Artículo de Peter Sanderson para Comics Feature nº 2 (1980). Traducción: Frog2000.
Es probable que la mayoría de los que estáis leyendo esta revista conozcáis de primera mano el magnífico trabajo que realizó Carl Barks en el cómic de aventuras protagonizado por el Pato Donald y el Tío Gilito, pero puede que no sepáis tanto sobre el igualmente excelente trabajo en el cómic centrado en la estrella de dibujos animados más prominente de Walt Disney. Me refiero a la tira de periódico de Mickey Mouse que apareció entre 1930 y 1945, dibujada y co-argumentada por Floyd Gottfredson bajo la firma del propio Disney. En la editorial Abbeville Press se pueden encontrar dos extensas recopilaciones de la obra de Gottfredson tituladas, de una forma poco sorprendente, como "Micky Mouse" (se publicó en 1978), y "Goofy" (editada al año siguiente), aunque a pesar de su denominación, son aventuras de Mickey Mouse para los periódicos en las que Goofy parece jugar un papel como secundario de importancia y presencia variables. Gottfredson nunca llegó a igualar a Barks a la hora de crear nuevos y memorables personajes arquetipo como Tío Gilito o el tremendamente suertudo Narciso Bello, ni tampoco ideó conceptos tremendamente imaginativos en sus historias. Pero si hablamos de revestir a sus personajes de un salvaje atractivo y de la construcción dramática de sus historias, Gottfredson es, para mi gusto, superior a Barks.
La tira de periódico del ratón dio comienzo hace cincuenta años, el 13 de enero de 1930, dos años después del primer filme de Mickey, y al principio estuvo guionizada por el propio Disney y dibujada por su animador más importante, Ub Iwerks. Gottfredson empezó a hacerse cargo del dibujo de la tira el 5 de mayo, y dos semanas más tarde también se ocupó de los guiones. Durante dos años fue su único guionista, y luego co-guionizó las historias junto a otros escritores de Disney. (En las historias recopiladas aparecen Ted Osborne, Merrill de Maris y Dick Shaw).
Como ocurría con la del Tío Gilito, la tira de prensa de Mickey era básicamente una serie de aventuras. Hacer una tira de aventuras protagonizada por "funny animals" le otorga bastantes cualidades diferentes a las de las series que utilizan personajes humanos. Por un lado, se puede hacer un uso del humor mucho más amplio sin degradar a los personajes o socavar su credibilidad. El lector se espera que los animales cartoon con la habilidad de hablar sean más graciosos, y por eso, cuando uno de los meticulosos planes de escape de Mickey de una trampa de aspecto peligroso concluye con un chiste slapstick, el cambio de tono no parece fuera de lugar. Seguro que si Dick Tracy o Steve Canyon se terminaran cayendo de bruces, parecerían rematadamente idiotas. Cuando Mickey hace lo mismo, tan solo produce una sensación de verdadero alivio cómico en el lector ante ese terrible peligro que ha desembocado en un momento absurdo, inofensivo y agradable. Es más, como esperamos que los "funny animals" sean una caricatura de la gente, aceptamos los rasgos exagerados de personalidad que si se representaran en seres humanos de una forma realista, nos parecerían poco creíbles. En los animales parlantes, la estupidez de Goofy, los desenfrenados impulsos sexuales de Clarabella y la melancolía de un personaje menos conocido, Gloomy, son muy divertidos. En los humanos dibujados de una forma realista, podrían ser signos de perturbación mental o emocional. Además, la ausencia de realismo hace que nos resulte más fácil aceptar la existencia de los villanos unidimensionales y completamente malvados de la tira, por no mencionar las propias cualidades heroicas inagotables de Mickey.
Si eres capaz de aceptar animales que hablan, entonces también podrás hacerlo con otros elementos igualmente increíbles de la tira. A menudo, Gottfredson y compañía introducen elementos de ciencia ficción, como una isla llena de dinosaurios y neandertales ("Mickey Mouse en la Isla de los Hombres de las Cavernas", 1940-1941), una isla que flota en el cielo ("Mickey Mouse en la Isla del Cielo", 1936-1937), un escondite montañoso rodeado por una barrera de energía ("Mickey Mouse y el Bandido del Rancho", 1940), y un submarino capaz de capturar barcos magnéticamente ("Mickey Mouse y el Submarino Pirata", 1935-1936). Los autores pueden jugar con extrañas coincidencias apelando a la indulgencia del lector, como cuando Mickey, que está rastreando a un criminal por los muelles, se queda atrapado de forma accidental dentro de un barco que se dispone a zarpar con él a bordo. Justo cuando Mickey pierde la esperanza de poder completar su misión, se topa con el criminal, que está viajando a bordo del mismo barco ("Mickey Mouse en la Legión Extranjera", 1936). Finalmente, en una asombrosa historia ("Las Aventuras de Mickey Mouse con Robin Hood", 1936), Gottfredson y compañía se saltan todos los límites de la fantasía. Por lo general, suelen argumentar sus historias con elementos fantásticos a base de explicaciones pseudo-científicas, pero esta vez se superaron. Sin embargo, la imaginación y el buen humor del relato disimulan tan salvajes desenfrenos.
