lunes, 22 de junio de 2020

EL TERROR EN EL CÓMIC, LA BÚSQUEDA DE UN TÉRMINO MEDIO (4 DE 6)

Artículo de James Van Hise para Comics Feature Collector´s Edition nº 3 (1984). Traducción: Félix Frog2000. Parte 1parte 2, parte 3.

Steve Ditko emergió en la escena del cómic en 1953 y pronto empezó a aportar sus propias historias al género del terror. La primera que publicó fue "Stretching Things", para Fantastic Fears nº 5 (reimpresa en RBCC Nº 143 junto a un artículo sobre la obra de Ditko que incluía muchas de sus portadas de los cincuenta para series de terror y ciencia ficción). "Stretching Things" es tan extraña que podría haberla dibujado Wolverton. Es el relato de un hombre cuya carne se vuelve demasiado flexible, y leída hoy en día, sigue siendo muy divertida. Contada en segunda persona (un raro enfoque narrativo en el medio), es tan efectiva como memorable, y parece el tipo de relato que podría haber aparecido pocos años después en Marvel, excepto que los dibujos son más violentos y más gráficos, mientras que más adelante, bajo el estricto Comics Code de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, las imágenes del autor serían más intensas y atmosféricas.

En The Thing nº 12 (febrero de 1954), Ditko ilustra de una forma muy bizarra una versión de la fábula de la Cenicienta que merecería haber aparecido en la E.C. Su estupendo dibujo muestra a Cenicienta convocando a demonios para transformar su estropeada ropa y crear de la nada un caballo y un carruaje. Durante el baile, sus hermanas resultan ser vampiros que asesinan a cualquier chica que pose la mirada sobre el Príncipe, y cuando sus poderes se desvanecen a medianoche, la protagonista huye hasta su casa solo para ser asesinada por sus hermanas (hay una bonita viñeta en la que se produce un efecto a tres niveles, con un primer plano, el plano medio, y los fondos). La historia finaliza con el Príncipe desmembrando a las hermanas de Cenicienta. El dibujo de Ditko es excelente, pero extraño.

La posterior obra de Ditko estuvo formada por un montón de historias de misterio extravagante realizadas para la Charlton, y más tarde para las colecciones de monstruos de la Atlas/ Marvel, que buscaban más la imaginería extraña en lugar de la violencia, y presentaban monstruos diferentes en cada número. Estas historias tienen elementos de fantasía y ciencia ficción, e iban bastante más allá de lo que habitualmente se exploraba en la E.C. Las historias eran por lo general pequeñas obras morales o argumentos en plan "a ver si somos más listos que el monstruo". Las historias más cercanas al terror eran las que trataban sobre marionetas vengativas, o una de un criminal que usaba una máscara de terror como disfraz y luego se la quitaba para descubrir que su propia cara había asumido exactamente la apariencia de la máscara. La mayoría de las historias parecían relatos olvidados por el tiempo, como de hace diez o veinte años. Ciertamente, era como si en ellas apareciesen demasiados monstruos.

Jack Kirby y Don Heck también aportaron su dibujo a estas colecciones de una forma abundante, pero las aventuras de arañas gigantes, el Abominable Hombre de las Nieves, o la Esfinge Viviente no eran historias de terror propiamente dichas. Eran raras y se desarrollaban atendiendo a sus propias leyes, pero caían en lo formuláico de una forma aún más rápida que las de la E.C. Me resulta bastante difícil clasificarlas bajo el epígrafe de "terroríficas", y creo que encajan mejor en los catálogos de cómics de la ciencia ficción. Seguro que nunca veremos a un escritor del calibre de Stephen King rememorándolas con tanta pasión. Eran colecciones excéntricas, sin mucha chicha ni limoná; se quedaban a medio camino.

