martes, 22 de septiembre de 2020

ENTREVISTA CON GIPI EN THE COMICS JOURNAL (1 de 4)

Entrevista de Paul Karasik a Gipi para The Comics Journal nº 295 (2009). Traducción al inglés por Vanessa Petrucci. Traducción al castellano: Frog2000.

Antes incluso de leer su obra, Gipi (bautizado como Gian Alfonso Pacinotti en Pisa, 1963) ya me tenía completamente fascinado. Nos conocimos durante el año que estuve viviendo en Italia. Cuando llegué, la traducción de La Ciudad de Cristal (la adaptación en forma de novela gráfica del libro de Paul Auster que hicimos David Mazzuchelli y yo) acababa de salir en la editorial que también publica a Gipi, Coconino Press. Además de Igort, el historietista y editor de Coconino, Gipi era uno de los pocos de la pandilla de Coconino a quienes no le importaba practicar su inglés. ¡Todo un descanso para mí! Nos hicimos amigos de inmediato, pero no sabría decir exáctamente por qué. Me refiero a que en realidad, no conocía su obra para nada. Solo era ese tío tan agradable sentado cerca de mí que dibujaba para los fans en el stand de Coconino, en la mayoría de los eventos a los que asistí durante aquel año memorable. Pero Gipi es más que un "tío agradable". Es un tío agradable de una forma muy particular, y por eso nos empezamos a llevar tan bien.

La cara de Gipi es alargada, expresiva y gomosa. Su expresión siempre cambiante indica que está escuchando y reaccionando a lo que dice todo el mundo. Puede que en un momento se carcajee fuertemente, y al siguiente te mire seriamente durante el siguiente latido. Sabe escuchar, y los buenos oyentes suelen hacer buenos amigos.

De hecho, la amistad es uno de los temas clave en su obra. Para Gipi, sus amistades de juventud siguen estando muy vivas. No solo recuerda a la gente, sino sus características faciales y su forma de expresarse, pero también por qué fueron importantes para ellos mismos, para los demás, y para el mundo en general. Sé que mis colegas de la adolescencia fueron muy importantes en su momento, pero no sabría ni explicar por qué. En su caso, Gipi sabe perfectamente por qué.

¡Imagina mi alivio cuando me di cuenta de que su obra también me gustaba!

Un cálido día de primavera, fui al estudio de Gipi con mi hija, mi hermana, y su familia. El camino de entrada era tan escarpado que tuvimos que aparcar el coche a un lado de la calzada, y sortear varias curvas hasta que alcanzamos la pequeña y aporreada casita. En realidad no se puede apreciar cómo es el lugar hasta que no la tienes justo enfrente, porque está virtualmente construida en la cima de una loma y rodeada de vides. Había gatos por todas partes. Gipi me explicó que este lugar había sido el escondrijo de su padre mientras trabajaba de jardinero. Suspiró mientras apuntaba a las enmarañadas vides, allí donde alguna vez había existido un jardín. Pero Gipi no es jardinero.

El lugar parecía un agujero donde un hobbit podría vivir cómodamente. Vasos, libros y periódicos adornaban el mobiliario. Y parecía como si hubiese detonado una bomba de papel en su estudio. Directamente detrás de su mesa de dibujo, había una chimenea rellena de papel crujiente. Cuando algo no funcionaba, lo arrojaba por encima del hombro directamente al centro. Botes de pintura abiertos, latas con agua, pinceles, botes de tinta, lápices de colores y gomas gastadas bordeaban la caótica mesa de trabajo.

Pero allí, en el corazón del huracán, había una hoja de papel blanca y crujiente con un impresionante dibujo de acuarela a todo color de un barco pirata flotando en un mar tempestuoso. Todo lo que veíamos apuntaba hacia su mesa de dibujo, todo el enredado caos era un entramado que soportaba la creación del espléndido dibujo.

Lo mismo que el propio Gipi. Una juventud enredada y un impulso agresivamente creativo necesarios para producir en el centro del huracán que es este autor.

PAUL KARASIK: ¿Siempre has querido ser historietista? ¿Recuerdas algún momento mágico en el que se te fundieran los plomos y decidieses que hacer cómics era la forma en la que querías pasar el tiempo?

GIPI: Llevo queriendo hacer cómics desde siempre, pero la verdad es que no recuerdo el momento preciso donde todo empezó. Hace poco encontré en la casa de mis padres algunas páginas de cómic que dibujé cuando tenía nueve o diez años. Son historias sobre beduinos y la Legión Extranjera. Escorzos del desierto. También hay historias sobre viajes por el espacio. Astronautas con una nave estropeada o algo así. Incluso apliqué grises con un Zipatone y empecé a aprender cómo intentar controlar cosas como el ritmo temporal, los diálogos y el estilo.

En mis años de juventud no solía dibujar. Empecé a hacerlo únicamente de adulto. Hay una brecha de muchos años en mi recorrido como historietista, un camino que siempre ha sido bastante lineal. Creo que el momento exacto en el que me decidí realmente a contar historias utilizando el cómic fue en 1994, la primera vez que Berlusconi ganó las elecciones. En ese punto, sentía la necesidad de expresarme como resultado de la inquietud que me causaban la situación política y las costumbres italianas, que me empujaron a narrar historias situadas en la actualidad, y no solo a preocuparme por el aspecto gráfico de mi trabajo. Además, era la primera vez que mezclaba (al menos con cierto éxito) palabras y dibujos.

Nos conocimos al estar conectados por Coconino Press. Me impresionaba mucho la forma en la que Igort y su gente llevaban el negocio. Sentí de inmediato que me aceptaban como parte de la familia. ¿Es este acercamiento familiar entre la pandilla de artistas algo que solo ocurre en Coconino? ¿Puedes hablarnos un poco sobre lo que significa formar parte de la familia Coconino?

Coconino también es mi familia. En realidad, como no me gusta la palabra "familia" (¡en especial por el significado que tiene en Italia!), me parece más como un equipo. Los sentimientos que compartimos y la visión común sobre la narrativa, además de haber experimentado las dificultades que conlleva ser historietista en Italia, nos ha unido mucho. He publicado mis obras en Coconino, y nunca he llegado a ver un contrato antes de empezar a trabajar, o incluso de decidirme a sacar otro tomo con ellos. Sé que es una locura, pero así es como funcionaban las cosas con ellos. Trabajar con Coconino me producía la sensación de que estaba más charlando con un amigo que formando parte de un negocio. Sentía que una vez que acababa la obra y llegaba a manos de Igort, no tenía por qué preocuparme. Sus ojos y sus manos participaban de mi trabajo y lo entendían sin problemas. Saberlo me daba muchísima seguridad. Y me dejaban trabajar en completa libertad. Siempre. Durante seis años, nunca he tenido una sola objección o desacuerdo respecto a mi obra. No sé si podría tener la misma relación con otros editores. Sigo publicando con Coconino, y ningún editor italiano me ha ofrecido las mismas condiciones de libertad total que ellos.

El panorama del cómic en Italia es muy particular. ¿Puedes explicar cómo encajan los cómics en la cultura italiana y el papel que juegan las obras publicadas por Coconino?

No sé si poseo los conocimientos suficientes para responderte. Siempre he tenido un poco de desapego por la industria del cómic italiana. No conozco a sus comerciales, editores u otras editoriales. He oído que el problema de los artistas que trabajan en las historias de temática "adulta" pasa porque el cómic en Italia se ve como un entretenimiento menor, principalmente para adolescentes. Solo en los últimos años, y gracias a editoriales como Coconino y creadores como tú y yo, han empezado a cambiar las cosas. Aún tan fuertemente obstaculizado por los cómics serializados, el término "novela gráfica" ha empezado a ser conocido, y define cierto producto. Sin embargo, raramente llama la atención de los medios y de los críticos, aparte de algunas excepciones.

¿Qué situaciones te condujeron a tu primer trabajo como profesional en los cómics?

Como he comentado, fue la victoria de Berlusconi en las elecciones de 1994. Hasta entonces siempre había dibujado de una forma tradicional, yendo y viniendo entre los dibujos realistas y el fantástico. Pero entonces no guionizaba, al menos historias. Me encontraba apartado del mundo. La victoria de Berlusconi me agitó profundamente. En ese momento su partido y él se trajeron una inmoralidad para todo el pais que despreciaba con todo mi ser, y que también me asustaba. Este malestar me empujó a abandonar mi búsqueda del "dibujo bonito" y me llevó a buscar un estilo más agresivo y esquemático, donde el contenido (sátira política y social) fuese la prioridad.

La revista semanal Cuore publicó mis primeros trabajos, donde intentaba desarrollar ese nuevo enfoque. Cuore era una revista de sátira política muy conocida en Italia (ya no se publica) donde gané cierta popularidad en muy poco tiempo. Muy pronto empecé a sentirme incómodo con el formato de la sátira. Dado que vivía ajeno a todos los asuntos sociales, me faltaba una idea "alternativa" de la sociedad como base para mis críticas. Decidí entonces narrar las historias de mis amigos, historias sobre chicos de los suburbios, historias turbulentas y de gente sin suerte, que a menudo bordeaba la criminalidad. Esto me hizo intentar realizar argumentos más complejos, y después de unos años, me fui al terreno de la novela gráfica.

¿Leías cómics de niño? Si es así, ¿qué leías y qué impacto tuvo en tu deseo de ser historietista?

De niño leía muchos comic books, tanto de Marvel como de DC. Luego empecé con las tiras de periódico como Li´l Abner y Snoopy. En la Italia de los ochenta apareció un grupo de profesionales que tuvieron un impacto tremendo en mi generación. Entre ellos estaban Andrea Pazienza, Stefano Tamburini, Filippo Scozzari, Massimo Mattioli y muchos otros. De todos ellos, Pazienza me influenció de una forma increíble. Se convirtió en mi ideal único y verdadero (casi en un mito.) Me llevó años liberar mi pulso de la influencia de su estilo. Y aún así, creo que nunca me liberaré de su forma de fijarse en la vida. Es esa idea de que al reconocer tanto el horror infinito y la infelicidad del mundo real y de las rutinas diarias, puedes efectivamente representar la vida en una historia de un cómic. Es a Pazienza a quien le debo esa noción, este "descubrimiento" de los valores dramáticos que se pueden encontrar en la vida de todos los días.

