lunes, 24 de agosto de 2020

ENTREVISTA CON SKIP WILLIAMSON EN THE COMICS JOURNAL (5 DE 5)

Entrevista de Grass Green en The Comics Journal nº 104 (1986). Traducida por Félix Frog2000. Parte 1parte 2parte 3, parte 4.

WILLIAMSON: Yo también. La consumo en grandes cantidades. En Chicago no hay televisión por cable. Debe ser de las últimas ciudades del país. Pero me acabo de mudar a Oak Park y allí sí que hay. Y tío, te digo que estoy en el cielo. Siempre está encendida. Incluso cuando estoy trabajando, dejo la televisión encendida como ruido de fondo. Es como la Gran Esperanza Blanca, el gran ruido blanco. Ni siquiera la presto atención, pero sigo absorbiendo su programación. Mientras la televisión está encendida puedo dibujar sin problema, pero si escucho música, pronto me despisto. Tengo que tenerla puesta. La televisión es otra gran forma de arte vulgar, como el jazz, las películas, o los dibujos animados. A los snobs liberales les gusta criticarla argumentando que no vale para nada, cuando en realidad son ellos quienes no valen gran cosa. El potencial de la televisión es absolutamente asombroso. El propio formato es educativo, informativo, inmediato, y lo tienes en tu propia casa.

GREEN: Pero sus dueños son gente poderosa hambrienta de dinero.

WILLIAMSON: Mi esperanza es que esos idiotas se arruinen por culpa de su propia falta de visión. Porque cada año, las cadenas pierden más y más espectadores que se pasan a la televisión por cable, mucho más flexible. El futuro está en el cable, en la televisión de pago y en la televisión pública. Si, puede que en este momento aún se encuentre en un estado embrionario. Las televisiones por cable y de pago programan principalmente películas y vídeos de rock.

Pero la programación ha empezado a despegar, porque muchos espectadores han empezado a cambiar. Y en parte, por eso quiero subirme al carro. Creo que existen similitudes con el primer movimiento de cómics underground. Sencillamente, se trata de salir y hacer ya las cosas. También puedo ver las diferencias. Ahora tienes la oportunidad de meterte dentro, de escribir un guión, aunque no te lo compren los de la HBO o Showtime, o el canal Playboy. Pero hay más canales de acceso público. La televisión pública significa tiempo libre. Coges tu guión y a tus amigos, te pones frente a la cámara, y haces lo que tienes que hacer.

Sabes, las televisiones por cable programan cosas muy divertidas. Se programan muchos cortometrajes de animación y se retransmiten conceptos experimentales. Puede que algunos sean aburridos, y otros muy interesantes. Programan cosas experimentales entre una película y otra.

GREEN: Apuesto a que si alguna vez viajas a Europa para desarrollar tu carrera como dibujante de historietas, seguro que podrías hacer lo que se te antojara. Lo digo porque gente de la importancia de B.B. King recorrió Estados Unidos durante la mayor parte de su vida, e incluso se lo llegó a catalogar con el apodo de "King of the Blues", pero siguió siendo reconocido solo por la población negra. Pero tío, si viajaba a Europa se lo comían, lo mantenían a cuerpo de rey durante cinco o seis años. Aunque quisiera volver a casa no le dejaban, porque les parecía un artista fantástico.

WILLIAMSON: Mis amigos y yo solíamos ir a East St. Louis en 1963 para escuchar tocar a B.B. King en el Red Top o en el Paramount Club debajo de las vías del tren. Nadie lo conocía excepto los negros. Fue una época maravillosa. Un par de jóvenes blancos pasando el rato donde no debían estar. Muy divertido. Sin embargo, eran otros tiempos. No había tanta hostilidad como ahora.

GREEN: ¿Crees que ahora existe más hostilidad?

WILLIAMSON: Sí que lo pienso. Mira, en aquel entonces te podías relacionar con la gente sin problema. Comprábamos un poco de vino, tomábamos un refresco, íbamos y pasábamos toda la noche hasta el amanecer escuchando blues electrificado. ¿Y sabes por qué? Gracias al primer movimiento por los derechos civiles. Afectó a la gente que intentaba apreciar otras culturas. Desde entonces, la situación de la mayoría de los negros, y esto también se aplica a los latinos y al resto de minorías, ha mejorado tan poco, que su hostilidad contra los blancos se ha incrementado, y con razón.

GREEN: Bueno, en realidad depende de cada individuo. A mi modo de ver, la mayoría de la gente blanca se fija demasiado en alguien como Jesse Jackson en su púlpito diciendo esto y aquello: “La gente negra esto y la gente negra aquello”. Como hombre negro, no me gusta mucho Jesse Jackson.

WILLIAMSON: Jerry Falwell y Jesse Jackson han sido construidos en el mismo molde. Ambos ponen la palabra "reverendo" delante de sus nombres, pero el único evangelio que predican es el evangelio de Jerry y Jesse.

GREEN: A mucha gente negra no le agradan ni un pelo. Tampoco a mí, y tampoco me gustaría que ninguna persona blanca, ni judía, ni italiana, ni india o mexicana, pensara que Jesse Jackson alude a nada sobre lo que yo pienso o siento. Nadie debería hablar por mi. Si alguna vez apareciese en la televisión nacional y me preguntaran: "Bueno, Grass, ¿qué opinas de...?", se lo haré saber. Oye, ya hablo yo por mí mismo.

WILLIAMSON: Esa es la idea. Debería ser el derecho de todo individuo. No eso de: "Yo acredito a toda mi raza". Ese tipo de declaraciones alimenta el racismo. Si él se come bebés, también lo haré yo. Si come sandías, también yo. No tiene que ver con la raza, o mi credo, o mi color, o mi religión, o si mi madre eligió comer sandía en lugar de bebés antes que yo.

GREEN: Sí, bueno, también se han hecho algunas caricaturas raciales. Incluso yo las he hecho.

WILLIAMSON: Yo también.

GREEN: Siempre intenté que fuesen poco ofensivas. Al ser negro, sé bien cómo sientan las cosas que nos ofenden (sobre todo por los cómics de "Supersoul").

WILLIAMSON: Lo entiendo. Una de mis tiras para el Comix Book trataba sobre cómo Snappy Sammy Smoot no tenía para pagar el alquiler, así que metía un poco de limpiador Drano en una bolsita e intentaba venderlo como heroína en el gueto. Luego se empezaba a enrollar con unos tíos que parecían molones, y los tipos se le acercaban armados. Snappy les decía: "Oh, ¿no estarán recaudando dinero para el United Negro College Fund?" [Risas.] Supongo que esa tira ofendió a mucha gente.

GREEN: Muchos dirían: "Skip Williamson es un intolerante". Otro de esos elementos de las historietas que solo entendemos los dibujantes. Intentamos dibujar una idea o un punto de vista no necesariamente personal, profundo e innato; sencillamente nos decimos: "Seguro que es divertido".

WILLIAMSON: Pero si quieres dibujar negros de labios gruesos tienes que tener más cuidado, ¿verdad? El movimiento feminista criticó vorazmente el comix underground tachándolo de sexista. Pero solo reflejamos la sociedad sexista que nos rodea. Es una sátira. Lo mismo ocurre con nuestra opinión sobre los negros, el mejor ejemplo es "Angelfood McSpade" de Robert Crumb.

GREEN: Me encanta. Pero sé que al hombre negro promedio no podría gustarle.

WILLIAMSON: Es cierto. Lo mismo ocurría con el show de Amos y Andy.

GREEN: Me gustan.

WILLIAMSON: Nuestro papel no es tanto enseñar o predicar, como reflejar las debilidades de la sociedad. Es el papel del humorista satírico. Como ocurría en el caso de Jonathan Swift. O de Chaucer. O de Dickens. O de Thomas Nast. Nos fijamos cínicamente en la sociedad en su conjunto, y cuando hablamos, lo hacemos mediante una charla satírica. Utilizamos el humor como una forma de observar las cosas. Somos la conciencia de la cultura. Si quiero serme fiel, si quiero mantener la integridad, entonces no puedo reprimir los estereotipos y las realidades de la cultura. La integridad me exige que muestre a los políticos bajo la oscura y húmeda luz con la que los suelo ver. Mostrar el racismo en la cultura, mostrar el sexismo, no significa que yo sea racista o sexista. Lo que significa es que estoy haciendo bien mi trabajo como humorista satírico. Estoy cumpliendo el papel de observador social. Justifico mi angosta visión personal. Si la gente como nosotros no es ofensiva, ¿cómo vamos a encontrar la verdad que nos hará libres? Algunos me dicen: "Creo que nadie tiene por qué ser ofensivo". Por otro lado, la ofensa es el camino del progreso. Jesús se ofendió, de lo contrario no lo habrían clavado en el palo. Dispararon a Lincoln. Seguro que tuvo que cabrear a alguien. Cada vez que se avanza socialmente, la gente se ofende. De vez en cuando tienes que darle la vuelta a las cosas.

GREEN: Cuando era niño, mientras estaba creciendo, si una persona blanca decía: "Oye, mira a ese tío, es negro", entonces tío, sería mejor que se pusiera en guardia, listo para pelear. Luego llegó la siguiente generación, Martin Luther King Jr., James Brown y el resto de chicos, que decían: "Dilo en voz alta: soy negro y estoy orgulloso". A los niños de hoy, no les llaman gente de color, no les llaman afroamericanos, se les llama negros, porque están orgullosos, ¿ves? Algunos blancos me dicen: "Bueno, no sé cómo dirigirme a vosotros". Y les respondo que la mejor forma que conozco es hacerlo como les parezca. En su día, mi padre prefería que lo llamasen "persona de color". En mi época me llamaban "negro". Si tienen menos de 25 o 30 años, los chavales de hoy te dirán que mejor que se refieran a ellos como "negros". Si tienen entre 30 y 45 años, les parece bien "negro" o "de color". Pero si tienen más de 50 años, lo mejor es utilizar el término "persona de color".

WILLIAMSON: A mí prefiero que me llamen "basura mulata". [Risas.] Mi madre era de ascendencia india mexicana, mi padre proviene de un entorno de granjeros de Virginia. Por parte de mi madre somos indígenas mexicanos expulsados ​​de los territorios estadounidenses por los Ojos Blancos. Formábamos parte de la Nación Apache y estábamos obligados a vivir en el desierto de Chihuahua. En los pueblos fronterizos siguen viviendo mis parientes. Se dedican a cocinar tortillas, a fabricar ollas de barro para vendérselas a los turistas.

GREEN: Antes has mencionado que no recibes The Comics Journal con regularidad, pero que a veces te compras algún número concreto.

