Entrevista de Nick Hasted para Amazing Heroes nº 182 (1990). Traducción: Frog2000. Parte 1, parte 2, parte 3.
HASTED: También aseguras que los bancos y el FMI (Fondo Monetario Internacional) están involucrados.
MILLS: Sí, lo están, mucho. La hipocresía del FMI es que se supone que está ayudando al Tercer Mundo, pero como probablemente sabrás, lo que realmente hace es entrar en los países, recortar el gasto público, incrementar el desempleo y respaldar toda una serie de medidas represivas que arruinan totalmente a la gente común, a los pobres, de ese país.
Cuando el FMI se mudó a Bolivia, familias enteras se terminaron suicidando, y lo hicieron porque no tenían otro lugar a donde ir. Ya se estaban muriendo de hambre, y la última medida del FMI, los impuestos con los que gravaron a la gente común en beneficio de los ricos, eran algo que no pudieron enfrentar, por lo que se suicidaron. Ese tipo de cosas también están sucediendo en este momento en todo el Tercer Mundo. Y lo bueno es que el FMI se presenta como el salvador, porque en algunas áreas concretas y simbólicas, lo que hacen es decir que van a ayudar a los pobres que viven en ellas.
Una solución real a la pobreza es la reforma agraria. En lugar de dejar que pertenezcan a gigantescas compañías multinacionales, de las cuales probablemente el 80 por ciento son estadounidenses o británicas, los habitantes del país deberían tener derecho a poseer un pedazo de tierra para cultivar sus propios alimentos. En su lugar son de las grandes compañías como Uniliver y General Foods. Hacen que el Joker parezca un monaguillo.
AH: Supongo que nunca has estado en América Latina.
MILLS: No, no he estado, no.
AH: Entonces, ¿cómo seleccionas qué fuentes utilizar en la serie de Third World War? ¿Y cómo las verificas?
MILLS: Bueno, uso un montón de material de investigación. Leo libros escritos desde ambos puntos de vista. También he hablado con una o dos personas de la Agencia de Desarrollo. Y la conversación fue algo así como: "Cuando se lee algo sobre USAID, suena como si fuese una organización muy siniestra". Y ese tipo me respondió: "Bueno, es una forma de verlo". Por lo menos no se dio la vuelta y me dijo: "Oh, no se puede decir eso". Es alguien que estuvo trabajando como agente de la Agencia de Desarrollo.
Pero como América del Sur y Central están tan lejos, la mayor parte de mi material tiene que provenir necesariamente de libros. Y he elegido deliberadamente libros que, en términos relativos, están en mitad de las dos posturas. Pero sencillamente esas cosas terminan por demandar tu atención. No tienes que ser de izquierdas para verlo. Esto es lo que siempre me sorprende, que la gente asuma que la izquierda detenta el monopolio de los asuntos que tienen que ver con la injusticia. Me parece bastante sorprendente.
AH: Dentro de la crítica que aparece en Third World War al capitalismo, ¿hay también una crítica de la resistencia en contra?
MILLS: Creo que también lo exploro un poco. Aunque hay una sencilla razón para que la crítica sobre el contexto de las protestas en América Central no aparezcan en la serie. Mis referentes eran los daños que la acciones de Occidente estaban causando en Centroamérica. Diría que cualquier daño o represalia contra Occidente nos está bien merecido. Es trágico y horripilante, pero tampoco es que se lo estén haciendo unos a otros, por eso nunca haría una historia sobre el Ayatolá Jomeini, además de por motivos de supervivencia personal. ¡No soy un completo estúpido! (Risas.) Lo que está pasando en Irán, al menos en su configuración actual, no tiene nada que ver con lo que está haciendo Occidente.
Por eso, en el caso de Centroamérica solo me preocupa el efecto negativo que tiene Occidente allí. Cuando se observa lo que ocurre desde Gran Bretaña, también te tienes que fijar en todo el tema del terrorismo. Y no creo que haya respuestas fáciles. Tal vez no haya respuestas en absoluto. Pero yo las intento buscar a través de Eve, a quien constantemente la están acusando de mantenerse al margen. La gente le dice que debería tomar medidas más directas. Por supuesto, el resultado lógico de algo así es que la gente acaba por explotar. ¿A qué conclusiones se puede llegar? No estoy seguro. Sospecho que en algún momento yuxtapondremos el terrorismo de estado y el terrorismo como reacción.
El compromiso definitivo de la historia recaerá en el personaje de Eve, que en este momento se mantiene al margen, donde también está el lector, y donde también estoy yo, no es que me de por volar fábricas por los aires o algo así. Pero Third World War ocurre diez años en el futuro, cuando la situación se ha puesto más tensa. Y creo que esa es la idea. En América Central y Sur ocurren cosas parecidas. Cuando las cosas no están tan mal, las personas normales no se convierten en revolucionarias. No salen y empiezan a machacar a la gente. Pero cuando no tienen nada que perder, hacen lo que hicieron en Bolivia, donde todas las familias se suicidaban o empezaron a luchar. Si eres de clase media y acomodada, no creo que necesariamente tengas que condenarlos por eso. Porque no estás pasando por el infierno por el que están pasando ellos.
AH: Cuando investigaste para Third World War, ¿diste con algunos hechos políticos extremos por parte de Occidente que considerases increíbles? ¿Conclusiones que decidiste no incorporar en la trama?