La aventura da comienzo de forma lo suficientemente mundana: Mickey intenta idear un mejor alimento vegetal. Empieza mezclando cientos de "tónicos musculares" y rocía una flor con el mejunje. La planta se dispara hasta alcanzar un enorme tamaño, tanto en grosor como en altura. Pero no, esto no es otra variación de "Jack y las habichuelas mágicas". Así que Mickey se dispone a mezclar pociones reductoras de peso con la intención de revertir el efecto. Pronto, el personaje acaba echándose encima el spray con la fórmula reductora, pero una mosca se agranda con la poción, lo que termina en una escena de persecución extrañamente divertida con el ratón miniaturizado y Pluto escapando de una mosca del tamaño de un pájaro, que obviamente está contenta de poder finalmente darle la vuelta a la tortilla empuñando un matamoscas y papel para atrapar insectos. Pero no, tampoco es un una versión cómica de "El increíble hombre menguante". Para escapar de la mosca, Mickey se refugia dentro de un libro de las aventuras de Robin Hood. Para su sorpresa, uno de los hombres del Sheriff de Nottingham, dibujado en una de las ilustraciones, lo agarra y lo mete dentro de la imagen. Mickey aparece en el mundo de Robin Hood, y pronto conoce a dicho héroe. Curiosamente, (con tan solo una excepción), todo el mundo con el que Mickey se encuentra en el libro es un ser humano en lugar de uno de los animales antropomórficos habituales de Disney (tal y como ocurre en el resto de las historias recopiladas.)
Mickey está encantado con su entrada en el libro, pero finalmente se harta de la situación cuando Robin Hood y el resto intentan obligarlo a casarse con un imitadora de Minnie que se había hecho pasar por una damisela en apuros con la esperanza de que algún joven héroe casadero intentase salvarla, tal y como ha hecho nuestro héroe. Haciéndose eco de la Alicia de Lewis Carroll, Mickey dice: "¡No sois más que un montón de dibujos en un libro barato ilustrado! Casarse con una de vuestras atolondradas damas ya sería bastante malo, pero la verdad, casarse con un dibujo sería horrible!"
Como Mickey es una tira protagonizada por "funny animals", Gottfredson puede olvidarse del formato de aventura y ocasionalmente hacer historias de pura comedia, como la encantadora "Mickey Mouse en Penurias de Amor" (1941), en donde Minnie deja a Mickey por otro roedor, con lo cual Mickey pretende emparejarse con otra novia rica para ponerla celosa. En la ridícula "Mickey Mouse y la Gran Raza de Avestruces" (1936), Mickey tiene que cargar muy a su pesar con un avestruz capaz de devorar cualquier cosa, sin importar lo cara que sea. Termina participando con el pájaro en una enloquecida carrera sin reglas compitiendo con un montón de carros tirados por una variedad de otros animales para ganar suficiente dinero como para pagar a todas las damas que han aparecido a lo largo de la historia y librarse de la cárcel.
La presencia de animales dibujados cómicamente y los frecuentes insertos humorísticos también le otorgan a la tira un tono agradablemente entretenido incluso cuando, como veremos, el tema se vuelve melodramático o potencialmente escalofriante.
Aún así, todas son cualidades que cualquier tira de humor y aventura pueden igualmente igualar, se centren o no en animales. Ciertamente, también se le pueden aplicar a Popeye. El rasgo más distintivo del uso de "funny animals" es que permite caracterizar de una forma determinada a un personaje como Mickey. En su mayor parte, en la tira se le trata como a un adulto capaz de afrontar responsabilidades de alguien propiamente maduro. Sin embargo, en la historia de Robin Hood, el Pequeño Juan lo ridiculiza catalogándolo de "simple bebé", y en la historia de ambientación bélica "Mickey Mouse y el Misterio del Cuervo Negro" (1942), aprendemos que no puede unirse al Ejército porque es demasiado joven. Durante la lectura de sus aventuras, el lector no puede evitar estar continuamente al tanto del pequeño tamaño de Mickey en comparación con prácticamente todos los demás personajes. Por lo general, Gottfredson lo dibuja vistiendo pantalones cortos y, tal y como señala un artículo de mayo de 1979 de Natural History, a medida que van pasando los años, la cara redondeada de Mickey con los ojos tan abiertos se parecía cada vez más a la de un niño humano. Además, Gottfredson escribe a Mickey siempre animado y pleno de emociones intensas y transparentes. Nunca retrata los sentimientos de Mickey de una forma sutil: sienta alegría, terror, preocupación o enfado, las emociones parecen abrumar al ratón, así de patentes se reflejan en su rostro.
