haber imaginado hasta que me leí un libro en particular, cuando
empecé a investigar un poco más. Más tarde, cuando casi nadie se dio cuenta de toda esa profundidad y empezaron a decir: “esto es una basura, me lo he leído en cinco minutos", me quedé hecho polvo.
Hasted: ¿Piensas que las críticas estaban equivocadas? ¿Te parecía que el hecho de que la obra dispusiera de cientos de capas era estupendo porque crees que logran que la historia funcione mejor?
Morrison: Bueno, no lo sé. Ahora me parece que si quieres comunicar algo al lector, deberías hacerlo de forma muy clara. No tienes por qué esperar que
la gente vaya a buscar las cosas por sí misma, en especial si no saben dónde hacerlo o
qué es lo que deberían buscar. Así que sencillamente, parece que he cambiado mi
forma de hacer las cosas. Me han llegado cartas que me han alegrado un montón,
porque la gente ha terminado entendiendo un montón de cosas. Pero cuando una obra sólo
puede ser entendida cuando descodificas todos sus secretos, parece como si... bueno,
¿por qué molestarse en hacerla?
Hasted: ¿Crees que no estabas preparado para la recepción
que tuvo el tebeo, quizá porque te olvidaste que era un cómic de Batman y que eso
podía condicionar la forma en que iba a ser recibido?
Morrison: No, sabía bien que era una historia de Batman. Pero
pensaba que Batman era tan poderoso como para soportar lo que le estaba haciendo. Hubo un
montón de gente que dijo que no era el personaje de verdad, pero en realidad sigo
creyendo que Batman es un tremendo icono mundial, y si no puede soportar
material de este tipo, ¿cuál es el que puede soportar? No importa lo humilde
que sea su origen, porque hemos llegado a un punto en el que prácticamente cualquiera es capaz de reconocer este símbolo y todo el mundo puede hacerse una idea de
lo que representa el personaje. Para mí es un importante símbolo a nivel
mundial.
Hasted: Entonces, ¿crees que se parece a alguien como Elvis?
¿Se puede hacer cualquier cosa con él?
Morrison: Claro, por supuesto. O por lo menos, aparentemente
se podría hacer, aunque obviamente no funcione de esa forma.
Hasted: Sé que en tu fuero interno crees que tu versión de Batman no fue un error, pero, ¿y si
nosotros no nos diésemos cuenta? ¿Y si no fuésemos capaces de ver el
maleable icono mundial que representa el personaje?
Morrison: Bueno, es cierto que podría ocurrir, pero también creo que el
lector es... Si esa obra se hubiese editado como una pequeña pieza de arte más
modesta, y se hubiese vendido a una audiencia más específica, entonces todo el
mundo habría querido comprárselo. Pero no fue así. Se editó como un magnífico,
espléndido y caro libro de tapa dura. Y se lo compraron unas 200.000 personas.
Creo que es muy poco usual que una cosa como esa venda tanto, tampoco creo que hubiese vendido tanto si la gente hubiese sospechado lo que
había dentro.
Hasted: ¿Tienes la impresión de que se lo compraron 200.000
personas y que 190.000 se lamentaron de ello?
Morrison: Se lamentaron 199.000. [Risas.]
Hasted:¿Qué puertas creías que te iba a abrir?
Morrison: Bueno, básicamente lo que esperaba es lo que
terminó ocurriendo, que era hacerme un nombre. He pasado de ser un autor escocés vagamente interesante a escribir Animal Man, y de ahí a estar entre los
grandes con una novela gráfica que se vendió muchísimo. Hay mucha más gente que ha podido enterarse de quién soy. Pero desafortunadamente, mucha más gente aún se pensó que
yo era un zoquete pretencioso. Así que se pusieron en mi contra.
Hasted: Aunque supongo que el dinero te resultó bastante útil, ¿verdad?
Morrison: Oh, claro, el dinero es fantástico. El dinero me
permitió dejar mi apartamento y comprarme una casa, y también me pagó las
vacaciones y me permitió viajar y hacer todo tipo de cosas. Desde ese punto de
vista, estoy contento de lo que hice.
Hasted: Un año o dos más tarde hiciste “Batman:
Gothic”, que parecía el deliberado intento de escribir un cómic de Batman
completamente normal.
Morrison: Claro. Lo único que me resultaba interesante de ese cómic era que estaba intentando hacer algo al estilo de la
novela gótica del S. XVIII, por lo que utilicé un montón de elementos y decorados
relacionados. Pero tienes razón. Me quedé tan anonadado por la mala recepción
de Arkham Asylum que quería demostrarle a todo el mundo que también era capaz de escribir una historia más normal.