MILLS: Todo lo que fui encontrando lo he ido usando, más o menos, excepto cuando tenía que retorcer demasiado la historia para poder incluirlo. Ciertamente, hay una o dos cosas que tuve que reflexionar mucho, por lo que solo he podido insinuarlas. Por ejemplo, los británicos han jugado un papel muy sospechoso en América Central: en un documental de televisión llamado World in Action aparecen algunas referencias. La Keeny Meeny Services, KMS, parece haber suministrado policía secreta al Tercer Mundo. Los entrenaban en Sri Lanka. Estuvieron involucrados en una explosión en Managua de la que la Consejería Exterior británica parece que tuvo algo de conocimiento, pero lo dejaron pasar. Pero sí, hay cosas que pueden ser bastante impactantes. Al principio no me di cuenta de que sería tan desagradable como iba a ser. Pero si, como guionista de cómic, escribes sobre el bien y el mal, que es principalmente sobre lo que trata la escritura de aventuras, así que no deberías hacer algo aburridamente político. Debería ser dramático y, perversamente, emocionante, además de trágico. Esta es una historia que trata sobre conflictos humanos, y aunque no siempre lo parezca, quizá estemos hablando sobre un nuevo género. Algunos los llamarían cómics políticos, pero yo simplemente las catalogaría como historias sobre personas que están siendo arruinadas por las grandes corporaciones. Un cómic político sugiere que estás intentando que la gente vote por los trabajadores, los demócratas o los republicano, o algo así. Por volver sobre tu pregunta, las cosas que más me sorprendieron fueron los escuadrones de la muerte y demás, que son bastante conocidos, y la falta de condena por parte de Inglaterra, y la forma en que los medios en Gran Bretaña lo retuercen todo, por lo que solo te ofrecen la mitad de la verdad. Por ejemplo, anoche estuve viendo un programa en prime time titulado "The Bill", donde se mostraron algunas actitudes increíblemente racistas. Contaban la historia de un tipo negro al que habían golpeado en la cárcel, y la última frase aseguraba que todas sus heridas eran auto-infligidas. En un programa convencional como este puede ser algo letal, porque sugiere que si una persona de raza negra se queja de maltrato en prisión, entonces también puede ser un paranoico. Y cuando los medios sacan a la luz este tipo de cosas, es cuando creo que hay necesidad de que exista algo como Crisis, que ha sido catalogada a veces como contra-propaganda. Igual es un poco extremista en algunos momentos, algo que no acepto del todo, pero supone un contrapeso para la mayoría de los medios, especialmente el de los cómics.
AH: Tengo una cita de una vieja serie de Battle titulada "One- Eyed Jack", guionizada por John Wagner. Un viejo amigo de Jack en Vietnam está reclutando gente para luchar contra un grupo terrorista en Estados Unidos y dice: "todavía estoy en el ejército, todavía estoy luchando en una guerra. Pero ahora tiene lugar aquí en los Estados Unidos. Una organización apoyada por los comunistas ha formado un ejército de revolucionarios". Políticamente parece lo contrario de lo que estás haciendo tú en Tercera Guerra Mundial, pero es una historia igual de extrema y afilada.
MILLS: Sí. Nadie va a prohibir un cómic porque posea valores de derechas. Mira Rambo. Me pregunto si Rambo aparecería en pantalla si fuese de izquierdas. En muchos sentidos, Marshal Law es deliberadamente un Rambo de izquierdas, porque creo que esa era una imagen que era necesario desglosar. En el especial de Marshal titulado "Crimen y castigo", el protagonista persigue a una especie de "Rambo" de extrema derecha. Negaré cualquier parecido con cualquier personaje de cómic existente, pero imagínatelo tú mismo, es un tipo que se toma la justicia por su mano. Marshal Law termina golpeando a este tipo de una forma muy similar a lo que haría Rambo, la última frase de Marshal, mientras deja que se lo coman vivo una pandilla de vagabundos es: "Oye, ¡te prometo que no voy a dejar que los liberales me hagan sentir culpable por esto!" Por eso Marshal es un Rambo de izquierdas, porque tiene que haber uno, para poder mostrar los valores al estilo Rambo que impregnan los cómics de superhéroes, para mostrar lo que realmente son.
AH: ¿Crees que Crisis está alineada en la misma tradición de los cómics propagandísticos? Hace poco he visto un cómic estadounidense a favor de la Unión de 1913. Y los portugueses y los angoleños usaron cómics para intentar influir a los aldeanos cuando estaban en guerra.
MILLS: Creo que es una tradición que me gustaría continuar. Porque cuando estaba haciendo mis historias situadas en Centroamérica, estaba al tanto de que los revolucionarios de allí estaban produciendo sus propias historietas de una página donde expresaban los problemas a los que estaban haciendo frente. Por supuesto, Brought to Light también está propulsado por ideas parecidas. En uno de los episodios que he planeado para Tercera Guerra Mundial, los personajes tendrán que producir un cómic como parte de una campaña de guerra psicológica. Así que sé que podría seguir escribiendo sobre esa tradición de manera incestuosa, desde dentro. También soy consciente de que hay personas que han hecho antes este tipo de cosas, como el caso de Last Gasp, que publicó algunas cosas sobre el caso de Karen Silkwood. Creo que fueron los primeros en hacerlo. Pero no lo veo tanto como propaganda, aunque tenga un efecto propagandista. Como ya he dicho, en realidad me parecen temas escritos desde un punto de vista dramático y emocionante. Y como guionistas y dibujantes de cómic, deberíamos tener la habilidad suficiente como para dar vida a estos temas, y hacerlos al menos tan interesante como los de fantasía. Así que, aunque en algún momento hayamos abordado estos temas en Crisis, creo que el verdadero éxito ha sido que hemos logrado publicar esa revista. Si por cualquier motivo alguien interrumpiese la edición, seguiría siendo jodidamente tarde. Porque ya hay toda una generación de lectores que ha leído Crisis y ha dicho: "Oh, sí, veo hacia dónde va. Puedo hacer algo parecido, no... puedo hacerlo mejor". Mientras que en la generación anterior, los lectores se fijaron en Green Lantern y se dijeron: "Escribiré una historia de Green Lantern".
