Steve
Ditko emergió en la escena del cómic en 1953 y pronto empezó a aportar
sus propias historias al género del terror. La primera que publicó fue "Stretching Things", para Fantastic Fears
nº 5 (reimpresa en RBCC Nº 143 junto a un artículo sobre la obra
de Ditko que incluía muchas de sus portadas de los cincuenta para
series de terror y ciencia ficción). "Stretching Things"
es tan extraña que podría haberla dibujado Wolverton. Es el relato
de un hombre cuya carne se vuelve demasiado flexible, y leída hoy en
día, sigue siendo muy divertida. Contada en segunda persona (un
raro enfoque narrativo en el medio), es tan efectiva como memorable, y
parece el tipo de relato que podría haber aparecido pocos
años después en Marvel, excepto que los dibujos son más violentos
y más gráficos, mientras que más adelante, bajo el estricto Comics
Code de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, las imágenes del autor serían más intensas y atmosféricas.
En
The Thing nº 12 (febrero de 1954), Ditko ilustra de una forma muy bizarra una versión de la fábula de la Cenicienta que merecería
haber aparecido en la E.C. Su estupendo dibujo muestra a Cenicienta
convocando a demonios para transformar su estropeada ropa y crear de
la nada un caballo y un carruaje. Durante el baile, sus hermanas resultan
ser vampiros que asesinan a cualquier chica que pose la mirada sobre
el Príncipe, y cuando sus poderes se desvanecen a medianoche, la protagonista huye
hasta su casa solo para ser asesinada por sus hermanas (hay una
bonita viñeta en la que se produce un efecto a tres niveles, con un
primer plano, el plano medio, y los fondos). La historia finaliza con
el Príncipe desmembrando a las hermanas de Cenicienta. El dibujo de
Ditko es excelente, pero extraño.
La
posterior obra de Ditko estuvo formada por un montón de historias de
misterio extravagante realizadas para la Charlton, y más tarde para
las colecciones de monstruos de la Atlas/ Marvel, que buscaban más
la imaginería extraña en lugar de la violencia, y presentaban
monstruos diferentes en cada número. Estas historias tienen
elementos de fantasía y ciencia ficción, e iban bastante más allá
de lo que habitualmente se exploraba en la E.C. Las
historias eran por lo general pequeñas obras morales o argumentos en
plan "a ver si somos más listos que el monstruo". Las
historias más cercanas al terror eran las que trataban sobre marionetas vengativas,
o una de un criminal que usaba una máscara de terror como disfraz y
luego se la quitaba para descubrir que su propia cara había asumido
exactamente la apariencia de la máscara. La mayoría de las
historias parecían relatos olvidados por el tiempo, como de hace
diez o veinte años. Ciertamente, era como si en ellas apareciesen demasiados
monstruos.
Jack
Kirby y Don Heck también aportaron su dibujo a estas
colecciones de una forma abundante, pero las aventuras de arañas gigantes, el Abominable
Hombre de las Nieves, o la Esfinge Viviente no eran historias de
terror propiamente dichas. Eran raras y se desarrollaban atendiendo a sus
propias leyes, pero caían en lo formuláico de una forma aún más
rápida que las de la E.C. Me resulta bastante difícil clasificarlas
bajo el epígrafe de "terroríficas", y creo que encajan
mejor en los catálogos de cómics de la ciencia ficción. Seguro que
nunca veremos a un escritor del calibre de Stephen King rememorándolas con tanta pasión. Eran colecciones excéntricas, sin
mucha chicha ni limoná; se quedaban a medio camino.
El
terror no volvió al medio de forma sustancial hasta que Dell empezó
a editar cómics de The Twilight Zone. Se miraban en el espejo de
Boris Karloff´s Tales of Mystery y un par de colecciones más, pero
los títulos eran indistinguibles unos de otros. Esta serie tenía cierta variedad de historias misteriosas y extrañas, y muy
raramente estaban dedicadas a la ciencia ficción o a los monstruos.
Casi se podrían etiquetar como historias de terror conservadoras,
porque no intentaban hacer nada que no hubiese aparecido antes en la
serie de televisión. Hoy no se recuerdan con tanto cariño, porque
los dibujos eran bobos o demasiado laxos, ni tampoco intentaban nada inusual
o elaborado, aunque muchas historias fueron dibujadas por Reed Crandall,
George Evans e incluso un par por Al Williamson. Parecían como
programas de la televisión realizados con sencillas técnicas de
cámara y narrativas a piñón fijo. Todo el estilo y ritmo de la
serie era absolutamente diferente del de los productos de la E.C. Si
los guionistas de estas series estaban influidos por el material de
la E.C. o no, nunca llegó a demostrarse en las historias, porque
exploraban argumentos de los que sencillamente la E.C. nunca se había
ocupado, pero que eran muy comunes en la serie de televisión The Twilight
Zone. Había muchas historias de contactos con resucitados, fantasmas
que se aparecían en el presente y que de alguna forma ayudaban a la
gente, personas que se adentraban en algún extraño paraíso donde
la gente aún vivía después de haber fallecido cientos de años
atrás. Y en lugar del final O´Henry común de la E.C. y sus
imitadores, Dell optó por el final irónico en el que el misterio se
resuelve de una forma inteligente o se revela que es otra cosa de lo
que pensábamos, aunque nunca de una manera tan impactante como ocurría en la E.C. Muchas de las historias incluso lograron que Rod Sterling
escribiese un pequeño epílogo.