Hasted: ¿Crees que claudicaste un poco al hacerlo?
Morrison: Claro. Oh, definitivamente.
Hasted: Cuando escribiste Dredd también ocurrió algo similar.
Tu guión para Dredd era muy bueno, pero eso es todo lo que era.
Morrison: Es casi el mismo caso, porque acababa de dejar la
serie de Doom Patrol. De nuevo, por lo general Doom Patrol fue recibida de una forma pésima...
Hasted: ¿Durante toda tu etapa?
Morrison: Bueno, empezamos francamente bien, y entonces la
gente empezó a decir que yo era muy pretencioso, y eso me desconcertó bastante,
porque en realidad me parecía una serie muy divertida. Sencillamente, para mí era un título de superhéroes. Pero parecía que la gente se la estaba tomando de forma equivocada y empezó a decir que quizá había cosas que
no entendían, cuando ni siquiera había gran cosa que tuviesen que
entender. No había ningún secreto, no había simbolismo alguno en la Doom Patrol. Creo que la gente lo pensaba porque me había construido cierta reputación, y
por eso no se lo leían fijándose en sus valores intrínsecos, como cuando coges un
tebeo y dices: “Bueno, aquí tenemos a Galactus y aquí está Silver Surfer”, en
vez de eso, se decían “¿Qué es lo que podría representar todo esto? Debo ser un idiota
porque no me estoy dando cuenta.” Doom Patrol no representaba nada. Era lo que era.
Pero la gente empezó a creer que tenía codificadas ideas intelectuales que no eran capaces de pillar. Y su acogida fue bastante mala. Así que, como he dicho antes, tuve que echar el freno y decir: “Bueno, mirad, también puedo escribir
cosas de acción más frívola. Y puedo hacerlo bastante bien.” Así que intenté sacudirme
la etiqueta que me habían puesto de Surrealista de los Cómics.
Hasted: Entonces, ¿te parecía que los lectores tenían razón?
¿Estabas tan desconcertado como para intentar no volver a ser el guionista que la gente se pensaba que eras?
Morrison: No. En realidad, en lo referente a Doom Patrol me parecía que la
recepción no había sido la mejor, porque era la
inseguridad del propio lector lo que le hacía criticarla. Sigo
creyendo que Doom Patrol es un cómic muy sencillo. Sigo creyendo en él. Sigo
pensando que es magnífico.
Hasted: Aún así, ¿por qué estabas tan preocupado como para
empezar a escribir de forma más básica, como hiciste en Juez Dredd?
Morrison: Porque no quería que la gente acogiese mis siguientes obras con una actitud similar. Lo mejor que podía hacer de forma provisional era una obra más superficial y orientada hacia la
acción, para intentar impedir que la gente se creyese que yo era la persona que
había escrito “Doom Patrol”. Porque podía tener un reflejo equívoco en las
obras que iba a guionizar en el futuro.
Hasted: Así que durante todo ese tiempo, ¿estabas al tanto
de lo que pensaba tu público? ¿Era importante conseguir la mayor
audiencia posible?
Morrison: Claro, eso es. Obviamente, prefiero comunicar mi
trabajo al mayor número de personas. Una de las razones por las que hago cómics
en lugar de escribir novelas es porque ya nadie se compra libros. Si se te ocurre una buena idea y haces un
cómic que vende un millón de copias, es mejor que
hacer un libro que vende 2.000 copias y en el que haya un montón de buenas
ideas.
Hasted: Una de las cosas que se pueden ver a lo largo de tu
obra es la idea de la decadencia. Tanto en “Sebastian O” como en tu relato
corto “La Enciclopedia Braille” y en la obra teatral “Depravity”, además de en algunas escenas e imágenes individuales de varios de tus cómics, como la mujer cubierta
de cuchillos que aparece en Kid Eternity. Para ti, ¿qué significa toda esta
decadencia?
Morrison: Es algo que me inspira, [risas].
Hasted: ¿Cuál? ¿El ser tan decadente como te resulte posible?
