Por Nick Hasted para The Comics Journal nº 175 (abril de 1995). Traducida por Frog2000.
DESEMBARCANDO EN AMÉRICA
Hasted: ¿Cómo contactó DC contigo? ¿Qué te dijeron en ese
momento?
Morrison: Creo que fue en 1986. Sencillamente
nos dijeron a unos cuántos que se venían a Londres para vernos. Me puse histérico, me parecía fantástico.
La idea de trabajar para los americanos me parecía una fácil puerta de
entrada hacia el éxito, aunque era lo último que pensaba. Sencillamente esa noche no pude dormir. Cogí un tren hasta Londres y mientras estaba haciendo el viaje, intenté desesperadamente que se me ocurriese alguna idea que proponer, porque en ese
momento no tenía nada que ofrecerles.
Hasted: ¿Era como una especie de audición?
Morrison: Claro, era bastante parecido. Mientras estaba viajando en ese tren, se me ocurrieron ideas para la serie de Animal
Man y Arkham Asylum, y me aceptaron ambas.
Hasted: ¿Cómo les presentaste esas ideas? ¿Cuál era tu actitud al entrar en la sala donde te estaban esperando? ¿Ibas lanzado?
Morrison: Bueno, quiero pensar que sí, [risas]. Mi actitud fue salvaje, y no paré de hablar durante todo el rato que estuve reunido con ellos. Probablemente no entendieron ni la mitad de lo que les estaba diciendo, pero creo que captaron mi entusiasmo, de tal manera que me dijeron que querían que me pusiera a escribir guiones para ellos.
Hasted: ¿Por qué crees que DC es tan persistente contratando guionistas ingleses?
Morrison: Creo que se debe puramente al éxito crítico
obtenido por Alan Moore. Me parece que nos visitaron porque se estaban haciendo la siguiente pregunta: “¿Podríamos repetirlo?” Se encontraron con que en realidad había
toda un grupo de personas que habían crecido leyendo material parecido, y obviamente también habían leído otro montón de cosas y escuchado otro montón de cosas, y
visto otro montón más grande aún de cosas. Y por eso tenían un punto de vista
totalmente diferente de las cosas. Creo que DC estaba bastante interesada en
todos ellos, porque sabía que podrían funcionar en el mercado americano. Me parece que si hubiesen creído que no sería así, ni siquiera se hubiesen molestado en venir a vernos. Pero se dieron cuenta de que podíamos vender muchos cómics. Y además, durante el proceso podían conseguir algo de prestigio para la editorial.
Hasted: Parece extraño que exista una especie de mercado
americano para los guionistas de cómics ingleses. En un editorial, Art Young comparaba Vertigo con la música de izquierdas inglesa,
aunque ese tipo de música ha estado marginada durante estos últimos años. Parece
extraño que todavía exista ese tipo de relación especial con los cómics. Como si
los americanos siguiesen creyendo que los guionistas ingleses son unos
renovadores.
Morrison: No creo que sea cierto del todo. Supongo que
cosas como Sandman estuvieron funcionando muy bien. Por lo general, los títulos Vertigo venden
lo suficientemente como para mantener la cabeza fuera del agua, pero no
tienen tanto éxito como el resto de cómics Marvel o Image. Así que de todos
modos, no creo que exista un público más allá de los
estudiantes de Instituto. Son la misma gente que escucha bandas inglesas
independientes en la oscuridad.
Hasted: ¿Crees que toda la línea Vertigo se basaba de alguna manera en el éxito de Alan
Moore porque en el cómic para adultos se le suele tratar como a una divinidad?
Morrison:
Ah, no. Es una falsa idea que ha sido plantada por el
propio Alan Moore. En realidad, lo que ocurre es que dieron con alguien que era
muy bueno en lo que hacía, y se dieron cuenta de que había más gente parecida. Supongo que en algún momento esa sensación estaba flotando en el medio, como si todos estuviésemos
marchando hacia el futuro enarbolando la misma bandera, y entonces se dieron
cuenta de que no era cierto. Probablemente fue el motivo por el que yo empecé a criticar tanto a Alan y una de las razones de que ya no me quiera hablar. En
realidad, yo sentía que necesitaba alejarme de su sombra, porque se estaba
convirtiendo en una sensación muy opresiva, y siempre estábamos todos esperando para ver qué es lo que hacía a continuación.