WILLIAMSON: Bueno, suelo acudir a la Comicon de Chicago todos los años. Reviso todos los fanzines que me he perdido a lo largo del año, todos los libros que tengo apuntados, todos los tomos europeos y las recopilaciones de Russ Cochran. Me pongo al día de todo de golpe. De vez en cuando, entro en una tienda de cómics y me compro The Comics Journal si la portada me llama la atención. Más o menos hace dos años, editaron un número centrado en Harvey Kurtzman. En términos generales, no soy fan de los superhéroes o de lo que yo llamaría los "cómics heterosexuales", pero si algo tiene que ver en particular con el underground o la escena experimental, o me llama la atención por lo que sea, entonces me lo compro y me lo leo. Pero por lo general, no suelo comprar la revista.

GREEN: ¿Qué tipo de música te gusta, jazz, blues?

WILLIAMSON: Me gustan todas las formas de buena música. Disfruto de la música country, pero del buen country. Me gusta lo auténtico. No me gusta esa mierda de música pop de Gatlin Brothers / Oak Ridge Boys / Dolly Parton. Me gustan Little Jimmy Dickens y Ferlin Husky, todas esas cosas tan antiguas y maravillosas de donde provienen los Everly Brothers. Ahora escucho a John Anderson, porque vuelve a las viejas raíces. Me gusta el buen jazz. Uno de mis amigos es uno de los mejores guitarristas de jazz del país. Solía ​​tocar con Louie Prima y Keely Smith en Las Vegas. Cuando Peggy Lee se acerca a la ciudad, suele tocar con ella. Se llama Bobby Roberts. Bobby también es una especie de historiador del jazz. Cada vez me gusta menos el rock and roll actual, cuanto más escucho, menos me gusta. Si me apatece rock 'n' roll, apuesto por gente como Bob Seger, disfruto de los auténticos rockeros, gente como T-Bone Walker. Me gustan los primeros rockeros, como Little Richard. Me gustan las cosas menos pop, no todas esas cosas homogeneizadas. Me gustan las formas más puras de la música.

GREEN: Seguro que sabrás que a pesar del tipo de música que se lleva en la actualidad, algunos artistas pueden sorprender haciendo un gran sonido de rock 'n' roll al estilo de los 50.

WILLIAMSON: Los Stray Cats eran de ese palo. Hacían un rockabilly aceptable. Solía ocuparme de la sección musical del Playboy. Diseñaba el paquete musical, lo que solía llamarse "Jazz Poll", que ahora se ha convertido en la encuesta musical del Playboy. El Playboy tiende a centrarse en las cosas más comerciales. Me apetece más el sonido más oscuro, menos comercial.

GREEN: Bueno, seguro que conoces a Jimmie Smith, ¿verdad?

WILLIAMSON: Claro.

GREEN: Suele sacar dos tipos diferentes de discos. Cosas añejas y cosas funky.

WILLIAMSON: Es capaz de sacar discos absolutamente mainstream.

GREEN: Sí, ni siquiera suena como solía. Me compré por error una de sus cintas más comerciales y la puse una sola vez. Fue la cosa más cara de Jimmie Smith que he comprado jamás, y luego me deshice de ella. Era una mierda. No me gustó en absoluto, porque me había acostumbrado a escuchar lo que hacía antes, cuando era capaz de hacer que el órgano hablase y me hiciera sentir algo. En su obra más comercial, deja volar los dedos sobre las teclas, y suenan un montón de metales, cuerdas y tambores. No tenía que haberlo dicho. Lo siento, Jimmie.

WILLIAMSON: Pero es la verdad. Por un lado, aprecias su forma más pura, y por otro está la adulterada. La forma pura es la más auténtica y la mejor, la más interesante. Lo mismo ocurre con los cómics. Por eso el comix underground es tan importante. Su formato es puro. Era una forma pura porque a los artistas nadie les decía lo que tenían que dibujar, nadie los entintaba, nadie se lo dibujaba. Todo provenía de su interior. Aparecieron Robert Crumb, Gilbert, Jay, quien fuese. Eran pura luz. Igual sus tebeos no estaban bien dibujados, pero poseían autenticidad. A veces los errores pueden dar la felicidad.

GREEN: ¡Sí!

WILLIAMSON: Eran como un error feliz, una nota mal tocada, ¡pero Jesús, sonaban geniales! Esa es la creatividad. Cuando empiezas a homogeneizar las cosas, cuando alguien te dice qué escribir o qué hacer, no dejas espacio para que se de ese maravilloso error. Esa magia. En cierto modo, da pena verlo. Espero que los autores con necesidad de expresarse no se queden nunca sin ese recurso. Los chavales que quieren desesperadamente hacer sus propias historias, necesitan poder publicar en algún sitio, un lugar en el que el editor al uso no les diga: "Sí, bueno, no es tan gracioso, sal de mi oficina".

GREEN: Bueno, supongo que todo esto de la "New Wave" puede ser el equivalente, porque ahora, todo lo que necesitan es acceder a una fotocopiadora. Y pueden tirar dos o tres copias, o 50, tantas como se puedan permitir.

WILLIAMSON: Son como fanzines. Cuando iba al instituto también editaba un fanzine. Se llamaba "Squire", y Jay Lynch solía contribuir con sus cosas. Era mimeografiado y solo tirábamos 80 copias. En ese momento, el fandom se componía principalmente de chavales que leían ciencia ficción. Y si te gustaban la sátira y el humor, entonces, tío, te consideraban basura. Así que Jay y yo éramos basura.

GREEN: Cuando dibujas, ¿empiezas con un diseño aproximado y luego lo vas repasando y aplicas el lápiz, el colorido y demás, o simplemente empiezas a dibujar directamente y luego lo coloreas?

WILLIAMSON: Empiezo haciendo un boceto bastante limpio y ajustado del dibujo final, porque luego tengo que enviarlo. Los editores tienen que ver un esbozo, así que nunca lo acabo por completo, porque puede que no den el visto bueno. Así que hago un boceto, y luego ya me pongo con un dibujo más detallado. Lo calco en la mesa, y por fin lo termino de forma detallada y agrego el color: más o menos, divido el trabajo en tres o cuatro etapas. A muchos no les gusta el sistema. Shel Silverstein me dijo una vez: “¿Cómo eres capaz de dibujar de esa forma? No entiendo a los que detalláis tanto el dibujo. ¡Si dibujar suelto es lo mejor!" Es de la vieja escuela, esa que argumenta que la única forma de dibujar es simplemente dejar suelta la mano. Es un fascista de la mano alzada.

GREEN: Sí, bueno, la verdad es que me parece genial.

WILLIAMSON: Me gusta, pero prefiero mi sistema. Las cosas se pueden hacer de más de una forma.

GREEN: Uno de los trucos que me enseñó uno de los artistas publicitarios es que puedes abocetar un dibujo, luego traspasarlo a una hoja de papel, y más tarde detallarlo algo mejor, y si no queda exactamente como quieres, entonces vuelves a copiarlo. Me dije: "Vaya, con esto me evito desechar un montón de bocetos".

WILLIAMSON: Dibujar con el papel de calco es más fácil. En realidad, Shel hablaba de dibujo libre, pero ¿sabes cuál es su sistema? Casi solo dibuja en blanco y negro, así que coge y se pone a hacer su dibujo, y si no le gusta cómo queda algún elemento, lo recorta con unas tijeras y lo pega donde lo necesite. [Risas.]

GREEN: Todos tenemos nuestras pequeñas trampas.

WILLIAMSON: Cierto.

GREEN: Es una salida fácil.

WILLIAMSON: Bueno, no tan fácil. Tan solo es técnica, y todos aplicamos diferentes técnicas que en realidad no se pueden enseñar. Aunque hayas ido a la Escuela de Arte, la técnica no se aprende tan fácil. Tienes que descubrir pequeños trucos y recursos, pero la gente al final desarrolla su propia técnica. Tienes que conseguir dar con tu propio sistema, todos utilizamos un sistema que funciona bien individualmente.

GREEN: Jack Kirby es mi favorito, si te fijas, se puede ver su influencia en muchas de mis cosas. Solo hay un Jack Kirby, y sé que nunca podré dibujar como él, pero cuando homenajeo su dibujo, me hace sentir genial.

WILLIAMSON: No hay motivo para intentar ser Jack Kirby, pero me parece bien mostrar las influencias. Seguro que se nota que a este chico lo ha influido un grande, pero, ¿quién necesita convertirse en otro Jack Kirby? El caso es que no hay más, no hay otro Jack Davis, no hay otro Kurtzman.

GREEN: Eso es lo triste. Por un lado, no tengo el fantástico cerebro de Jack Kirby ni su fantástico talento. El único artista cuya forma de dibujar la perspectiva y lo demás que me fascina tanto como Kirby es Murphy Anderson. Cuando hizo Plastic Man para DC...

WILLIAMSON: Pero no puedes comparar ese Plastic Man con el original de Jack Cole.

GREEN: No.

WILLIAMSON: Me refiero a que el original era mejor. Tengo un original de Jack Cole. Me gusta coleccionar cómics. Tengo una página dominical de Li'l Abner de 1940. Y una de Nancy y Sluggo de los 40.

GREEN: ¿Sabes lo más sorprendente? La grandes diferencias entre el coleccionismo de unos y otros artistas. Puede que los cómics de Joe Kubert no me llamen la atención: "no es lo mío". Pero en casa tengo una página original suya de la que no me separaría por nada del mundo. Y también de Jesse Marsh, que durante mucho tiempo hizo Tarzán para Dell y Gold Key. Tengo una o dos de sus páginas. No sé por qué, pero me parece fantástico. Mucha gente me dice: “No sabe dibujar. Demasiados contrastes". Pero a mí me parece genial. Como Caniff, que utilizaba mucho los negros.

WILLIAMSON: Me parece bien. Una de las influencias que aún no he mencionado es Chester Gould, y en mi caso es muy importante. Incluso llegué a dibujar alguna tira homenajeando directamente su obra. De hecho, Max Collins, que ahora escribe Dick Tracy, me compró una de las páginas. Me gustaría tener una de Chester Gould.

Cuando llegué a Playboy, empecé por primera vez a planear un fumetti. ¿Sabes lo que es un fumetti? Es como un cómic fotográfico. Kurtzman hizo un par para la Playboy de los sesenta. Escribí dos fumettis completos y fotografiamos uno, pero la cosa no fue mucho más allá. Otro proyecto sin acabar. He hecho tantos que no...

GREEN: Como que se desvanecen.

WILLIAMSON: Sí, bueno, se quedan como en barbecho. Tampoco es que fuesen fracasos. Eran buenos, pero por alguna razón no eran lo que se acostumbraba a hacer y se desecharon. Como he dicho antes, nunca te deshagas de una idea.

GREEN: ¡Sí!