AH: Me parece que Crisis, y en especial Tercera Guerra Mundial, es verdaderamente propagandístico, porque informa a la gente sobre un punto de vista y espera que lo asimilen. ¿Es tu intención cambiar la postura de los lectores?
MILLS: Bueno, acepto que como todas las buenas historias, Crisis tiene su propio punto de vista. La razón por la que Dark Knight sea una buena historia de Batman es que posee su propio punto de vista. No es uno con el que esté de acuerdo, pero está tan bien hecho que casi se podría perdonar sus momentos más dudosos. Incluso Love and Rockets tiene un punto de vista pro-campesinos, pro-el pueblo. En cuanto a cambiar las mentes de las personas, es algo que definitivamente quiero hacer. Casi como una técnica de supervivencia, porque si no puedo convencer a la gente de que estos son temas importantes, entonces no van a seguir comprándolo.
AH: En parte, en estas historias sobre la lucha por la comida, haces que los personajes vistan con uniformes militares para de esa forma disfrazarlos como algo que parece que vale la pena leer.
MILLS: Claro. Tiene que existir un anzuelo para que la gente se lo compre. Creo que todas las historias deberían tener un contexto. Marshal Law tiene uno muy poderoso. También me parece que algunas personas se fijan en el envoltorio en lugar de en el contenido: "¡Oh, me gusta la violencia!" En el caso de Tercera Guerra Mundial, no hay demasiado envoltorio. Me aterra por lo que pueda suceder en algunos casos, pero aún así hay muy poco. Estoy seguro de que habrá algunos que cojan Tercera Guerra Mundial porque malinterpretarán el título y lo abandonarán rápidamente. Los uniformes eran más para obtener una sensación tipo ´Nam. Debería agregar que haciendo un paralelismo con el mercado estadounidense, la serie más cercana a Third World War bien podría ser The Nam, lo que me hace sentir que no estoy siendo tan poco comercial. Básicamente, The Nam cuenta las cosas tal y como fueron. Lo hace desde un punto de vista con el que no estoy de acuerdo, por cierto, pero sin embargo son hechos auténticos, aunque un poco selectivos. Pero en muchos números de The Nam la gente no está explotando todo el tiempo, aunque las imágenes hablen subliminalmente sobre la potencia y el poder militar de Estados Unidos, como cuando vemos los bombardeos con napalm y los helicópteros. Tercera Guerra Mundial se encontraría en el mismo contexto. Son personas que están luchando en un Vietnam global. Lo que ocurre con The Nam es que ese tipo de guerra ahora ya forma parte del pasado. Ya no suceden ese tipo de guerras. Ahora hay guerras que más bien son conflictos de baja intensidad, infinitamente más sutiles. La idea es que puedas tener en marcha una guerra, y que nadie sepa lo que está pasando.
AH: También es una guerra que no se necesita ganar.
MILLS: Así es. Porque creo que en Vietnam se dieron cuenta de que uno no puede ganar contra la mayoría de los deseos de la gente, a menos que destruya el país en pedazos, que es lo que algunos querían hacer.
AH: Simplemente paralizan a los demás para que no ganen.
MILLS: Mm. Hay quienes argumentarían que Estados Unidos tampoco perdió en Vietnam. Porque la amenaza de lo que le hicieron en Vietnam disuadió a otros de continuar, hasta que tal vez se toparon con Nicaragua.
AH: ¿Estarías satisfecho si Tercera Guerra Mundial no cambiase la opinión del lector, pero por lo menos actuase como una especie de agit-prop, o un punto de información dentro de Gran Bretaña y América?
MILLS: Sí. Por supuesto. La siguiente fase de la historia será muy diferente. Como el título de Tercera Guerra Mundial es omnipresente, puede significar cualquier cosa. Lo que significa que a continuación llegará la Tercera Guerra Mundial a Gran Bretaña; en otras palabras, llegará a un lugar donde se oprime a las personas negras. Así que el tema pasa de las guerras por la comida a simplemente cómo se vive en Brixton, el equivalente británico de Harlem. Y si eso genera un debate ya me parecerá bien. Creo que esta historia es lo suficientemente buena, porque ya ha impulsado algunas cosas. Hay otra historia en Crisis titulada Troubled Souls sobre Irlanda del Norte. Y la razón por la que Garth Ennis escribió esa historia es porque se leyó Tercera Guerra Mundial, él vive en Irlanda del Norte, y decidió escribir su propia historia. La revista de noticias Speakeasy está haciendo un docudrama gráfico sobre las Malvinas, así que diría que Crisis y The Nam han abierto la puerta.
AH: Parece que después de quince años, es aquí donde finalmente ha llegado el cómic británico. Has sacado el cómic de las aventuras en la Segunda Guerra Mundial, lo has llevado hasta el espacio exterior, y ahora finalmente a la vida real.
MILLS: Sí. Hemos vuelto a la vida real. Probablemente hay algo increíblemente significativo en ello: ¡Dios sabe qué será! (Risas)
AH: Supongo que ya era hora.
MILLS: Sí, sí que lo era. Dicho eso, supongo que hay otras formas de hacerlo. Todavía sigo escribiendo para 2000 AD. Y hay ciertas cosas que puedes hacer en el entorno de fantasía, que no puedes hacer en algo más realista. Por ejemplo, siento que en Slaine estoy celebrando mis raíces celtas. Estoy interesado en saber donde estaban mis antepasados irlandeses, y no creo que los dramas en la cocina me lo puedan decir.
CÓMICS HECHOS EN EL HOGAR
AH: Durante años, especialmente en Estados Unidos, la gente ha estado usando los cómics para escribir sobre sus vidas: la tradición underground alejada del mainstream. Art Spiegelman ve los cómics como una especie de literatura, porque como asegura, cualquiera puede coger un lápiz para crearlos.