Hasted: ¿Crees que estaba empezando a ser tratado como una especie de figura
mesiánica?
Morrison: Bueno, eso sería demasiado.
Pero flotaba una especie de sensación de que todo el mundo tenía que hacer material parecido. Si al final algo tenía éxito, entonces todo el mundo empezaba a hacer algo similar, y entonces empezabas a conseguir menos ingresos. Creo que lo que ocurrió fue que con nosotros obtuvieron un saco repleto de
gatos, porque contrataron los servicios de gente que quería hacer cosas
bastante diferentes unas de otras. El efecto que tuvo Alan Moore sobre los guionistas
ingleses no fue tan extremo como el que tuvo Frank Miller en los guionistas
estadounidenses. Hay un buen puñado de aquella generación de adolescentes que son
fotocopias de Frank Miller y que escriben horrorosos éxitos de un solo número,
en un estado mental de vigilantismo. Creo que lo que se esperaba la editorial era un
montón de Alan Moores, y lo que en realidad obtuvieron fue autores que provenían de áreas completamente diferentes y que abordaban su material de una
forma completamente diferente de los americanos.
Hasted: Entonces, ¿crees que todos terminaron olvidándose de ese
magnífico futuro que les esperaba a los cómics gracias a Alan Moore, y
sencillamente volvieron a hacer su trabajo como guionistas?
Morrison: Bueno, claro. Si todo el
mundo intentara producir la misma visión de futuro que tenía Alan Moore resultaría muy triste, porque no estoy necesariamente de acuerdo con su visión, y estoy seguro de que él
tampoco estará de acuerdo con la mía.
Hasted: ¿Sentíais tú y algunos otros guionistas una especie
de presión por parte de DC para que vuestro enfoque de guión se pareciese a la visión
post-Watchmen que impregnaba el mercado?
Morrison: Oh, definitivamente diría que si. Yo caí en esa
trampa como un tonto. No es que la siguiésemos a rajatabla, pero cuando empecé a escribir los primeros cuatro números de Animal Man, que era una serie fuertemente influida por Alan Moore tanto en sus poéticos títulos como en las escenas de transición, me
encasillé en esa visión, y ahora me parece tan
torpe que me resulta increíble. Fue en el quinto número cuando me dije: “Esto es ridículo, no puedo seguir adelante con esta forma de escribir porque me estoy
aburriendo un montón, y además no es mi estilo.” Aunque obviamente funcionó lo
suficientemente bien como para tenerme atrapado haciendo la serie, y también
hizo que el cómic alcanzase gran popularidad. Gracias a esto último pude seguir con él y hacer las cosas más personales que se me estaban empezando a
ocurrir.
Hasted: ¿Te dijeron qué es lo que querían?
Morrison: No era tanto lo que ellos querían como la forma en
que te lo decían. Si no obtenían lo que querían te lo indicaban. Incluso ahora también ocurre un poco lo mismo, porque Sandman ha tenido tanto éxito que
quieren un montón de Sandman más. Y a pesar de las protestas en contra,
estamos sufriendo mucha presión. Piden más cosas como Sandman, que es lo que se
vende mejor. La mayor parte de la gente hacía cosas en las que lo mejor que
hacían los personajes era hablar durante 24 páginas. No había escenas de acción, porque ya no eran aceptables.
Hasted: Parece que hay muchos guionistas y dibujantes
americanos con talento a los que les siguen importando bastante los
superhéroes. ¿Por qué crees que también algunos guionistas británicos siguen haciendo ese tipo de material?
Morrison: Ah, no lo sé. Quiero decir, ¿de verdad que los
hacen? [Risas]. No parece que los guionistas del “mainstream” americano los
entiendan demasiado, porque cuando los escriben siempre es de la misma forma, y
sencillamente, a la gente ajena al “mainstream” ni siquiera
les interesa los superhéroes, por lo que creo que existe una frontera muy delimitada entre ambos grupos. Mientras tanto, en Inglaterra los guionistas son
bastante felices escribiendo material “undeground” sin remunerar, pero al día siguiente cambian el "chip" y escriben tranquilamente Batman. Creo que esa es la
mayor diferencia existente entre los guionistas ingleses y los americanos.