En resumen, Mickey representa a un niño tan inteligente y capaz como cualquier adulto, y más aún. Los aficionados a la obra de Carl Barks deberían estar familiarizados con este recurso. Retratados como patos, Donald y el Tío Gilito revisten mayor atractivo que si fuesen humanos: también hay algo mágicamente infantil en ellos. Sin embargo, Barks los representa como adultos, aunque dominados por el egoísmo y la codicia infantil. Los que invariablemente salvan el día son Jorgito, Jaimito y Juanito, los niños que a menudo manifiestan el sentido común y la habilidad que les falta a sus mayores. El mismo principio se puede encontrar en Howard, el Pato, otro ser pequeño y emocional rodeado de personas más altas (adultos) en "un mundo que él nunca hizo", es decir, uno creado por adultos. Howard posee una conciencia adulta, pero sigue sintiéndose fuera de lugar en el loco mundo hacia el que la madurez, o el cambio de eje cósmico, lo han empujado. Tantrum de Feiffer ofrece otro punto de vista sobre el tema.
Goofy se convierte en el hermano mayor de Mickey. Aunque más espeso que el héroe, es alguien muy protector: en "Mickey Mouse, Asombroso Ballenero" (1938), insiste en que ambos consigan un trabajo a bordo de un barco, a pesar del pequeño tamaño de Mickey. El perenne archivillano de la serie, el enorme, poderoso y deslumbrante Pete Pata de Palo, se convierte en el matón arquetípico que atormentará para siempre al más pequeño ratón. ("Peg-Leg Pete", el gato negro gigante de "Steamboat Willie", el primer cartoon de Mickey, se llamaba así por la "pata" de madera que usaba de extremidad artificial. Más tarde, aparentemente le creció la pierna que le faltaba, tal vez para no ofender a los lisiados, y en los cómics se convirtió en "el Negro Pete", conocido ahora simplemente como "Pete".)

A medida que pasan los años, las heroicidades de Mickey son tan conocidas que un científico, la policía, o incluso la Inteligencia del Gobierno lo buscan para que resuelva misiones peligrosas. Mickey siempre reacciona con entusiasmo: es como un niño pequeño que ha logrado su sueño de vivir una serie constante de aventuras. En "Mickey Mouse en el Caso del Robo de las Joyas" (1942), bosteza aburrido en una fiesta hasta que alguien roba algunas joyas. "¡Chico! ¡Qué fiesta más animada! ¡Y pensar que casi me voy a casa!" En "Mickey Mouse dirige su propio periódico" (1935), que, sorprendentemente, trata de forma creíble los vínculos entre el crimen organizado y los funcionarios públicos corruptos, Minnie dice al final: "¿No estaría bien seguir publicando el periódico sin miedo a la mafia?" Mickey le responde: "Bueno, ¡ya he tenido suficiente de esta vida periodística!" También tiene la capacidad de atención de un niño: sin aventuras que lo acompañen, ¿qué diversión puede haber en el trabajo diario?
Podemos contabilizar el optimismo de Mickey por su capacidad para disfrutar con los peligros reales a los que se enfrenta. La muerte rara vez hace acto de presencia en la obra de Barks: los Apandadores y Mágica quieren empobrecer a Tío Gilito pero no asesinarlo. Sin embargo, Gottfredson no deja ningún resquicio de duda acerca de que Pete y otros de sus villanos están dispuestos a matar al ratón, que de hecho es bastante mortal. El ejemplo supremo, y la mejor de las historias reeditadas, es "Mickey Mouse burla a Mancha Negra" (1939). Como ocurría con Gleam en el "Robo de las Joyas", Mancha Negra anticipa a los villanos disfrazados de cómics posteriores. Vestido como una silueta negra fantasmagórica, la Mancha atrapa a Mickey en una larga serie de trampas convincentemente letales, de las cuales el ratón siempre se escapa en el último momento. "No soy tan despiadado como para intentar ahorcarte", dice Mancha con dulzura, mientras anuda una cuerda en torno al cuello de Mickey: "Pero por supuesto, si te ahorcas, no deberías culparme a mí". Mickey se revuelve, pero Mancha lo sube hasta una alta y estrecha viga, y le dice: "Lo siento, pero tienes toda la pinta de ser un suicida". Luego le advierte al ratón que no se duerma o terminará por caer y se ahorcará. Mickey le replica que no hay ninguna posibilidad de que ocurra algo así. Ah, pero sí que la hay, le responde Mancha, porque el vaso de agua que le acaba de hacer ingerir a la fuerza estaba lleno de "polvos para dormir". Vemos una sorprendente viñeta en la que Mancha se despide con alegría del ratón atrapado, cuya cara parece desgarrada por la angustia incluso cuando notamos que sus párpados ya están empezando a pesarle.