WILLIAMSON: Ahora me he puesto con el proyecto de la película, y puede que coja algunas ideas y tomas, y me las lleve al campo del fumetti. Al final, de una forma u otra, todo saldrá por algún sitio.

GREEN: Kurtzman es el maestro del diseño. Seguro que muchos no soportan su trabajo, pero en mi caso supuso toda una influencia, no era capaz de hacer nada malo.

WILLIAMSON: Estoy de acuerdo. A algunos tampoco les gusta mi trabajo. La gente me dice: “¡Vaya, cómo apesta! ¿De dónde sacas esas ideas? " Y les contesto: "Mirándote profundamente a los ojos, cariño".

Seguro que mi propia opinión sobre mi obra es peor que la de nadie. En cierto modo me parece bien, porque te obliga a mejorar. Cuando confías demasiado en tu trabajo, empieza el deterioro. Es un viejo axioma, pero muy cierto. En cuanto llegas a un punto en el que te encuentras absolutamente satisfecho con lo que haces, entonces, ¿para qué molestarse en seguir mejorando?

Adquirir nuevos conocimientos y trabajar en nuevos formatos es de lo más gratificante. Como el proyecto de la película. Me emociona mucho, porque es un espacio nuevo en el que hundir mis dientes, aprender, y llevar a cabo cosas que no había hecho hasta ahora. Como los fumetti. Nunca había hecho un fumetti, pero lo intenté con ahínco. Cuando empecé en los cómics, no sabía nada.

GREEN: Me gustaría empezar con el aerógrafo, pero alguien dijo que es mucho trabajo: un error y has estropeado toda la viñeta, pero me gustaría empezar.

WILLIAMSON: No es cierto. Puedes utilizar aerógrafo sobre un acrílico, de modo que siempre se puede volver a repasar. Con el aerógrafo puedes usar cualquier medio. De hecho, es buen momento para empezar con él, porque muchos utilizaban esa técnica y todo el mundo se puso a retocar. Pero ya no es tan popular, es buen momento para empezar. Así no te encasillan tanto.

GREEN: También lo has utilizado, ¿verdad?

WILLIAMSON: No. Nunca.

GREEN: Creía haber visto algo... habría jurado que...

WILLIAMSON: Algunos echan un vistazo a parte de mi obra y me dicen: "Eso es aerógrafo". No es así. Solo es una técnica de renderizado, ya sabes.

GREEN: "El Maestro ha hablado". No, me parece fantástico que tu trabajo se parezca a otra cosa. Bueno, para terminar la entrevista: Skip, ¿hay algunas profundas palabras que te gustaría decirles a los lectores?

WILLIAMSON: No os meéis sobre el televisor. 


REGRESO A 1985

En 1970 trabajaba como diseñador para Playboy Press, y organicé un libro al estilo "Coffee Table" titulado "Gracias, señor presidente". La portada era una foto de una vela encendida y esculpida con el perfil de Richard Nixon. En el índice se podían ver imágenes similares de la vela Nixon al lado de los listados. Cada vela se iba derritiendo cada vez más hasta que todo lo que quedaba de la última era un charco de cera y vapor humeante. El prefacio estaba ilustrado a sangre con la escena de George C. Scott interpretando a Patton frente a una enorme bandera estadounidense. Excepto que en lugar de Scott como Patton, aparecía Nixon.

El responsable del texto y el concepto era Don Myrus, el director editorial de Playboy Press y también mi jefe. La dirección del estilo visual y la selección de artistas, dibujos y fotografías me correspondían a mí.

El texto consistía en varias citas escogidas que había enunciado la camarilla de Nixon. Agnew, Martha Mitchell, Erlichman, Haldeman, toda la deliciosa tripulación crepitaba con oleaginosa mendacidad, poniéndose en entredicho con sus palabras, y demostrando las inclinaciones criminales que después del Watergate serían de conocimiento público. Durante meses, trabajamos pegados a nuestro esquema que, al final del período propuesto, se mostraría como una empalizada visualmente dinámica y referencia insurgente contra algunos de los carcas más asquerosos de la época.

Para publicarlo necesitábamos el visto bueno del libertario recluso, defensor de los derechos de la Primera Enmienda, y director de operaciones, Hugh M. Hefner. Hef dijo: "No". Considerando la creciente amenaza del Departamento de Justicia, el talante punitivo de la oficina fiscal y la naturaleza monopolística de la Oficina de Correos, Hef opinó que sería políticamente imprudente publicar verdades tan estridentes. Aún así, me cabreó mucho que tanto tiempo, talento y dedicación estuviesen tan mal utilizados. El encanto de mi puesto en la revista se achicó tanto que al poco tiempo renuncié y conseguí otras maneras de pagar el alquiler.

La prerrogativa de permanecer leal a los prejuicios irracionales y las falsas vanidades quedó grabada en la sangre de nuestros antepasados. Un acre de tierra, una mula y libertad para perseguir con determinación una doctrina lunática y albergar nociones políticamente retrasadas, ese es el estilo americano. Y en mi tiempo libre, empecé a aprovechar ese derecho inalienable otorgado por Dios, publicando revistas de cómics junto a Jay Lynch.

En aquellos tiempos, Chicago era como el centro de Titograd. Una penumbra gris, fría y opresiva para la clase trabajadora gobernada por policías con puño de hierro a las órdenes de burócratas corpulentos y untuosos devoradores de puros. El miedo se cernía sobre la orilla del lago como un velo venenoso y siniestro. La brutalidad era ley en los guetos del sur y el oeste, y la intimidación parroquial reinaba gloriosa en los recintos étnicos y blancos del norte y el noroeste. De hecho, era un clima estupendo para un dibujante de cómics novato. Un montón de injusticia social sobre la que el primerizo caricaturista con aires de genio podía arengar sin cesar y, por miedo a recibir daños corporales, tampoco es que hubiese motivo para aventurarse en el exterior. Numerosas horas normalmente desperdiciadas en la simple desesperación existencial por muchos de esa generación se podían utilizar en su lugar de forma más eficiente para perfeccionar las viejas habilidades del cerebro / observación / tintero.

De repente alcanzamos 1984, catorce años de cambio después. Por un lado, ya no hay comix sobre los que charlar. Y la ciudad se ha ido transformando desde aquellos inquietantes y alienantes días. Las boutiques para la alta sociedad de Oak Street son tan imponentes como sus contrapartidas de los Campos Elíseos. Se escucha la alegre risa de la nobleza y el tintineo de las transparentes tazas de cristal de los cafés a pie de calle donde el ilustrado bon vivant puede mojar hábilmente su croissant en su café con leche, mientras la policía de mano de hierro mantiene a distancia a los elementos desagradables por orden de burócratas corpulentos y untuosos devoradores de puros. Y me encuentro trabajando como director de arte para la revista Playboy, donde, durante ocho años, proyecto tras proyecto, he consumido tiempo, talento y dedicación. Prácticamente nada de lo que hago se llega a imprimir. Algunas cosas nunca cambian. Algunas cosas forman parte de la política corporativa.

Así que poco después de grabar esta entrevista en el verano de 1984, la combinación de una realidad editorial ausente de humor, la nula posibilidad de moverme verticalmente dentro de la empresa, y una oferta que no podía rechazar, me alejó de un empleo de aires sibaritas pero creativamente estéril en Playboy.

Desde entonces mantengo un empleo remunerado como Director de Arte Corporativo de Consumer's Digest, una empresa que publica un par de revistas y que me ha dado la práctica oportunidad de presenciar las maniobras inicuas y artísticamente corrosivas de la comunidad empresarial estadounidense.

Mientras tanto, como si reforzásemos más la anarquía encarnada, mi esposa Harriett y yo nos hemos convertido en padres de gemelas, y mi hija de tres años, Molly, ha adoptado el dibujo de historietas como astuto medio de auto-expresión.

Así que, al menos, he logrado contaminar el acervo genético.

-SKIP WILLIMSON, septiembre de 1985

viernes, 21 de agosto de 2020

CUANDO 2000 AD ERA EL FUTURO, por Garth Ennis

Artículo de Garth Ennis para Bleeding Cool (2009). Traducción: Félix Frog2000.

Es un momento tan bueno como cualquier otro para saldar una grandísima deuda. Para ser precisos, de las del tipo creativo. Y es con algo a lo que podríamos definir como una especie de tatarabuelo segundo cuyos descendientes bastardos incluyen Predicador, The Boys, Wormwood, The Pro, Kev, Barracuda, Dicks y muchos más; su diseño básico, humor negro e intensa acción fueron y siempre seguirán siendo una gran influencia en mi obra. En esa revista, varios guionistas, dibujantes y editores crearon el mejor cómic de todos los tiempos.

Costaba 7 peniques en dinero terrestre, se imprimía en un légamo de pantano reciclado y hacía que las tardes de los viernes fuesen algo mejores: era el magazine 2000 AD, y en esos primeros diez años, antes de desesperarse y empezar a contratar a gente como yo, tuvieron un éxito tan tremendo como fugaz. Basta con echar un vistazo a la lista de talentos que participaron para hacer que nos quedemos sin aliento. Recordemos que toda una generación de lectores podía comprar casi cualquier número y leer en su interior a una docena de estos tíos en su mejor momento.

Así que gracias: Pat Mills, John Wagner, Gerry Finley-Day, Alan Grant, Alan Moore, Tom Tully, Alan Hebden, Steve MacManus, Kelvin Gosnell, Nick Landau, Robin Smith, Simon Geller, Richard Burton, Doug Church, Tom Frame , Carlos Ezquerra, Ramon Sola, Jesus Blasco, Massimo Belardinelli, Dave Gibbons, Mike McMahon, Kevin O'Neill, Ian Gibson, John Cooper, Brian Bolland, Brett Ewins, Brendan McCarthy, Garry Leach, Ron Smith, Colin Wilson, Steve Dillon , Kim Raymond, Cam Kennedy, John Higgins, Barry Kitson, Mike Dorey, Carlos Pino, Jim Watson, Alan Davis, Jesus Redondo, Jose Ortiz, Ian Kennedy, Eric Bradbury, Mike White, Bryan Talbot, Ron Turner, Jim Baikie, Angie Mills, Glenn Fabry, David Pugh, Mike Collins y muchos más.

