ADOLF HITLER
Canciller de Alemania.
Mientras las bombas alemanas caían sobre Londres y los tanques nazis rodaban sobre las tropas estadounidenses, Sosthenes Behn, presidente y fundador de ITT, empresa con raíces americanas, se reunía con el representante de Alemania para discutir las mejoras de los sistemas de comunicación alemanes. ITT diseñó y construyó los sistemas de radio y telefonía nazis, así como se encargó del suministro de algunos componentes cruciales de las bombas alemanas. Nuestro gobierno estaba al tanto de todo, porque bajo orden presidencial, las empresas estadounidenses tenían licencia para comerciar con los nazis. Sin embargo, la elección de cuáles tenían autorización y cuáles no fue un asunto muy extraño: mientras que el secretario de Estado Breckinridge Long le dio permiso a la Ford Motor Company para construir los tanques nazis, al mismo tiempo bloqueó la ayuda a los refugiados judíos alemanes, porque se suponía que los Estados Unidos no hacían tratos con el enemigo.
Otras empresas de EE.UU. que comerciaron con el Tercer Reich fueron la General Motors, DuPont, la Standard Oil de New Jersey, Davis Oil Co. y el Chase National Bank. El presidente Roosevelt tampoco vetó nunca los tejemanejes empresariales por temor a que se produjese un escándalo que podría llevar a otra caída de la bolsa o a que los ánimos se enfriasen en EE.UU. Además, las mismas empresas que comerciaban con Hitler a su vez suministraban productos a los Estados Unidos, y algunos empresarios prominentes amenazaron con retirar su apoyo si Roosevelt los desenmascaraba.
Henry Ford fue un buen amigo de Hitler. Su libro "El Judío Internacional" había inspirado el "Mein Kampf" del líder alemán. El Führer mantuvo siempre la foto de Ford en su oficina, y este fue uno de los cuatro extranjeros que recibieron el premio civil más alto que se puede dar en Alemania. En cuanto a Sosthenes Behn, al final de la guerra recibió el premio civil más alto por los servicios prestados a su país, los Estados Unidos de América.
Canciller de Alemania.
Mientras las bombas alemanas caían sobre Londres y los tanques nazis rodaban sobre las tropas estadounidenses, Sosthenes Behn, presidente y fundador de ITT, empresa con raíces americanas, se reunía con el representante de Alemania para discutir las mejoras de los sistemas de comunicación alemanes. ITT diseñó y construyó los sistemas de radio y telefonía nazis, así como se encargó del suministro de algunos componentes cruciales de las bombas alemanas. Nuestro gobierno estaba al tanto de todo, porque bajo orden presidencial, las empresas estadounidenses tenían licencia para comerciar con los nazis. Sin embargo, la elección de cuáles tenían autorización y cuáles no fue un asunto muy extraño: mientras que el secretario de Estado Breckinridge Long le dio permiso a la Ford Motor Company para construir los tanques nazis, al mismo tiempo bloqueó la ayuda a los refugiados judíos alemanes, porque se suponía que los Estados Unidos no hacían tratos con el enemigo.
Otras empresas de EE.UU. que comerciaron con el Tercer Reich fueron la General Motors, DuPont, la Standard Oil de New Jersey, Davis Oil Co. y el Chase National Bank. El presidente Roosevelt tampoco vetó nunca los tejemanejes empresariales por temor a que se produjese un escándalo que podría llevar a otra caída de la bolsa o a que los ánimos se enfriasen en EE.UU. Además, las mismas empresas que comerciaban con Hitler a su vez suministraban productos a los Estados Unidos, y algunos empresarios prominentes amenazaron con retirar su apoyo si Roosevelt los desenmascaraba.
Henry Ford fue un buen amigo de Hitler. Su libro "El Judío Internacional" había inspirado el "Mein Kampf" del líder alemán. El Führer mantuvo siempre la foto de Ford en su oficina, y este fue uno de los cuatro extranjeros que recibieron el premio civil más alto que se puede dar en Alemania. En cuanto a Sosthenes Behn, al final de la guerra recibió el premio civil más alto por los servicios prestados a su país, los Estados Unidos de América.
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