Morrison: Obviamente, siempre solemos basar nuestra propia personalidad
en algunos elementos. Las cosas que más me interesan de la Historia de la Humanidad es la
gente que ha empujado las fronteras de la consciencia de cualquier forma que
haya sido posible. Por eso me interesan tanto los poetas Románticos,
independientemente de sus excesos, porque captan mi atención acerca de cómo
debería ser la imagen que ha de proyectar un escritor. Además, el movimiento
Decadente se produjo en 1890, y el movimiento Beat en 1950, todo parece estar en la
misma línea en la que me gustaría ser incluido. Sencillamente intentamos buscar un modelo en el que basar las experiencias por
las que vamos pasando por nuestra vida. Y yo me fijo en ese tipo de personas porque me doy cuenta
de que les preocupaba cosas parecidas a las que me preocupan a mí y se interesaban en algunas disciplinas y elementos parecidos a los que me atraen a mí.
Hasted: ¿Has intentando convertirte en un Decadente?
Morrison: Oh, por completo. Me he pasado años con la cabeza
ida gracias a las drogas, el sexo bizarro y todo ese tipo de cosas que te
puedes suponer.
Hasted: ¿Y te ha servido de algo?
Morrison: Oh, por supuesto que sí [risas]. Ha sido muy divertido. Me pasé
la mayor parte del año 1993 haciendo ese tipo de cosas, viajando y
encontrándome a mí mismo en lugares exóticos, expandiendo mi mente con una u otra cosa. Creo que que cualquier cosa que hagas obviamente expandirá tus
horizontes, pero al final tienes que volver y ponerte a trabajar. Que es lo
que estoy haciendo ahora.
Hasted: ¿Te atrae la imagen de la aristocracia?
Morrison: Claro.
Hasted: ¿Fue ese tipo de imagen la que intentaste adoptar?
Morrison: Bueno, quizá en algunas ocasiones. Ha ido
variando un poco. Pero sí, porque siempre he sido pobre hasta hace muy poco, y me gusta
la idea de ser rico. Creo que sólo a la clase media le preocupa ser rica.
Hasted: Con el personaje de Sebastian O rememorabas tanto
las series de televisión de los sesenta como la literatura de 1890. Esa idea de
dandismo realmente forma parte del pop Británico.
Morrison: Y también proviene del material del viejo Michael
Moorcock, porque obviamente Jerry Cornelius es un dandy. Como pude leerme sus
libros cuando tenía diecisiete años y no tenía muy decidido
cómo quería ser, poco después de que empezase el punk empecé a vestir con
levitas de terciopelo y con camisas de volantes, porque nadie más lo hacía. Me
sigue gustando la moda y estoy obsesionado con la apariencia, por lo que
Sebastian O fue mi intento de convertir todo eso en un estilo de vida y en una
estética, al igual que hacían los chicos de 1890.
Hasted: En tu trabajo hay momentos de crueldad que casi
pareces paladear como en “La Enciclopedia Braille” y en la escena de la monja
violada de “Gothic”. ¿Crees que es como si formase parte de una “estética de la
crueldad”, de la decadencia?
Morrison: Bueno, me parece que sí, porque intento que esas escenas tengan una apariencia bella. Incluso la mujer que aparecía en Kid Eternity que has mencionado antes, la que aparecía colgada boca abajo atravesada
por cuchillos. Le pedí a Duncan Fegredo que la dibujase de forma que pareciese
una especie de escultura fantástica. Que aparezca colgando boca
abajo comunica de forma muy poderosa que la imagen que estás viendo es muy
violenta. No sé cómo se me ocurrió hacerlo de esa forma, porque para ser
honesto, no estoy particularmente interesado en la violencia.
Hasted: Cuando estás creando algo como esa mujer de la que
brotan cuchillos, ¿tienes alguna sensación de horror o sientes algún tipo de
excitación al ver lo poderosa que resulta ser la imagen?
Morrison: Eeeh... ¡En realidad creo que voy a ser condenado! [Risas.] No sé, a veces ni siquiera siento nada. Algunas veces sientes
horror y tienes que expresarlo de alguna forma para poder sacártelo de
encima. Pero además tienes que recordar que escribir es sólo un trabajo (en muchos
sentidos), por lo que deberías saber exactamente qué botones tienes que de pulsar para poder
causar un efecto específico en el lector. Lo que intentas hacer es tu
propia versión de las cosas. En parte es bastante calculado, y en
parte tampoco tiene por qué ser una expresión necesaria de algún tipo de
profunda necesidad psicológica que bulla en mi interior.
Hasted: Pero cuando una imagen se te aparece de forma tan poderosa, ¿crees que es más excitante que terrorífica?