MILLS: Bueno, estoy de acuerdo. Podría decirse que la persona común puede vivir algunas experiencias capaces de generar una buena serie. Pero probablemente no sean las suficientes. Así que necesitas ese elemento de ficcionalización para construir las cosas. Probablemente solo será una persona de cada cien la que ha vivido experiencias realmente poderosas y trágicas. Por ejemplo, el tío que está escribiendo esta historia situada en Irlanda del Norte vive en Irlanda del Norte, pero lo que le sucede a su personaje no es lo que le ha sucedido a él, sino que simplemente recurre de vez en cuando a su propia vida real. Así que creo que las dos, la ficción y la realidad, están adecuadamente separadas. Afortunadamente, el tipo de experiencias atroces que se describen en Maus no le han sucedido a todo el mundo. Hay un tío en Estados Unidos, no sé si es de allí, que suele escribir cosas ultra-cotidianas.
AH: ¿Harvey Pekar?
MILLS: Sí. Pero creo que tengo razón si digo que aunque lo que hace es muy digno, también parece tener un límite.
AH: Entonces, ¿prefieres la realidad ficcionalizada?
MILLS: Sí, creo que sí. Puede que el chico negro que está escribiendo conmigo la serie no haya experimentado todo lo que necesita para hacerla, pero siempre puede recurrir a las experiencias de los demás. Si escribieras The Nam como la historia de un soldado individual, terminarías teniendo entre manos una experiencia muy selectiva, que probablemente no te diría lo suficiente sobre la guerra. Tal vez ese individuo se comportase de una forma correcta, o puede que el autor quisiera asegurar al lector que los vietnamitas estaban agradecidos por la participación estadounidense, pero esa sería la experiencia limitada del guionista. Creo que existe el peligro de caer en casos muy específicos. Por ejemplo, en Third World War también escribí un episodio sobre Irlanda del Norte, y de nuevo, lo hice con un co-guionista que se basó en una o dos experiencias que había tenido en su país. Y en su propio interés, y por equilibrar un poco las cosas, intentamos mostrar siempre ambos puntos de vista. Citaría como ejemplo a su personaje de ficción cuya puerta era derribada por el ejército británico, pero luego también mostrábamos cómo afectaba al ejército las acciones de los terroristas. Así que creo que existe cierto peligro de que solo se escriban experiencias limitadas y personalizadas. Pero si continúa el tiempo suficiente y las cosas funcionan, me gustaría traerme a Third World War una serie de co-escritores. Porque el tema es lo suficientemente amplio. Estamos fijándonos en el capitalismo en términos globales, y mostrando cómo se expresa de diferentes maneras: es como un camaleón, capaz de fundirse en el paisaje en diferentes formas. Realmente no estoy lo suficientemente equipado como para investigar, leer y dramatizar todos esos eventos. Creo que es mucho más honesto y contundente colaborar con gente que haya experimentado diferentes manifestaciones de esa opresión, y hacer que las escriban conmigo.
AH: Entonces, ¿sería como una especie de biografía gráfica?
MILLS: Sí. En cierto modo, sería una forma definitiva de democracia. Mucho dependerá de lo lejos que consiga llegar con mis propias teorías, porque no creo que haya nada místico en la escritura, algo que recuerda un poco a lo que decía Art Spiegelman. Lo único que impide que las personas escriban es el mismo error fundamental: escriben sobre cosas de las que no saben nada. Si escribes sobre lo que sabes, diría que habría tantos narradores de historias naturales como artistas naturales y músicos naturales. Y de una muestra representativa de diez personas, probablemente siete u ocho sean naturalmente creativas, pero les han quitado la energía: "consigue un trabajo respetable, consigue un trabajo real", "es mejor que no escribas, no dibujes, no toques un instrumento musical." Por ejemplo, rápidamente me di cuenta de que mi co-guionista en los números sobre las personas negras es un escritor natural. Me está enseñando cosas, no solo sobre temas negros, sino también sobre cómo escribir. No es algo condescendiente, en realidad estamos aprendiendo uno del otro. He visto artículos sobre cómo escribir cómics que suenan como si fuese un arte místico y elitista, como que tienes que tener un genio innato o algo así. Y creo que todo eso es una mierda. No tienes por qué pasarte cinco años estudiando cómics. Todo lo que necesitas es tener ganas de investigar de forma natural. Es un poco como la música rock. La mayoría de la gente que conozco que ha estado en una banda o pensado en montar una lo ha hecho. Pero eso nunca sucede en los cómics, aunque exista el potencial. Todo lo que tienes que tener son unos papeles, un lápiz, y acceso a una fotocopiadora. Y sin embargo, no hay tanta tradición, aparte de ese cómic de Newcastle, Viz, de comenzar a hacer un cómic en tu cuarto, y puede que terminar con algo que venda cientos de miles de copias. Pero se deberían hacer más.
AH: Cualquiera puede coger una guitarra, así que, ¿por qué nadie va a poder coger un lápiz?
MILLS: Eso es. Creo que lo que frena a los cómics es ese elemento de elitista que me parece que tiene como base lo que nos enseñaron en la escuela. A todos nos enseñan a escribir como Shakespeare, o Byron, o Dickens, y si escribes como tú mismo, te dicen: "Es incorrecto gramaticalmente". Es una obsesión particular mía. Si te fijas en la visión conspirativa de la historia, diría que es como un condicionamiento deliberado para crear élites, reduciendo las oportunidades y haciendo que casi todos se ajusten a los valores establecidos. Así que se suelen ver muy pocos presentadores de televisión, escritores o cualquier otro que formen parte de la clase trabajadora.
AH: ¿Crees que los cómics son particularmente adecuados para derribar esas barreras al talento? ¿Qué pueden funcionar bien al transcribir las vidas de las personas?