Gracias por los dos tiranosaurios luchando a muerte al borde de un volcán / por los artilleros de Bofors disparando contra unos ovnis / por la última y más importante muerte del Viejo Un Ojo / por el único oso en la lista de eliminación de la CIA / por "¡Cuac-cuac, Volg!" / por el verdaderamente imparable Artie Gruber / por Dan Dare en la Batalla de Júpiter / por: Conclusión: MACH One está acabado. Cerrando transmisión. / Por la Batalla Final de la Fortaleza Espacial contra el Starslayer Empire / por: "Entro en casa a toda velocidad. Llevo en el juego cerca de cuarenta años y hay algo que he aprendido: nunca dejes descansar a un robot. Adiós, Ro-Jaws y Hammerstein. Little Mo y yo siempre te recordaremos" / por Blackhawk y sus camaradas en Horizonte Final / por: "Cuando envejeces, se te empiezan a ocurrir ideas extrañas como que tal vez la gente no sea tan mala. Tal vez si tratásemos a las personas con más amabilidad, la bondad de su interior saldría a la luz. Supongo que es el momento de dejar de fumar". / Estuve presente el día en que los cielos se convirtieron en un infierno. / Por el cinturón con munición de balas plateadas de tipo Spandau / por la locura que me parecía Meltdown Man / por "Chicos, estáis cometiendo un grave error. Es a mí a quien deberíais temer. Y aquí tenéis el por qué". / por "Puede que a todos nos viniese bien un poco más de lo que tiene Dredd".

Gracias, también, por la noche en que murieron los Soldados. / Por Los Jueces Oscuros sueltos por el Bloque Billy Carter. / "¿Así son las personas? ¿También somos robots?" / "¡Vapea, nene, vapea!" / Y una gran celebración se prolongó durante toda la noche... y la noche se prolongó para siempre. / "¡Me llamo Thompson, Harry Thompson!" / Con cuidado, oh, con mucho cuidado, arrastra a la criatura nacida de las estrellas. / "Y algunos... algunos son estrellas". / Johnny y Wulf peleando con hombres muertos en un cementerio lejano. / "Tiene que haber una moraleja por alguna parte, Grobbendonk". / "Grim" / Red Planet Blues / "¡Bienvenidos al festín de las heridas!" / "Es bastante probable que la tercera palabra sea naranjas" / "Sé muchas cosas, Viejo Ojos Rojos" / Porque eres un Juez. Y ese es tu deber. / "Despertad, chicos... estamos en casa". / "¿Te apetece eso para cenar, George?". / La ciudad grita el nombre de Chopper. / "Ha sido un placer conoceros, amigos. Supongo que esto es todo. Truck tucker, ¿lo oyes?". / Halo Jones desayunando entre las ruinas. / Y es la Tercera Ley la que argumenta que cualquiera que diga lo contrario es hombre muerto. / "Porque te odio."

Y por supuesto: por "¡Esta Tierra Maldita no acabará conmigo! ¡Soy la Ley! ¡Soy Dredd - EL JUEZ DREDD!"

Finalmente, lo mejor de lo mejor, para mí el mejor momento de la historia de los cómics: el episodio 22 de "The Apocalypse War". Después de pelear en una batalla perdida contra los invasores, y haber visto la mitad de Mega-City Uno destruida, con los colegas de curro masacrados y los heridos de gravedad sacrificados, Dredd conduce a un equipo de Jueces de élite hasta un silo de misiles de Mega-Este. En una de las mejores secuencias de acción que he leído en un cómic, los Jueces se ven incapaces de acceder a la sala de operaciones, hasta que Dredd simplemente golpea la puerta con su pistola y dispara a quemarropa al tonto curioso que la abre para ver quién es. Nuestros chicos asaltan la sala de operaciones y sellan la puerta. Anderson, la telépata (y única voluntaria del Escuadrón del Apocalipsis, en aquellos días no había tiempo para perder en caminos sin salida cósmicos y pacifistas), extrae los códigos de lanzamiento de la mente del Comandante del silo. Las armas nucleares se dirigen hacia Mega-Este Uno. "Por favor, Dredd", suplica el comandante, "¡Hay quinientos millones de personas en mi ciudad, quinientos millones de seres humanos! ¡No puedes eliminarlos con tan solo presionar un botón!" Y Dredd no duda, ni tan siquiera por un segundo, en hacerlo.

"¿No puedo?"

Puede y lo hace. Hoy en día aún sigo dándole vueltas: qué es lo que la situación decía sobre el personaje y sobre el cómic que estaba leyendo (con 12 años). Incluso ahora, no sé si Dredd tenía razón o si estaba equivocado. Era la única forma de ganar, de evitar una masacre mayor y la esclavitud de su propio pueblo, pero sin duda era un genocidio. Fue una valoración moral a un nivel casi inimaginable, espantosa. Al final, era un dilema similar a los que enfrentaron una serie de hombres buenos y malos en nuestra propia historia, y si tuviese que resumirlo en una sola frase, diría lo siguiente: ¿estarás preparado para hacer lo que hay que hacer cuando no se te presente la salida fácil?

Y ese es el motivo por el que nunca me han preocupado Batman, Lobezno, Iron Man... o ninguno de los demás, en serio. No por lo que harían o dejasen de hacer personajes como ellos, sino porque sus editores nunca tendrían el valor de afrontar una situación como esta.

Feliz trigésimo segundo cumpleaños tardío, pero sincero, al mejor cómic de la galaxia.

Garth Ennis

Nueva York, junio de 2009

martes, 18 de agosto de 2020

ENTREVISTA CON SKIP WILLIAMSON EN THE COMICS JOURNAL (4 DE 5)


Entrevista de Grass Green en The Comics Journal nº 104 (1986). Traducida por Félix Frog2000. Parte 1parte 2, parte 3.

WILLIAMSON: Todos pasamos por períodos de bloqueo creativo. Antes hemos nombrado a Shel Silverstein, que estaba metido en un montón de proyectos diferentes. Al hablar con él, me di cuenta de cómo llevar mejor las cosas. Si tienes en marcha una buena variedad de obras, puedes pasar de una a otra, cambiar,  y de esa forma alivias los problemas de bloqueo. Puedes pasar de los guiones de una historia a dibujar una tira de cómic, o ponerte con la dirección artística, como es mi caso, o con un proyecto para una película. Una base amplia de proyectos puede ser de gran ayuda. También tienes la pintura, que me parece terapéutica, porque si no tengo nada más que hacer, puedo sentarme y dedicar 10 horas a pintar. Así que me mantengo ocupado con muchas cosas. Disfruto de lo que hago y continúo construyendo mi reputación artística. Pero la verdad es que estaría bien ser realmente independiente y trabajar solo para mí. En cierto modo, estoy celoso de los tipos que lo han conseguido, gente como Crumb, que fue lo suficientemente audaz como para decirse: “No quiero trabajar para una corporación. Haré lo que quiero hacer. Voy a determinar mi propio destino tanto como me resulte posible". Pero siempre he sido un esforzado currela, en el sentido de que no me importa trabajar para y con otras personas. Disfruto de esa interacción. No soy tan “Artista” como para creer que me he vendido porque alguien me paga un sueldo.

GREEN: Eres un poco diferente de Jay, porque él se guarda un montón de cosas.

WILLIAMSON: Sí y no. Suele ser una persona tranquila, pero siempre está ocupado. MUcha gente sabe que Jay Lynch es inteligente y habilidoso, pero él lo ratifica principalmente mediante su obra. Y luego, cuando lo conoces, es alguien muy abierto, con una de las mentes más humorísticas que he conocido.

GREEN: Sí. Me mata. Me contó que el motivo por el que no eligió el campo de los superhéroes es porque no le parecen reales. La mayor parte de su colección de revistas y libros se centra en el humor. Dice que no le interesan los superhéroes.

WILLIAMSON: Es un eco de mi misma actitud. Hubo una época en la que Marvel intentó introducir cierta cualidad humana en sus creaciones, cierta realidad. En los primeros números de Hulk y los primeros de los Cuatro Fantásticos, y cuando Ditko se puso a dibujar Dr. Extraño. Era muy interesante.

GREEN: Pero luego empezaron a producir en exceso.

WILLIAMSON: Creo que lo de Stan Lee es más bien una fábrica. Es más un experto en relaciones públicas que un autor. Me he fijado cuando Stan Lee y Harvey Kurtzman han aparecido juntos en los paneles de las Convenciones. Kurtzman es el artista y Stan Lee es el hombre de negocios, y esas realidades se manifiestan en su trabajo. Stan Lee es un hombre rico, pero Kurtzman es rico en espíritu. Kurtzman se ha ganado toda mi admiración. Antes he mencionado la historia en la que estoy trabajando con Hefner. Para mí constituye una nueva dirección. Creo que podría ser una nueva forma de producir cómics en formato de libro. En realidad no es un cómic, pero hay tantos chistes por página como viñetas en una serie, y el aspecto histórico de la obra ofrece una especie de cronología. Sería divertido llevarlo un poco más lejos. Podríamos aprovechar cualquier situación que haya ocurrido, en este caso se centra en Hugh Hefner y su vida, pero se podría coger cualquiera y producir una biografía o historia no autorizada, una historia ilustrada, una especie de sátira paródica. Me intriga mucho. Es similar a un cuaderno de bocetos, aunque, por supuesto, no sea nada nuevo. De crío empecé haciendo chistes cartoon de una sola viñeta. Más o menos, no me puse a guionizar y dibujar cómics hasta 1967. Jay Lynch y yo nos carteábamos mientras yo estaba en la universidad. Estudiaba en el Instituto de Arte de Chicago y producía cómics surrealistas y llenos de conciencia. Editaba la revista literaria del Culver-Stockton College y metí algo de Jay en un par de números. Luego empezamos a improvisar y a hacer tiras juntos. La actitud de esos cómics se parecía a las primeras letras de Bob Dylan, pero en imágenes. No tenían mucho sentido, pero estábamos lo suficientemente emocionados como para seguir utilizando el formato de cómic. Jay tenía dos tiras tituladas "Leaf and Lung" y "Silent Celery". Le envió algunas copias a Salvador Dalí, para conseguir una segunda opinión, pero no creo que Sal llegase a responder. De todos modos esto nos condujo a hacer comix underground. Es posible que esta especie de pasquín histórico ilustrado también provoque una emoción e inflexión similares. Por supuesto, he llevado a cabo una labor de investigación mucho mayor de la que suelo hacer al guionizar cómics.

GREEN: Seguro que recopilar todo el trasfondo lleva su tiempo.

WILLIAMSON: Si, el trasfondo, y también me lleva tiempo encontrar un gag sólido para la mayoría de las viñetas. Las historietas son más como una especie de flujo, empiezas en un punto y la acción se va moviendo hasta llegar a la resolución. En este caso, cada página es un concepto en sí misma. Me gusta. Tengo un sobre con 100 dibujos de Hefner adicionales. Si tengo en cuenta lo que se va a publicar, y lo que se va a quedar archivado, en realidad es un volumen de trabajo considerable. La regla fundamental de este trabajo es: “Nunca deseches nada”, porque siempre puedes retomarlo, mejorarlo, o volver a enviarlo. Algunas ideas las enviaba a Playboy Funnies, y me las rechazaban, luego las modificaba un poco, a veces nada, y se las enviaba de nuevo, y me las aceptaban. Puede suceder. Nunca se sabe si cuando las enviaste la primera vez el editor tenía un mal día. Suelo guardarme las ideas, aunque escriba una sola frase.