MI VIDA EN LOS COMICS
Hasted: Lo más sorprendente de Animal Man y Doom Patrol era
la forma que tenías de insertar ideas bastante complejas (las declaraciones
surrealistas y dadaístas, la meta-realidad de los cómics en el tramo final de Animal
Man), sin que resultara demasiado cargante. Es como si hicieses todo lo que te apetecía hacer, y también como si siempre
hubieses querido escribir un cómic mensual de superhéroes.
Morrison: Claro. Bueno, en realidad era algo que siempre había querido hacer. Pero me parece que la gente se perdió las ideas que aparecían en Doom
Patrol: todas esas ideas interesantes que aparecían en la serie, aunque en realidad luchasen contra monstruos en cada número y también apareciesen algunas explosiones. Esa es la serie que realmente quería hacer. Sencillamente quería guionizar un cómic de
superhéroes que me hiciese sentir lo mismo que había sentido leyendo los Cuatro
Fantásticos de Kirby. En esa serie había conceptos fantásticos, ideas alucinantes en
cada número, pero al mismo tiempo era una magnífica lectura desenfrenada y
ruidosa. Creo que la gente se perdió esa parte en mi cómic, porque estaban tan
desacostumbrados a ver algún tipo de idea en los cómics, que cuando aparecen se
obsesionan con el hecho de que hay ideas interesantes, y por eso, de alguna
forma tuvieron la impresión de que Doom Patrol era algo así como avant-garde e inaccesible.
Hasted: Pero la serie no llevaba a engaño, ¿no es cierto?
Era exactamente lo que parecía. Sencillamente estabas haciendo un cómic de
superhéroes, y se notaba que estabas muy contento haciéndolo.
Morrison: Claro, era
el tipo de cómic de superhéroes que siempre había querido leer. Realmente se parecía a algunos que yo leía en mi adolescencia. Y me resultaba raro, porque en los
sesenta, el tipo de material que estaba haciendo en la Doom Patrol habría
parecido bastante domesticado comparado con las cosas que aparecían cada mes en
Superman. Esos tebeos estaban repletos de transformaciones bizarras e ideas
surrealistas, y estaban guionizados por unos tíos a los que no les importaba ni
una mierda lo que estaban haciendo. En realidad, algunas de esas cosas funcionaban
porque no les importaba nada, porque sabían que estaban
escribiendo material para chavales y no les importaba demasiado todo lo lejos que
pudiesen llegar con sus ideas. Y ese es el tipo de material que me sigue interesando,
el que sigo leyendo. También me parece interesante que esas cosas
vendiesen cuatro millones de copias al mes. Y ahora rezamos para que lo que
estamos haciendo alcance las 200.000 copias.
Hasted: De todos modos, ¿no tenías la intención con cosas como La Hermandad de Dadá de hacer algo epatante en el medio del cómic?
Morrison: Claro. Y también en Animal Man, cuando tuve esa idea
posmoderna del creador que se reunía con su creación, escena que ya había tenido precedentes en los sesenta, porque en aquella época puede que Flash enfilase por una
ruta cósmica y apareciese en Tierra Prime, o donde fuese, y terminase conociendo a Julius
Schwartz en su oficina de DC. Esas ideas solían asaltarme, aunque realmente, en esa época nunca
se llegaron a explorar del todo ni tampoco llegaron a aparecer en películas o
libros, que es algo que creo que marca una diferencia. Lo que hice fue coger y pensar:
bueno, aquí tenemos a todos estos escritores del realismo mágico sudamericano,
¿por qué no incluimos parte de las sensaciones que se consiguen leyéndolos en una
idea estándar y la presentamos a través del medio del cómic? Así que para mí, Animal Man tampoco era tan radical, en el sentido de que no era completamente novedosa. Lo que hice realmente fue conectar con otras ideas
que anteriormente no habían sido presentadas en el medio del cómic.
Hasted: ¿Y por qué aparecías en el último número
de Animal Man?
