Presidente de Guatemala.
Según Amnistía Intemacional: "las detenciones arbitrarias, las torturas y las desapariciones y asesinatos políticos eran realidades cotidianas" de los guatemaltecos durante las décadas que duró la dictadura militar financiada por los Estados Unidos. En enero de 1986, el líder demócrata cristiano Vinicio Cerezo fue elegido Presidente y dijo que tenía "la voluntad política de respetar los derechos del hombre", pero no pasó mucho tiempo hasta que se descubrió que la voluntad política era irrelevante ante la realidad de la bien engrasada máquina militar guatemalteca. Las esperanzas de cambio se desvanecieron cuando Cerezo anunció que no anularía la "ley de auto-amnistía", declarada por el general Oscar Mejía Víctores en vísperas de que Cerezo fuese elegido y que establecía una Amnistía para todos los delitos militares cometidos entre el anterior golpe de Estado de 1982 por parte del general Efraín Ríos Montt (véase entrega 9) hasta las elecciones de 1986.
Aunque el Departamento de Estado de Ronald Reagan afirmó que "no ha habido un solo caso claro de asesinato político", a los pocos meses de la toma de poder de Cerezo, los líderes de la oposición atribuyen 56 asesinatos a las fuerzas de seguridad y a los escuadrones de la muerte, mientras que Americas Watch [Américas - Human Rights Watch] afirmó que "durante todo 1986 se ha informado en la prensa guatemalteca de asesinatos violentos, a razón de 100 por mes". En total, Americas Watch informa que decenas de miles de personas fueron asesinadas y 400 aldeas fueron destruidas por los escuadrones de la muerte del gobierno durante el mandato de Reagan en el poder estadounidense.
El coronel D'Jalma Domínguez, antiguo portavoz del Ejército, explica: "Por razones de conveniencia es preferible que haya un gobierno civil como el que tenemos ahora. Si algo sale mal, les echarán la culpa a los demócratas cristianos. Es mejor permanecer a un lado, y de esa forma nunca perderá el que verdaderamente detenta el poder".
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