Al revisar ahora tu obra, ¿puedes citar alguna influencia específica de otros historietistas o narradores de historias?

Definitivamente, en mi obra hay influencias de los autores que he citado previamente, especialmente de Pazienza. Por otro lado, siempre me influye cualquier autor que intenta ir más allá y experimentar con éxito con la narrativa. Me puede ocurrir con la extrema libertad de alguien como [Joann] Sfar, el rigor de Igort, o las peculiares visiones de Giacomo Nanni y Marco Corona.

Cuando me fijo en las diferentes ediciones de Coconino, detecto cierta similitud a un nivel bastante profundo. En parte por su edición tan profesional y el gusto de Igort, pero creo que también hay cierta cualidad que parece bastante específica... quizá algo esencialmente italiano. ¿Te parece una locura?

No, creo que no lo es... y si estás loco, ¡no es precisamente por haber dicho eso! Pero tampoco sabría responderte muy bien. Tan solo te puedo contar lo que experimenté hace unas semanas. Estaba en París con Manuele Fior y Alessandro Tota, dos excelentes autores italianos. Nos habían invitado a una fiesta en el ático de un ingenioso y extremadamente talentoso autor francés: Bastien Vivés. Allí había muchos jóvenes y talentosos artistas franceses. Cada uno se había llevado sus dibujos y nos miraban con curiosidad y fascinación. Eran muy buenos, novedosos, nerviosos e inteligentes. Llegados a cierto punto, Manuele, Alessandro y yo nos empezamos a sentir casi tristes e increíblemente poca cosa al lado de estos chicos. Entonces, Alessandro Tota dijo algo que me pareció preciso e inexplicable al mismo tiempo: "Gianni, en realidad somos bastante poderosos. Somos italianos, ¡así que por dentro estamos jodidos, en nuestro interior somos desafortunados y estamos podridos!" Creo que se refería a que aunque no teníamos esa brillantez, esa cualidad solar particular de estos jóvenes, nuestra fortaleza residía en que habíamos crecido en un país perdido como Italia, que había saturado todas y cada una de nuestra páginas, y habíamos añadido otros niveles de drama y segundas lecturas desesperadas, casi cómicas. Y era en esas falacias "antropológicas" donde residía nuestra fuerza. Creo que estaba en lo cierto.

(Continuará)

miércoles, 16 de septiembre de 2020

TRINA ROBBINS, LA PRIMERA DAMA DEL COMIX UNDERGROUND (3 de 3)

Entrevista de Bill Sherman a Trina Robbins para The Comics Journal nº 53 (1980). Traducción: Félix Frog2000. Parte 1, parte 2.

SHERMAN: Son muchas las mujeres historietistas que han tratado el tema.

TRINA: Supongo que a nosotras nos agobiará menos. Podemos aceptar nuestro lado masculino y seguir siendo mujeres. Pero parece que los hombres no son capaces de admitir su lado femenino y seguir siendo hombres. Y no debería ser así. Los mejores hombres que conozco son verdaderamente cariñosos, capaces de apreciar las cosas bellas, y al mismo tiempo, son hombres de verdad. Y sin ninguna duda al respecto.

SHERMAN: Has dedicado varias historias al mundo del rock, específicamente a los músicos y a las groupies.

TRINA: Estuve un tiempo viviendo en Los Ángeles, y solía salir de marcha con músicos de rock. También me familiaricé con la escena groupie. Más tarde, cuando ya estuve lista para ver las cosas con más perspectiva, me di cuenta de que las groupies son un ejemplo opresivo de cómo se puede degradar verdaderamente a las mujeres. Puede que una mujer admire a un buen músico, y quiera empezar a tocar ella misma un instrumento, pero igual no tiene el coraje suficiente, o cree que no va a ser capaz, así que empieza a salir con músicos. En el pasado era bastante habitual, y supongo que lo seguirá siendo, porque hay mujeres que quieren ser artistas, pero tienen mucho miedo de no tener talento. Es una situación que aprovechan muchos músicos para comportarse de una forma increíblemente sexista. Son un buen ejemplo de lo que es ser sexista. Me gusta usar ejemplos tan obvios en cómics muy en blanco y negro. Me gusta cuando puedes distinguir a los malos de los buenos.

SHERMAN: Además de tus historias feministas, en el pasado también has hecho historias propagandísticas...

TRINA: ¿Como cuál?

SHERMAN: Se me ocurre aquella historieta contra la heroína.

TRINA: Ah, sí. Difícilmente se la puede considerar propaganda.

SHERMAN: No la tacho de propagandista de forma negativa, sino de forma objetiva, porque intenta aportar un punto de vista concreto. ¿Cuánto valor pueden tener los comix en ese campo?

TRINA: Me parece que tienen un valor tremendo, porque cuentan historias reales con mensajes reales. Son el medio definitivo para hacerlo, mucho mejor que el cine o la televisión. El problema de la TV es su aspecto comercial, solo puedes hacer cosas si tienes un patrocinador, así que hay muchas cosas que no puedes decir, excepto si haces televisión educativa. El problema del cine es que cuesta una fortuna hacerlo, así que no puedes hacer ni decir lo que quieras, porque tienes una empresa cinematográfica detrás. Te estás jugando millones de dólares en cada película, así que todo tiene que ser seguro para el espectador. Sin embargo, los comix son baratos, los comix son una de las últimas cosas relativamente baratas. Son una combinación asombrosa de palabras y dibujos, dibujos que cuentan historias. Y puedes incluir tu propio punto de vista, hacerlo de forma barata, y venderlo de forma barata, para que las personas que quieran hacerse con ellos puedan pagarlos sin problemas. Es un medio magnífico.

SHERMAN: He conocido a un montón de gente de izquierdas a la que no le gusta mucho la idea de usar el comix.

TRINA: Oh, lo sé. Resulta perturbador que a la gente de izquierda y a las feministas militantes no parezca gustarles el comix. Creo que están tan pendientes de su intelecto que de alguna forma, para ellos algo no es bueno a menos que tenga la forma de un tratado compuesto de dieciséis páginas escrito absolutamente con palabras.

SHERMAN: Una vez, un militante comunista me ofreció doce razonamientos ideológicos sobre por qué el chiste de una viñeta de la página editorial de una publicación no valía para nada. 

TRINA: Otro de los problemas de la gente muy politizada son sus diferencias ideológicas.

SHERMAN: Wet Satin nº 1 tuvo muchos problemas al llegar a la imprenta.

TRINA: Así que saqué Wet Satin nº 2.

SHERMAN: Todavía no lo he conseguido.

TRINA: Oh, tienes que verlo. He metido una de esas historias clásicas en la que el protagonista masculino es el enemigo, aunque también sea alguien encantador.

SHERMAN: ¿Puedes enumerar las dificultades por las que pasaste?

TRINA: El impresor, alguien del Medio Oeste que había impreso todos los comix de Krupp...

SHERMAN: ¿También Bizarre Sex?

TRINA: Si, también. Te pondré un ejemplo: una de las portadas de Bizarre Sex le pareció tan desagradable que la cubrió con un papel blanco para venderla en las tiendas. (Bizarre Sex nº 4, "It Came from Alpha Centauri Looking for Love", con una vagina gigante que ataca un rascacielos). Estaba dispuesto a imprimir Bizarre Sex, pero no quería imprimir nuestro título. Me llamó pornógrafa. Y cuando le pregunté por qué lo mío era pornográfico, pero no Bizarre Sex, me dijo: "Bueno, Bizarre Sex le gusta a los hombres", esas fueron sus palabras exactas. "Es divertido. Una sátira". Pero Wet Satin no le parecía una sátira, se la tomó más en serio. Aún así, en Screw nos dedicaron una reseña. En el número 2 de Wet Satin aparece una editorial en la que indico que Screw, que no es precisamente un periódico feminista, hizo una reseña fabulosa en la que comentaban que el motivo de que Wet Satin fuese tan bueno y que lo salvaba de ser una monótona diatriba feminista, era el hecho de que tenía sentido del humor y estábamos dispuestas a reírnos de nosotras mismas. Les parecía una sátira verdaderamente divertida. Como ves, esa imprenta del Medio Oeste quiso censurarnos. 

SHERMAN: ¿Y quién ha impreso Wet Satin nº 2?

TRINA: Last Gasp.

SHERMAN: Otra pregunta inevitable. ¿Cuáles son tus proyectos más inmediatos?

TRINA: Finalmente estoy muy cerca de alcanzar mi sueño, que no tiene nada que ver con los cómics a color para revistas de tirada nacional. Les he vendido varios proyectos a Heavy Metal y Playboy, y espero seguir haciéndolo. Hago una página mensual para una nueva revista, Hi Life, para la que he ideado un nuevo personaje, The Unforgettable Pearl Harbor, Dope Dealer. Por supuesto, los comienzos de las nuevas revistas son inestables, pero espero que esta dure mucho tiempo. Algún día me gustaría editar un libro, no un comic book, sino un libro-libro con lomo y todo. Por supuesto, es mencionar la palabra "animación", y verás cómo se nos encienden los ojos a los historietistas...

(La segunda parte de la entrevista se llevó a cabo el 30 de noviembre de 1979, casi un año después de la primera parte.)  

SHERMAN: Desde la primera parte de la entrevista, he redescubierto otra tira tuya incompleta titulada "Baby Grind" que apareció en la revista de corta existencia Funny Papers.