MILLS: Sí. Creo que los cómics son la música pop de la palabra escrita.
HASTED: También aseguras que los bancos y el FMI (Fondo Monetario Internacional) están involucrados.
MILLS: Sí, lo están, mucho. La hipocresía del FMI es que se supone que está ayudando al Tercer Mundo, pero como probablemente sabrás, lo que realmente hace es entrar en los países, recortar el gasto público, incrementar el desempleo y respaldar toda una serie de medidas represivas que arruinan totalmente a la gente común, a los pobres, de ese país.
Cuando el FMI se mudó a Bolivia, familias enteras se terminaron suicidando, y lo hicieron porque no tenían otro lugar a donde ir. Ya se estaban muriendo de hambre, y la última medida del FMI, los impuestos con los que gravaron a la gente común en beneficio de los ricos, eran algo que no pudieron enfrentar, por lo que se suicidaron. Ese tipo de cosas también están sucediendo en este momento en todo el Tercer Mundo. Y lo bueno es que el FMI se presenta como el salvador, porque en algunas áreas concretas y simbólicas, lo que hacen es decir que van a ayudar a los pobres que viven en ellas.
Una solución real a la pobreza es la reforma agraria. En lugar de dejar que pertenezcan a gigantescas compañías multinacionales, de las cuales probablemente el 80 por ciento son estadounidenses o británicas, los habitantes del país deberían tener derecho a poseer un pedazo de tierra para cultivar sus propios alimentos. En su lugar son de las grandes compañías como Uniliver y General Foods. Hacen que el Joker parezca un monaguillo.
AH: Supongo que nunca has estado en América Latina.
MILLS: No, no he estado, no.
AH: Entonces, ¿cómo seleccionas qué fuentes utilizar en la serie de Third World War? ¿Y cómo las verificas?
MILLS: Bueno, uso un montón de material de investigación. Leo libros escritos desde ambos puntos de vista. También he hablado con una o dos personas de la Agencia de Desarrollo. Y la conversación fue algo así como: "Cuando se lee algo sobre USAID, suena como si fuese una organización muy siniestra". Y ese tipo me respondió: "Bueno, es una forma de verlo". Por lo menos no se dio la vuelta y me dijo: "Oh, no se puede decir eso". Es alguien que estuvo trabajando como agente de la Agencia de Desarrollo.
Pero como América del Sur y Central están tan lejos, la mayor parte de mi material tiene que provenir necesariamente de libros. Y he elegido deliberadamente libros que, en términos relativos, están en mitad de las dos posturas. Pero sencillamente esas cosas terminan por demandar tu atención. No tienes que ser de izquierdas para verlo. Esto es lo que siempre me sorprende, que la gente asuma que la izquierda detenta el monopolio de los asuntos que tienen que ver con la injusticia. Me parece bastante sorprendente.
AH: Dentro de la crítica que aparece en Third World War al capitalismo, ¿hay también una crítica de la resistencia en contra?
MILLS: Creo que también lo exploro un poco. Aunque hay una sencilla razón para que la crítica sobre el contexto de las protestas en América Central no aparezcan en la serie. Mis referentes eran los daños que la acciones de Occidente estaban causando en Centroamérica. Diría que cualquier daño o represalia contra Occidente nos está bien merecido. Es trágico y horripilante, pero tampoco es que se lo estén haciendo unos a otros, por eso nunca haría una historia sobre el Ayatolá Jomeini, además de por motivos de supervivencia personal. ¡No soy un completo estúpido! (Risas.) Lo que está pasando en Irán, al menos en su configuración actual, no tiene nada que ver con lo que está haciendo Occidente.
Por eso, en el caso de Centroamérica solo me preocupa el efecto negativo que tiene Occidente allí. Cuando se observa lo que ocurre desde Gran Bretaña, también te tienes que fijar en todo el tema del terrorismo. Y no creo que haya respuestas fáciles. Tal vez no haya respuestas en absoluto. Pero yo las intento buscar a través de Eve, a quien constantemente la están acusando de mantenerse al margen. La gente le dice que debería tomar medidas más directas. Por supuesto, el resultado lógico de algo así es que la gente acaba por explotar. ¿A qué conclusiones se puede llegar? No estoy seguro. Sospecho que en algún momento yuxtapondremos el terrorismo de estado y el terrorismo como reacción.
El compromiso definitivo de la historia recaerá en el personaje de Eve, que en este momento se mantiene al margen, donde también está el lector, y donde también estoy yo, no es que me de por volar fábricas por los aires o algo así. Pero Third World War ocurre diez años en el futuro, cuando la situación se ha puesto más tensa. Y creo que esa es la idea. En América Central y Sur ocurren cosas parecidas. Cuando las cosas no están tan mal, las personas normales no se convierten en revolucionarias. No salen y empiezan a machacar a la gente. Pero cuando no tienen nada que perder, hacen lo que hicieron en Bolivia, donde todas las familias se suicidaban o empezaron a luchar. Si eres de clase media y acomodada, no creo que necesariamente tengas que condenarlos por eso. Porque no estás pasando por el infierno por el que están pasando ellos.
AH: Cuando investigaste para Third World War, ¿diste con algunos hechos políticos extremos por parte de Occidente que considerases increíbles? ¿Conclusiones que decidiste no incorporar en la trama?