Esta escena también sirve para ilustrar una de las virtudes más destacadas de la serie. Gottfredson y sus co-argumentistas eran maestros de la construcción de historias, especialmente al erigir el suspense. Como se comenta en el ensayo introductorio del tomo de "Goofy", mientras que Barks se ocupaba de que en su obra "la narrativa fluyese de forma uniforme", las narraciones de Gottfredson tenían una "cualidad que te dejaba sin aliento". Gottfredson ideaba argumentos en los que Mickey tenía que superar sin cesar una larga serie de obstáculos para alcanzar su objetivo mientras la historia llegaba a un clímax poderosamente dramático donde el héroe lograba triunfar.
Por ejemplo, en la aventura de la Mancha Negra, después de los numerosos escarceos casi fatales con el villano, tiene lugar una increíble escena de persecución. Mancha escapa en una lancha motora con Mickey a la zaga, y luego el villano se monta en un avión de un solo pasajero. El ratón salta a bordo y, asombrosamente, después de manipular los cables de la cola del avión, se hace completamente con su control y obliga a un Mancha aparentemente omnipotente a aterrizar. Es el mejor ejemplo de la forma en que Gottfredson representa al pequeño ratón; nos hace partícipes de su inteligencia y determinación. Es capaz de vencer a alguien mucho más grande. Las repetidas peleas físicas de Mickey contra Peg también sirven de ejemplo. La persecución es uno de los recursos favoritos de Gottfredson, sea en sus tramas de suspense o en sus historias puramente cómicas. Los dos volúmenes contienen tres historias sobre persecuciones donde un premio espera al final o donde se reivindican reputaciones maltrechas. En cuanto a los thrillers, los guionistas de cómics de actuales podrían aprender mucho sobre la construcción del suspense con la aventura sin título de 1935 de Mickey reeditada en The Smithsonian Collection of Newspaper Comics. En ella, Mickey y su amigo Horacio compiten con Pete y su compañero Squinch para encontrar un tesoro enterrado necesario para pagar la hipoteca de la casa de Clarabella, propiedad de Squinch. La secuencia implica una persecución automovilística, una pelea a puñetazos en la que los héroes ruedan por una colina, a Pete montado en avión persiguiendo a Mickey, disparándole balas, el robo de un mapa y del coche de Mickey, la huida de Mickey y Horacio en motocicleta, y todo termina con su encarcelamiento acusados de falsos cargos, otra nueva carrera a caballo hasta el lugar donde se encuentra el tesoro, el casi envenenamiento de los héroes, la llegada de los villanos al sitio oculto antes que los héroes, seguido de un tiroteo y una pelea entre Pete y Mickey que termina con la ignominiosa derrota de Pete. Pero ese no es el final, porque a pesar de que Mickey y Horacio consiguen el tesoro, su coche se estropea mientras Squinch escapa y vuela de regreso hasta la casa para vengarse ejecutando la hipoteca. Squinch llega primero, pero la historia termina con una ingeniosa sorpresa. Gottfredson tenía verdadero talento para idear giros inesperados y dramáticos que conducían las tramas hasta sus finales felices, tanto en sus comedias como en los melodramas. Por ejemplo, en la cómica "Penurias de Amor", el nuevo novio de Minnie, que los guionistas nos habían hecho creer que es un hombre (un ratón, más bien) de cierta posición económica, queda expuesto públicamente como un fraude en medio de una fiesta de la alta sociedad. gracias a un telegrama cantado que Goofy entrega (desafinando).
Gottfredson continuó encargándose de la tira diaria de Mickey hasta su retiro en 1975, pero, según el tomo de Goofy: "Después de 1945 las historias se fueron deshilvanando en episodios poco relacionados". En 1955, su distribuidor King Features Syndicate presionó para que Mickey se convirtiera en una tira de gag diario, la forma en que la mayoría de vosotros la habéis conocido y que como pasó en mi caso, probablemente os haya aburrido. En su apogeo, Mickey Mouse fue una de las grandes tiras de continuará. Es una lástima que hasta donde sé, aún no haya aparecido nadie que se haya animado a continuar el trabajo de Gottfredson o Barks, y lograr que los funny animals de Disney sean más que un bluff juvenil.