TRINA: Esa cosa fue toda una frustración en mi vida. Me encantaba esa tira, y solo duró tres entregas, lo mismo que la revista donde se publicaba. Era un homenaje a Harold Gray. He intentado venderla en Europa, porque allí suelen comprarme mucho material, pero la verdad es que no le interesa a nadie. Supongo que me habrán catalogado como esa de las tiras al estilo Rosie the Riveter. Pero sigo obcecada en sacar esa serie. Era una tira para niños, y ahora mismo no hay espacio para las cosas para niños, incluso en los comic books, todos son superhéroes crecidos.

SHERMAN: También hay mucho de Shirley Temple en la tira. 

TRINA: Ahí está, algo de Shirley Temple, Little Orphan Annie, así como de Casey, mi hija. Quería hacer una tira que ella pudiese leer sin problemas. Suelo dejarle leer mis comix porque no creo que haya nada en ellos que no pueda leer, pero a veces no entiende lo que ocurre en ellos. Quería una tira que pudiesen leer tanto niños como adultos, al estilo Tintin. Estaba lista para hacerla para siempre, pero no consigo interesarle a ningún editor. Ahora mismo solo se producen un puñado de buenos cómics para niños, si exceptuamos las reimpresiones de Disney, que son maravillosas. Las cosas como Archie y Veronica me parecen verdaderamente perniciosas.

Básicamente, si pudiera hacerlo, llevaría los cómics de nuevo a los años treinta.

SHERMAN: Hace poco has empezado una tira semanal para Rip Off Syndicate. Algunas de tus otras tiras aparecieron originalmente por entregas [como "Scarlett Pilgrim"]. ¿Cómo se te ocurrió una serie como "Shady Lady"? ¿Escribes antes todo el argumento antes de empezar a dibujarlo?

TRINA: Sé absolutamente cómo va a ser la primera aventura. En realidad, me preocupaba un poco abordar la serie, porque no tiene mucho que ver con lo que suele sacar Rip Off. Empezó como una sátira en lugar de una serie de aventuras, y en cada entrega la heroína iba a aparecer en diferentes planetas, pero luego la rediseñé para que pareciese más seria. 

SHERMAN: Las primeras entregas me recuerdan mucho a la obra de Ron Goulart. ¿Conoces su trabajo en el campo de la ciencia ficción?

TRINA: Oh, por supuesto. Me halaga que te hayas dado cuenta. Sus episodios junto a Gil Kane para Star Hawks son los mejores momentos de la serie. Pero Shady Lady me sigue poniendo nerviosa, porque no sé si funcionará o no. Por fin me he puesto con una tira de aventuras, y no sé si los suscriptores de Rip Off la aceptarán o se quedarán disgustados, porque no es la típica serie hippie. Me encantaría seguir haciéndola durante años, y espero que dé un impulso a otras series parecidas como "Baby Grand". Sería feliz dibujándola durante el resto de mi vida.

SHERMAN: ¿No te preocupa no tener siempre la misma energía? Parece que la gente no deja de aparecer y desaparecer de las páginas de Rip Off. Shelton es el único que sigue ahí desde el principio. 

TRINA: Bueno, es Rip Off Press. Sé a lo que te refieres, pero solo la hago una vez a la semana. Si fuese una al día, me quitaría todo mi tiempo y energía. Tal y como están las cosas, a veces me molesta dejar de trabajar en una historia a color para ponerme a dibujar dos entregas de esa tira que nunca voy a volver a ver. 

SHERMAN: ¿No la vuelves a mirar una vez impresa?

TRINA: The Bay Guardian, nuestro periódico local, no está suscrito a Rip Off. A veces imprimen cartoons que se hicieron originalmente para Rip Off. Una vez incluso llegué a dibujar una tira para el periódico, pero solo fue en un número. No sé qué será peor, hacer una tira que aunque tú puedas acceder a ella sin problema, el resto del país no podrá, o algo con una amplia distribución, pero que nunca vas a poder ver.

SHERMAN: ¿Cuál era la tira?

TRINA: Se llamaba San Francisco Gothic, y era una serie contemporánea situada en una casa de San Francisco de aspecto gótico. Tenía muchos elementos típicos del gótico: una heroína naif de 25 años que estaba intentando escapar de un matrimonio en Ann Arbor, Michigan. Su origen es en Ann Arbor porque quería que fuese una persona educada, pero al mismo tiempo lo suficientemente naif como para no saber mucho de San Francisco. Así que llegaba a esa casa llena de gente típica de la ciudad, donde vivían una madre soltera con su hijo, un chico gay, y etcétera, y se veía envuelta en una serie de situaciones góticas al uso. En la tira hay una secta que vive escaleras abajo y que cree que los platillos volantes están a punto de aterrizar, y también que les bombardean con señales desde una antena gigantesca de televisión cercana. En la tira aparecían muchas bromas privadas. 

SHERMAN: Suena como si fuese una versión en comix de "Serial". 

TRINA: Si, me lo han dicho, pero en realidad se basa en Historias de San Francisco, de Armistead Maupin. Es anterior a "Serial", y primero apareció de forma regular en un periódico de San Francisco. Era una historia más cercana al misterio, pero con un montón de las mismas bromas locales que aparecían en "Serial" sobre Marin County. Además, estaba mejor escrita que el libro de Maupin.

SHERMAN: No sabía ni que existía ese libro.

TRINA: El autor empezó a hacer la secuela, pero la terminó de forma abrupta. Empezó a llevar la historia en direcciones muy raras, y en el argumento aparecieron temas como el canibalismo y otras cosas parecidas. No es que se refiriese al tema de forma explícita, pero daba pistas suficientes como para que cualquiera cayese en la cuenta. Y por fin alguien del periódico se dio cuenta y le dijeron: "Hey, ¡no puedes hacer eso!" Así que el autor puso punto y final a toda velocidad.

SHERMAN: En la primera parte de la entrevista no te pude preguntar por "Scarlett Pilgrim". ¿Dónde apareció por primera vez la serie?

TRINA: Empezó de forma regular en Coyote Howls, el periódico de Margo St. James para COYOTE, la organización que intenta legalizar la prostitución. Apareció en el periódico, pero antes de que la historia llegase a la mitad, salió el cómic, por lo que parecía bastante redundante que la tira continuara cuando ya se podía leer el final en otra parte.

SHERMAN: Finaliza como si tuvieses la intención de continuar.

TRINA: Quería ponerle fin si darle un final definitivo, era un final abierto como el de "Lo que el viento se llevó" con la Scarlet original. Puede que la retome algún día. Esa tira también llegó a aparecer en Georgia Straight, pero de repente prescindieron de ella. Tengo que viajar a Vancouver a por los doscientos dólares que todavía me deben.

SHERMAN: Parece que esta serie tiene grandes influencias de Moulton. La sidekick Dollface podría ser una especie de Etta Candy más dura.

TRINA: Bueno, en realidad, Wonder Woman no fue la única tira de los treinta con una sidekick que salió en pocas entregas. En realidad, los personajes se basan en las entrevistas que había mantenido con Margo St. James. Como indico en el tomo, Scarlett es de ella. Y Dollface está basada en una madame que ella me describió.

SHERMAN: En la serie de Scarlett aparece una heroína aventurera y prostituta, y en la tira que hiciste para Titters (The First Collection of Humor by Women), también hiciste una serie donde satirizabas St. James. Me da la impresión de que tu actitud hacia la prostitución legal es ambivalente.

TRINA: Lo es. Me gusta mucho Margo. Es una persona adorable y genuina, uno de los motivos por los que ahora está donde está. Pero por otro lado, creo que muchas de esas mujeres están en las calles porque no son sino víctimas. O son adictas a algún tipo de droga dura, o no saben que se podrían dedicar a otra cosa. En mi opinión, las prostitutas son víctimas, porque no hay crimen sin víctimas. Cuando entrevisté a Margo, una de las cosas que me dijo fue que había una tremenda cantidad de mujeres -he olvidado exactamente cuántas, pero más del 50%-, que han empezado a prostituirse porque fueron violadas por su padre cuando eran jóvenes. Así que en "Hedy the Hooker", para Titters, intento expresar que todo esto no reviste glamour alguno. Creo que se debería legalizar la prostitución, pero -y aquí es cuando Margo y yo entramos en desacuerdo-, también pienso que se debería dar una educación a estas mujeres para que puedan hacer otras cosas. Pero si vas a arrestarlas por prostitución, arresta también a los chulos. Arresta a los puteros.

Por otro lado, de forma incidental la tira era una parodia de los cómics de Stan Lee de los 50: de Mille la Modelo y los demás, series donde el argumento consistía en una heroína que se cambiaba muchas veces de ropa. Hedy cambia de traje casi en cada viñeta. 

SHERMAN: Por fin he podido ver Wet Satin nº 2, y me ha impresionado mucho la forma en que Lee Marrs y tú os encargáis de las tiras. Son historias largas y sin palabras. ¿Decidísteis hacerlas de forma separada?

TRINA: Si, me encanta que finalmente funcionaran tan bien. Hacer cómics sin palabras es muy divertido, puede que sean los cómics más puros.

SHERMAN: Desde que publicaste el número 2, se ha producido un auge del movimiento contra la pornografía. No me refiero a que Wet Satin sea pornográfico (hablamos de ello la última vez), pero, ¿te ha llegado algún reproche por parte del movimiento?

TRINA: No, absolutamente ninguno. Estuve charlando con varios lectores sobre el tema, incluyendo a lectoras lesbianas, y saben que existe una gran diferencia entre la pornografía con violencia y el erotismo. Parece que nuestros lectores saben cuál es. Después de todo, han etiquetado la publicación como: "Fantasías Eróticas para Mujeres".

SHERMAN: Igual solo me lo parece a mí, pero el segundo número es más erótico que el primero.  

TRINA: Si, puede que fuésemos un poquito más valientes.

SHERMAN: ¿Planeas continuar la serie de los zapatos de plataforma en Bizarre Sex?

TRINA: Nah, tan solo fue una entrega. Tardó muchísimo en imprimirse, y estuve esperando un montón. Creo que a Denis [Kitchen] se le olvidó publicarla. Tuve que enviarle una carta cabreada y todo.

SHERMAN: Supongo que puede parecer un poco anticuada.