MILLS: Todo lo que fui encontrando lo he ido usando, más o menos, excepto cuando tenía que retorcer demasiado la historia para poder incluirlo. Ciertamente, hay una o dos cosas que tuve que reflexionar mucho, por lo que solo he podido insinuarlas. Por ejemplo, los británicos han jugado un papel muy sospechoso en América Central: en un documental de televisión llamado World in Action aparecen algunas referencias. La Keeny Meeny Services, KMS, parece haber suministrado policía secreta al Tercer Mundo. Los entrenaban en Sri Lanka. Estuvieron involucrados en una explosión en Managua de la que la Consejería Exterior británica parece que tuvo algo de conocimiento, pero lo dejaron pasar. Pero sí, hay cosas que pueden ser bastante impactantes. Al principio no me di cuenta de que sería tan desagradable como iba a ser. Pero si, como guionista de cómic, escribes sobre el bien y el mal, que es principalmente sobre lo que trata la escritura de aventuras, así que no deberías hacer algo aburridamente político. Debería ser dramático y, perversamente, emocionante, además de trágico. Esta es una historia que trata sobre conflictos humanos, y aunque no siempre lo parezca, quizá estemos hablando sobre un nuevo género. Algunos los llamarían cómics políticos, pero yo simplemente las catalogaría como historias sobre personas que están siendo arruinadas por las grandes corporaciones. Un cómic político sugiere que estás intentando que la gente vote por los trabajadores, los demócratas o los republicano, o algo así. Por volver sobre tu pregunta, las cosas que más me sorprendieron fueron los escuadrones de la muerte y demás, que son bastante conocidos, y la falta de condena por parte de Inglaterra, y la forma en que los medios en Gran Bretaña lo retuercen todo, por lo que solo te ofrecen la mitad de la verdad. Por ejemplo, anoche estuve viendo un programa en prime time titulado "The Bill", donde se mostraron algunas actitudes increíblemente racistas. Contaban la historia de un tipo negro al que habían golpeado en la cárcel, y la última frase aseguraba que todas sus heridas eran auto-infligidas. En un programa convencional como este puede ser algo letal, porque sugiere que si una persona de raza negra se queja de maltrato en prisión, entonces también puede ser un paranoico. Y cuando los medios sacan a la luz este tipo de cosas, es cuando creo que hay necesidad de que exista algo como Crisis, que ha sido catalogada a veces como contra-propaganda. Igual es un poco extremista en algunos momentos, algo que no acepto del todo, pero supone un contrapeso para la mayoría de los medios, especialmente el de los cómics.
AH: Tengo una cita de una vieja serie de Battle titulada "One- Eyed Jack", guionizada por John Wagner. Un viejo amigo de Jack en Vietnam está reclutando gente para luchar contra un grupo terrorista en Estados Unidos y dice: "todavía estoy en el ejército, todavía estoy luchando en una guerra. Pero ahora tiene lugar aquí en los Estados Unidos. Una organización apoyada por los comunistas ha formado un ejército de revolucionarios". Políticamente parece lo contrario de lo que estás haciendo tú en Tercera Guerra Mundial, pero es una historia igual de extrema y afilada.
MILLS: Sí. Nadie va a prohibir un cómic porque posea valores de derechas. Mira Rambo. Me pregunto si Rambo aparecería en pantalla si fuese de izquierdas. En muchos sentidos, Marshal Law es deliberadamente un Rambo de izquierdas, porque creo que esa era una imagen que era necesario desglosar. En el especial de Marshal titulado "Crimen y castigo", el protagonista persigue a una especie de "Rambo" de extrema derecha. Negaré cualquier parecido con cualquier personaje de cómic existente, pero imagínatelo tú mismo, es un tipo que se toma la justicia por su mano. Marshal Law termina golpeando a este tipo de una forma muy similar a lo que haría Rambo, la última frase de Marshal, mientras deja que se lo coman vivo una pandilla de vagabundos es: "Oye, ¡te prometo que no voy a dejar que los liberales me hagan sentir culpable por esto!" Por eso Marshal es un Rambo de izquierdas, porque tiene que haber uno, para poder mostrar los valores al estilo Rambo que impregnan los cómics de superhéroes, para mostrar lo que realmente son.
AH: ¿Crees que Crisis está alineada en la misma tradición de los cómics propagandísticos? Hace poco he visto un cómic estadounidense a favor de la Unión de 1913. Y los portugueses y los angoleños usaron cómics para intentar influir a los aldeanos cuando estaban en guerra.
MILLS: Creo que es una tradición que me gustaría continuar. Porque cuando estaba haciendo mis historias situadas en Centroamérica, estaba al tanto de que los revolucionarios de allí estaban produciendo sus propias historietas de una página donde expresaban los problemas a los que estaban haciendo frente. Por supuesto, Brought to Light también está propulsado por ideas parecidas. En uno de los episodios que he planeado para Tercera Guerra Mundial, los personajes tendrán que producir un cómic como parte de una campaña de guerra psicológica. Así que sé que podría seguir escribiendo sobre esa tradición de manera incestuosa, desde dentro. También soy consciente de que hay personas que han hecho antes este tipo de cosas, como el caso de Last Gasp, que publicó algunas cosas sobre el caso de Karen Silkwood. Creo que fueron los primeros en hacerlo. Pero no lo veo tanto como propaganda, aunque tenga un efecto propagandista. Como ya he dicho, en realidad me parecen temas escritos desde un punto de vista dramático y emocionante. Y como guionistas y dibujantes de cómic, deberíamos tener la habilidad suficiente como para dar vida a estos temas, y hacerlos al menos tan interesante como los de fantasía. Así que, aunque en algún momento hayamos abordado estos temas en Crisis, creo que el verdadero éxito ha sido que hemos logrado publicar esa revista. Si por cualquier motivo alguien interrumpiese la edición, seguiría siendo jodidamente tarde. Porque ya hay toda una generación de lectores que ha leído Crisis y ha dicho: "Oh, sí, veo hacia dónde va. Puedo hacer algo parecido, no... puedo hacerlo mejor". Mientras que en la generación anterior, los lectores se fijaron en Green Lantern y se dijeron: "Escribiré una historia de Green Lantern".