Además
de los dibujantes mencionados, los primeros números también
incorporaron interesantes trabajos de Alex Toth y Mike Sekowsky. La
atractiva historia "The Shield of Medusa", dibujada por Toth
en el número 7 (mayo de 1964), trata sobre una excavación
arqueológica donde se desentierra el auténtico escudo de Perseo con
la efigie de la Medusa grabada a fuego. Esta imagen tiene el
increíble poder de convertir en piedra a quien la mire, como se
supone que podía hacer la Medusa original. El resto es una historia
de traición con una interesante escena en la que el traicionero
compañero del arqueólogo escapa en un camión con el escudo
colgando por la ventana, y convirtiendo a sus perseguidores en piedra.
Es una pequeña historia muy interesante, una de las grandes obras de
estos primeros números.
Mi historia favorita de "terror" apareció en el número 12 de la colección: "They Dwell Among Us". Bendecida por el dibujo del Don Heck más interesante que he visto nunca, cuenta la historia de un chico que posee extraños talentos, y los abuelos que viven con él también los tienen. Un peligroso incendio cercano obliga a los abuelos a revelar sus habilidades para intentar salvar sus vidas, pero los aterrorizados vecinos piensan que están realizando actos de brujería y los apedrean hasta asesinarlos. Al día siguiente, el joven pretende pasar por ser un niño normal, pero en cuanto se encuentra a solas, invoca las sombras de sus abuelos, quienes explican que la súper-ciencia de la que hacen gala no será comprendida por la Humanidad en los siglos venideros. Aconsejan al niño ocultar sus poderes e intentar no odiar a los que acabaron con ellos. Es una historia mucho más efectiva que las que se pudieron ver en toda la colección. La portada pintada de este ejemplar se basa en esta historia, y es una de las mejores de la serie.
En el número 21, la colección empezó a reimprimir historias pasadas combinadas con nuevo material, y las nuevas historias perdieron el brillo y la mística de los primeros números.
Aunque
tan solo parcialmente exitosas en forma de cómic, las historias de
The Twilight Zone ofrecían más inventiva que las series que la DC dio
en llamar "series de misterio". House of Secrets y House of
Mystery empezaron en los cincuenta, pero agrupaban historias demasiado
sosas e insípidas. A menudo, en las tramas aparecían monstruos
extraños, y en términos generales, no eran muy diferentes a las de
Strange Adventures. Sí, había historias de Jack Kirby, pero estas se
parecían aún más a algo que pertenecía a Strange Adventures. Es
difícil asegurar que estos números explorasen algo parecido al
terror, ya que se acercaban más a los presupuestos de las
colecciones de terror de la Marvel, excepto que el enfoque era propio
de la DC, algo más tranquilo.
Es probable que la exploración más efectiva del terror en la DC se llevara a cabo en la historia "Nightmare", realizada por Neal Adams para House of Mystery nº 186. Guionizada por Jack Oleck, y basada en una historia parecida que hizo para Atlas en los cincuenta, examina la frontera entre fantasía y realidad y dispone de una efectiva secuencia en la que una chica joven se pierde en una extraña dimensión donde será aterrorizada por extraños monstruos en unas páginas diseñadas para evocar un terror genuino. Es una historia llamativa sobre la pérdida de la inocencia, y durante los últimos diez años ha sido una de mis favoritas. Más tarde sería reimpresa por DC en un House of Mystery en formato tabloide. D.C. también ha editado algunas extrañas, aunque olvidables, historias que en realidad solo funcionan cuando son más diferentes, así como cuando son más fieles a la vida real. "The Demon Within!" (House Of Mystery nº 201) está guionizada por Joe Orlando y John Albano, con dibujos de Jim Aparo. Es una historia sencilla sobre un chico que se puede transformar en un pequeño monstruo tan horrible como inofensivo. Su familia se queda tan avergonzada por las situaciones que provoca que toman una drástica decisión... realizándole una lobotomía al niño. La última viñeta es completamente efectiva, porque cualquier cosa remotamente conectada con la realidad y la presión provocadas por las actitudes sociales relacionadas con el miedo a lo diferente casi nunca aparecen en estos cómics, logrando que un comentario social apenas disimulado como esta historia resulte mucho más sorprendente. Esta historia y "Nightmare" son las dos únicas historias de misterio de DC (me opongo enérgicamente a tidarlas como de "horror") que he leído en los últimos diez años y que aún recuerdo hoy en día, mientras que otras se han desvanecido de mi memoria por completo. Los fans también apreciarán la lectura del House Of Mystery nº 201 por la sorprendente portada de Mike Kaluta basada en esta misma historia.
(Continuará)