Morrison: En realidad fue el resultado inevitable de los
acontecimientos que empezaron a desencadenarse a partir del quinto número, donde el
personaje que había sido creado tenía que enfrentarse finalmente con el agente
de su miseria y celebrar una discusión con él. Además, como ya he dicho antes, era un
guiño a todos esos viejos cómics en los que Flash se reunía con Julie Schwartz
y Cary Bates. Un guiño a aquellos cómics en los que conseguía que le ayudasen a
combatir al Maestro de los Espejos. Pero obviamente, nosotros estábamos jugando
a un juego diferente.
Hasted: Es un número escrito de forma muy
cuidadosa. Construiste la realidad del cómic explicando que todo transcurría
bajo la forma de un cómic.
Morrison: Claro, pero además lo que quería era apuntar
algunas cosas sobre nuestra propia existencia, cosas de las que quizá nunca te
habías dado cuenta antes, sobre cómo respondemos a patrones de comportamiento
programados, e intentar llevarlo hasta el siguiente nivel. Es como cuando le digo a
Animal Man que solemos aceptar algunas cosas como hechos fundamentales de la
realidad, aunque finalmente puede que no hagan aparición de una forma
preconcebida. Parece bastante difuso, pero... intentaba enseñar a cualquiera que no lo conociese ni que nunca se hubiese parado a pensar cuáles eran sus mecánicas de funcionamiento, que el
mundo de los cómics podía funcionar como una completa cosmología.
Hasted: Pero tu forma de hacerlo es muy respetuosa... tratas el mundo del cómic como si tú mismo formases parte de él.
Morrison: Me parecía que tenía que hacerlo de esa forma. Porque
ese mundo es real. Y me molesta que la gente suela decir: “Los superhéroes son
estúpidos.” Vale, son estúpidos, pero también tienen algo de cierto, y ese es el hecho de que Animal Man seguirá por aquí cuando todos
nosotros nos hayamos muerto. Su mundo funciona fuera de nuestros parámetros y tiene sus
propias reglas. Realmente quería mostrarlas, ver qué ocurría cuando se presentaba de esa forma, como un universo totalmente funcional.
Hasted: Y tal y como tú mismo comentabas en la serie, de todas
formas la gente es tan estúpida como los superhéroes.
Morrison: Por supuesto. Su mundo es real, ya sabes, existe,
podemos experimentarlo, a pesar de todos los esfuerzos que ha hecho DC por
hacer como si treinta años de continuidad nunca hubiesen existido.
Hasted: De alguna forma están intentando hacer una realidad
más oscura y cercana al mundo real que a lo que deberían aspirar a ser los
cómics. Pero obviamente, tampoco te la puedes creer del todo.
Morrison: No, no del todo.
Hasted: Según estabas ideando su existencia, ¿empezaste a creer que el personaje de Animal Man era cada vez más real? ¿Fue como si a medida que
escribías sus diálogos, te estuvieses comunicando con él?
Morrison: Hasta cierto punto. Obviamente, si hubiese ocurrido algo cercano a lo que me has preguntando, tendrías que aceptar el hecho de
que me había vuelto esquizofrénico y deberían encerrarme. Quiero decir, soy consciente de que tiene que haber una
especie de distanciamiento. Sabes que estás dialogando con un
personaje. Pero al mismo tiempo, el personaje tiene la suficiente integridad
como para llegar a un punto en el que lo que él dice contradice todo lo que yo
digo, y además empezaba a apuntar cosas de las que yo no era consciente en ese momento. A
otro nivel, tenía una especie de sensación como si se estuviese desarrollando
un diálogo de verdad. No necesariamente entre él y yo, sino entre ese particular mundo
que estaba investigando y yo mismo.
Hasted: ¿Te resultó difícil presentarte a ti mismo como
personaje de cómic?
Grant Morrison: Soy consciente de lo fácil que es crear un
personaje público. Yo lo hago todo el tiempo cuando me entrevistan. En esta
charla estoy intentado parecer real [risas]. ¡Tan sólo soy otro personaje más! Y
eso es todo lo que tengo que decir acerca del abrigo negro, la camisa blanca y
la cara pálida. Sencillamente era una efectista representación satánica del
estilo Byron que estaba intentando presentar en el cómic. La gente entendió
que ese también era yo.