GREEN: Oye, te quería preguntar si tu pequeña Molly ha cumplido ya los dos años.

WILLIAMSON: Dos y medio.

GREEN: ¿Te gustaría que fuese artista, historietista como su padre, o…?

WILLIAMSON: Quiero que se convierta en abogada, médica o agente de patentes para que pueda echarme una mano en mi vejez. Ahora le atrae mucho el dibujo. Me siento con ella y me dice: “Dibuja a papá. Dibuja a mamá”, y hago un dibujo rápido. Luego le pido que ella nos dibuje a mamá y a mí. Porque si yo dibujo, ella también quiere hacerlo. Mi otra hija, Megan, tiene 15 años. No vive conmigo, así que no le atrae tanto el dibujo, pero en lo creativo le gusta al teatro. Es actriz y persigue su sueño con fervor. Tiene el mismo empuje que el mío cuando quería ser dibujante a su edad. Ya tiene experiencia sobre las tablas en producciones teatrales de teatro comunitario, y se involucra sistemáticamente en todos los aspectos de las artes escénicas. No sé de dónde habrá sacado esa determinación, pero es una racha creativa definida, a pesar de que llevamos sin vivir juntos mucho tiempo. Mi esposa, Harriett Hiland, es escritora y fotógrafa. Es una periodista que actualmente trabaja para el New York Times de forma regular y, como he dicho, también es fotógrafa, con muchos años de currículo en Associated Press. Así que definitivamente, en nuestro entorno existe lo que se podría llamar una atmósfera mediática. Ambos hemos perseguido nuestras manías individuales y hemos alcanzado cierto nivel de aptitud. Estoy seguro de que todo esto o bien se desvanecerá en el caso de Molly, o definitivamente influirá en su vida.

GREEN: ¿A qué edad empezaste a dibujar?

WILLIAMSON: Mis primeros recuerdos están relacionados con que quería dibujar historietas. Cuando estaba en preescolar tenía problemas porque quería dibujar a Mickey Mouse en lugar de hacer los deberes.

GREEN: ¿Pero cuál es tu primer recuerdo relacionado con el dibujo?

WILLIAMSON: Mi madre conserva un dibujo que hice con tres o cuatro años. Es un dibujo con un rotulador de un mono y su cola. Lleva un sombrerito y una taza. Es el mono de un organillero, pero no recuerdo cuando lo dibujé. La gente suele desanimar mucho a los niños que quieren convertirse en dibujantes, porque consideran que los cómics son algo simple. Creo que es un arte popular estadounidense, el arte de nuestro tiempo. Lo ha sido desde que los periódicos de Hearst empezaron a publicarlos y aparecieron los primeros cómics. Y por supuesto, ahora se han convertido en un fenómeno internacional. Los europeos respetan el cómic más que los estadounidenses y, en algunos aspectos, nuestra reputación es mayor en Europa que en este país.

GREEN: Europa venera más que nosotros todo lo relacionado con Estados Unidos.

WILLIAMSON: El jazz tuvo que migrar a Europa porque los músicos no se podían ganar la vida aquí. Mi primer recuerdo sobre las historietas fue que me metieron en problemas por querer dibujarlas. Luego, más tarde, cuando dibujaba y pintaba en la clase de arte, todos me decían: "¡Parece un cartoon!" Así que me obligaron a hacer estas cosas para que no pareciesen dibujos animados. Y por fin me di cuenta de que la razón por la que estaba dibujando historietas era porque eso es lo que me gustaba hacer. Por supuesto, los primeros cómics de Mad supusieron una gran influencia. Repasaba los dibujos de Jack Davis, Will Elder y Wally Wood. Cuando estaba en preescolar, y más tarde en secundaria, formaba parte de un núcleo de chicos compuesto por tres de nosotros que éramos fanáticos de la Mad. Nos sentábamos e intentábamos superar a Basil Wolverton. Soy el único que se convirtió en dibujante. Uno del grupo es artista, pero no se gana la vida con su arte, y el otro enseña música. Pero estuvo muy bien, porque éramos tres estúpidos adolescentes que competían constantemente entre sí por quién podía dibujar al monstruo de ojos saltones más escandaloso. Las aportaciones de los demás nos impulsaron a seguir. Y ese impulso me condujo hasta cierto punto. El punto donde finalmente conseguí que se publicara un chiste mío en la revista Help! Me dio el suficiente ímpetu para querer llegar más lejos. Después de aquel primer chiste pasaron dos años más antes de que me publicaran otro en esa o en cualquier otra revista. Enviaba varios lotes cada semana, 10 o 12 chistes a la semana. Me refiero a dibujos bastante malos.

GREEN: Ah, los buenos tiempos en los que enviar por correo era barato.

WILLIAMSON: Sí. Pero tuve la suerte de que mis padres no me desanimaron durante esa búsqueda imprudente. Crecí en una familia progresista. Mi padre era profesor y nunca me dijo: "No quiero que mi hijo sea artista, con eso no se gana dinero". Creo que en su corazón de progresista no le importaba que yo fuese un artista, y pensaba que en algún momento dejaría atrás todo eso de las historietas.

GREEN: Si tus padres eran como la mayoría de padres, especialmente los de hoy en día, cuando los jóvenes consumen tantas drogas, seguro que se alegraban de saber lo que estabas haciendo, en lugar de estar en las calles sin saber qué era de tu vida.

WILLIAMSON: Oh, también salía a la calle. Supongo que la mayoría de nosotros solemos atravesar una etapa en la que volvemos locos a nuestros padres. Pero la cuestión es que, a medida que crecía, me metía cada vez más en mis historietas, por lo que tendía a quedarme en casa más que a salir con otros chavales a la calle. No era alguien sin rumbo. Tenía un objetivo.

También me solía divertir un poco con los chicos. Alguna vez mi padre tuvo que sacarme de un salón de billar, se cabreaba porque pasaba mucho rato en ese local.

GREEN: Oh, tampoco es que yo fuese un niño modélico, pero solían golpearme antes de que la definición abuso infantil se convirtiese en una palabra reconocida a nivel nacional. Mi padre me azotaba con todo, desde cordones para la plancha hasta correas de cuero y cinturones.

WILLIAMSON: Era el estilo de la época. Ahora no podrías hacerlo y seguir pareciendo alguien respetable, y tampoco es que el abuso infantil merezca ningún respeto. Era el estilo disciplinario posterior a la Depresión. Todos habían vuelto de luchar contra los nazis y los japos, y tenían disciplina. Este chico necesita disciplina. Y se la daban a él, me la daban a mí, te la daban a ti, se la daban a todos. ¡Estad atentos! ¡Whap! ¡Ay! Formaba parte de la cultura del momento. Ahora somos un poco más comprensivos, y la mayoría no practica ese tipo de violencia de todos los días.

GREEN: Pero también es una actitud muy facilona. Por eso el Dr. Spock dijo: "No azotes a tu hijo" y ahora, 20 años después, dice: "Admito haberme equivocado, hemos criado una nación de bastardos egoístas".

WILLIAMSON: La nación siempre ha estado compuesta por un grupo de bastardos egoístas. No es porque golpeemos a nuestros hijos. La gente no ha cambiado, la cultura sí. Somos la misma colección de cabrones egoístas de siempre. La gente habla sobre el Holocausto y del asesinato de seis millones a manos de Hitler, pero nosotros eliminamos totalmente a la raza de nativos americanos. Un genocidio es un genocidio. Lleva sucediendo desde que nos abrimos camino para salir del fango primordial. El hombre no ha evolucionado a partir de los monos. Los monos son un grupo de vegetarianos amantes de la diversión. El hombre evolucionó a partir de pequeños roedores inteligentes. Nuestros antepasados ​​fueron las ratas. Las ratas muerden a los bebés y propagan la peste. Estoy seguro de que estamos destinados a extinguirnos por nuestra propia mano. A lo largo de la Civilización, la fortuna de unos pocos se ha construido sobre los huesos de muchos. Y esa es la verdad. Tampoco creo que nuestra generación represente el aspecto mezquino de la humanidad más que las generaciones anteriores. Quizás estemos un poco más iluminados gracias a la televisión. La Edad Media fue un momento bastante duro. No había derechos. Podían cortarte en pedazos y servirte. No hace tanto tiempo que robar una barra de pan era un delito capital.

GREEN: No dejo de pensar en que los niños de hoy, aunque están más aburridos que cualquier otra generación, parece que tienen más de todo. Es lo natural, porque el mundo está progresando, pero cuando yo era un crío, tenía un pequeño carro de pedales, pedaleaba con mis malditas piernas y pies para llegar hasta la esquina. Los chicos de hoy...

WILLIAMSON: Están histéricos y van sobre-excitados. Pero cada generación se queja de lo mismo. “Bueno, Ace, cuando era niño, la vida era un terrible tormento. Y los niños de hoy tienen de todo". Así es el empuje de la Civilización. Así es la sociedad comercial, el legado de la revolución industrial.

GREEN: En realidad hablamos de dinero.

WILLIAMSON: Es el estilo americano, ¿no?

GREEN: Tu mayor influencia es la misma que la mía: el grupo de artistas de la Mad.

WILLIAMSON: Algunos otros también.

GREEN: Pero me refiero a antes, a los primeros años de tu vida.

WILLIAMSON: Walt Disney fue la primera gran influencia temprana que recuerdo. Por supuesto, Blancanieves se estrenó antes de mi nacimiento, pero en cuanto pude ver Blancanieves, Pinocho y Fantasía, el tío Walt me parecía lo más importante. Durante cierto período formativo, Disney fue probablemente la influencia cultural más importante del país, porque nos atrapó a todos los baby-boomers. Atrapó a todos los mocosos como tú y como yo, retorció nuestras mentes y las llevó hacia una mentalidad de País de Nunca Jamás.

GREEN: No solo eso, sino que a pesar de que en sus obras siempre aparecía el nombre de Walt Disney, de joven era capaz de reconocer los diferentes estilos de dibujo, y algunos me atraían muchísimo.

WILLIAMSON: De entre lo mejor de Disney estuvo que dio trabajo a todos esos maravillosos ilustradores alemanes y teutones. Contrató a los mejores, de estilos maravillosos. Desafortunadamente, optó por homogeneizarse, y políticamente fue un reaccionario. Pero su trabajo inicial fue excelente, me parece que fue el sello distintivo de su generación. Los Sunday Funnies también supusieron una gran influencia en mi obra. Me pusieron el nombre de un personaje de tira de cómic. Mis abuelos me apodaron Skippy por el personaje de Percy Crosby, Skippy. Casi parece como si hubiese estado predestinado a ganarme la vida con esto. Pronto estaba centrado en algo. Y casi parecía que no dependía de mí, algo que no me parece tan mal. 