TRINA: Si, los zapatos de plataforma ya no se llevan. 

SHERMAN: También has hecho algunos cómics educativos, sobre todo el libro que editaste con Edu-Comics. Mama! Dramas, ¿de dónde sale el título?

TRINA: La verdad es que es toda una historia para contar. Antes me has preguntado qué es lo que me saca de quicio... bien. Queríamos llamarlo Mama! Comix, pero Mel Lazarus se enteró y nos dijo que nos iba a denunciar. Había sacado una tira para un periódico titulada Momma, y aunque se deletrea de forma diferente, y nuestro título tiene una exclamación, su syndicate empezó a amenazar a nuestro editor. Me enfureció un montón. Para empezar, nuestro libro está formado por una serie de comix sobre la maternidad que habían hecho artistas que también eran madres, y para terminar, "Mama" es una palabra bastante común. Siempre he pensado que la tira de Lazarus era sexista, y me incomodaba mucho leerla, se basaba en estereotipos tan atroces que ni siquiera son divertidos. Y ahí tienes a ese tío diciéndonos a nosotras, que somos todas madres, que no podíamos usar el título Mama! Comix! ¡Me hubiese gustado hacer pedazos a ese cabrón! Estaba lista para ofrecer pelea y llevar el asunto a los juzgados, pero Leonard [Rifas, el editor de Edu-Comics y Corporate Crime] no tenia dinero para enfrentarse al syndicateAsí que buscamos un título alternativo, y a la madre de Leonard se le ocurrió Mama! Dramas. Tiene como un toque especial, pero cuando pienso en Lazarus y su tira, me cabreo un montón.

SHERMAN: ¿Se ha distribuido el libro en otros sitios aparte de en los habituales que venden comix? Podría alcanzar una audiencia más amplia.

TRINA: Si. Es el único título underground que se vende en librerías feministas (por lo general pasan del underground.) También se ha editado en Japón y Alemania.

SHERMAN: En tu historia para el libro ("The Single Parent Experience"), resistes la tentación de hacer un relato autobiográfico.

TRINA: Fui muy cautelosa a la hora de poner elementos autobiográficos. En realidad quería comunicar el dolor que supuso mi propia experiencia, mis primeros años como madre soltera. Tuve que cambiar varios detalles. Hacer que la heroína fuese escritora, darle un hijo, y etcétera. Pero no soy como Crumb o Aline Kominsky, porque tampoco puedo exponerme de forma tan abierta. Prefiero crear historias.

SHERMAN: ¿Crees que negarte a exponer tus vivencias de una forma más abierta ha jugado en tu contra? Muchos fans del comix underground parecen preferir ese tipo de material. 

TRINA: No estoy de acuerdo. Después de un tiempo, todas las historias suenan parecidas. Me han llegado relatos de mujeres que querían convertirse en historietistas, y siempre se parecían a lo mismo: a "Goldie", de Aline Kominsky. Ya sabes: "Cómo Me Lavaron El Cerebro Cuando Era Una Niña..."

SHERMAN: A veces pienso si tanto énfasis en las experiencias personales que se puede ver en el underground, no tendrá mucho que ver con el "yoísmo" tan propio de esta década.

TRINA: No soy una persona "yoísta". Me gusta compartir y comunicarme, contar historias. No soy la típica artista underground. ¿Qué puedo decir? Como he comentado, quiero devolver el cómic a los años 30, en lugar de revivir los 60.

SHERMAN: En la revista 21st Century han ido apareciendo varias historietas tuyas a color [también "Exercise in Gold" y "Pau Pele Pau Mano" en Heavy Metal, y "Do It Yourself Love" en el National Lampoon] ¿Cómo aplicaste el color en las tiras del Heavy Metal?

TRINA: Con el aerógrafo. Es un buen recurso. Para alguien acostumbrada al contacto directo con el lápiz y el papel, al principio era aterrador. Esa máquina rociaba de color la página: parecía alienante. Era como aprender a conducir un coche, que parece que la máquina te está controlando a ti. Pero aprendí a sentirme cada vez más cómoda. Me gusta esa tonalidad suave, y me gusta trabajar con imágenes sencillas, es un buen recurso.

SHERMAN: "Exercise in Gold" parece estar influenciada por los dibujos animados japoneses, especialmente en tu representación de los dragones y arpías.

TRINA: No es así. Me los inventé, tanto como tú te puedas inventar tus propios dragones. Me encantan los dibujos animados japoneses, pero cuando hice la tira no pensaba en ellos.

SHERMAN: Me di cuenta de que en las dos tiras del Heavy Metal pareces volver a interesarte por los mitos y arquetipos.

TRINA: Sí, y me encanta. Había llegado a un punto donde creía que no podría volver a hacer ese tipo de historias en el comix underground. Como he dicho en relación a la tira de Shady Lady, cada vez me siento más como si solo se esperasen que hagas cierto tipo de cosas. Sin embargo, en Heavy Metal puedo hacer ese tipo de historias. Es la salida ideal para el tipo de historias que quiero hacer ahora. También escribí un artículo sobre religiones matriarcales para "Near Myths", el título británico underground. Bryan Talbot me escribió y me preguntó si estaría dispuesta a hacer algo, así que les envié un artículo sobre Stonehenge y las piedras verticales.

SHERMAN: ¿Es la historia de la que hablabas el año pasado?

TRINA: Si. Ahora hay más sitios donde incluir ese tipo de historias. Recuerda que la motivación inicial de los underground era que no había ningún lugar para hacer algo que no fuese Marvel. Y ahora sí que lo hay.

SHERMAN: Por algún motivo, la historia hawaiana del Heavy Metal parecía terminar de una forma demasiado abrupta.

TRINA: Estaba destinada a terminar de esa forma: aparece la Diosa y se acabó.

SHERMAN: Me chocó un poco, porque agregaste una nota al final de la historia sobre la segunda sacerdotisa que logra calmar a la Diosa rindiéndole homenaje. Me gustaría que en su lugar lo hubieses dibujado.

TRINA: Se basa en una historia real. La historia básica también se basa en hechos reales. Existió una verdadera reina cristiana en Hawái que subió al volcán para desafiar a Pele, pero después, en la vida real no sucedió nada más. Reescribí la historia para que fuese mucho más satisfactoria.

SHERMAN: La tira de "Do It Yourself Love" del National Lampoon parecía hacer un comentario sobre gran parte de nuestro entretenimiento actual...

TRINA: ¿A qué te refieres?

SHERMAN: Pensaba en películas como "Una mujer descasada". Por un lado muestra un reflexión sobre la forma en que se relacionan los hombres y las mujeres, y al mismo tiempo se afirma que siguen utilizando las mismas viejas fórmulas románticas.

TRINA: Hmm. No he visto la película. Me parecía divertido aprovechar las reglas de romance tradicionales y hacer que el lector pudiera elegir entre una historia reflexiva y otra llena de sexo absurdo.

SHERMAN: Muchos cómics parecen desdeñar el entretenimiento popular. En tu caso, ¿le prestas mucha atención?

TRINA: Veo televisión, sobre todo películas antiguas. Sin embargo, he de confesar que veo "Los ángeles de Charlie" y "La Mujer policía". Si aparece una heroína, me veré casi cualquier cosa. "Los ángeles de Charlie" es muy divertida. Es como lo que he dicho antes, no hay nada de malo en que las jóvenes o las mujeres fantaseen con que son fuertes y hermosas, como tampoco lo es que los hombres se imaginen que son superhéroes. Casey y yo solemos ver "Los ángeles de Charlie". Intento ver todas las películas que me comentan que son dignas de ver. Me encanta "La vida de Brian". Quiero ver "Alien" unas cuantas veces más.

SHERMAN: De esa película me impresionó la forma en que presentaban a una heroína fuerte sin sentir la necesidad de disculparse.

TRINA: Sigourney Weaver. ¿No estaba maravillosa? Dios, ¡era genial! Ella y Yaphet Kotto eran definitivamente las dos estrellas humanas de la película. Y esos otros dos, el extraterrestre y el gato.

SHERMAN: Un año después, ¿cuál es tu impresión de la escena del cómic underground y el ground-level?

TRINA: Bueno, tú has escrito sobre el ground-level: prácticamente está muerto. En cuanto a los underground, me desagradan tanto como hace un año. En general, no me siento bien al leerlos: me alegro de poder publicar en revistas. Lo que no quiere decir que no haya algún tipo de cómic underground que me plantee hacer alguna vez. Quiero hacer más cosas educativas como Corporate Crime. Más Mama! Dramas. Tal vez incluso otro Wet Satin. Pero ahora mismo me siento feliz haciendo tiras para las revistas. Acabo de terminar una serie de ilustraciones para Lampoon sobre la moda de los 70 -que es la que me gustaba- y he hecho otra serie para High Times. Sin embargo, todavía hay material underground que me gusta leer. Gil Shelton continúa produciendo material divertido. Me gusta The-40-Year-Old-Hippie y los recientes Griffith Observatorys. Comanche Moon es simplemente brillante, aunque no sea realmente underground. Leeré todo lo que haga Guy Colwell...

SHERMAN: Una pregunta más: ¿Cuánto me pagarías para evitar enviar una copia de esa primera tira de Speed Queen para imprimirla junto con esta entrevista?

TRINA: ¡Oh, Dios mío...!

miércoles, 9 de septiembre de 2020

TRINA ROBBINS, LA PRIMERA DAMA DEL COMIX UNDERGROUND (2 de 3)

Entrevista de Bill Sherman a Trina Robbins para The Comics Journal nº 53 (1980). Traducción: Félix Frog2000. Parte 1.

SHERMAN: En Babe publicaste una historia titulada "I Remember Telluria" donde utilizabas varios aspectos mitológicos del matriarcado. Es un elemento que has usado muchas veces en tus primeras obras. Me gustaría saber qué tipo de background conocías sobre el tema.