El terror no volvió al medio de forma sustancial hasta que Dell empezó a editar cómics de The Twilight Zone. Se miraban en el espejo de Boris Karloff´s Tales of Mystery y un par de colecciones más, pero los títulos eran indistinguibles unos de otros. Esta serie tenía cierta variedad de historias misteriosas y extrañas, y muy raramente estaban dedicadas a la ciencia ficción o a los monstruos. Casi se podrían etiquetar como historias de terror conservadoras, porque no intentaban hacer nada que no hubiese aparecido antes en la serie de televisión. Hoy no se recuerdan con tanto cariño, porque los dibujos eran bobos o demasiado laxos, ni tampoco intentaban nada inusual o elaborado, aunque muchas historias fueron dibujadas por Reed Crandall, George Evans e incluso un par por Al Williamson. Parecían como programas de la televisión realizados con sencillas técnicas de cámara y narrativas a piñón fijo. Todo el estilo y ritmo de la serie era absolutamente diferente del de los productos de la E.C. Si los guionistas de estas series estaban influidos por el material de la E.C. o no, nunca llegó a demostrarse en las historias, porque exploraban argumentos de los que sencillamente la E.C. nunca se había ocupado, pero que eran muy comunes en la serie de televisión The Twilight Zone. Había muchas historias de contactos con resucitados, fantasmas que se aparecían en el presente y que de alguna forma ayudaban a la gente, personas que se adentraban en algún extraño paraíso donde la gente aún vivía después de haber fallecido cientos de años atrás. Y en lugar del final O´Henry común de la E.C. y sus imitadores, Dell optó por el final irónico en el que el misterio se resuelve de una forma inteligente o se revela que es otra cosa de lo que pensábamos, aunque nunca de una manera tan impactante como ocurría en la E.C. Muchas de las historias incluso lograron que Rod Sterling escribiese un pequeño epílogo.

Además de los dibujantes mencionados, los primeros números también incorporaron interesantes trabajos de Alex Toth y Mike Sekowsky. La atractiva historia "The Shield of Medusa", dibujada por Toth en el número 7 (mayo de 1964), trata sobre una excavación arqueológica donde se desentierra el auténtico escudo de Perseo con la efigie de la Medusa grabada a fuego. Esta imagen tiene el increíble poder de convertir en piedra a quien la mire, como se supone que podía hacer la Medusa original. El resto es una historia de traición con una interesante escena en la que el traicionero compañero del arqueólogo escapa en un camión con el escudo colgando por la ventana, y convirtiendo a sus perseguidores en piedra. Es una pequeña historia muy interesante, una de las grandes obras de estos primeros números.

Mi historia favorita de "terror" apareció en el número 12 de la colección: "They Dwell Among Us". Bendecida por el dibujo del Don Heck más interesante que he visto nunca, cuenta la historia de un chico que posee extraños talentos, y los abuelos que viven con él también los tienen. Un peligroso incendio cercano obliga a los abuelos a revelar sus habilidades para intentar salvar sus vidas, pero los aterrorizados vecinos piensan que están realizando actos de brujería y los apedrean hasta asesinarlos. Al día siguiente, el joven pretende pasar por ser un niño normal, pero en cuanto se encuentra a solas, invoca las sombras de sus abuelos, quienes explican que la súper-ciencia de la que hacen gala no será comprendida por la Humanidad en los siglos venideros. Aconsejan al niño ocultar sus poderes e intentar no odiar a los que acabaron con ellos. Es una historia mucho más efectiva que las que se pudieron ver en toda la colección. La portada pintada de este ejemplar se basa en esta historia, y es una de las mejores de la serie. 

En el número 21, la colección empezó a reimprimir historias pasadas combinadas con nuevo material, y las nuevas historias perdieron el brillo y la mística de los primeros números.

Aunque tan solo parcialmente exitosas en forma de cómic, las historias de The Twilight Zone ofrecían más inventiva que las series que la DC dio en llamar "series de misterio". House of Secrets y House of Mystery empezaron en los cincuenta, pero agrupaban historias demasiado sosas e insípidas. A menudo, en las tramas aparecían monstruos extraños, y en términos generales, no eran muy diferentes a las de Strange Adventures. Sí, había historias de Jack Kirby, pero estas se parecían aún más a algo que pertenecía a Strange Adventures. Es difícil asegurar que estos números explorasen algo parecido al terror, ya que se acercaban más a los presupuestos de las colecciones de terror de la Marvel, excepto que el enfoque era propio de la DC, algo más tranquilo.