Hasted: Es lo más cerca de convertirse en estrella del rock
que puede aspirar alguien que trabaja en los cómics (aparecer en tu propia
serie): poder hablar en la serie, ser reconocible.
Morrison: Claro. Bueno, obviamente esa idea también se
podía encontrar detrás. Fue un intento desesperado por dejar una huella en la historia.
Hasted: ¿Te gustaría convertirte en una figura pública? Porque
obviamente sería útil para promocionar tu trabajo. Supongo que es algo
que no te haría sentir demasiado incómodo.
Morrison: No, no estoy nada incómodo con la idea, la verdad es que la persigo de forma constante, pero me doy cuenta de que cuanto más la persigo, más me elude.
He hecho cosas para televisión y he aparecido en algunas revistas, porque
continuamente estoy intentando promocionar mi trabajo, aunque creo que cuando
lo intentas muchísimo, tampoco funciona. Neil Gaiman nunca quiso parecer una
estrella del rock y ahora está haciendo lecturas en clubes americanos. Creo que por lo general no se suele conseguir lo que se quiere.
Hasted: Así que siempre quisiste ser popular. ¿Y qué tipo de
personalidad te has ido edificando?
Morrison: No sé, realmente tengo un montón. Pero parece que la
que más suele sorprender es la de Animal Man. Me leí un artículo de Peter
Hogan, al que he llegado a conocer y que me entrevistó justo después
de volver de mis vacaciones por los Mares del Sur. Me dijo: “Unicamente Grant
Morrison podría volver de Tahití más pálido que cómo se fue.” En realidad había
cogido un bronceado fantástico. Pero la imagen era tan poderosa, y la gente es
tan obviamente receptiva a ella, que era un buen gancho para empezar la
entrevista.
Hasted: ¿Crees que los cómics podrían llamar la atención del
público lo suficiente como para darte la oportunidad de convertirte en la figura
pública en la que te gustaría convertirte realmente?
Morrison: Dios lo quiera. Lo he intentado todo lo que he podido.
Pero lo que he descubierto es que la gente suele interesarse más o menos por la
novedad del último momento, y aunque mis cosas han recibido mucha publicidad, los cómics son un producto pop en lugar de algo
que aspira a ganar el Premio Booker.
Hasted: ¿Significa eso que cada vez tienen menos interés en
lo que estás haciendo?
Morrison: Bueno, lo que suelo responder a esa pregunta es
que en lugar de mirar los trabajos acabados como algo tan importante, también
tenemos que fijarnos en que la gente creativa lleva una vida bastante
interesante y tienen más cosas que vale la pena contar. Y sea verdad o no,
ciertamente he intentado convencerme a mí y a todo aquel que conozco de que eso
es cierto, y creo que me está funcionando. Pero si te fijas en gente como Peter Milligan y
Neil Gaiman, verás que tienen algo que decir, y prefiero leer una entrevista
con ellos que con Bad Boys Inc. Así que lo que intento comunicar es que hay gente con personalidades interesantes produciendo cómics que son el
equivalente de las canciones del Top Ten musical de cada mes. Deberían ser
reseñados más a menudo y se debería hablar más de ellos. Parece ser un ángulo que
funciona de forma muy efectiva en la prensa musical y en la de moda. Pero de
nuevo, nuestros críticos no suelen actuar de esa forma.
Hasted: Sé que también has estado involucrado en algunos
proyectos fílmicos. ¿Han sido útiles para conseguir la atención que precisas?
Morrison: No, sencillamente se ha parecido más a estar muerto. He escrito una propuesta sobre Dan Dare para Ridley Scott. Estaba muy
interesado en el cómic que hicimos Rian [Hughes] y yo, porque quería algo parecido en pantalla, aunque no quería que fuese tan
implacablemente sombrío. Así que le ofrecimos algo que realmente era mejor aún
que el tebeo y que desearía haber escrito en su lugar. Se basaba en algunas de
nuestras ideas, pero era un poco más positivo. Les envié la propuesta y
nunca me la llegaron a pagar, y a continuación Ridley Scott desapareció de la faz de la
Tierra. Así que si la película se llega a hacer alguna vez, seguramente será con la mayoría de mis ideas, aunque no salga acreditado.