TRINA: Solo lo que había leído. En los sesenta me leí "La Diosa Blanca" de Robert Graves y otros libros del autor, y descubrí que habían existido varios matriarcados a lo largo de la Historia; las primeras formas de religión se centraron en las Madres Diosas que eran adoradas. Y parecía como si todo el mundo lo hubiese olvidado: nadie conocía sus raíces. Ni siquiera las propias mujeres. Por mí parte me quedé fascinada. Después de mis lecturas de Graves, estaba lista para sacar mis propias conclusiones sobre los significados, sobre cómo funcionaron las primeras religiones y sobre cómo el patriarcado había ido modificando las cosas. Aunque en realidad era bastante obvio, y tampoco había que darle más vueltas. Así que escribí sobre el tema. Hoy en día me sigue fascinando. Me considero una pagana, y si adoro algo en este mundo, es a la Diosa.

SHERMAN: ¿Has planeado alguna vez dedicarle una historieta al tema en general?

TRINA: Por supuesto.

SHERMAN: Creo que tus historias recientes no lo tratan en modo alguno.

TRINA: Últimamente no. Pero el pasado diciembre estuve por Europa, y me metí en el tema de lleno de nuevo: siempre me han fascinado los monolitos, los menhires, así que viajé hasta Stohenge por segunda vez. Fue incluso mejor que la primera, porque fui caminando hasta allí con mi hija de ocho años, que en ese momento acababa de cumplir siete y medio. Era invierno y no había autobuses de turistas, así que nos pusimos a caminar. Cogimos el tren hasta el pueblo más cercano, y desde allí nos dimos un paseo de dos millas y media. Fue fantástico, una experiencia increíble. Caminar hasta Stohenge. Llegas a un punto en el que te giras y puedes verlo absolutamente todo. Todo a tu alrededor. Fue muy impresionante, algo importante que compartí con Casey (mi hija).

Cuando fui más tarde a Inglaterra, me puse a charlar con varias personas sobre el tema, y me contaron que todos los menhires de Europa están alineados. Eso no quiere decir que todos estén alineados en linea recta uno tras otro, sino que puede que haya tres en línea, otros cuatro en otra, y que las líneas se van cruzando unas con otras. Me recomendaron un libro del escritor John Mitchell. Es un tema apasionante, y de alguna forma encaja con lo que siento sobre todo esto de ser pagana. Sé que los viejos druidas adoraban parcialmente a una diosa. Tiene sentido para mí, y me encantaría hacer una historia centrada en las Altas Sacerdotisas.

SHERMAN: Elizabeth Gould Davis ("El primer sexo") comenta también que los druidas eran Adoradores de la Madre. Otra de mis preguntas es sobre las influencias de tus comienzos...

TRINA: En su mayoría fueron los cómics que leía de niña. Solía hacer lo que supongo que hacen un montón de niños, copiar los dibujos que les gustan. Uno de los dibujantes era Wally Wood. Aprendí a dibujar las caras desde una perspectiva en tres cuartos junto con el sombreado, y todo gracias a los dibujos de Wood en los cómics de ciencia ficción, que me encantaban. Otra influencia fue la de Matt Baker, que dibujaba para Fiction House, mi editorial favorita de la Edad de Oro. Matt Baker era muy interesante, porque además de dibujar las mujeres fabulosamente, algunas se convirtieron en mis heroínas favoritas. Había algo en él que lo hacía tan extraño como las mujeres que trabajaban en el cómic de los cuarenta, porque era negro. Era incluso más extraño que el hecho de que una mujer trabajase en el cómic. Murió muy joven, a los 36 por una enfermedad del corazón.

SHERMAN: ¿Alguna influencia más?

TRINA: Eisner. Me volvía loca. Mis padres solían comprar un periódico que incluía un suplemento de Spirit los domingos, que siempre me quedaba para coleccionar.

SHERMAN: En "Panthea" las influencias de Eisner parecen más claras.

TRINA: Me gusta mucho que te hayas fijado, porque ahí están.

SHERMAN: Apareces junto a Art Spiegelman, Kim Deitch y Yosarrian en Swift Premium...

TRINA: Oh, dios. ¿Qué horrible nombre has dicho?

SHERMAN: Swift Premium Comix. Era un tomo de tapa blanda. ¿Cómo fue el proceso?

TRINA: Sencillamente que el chico que se encargaba del proyecto nos llamó a todos, -oh, Dios, me he olvidado de su nombre, era uno de los editores del East Village Other-, y de alguna forma contactó con la editorial, Bantam (creo que era esa), para hacer un comic book. Y se vino a San Francisco y nos pidió cómics a todos. Así que yo le entregué una historia. Hace poco la he revisado, y la verdad es que se mantiene fresca. (Swift Premium Comix, 1971, "June Mooney, Head Agent"). El dibujo es un poco atroz, pero si se me permite decirlo, me parece una buena historia.

SHERMAN: Vista desde el contexto actual, es como si esa historia transcurriese en un universo alternativo.

TRINA: Lo sé. [Risas.] Nada de lo que sugería llegó a ocurrir en la realidad.

SHERMAN: Eso creo. También recuerdo que leí que el diseño del uniforme de Vampirella es tuyo.

TRINA: Lo hice.

SHERMAN: ¿Te lo pagaron?

TRINA: Bueno, se suponía que tendría una suscripción a Vampirella de por vida. Pero lo que realmente me dieron fue una suscripción durante cuatro años, y entonces mi nombre se borró de sus listas. Se lo recordé una vez, y me pusieron de nuevo en la lista durante otro año, y luego se volvieron a olvidar. Hubiese sido una molestia volver a recordarles que la suscripción era de por vida, y no lo hice.

SHERMAN: ¿Qué piensas sobre el personaje?

TRINA: Oh, me gusta mucho. Está estupendamente diseñado. En serio, puede que suene a coña, pero ese personaje está muy bien diseñado. Me encanta Pendragon, es un personaje magnífico. Todo lo del viaje de Van Helsing y lo demás, me gusta mucho. Empezó de esa forma tan absurda con la que Tom Sutton solía hacer las cosas, pero rápidamente fue evolucionando a mejor. Seguro que es el personaje femenino más elaborado de los cómics.

SHERMAN: ¿Sueles seguir muchos cómics del mercado mainstream de chicos?

TRINA: Me gusta el concepto de Red Sonja. La prefiero cuando la dibuja Frank Thorne, pero en realidad no me suele apetecer leer sus historias. Me encanta su dibujo, y me gusta él como persona, pero hay algo en su interpretación del personaje que parece... se parece a Danger Rangerette con más maquillaje. Me gustan sus mujeres, solo que no es mi idea de Red Sonja. Me parece un personaje magnífico. En comparación con las otras mujeres Marvel, me parece la mejor, las otras son un grupo de bobas. No puedo con ellas... pero me gusta Vampirella... me temo que, además de Vampirella y Red Sonja, no se me ocurre ninguna heroína contemporánea más. Me gustan los cómics europeos.

SHERMAN: ¿Cuáles?

TRINA: Hay un tío que se llama Jacques Tardi que es absolutamente fantástico. Hace novelas en forma de cómic, y también las protagoniza un personaje femenino (algo bastante raro en un hombre). Está muy bien elaborado, es un personaje bien desarrollado. Es como una persona real. Es magnífica. Me gusta que sus cómics los protagonice una mujer. Hay más artistas europeos que me gustan. Por supuesto, todos conocen a Moebius, es de lo mejor, y me parece magnífico. No es una influencia, pero, por supuesto, su obra me parece fantástica.

SHERMAN: ¿Estarías dispuesta a hacer cómics para alguna editorial actual?

TRINA: Claro. Hasta donde sé, lo que necesitan para darle un impulso a sus líneas es una mujer historietista que se encargue de sus colecciones protagonizadas por personajes femeninos. O una mujer guionista. Parece bastante obvio. Es muy extraño, porque todo el mundo suele hablar sobre el tema, pero nadie hace nada. Me han dicho que van a cerrar Ms. Marvel, y me parece vergonzoso. Me habría encantado ponerme con el personaje o con... Jesús, ahora que Frank Thorne ya no está en Red Sonja, estoy segura de que me encantaría hacer un número. Sin ninguna duda.

SHERMAN: ¿Te puedo preguntar sobre el affair en Ms.?

TRINA: ¿Qué sabes sobre el tema?

SHERMAN: No mucho, solo lo que he leído en el libro de Estren ("A History of Underground Comics"), pero no me queda muy claro.

TRINA: Bueno, Lee Marrs y yo, no a la vez, pero de forma separada en la misma época, solicitamos y conseguimos algo de trabajo en Ms. No puedo hablar por Lee, porque la verdad es que no sé a ciencia cierta lo que ocurrió en su caso, pero sé que a mí me dieron la bienvenida literalmente con los brazos abiertos: Gloria Steinem llegó y me dio un abrazo. También me dijeron que les gustaba mucho mi trabajo y me preguntaron si quería hacer algo. Lo hice, me inventé un personaje. Solo les envié las páginas a lápiz, no estaba acabado del todo, por supuesto, y entonces su director artístico me las devolvió con una nota donde indicaba: “A Gloria le gustan, pero quiere que realices algunos cambios. Por favor, llámala para que te los indique”. Bueno, a lo largo de los seis meses siguientes intenté ponerme en contacto con ella, primero para reunirme en persona, y luego simplemente para hablar por teléfono, y siempre parecía estar de reuniones o muy ocupada, y me decía que ya me devolvería la llamada, o nunca estaba al otro lado de la línea. Era absolutamente inalcanzable. Así que me puse en contacto con mi abogado y tuvo que enviarles una carta donde les decía: “Mi cliente está muy enfadada por la forma en la que la están tratando, y si no vais a utilizar su trabajo, entonces al menos deberíais pagarle una tarifa de compensación.” Y eso es lo que hicieron. Y un par de meses después, me llegó una carta personal firmada por Gloria como: “En Hermandad, de parte de Gloria”, donde me decía que esperaba que me hubiesen dado la tarifa, y se disculpaba de verdad por la brecha existente a la hora de comunicarnos entre dos continentes, pero que esperaba que pudiéramos intentarlo de nuevo, y que si alguna vez me pasaba por su ciudad, me pusiera en contacto con ella. Tengo la filosofía de “olvidar e intentarlo de nuevo”. Y lo intenté. Suelo pasar por Nueva York, y cada vez que voy la llamo y le pregunto si podemos charlar, pero siempre está demasiado ocupada, o en una conferencia, o no hay nadie que pueda coger mi número. Supongo que Lee recibió el mismo tratamiento que yo.