Es probable que la exploración más efectiva del terror en la DC se llevara a cabo en la historia "Nightmare", realizada por Neal Adams para House of Mystery nº 186. Guionizada por Jack Oleck, y basada en una historia parecida que hizo para Atlas en los cincuenta, examina la frontera entre fantasía y realidad y dispone de una efectiva secuencia en la que una chica joven se pierde en una extraña dimensión donde será aterrorizada por extraños monstruos en unas páginas diseñadas para evocar un terror genuino. Es una historia llamativa sobre la pérdida de la inocencia, y durante los últimos diez años ha sido una de mis favoritas. Más tarde sería reimpresa por DC en un House of Mystery en formato tabloide. D.C. también ha editado algunas extrañas, aunque olvidables, historias que en realidad solo funcionan cuando son más diferentes, así como cuando son más fieles a la vida real. "The Demon Within!" (House Of Mystery nº 201) está guionizada por Joe Orlando y John Albano, con dibujos de Jim Aparo. Es una historia sencilla sobre un chico que se puede transformar en un pequeño monstruo tan horrible como inofensivo. Su familia se queda tan avergonzada por las situaciones que provoca que toman una drástica decisión... realizándole una lobotomía al niño. La última viñeta es completamente efectiva, porque cualquier cosa remotamente conectada con la realidad y la presión provocadas por las actitudes sociales relacionadas con el miedo a lo diferente casi nunca aparecen en estos cómics, logrando que un comentario social apenas disimulado como esta historia resulte mucho más sorprendente. Esta historia y "Nightmare" son las dos únicas historias de misterio de DC (me opongo enérgicamente a tidarlas como de "horror") que he leído en los últimos diez años y que aún recuerdo hoy en día, mientras que otras se han desvanecido de mi memoria por completo. Los fans también apreciarán la lectura del House Of Mystery nº 201 por la sorprendente portada de Mike Kaluta basada en esta misma historia.

(Continuará)

lunes, 15 de junio de 2020

EL TERROR EN EL CÓMIC, LA BÚSQUEDA DE UN TÉRMINO MEDIO (3 DE 6)

Artículo de James Van Hise para Comics Feature Collector´s Edition nº 3 (1984). Traducción: Félix Frog2000. Parte 1, parte 2.

Las discusiones entre la gente del pueblo desentrañan lentamente la historia de los morbosos niños y lo que han aprendido sobre la electrocución, además de que para ellos, la muerte es la pena asignada al reo por haber secuestrado a alguien. En una de las viñetas clave, los niños se paran delante de la tumba que acaban de rellenar, y la gente descubre que falta uno de ellos que se ha convertido en el enemigo de los niños morbosos al robar la muñeca de una de las niñas del grupo y negarse a devolvérsela. La tensión alcanza su punto culminante en la viñeta final, en la que la gente descubre todos estos hechos mientras en el fondo de la escena los niños se colocan alrededor de la tumba, y dicen algunas palabras sobre el difunto. En ningún momento de la historia hay violencia, y sin embargo, la primera vez que la leí, me sorprendió tanto lo revelado como las escenas más grotescas de Tales from the Crypt nº 38. "¡Dejad que el castigo se ajuste al crimen!" tiene mucho más que ver con la imagen que se suele tener de cómo son las historias de terror de E.C., mucho más que lo que nos puede evocar que un vistoso cadáver podrido y resucitado regrese al hogar.

"The High Cost of Dying", de Haunt of Fear nº 21 es otro ejemplo de una historia de terror que depende sobre todo del elemento humano. Dibujada por Reed Crandall, evoca la emoción y reproduce cierta atmósfera sin que en ella tenga lugar un solo acto violento, sino que depende del guión y la fuerza del concepto motor de la historia. Esta historia de un hombre pobre que intenta conseguir dinero para poder pagar el entierro de su esposa, además de la trama sobre sus hijos, se había utilizado de forma  frecuente, pero la manera de contarla, y la evocadora atmósfera del París de 1867, por no hablar del increíble dibujo de Reed Crandall (quizá sea esta su mejor historia unitaria para la E.C.), nos consigue comunicar esa triste y desoladora realidad propia de las historias de terror. Es capaz de eclipsar por sí misma los otros tres relatos del ejemplar.

En otro guión más cercano al fantástico, la historia "Country Clubbing!" del Haunt of Fear nº 23, veremos otra de las estrategias que se pueden llevar a cabo en un relato de terror. Jack Davis nunca ha sido el autor más adecuado para dibujar una historia que en esta ocasión, donde el guión termina con una frase humorística en la que el chiste no solo trata sobre el propio lector, sino también sobre el personaje principal de la historia. En ella vemos una tensa persecución a través de un pantano mientras un convicto lucha con caimanes y es mordido por una serpiente, e incluso pasa más penurias, solo para que el enorme gargantúa que lo está persiguiendo finalmente lo alcance y le devuelva un garrote que el protagonista se había dejado en la escena de un asalto. El final, en lugar de forzado, es completamente inesperado y demuestra un uso inventivo e inspirado del estilo O´Henry.