Hasted: ¿No has trabajado también para Madonna?
Morrison: Lo que ocurrió fue que Madonna llamó a Todd
McFarlane y le preguntó si quería hacer algo para ella, pero en aquel momento él
no quería que le molestaran. Me llamó y con esa forma que tiene de decir las
cosas me dijo: “Madonna no me importa una mierda, tengo más dinero que ella, mi
esposa es mucho más guapa que ella, ¡y no me voy a poner a escribir su película!” Me dijo
que si quería hacerla yo, y le contesté: “Claro.” Le envié el guión y de nuevo,
todo se quedó en nada.
Hasted: Pero entonces, ¿crees que has conseguido tener más
conexiones, poder y prestigio que las que tenías en un principio?
Morrison: Bueno, claro, por lo menos durante cinco minutos.
Y las sigo utilizando. Le conté a The Sun que había estado trabajando para
Madonna, y también le dije a todo el mundo que conocía que había estado
trabajando para Madonna, y me las he arreglado para conseguir que escribiesen algunos artículos y me fotografiasen. Así que estuve trabajando arduamente en ese
sentido. Y he seguido haciéndolo, incluso durante estos últimos meses. Acabo de
hacer un gran especial para la televisión escocesa. Pero mis aspiraciones son
mucho más altas que las que probablemente lograré alcanzar alguna vez, aunque
creo que todavía no he logrado todo lo que me he propuesto.
Hasted: ¿Te gustaría que te parasen por la calle para preguntarte?
Morrison: Claro, claro.
Hasted: ¿Que te molestasen por la calle?
Morrison: Que me molesten me parece muy bien.
DESTRUYE ESTE CÓMIC
Hasted: Volvamos sobre los cómics de superhéroes, ¿cómo crees
que es tu público? ¿Qué tipo de persona crees que se lee los guiones que
escribes? Si has tenido algún tipo de contacto con tus fans, dime, ¿qué te
parecen?
Morrison: Por lo general me parecen gente “cool”. Creo que
cuando empezó Animal Man tenía lectores bastante normales, porque la serie era
una de superhéroes que aparecía mensualmente, así que nadie sabía lo que iba a venir a continuación. Pero empecé a darme cuenta de que un montón de gente la iba abandonando según aparecía cada número, y luego empezó a llegar otro tipo de público.
Conseguimos un lector de la organización “Animal Rights”. Personas que de otra
forma nunca se hubiesen leído un cómic, gente activista de la ALF que se empezaron a
pillar la colección porque era un cómic que reflejaba sus creencias.
Hasted: Cuando empezaste en la serie, ¿tenías la esperanza
de vapulear al público americano, y quizá lo que ocurrió finalmente fue que terminaste por darles esquinazo?
Morrison: Bueno, creo que se quedó la cantidad de lectores
suficiente. Si te fijas en las ventas, te darás cuenta de que eran bastante altas en comparación
con el resto de títulos de Vertigo. Además, me parece que los lectores pertenecían a la media. En realidad es lo que yo prefería, porque Vertigo se terminó convirtiendo en un
ghetto y la gente ya no sabía ni lo que estaba leyendo mes tras mes. Antes esas cosas podían colarse en el Universo DC normal, algo que me parecía muy
divertido, y también mucho más subversivo. Aún así, me parece que mi público es
bastante inteligente e interesante. Sólo he conocido a una o dos rarezas.
Hasted: A veces leyendo tus páginas de correo (y en general por la pinta de los cómics de superhéroes), me da la sensación de que algunos fans de los
cómics tienen una vida de fantasía emocionalmente desproporcionada. Se toman la
muerte de los personajes demasiado en serio... todo ese tipo de cosas.