SHERMAN: Desde entonces, te has ido haciendo un hueco en magazines como Lampoon, High Times, y ahora Playboy. ¿Cómo lo conseguiste?

TRINA: Bueno, la gente de Lampoon son un auténtico grupo de encantos. Estuve en la Convención de Nueva York, donde también estaba Michael O´Donoghue –cuando aún era el editor de Lampoon- y le dijo a uno de mis amigos: “Guau, me gustaría que Trina hiciese algo para el Lampoon”, y mi amigo me dijo: “¿Por qué no vas y hablas con él? Es un tío majo.” Así que dejé a un lado todas mis reticencias, y le dije: “Perdona que te moleste, me llamo Trina Robbins y me gustaría mucho hacer algo para Harvard Lampoon”. Y así la cagué por completo. [Risas.] Concertamos una cita, bajé al día siguiente y me pidió que le empezara a enviar cosas. Y lo hice. Así es como empecé con ellos. Como he dicho, me parecen un verdadero encanto. Todos lo son.

SHERMAN: ¿Y en el caso de High Times?

TRINA: El chico que me compró el material para High Times me había llamado años antes para que colaborara con él. Bueno, Bob Singer me envió un flyer que había enviado a más gente para preguntarme si quería trabajar en una revista nueva, y yo le envié un cómic. Fue en la época en la que todavía no me había enterado de que era mejor enviar los preliminares de la obra, -mi tebeo estaba acabado, con color y todo. Me dijo que le encantaba, tanto que lo iban a imprimir a todo color en el primer número. Pero ese magazine nunca llegó a salir. De todas formas, como conocía mi trabajo, cuando empezó a trabajar en High Times me preguntó si me gustaría colaborar.

SHERMAN: En ambos casos, te confirmaron las cosas antes de que hicieses realmente algo para ellos.

TRINA: En realidad, no. Michael O´Donoghue me pidió que le enviase material, pero nunca me dijo: “Si no te lo compro, te pagaremos una compensación”.

SHERMAN: Entonces, ¿escribes conscientemente dependiendo del mercado?

TRINA: Si.

SHERMAN: La mayoría de tu material reciente tiene mucho que ver con la época de la Segunda Guerra Mundial.

TRINA: Me encanta esa época. Tampoco es que todo mi material actual se sitúe en ella, pero me vuelven loca los cuarenta.

SHERMAN: Me preguntaba si llegaste a alimentar tu presentación de diapositivas con el tema, o si fue al revés y fue tu trabajo el que se vio influido por la presentación.

TRINA: Las dos cosas, me encantan los cuarenta, y por eso, muchos de los cómics de la presentación eran de los cuarenta.

SHERMAN: Quería preguntarte sobre la presentación de diapositivas, específicamente sobre tu decisión de saltarte los cómics de los cincuenta y sesenta.

TRINA: Si alguna vez hubo una Edad de Oro y una Edad de Plata, los finales de los cincuenta y principios de los sesenta fueron probablemente la Edad de Hojalata. Los cómics eran horribles, no quiero hablar de ellos porque no se lo merecen.

SHERMAN: ¿Horribles en cuanto a los personajes femeninos?

TRINA: Horribles en general. Después de Wertham, los cómics llegaron a su punto más bajo. Eran terribles. Tampoco hablo sobre los cómics contemporáneos porque solo están hechos para venderse. Sabemos bien cómo son los cómics contemporáneos. Me gusta hablar sobre cosas que puede que muchos no conozcan.

SHERMAN: ¿Dónde sueles ofrecer esas charlas de diapositivas?

TRINA: Oh, tío… por todos lados. Aquí, en California. También en Fresno y Sacramento, Berkeley. En Eugene, Oregón. En Montreal, Quebec…

SHERMAN: ¿Para qué tipo de público? ¿Siempre se han celebrado en Convenciones?

TRINA: También en institutos.

SHERMAN: ¿Qué recepción suelen tener?

TRINA: Le suelen gustar a todo el mundo. Tú fuiste el primero en criticarlas.

SHERMAN: En Imagine nº 2 colaboraste con Steve Leialoha. Era la primera vez que vi que alguien entintaba tu obra.

TRINA: Si, me pareció divertido.

SHERMAN: ¿Has planeado hacerlo de nuevo?

TRINA: En realidad, sí. He escrito la segunda parte, y hecho el lápiz de las dos primeras páginas. Pero me temo que nos va a llevar mucho tiempo, porque ahora estoy metida en ese tipo de proyecto que se hace por dinero, y en el que lo más importante son las fechas de entrega. Así que lo otro lo estoy haciendo entre medias.

SHERMAN: ¿A qué velocidad sueles trabajar?

TRINA: Oh, soy muy rápida. Pero la mano humana tiene sus límites.

SHERMAN: Una de tus primeras colaboraciones fue con Sharon Rudahl [Wimmen´s Comix nº 2, “Overload”]. ¿Cómo lo hicísteis?

TRINA: Fue mucho menos planeado de lo que parece. Nos sentamos y empezamos a charlar sobre la historia y la guionizamos juntas. Puede que yo me encargase del lápiz de una viñeta y ella lo entintara después, y en la siguiente viñeta lo hacíamos al contrario. Fue más parecido a una jam que a una colaboración. Con Steve fue una colaboración más formal.

SHERMAN: En las historias de Wimmen´s resulta un poco difícil darte cuenta de dónde empieza y dónde acaba cada artista.

TRINA: Cierto. Además, todavía no éramos demasiado buenas.

SHERMAN: Tengo varias preguntas en torno al sexismo.

TRINA: Dispara.

SHERMAN: En el pasado, has criticado duramente a los dibujantes de comix masculinos. En el libro de Estren los tildas de “cretinos políticos”.

TRINA: Lo son.

SHERMAN: ¿Crees que las cosas han mejorado en los últimos tiempos?

TRINA: Claro. Han mejorado porque ha aparecido todo un nuevo grupo de artistas masculinos en el underground. Por cierto, has de saber que solo me refiero a underground cuando me refiero a él de tal forma: si algo es mainstream, específicamente me referiré a ello como mainstreamDesde que Mark Estren escribió el libro, ha aparecido todo un nuevo grupo de historietistas en el underground. La mayoría son chicos mucho más majos, y me parecen más concienciados. Al primer grupo se le podría definir como la panda del Zap, excepto que no solo eran los colegas que dibujaban para el Zap, sino el primer grupo de historietistas underground de finales de los sesenta y principios de los setenta. Sus afiliaciones políticas y su “concienciación” consistían en cosas que hasta donde a mí me conciernen, me parecen anticuadas, lo que todo el mundo ya debería saber, cosas que datan de los cincuenta. “Oh, estoy tan jodido porque mi mami y mi papi de clase media me educaron así... Por lo tanto, como es culpa suya, puedo seguir estando todo lo jodido que quiera, y ponerme a escribir y dibujar sobre el tema para celebrarlo.” Bueno, me he cansado de escuchar sobre Cómo Me Educaron Papi y Mami. Hasta donde sé, tenemos que asumir las responsabilidades de nuestra vida, y yo no debería culpar a nadie de lo jodida que estoy. Soy completamente responsable de quien soy, y odio los gimoteos y el echarle la culpa a los demás, en especial odio echar la culpa a nuestros padres. Echarles la culpa de todo es la excusa más fácil.

SHERMAN: De esa forma, la gente puede ignorar el hecho de que en realidad se está jodiendo a sí misma.

TRINA: Por supuesto. ¿Vas a seguir sentado encogido en la silla, o vas a dar un vuelco a la situación y hacer algo?

SHERMAN: En Girl Fight nº 2, también respondías a las críticas de las feministas sobre tus dibujos de mujeres bonitas. ¿Te importaría ser más específica?

TRINA: Si, me encanta dibujar mujeres bonitas. Siempre me ha gustado. Solía coleccionar eso que llaman Dibujos de Chicas Bonitas, y me hace mucha gracia que algunas veces, ciertos coleccionistas tampoco lo entendiesen. Suelo ir a Convenciones, y allí tienen a la venta un montón de material descerebrado que ahora se llama “Good Girl Art” cuyos precios son muy buenos, así que me compré un buen puñado, y uno de los coleccionistas se quedó pasmado de que una mujer quisiera comprarse ese material. Años antes, alguien me dejó un artículo de un fanzine que trataba sobre ese tipo de dibujos. (No sé cómo los llamaría entonces, o si siquiera tenía un nombre.) El artículo estaba escrito por un tío. Me gustaría recordar el nombre del fanzine o el del escritor, pero no es así. Pero él hablaba sobre su experiencia de crío, cuando le encantaban el Capitán América y los demás superhéroes, porque podía identificarse con ellos, y quería ser tan fuerte y estupendo como el Capitán. Luego empezaba a hablar sobre las heroínas, las heroínas de la jungla que tanto me gustaban, y decía que no se podía imaginar que eso se lo leyeran las chicas, porque se las imaginaba leyendo ese tipo de material y sufriendo complejos de inferioridad –estaba seguro de que las heroínas solo estaban dibujadas para los lectores masculinos, a los que les parecían como pin-ups. Y a ese idiota nunca se le ocurrió que las mujeres son exactamente como los hombres, y que también pueden tener modelos para seguir, y que puede que se leyeran esas cosas y se dijeran: “Quiero ser tan fuerte, poderosa y guapa como esas mujeres”. Me refiero a que él quería ser tan fuerte y poderoso como el Capitán América, ¡y no parecía sufrir complejo de inferioridad ninguno! ¡Y esa forma de pensar me parece sexista! ¡Es un macho que no entiende que las mujeres piensan exactamente como los hombres porque los dos son personas!   