Cuando E.C. mangó sus historias a Bradbury y luego llegó a un acuerdo para adaptar legalmente todo un paquete de su producción, le facilitó el trabajo a sus guionistas para sus series de terror, así como para los títulos de ciencia ficción.

"The Handler", de Tales from The Crypt nº 36, parece como si hubiese sido escrito específicamente para E.C., pero en realidad es de finales de los años cuarenta. Con su extraño sentido del humor negro, las similitudes en el enfoque entre esta y muchas de las historias de Gaines y Feldstein mostraron que, a diferencia de los títulos de terror que estaban haciendo sus competidores, al menos intentaban usar su imaginación para inventar los relatos cortos de suspense que escribían.

"The Lake", en Vault of Horror nº 31, dibujado por Joe Orlando, enseñaba cómo los guionistas se centraban en la personalidad y el contenido emocional presente en las mejores historias de E.C. El elemento fantástico también se maneja a la perfección y predice el terror más tranquilo de The Twilight Zone [Más allá de los límites de la realidad] varios años después.

No, "Foul Play" no personifica la esencia E.C. Es una faceta más, y una muy pequeña. E.C. desarrolló las historias terroríficas en los cómics de una forma que nunca antes se había abordado, y solo ocasionalmente a partir de entonces ha sido igualada.

El regalo de despedida de E.C. al género de los cómics de terror fue Adult Tales of Terror Illustrated, donde algunas de sus historias más interesantes se presentaron con nuevas ilustraciones en un formato de denso texto. Aunque era una idea interesante, el peso del relato recaía en la escritura y, a pesar de la gran cantidad de ilustraciones, en ese formato no parecían tan fluidas como en una página de cómic normal. Incluso la versión de Graham Ingels de "The Basket" no capturaba la esencia de la historia con la misma profundidad que la versión de Jack Davis en Haunt of Fear nº 9. Fue un experimento adelantado a su tiempo, pero sin duda sigue siendo una idea interesante y puede que hubiese roto ciertas barreras si hubiese tenido más tiempo para desarrollarse.

En la mayoría de los casos, los títulos de ciencia ficción de la E.C. también eran historias de terror mezcladas con el género ci-fi, y también abrieron terreno en dicho área. Pero me gustaría quedarme con el concepto más tradicional del horror, en unas historias también contemporáneas. Se podría escribir un detallado artículo simplemente analizando los hallazgos de la E.C. para los relatos de terror aplicados en sus historias de ciencia ficción, pero se aleja un poco de lo que quiero hacer.

¿Se hizo algo notable en los otros cómics de terror al mismo tiempo que E.C. estaba abriendo nuevos caminos? En su mayoría, no. Puede que algunos fans lo encuentren en las grotescas portadas tan abundantes en este período, pero apenas se progresaba en la forma del cómic.

A principios de los cincuenta, Basil Wolverton llevó a cabo una serie de notables historias de ciencia ficción y terror, y si alguna vez un artista ha pertenecido a la estela de la E.C., fue él. El hecho de que no viviese cerca de Nueva York aparentemente impidió que fuese un habitual de sus series, pero a menudo, sus publicaciones para editores menores durante los años cincuenta mejoraron números de colecciones que de otra manera serían olvidables. "Swamp Monster", de Weird Mysteries nº 5 (junio de 1953), es una historia de terror realmente extraña, basada casi por completo en el concepto y la imagen que en el caso de E.C. dependía más de los guiones para lograr ser exitosa. Prácticamente sin excepción, las historias de Wolverton (que por lo general solía escribir él mismo) tenían una ambientación de ciencia ficción, ya que parecía que el enfoque de terror tradicional parecía más incómodo a la hora de introducir algún elemento fantástico que permitiese que su imaginación y su dibujo enloquecieran. El hecho de que los otros dibujantes no mirasen sus imágenes limpias, detalladas y abrumadoras, y renunciaran a seguir en el negocio, sencillamente demostraba la piel tan gruesa de muchos de sus contemporáneos (o quizá de que sus cráneos eran demasiado duros.)

(Continuará)

miércoles, 10 de junio de 2020

EL TERROR EN EL CÓMIC, LA BÚSQUEDA DE UN TÉRMINO MEDIO (2 DE 6)

Artículo de James Van Hise para Comics Feature Collector´s Edition nº 3 (1984). Traducción: Félix Frog2000. Parte 1.