Morrison: Por lo general suelo terminar eyaculando, [risas]. Siempre es
de agradecer que algo que se te haya ocurrido a ti mismo funcione. Por otra parte,
si algo se encuentra profundamente enraizado en tu subconsciente y logras arrancártelo
y hacer uso de ello, incluso aunque sea terrorífico, entonces te seguirá
pareciendo interesante, porque te empezarás a preguntar cómo has llegado hasta ahí, cómo
has logrado quitártelo de encima.
Hasted: ¿Y de dónde provenía esa imagen en particular?
Morrison: Sencillamente, esa imagen se me ocurrió porque estaba
guionizando un cómic de terror. Y cuando estás escribiendo un cómic de terror,
hay ciertas cosas que sabes que van a funcionar. Pero como he comentado
antes, no estoy particularmente interesado en el terror. Desde que escribí esas
dos historias, la gente sigue llamándome para pedirme que escriba alguna historia para
antologías de terror, y lo he intentado y sencillamente no soy capaz de
escribir ese tipo de material. Me aburre la hostia. Cuando hice esas historias
estaba intentando resolver el hecho de que nunca había escrito algo parecido,
y me pareció tan aterradoramente sencillo que ahora estoy más interesado en hacer otras
cosas.
Hasted: En Zenith utilizaste brevemente algunos nazis como
recurso del decadentismo y el ocultismo. También sé que siempre se ha afirmado
que existía cierta conexión entre Aleister Crowley y los nazis. En tu caso, ¿ejercían algún
tipo de atracción?
Morrison: Bueno, supongo que Hitler siempre ha sido una figura
fascinante. Pero la verdad es que cuando yo era niño, no podía ver cuál era la
diferencia entre Hitler y Chaplin. No sabía que eran dos personas diferentes.
Ambas parecían la misma, y cuando veía las películas de Charlie Chaplin en televisión me
parecía estar viendo a Hitler, y además, en todas las imágenes aparecían los
dos en blanco y negro. Obviamente, en algún nivel sabía que eran personas
diferentes, pero definitivamente en mi cabeza las dos imágenes estaban fundidas
de alguna forma. Siempre he pensado en Hitler como si fuese una especie de
persona ridícula, porque fui lo suficientemente afortunado de no vivir en su
misma época o de tener que experimentar algo que tuviese que ver con él. Así
que realmente no siento nada especial sobre su persona. Para mí es alguien
que tiene bastantes rasgos cómicos.
Hasted: ¿Y qué es lo que te atrae de Crowley? [Un famoso
ocultista de principios del S. XX, conocido como “La Gran Bestia” y “El hombre
más perverso del mundo.”]
Morrison: Sencillamente, creo que es una de esas personas
que se alinean en las fronteras de la expansión mental. Y me gusta la idea de
que fuese visto como un charlatán, porque creo que no lo era. He leído sus
libros y he intentado probar sus técnicas, y me he dado cuenta de que esas
cosas también resultan válidas. Creo que en realidad la gente que lo acusa de
charlatán está demasiado atemorizada como para intentar probar esas técnicas y
ver si funcionan o no. Obviamente, fue un hombre monstruoso en muchos sentidos,
pero sin embargo transitó algunas áreas que nadie había explorado antes, e hizo un
mapa de ellas y también descubrió un método mediante el que la gente podía acceder también a los mismos lugares. La gente habla sobre él como si fuese un
incorregible adicto a las drogas, pero durante la época que se supone que eso
era cierto, estaba escalando montañas en el Himalaya. Me gusta la idea de que
esparciese todo tipo de rumores sobre sí mismo, algo que hizo que pareciese
mucho más espantoso y terrorífico de lo que era en realidad.
Hasted: Obviamente, eso también está relacionado con lo que has comentado sobre ti mismo, que se han esparcido varios rumores sobre ti y que
ahora te ven como una figura charlatana, por las declaraciones que tú
mismo has ofrecido en algunos sitios y también por lo que otros han comentado sobre tu persona y tu trabajo.
Morrison: Y hasta cierto punto creo que está
bien, porque la gente termina por atacar tu personaje público y no a tu persona. Así
que al final funciona como escudo.
Hasted: En dos de tus imágenes más horripilantes no
tuviste que usar casi nada de tu decadente imaginación. Las fotografías del
periódico de “Bible John” y de “The Mistery Play” parecen bastante escandalosas.
¿De dónde crees que provienen?
Morrison: Ah, las fotos de los periódicos...
Hasted: O quizá sólo me lo parecía a mí.
Morrsion: ¡Deberías ver a un doctor! [Risas.]