[Pausa]

Me estimula mucho, ¿sabes? Me estimula toparme con esos comportamientos verdaderamente sexistas. De niña, solía fantasear conque era una belleza y que vestía con un traje de leopardo, me balanceaba por los árboles, y vivía en una casa construida en una rama. Seguro que muchos chicos se imaginaban que llevaban pieles de animal encima y se llamaban Tarzán. Y es la misma forma de pensar. Si vas a idear una criatura callejera que sea mejor que todos los demás, no hace falta decir que esa criatura también debería ser más atractiva que los demás. Pero los hombres seguro que piensan: mira, son cuerpos perfectos.

SHERMAN: Siempre he querido leer sobre héroes masculinos sin un cuerpo perfecto.

TRINA: ¿Cómo vas a acabar con los villanos si eres demasiado delgado y no tienes músculos suficientes?

SHERMAN: Quizá con algún otro poder que lo compense.

TRINA: Siempre tendremos a Herbie, el chico gordo.

SHERMAN: O a Brain Boy. Me gustaría preguntarte sobre tu historia bondage para Wet Satin nº 1 (subtitulada "Women´s Erotic Fantasies").

TRINA: También edité la revista, y le pedí a todas las mujeres que participaron que hablasen sobre sus fantasías. Me asombró mucho cuántas me entregaron material fetichista, cosas de bondage, fetiches variados, escenas que incluían botas y cadenas. Me temo que forma parte de la psique femenina. Puede que las feministas me salten encima por decirlo, pero se puede rastrear hasta Wonder Woman. Todos sabemos que en sus páginas aparecían escenas de bondage. Charles Moulton, su guionista, era psicólogo, y sabía bien de lo que estaba hablando al meter el tema en sus historias. Al leerlas, soy capaz de interpretar sus significados sobre el poder, que el hombre intenta dominar a la mujer, y al final es la mujer quien domina al hombre. Cuando hice mi historia no lo pensé conscientemente. Sencillamente la hice porque la tenía en mente. Pero más tarde, me fijé detenidamente, y me dije: "Hey, si en realidad estoy hablando sobre sentimientos de poder". Pero oye, eso no significa que no me gusten las botas de tacón alto.

SHERMAN: La historia hace más hincapié en el hombre que domina a la mujer, en lugar de la mujer dominando al hombre.

TRINA: Mucho mejor si ella ganase al final, ¿no?

SHERMAN: Pero aún así trata sobre roles sexuales: tus personajes masculinos, la mayoría de los que lucen una personalidad positiva, parecen el reverso de las femme-fatale de Eisner. En realidad no se puede confiar en ellos, pero si alguna vez te encuentras en apuros, se pondrán de tu parte.

TRINA: Cierto.

SHERMAN: ¿Por qué?

TRINA: Es por la misma razón por la que Eisner estaba fascinado con las mujeres de la misma manera: me intriga que en el sexo opuesto haya alguien peligroso que finalmente no sea tan peligroso como parece, que incluso puede que te ayude cuando lo necesites. Como has dicho: "en realidad no se puede confiar en ellos..." Lo has clavado. Es una forma de hablar sobre la lucha de sexos, aunque es una lucha medio en broma.

SHERMAN: Denny Colt guiñando un ojo al público.

TRINA: Me encanta que también te fijases. Eso está bien.

SHERMAN: Sin embargo, otra faceta del mismo tema tiene que ver con los chicos y chicas gay. En una de tus tiras para Wimmen´s nº 1 aparece una lesbiana, y en Manhunt...

TRINA: "I Was a Fag Hag."

SHERMAN: Muchas de tus heroínas son o gays, o bisexuales. Muchos de los dibujantes masculinos no suelen tratar ese tipo de temas. 

TRINA: Si, es cierto que mis heroínas lo son. Creo firmemente en que todo el mundo está compuesto por dos sexos, y si no admites la presencia de tu lado femenino siendo un hombre, creo que es únicamente porque estás demasiado aterrorizado como para admitirlo. Sé que en mí hay una buena parte masculina. Sería muy aburrida si no fuese así. Y los hombres sin cierta cantidad de feminidad, son un verdadero coñazo. Personas repugnantes y machotes con los que no quiero tener nada que ver. Demasiados autores de la historieta son de esa forma. 

 (Continuará)

miércoles, 2 de septiembre de 2020

TRINA ROBBINS, LA PRIMERA DAMA DEL COMIX UNDERGROUND (1 de 3)

Entrevista de Bill Sherman a Trina Robbins para The Comics Journal nº 53 (1980). Traducción: Félix Frog2000.

Tras descubrir su obra (en "Tiger´s Revenge", del San Francisco Comix Book nº 2), me costó un par de años empezar a apreciar el trabajo de Trina Robbins en el comix. Durante mucho tiempo lo estuve ignorando, no por la relativa crudeza de su estilo -en esa época había un montón de artistas en el comix igual de crudos-, sino por algo más: creía que yo había superado ese tipo de obras en el medio del cómic. Los homenajes a la Golden Age de Trina, la conciencia política del comix mezclada con el estilo del cómic más convencional, se me antojaba alienígena, y al mismo tiempo, demasiado cercano a lo infantil. Como era un joven estudiante con ínfulas de "convertirse en un intelectual", pensaba que no tenía mucho que ver con la obra de Trina. 

Y también estaba el problema del feminismo. "Si te lo has tomado de forma personal, probablemente estuviese destinado para ti", escribía en su sátira sobre el sexo en "Girl Fight" nº 2, y durante un tiempo, sus evocaciones de Amazonas y mujeres enfadadas hicieron que este lector masculino se sintiera incómodo al leer sus cómics. Pero mientras que Trina se iba volviendo cada vez más sofisticada al tratar los tópicos sobre el feminismo, yo cada vez me ponía menos a la defensiva. En 1974, cuando publicó la frase de un poco más arriba, yo ya era uno de sus seguidores. 

Quizá fuese de los más acérrimos. Cuando por fin conocí a Trina en persona en una presentación con diapositivas de "Women in Comics" en la Julycon de Nueva York, tuve sentimientos encontrados, sobre todo por la negativa de la señorita Robbins a encajar en ninguna imagen personal que me hubiese forjado sobre su persona. Presionado por los horarios de tren y otras molestias indefinidas, regresé a mi hogar para escribir un artículo ambivalente para el Cascade Comix Monthly sobre la presentación a la que había acudido. El artículo apareció en el número 78 del fanzine (en septiembre). La enojada respuesta de Trina apareció en el siguiente número. 

A continuación, Groth me preguntó si me gustaría entrevistar a Trina por teléfono, y acepté lleno de nerviosismo. En primer lugar, nunca había llevado a cabo ninguna entrevista con nadie del mundo del cómic -y mucho menos con una interlocutora que de buenas a primeras podía ser mi adversario-, y en segundo lugar, Trina ni siquiera estaba segura de que a mí me gustase lo que hacía. Obviamente, lo único que atemperaba mi nerviosismo era que yo bebía los vientos por su obra. Así que llamé a Trina para celebrar una charla preliminar, con la idea de concertar una fecha para la entrevista telefónica. 

La entrevista tuvo lugar el 11 de diciembre de 1978 a las 12:00 horas de San Francisco, las 2:00 para mí. Seguía nervioso, pero Trina estuvo... en fin, encantadora. A pesar de las limitaciones impuestas por la entrevista telefónica, -la presión que se siente al saber que es otro el que va a pagar la factura-, la entrevista proporciona las interioridades de la autora, la guionista-dibujante que estuvo militando en el underground desde sus inicios, una época en la que la existencia de las mujeres dibujantes era incluso más rara que en el mainstream, y que desde entonces se ha convertido en una de las mejores y más consistentes artistas. 

Trina: te prometo que la próxima vez que te vea en una Convención, me pasaré a saludarte, y al diablo cuándo parta o no mi tren.

-Bill Sherman  

SHERMAN: Me gustaría empezar hablando sobre cómo te introdujiste en los comix. Recuerdo que en 1969, vi tu nombre en algo que se titulaba "Comic Book Council", que apareció publicado en Castle of Frankenstein...

TRINA: En aquel entonces ya estaba metida en el comix.

SHERMAN: ¿En serio? Creo que el trabajo más temprano tuyo que conozco es de 1970.

TRINA: Publiqué el primer cómic en... Bueno, no sé si se podría llamar cómic: era una viñeta en plan splash page con bocadillos de texto que apareció en 1966 en el East Village Other, el periódico local underground de Nueva York. Se hacía en el Lower East Side. Por supuesto, en aquel entonces ni siquiera me pagaron. Estaba tan entusiasmada porque me iban a publicar que no se me ocurrió que me tenían que pagar. En 1968 me publicaron en el East Village Other y en el Gothic Blimp Works, que fue el primer periódico underground... no, ese no fue el primero, sino el Yarrowstalks. En realidad, Gothic Blimp Works fue el segundo periódico que editó cómics underground. Me pagaron la magnífica suma de 20 dólares por una página que empecé en 1968.

SHERMAN: ¿Tenías algún tipo de background como aficionada a los cómics?

TRINA: Claro. Llevo leyendo cómics desde siempre. De niña también leía cómics, aunque mis padres no es que lo aprobaran exactamente. Tampoco me lo llegaron a prohibir, porque yo era una lectora omnívora. Era el tipo de niña que lee de todo. Me leí todos los libros que estaban en casa, todos los de la biblioteca, todos los cómics que podía encontrar. Así que se dieron cuenta de que era mejor no destrozar mis hábitos de lectora. 

Sin embargo, cuando cumplí los trece y empecé a ir al instituto, mi madre intentó aplicar un poco de psicología y me dijo: "Ahora estás en el instituto y te has convertido en una adolescente, ya no eres una niña, y los cómics son cosas para niñas. ¿Crees que deberías seguir leyéndolos?" Y al ser una buena hija, regalé todos mis cómics a los niños del barrio. Naturalmente, ahora sabemos que esos cómics que regalé valen miles de dólares. 