En alguna parte se ha comentado que King es capaz de mostrar al lector un terror de mayor "cercanía" y aún así ser muy efectivo. Tiene más que ver con el talento y la habilidad de King a la hora de utilizar el lenguaje que con cualquier otra cosa, pero es indudable que E.C. le enseñó al jovencito Stephen King que ese tipo de terror podía ser bastante divertido. Y muy efectivo cuando se hacía bien.
Por extraño que parezca, fue casi al final de la existencia de los cómics de terror de la E.C. cuando en realidad la editorial empezó a mostrar el terror a su público de una forma más directa. "Foul Play" es el ejemplo más habitual de este tipo de cómic, porque esta historia, con su repetición de la temática de la venganza, es un ejemplo extremo de narrativa de terror arrojada a la cara del lector sin miramientos. Los desmembramientos se emplearon en varias historias más, pero su uso tal y como aparece en "Foul Play" no fue tan casual como puede parecer. Cerca del final, parece como si la editorial hubiese querido ponerse al día, porque Tales from the Crypt nº 38 utiliza el recurso del desmembramiento en dos historias, "Tight Grip" y "Last Laugh", en una época en la que los nuevos guionistas llegaron para corregir las fallas de Gaines y Feldstein, quienes se dieron cuenta de que habían caído en lo formuláico y querían guiones que ofrecieran nuevas perspectivas. De hecho, puede que Tales from the Crypt nº 38, publicado a finales de 1953, sea uno de los cinco cómics más violentos de la E.C. En este número se dibuja de forma muy gráfica un cuerpo desmembrado, y un hombre es aplastado hasta la muerte por un extraño arcón que exprime toda su carne a través de los agujeros de bala que le han hecho en un tiroteo, e incluso hay una historia de Reed Crandall en la que el protagonista le extirpa toda la piel de la cara a su esposa dejando la carne expuesta en crudo en uno de los finales al estilo "O´Henry" más impactantes de la editorial.

Y eso sin tener en cuenta el resto de cosas extrañas que ocurren en el número, como cuando alimentan a un hombre con cápsulas llenas de anzuelos y arrojan trozos de carne de caballo envueltos en ropa infantil a las vías del ferrocarril. Si alguien reuniese el resto de historias de terror más extremo publicadas por E.C. en un solo tomo, no serían capaces de superar lo que se puede  leer en este ejemplar de Tales from the Crypt. Mientras que en números anteriores se intentaban diferentes aproximaciones al horror, todos los guionistas de este orientaron directamente las historias hacia el gore, dando como resultado una entrega que, al igual que "Foul Play", no era demasiado representativa del horror de la E.C. Tampoco es muy habitual, pero si alguien se lee este número, se podría equivocar al evaluar cuál podía ser la línea editorial de la compañía. (Aunque a mí me ocurrió.) Es un tipo de terror diferente del estilo habitual de la E.C., que en realidad solía incluir elementos sutiles y sencillamente extraños, pero historias como las del nº 38 son las que llamaron más la atención del lector. Son historias de horror chocantes, con crudos finales sorpresivos cuya lectura se queda en el recuerdo, y en el fondo, a los lectores nos gusta que lo que leemos nos conmueva, aunque se necesita mucha habilidad para hacerlo de una forma más sutil. A menudo no somos capaces de distinguir las diferencias en el resultado final. Estas historias sacuden al lector con un horror puro, en lugar de con el recurso del terror. Boris Karloff diferenciaba de una forma bastante adecuada entre los dos argumentando que el terror puede asustarnos mientras que el horror nos hace rebelarnos. La diferencia entre ambos es la diferencia entre una mente inestable y un estómago inestable. Aún así, no podemos evitar sentir una atracción ambivalente de pura fascinación hacia lo repulsivo por el simple hecho de que es algo que podría llegar a existir en la realidad. Cuando los fans se reúnen para hablar sobre sus historias favoritas de la E.C., ¿mencionarán alguna vez "Shadow of Death" en lugar de "Foul Play"?

En mi opinión, a pesar de lo extrañas y notables que puedan ser las historias de terror más retorcidas de la E.C., tampoco son el epítome del horror que Stephen King mencionaba anteriormente al referirse a la editorial. Ciertamente se quedan prendidas en el recuerdo y son lo primero sobre lo que queremos hablar cuando se menciona la palabra E.C., pero cuando nos sentamos y lo pensamos durante un minuto, se nos ocurren otras que ejemplifican mejor lo que hizo la editorial E.C. con el formato de los cómics de terror, mucho antes que las historias de casquería nos vengan a la mente.

