ANTONIO DE OLIVEIRA SALAZAR
Primer Ministro de Portugal.
Antonio de Oliveira Salazar debió alterarse mucho cuando los aliados ganaron la Segunda Guerra Mundial y tuvo que quitar la foto autografiada de su héroe, Benito Mussolini, de su escritorio. Salazar adoraba a Hitler y a Mussolini, pero después de su derrota tuvo que apoyar a los aliados y se convirtió en miembro de la OTAN.
Sin embargo, siempre mantuvo viva una pizca de fascismo en Portugal. Su policía secreta, la PIDE [Polícia Internacional e de Defesa do Estado], era muy similar a la Gestapo. Además se crearon campos de concentración para "los enemigos del estado", los grupos mediáticos y de noticias no eran más que máquinas de propaganda, y todas las escuelas tenían planes de estudios cuidadosamente supervisados por el Gran Hermano. Salazar también mantenía una pequeña parte de la Edad Media con vida en Europa Occidental. En 1970 el 30% de la población era analfabeta y la tasa de mortalidad infantil era la segunda entre las peores de Europa. La economía portuguesa se quedó estancada. La mayor parte de la tierra estaba en manos de un 5% de la población, la gran mayoría de los portugueses trabajaban en la agricultura, y todas las actividades sindicales fueron prohibidas.
Portugal fue el último bastión del colonialismo europeo. Salazar se negó a renunciar a sus colonias en Timor Oriental, Guayana portuguesa, Mozambique y Angola. Tenía la creencia de que "el hombre blanco" era quien debía llevar la civilización superior al "hombre negro". Los Estados Unidos apoyaron abiertamente las reclamaciones coloniales de Portugal debido a la importancia estratégica de las bases militares, como la de las Azores portuguesas.
Salazar murió en 1968, después de 40 años en el poder. Su régimen cayó en 1974, momento en el que Portugal dejó Angola, aunque los EE.UU. continuaron apoyando los esfuerzos de Sudáfrica en la zona (ver entrega 27).
Primer Ministro de Portugal.
Antonio de Oliveira Salazar debió alterarse mucho cuando los aliados ganaron la Segunda Guerra Mundial y tuvo que quitar la foto autografiada de su héroe, Benito Mussolini, de su escritorio. Salazar adoraba a Hitler y a Mussolini, pero después de su derrota tuvo que apoyar a los aliados y se convirtió en miembro de la OTAN.
Sin embargo, siempre mantuvo viva una pizca de fascismo en Portugal. Su policía secreta, la PIDE [Polícia Internacional e de Defesa do Estado], era muy similar a la Gestapo. Además se crearon campos de concentración para "los enemigos del estado", los grupos mediáticos y de noticias no eran más que máquinas de propaganda, y todas las escuelas tenían planes de estudios cuidadosamente supervisados por el Gran Hermano. Salazar también mantenía una pequeña parte de la Edad Media con vida en Europa Occidental. En 1970 el 30% de la población era analfabeta y la tasa de mortalidad infantil era la segunda entre las peores de Europa. La economía portuguesa se quedó estancada. La mayor parte de la tierra estaba en manos de un 5% de la población, la gran mayoría de los portugueses trabajaban en la agricultura, y todas las actividades sindicales fueron prohibidas.
Portugal fue el último bastión del colonialismo europeo. Salazar se negó a renunciar a sus colonias en Timor Oriental, Guayana portuguesa, Mozambique y Angola. Tenía la creencia de que "el hombre blanco" era quien debía llevar la civilización superior al "hombre negro". Los Estados Unidos apoyaron abiertamente las reclamaciones coloniales de Portugal debido a la importancia estratégica de las bases militares, como la de las Azores portuguesas.
Salazar murió en 1968, después de 40 años en el poder. Su régimen cayó en 1974, momento en el que Portugal dejó Angola, aunque los EE.UU. continuaron apoyando los esfuerzos de Sudáfrica en la zona (ver entrega 27).
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