SHERMAN: Mis padres se deshicieron de los míos sin decírmelo.

TRINA: Mis padres respetaban mis deseos, y en su lugar me convencieron de que los regalara [risas]. Así que tuve que llenar ese vacío, y ese mismo año descubrí la ciencia ficción, que en realidad es lo único que puede llenarlo si antes has estado leyendo cómics. Y me convertí en un tremenda aficionada al género. Durante varios años, reemplacé los cómics por la ciencia ficción. Supongo que si en ese momento militaba en algún tipo de fandom, era en el de la ciencia ficción.

SHERMAN: ¿Qué tipo de ciencia ficción te interesaba leer?

TRINA: De todo, como cuando leía cómics.

SHERMAN: ¿Llegaste a publicar algún dibujo sobre el género como aficionada?

TRINA: No, me temo que muy poco. Me guardé mis dibujos para mí.

SHERMAN: ¿Fue el East Village Other el primer sitio donde publicaron tus dibujos?

TRINA: Si.

SHERMAN: ¿Fue en el tal "Comic Book Council"?

TRINA: Oh, eso era algo que se le había ocurrido a Bhob Stewart. En ese momento era el editor de Castle of Frankenstein, y solía pedir opinión a varios de sus amigos, así que ideó el suplemento "Comic Book Council". Era gente que sabía de cómics. Todo muy simple.

SHERMAN: Solo duró un número.

TRINA: Si.

SHERMAN: En tu carta a Cascade mencionabas que al principio te ignoraron en gran medida en la escena underground. ¿Cuáles fueron tus experiencias al respecto?

TRINA: Descubrí que en el underground pasaba algo que creo que en realidad no existe tanto en la escena más comercial -es un fenómeno bastante extraño-, puede que tal vez porque el underground es una escena muy pequeña. Al principio era como un club selecto donde un montón de hombres se juntaban y bebían y todo lo demás. Durante un tiempo, muchos de ellos estuvieron viviendo en el Lower East Side y luego en San Francisco, y se conocían todos. Era simplemente un club al que no se me permitía la entrada: era como un club de chicos. Era como la casa-club de la Pequeña Lulú. No, en realidad era la casa-club de Tubby donde se indica que no se permite la entrada a chicas. Pero nunca me dijeron, literalmente nunca llegaron a decirme: "Lo lamentamos, ni siquiera queremos considerar que formes parte porque eres una mujer". Simplemente me ignoraron.

SHERMAN: Me recuerda al artículo del New Times sobre los primeros años del National Lampoon.

TRINA: Oh, ¿en serio? Desde entonces, he ido descubriendo que es algo que suele ocurrir en diferentes campos. He conocido mujeres matemáticas y me han contado que cuando estaban en el instituto eran la única mujer de la clase, y los hombres básicamente las ignoraban y ni siquiera hablaban con ellas. Me refiero a que eso es lo que suelen hacer. No es que te digan: "Hey, no eres bienvenida". En su lugar, lo que hacen es excluirte.

SHERMAN: ¿Cuánto material has editado a lo largo de los setenta?

TRINA: ¿En los setenta? La verdad es que he hecho un montón. Me encanta dibujar, así que, ¿por qué no dibujar cómics? Me encanta dibujarlos. Antes del cambio de década, ya había publicado Yellow Dog, que fue mi primer comic book genuino en San Francisco [Yellow Dog 11/ 12, una página de "Speed Queen"]. Me emocionaba muchísimo poder aparecer en un cómic de verdad. 

SHERMAN: ¿Hay alguna oportunidad de que todo ese material se llegue a reimprimir en algún momento?

TRINA: En cuanto a ese material, tengo la sensación de que cualquiera me podría chantajear cuando quisiera. Si algún día me dices: "Trina, dame toda tu  colección de cómics, o reimprimiré todo lo que hiciste en Yellow Dog en 1968", me quedaría... bueno, creo que tendría que negociar antes de renunciar a toda mi colección, pero... Me refiero a que en realidad prefiero que no se recopile ese primer material, porque me parece horrible. Lo llamo mi Edad de Piedra del Comix Underground, porque todo era terrible. Afortunadamente, no soy la única. Todos éramos muy crudos, y dibujaba con un estilo que no se asemejaba en absoluto a mi estilo actual. 

SHERMAN: Lo que he podido ver me ha parecido bastante "cartoon".

TRINA: Mi estilo primerizo era mucho más estilizado, bastante influido por Beardsley y el Déco. Mucho menos realista y más "cartoon". Sencillamente, no sabía cómo dibujar mejor.

SHERMAN: Hubo un período en el que Yellow Dog recibió críticas por incorporar a muchos autores que se habían hecho a sí mismos.

TRINA: Bueno, es que era así. Era un buen sitio para empezar si no eras lo suficientemente bueno, pero estabas a punto de serlo. Ese tipo de publicaciones ya no existen.

SHERMAN: Siempre he creído que a Wimmen´s Comix le movía un espíritu similar.

TRINA: La mayoría de los lectores no es consciente del hecho de que llevábamos dos años sin sacar un nuevo número de Wimmen´s Comix, y puede que no vuelva a salir ninguno más. Siempre está la posibilidad, pero no lo sabemos. 

SHERMAN: ¿Por qué estás tan segura?

TRINA: Bueno, hubo un tiempo en el que se necesitaban cosas por el estilo. Eran necesarias en la época del comix en la que los hombres llevaban su rollo de tíos y no querían editar el trabajo de las chicas de la escena, y eso que había varias artistas condenadamente buenas. Pero nunca nos dieron la oportunidad de publicar, y necesitábamos algún sitio donde hacerlo. Había más mujeres que quizá fuesen buenas y tenían bastante potencial, pero tenían miedo de empezar a competir con los hombres. En el cómic había muchos chicos y una sola mujer: dicha situación era muy intimidante para las mujeres, así que necesitábamos editar algo como Wimmen´s para darles apoyo. Y además, necesitábamos un sitio donde poder imprimir nuestras historias, porque nadie más quería hacerlo. Pero muchas hemos conseguido dejar atrás esa situación, y hemos publicado en revistas de grandes editoriales. Hemos conseguido sacar adelante nuestros propias obras, y ya no necesitamos más números de esa revista.

SHERMAN: Por lo general, se cataloga a "It Ain´t Me Babe" como el primer comix underground realizado por mujeres al completo...

TRINA: Lo fue.

SHERMAN: Me parece que en ese momento estaba vinculado a un periódico feminista. ¿Por qué se os ocurrió hacerlo?

TRINA: En ese momento yo era la dibujante del periódico feminista, "It Ain´t Me Babe". Creo que fue el primer periódico underground feminista. Apareció en Berkeley, y yo acababa de llegar a San Francisco y me interesaba mucho el movimiento. Me puse en contacto con ellas, y empecé con el cómic.

SHERMAN: ¿Lo llevaba Belinda Berkeley?

TRINA: Así es. De inmediato, me di cuenta de lo que estaba ocurriendo, que los hombres no me iban a editar mi obra, y yo quería hacer comix desesperadamente. Creía que la única forma era sacando un cómic realizado por mujeres al completo. Me intimidaba demasiado sacar algo compuesto solo por mi trabajo, así que pensé que hacer ese magazine con el respaldo del periódico me daría una especie de apoyo moral y fortaleza que en ese momento no tenía por mí misma. Por eso edité el proyecto con el periódico.

SHERMAN: ¿Quiénes formaban parte del "Colectivo Básico de It Ain´t Me Babe"?

TRINA: En su mayor parte lo formaban tres mujeres, Peggy, Bonnie y... he olvidado el nombre la tercera. Ninguna era historietista, básicamente eran escritoras y periodistas.

SHERMAN: Aparecen acreditadas en el guión sobre los personajes de comic book titulado "Breaking Out".

TRINA: Esa tira fue un esfuerzo en común, la escribimos entre todas de forma colectiva.

SHERMAN: Era la primera vez que pude ver a unos personajes de historieta femeninos utilizados de esa forma.

TRINA: Si, a la gente le encantó.

SHERMAN: Otro de los primeros comix que creo que editaste justo después fue "All Girl Thrills"...

TRINA: "All Girl Thrills" era el título que quería usar al principio para "It Ain´t Me Babe Comix". Es el que me revoloteaba por la cabeza, me dije: "Dios mío, es un gran título". Pero las otras mujeres no estaban demasiado cómodas con la palabra "Chica". Eran demasiado políticas: no veían el lado humorístico. No veían que era una broma sobre los títulos de cómic habituales. Me dijeron: "Bueno, no se puede utilizar, porque nos parece degradante para la mujer". Fue muy duro trabajar con ellas, porque casi todo lo que hacías lo consideraban degradante para la mujer. Pero tenía que sacar adelante la obra, y afortunadamente había más mujeres historietistas en la Bay Area, como Willy Mendes. Así que sacamos adelante "It Ain´t Me Babe" juntas porque ella también sentía que había que hacerlo. Quería hacer comix, y se daba cuenta del sexismo que plagaba la escena.

SHERMAN: Recuerdo que en especial me gustaron los recortables.

TRINA: Siempre me han gustado. De niña solía hacer los míos. Ya no los venden, pero si revisas cómics antiguos protagonizados por una mujer, te darás cuenta de que a menudo también aparecen muñecas recortables. Me parece una tradición encantadora. Salían en Brenda Starr. Y aunque no te lo creas, incluso se llegaron a usar en Flash Gordon

SHERMAN: No me lo puedo creer.

TRINA: Y eso incluye al propio Flash en bañador con un disfraz que le podías poner.

(Continuará)

NUEVA YORK EN EL DAREDEVIL DE FRANK MILLER

"Investigué mucho para hacer un buen trabajo. Si me pedían que dibujara una cascada, iba hasta una y la dibujaba. Esto es algo que a...