Morrison: Claro, supongo que suele pasar mucho. Pero no he tenido
el suficiente contacto con esa gente como para que me llegue a molestar. Otra
cosa de la que me he dado cuenta es de que tienen un sentido de la
responsabilidad ridículo, parece como si estuviese basado en el
código moral de Superman en lugar de en un código moral humano. Las cosas que
realmente les alteran a mí me parecen perfectamente aceptables. Si menciono las
drogas en una historia, me encuentro con todo un cargamento de cartas mierdosas escritas
por gente que no sabe nada sobre drogas que me dicen: “No vuelvas a hacerlo, ¡las
drogas matan!” Para emitir esos juicios de valor no se basan en nada, pero
lo hacen porque así es como ellos ven el Mundo. Una vez, cuando estábamos haciendo Animal Man, nos
escribió un fanático religioso que se había leído la historia titulada “El Gospel del Coyote”. La
carta provenía del corazón de América y estaba garabateada con un rotulador
(obviamente el lector la había escrito de su puño y letra). En ella decía:
“Has profanado a mi Dios e irás al infierno por ello”. Todo estaba escrito con
faltas de ortografía.
Hasted: Como ya has tratado alguna vez con los fans del cómic
“maintrean”, ¿sientes que es parte de tu trabajo patear sus creencias (la
continuidad y el resto de cosas anales que les molestan)?
Morrison: Claro. Supongo que si tuviese una agenda que seguir sería
esa. Odio todo ese concepto de la continuidad. Probablemente no sea lo
suficientemente importante como para odiarla, pero creo que en un desesperado
intento por convertir su afición en algo consecuente, los cómics “mainstream” han
conseguido deshacerse de todo que les hacía ser interesantes. Y aún siguen en
ello.
Hasted: En Animal Man aparece una frase a la que has hecho referencia sobre que los cómics sobrevivirán a sus creadores y que serán guardados en
búnkeres atómicos. Pero por algunas otras cosas que has dicho en algunos otros sitios,
parece como si tu idea fuese justo al contrario, como si los cómics tuviesen que ser
convertidos en basura después de leerlos, como si tan sólo fuesen gasolina para
ti y tus lectores. Como si después de su lectura no tuviesen importancia
intrínseca alguna.
Morrison: Bueno, obviamente me encuentro dividido entre ambas
ideas. Porque me gusta pensar que dentro de 300 años los chavales van a tener que estudiar mis cómics para poder examinarse, pero al mismo tiempo he de
reconocer que nadie se los va a leer, y lo mejor que se puede hacer es
pensar que los cómics son un producto pop: hay que divulgarlos más porque son
brillantes, estridentes, y es de esperar que incluyan ideas interesantes,
pero por el amor de Dios, deshazte de ellos cuando te los hayas leído. Incluso también me estoy refiriendo al primer número de Los Invisibles: tengo la mosca detrás de la oreja
soplándome “Destruye este cómic tan pronto como te lo leas”. Creo que sería la mejor idea para fastidiar a los especuladores, que todo el mundo
destruyese sus cómics, pero por supuesto, mi lógica está completamente equivocada. Porque entonces aparecerán algunos especuladores poniendo a buen recaudo las
últimas diez copias y de esa forma terminarían por costar una enorme fortuna. [Risas].
Hasted: Entonces, ¿crees que lo que haces no tiene un valor duradero?
Morrison: No. Me gusta pensar que sí, pero no significan
nada. Prefiero que tengan un impacto inmediato en el lector. De nuevo, he de
decir que provengo de la época punk, en la que para mí lo más importante no era
lo buenos que fuesen los discos, aunque muchos de ellos lo fuesen. Pero algunos
eran tan malos que pensabas: “bien, yo también podría hacer esto.” Algunos de
ellos eran tan buenos que decías: “Esto no sería capaz de hacerlo...” Pero todo
lo que significaba el punk era que aquí teníamos a unos chavales con edades
entre los 16 y los 17 años, que se pillaban una guitarra que nunca habían tocado
antes y sacaban un disco y además te decían cosas en él. Me gusta esa idea, la de
hacer cómics que puedan inspirar a las personas para que digan cosas. Pero lo
más trágico es que lo que ocurre al final es que inspiras a la gente para que diga
lo mismo que estás diciendo tú. Incluso puedo verlo ahora mismo, porque la
gente se fija en los aspectos más superficiales de la Doom Patrol, en lugar de dejar
que su mente se abra y podamos ver qué se puede encontrar dentro. Siempre me
ha interesado mucho saber lo que hay en la cabeza de cualquiera, no me gusta la idea de que alguien intente copiar lo que hay dentro de la mía. Pero desafortunadamente, sueles encontrarte con que es muy difícil inspirar a la gente para que
haga sus propias cosas, porque la mayoría no creen que tengan nada interesante
que contar.