GREEN: Es definitivamente positivo. Especialmente si lo piensas de esa forma positiva. Aunque estoy algo confuso... El fandom me ha puesto el sobrenombre de "Grass Green". ¿Significa que en breve me voy a poner a destapar el bote? Porque en realidad no he fumado marihuana en mi vida.

WILLIAMSON: Oh, así que eras tú. Sabía que tenía que haber alguien.

GREEN: ¿Cuál es tu lectura favorita además de los artículos relacionados con los cartoons? A Jay le encanta el humor, pero también lee cosas bastante profundas.

WILLIAMSON: No suelo leer muchas novelas. Leo muchas revistas y presto atención a los medios de comunicación, por el negocio en el que me muevo. No soy de los que devoran un tomo tras otro. Rara vez leo un libro grueso y denso. Me suelo atascar, así que nunca vuelvo a empezar.

GREEN: Con suerte, lees algo ligerito.

WILLIAMSON: No tanto. Recojo mucha información. Siempre estoy leyendo manuscritos. Siempre llegan a mi mesa, por lo que leo lo que escriben los mejores autores. Lo que no me gustan son los tochos. Leo muchísima información. Leo el New York Times, todos los periódicos. Leo todo tipo de publicaciones periódicas. En realidad, no me considero un lector de libros.

GREEN: ¿Te refieres a Mickey Spillane, Ernest Haycocks, cosas así?

WILLIAMSON: Me gusta Mickey Spillane. Mike Hammer me parece maravilloso. Mickey Spillane es básicamente un dibujante. Es un practicante de las artes vulgares, es como un dibujante o un cineasta. Creo que entre el cine y las historietas existen grandes paralelismos, y entre las historietas y el cine. Fellini era dibujante. Estructurar una escena viñeta a viñeta se parece mucho a un guión gráfico. Es la base de todo trabajo cinematográfico. Hay que crear una escena, una trama, un patrón y continuarlo hasta su resolución. Así que definitivamente existe cierta afinidad. Si te fijas en Will Eisner, en su Spirit, verás sus influencias. De los filmes Noir, las influencias más obvias son la iluminación y los ángulos. Me parece increíble.

GREEN: Cuando mencionas los guiones gráficos, me recuerda que Jerry Lewis era muy popular. Se le conocía por poder dirigir muy bien una orquesta. Más tarde nos mostraron cómo lo hacía. Se trabajaba un storyboard de absolutamente todo. Ponía por escrito las indicaciones de lo quería que hicieran sus chicos, y ellos las seguían.

WILLIAMSON: El mejor guionista de nuestro tiempo es Harvey Kurtzman. Tiene un verdadero instinto cinematográfico. No sé por qué nunca se ha dedicado al cine. Es una pena que no lo haya hecho. Gilbert Shelton ha captado muy bien ese estilo cinematográfico en el underground. Utiliza el mismo tipo de storyboard sistemático. Es como una configuración secuencial con temporalidad de comedia, solo en imágenes. Es muy sofisticado. También sospecho que no planifica tanto como que lleva a cabo sus páginas de forma intuitiva. De ahí mi interés por el cine. Hacer historietas para filmar parece una transmutación natural. También me intriga el vídeo. Lo que más me gusta de ese dispositivo es la pantalla pequeña, porque la pantalla pequeña es como una viñeta. No es una imagen enorme en una habitación oscura que se convierte en tu mundo. La pantalla de vídeo es la viñeta, y en el vídeo, no importan tanto los encuadres como el color y los personajes. ¿Has visto la película Alien?

GREEN: Sí.

WILLIAMSON: Alien era una película muy densa, oscura y detallada. Vi Alien en el cine y me gustó mucho, pero cuando la vi en vídeo, no pude ver qué diablos estaba pasando. Pero si coges un vídeo y lo usas de la forma adecuada, con más simplicidad, verás que es un formato completamente diferente. Es menos denso. Más directo, es casi un estilo más historietístico que se puede ver en las mejores producciones de vídeo.

GREEN: Bueno, cuando trabajas con un medio más limitado, me refiero al espacio, te pones a compactar las cosas. Por lo tanto, tienes que eliminar muchos detalles que en realidad restarían valor al mensaje.

WILLIAMSON: A veces se pierde el sentido de la realidad. Por ejemplo, los Muppets funcionan bien en televisión, pero en su transición a la pantalla grande ya no parecían tan reales. Funcionan en una pantalla más pequeña. Cuando era niño, vi "El mago de Oz" y me encantó. Pero la he visto recientemente en pantalla grande y se podía ver el cable que sostenía la cola del León Cobarde. La suspensión de la credulidad se fue a hacer gárgaras. En televisión sigue siendo maravillosa, porque la pequeña pantalla esconde las imperfecciones.

GREEN: Sí. De niño, una de mis mayores desilusiones en el cine fue cuando fui a ver la Mula Francis y pensé: “¡Dios mío! En realidad es una mula que habla". Pero luego, en un par de escenas la cámara estaba situada en un ángulo incorrecto y se podía ver cómo manipulaban un cable en su boca.

WILLIAMSON: Traicionaron tu suspensión de la credulidad. Es como cuando alguien te dijo que no existe ningún Santa Claus. ¿Quieres saber cómo me enteré de que no existía? Leyendo una tira. Fue la de Blondie en el Sunday Funnies que leía de niño. Dagwood y Blondie estaban intentando averiguar cómo podrían convencer a Cookie de que existía Santa Claus de verdad. En esencia, estaban afirmando que no existía. Las historietas y los dibujos animados han tenido un gran peso en mi vida. Mi primer recuerdo de una película fue de un cartoon de Bugs Bunny que me dejó aterrado. Bugs Bunny se iba al infierno y mi madre tuvo que sacarme del cine porque me quedé aterrorizado. Los cartoons de posguerra de la Warner Bros. eran geniales. Eran mejores que Disney porque daban esa sensación de locura. Podría hablar durante horas sobre dibujos animados.

GREEN: Estaba a punto de preguntarte: ¿te gusta mucho la animación? ¿Has hecho algún proyecto relacionado?

WILLIAMSON: No, nunca lo he hecho. La gente siempre me pregunta si he hecho alguna animación. Mi estilo se presta a ello porque es muy amplio. El problema de la animación es el coste. Si quieres hacer animación, necesitas un estudio de animadores. De lo contrario, tendrás que pasarte seis meses de tu vida haciéndolo; mientras tanto, ¿quién paga el alquiler? Ahora estoy en una posición, tal vez por la película en la que estoy ocupado, o por alguno de mis otros proyectos, en la que eventualmente voy a poder hacer un cortometraje de animación. Me encantaría. Pero necesito un estudio, y necesito poder supervisarlo con mano de hierro. Tendría estrictas exigencias creativas.

GREEN: Te lo pregunto porque creo que con tu estilo, contigo en la dirección, podrías hacer una de las películas más divertidas. Hace poco he visto un cartoon protagonizado por una fea princesa. Se reía y su boca se caía hasta la mitad de la pantalla. Tío, me partí de risa. Casi me caigo del asiento, porque no se suele ver algo así. Todo suele ser una exageración mínima, y eso que se supone que los cartoons tienden a ser exagerados.

WILLIAMSON: La exageración es la clave. Necesitas a alguien capaz de hacer voces maravillosas. Necesitas a Mel Blanc. Puedes incluso trabajar con un estilo animado limitado como el de Terry Gilliam en los Monty Python. Utilizaba las limitaciones a su favor y le quedaba bien. Ahora está dirigiendo una película. Hizo "Los héroes del tiempo"y está a punto de estrenar otra que se llama "Brazil". En el show de Bullwinkle, Jay Ward aprovechó al máximo las limitaciones de presupuesto. Bullwinkle era divertido porque tenía buenas voces. Sus guiones maravillosamente trastornados atraían tanto a niños como a adultos. Eran exagerados. Hanna-Barbera utiliza una animación limitada desigual. Pero en sus series no ocurre nada gracioso.

Creo que eventualmente haré algo en el campo de la animación si se dan las circunstancias adecuadas. Y tiene que existir un mercado. Quiero decir, ¿dónde se pueden comercializar estas cosas? También he pensado en hacer algo con marionetas. Uno de los chicos con los que estoy trabajando en este proyecto cinematográfico es muy bueno haciendo pequeños títeres de monstruos. De hecho, en una película aparece un espectáculo de marionetas suyo. Es algo así como el teatro de marionetas del tío Ned. El tío Ned es el conserje de Genetic Laboratories, y allí están estos pequeños títeres mutantes, errores genéticos. Los sueltan de la jaula y tienen que salir y limpiar después del horario comercial. Uno de ellos se llama "Gristle", otro atiende por "Hook". "Gristle" roba la cola de rata de "Hook," por lo que "Hook" saca una motosierra y corta a "Gristle" por la mitad. Es maravilloso. La sangre llena la pantalla. Hay muchos caminos por recorrer. Se podría hacer un programa como los Muppets, convertirlo en humor para adultos, hacerlo sexy o enfermizo, o lo que sea.

GREEN: No se ha hecho todavía.

WILLIAMSON: Todo está hecho, no me sorprendería nada de que ya exista algo así. Pero yo aún no lo he hecho. Hay tantos proyectos que no hay tiempo material para hacerlos. ¿Cómo se puede aburrir alguien cuando hay tanto por hacer?

GREEN: En mi caso, nunca me deprimo porque esté aburrido o algo así. Me deprimo por falta de inspiración o de tiempo. Teniendo tanto que hacer, no sé qué hacer. Así que me pongo a ver televisión, dejo de pensar en el tema, y luego, lentamente, surge de repente alguna prioridad. "No sé, pero tengo que hacerlo". Me levanto y apago el televisor. Y eso es raro porque soy adicto a la televisión. Veo los anuncios, sucios anuncios que ya he visto. Me siento y me pongo a vocear en su contra, pero me quedo mirándolos. Soy un adicto a la televisión.

(Continuará)

miércoles, 12 de agosto de 2020

ENTREVISTA CON SKIP WILLIAMSON EN THE COMICS JOURNAL (3 DE 5)

Entrevista de Grass Green en The Comics Journal nº 104 (1986). Traducida por Félix Frog2000. Parte 1, parte 2.


GREEN: Es gracioso, pero la gente tiene sus propios pequeños esquemas mentales de cómo debería ser el artista hasta que por fin lo conocen en persona.

WILLIAMSON: Más o menos ocurre lo mismo con cualquier artista famoso, ¿no crees? Al leer su trabajo, la gente nos imaginamos ciertas cosas, y luego, al conocerlo en persona, rara vez cumple con las expectativas que nos habíamos creado. O puede que su pan de cada día sea totalmente diferente.