AH: Me parece que Crisis, y en especial Tercera Guerra Mundial, es verdaderamente propagandístico, porque informa a la gente sobre un punto de vista y espera que lo asimilen. ¿Es tu intención cambiar la postura de los lectores?
MILLS: Bueno, acepto que como todas las buenas historias, Crisis tiene su propio punto de vista. La razón por la que Dark Knight sea una buena historia de Batman es que posee su propio punto de vista. No es uno con el que esté de acuerdo, pero está tan bien hecho que casi se podría perdonar sus momentos más dudosos. Incluso Love and Rockets tiene un punto de vista pro-campesinos, pro-el pueblo. En cuanto a cambiar las mentes de las personas, es algo que definitivamente quiero hacer. Casi como una técnica de supervivencia, porque si no puedo convencer a la gente de que estos son temas importantes, entonces no van a seguir comprándolo.
AH: En parte, en estas historias sobre la lucha por la comida, haces que los personajes vistan con uniformes militares para de esa forma disfrazarlos como algo que parece que vale la pena leer.
MILLS: Claro. Tiene que existir un anzuelo para que la gente se lo compre. Creo que todas las historias deberían tener un contexto. Marshal Law tiene uno muy poderoso. También me parece que algunas personas se fijan en el envoltorio en lugar de en el contenido: "¡Oh, me gusta la violencia!" En el caso de Tercera Guerra Mundial, no hay demasiado envoltorio. Me aterra por lo que pueda suceder en algunos casos, pero aún así hay muy poco. Estoy seguro de que habrá algunos que cojan Tercera Guerra Mundial porque malinterpretarán el título y lo abandonarán rápidamente. Los uniformes eran más para obtener una sensación tipo ´Nam. Debería agregar que haciendo un paralelismo con el mercado estadounidense, la serie más cercana a Third World War bien podría ser The Nam, lo que me hace sentir que no estoy siendo tan poco comercial. Básicamente, The Nam cuenta las cosas tal y como fueron. Lo hace desde un punto de vista con el que no estoy de acuerdo, por cierto, pero sin embargo son hechos auténticos, aunque un poco selectivos. Pero en muchos números de The Nam la gente no está explotando todo el tiempo, aunque las imágenes hablen subliminalmente sobre la potencia y el poder militar de Estados Unidos, como cuando vemos los bombardeos con napalm y los helicópteros. Tercera Guerra Mundial se encontraría en el mismo contexto. Son personas que están luchando en un Vietnam global. Lo que ocurre con The Nam es que ese tipo de guerra ahora ya forma parte del pasado. Ya no suceden ese tipo de guerras. Ahora hay guerras que más bien son conflictos de baja intensidad, infinitamente más sutiles. La idea es que puedas tener en marcha una guerra, y que nadie sepa lo que está pasando.
AH: También es una guerra que no se necesita ganar.
MILLS: Así es. Porque creo que en Vietnam se dieron cuenta de que uno no puede ganar contra la mayoría de los deseos de la gente, a menos que destruya el país en pedazos, que es lo que algunos querían hacer.
AH: Simplemente paralizan a los demás para que no ganen.
MILLS: Mm. Hay quienes argumentarían que Estados Unidos tampoco perdió en Vietnam. Porque la amenaza de lo que le hicieron en Vietnam disuadió a otros de continuar, hasta que tal vez se toparon con Nicaragua.
AH: ¿Estarías satisfecho si Tercera Guerra Mundial no cambiase la opinión del lector, pero por lo menos actuase como una especie de agit-prop, o un punto de información dentro de Gran Bretaña y América?
MILLS: Sí. Por supuesto. La siguiente fase de la historia será muy diferente. Como el título de Tercera Guerra Mundial es omnipresente, puede significar cualquier cosa. Lo que significa que a continuación llegará la Tercera Guerra Mundial a Gran Bretaña; en otras palabras, llegará a un lugar donde se oprime a las personas negras. Así que el tema pasa de las guerras por la comida a simplemente cómo se vive en Brixton, el equivalente británico de Harlem. Y si eso genera un debate ya me parecerá bien. Creo que esta historia es lo suficientemente buena, porque ya ha impulsado algunas cosas. Hay otra historia en Crisis titulada Troubled Souls sobre Irlanda del Norte. Y la razón por la que Garth Ennis escribió esa historia es porque se leyó Tercera Guerra Mundial, él vive en Irlanda del Norte, y decidió escribir su propia historia. La revista de noticias Speakeasy está haciendo un docudrama gráfico sobre las Malvinas, así que diría que Crisis y The Nam han abierto la puerta.
AH: Parece que después de quince años, es aquí donde finalmente ha llegado el cómic británico. Has sacado el cómic de las aventuras en la Segunda Guerra Mundial, lo has llevado hasta el espacio exterior, y ahora finalmente a la vida real.
MILLS: Sí. Hemos vuelto a la vida real. Probablemente hay algo increíblemente significativo en ello: ¡Dios sabe qué será! (Risas)
AH: Supongo que ya era hora.
MILLS: Sí, sí que lo era. Dicho eso, supongo que hay otras formas de hacerlo. Todavía sigo escribiendo para 2000 AD. Y hay ciertas cosas que puedes hacer en el entorno de fantasía, que no puedes hacer en algo más realista. Por ejemplo, siento que en Slaine estoy celebrando mis raíces celtas. Estoy interesado en saber donde estaban mis antepasados irlandeses, y no creo que los dramas en la cocina me lo puedan decir.
CÓMICS HECHOS EN EL HOGAR
AH: Durante años, especialmente en Estados Unidos, la gente ha estado usando los cómics para escribir sobre sus vidas: la tradición underground alejada del mainstream. Art Spiegelman ve los cómics como una especie de literatura, porque como asegura, cualquiera puede coger un lápiz para crearlos.