Un tema típico de un cómic de terror de la E.C., ciertamente más típico que los del Tales from the Crypt nº 38, aparece en Vault of Horror nº 33. La historia principal, "Together They Lie", es una variación del tipo de historia que Stephen King describía en su extracto de Danza Macabra sobre un hombre que regresa de la tumba para vengarse de aquellos que lo han agraviado. "A Slight Case of Murder" tiene mucho más que ver con la inventiva que E.C. insufló en los cómics de terror. Se encuentra en la misma tesitura que algunas otras, sobre todo en lo que respecta a su desenlace, aunque la trama es totalmente diferente de las historias que emplean el punto de vista de un personaje con un defecto de nacimiento. Lo que hace que este tipo particular de historias resulte interesante es que cada una de ellas es única. "The Basket" (Haunt of Fear nº 9) trata sobre un hombre que ha nacido con dos cabezas. "About Face" (Haunt of Fear nº 27) va sobre una niña con dos diferentes caras en lados opuestos de su cabeza. "Chess-mate" (Haunt of Fear nº 22) y "My Brother´s Keeper" (Shock Suspense nº 16) son variaciones extremas del gemelo siamés. En "Un leve caso de asesinato", del Vault of Horror nº 33, el defecto de nacimiento es tal que el cuerpo de un hombre se ha quedado horriblemente pequeño y atrofiado mientras su cabeza se ha desarrollado normalmente, lo que requiere que de alguna manera intente pasar desapercibido para que la gente no se de cuenta de cómo es en realidad. Es un poco exagerado, pero cuando se revelan los asesinatos de la historia, agrega un toque muy imaginativo, y el dibujo de George Evans es absolutamente adecuado para lograr esa atmósfera de pueblo pequeño. "Strung Along!", dibujada por Graham Ingels, incide en la motivación de la venganza, excepto que esta vez son marionetas moribundas de un titiritero que inexplicablemente hacen el trabajo sucio para que los últimos momentos antes de la muerte del anciano sean más felices.

He guardado para el final mi evaluación de la segunda historia del número, porque es una de esas narraciones legendarias de la E.C. con la que consiguió ganarse parte de ese aura de editorial realmente diferente. "¡Deja que el castigo se ajuste al crimen!" está dibujada por Jack Davis, y su realismo de dibujos animados se suma a la engañosa atmósfera de la historia. Alguna vez se ha afirmado que cuando E.C. comenzó a adaptar a Bradbury, Feldestein se vio fuertemente influenciado por ese tipo de historias y estilo de escritura. En esta narración resulta de lo más evidente, aunque solo sea porque el autor de ciencia ficción fue la puntual inspiración del guionista. La historia, que ahora podríamos catalogar como una narración de suspense criminal, muestra perfectamente cómo puede ser este reino de horror cuando se aborda de la forma adecuada. En el argumento no hay un solo elemento fantástico, sino que muestra las horribles posibilidades presentes en la mente humana, y que las ideas en sí mismas no son peligrosas, sino que lo son quienes las conocen y su forma de interpretarlas y llevarlas a cabo. Esta es la famosa historia de la E.C. sobre un grupo de niños tan fascinados con la muerte que incluso se compran periódicos donde se informan sobre ejecuciones. La historia da comienzo con los chicos simulando un funeral con ataúd y todo.

(Continuará)

jueves, 4 de junio de 2020

EL TERROR EN EL CÓMIC, LA BÚSQUEDA DE UN TÉRMINO MEDIO (1 DE 6)

Artículo de James Van Hise para Comics Feature Collector´s Edition nº 3 (1984). Traducción: Félix Frog2000.

El terror no es un elemento que encaje de forma natural en las series de cómic, aunque la búsqueda por encontrar una forma efectiva de comunicarlo mediante la ecuanimidad propia del medio ha sido larga, y los fallos han sido mucho más habituales que los aciertos.

Aunque muchos otros tipos de series tienen su origen en las tiras de periódico que finalmente terminarían engendrando los propios comic books, en realidad, el sombrío y osado mundo del terror nunca se había adaptado en el cómic. Alex Raymond introdujo algún monstruo ocasional en Flash Gordon, pero el formato de la tira era más el de la aventura, y en esta y otras series de ciencia ficción nunca se llegó a intentar hacer uso del género de terror. El monstruo tan solo era un mero obstáculo que el héroe tenía que superar con su ingenio y su pistola láser, y los aspectos más espeluznantes de estos encuentros, explorados simultáneamente en los años 30 en Astounding Stories en historias como "El destructor negro" de A. E. Van Vogt, o "¿Quién anda ahí?" de Joseph W. Campbell, terminarían siendo capitalizados en el cine. 


