Bono es un hombre como no hay dos. Si no existiera, habría que inventarlo.
La afición más querida por el corto (en estatura, no se solivianten) cantante de U2 es vestir de negro mientras cubre sus enramados ojos con gafas de sol.
Nadie sabe muy bien por qué los multimillonarios se conducen como lo hacen (y menos yo, que no soy fan del irlandés ni de los multimillonarios), pero los mentideros están llenos de informaciones poco contrastadas. Lo que es cierto es que durante los malditos ochenta era muy habitual ver a Paul David Hewson (el nombre real del divo) con sus ojos al descubierto.
Quizá tenga esa enfermedad poco común llamada iritis, una inflamación del iris del ojo provocada generalmente por una enfermedad autoinmune como la artritis reumatoide o la espondilitis anquilosante y que en la mayoría de los casos es por causa desconocida. Puede que lo que la provocase fuese su elevada edad, pero lo único de lo que estamos seguros es que a partir de su canción "The Fly" no volvió a quitarse las innumerables gafas que usa (y perdonen la expresión) ni pa´ cagar.
Esto nos lleva a pensar (como seguramente hizo él) que una forma como otra cualquiera de mejorar la situación de los seres humanos nada boyantes que pueblan la Tierra fue la que Bono consiguió llevar a cabo hasta en dos ocasiones, al mejor estilo CQC.
Acto solidario en loor de multitudes conseguido por Bono - 1: conseguir que el difunto Papa se pusiera sus gafotas.
Acto solidario en loor de multitudes conseguido por Bono – 2: conseguir que el primer ministro japonés, Shinzo Abe, se coloque el posmoderno accesorio.
Conseguido, algo ha cambiado a nivel mundial.
Y es que las gafas del geniecillo no son unas gafas normales sino unas Red, una marca solidaria propulsada tanto por Bono como por Armani, Apple, American Express y Gap para luchar contra las terribles enfermedades y la más absoluta pobreza que asolan Africa aún hoy en día.
¿Y qué tiene que decir Bono a todo esto?.
Pues con su ingenio habitual, sus declaraciones a los periodistas (serios, no del corazón) pueden incluso ser tomadas como un nuevo regalo de verborrea filosófica y sapiencia infinita:
“El primer ministro Abe me sorprendió mucho al ponerse las gafas que le regalé, porque siempre he visto que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, las mira pero nunca se las ha puesto”.
También exclamó:
“El Papa Juan Pablo II se las colocó y también lo ha hecho Abe, es guay”,
con su particular gracejo.
Y para terminar, aquí tenéis algunas de las cientos de miles de gafapasta (tirando por lo bajo) que se ha visto en el gepeto de Bono de U2, ese personaje mediático que nos tiene tan encandilados como la Paris Hilton. O más.
"Qué recuerdos cuando éramos jóvenes".