Mientras miro por la ventana de la chabola vertical en la que me ha tocado vivir a la anciana de enfrente, que se esconde rauda detrás de sus visillos de ganchillo, escucho uno de los discos de Honeymoon Killers que más marcó mi primera estancia en los Mandriles, la ciudad más corrupta de la Piel de Toro. La vieja atisba por entre los agujeros de tela porque quizá el ruido encerrado en DOLLY WITH A DICK, la tonada inicial del “Turn Me On” que elucubraron Jerry Teel y los suyos en el apestoso New York de 1987 la haya puesto sobre aviso. O porque igual la señora no tiene otra cosa que hacer.
Qué terrible ciudad en la que con sesenta años has desaparecido del escenario y tan sólo te espera engordar como un cerdo y morir. Pero más terrible es que esta mujer posiblemente haya sido la causante de su propia desgracia al votar “por sistema” a quien no debía (me da igual el color), o quizá porque los conoció de joven (puede que como feto) y ya no se haya podido separar emocionalmente de ellos. Que les den por culo, y si puede ser a ritmo de CHOPPIN´ MALL (comprad, malditos), mejor que mejor.
Las guitarras de FLOPHOUSEN punzan mis sentidos y me dan ganas de cometer algún acto del que nunca me arrepentiría. La ira y el odio campan a sus anchas por mi cuerpo y el "angst" primordial me somete, me doblo y mi mente me obliga a salir de los escasos setenta metros cuadrados donde vivo hacinado con más gente.
Quiero respirar la contaminación más de cerca y como tampoco quiero perder las sensaciones que me produce YOU THRILL ME, rápidamente me coloco en las orejotas el reproductor de cinta y sigo con la cantinela, en este caso con la furiosa DAZED N´ HAZEY taladrando ambos lóbulos.
Al bajar las escaleras las mirillas se llenan de ojos ávidos y vigilantes, amenazadores en su silencio, y salgo a la calle bajo un cielo gris plomizo que amenaza con descargar una tormenta que limpiará de escoria las calles. Acompañado por FINGERLICKIN´SPRING CHICKEN recorro los amplios dos kilómetros del barrio que llaman "la milla de oro", llenos de gente con tristeza en la expresión que compra tristes productos en el emporio de Amancio Ortega. No sé si será por la lluvia ácida que empieza a regar escasamente Madrid, pero sus negocios han crecido como setas. Y también lo han hecho los adolescentes que necesitan su dosis mensual de harapos.
De repente, DAS DUM me hipnotiza y a punto estoy de ser atropellado por un ejecutivo muy parecido al anormal de Patrick Bateman. Espero que en su próxima misión urbana el despedazado sea él. La calle es una euforia de cláxones de coches y personas gritando y corriendo como pollos descabezados hacia metas inalcanzables, y como me resulta muy incómodo sortear tanta aglomeración y ese olor infecto tan característico que producimos los humanos mojados por lluvia urbana, decido dirigirme a sitios cada vez más ignotos y menos transitados, en este caso los parques (al Metro ni me atrevo a entrar.)
HOT WAD OF CLAY es la banda sonora perfecta para comprobar que únicamente siguen siendo utilizados por algunos mayores que juegan (y discuten) a la petanca y tribus de niños yonkis.
Un par de cañas bien tiradas calman mi desasosiego y me llevan otra vez de camino a mi celda. OCTOPUSSY es la nana perfecta para dormir sin soñar.
Ansiando otro día más en la gran urbe se despide Frog2000.
Qué terrible ciudad en la que con sesenta años has desaparecido del escenario y tan sólo te espera engordar como un cerdo y morir. Pero más terrible es que esta mujer posiblemente haya sido la causante de su propia desgracia al votar “por sistema” a quien no debía (me da igual el color), o quizá porque los conoció de joven (puede que como feto) y ya no se haya podido separar emocionalmente de ellos. Que les den por culo, y si puede ser a ritmo de CHOPPIN´ MALL (comprad, malditos), mejor que mejor.
Las guitarras de FLOPHOUSEN punzan mis sentidos y me dan ganas de cometer algún acto del que nunca me arrepentiría. La ira y el odio campan a sus anchas por mi cuerpo y el "angst" primordial me somete, me doblo y mi mente me obliga a salir de los escasos setenta metros cuadrados donde vivo hacinado con más gente.
Quiero respirar la contaminación más de cerca y como tampoco quiero perder las sensaciones que me produce YOU THRILL ME, rápidamente me coloco en las orejotas el reproductor de cinta y sigo con la cantinela, en este caso con la furiosa DAZED N´ HAZEY taladrando ambos lóbulos.
Al bajar las escaleras las mirillas se llenan de ojos ávidos y vigilantes, amenazadores en su silencio, y salgo a la calle bajo un cielo gris plomizo que amenaza con descargar una tormenta que limpiará de escoria las calles. Acompañado por FINGERLICKIN´SPRING CHICKEN recorro los amplios dos kilómetros del barrio que llaman "la milla de oro", llenos de gente con tristeza en la expresión que compra tristes productos en el emporio de Amancio Ortega. No sé si será por la lluvia ácida que empieza a regar escasamente Madrid, pero sus negocios han crecido como setas. Y también lo han hecho los adolescentes que necesitan su dosis mensual de harapos.
De repente, DAS DUM me hipnotiza y a punto estoy de ser atropellado por un ejecutivo muy parecido al anormal de Patrick Bateman. Espero que en su próxima misión urbana el despedazado sea él. La calle es una euforia de cláxones de coches y personas gritando y corriendo como pollos descabezados hacia metas inalcanzables, y como me resulta muy incómodo sortear tanta aglomeración y ese olor infecto tan característico que producimos los humanos mojados por lluvia urbana, decido dirigirme a sitios cada vez más ignotos y menos transitados, en este caso los parques (al Metro ni me atrevo a entrar.)
HOT WAD OF CLAY es la banda sonora perfecta para comprobar que únicamente siguen siendo utilizados por algunos mayores que juegan (y discuten) a la petanca y tribus de niños yonkis.
Un par de cañas bien tiradas calman mi desasosiego y me llevan otra vez de camino a mi celda. OCTOPUSSY es la nana perfecta para dormir sin soñar.
Ansiando otro día más en la gran urbe se despide Frog2000.