Hasted: Otra de las consecuencias del punk es que
cualquier cosa que estuviese cerca de él podía resultar dañada, como los viejos
discos de punk que son capaces de paralizar todos los que se están haciendo ahora.
Morrison: Es algo que ya comenté en un editorial de Los
Invisibles: el recuerdo que te queda de un cómic es mejor que el propio
cómic. Así que destrúyelo. Finalmente me he dado cuenta de que es muy cierto.
De todas formas tu recuerdo estará tan distorsionado que cuando vayas a crear
algo... quiero decir, cuando estoy trabajando, muchas veces recuerdo cómics
fantásticos que me he leído y que probablemente tienen que ser una basura horrible. Pero
la mayoría de lo que puedo recordar sigue estando ahí presente para inspirarme. Me parece muy interesante.
Hasted: En cuanto a la idea de que las cosas que tú guionizas
no perdurarán en el tiempo, se me ocurre que no sé si la gente empezará a
preguntarse si lo que “intentas decir” realmente no será que tienen que tirar
tus cosas a la basura.
Morrison: No creo que sea tan importante.
Obviamente, algunas personas así lo creerán. Tengo cierta reputación de charlatán, que es algo que me molesta mucho. Es como el rumor de que Grant
Morrison es un plagiador y que suele hacer esto y lo otro. De hecho, cuando he plagiado
algo siempre he citado la fuente, porque me gusta que la gente también
la conozca. Pero si yo afirmo que estas cosas son una mierda, y tú lees mi opinión y
crees que tienes que tirarlas a la basura e ir a pillar algo diferente, de alguna
forma parece como si las obras no estuviesen a la altura. Y no hay nada que yo pueda
hacer al respecto. Lo único que puedo hacer es intentar que mi obra exprese
mejor lo que quiero decir. Creo que eso es lo más importante, pero yo no
puedo decidir por los demás.
Hasted: ¿Qué es lo que te hace cuidar con tanto esmero estas cosas que no te parecen perdurables?
Morrison: Que son importantes mientras las
estoy haciendo. Tan pronto como las finalizo, ya no me vuelven a preocupar. Ya no
significan nada. En el momento en el que se edita mi trabajo, si hay algo que
tenía en mente y que quería expresar, tú también vas a poder empezar a expresarlo, porque también
lo habrás "pillado". Porque en realidad no importa demasiado lo que vayas a hacer
con esa información. Si te quedas plantado con un megáfono en mitad de la calle para pregonarla y luego te vas a tu
casa, la gente seguirá escuchando lo que estabas diciendo, seguirá teniendo resonancia. No importa que se mantenga o no físicamente. De alguna forma perdurará
en la cabeza de algunas personas.
Hasted: Realmente esa es la inventiva punk, ¿no es cierto?
Simplemente tienes que seguir moviéndote.
Morrison: Supongo que esa es la idea, [risas].
(Continuará)
2 comentarios:
Después de leer casi todas sus obras he llegado a la conclusión de que nunca superará algunos de sus momentos cumbre en Animal Man. En mi opinión, "El Evangelio del Coyote" es su cima como escritor. Que historia más maravillosa. A partir de ahí, cuesta abajo y despeñándose con algún trabajo que otro...
Nuevos Xmen fue como la Doom Patrol con un instinto comercial de mucho cuidado. All Star Superman es el tebeo de Superman que siempre quise tener y leer. Me gustó Marvel Boy y 4F: 1, 2, 3, 4; uno porque lo poco que se entendía era muy inteligente, el otro por el tono oscurísimo que le daba a la "primera familia". Ha habido ocasiones en las que "The Filth" me ha gustado incluso más que Invisibles (dependiendo de mi estado de ánimo) y los primeros números de la JLA fueron emoción pura que me hacían recordar mis primeras lecturas Marvel y DC.
Pero tienes razón: Animal Man (y Doom Patrol)son cimas, insuperables incluso por cosas tan molonas como Joe, el Bárbaro.
Curiosamente, lo que más tengo ganas de leer ahora mismo es su libro "Supergods: Our World in the Age of the Superhero".
Un saludo!!
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