Entrega nº 9 de la columna “Come In Alone” escrita por Warren
Ellis. Aparecida el 28 de enero de 2000 en Comic Book Resources. Traducida por
Frog2000. Nota: el título es una invención, la columna original no disponía de
ningún encabezado.
Soy un gran fan de lo “novelty”.
Y no me refiero a “novelty” al estilo de, digamos, un disco
navideño de Joe Dolce interpretando "Shaddap Your Face". Me refiero al mismo "novelty" del que hablaba Terrence McKenna: lo novedoso. Soy un “neófilo”
por definición. Me gusta el cambio. Me gustan las cosas nuevas. Pero me parece que trabajo en un
negocio “neofóbico”. Una forma artística que en su versión occidental, tiende
a estar dominada por lectores masculinos de un solo género y con una
predisposición fanática a lo de siempre, porque ellos mismos están trabajando en algo
relacionado con el medio o se han convertido en sus más directos (o al menos
son a los que más se los oye) voceadores. Me refiero a lo siguiente: la carrera de Frank Miller. Todo el mundo asiente y aplaude
educadamente cuando se saca de la manga un “300” o un nuevo tomo de Sin City, pero en cuanto se menciona que
puede que se encargue de Batman de nuevo, las eyaculaciones
empezarán a volar hasta el cielo. Hay una buena parte del negocio que parece querer que las cosas retrocedan un poco. La nueva frase de moda en las grandes editoriales es la de "visión editorial". Se está pidiendo el regreso a los tiempos en
los que los editores les decían a los guionistas lo que tenían que escribir y
carroñas enloquecidas como Mort Weisinger se salían con la suya abusando
terriblemente de la gente. Hay personas que se han quejado como zorras de posiciones éticas como la de Alan Moore y su rechazo a trabajar con DC,
porque eso significa que ya no volverá a escribir más al jodido Superman.
Ahora Alan Moore debe haber enloquecido a esa gente del todo. Una de mis experiencias más placenteras del año pasado fue asistir al lanzamiento de America's Best Comics. Cinco nuevas series, tres de ellas colecciones de continuará, una de ellas
el comienzo de una miniserie y otra más una antología. Es un montón de
material novedoso.
Editar nuevos títulos supone una especie de pura emoción maníaca, en especial cuando son nuevos cómics de creadores conocidos y
admirados. (En el caso de que te lo estés preguntando, el término técnico para el acto de descubrir cómics de creadores
nuevos y desconocidos es "emoción indie-maníaca".) Me gusta sostener las páginas de esas nuevas obras sólo para poder ver en lo que sus creadores están pensando ahora mismo: ¿cómo ven
el medio y cuál creen que es su papel en el mismo y en el mundo que les rodea? Me refiero a que no me parece mal tener que esperar unos cuantos años para que aparezca una nueva
obra de Bryan Talbot, por ejemplo. No me molesta que Bryan no trabaje demasiado rápido. Pero en el fondo soy alguien con raíces en el “pulp”. Escribo rápido y me gusta
escribir de esa forma. Me gusta vaciarme sobre la página. Alan
[Moore] tiene una personalidad dividida: de vez en cuando su parte de escritor
“pulp” mete el hocico en la Literatura Seria y consigue explosiones como
America's Best Comics. Michael Moorcock habló una vez sobre el tema... creo que fue en
“DEATH IS NO OBSTACLE”, un libro de entrevistas realizadas por el autor de ciencia ficción Colin Greenland. Mike, que vive en un estado de dicotomía
similar al de Alan (en un momento dado escribe MOTHER LONDON, en otro EL TIEMPO DE LOS SEÑORES
HALCONES), describe esa forma de ser como una compulsión Joyceana enfrentada a la pulsión Dickensiana. Dickens era “súper-pulp”, escribía novelas para que fuesen directamente serializadas, obedeciendo unas fechas de entrega, unas ficciones que
claramente se iban desarrollando de forma abierta a base de improvisaciones semanales,
transformándose finalmente en una obra que cobraba sentido. Era ficción popular, ficción
social, ficción que reaccionaba en tiempo real contra el mundo en el que estaba viviendo el autor. Descrito una vez como “posiblemente el último de los grandes
escritores rápidos”, Mike es capaz de manejarse perfectamente entre ambos mundos, tanto con la
ficción rápida como con las “grandes sinfonías”. Tiene metida la novela social Victoriana
en su corazón. Pero si yo estuviese a punto de morir, diría que su ficción más
convincente, dinámica y relevante, la ficción que demuestra que puede reaccionar y
responder al mundo en el que vive, es la que aparece en sus Jerry Cornelius y
Elric, las cámaras gemelas de su malvado corazón “pulp”. "Mi modelo no
puede ser Joyce", comentaba, "tiene que ser Dickens." (Y no es que "MOTHER LONDON" no sea una brillante obra de ficción inglesa que se ha
convertido en todo un hito.)