Hasted: En realidad, ¿querías escandalizar y por eso las
incluiste? Esas fotos de gente muerta y ese papel sepia...
Morrison: Bien, si concretamente te estás refiriendo a Bible
John, en donde intentábamos representar a un asesino al que nunca llegaron a detener y del que
aún se sigue viendo su imagen por todo Glasgow en carteles de “Se Busca”, ese
dibujo fue pura recreación del dibujante, porque trabajó sobre vagas
descripciones del personaje realizadas por testigos oculares que ni siquiera puede
que retratasen bien al personaje real. Nos interesaba mucho conectarlo todo,
hasta la forma con la que pintó la policía las líneas blancas alrededor del
lugar donde se había encontrado el cadáver. Buscábamos la forma de mostrar cómo
es la ausencia de una persona, sea por fallecimiento o por desaparición,
o porque no ha podido ser encontrada, y también la forma en que la gente
intenta volver a ordenar las cosas después de esa ausencia, para intentar que vuelvan
a tener sentido. Toda la serie trataba sobre cómo se ordena la información, la
forma en que la gente se va adaptando a los prejuicios. Así que recogimos información
básica sobre los asesinatos cometidos por Bible John y la reordenamos de una
docena de formas diferentes, para hacer que significase cosas diferentes. Nos
las arreglamos para reordenarlo de forma que, por ejemplo, mostrábamos que
Bible John actuó de acuerdo con las reglas que rigen el ritual Thugee, que tiene la
intención de aplacar a Kahli. Y eso es tan válido como el resto de teorías que
se les fueron ocurriendo a los investigadores durante su investigación del
verdadero asesinato. No sé... también podríamos hablar sobre cosas como las imágenes del periódico, personas que eran como una horripilante galería de caras, donde aparecía gente
que había sido fotografiada en fiestas, en bailes de colegio y en otros lugares
por el estilo...
Morrison: Exacto. Es como si te estuviesen vigilando,
porque de repente te ves rodeado por ese suceso, o lo que sea que está ocurriendo, y sigue pareciendo como si sus caras fuesen de una época completamente
diferente, aunque obviamente estarán pensando en otras cosas. Definitivamente,
hay algo misterioso y asombroso en todas ellas. Pero aparte de eso, no estaba
intentando que representaran nada más, sencillamente podían ser capaces de evocar determinadas
sensaciones en algunas personas.
Hasted: Algunos asesinos parecen estar bien enraizados en
Gran Bretaña, como tú mismo sugieres con Bible John, y también en parte de “The
Mistery Play”, o como ocurre con Myra Hindley [notoria asesina de niños de la zona de
Yorkshire Moors durante los primeros sesenta y que aún sigue en prisión. Fue
protagonista de la canción de los Smiths “Suffer Little Children” y de la
novela de Gordon Burns “Alma Cogan”]. La imaginación de la gente suele llenar los vacíos y la ausencia de información.
Morrison: Es obvio que la gente se excita y regocija con
esos hechos, y aunque muchas personas lo niegan, es cierto. Cuando ocurrió el
caso Dennis Nielsen [un reciente serial killer británico al que han
encarcelado], estaba ansioso por saber qué estaba pasando exactamente, y lo que
guardaba bajo las tablas del suelo. No sé qué es lo que despertará en otras
personas, pero siempre se suelen decir cosas como “hemos sobrevivido”, ¿sabes?, “¿No es
fantástico?”, pero ¿quién demonios era ese tío, cómo pudo hacer eso, qué tenía
en la cabeza? “¿Qué diferencia existe entre él y yo?”
Hasted: De alguna forma, también es una forma de reaccionar
a Glasgow. Hay una especie de “glamour” en el horror.
Morrison: Bueno, como comentábamos en Bible John, en Occidente se ha perdido la dimensión mítica de las cosas, por lo que en realidad los
asesinos nos las siguen proveyendo, porque realizan actos tan irracionales como
extremos. Ya he hablado sobre lugares aborígenes donde sus habitantes enlazan toda suerte
de historias interesantes a un pedazo de roca por aquí o a un árbol por allá, o
a un pozo. Nosotros hemos perdido completamente esa tradición, pero intentamos rellenar el vacío de
alguna forma. Creo que la gente sigue necesitando algo parecido, necesitan esa
especie de dimensión mítica. Y lo que nos enseña nuestra cultura es la forma en
que él [Nielsen] transformó su casa en algo con el mismo glamour que un
matadero, porque allí fueron tapiadas quince personas. Le ofrece un significado que
no tiene el resto de cosas y que creo que realmente todos solemos buscar.