MILLS: Bueno, estoy de acuerdo. Podría decirse que la persona común puede vivir algunas experiencias capaces de generar una buena serie. Pero probablemente no sean las suficientes. Así que necesitas ese elemento de ficcionalización para construir las cosas. Probablemente solo será una persona de cada cien la que ha vivido experiencias realmente poderosas y trágicas. Por ejemplo, el tío que está escribiendo esta historia situada en Irlanda del Norte vive en Irlanda del Norte, pero lo que le sucede a su personaje no es lo que le ha sucedido a él, sino que simplemente recurre de vez en cuando a su propia vida real. Así que creo que las dos, la ficción y la realidad, están adecuadamente separadas. Afortunadamente, el tipo de experiencias atroces que se describen en Maus no le han sucedido a todo el mundo. Hay un tío en Estados Unidos, no sé si es de allí, que suele escribir cosas ultra-cotidianas.
AH: ¿Harvey Pekar?
MILLS: Sí. Pero creo que tengo razón si digo que aunque lo que hace es muy digno, también parece tener un límite.
AH: Entonces, ¿prefieres la realidad ficcionalizada?
MILLS: Sí, creo que sí. Puede que el chico negro que está escribiendo conmigo la serie no haya experimentado todo lo que necesita para hacerla, pero siempre puede recurrir a las experiencias de los demás. Si escribieras The Nam como la historia de un soldado individual, terminarías teniendo entre manos una experiencia muy selectiva, que probablemente no te diría lo suficiente sobre la guerra. Tal vez ese individuo se comportase de una forma correcta, o puede que el autor quisiera asegurar al lector que los vietnamitas estaban agradecidos por la participación estadounidense, pero esa sería la experiencia limitada del guionista. Creo que existe el peligro de caer en casos muy específicos. Por ejemplo, en Third World War también escribí un episodio sobre Irlanda del Norte, y de nuevo, lo hice con un co-guionista que se basó en una o dos experiencias que había tenido en su país. Y en su propio interés, y por equilibrar un poco las cosas, intentamos mostrar siempre ambos puntos de vista. Citaría como ejemplo a su personaje de ficción cuya puerta era derribada por el ejército británico, pero luego también mostrábamos cómo afectaba al ejército las acciones de los terroristas. Así que creo que existe cierto peligro de que solo se escriban experiencias limitadas y personalizadas. Pero si continúa el tiempo suficiente y las cosas funcionan, me gustaría traerme a Third World War una serie de co-escritores. Porque el tema es lo suficientemente amplio. Estamos fijándonos en el capitalismo en términos globales, y mostrando cómo se expresa de diferentes maneras: es como un camaleón, capaz de fundirse en el paisaje en diferentes formas. Realmente no estoy lo suficientemente equipado como para investigar, leer y dramatizar todos esos eventos. Creo que es mucho más honesto y contundente colaborar con gente que haya experimentado diferentes manifestaciones de esa opresión, y hacer que las escriban conmigo.
AH: Entonces, ¿sería como una especie de biografía gráfica?
MILLS: Sí. En cierto modo, sería una forma definitiva de democracia. Mucho dependerá de lo lejos que consiga llegar con mis propias teorías, porque no creo que haya nada místico en la escritura, algo que recuerda un poco a lo que decía Art Spiegelman. Lo único que impide que las personas escriban es el mismo error fundamental: escriben sobre cosas de las que no saben nada. Si escribes sobre lo que sabes, diría que habría tantos narradores de historias naturales como artistas naturales y músicos naturales. Y de una muestra representativa de diez personas, probablemente siete u ocho sean naturalmente creativas, pero les han quitado la energía: "consigue un trabajo respetable, consigue un trabajo real", "es mejor que no escribas, no dibujes, no toques un instrumento musical." Por ejemplo, rápidamente me di cuenta de que mi co-guionista en los números sobre las personas negras es un escritor natural. Me está enseñando cosas, no solo sobre temas negros, sino también sobre cómo escribir. No es algo condescendiente, en realidad estamos aprendiendo uno del otro. He visto artículos sobre cómo escribir cómics que suenan como si fuese un arte místico y elitista, como que tienes que tener un genio innato o algo así. Y creo que todo eso es una mierda. No tienes por qué pasarte cinco años estudiando cómics. Todo lo que necesitas es tener ganas de investigar de forma natural. Es un poco como la música rock. La mayoría de la gente que conozco que ha estado en una banda o pensado en montar una lo ha hecho. Pero eso nunca sucede en los cómics, aunque exista el potencial. Todo lo que tienes que tener son unos papeles, un lápiz, y acceso a una fotocopiadora. Y sin embargo, no hay tanta tradición, aparte de ese cómic de Newcastle, Viz, de comenzar a hacer un cómic en tu cuarto, y puede que terminar con algo que venda cientos de miles de copias. Pero se deberían hacer más.
AH: Cualquiera puede coger una guitarra, así que, ¿por qué nadie va a poder coger un lápiz?
MILLS: Eso es. Creo que lo que frena a los cómics es ese elemento de elitista que me parece que tiene como base lo que nos enseñaron en la escuela. A todos nos enseñan a escribir como Shakespeare, o Byron, o Dickens, y si escribes como tú mismo, te dicen: "Es incorrecto gramaticalmente". Es una obsesión particular mía. Si te fijas en la visión conspirativa de la historia, diría que es como un condicionamiento deliberado para crear élites, reduciendo las oportunidades y haciendo que casi todos se ajusten a los valores establecidos. Así que se suelen ver muy pocos presentadores de televisión, escritores o cualquier otro que formen parte de la clase trabajadora.
AH: ¿Crees que los cómics son particularmente adecuados para derribar esas barreras al talento? ¿Qué pueden funcionar bien al transcribir las vidas de las personas?
MILLS: Sí. Creo que los cómics son la música pop de la palabra escrita.