GREEN: Mi percepción de cómo eras según lo que había leído no se alejaba demasiado de la realidad, y lo mismo ocurría con Jay. Me refiero a que en las historias de Crumb, en su obra y en todo lo demás, parece alguien vicioso, se sube encima de las mujeres y todo eso. Pero dicen que en realidad es muy amable.

WILLIAMSON: Aunque cuando lo lees, sabes bien cuál es su rollo. A Robert le ocurre lo mismo que a muchos historietistas underground: coge su yo interior, ya sabes, la confusión interior, y la mete en sus páginas.

GREEN: Uno de los motivos por los que es tan querido.

WILLIAMSON: Si, estoy seguro. No le importa sacar a la luz todos sus oscuros secretos. Todo el mundo tiene neurosis y psicosis similares, así que lo que hace Crumb es decirles a todos: “Mira, yo no necesito psiquiatras. Puedo plasmarlo."

GREEN: De todos modos, la psiquiatría me parece un montón de gilipolleces.

WILLIAMSON: Algunas de las personas más jodidas que he conocido son psiquiatras. Y hablando de psiquiatras, ¿sabes quién es otro autor del que llevamos mucho tiempo sin saber nada?, Justin Green. "Binky Brown Conoce a la Virgen María" es uno de los mejores cómics de todos los tiempos.

GREEN: Hizo un par en total, ¿no?

WILLIAMSON: También hizo un montón de cosas para "Bijou", era uno de los autores habituales. Justin es otro de esos artistas que pudo coger su culpa, en este caso la culpa católica y sus neurosis, y proyectarlas en su obra, y de esa manera resolver sus problemas. Fue uno de los mejores dibujantes -todavía lo es, a menos que haya dejado de trabajar- de esa época.

GREEN: Estoy sosteniendo una historieta bellamente reproducida titulada "Area Code 666". Me encantaría leer alguna serie parecida.

WILLIAMSON: "Area Code 666" es una zona mítica donde solo viven cristianos y anticristos. Nadie parece querer comprármela. Es la única tira que he intentado terminar. Tengo dos o tres ideas más, pero no existe mercado. Uno de los problemas de mi dibujo es que a veces tiende a ser tan extraño que no hay espacio donde publicarlo, especialmente si lo trabajo a color. Otra cosa es imprimirlo en blanco y negro. Seguro que hay muchos sitios en los que se necesita una tira en blanco y negro, porque cuesta menos reproducirla, pero me encanta el color. A veces el impacto adicional que produce el color es muy importante. Hay otra serie en la que he empezado a trabajar que se titula "The Butcher Shop of Love". "The Butcher Shop of Love" es como la carnicería del barrio. En las cajas a la venta se pueden ver grandes pedazos de salami y corazones palpitantes. Una señora le dice al carnicero: "¿Eso de la balanza es un pulgar, o es que te alegras de verme?" Siempre estoy apuntando nuevas ideas, ideas novedosas para historietas, pero no hay sitio donde publicar gran parte de ese material, y nunca me deshago de nada. No sé dónde publicar todas estas cosas. A los de "Playboy Funnies" no le interesan. Mucha gente piensa que soy responsable de "Playboy Funnies", en otras palabras, que yo soy quien lo diseño y lo edito. No es cierto. Todo lo que hago son diseños para la oficina, y luego envío mi trabajo a la sección de historietas y ellos deciden si lo publican o no. La proporción de lo que aceptan suele ser del 50 / 50, de todos los "Neon Vincents", de todos los "Nell 'n' Voids", de todo lo que he hecho para Playboy. Al menos tengo guardadas tantas tiras como las que se han publicado, por lo que tengo una buena selección de historietas inéditas.

GREEN: Me gusta mucho tu estilo. Cada vez que sale alguien en una historieta con una boca como esa, ancha, grandota, abierta, mostrando muchos dientes y lengua, me quedo obnubilado.

WILLIAMSON: Bueno, me gusta la exageración, es una de las cosas que más disfruto: exagerarlo todo, las posibilidades del personaje.

GREEN: Algunos han empezado a emular tu estilo.

WILLIAMSON: Sin querer ser demasiado brusco, diría que he contagiado mi estilo a mucha gente. Y eso empezó al principio de mi carrera. Las agencias de publicidad contrataban a gente y la decían: "Imitad a Williamson". Pero a mí nunca me contrataban.

GREEN: Bueno, pensarían que sería más caro.

WILLIAMSON: No, no creo que fuese por eso. También hice algo de publicidad. He hecho cosas para McDonald's y United Airlines. Me fue bastante bien durante un año, y luego me topé con el principal comprador de arte de J. Walter Thompson, que se sentó conmigo y me dijo: "Bueno, escucha, los vientos políticos están cambiando, ahora llega la administración de Nixon, y tú estás fuera". Esencialmente me dijo algo así. "Eres demasiado político". Estaba en la lista negra. Y el tipo que me representaba me dijo lo mismo. No me volvieron a ofrecer ningún encargo en publicidad. Ahora me han empezado a pedir algunas cosas aquí y allá, pero tampoco me interesa tanto. Lo malo de la publicidad es que no hay demasiada aportación creativa, aunque paguen bien. Por supuesto, hemos vuelto a cerrar el círculo, ahora tenemos a Ronald Reagan, y él... es la misma mierda de siempre. Los mismos políticos imbéciles y básicos y sus fantasmas. Han vuelto todos.

GREEN: Bueno, te cuento: te guste o no, en cierto modo Reagan no lo está haciendo mal. Si lo miras bien... mira la forma en que ha gastado dinero para los necesitados. Pero para mí, es nuestro sistema quien corrompe a la gente. Si alguien entra y está relativamente limpio, nuestro sistema es tan corrupto que esa persona no puede hacer nada hasta que también se convierta en un corrupto más.

WILLIAMSON: Creo que tienes razón. La política como vocación contamina al individuo. ¿Cuál es la actitud megalomaníaca que hace que un hombre quiera aspirar a algo como la presidencia?

GREEN: La sensación de poder.

WILLIAMSON: Sí, poder. En última instancia, el poder supremo corrompe a la persona. Es un teorema antiguo pero cierto. Ronald Reagan está ahí sentado con más maquillaje que Boy George con el dedo puesto sobre el botón. Es el tipo más peligroso que hemos tenido en mucho tiempo.

GREEN: Pero me gusta.

WILLIAMSON: ¿Te gusta Reagan? Eres el hombre negro más loco que he conocido nunca. Me gusta esa cualidad.

GREEN: Reagan no se parece a Nixon.

WILLIAMSON: Nixon era un tipo en tensión.

GREEN: "Soy el presidente".

WILLIAMSON: Correcto, se podía ver la maldad.

GREEN: Cuando mi sobrina empieza a hablar sobre el "Sucio Reagan" siempre discuto con mi familia. Fíjate en el cristiano renacido de Jimmy Carter, alguien demasiado débil que trataba de hacer las cosas bien, pero no puedes hacerlo con esa gente al cargo. No me gustaría que hubiese de nuevo alguien como Jimmy Carter. Ni siquiera dejaron marchar a los rehenes hasta que intervino Reagan. "Oh, ese tío igual presiona el botón, será mejor que los dejemos marchar". Ya sabes, así de fácil [chasquea los dedos]. Y los liberaron.

WILLIAMSON: Si, Ronald Reagan podría haber presionado el botón. ¿Y dónde estaríamos? Te respondo: calcinados. Además, ¿qué tipo de compensación son 40 rehenes por 300 marines muertos en Beirut? Ningún político me inspira respeto. En especial los republicanos de tanta moralidad y tacañería en público a los que en realidad no les importa una mierda la vida y la libertad. En realidad, todos ellos me dan igual.

GREEN: ¿Qué haces para eliminar el estrés?

WILLIAMSON: En Playboy estuve trabajando con un editor senior que se llama William J. Helmer, Bill “Mad Dog” Helmer. Bill se vino de Austin, Texas, al mismo tiempo que Gilbert Shelton; eran compañeros de clase. Así que siempre ha existido una conexión entre "Mad Dog" y Shelton, y todo ese grupo de maravillosa locura tejana. Respeto el sentido del humor de Shelton más que el de cualquier otro dibujante underground. De la bravuconería tejana surgen cosas muy chulas. Wonder Warthog, los Freak Brothers, con ese tipo de grandilocuencia que no sería lo mismo si Shelton no proviniese de donde lo hace. Ahora he empezado a colaborar con Helmer en varios proyectos bajo el patrocinio del Consorcio de Artistas y Escritores de Mad Dog. Aparentemente, Shelton también participa. Planeamos producir una serie de libros y escritos. Helmer también me ha introducido en el arte varonil de disparar armas automáticas, así que solemos irnos al condado de McHenry, y a veces al norte. Te aseguro que es toda una alegría disparar una metralleta Thompson, una Uzi o una pistola. Es una actividad estimulante y maravillosa. Una vez incluso le dije a mi esposa, Harriett: "Escucha, uno de estos días, esos bastardos fascistas van a entrar echando abajo nuestras puertas y me van a llevar arrastrando, pataleando y gritando, ¿no sería mejor conseguir una Uzi y cargarme a unos pocos antes de que me atrapen? "

GREEN: ¿Conseguir una qué?

WILLIAMSON: Una Uzi. Es una pistola ametralladora que popularizaron los israelíes durante la guerra del 67. Es el arma favorita de varios cuerpos de élite, incluido el Servicio Secreto de los Estados Unidos. Es una maravillosa pieza de maquinaria. Se podría decir que cuando nos ponemos a disparar, hemos hecho un trato con un comerciante de armas de fuego con licencia federal, así que todo es perfectamente legal. Ya sabes, no quiero infringir la ley, pero en este caso no... Por lo general, encontramos un espíritu afín propietario de una granja, y disparamos durante varias rondas contra una colina. He disparado de todo, desde calibres 30 hasta una Luger de 9 mm, escopetas y pistolas. Nos aseguramos de disparar contra el suelo o contra una colina, porque la munición puede viajar hasta 20 millas. Y disparamos con munición real, munición capaz de perforar las cosas. Hay tíos que salen al desierto de Arizona y hacen volar aviones a escala tele-dirigidos con ametralladoras del calibre 50. A Helmer y a mí nos da envidia, así que igual organizamos una expedición para reunirnos con estos aficionados armados mientras se divierten el fin de semana.

GREEN: ¿Te gustan los cuchillos?

WILLIAMSON: La verdad es que no me gustan demasiado. Pero es extraño, porque soy indio-mexicano, y uno pensaría que me gustaría llevar un cuchillo en el bolsillo.

GREEN: ¿Te gustaría ver el mío? [Risas.]