Hasted: Además, a los asesinos les solemos dar nombres míticos
antes de ser atrapados. Recuerdo a Black Panther [un asesino de principios
de los setenta que mató a tres funcionarios de Correos y a una rica heredera] y también al Destripador de Yorkshire, que hizo de las suyas cuando yo era un crío. Con
esos nombres parecía como si fuesen supervillanos.
Morrison: Claro. Les otorgamos nombre extraños, arquetípicos.
Hasted: Y cuanta más gente asesinan, más cosas parecen ser como las
que hemos leído en la ficción.
Morrison: Claro.
Hasted: Hay algo más que atraviesa toda tu obra, por ejemplo en títulos como Kid Eternity e Invisibles. ¿A qué se deben esos chorros de frases e imaginería elíptica, a menudo tan sensual?
Morrison: Sencillamente responde al tipo de escritura que me
gusta. Prefiero escribir el tipo de cosas que la gente llamaría visionarias,
que para mí es lo que ocurre cuando te sientas y no dejas que nada se te
interponga en tu camino. Ese es el motivo de que me interesen los poetas
Románticos, o los escritores Beat, porque ellos se decían: “Adelante, dejemos
fluir el subconciente sin cortar nada.” Mucha gente asegura que esa técnica no
funciona, pero a mí me atrae mucho. Me gusta ese tipo de imaginería, me gusta
cómo te va impregnando. Creo que cuando la gente la utiliza y tú lees lo que han
hecho, es como si te estuvieses tomando una droga, es un tipo de narrativa muy sensual.
Simplemente intento utilizarla tan a menudo como me sea posible.
Hasted: Hay un término freudiano con el que me he topado la
semana pasada: “condensación”. Es cuando los sueños se convierten en una
colección de imágenes sensoriales y escenas visuales, algo que a mí me suena a
cómic. ¿Suena de la misma forma que tú te imaginas cuando escribes tus
cosas?
Morrison: Bueno, sí que lo hace. En realidad, suena
perfecto. “Condensación” podría incluso ser una gran frase, porque te imaginas que es
como si las cosas estuviesen formándose en algún lugar exterior, por
ejemplo en el alfeizar de la ventana. [Risas]. ¡A ver qué se te ocurre!
Hasted: Goteando desde tu cerebro...
Morrison: Claro. Y como he dicho antes, en realidad no me gusta demasiado
el trabajo más reduccionista. La mayor parte de lo que aprecio (la obra de
Alan Moore, e incluso la de Neil Gaiman), me gusta mucho, y entiendo por qué le
gusta a la gente, pero prefiero cosas que en realidad provengan directamente
del inconsciente.
Morrison: Claro, claro que sí. Más que una respuesta
intelectual, que es probablemente la razón de que me frustrara tanto por la respuesta intelectual que recibieron obras como Arkham Asylum. Y por eso he
intentado dejar de hacer ese tipo de material en el que todo parece estar calculado y
estructurado de forma obsesiva. Lo que más me interesa hacer ahora mismo es abrir mis
compuertas tanto como me sea posible, divulgar mis cosas tanto como me sea
posible, sin incluir significados ocultos. Por ejemplo, en “The Mistery Play” la gente ya ha empezado a enviar cartas diciendo que es otra de esas cosas
simbólicas mías, algo que no entiendo demasiado bien, porque no sé qué símbolos podría esconder.
Sólo hay una o dos cosas que podría decirse que son simbólicas, pero creo que la historia funciona tal cual está hecha. No suelo incluir todas esas cosas por ninguna razón en especial, al igual que
un abrigo no significa nada, excepto el significado que tú quieras darle.
Hasted: Simplemente es un elemento que se puede encontrar en la historia.
Morrison: Y que está abierto a la interpretación. No hay ningún reglamento que explique de qué tiene que ir la historia. Pero creo que la gente
busca algo parecido, y es porque probablemente las cosas tienden a estar bastante
reducidas, e intentar explicar las cosas en los cómics suele ser lo habitual. El público de los cómics quiere las cosas masticadas, quieren saber
cuál es el origen secreto, quieren saber cómo funcionan las cosas. Eso distancia bastante mi trabajo del lector habitual.
Hasted: Por lo que, ¿crees que es como si tu imaginación estuviese en contra del medio en el que estás trabajando?
Morrison: Claro.