La escritura “pulp” es ficción rápida. Sacrifica la
complejidad profunda y el refinamiento perfecto en su búsqueda de vitalidad y mutiplicidad, aunque sin renunciar a la inteligencia esencial. PROMETHEA no es un
cómic estúpido. En realidad es corto y poco complicado. Es el equivalente del
perfecto single pop de tres minutos (lo que da lugar a mi acepción de “Pop
Comics”, tal y como ya he comentado en algún otro sitio durante este verano de 1999.)
Hay muchos cómics parecidos, prolíficamente desvergonzados,
que suelen conseguir la atención de sus lectores selectos nueve de cada diez veces. Hace mucho que no leo nada de John
Byrne. No debería verse como un desaire a su
trabajo, sino como una expresión de que no me gustan los cómics de
superhéroes. (Para ser honesto, el único cómic de superhéroes que me gusta en
este momento es la Liga de la Justicia, porque Grant añade un ingrediente vital
en la mezcla de sus mejores cómics de superhéroes: la locura desenfrenada e infantil. Esa
parte del último número en la que Batman sobrescribe el disco de batalla que
Prometheus utiliza para alimentar su super-humanidad, reemplazándolo con
especificaciones proporcionadas por el profesor Stephen Hawking para poder
darle una paliza es la...) Pero siempre me ha encantado el trabajo de Byrne, porque es un autor muy prolífico que claramente, también disfruta de esa situación. Me parece que es un autor que por decirlo de alguna forma, ha aceptado que en lo más profundo es un “pulpster”. Es un escritor “pulp”. Y utiliza
ese don a toda velocidad. Todos los años le ofrece a su público una gran cantidad de él mismo, y obviamente, su audiencia es consciente de ello. Me parece
bastante triste que haya renunciado a su breve carrera como creador de cómics
de los que detenta los derechos. Por lo poco que he visto de cosas como DANGER UNLIMITED, tenía el mismo tono que los crudos primeros cómics norteamericanos de
aventuras.
Si él tuviese que renunciar a hacer historias con personajes
propiedad de grandes editoriales (algo que lleva haciendo considerable y exclusivamente
desde hace años, posiblemente casi tantos como los que ha estado trabajando en la
industria estadounidense) y empezara a trabajar para uno de los muchos editores
independientes que sin ninguna duda, le editarían obras de las que sería el
poseedor de los derechos... ¿entonces qué es lo que ocurriría? Supongo que
su sueldo por adelantos se aproximaría al que suele ganar por sus
trabajos-de-alquiler. Casi nadie consigue ya beneficios en los cómics
mensuales, así que si yo fuese él no dejaría escapar la oportunidad. Sería
recompensado con los “royalties” que ganaría en el mercado de las
recopilaciones en tomo, que no es tan insustancial como el de las series
regulares. Y esto lo digo a riesgo de molestar a un tipo que una vez me escribió para
decirme que el verdadero problema de los cómics es que me pueden hacer ganar
mucho dinero y que mis derechos de autor por las recopilaciones en tomo de este
año podrían cubrir mis caras Navidades y Año Nuevo, lo que también incluye viajes al extranjero y una larga estancia en uno de los mejores hoteles de Gran
Bretaña. Por eso tengo a a mi lado a mi banquero personal para que le diga a este tío
que las recopilaciones en tomo y las novelas gráficas originales son El Verdadero Camino
A Seguir.