El terror en la ciencia ficción desplegada en los cómics no se aprovecharía hasta principios de los 40 en el "Spacehawk" de Basil Wolverton, para Target Comics, y en gran medida sería el único esfuerzo, pues los aliens que dibujaba el autor, aunque por lo general inteligentes, eran horriblemente feos, lo que dio como resultado que algunos jóvenes lectores escribiesen a la editorial para quejarse de su aspecto horripilante. La pura rareza de los monstruos de Wolverton no tuvieron parangón en los 40. 

El terror en los cómics durante los 40 tomaba normalmente la misma forma de los cómics policíacos de finales de la década, o de los maníacos tarados encerrados en casas encantadas que (de nuevo), tan solo suponían un obstáculo para el héroe titular en lugar de formar parte de una historia terrorífica. El terror, tal y como se estaba utilizando, solo ejercía de elemento secundario en el desarrollo de la aventura. La popularidad cinematográfica del monstruo de Frankenstein interpretado por Boris Karloff en los 30, no tuvo su reflejo en el cómic hasta que en 1945 apareció la serie Frankenstein Comics. Pero incluso entonces, su enfoque estaba diseñado para evitar las críticas, porque tal y como dibujaba el monstruo Dick Briefer, Frankenstein era un personaje humorístico que incluso llegó a satirizar a Superman en su nº 8. La serie discurriría de igual forma hasta su número 18 de 1951, cuando recibió un saludable apoyo tras el éxito de la E.C. y otros tebeos de terror.

La E.C. también se acercó al género de refilón, empezando con cómics de crímenes (War Against Crime, Crime Patrol), y luego haciendo pruebas al incluir extrañas historias de horror para testar las reacciones del lector, y una vez comprobadas, modificar rápidamente la dirección de todas sus series. Los títulos de terror de la E.C., Crypt of Terror, Tales from The Crypt, Haunt of Fear y The Vault of Horror son recordados como el epítome de los cómics de terror, y se ha escrito sobre ellos y han sido examinados de forma pródiga durante las dos últimas décadas. No solo porque publicasen las mejores historias de terror de todas, sino también por su calidad. Como evidencia Tales From The Crypt de Russ Cochran, también tuvieron su cuota de historias desechables y sus narraciones con fórmula. Pero lo que logra que sigan siendo tan efectivos hasta hoy en día es que además de sus historias en plan "adivina quién es el hombre lobo o el vampiro de turno", también utilizaban el terror en viñetas para presentar ideas bastante raras. Tales From The Crypt nº 35 presenta el clásico "Midnight Mess!", sobre un restaurante para vampiros. La idea puede parecer humorística en el primer vistazo, algo que tampoco obvia el propio cómic, sobre todo cuando el desafortunado humano se equivoca y cree que su vaso contiene zumo de tomate en lugar de sangre. Las cosas se vuelven más salvajes cuando su hermana empieza a enumerar los platos del menú, donde se incluye "costra de patatas fritas... Sorbete de Sangre", y la cara de Harold va enfermando poco a poco. Es terror para leer con la sonrisilla en el rostro, pero la ambientación generada por el estupendo estilo artístico de Joe Orlando permite a la historia funcionar a dos niveles, a pesar de la terrorífica viñeta final donde insertan un caño en la vena del cuello del protagonista. Cuando el cómic se adaptó al cine en "Vault of Horror" [La bóveda de los horrores, 1973], la empresa encargada de distribuir la película aparentemente no supo ver el salvaje absurdo de la historia y presentó vergonzosamente a la audiencia un clímax realizado a base de una imagen congelada, lo cuál rememora en realidad el formato de un cómic. Sin embargo, alguien me contó que era algo exclusivo para la edición del estreno estadounidense y que la película no se había grabado de esa forma.


El terror relacionado con la ciencia que sale mal fue una de las estratagemas favoritas de la E.C., y no estuvo mejor empleado que en "The Rover Boys", publicado en Tales From The Crypt nº 37. En la narración aparecía un doctor que busca venganza (contra la junta médica que ha revocado su licencia) trasplantando sus cerebros al cuerpo de unos perros. Aunque la credibilidad de la situación hace aguas cuando los perros introducen su cerebro en un caballo, la historia sigue siendo extrañamente efectiva gracias al magnífico dibujo de Graham Ingels. Graham Ingels fue etiquetado como el mejor dibujante de cómics de terror por una buena razón.