Hasted: Además quieres conseguir una respuesta sensual, lo que es bastante inusual en Inglaterra. Se parece mucho a la forma en la que
los escritores Decadentes trabajaban contra la Sociedad en la que vivían.
Morrison: Bueno, eso es. Me gustan poetas como Philip
Larkin, que se ocupan del mundo rutinario de todos los días, que es el mundo de
los fregaderos y de las paradas de autobús. Y eso me parece bien. Pero yo
necesito una dimensión extra, y para mí el mundo de todos los días está repleto
de significancia y significado. Una parada de autobús puede significar mucho más, incluso aunque no signifique lo mismo todo el tiempo. Lo que quiero hacer
es tratar de mostrar esas cosas de una forma que las recargue con algún nuevo
tipo de significado y poder, en vez de tan sólo hacerme eco de ellas, o reducirlas a algo
más inteligible.
Hasted: Hay otra cita de Breton que descubrí la semana
pasada que dice: “Prescindid de vuestro genio, talento, y del genio y talento
de los demás, y poned toda vuestra fe en la de la inagotable naturaleza del
murmullo.” [Morrison sonríe] ¿Suena como u na mierda, o suena parecido a todos esos
fraseos de palabras que se pueden encontrar en tu trabajo?
Morrison: Secundo la segunda opción.
Hasted: ¿Te puede ser de ayuda? [Riendo.]
Morrison: Bueno, a partir de ahora tendré fe en los murmullos, claro.
Hasted: ¿Has logrado pensar alguna vez en imágenes de forma automática?
¿Las has podido transmitir?
Morrison: Lo hago todo el tiempo. “El Misterio Religioso”
está lleno de cosas que... se me ocurrió el argumento básico y luego simplemente
empecé a pensar: “Bueno, vamos adelante con esto”. Trato de no forzar las cosas. Las ideas empiezan a surgir como si un chico estuviese diseccionando un insecto, o
como un burdel repleto de muñecas. Y eso me encanta, porque no me lo esperaba. Me gusta trabajar de esa forma. Se convierte en el motivo por el que trabajo.
Sé que Alan Moore está muy interesado en la estructura y en ordenar las cosas,
y en diseñar esas gigantescas construcciones arquitectónicas. Obviamente,
eso es lo que a él le funciona y le hace feliz. Pero lo que hago yo me hace
sentirme como si estuviese bastante conectado con la fuente de la imaginación.
Hasted: ¿Es como cuando entrabas en esas calles extrañas de niño,
confiando en ti mismo porque es como si tuvieses esos otros lugares y
dimensiones a tu disposición y pudieses hacer uso de ellos cuando quisieras?
Morrison: Claro, y como he comentado, además me gusta mucho hacer las cosas de
esa forma, porque al final termino por sorprenderme. Y se me
ocurren cosas que ni siquiera hubiese sospechado que estaban ahí, cosas que ni
siquiera habría dado con ellas si me hubiese sentado a pensar para que se me ocurriesen a propósito.
Hasted: ¿Has utilizado alguna vez drogas para alcanzar esos estados? ¿Lo has hecho para guionizar de una forma en
particular de forma consciente?
Morrison: Aaah, no demasiadas veces. En el pasado... la gente
solía decirme que cuando estaba haciendo Doom Patrol debía tomar drogas duras, y a lo
largo de toda la etapa en la que estuve haciendo la colección no tomé drogas
ni una sola vez. No me interesaban. Pero ahora supongo que lo hago
de vez en cuando. Como ocurrió con el primer número de Invisibles. En realidad,
cuando escribí la secuencia de dos páginas de John Lennon, estaba realmente
colgado de ácido. Y la experiencia que aparecía (reflejada en la página) realmente era una que había experimentado yo mismo. Porque hice un ritual
mágico para invocar a John Lennon como si fuese un dios.
Hasted: ¿Y se te terminó apareciendo?
Morrison: Claro, básicamente lo que ves en el cómic es lo
que me ocurrió a mí. Y para mí, eso es autobiográfico, pero díselo a cualquiera
y pensará que estoy tarado. [Risas.] Intenté mostrar las cosas que yo había
visto, un mundo que incluía dimensiones místicas en lugar de... Quiero decir, creo que el mayor error de los dramas caseros de los cincuenta era ese, a pesar
de que capturaban bastante bien la vida real, negaban el hecho de que las personas
también tenían una vida imaginativa, y se perdían todo lo que tenía que ver con
los sueños y la imaginación de la gente, y las extrañas experiencias que
cualquiera que conozcas puede haber tenido en un momento determinado. Así que
para mí, el tipo de cosas que estoy haciendo en Invisibles es lo más cercano que
podría hacer a una obra dramática sobre la vida real. Pero también incluyo el
resto de elementos que más me interesan.