Bueno, ¿y entonces por dónde íbamos? Ah, con John Byrne... al que nombro para lanzar algunos datos hipotéticos al aire, aunque bien podría utilizar a cualquier otra persona
con el aparente prestigio del que dispone él... podría canalizar toda esa
energía en hacer algo novedoso, en lugar de gastar todo su tiempo al servicio de personajes
propiedad de una empresa. Sería libre de mostrarnos qué más tiene en la recámara. De esa forma estaría en condiciones de generar nuevo material, y en gran cantidad, y solo gastaría el mismo tiempo que trabajando de alquiler. Ya sabes, no importa si al final todo sigue siendo una obra de superhéroes, en realidad no importa demasiado. Porque es algo que
ha hecho él. Sería una forma de expresar su percepción del mundo que le
rodea, algo a lo que él habría dado forma por completo, y estaría enmarcada en el género
en el que se siente más cómodo de todos. Sería algo novedoso. Algo “novelty”. Puede que siguiendo su estela, otro montón de autores quisieran hacer lo mismo. Una gran cantidad de
sólidos creadores que creasen un gran volumen de obras que hagan que de nuevo resulte interesante acudir a una tienda de cómics. Podrían re-energizar a los que sólo van a por su
ración mensual o aún menos, de modo que acudiesen cada
semana. Podría suceder, pero primero tendría que haber una explosión de trabajos frescos,
inteligentes y bonitos propiedad de conocidos creadores. Y si la
gente se animase a adquirir muchos de esos nuevos conceptos de unos creadores a
los que ya conocen, puede que existiese menos resistencia a un mercado, el
“indie”, que se apoya en autores capaces de afrontar riesgos con nuevos conceptos
de los que son propietarios. El lado dominante y popular del medio podría,
debería poco a poco (o incluso no tan lentamente) ir creciendo hasta
convertirse en una cultura de lo “novelty” viva y brillante.
Yo también soy un gran seguidor de lo “novelty”.
¿Y para qué vale comentar todo esto en una etapa, la actual, en la
que estoy a punto de asesorar brevemente algunos títulos agrupados como
“Count-X” para Marvel? Porque también soy co-propietario de PLANETARY.
Co-propietario de Transmetropolitan. Soy propietario de STRANGE KISS y DARK
BLUE. Soy co-propietario de CITY OF SILENCE, que está previsto que se edite en
mayo y que originalmente fue producida para el regreso de Epic en los noventa, poco
después de que yo aterrizase en el mercado norteamericano (para aquellos seguidores
de mi trabajo, diré que CITY OF SILENCE es el eslabón perdido entre LAZARUS
CHURCHYARD y TRANSMETROPOLITAN). Y esto es lo que hay. Creo que con esta lista seré capaz de reducir todos los emails hipócritas y sus "sí, pero". Estoy
haciendo lo mejor que puedo para enfilar por ese camino, así como intentando predicar con el ejemplo. Creo que es lo que también deberías estar haciendo tú.
INSTRUCCIONES: Leed “El Comic y el Arte Secuencial”, de Will
Eisner (Norma), escuchad “Don't Falter”, de Mint Royale y Lauren Laverne (Faith
& Hope, 2000... me provoca una vergonzosa nostalgia por el John
Peel indie de los ochenta... mi momento “Strawberry Switchblade”), y entrad en
la galería web de Chad Michael Ward. La
novela gráfica recomendada de hoy es THE INVISIBLES: BESOS PARA MR. QUIMPER, de
Grant Morrison y varios dibujantes (DC Vertigo, Planeta).
Ahora marcháos.
Ahora marcháos.
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