E.C. reconocía la importancia del dibujo en sus historias, y aunque era imposible acertar siempre después de tener que inventar diariamente una historia corta completamente nueva, sin duda lo intentaron. Una de sus historias de terror más efectivas emplea la tan maltratada temática de la venganza de una forma sorprendente y conmovedora. "Shadow of Death", del Tales From The Crypt nº 39, nos enseña que el terror más efectivo puede depender de una idea de lo más bizarra. En este caso, el concepto de una sombra que de repente cobra vida y busca venganza. La maestría de Ingels para caracterizar a sus personajes nunca estuvo mejor que en su retrato de un vendedor de periódicos tullido agredido por un competidor sin escrúpulos. Resulta asombroso leer las viñetas en las que la sombra del viejo se levanta y empieza a caminar, una hazaña imposible de duplicar por el propio anciano. Descrita con los mínimos textos de apoyo, la sombra posee un montón de marienismos y expresiones, incluso podemos atisbar en la silueta una mirada de regocijo cuando se apropia de las sombras de una pala y un hacha. Ni antes ni después he vuelto a ver algo parecido en el medio, y en esas siete páginas, vemos cómo el cómic aprovecha su formato de una manera que demuestra una superioridad absoluta sobre la narrativa. Incluso Stephen King en su mejor momento no sería capaz de evocar la misma sensación que las sombras representadas por Graham Ingels. Su diseño comunica un montón, y además parecen moverse por su propia cuenta de una forma genuina, capturando la estrecha cercanía que siempre han tenido los cómics con el cine, aunque por lo general su potencial apenas haya sido explotado. El propio Stephen King reconoce la influencia de la E.C. en su psique emergente, tal y como dejó escrito en su libro Danza Macabra:

"De niño, me aficioné al género con los tebeos de horror de William B. Gaines Weird Science, Tales From de Crypt, The Vault of Horror… además de todos los de los imitadores de Gaines (aunque como un buen disco de Elvis, los tebeos de Gaines, eran a menudo imitados, pero nunca igualados). Estos tebeos de horror de los cincuenta, aún siguen siendo para mí el epítome del horror, esa emoción que subyace bajo el terror; una emoción ligeramente menos refinada porque no pertenece únicamente a la mente. El horror también provoca una reacción física mostrándonos algo que es físicamente perturbador.

Veamos una de las típicas historias de la E. C.: La esposa del protagonista y su amante, deciden librarse del protagonista para poder huir juntos y casarse.

En casi todos los tebeos de lo extraordinario de los cincuenta, las mujeres son vistas como una fruta demasiado madura, tentadoramente carnales y sexuales, pero en última instancia malvadas: zorras asesinas y castradoras que, como la mantis religiosa, sienten una necesidad casi instintiva de rematar el acto sexual con canibalismo. Estos dos canallas, que podrían haber salido tal cual de una novela de James M. Cain, llevan al pobre obtuso del marido a dar un paseo en coche y el amante le mete una bala entre ceja y ceja. Atan un bloque de cemento a una pierna del cadáver y lo arrojan desde un puente al río. Dos o tres semanas más tarde, nuestro héroe, un cadáver viviente, emerge del río, podrido y comido por los peces. Se arrastra en busca de su querida esposa y de su amiguito… y no precisamente para invitarlos a tomar unas copas, sospecha uno. Un fragmento de diálogo de esta historia que nunca he olvidado es:

«Voy en tu busca, Marie, pero tengo que ir despacio… porque se me siguen desprendiendo trocitos…» . 

En "La pata de mono" lo único que se ve estimulado es la imaginación. El lector se encarga de hacer el trabajo por sí mismo. En los tebeos de horror (así como en los pulps de horror entre 1930 y 1955), también se apela a las vísceras. Como ya hemos indicado, el anciano de "La pata de mono" tiene oportunidad de desear la inexistencia de la terrible aparición antes de que su frenética esposa pueda abrir la puerta. En Tales From The Crypt, la Cosa de Ultratumba sigue ahí cuando la puerta 
se abre, grande como la vida misma y el doble de fea."

(Continuará)

NUEVA YORK EN EL DAREDEVIL DE FRANK MILLER

"Investigué mucho para hacer un buen trabajo. Si me pedían que dibujara una cascada, iba hasta una y la dibujaba. Esto es algo que a...