WILLIAMSON: Déjame ver esa hoja, tío.

GREEN: No, bueno, en realidad, estoy buscando mi navaja.

WILLIAMSON: Sí, está bien, es un buen cuchillo de defensa. En México se pueden conseguir navajas automáticas, pero es más difícil hacerlas pasar de contrabando que la marihuana. han desplegado medidas muy enérgicas contra las navajas automáticas.

GREEN: Sí, tenía una muy bonita, pero me la quitó mi esposa.

WILLIAMSON: [Risas.] Forma parte del acuerdo.

GREEN: Te gusta disparar armas, pero es diferente disparar por diversión que porque te guste apuntar a alguien sabiendo que puedes esparcir su cerebro, como le ocurrió a ese tío que vimos el año pasado. ¿Lo quieres contar?

WILLIAMSON: La última vez que Grass estuvo en la ciudad, dimos un paseo por la Avenida Michigan, y un tipo saltó del Hancock Center y...

GREEN: Desde un séptimo piso.

WILLIAMSON: No, saltó del piso 90. Así que estaba bastante esparcido por toda la acera. Aterrizó de cabeza y salpicó todas las ventanas de Bonwit Teller.

GREEN: ¿Recuerdas a la gente apiñada a nuestro alrededor? Salimos a la calle y esa mirada de mala leche del policía: "¿Quieren volver a subir a la acera?"

WILLIAMSON: Rodeada de toda esa violencia urbana, la gente parecía animada y emocionada como si estuviesen en un evento deportivo. Son las cosas de las que están hechas las historietas.

GREEN: Es cierto. Has hablado sobre los Playboy Funnies y de inmediato me ha hecho pensar: "Después de que la gente lea sus declaraciones, es probable que reciba un aluvión de cartas con todo tipo de ideas extrañas y cosas nuevas para la "página de cómics.”

WILLIAMSON: Les sugiero que no me las envíen. Preferiría que enviasen sus ideas directamente a la "oficina de historietas", en 747 Third Ave, NYC. 10017. Enviadlas a la atención de Michele Urry. Deberían mandarlas allí directamente, porque de lo contrario tendré que reenviar el material, y no es sino un paso adicional. No tiene sentido cargarme de más trabajo. Tampoco tiene sentido que las personas que envíen su material esperen más tiempo. La "oficina de historietas" afirma que siempre están buscando nuevas ideas, aunque llevo mucho tiempo sin ver nada nuevo en esa sección. Al principio intenté meter a Wally Wood, así que hablé con él. Estaba listo y dispuesto a hacer algo, y entregamos el material, pero finalmente no lo editaron.

GREEN: Oh, ¿en serio? Según me parece, estaba bastante mal de salud, ¿no? Alcoholismo, problemas de corazón y cáncer.

WILLIAMSON: Le dieron las malas noticias, y es probable que pensara que la mejor manera de olvidarse era no hacerlas ni caso. Ayer se publicó un artículo en el periódico que decía que el 47 por ciento de la población tiene pensamientos suicidas. Eso es mucha gente. Por supuesto, te hace preguntarte: “¿De quién es la encuesta? ¿A quiénes hacen las encuestas?" Pero hoy en día, esos sentimientos de desesperación parecen estar descontrolados.

GREEN: La culpa es de este sistema de vida lleno de presión. Ya sabes, la inflación, muchos impuestos, el marido y la mujer tienen que trabajar, aparcan a los niños en algún sitio, todo eso. Hay que ganar más dinero, hay que ganar más dinero, y nos vamos preparando para sufrir una crisis nerviosa.

WILLIAMSON: ¡Pues hagamos más historietas para hacer reír a la gente! ¿Por qué no? Hay que hacer algo. Cuando era más joven solía tener... quizá no pensamientos suicidas, sino pensamientos taciturnos. Desde que empecé a desarrollar profesionalmente mi parte artística, ni siquiera me aburro. No entiendo a la gente que se aburre, es algo que me supera, gente que se deja envolver por su propio hastío. Tienes que intentar resolver tus problemas. Hay tanto que hacer y tanto que decir, tantas formas creativas de expresarse, ¿cómo puede alguien sufrir de tedio terminal? Es que no lo entiendo.

GREEN: Bueno, oye, tal vez haya algunas personas que estén en la misma situación que yo: tengo muchas ideas, un montón de cosas que me gustaría hacer y que podría hacer por mí mismo, excepto que no tengo dinero para hacerlas.

WILLIAMSON: De alguna forma, todos estamos en la misma situación. Puede que yo esté un poco mejor en el sentido de que estoy metido en el útero corporativo del Gran Conejo, y tengo suficiente renombre como para poder enseñar una gran variedad de proyectos sin que me den con la puerta en la cara. Pero también tengo tiras e ideas que no puedo publicar. Estoy trabajando en un proyecto cinematográfico que puede que nunca llegue a estrenarse porque puede que alguien no ponga la pasta. Me parece bastante irracional que alguien no se quiera separar de tres cuartos de millón para que yo pueda hacer mi película. Honestamente, creo que el hecho de que no tengas fondos para hacer las cosas no significa que no puedas seguir adelante e intentar hacerlas de todos modos. Fue una de las lecciones más importantes del cómic underground: se reunió un grupo de gente y dijo: "Los cómics mainstream no nos van a dejar publicar nuestro material por culpa del Comics Code, no nos van a dejar llevar este tipo de material al papel, así que tenemos que coger y hacerlo por nosotros mismos, y venderlo por las esquinas". Y eso es lo que ocurrió. Hay que afrontar las cosas con ese tipo de espíritu de "sal y hazlo de una vez", y no dejarte derrotar por los obstáculos, porque los obstáculos siempre estarán ahí, especialmente si militas en el filo creativo. La gente igual te dice: “¡Tío, estás loco! No voy a publicar tu material, no me parece gracioso, no es creativo".

Siempre te encuentras ese tipo de actitud en contra. He hecho historietas para todos los periódicos importantes de Chicago. Solía ​​hacer cartoons para el viejo Chicago Today, dibujos de cómic en las páginas editoriales, todos los domingos. Chicago Today era propiedad de Tribune Company. Dibujé a Spiro Agnew como el bufón insidioso que terminó siendo. Mientras tanto, el Tribune estaba pagado por Agnew, así que no duré demasiado. Hasta aquí llega la libertad de prensa. Cuando tienes que tratar con cierta mentalidad, es muy difícil penetrarla, pero se puede intentar. Pasa todo el tiempo. Es una cuestión de intentarlo y quedarse dentro, de intentar despedazar la súper-estructura.

GREEN: Y también de encontrar a la persona adecuada en el momento adecuado.

WILLIAMSON: Parcialmente. Me parece que gran parte de la realidad tiene que ver con dónde estás y a quién conoces. Bueno, como cualquier otra cosa. Seas quien seas, estás influenciando a las personas que te rodean y las personas que te rodean también te influyen a ti.

Pero el fenómeno de los cómics underground no tuvo demasiado que ver con la gente a la que conocíamos. Tenía más que ver con lo que teníamos que decir.

GREEN: Está bien, entiendo lo que dices. Estaba intentando contar cómo era mi situación personal. Vengo de Fort Wayne. Nadie viene a la ciudad, y muy pocas personas se marchan. Se quedan los pobres. Ahora Fort Wayne está muerto.

WILLIAMSON: Gracias, Ronald Reagan.

GREEN: Pero me encanta Chicago. Me encanta caminar por la calle con mi portafolio, tenga o no trabajo, simplemente me encanta vivir aquí, porque conozco este lugar y veo arte por todos lados.

WILLIAMSON: Yo vengo de Canton, Missouri. Si crees que Fort Wayne está muerto, visita Canton alguna vez. Te diré algo sobre Chicago. Chicago es un secreto que no se debería revelar. Los neoyorquinos equiparan Chicago con Bulgaria. En Los Ángeles reina la misma percepción distorsionada. Me gustaría que la gente siguiese pensando igual. No quiero que lo descubran y destruyan algo que está muy bien, que es lo que acabaría pasando. Chicago es la más habitable de las grandes ciudades.

GREEN: De lo contrario, Frank Sinatra nunca volvería.

WILLIAMSON: Por supuesto, Frank también tiene sus conexiones con la ciudad. Los chicos de los trajes de piel de tiburón.

GREEN: Cuando llego a Chicago, hablo contigo y luego vuelvo, ¡boom!, tío, sencillamente voy a tope. Listo para dibujar, dibujar, y dibujar, y vuelvo y empiezo a dibujar, y luego me desinflo y tengo que volver y repostar de nuevo.

WILLIAMSON: Entre las mejores cosas que puede hacer un artista está hablar con otros artistas. En Playboy tenemos siete directores artísticos. Cuando celebramos reuniones y nos ponemos a trabajar en una idea, empiezan a volar chispas. Si quieres, te puedes sentar todo el día intentando pensar en un concepto, pero si intercambias ideas con otras personas creativas, las cosas empiezan a fluir de verdad, y se van construyendo. Creo que por lo general, necesitamos la opinión de otras personas. Hay quienes trabajan muy bien de forma independiente y son más solitarios. En mi caso, sabía que me iba a mudar a Chicago para poder estar con Jay Lynch, porque se nos iban a ocurrir muchas ideas. Y así nació "Bijou". Luego, cuando más dibujantes como Crumb y Shelton y el resto llegaron a la ciudad, fueron de gran ayuda para lograr el viejo impulso creativo.

GREEN: Bueno, me recuerda a la reunión del año pasado, cuando Jay, Pat Daily, Suite, tú y yo nos fuimos a comer. Seguro que es algo normal, normal para ti. Pero tío, por la forma en que Pat reaccionó se notaba que estábamos haciendo algo importante. Me emocioné muchísimo. Aquí tenemos a cinco historietistas paseando por las calles. Oye, tío, si un coche nos hubiese intentado atropellar, no nos habría hecho ni un rasguño, lo habríamos apartado de un golpe, ¿sabes?

WILLIAMSON: Tengo una historieta colgada de la puerta de mi oficina en Playboy. Se ve a un tipo caminando por la calle con dos mujeres de cada brazo, y la gente lo mira con admiración, y un policía empuja a un ciego para que se aparte. El policía le dice: "¡Aparta de su camino, que por ahí viene un dibujante!" Es una viñeta de B. Kliban.

GREEN: Me gusta reunirme con otros dibujantes porque me inspiran un montón. Durante un tiempo estuve tan abatido que nunca dibujaba nada, y esa situación duró bastante. Algo horrible para un historietista.

(Continuará)

NUEVA YORK EN EL DAREDEVIL DE FRANK MILLER

"Investigué mucho para hacer un buen trabajo. Si me pedían que dibujara una cascada, iba hasta una y la dibujaba. Esto es algo que a...