Hasted: Todavía me impresiona que de alguna forma hayas
conocido a John Lennon. ¿Cómo ocurrió?
Grant Morrison: Bueno, básicamente, lo que decidí hacer fue
aplicar técnicas mágicas para poder invocar a alguien con... atributos
suficientes, que no tuviesen nada que ver con los de una persona real,
probablemente alguien que podría ser un dios. Porque básicamente, toda la idea
alrededor de la magia ceremonial trata acerca de que has de hacer acopio del tipo de
perfume, sonido y estimulación visual correcta que te pueda sugerir ese dios,
y que trates de identificarte con esas cosas tanto como te resulte posible. Así que eso es lo que hice para intentar invocar a Lennon, me puse a escuchar “Tomorrow Never Knows” una y
otra vez, y como Lennon estaba obsesionado con el número nueve,
investigué todas las correspondencias de ese número. En mi opinión, el perfume de
sándalo es específico del número nueve, y además, la deidad Ganesha, que era el
escriba de los Dioses Indios, es un número 9. Así que junté todas esas cosas
diferentes y empecé a meditar. También tomé ácido, porque decidí que ese era
el sacramento de Lennon. Y sin que resulte nada sorprendente, entré en un
estado en el que se podía ver un espacio gigantesco con motivos orientales y
arabescos, sin dimensiones, y en él había flotando una cabeza gigantesca de John Lennon que
rotaba en el espacio y emitía música. Tuve la oportunidad de hablar con ella
y hacerle algunas preguntas.
Hasted: La forma en la que reaccionaste a esa
experiencia y tu forma de escribir sobre ella fue... muy honrada. No la describes de una
forma compleja o intentas adornar lo que ocurrió. Dices: “Estos son los
hechos, y ocurrieron de esta forma.”
Morrison: Sencillamente, lo que intenté hacer era
representar la realidad, sin decir que esa realidad era un simbolismo de nada,
o que tenía algún tipo de significado más allá de lo que era en realidad. Y
estoy seguro de que aún así la gente lo habrá malinterpretado, porque se pensará que de alguna forma se puede encontrar algún simbolismo oculto.
Hasted: ¿Crees que no están dispuestos a pensar en la
imaginación como si fuese una cosa real?
Morrison: Claro. No están dispuestos a aceptar que un sueño
es igual de real que ir de compras. Porque tú lo experimentas, y tiene efecto sobre ti.
Hasted: Otra cosa que se puede ver en tu trabajo,
concretamente en “El Misterio Religioso” y en “Invisibles”, es la sensación de
que existe una conexión y una conspiración cósmicas. ¿Proviene en
parte de tu propia concepción de las capas de la realidad, o tan sólo es un
recurso argumental?
Morrison: No, creo que es más probable que se deba a
varias cosas. Básicamente surge a partir del todo. Como decía antes, Bible John tenía
mucho que ver con la forma en la que ordenamos la información. Me empecé a fijar mucho en algo que quería explorar con más detenimiento. Me interesa
mucho la forma en la que ideamos nuestras propias conspiraciones, y más
concretamente, he empezado a explorar esas ideas en Los Invisibles. No estoy convencido de que las conspiraciones que sospecha la gente que existen,
existan de verdad. Obviamente suelen suceder muchas cosas a nuestro alrededor, pero creo que un montón de ellas las genera nuestra imaginación, para inducirnos un estado de miedo e ignorancia, o lo
que sea. Los Invisibles trata sobre cosas que se muestran como conspiraciones
desvaídas y que podremos descubrir del todo según vaya avanzando la trama, además estoy intentando disolver las
fronteras y categorías entre los protagonistas de la historia, convirtiéndolos en algo bastante diferente a cómo los habíamos visto en un principio.
Hasted: También se pueden ver conspiraciones en otros títulos
que has creado anteriormente que lo enlazan todo. Me resulta extraño,
porque además también estás interesado en la libertad y en la anarquía.
Morrison: Claro. Pero un montón de las así llamadas
conspiraciones también están consagradas a la libertad y a la anarquía. Los así
podados Rosacruces o Illuminati se ocupaban ostensiblemente de la liberación de
la Humanidad. Pero yo sigo esperando ver qué es lo que ocurre a continuación.
(Continuará)
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