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viernes, 21 de junio de 2024

THE DRAGON SLAYER, por Jaime Hernandez

Reseña de Rob Clough para The Comics Journal, 2018. Traducción de Frog2000.

No cabe duda de que la editorial de Françoise Mouly, Toon Books, ha participado directamente en la revolución del mercado de los libros infantiles. Y lo ha hecho en parte porque ha logrado alcanzar el éxito: además de ganar más de ochenta premios y nominaciones, han ampliado la línea y se ha añadido una categoría llamada "Toon Graphics", diseñada para atraer a lectores de siete años o más. En las entrevistas que la han realizado, Mouly ha dicho que intentó vender estos libros a varias editoriales hace más de una década, pero nadie quiso hacerse cargo. Según ella, Random House quería publicarlos como cómics tradicionales, sacando 36 al año, y Mouly lo rechazó. Muchos editores adujeron que les gustaban los libros, pero que no sabían cómo venderlos. Sorprendentemente, a nadie se le había ocurrido introducir una línea de cómics dirigida directamente a jóvenes lectores.

Mouly había coeditado varios libros de la serie "Little Lit" de RAW y sabía bien lo que funcionaba y lo que no. Lo que distingue a Toon Books de otros libros infantiles es la atención que se dedica a la producción y al diseño. Son objetos atractivos y llamativos con el tamaño justo para que un niño pueda sostenerlos. En ese sentido, recuerdan a los Little Golden Books, que casi piden a gritos que se abran, se lean y luego se guarden en una balda. La dirección más reciente de la línea conlleva un intento de aumentar su atractivo para los lectores latinos. El dibujante argentino Liniers ha publicado un par de libros para Toon que se han traducido al español, pero no fue hasta que Toon contactó con Jaime Hernandez y le pidió que eligiera algunos cuentos populares específicos de América Latina cuando dio comienzo un verdadero esfuerzo por cortejar a los lectores latinos.

Hernandez era la elección perfecta, no solo porque es uno de los mejores artesanos del cómic, sino específicamente porque siempre ha destacado dibujando niños. Es uno de los auténticos problemas de muchos dibujantes, que esencialmente dibujan adultos pequeños en lugar de entender cómo son los niños y, especialmente, cómo se mueven. Al mismo tiempo, Hernandez ha dibujado muchas historias relacionadas con el género, desde los primeros tiempos de Maggie la Mecánica y sus encuentros con dinosaurios hasta las aventuras espaciales de Rocky, y las travesuras superheróicas más recientes de las Ti-Girls. Como se comenta en la biografía de este cómic, esta obra ha sido solo un leve "cambio de ritmo" de sus narrativas habituales en Locas.

El autor selecciona tres historias de abundante texto para adaptarlas a su terreno. La primera, "The Dragon Slayer", hace alarde de una moraleja inmediata que indica que hay que ser amable y generoso con todos sin esperar una recompensa a cambio. La más joven de tres hijas es expulsada de su casa después de que sus celosas hermanas mayores logren que parezca que le ha robado dinero a su padre. Mientras deambula por un largo camino, se encuentra con un viajero de aspecto extraño y comparte su comida con el mismo. El viajero la entrega una varita mágica capaz de decir todo lo que necesita saber. Este recurso argumental la ayuda a conseguir un trabajo en el castillo, matar a un dragón, salvar al príncipe con un anillo mágico y terminar casándose con él. Los monstruos y gigantes de Hernandez son bastante impresionantes, pero el verdadero atractivo de esta historia es la forma en que utiliza los ojos de sus personajes para hacer la mayor parte del trabajo pesado que conlleva la narrativa visual. Incluso si la historia hubiera sido muda, el tamaño y la forma de los ojos que aparecen en cada viñeta habrían bastado para guiar al lector a través de la página. Si a esto le sumamos su poderoso uso de los gestos y el diseño de personajes ligeramente bufonesco con el que reviste a casi todos, excepto a la niña y al príncipe, descubrimos que el texto es casi una ocurrencia de último momento.

En "Martina Martínez y Pérez el Ratón" da la sensación de que Hernandez está metiéndose en un territorio que a menudo ha cubierto su hermano, Gilbert. Esta historia de la vida en un pequeño pueblo parece una historia ambientada en el Palomar de Beto, con detalles sobre la forma en que se construyeron las casas que evocan un lugar real y que parece habitado. Por supuesto, el meollo de la historia tiene que ver con una hermosa joven (la protagonista Martina) que rechaza a una serie de animales antropomórficos antes de salir con el ratón protagonista, lo que conduce a que celebren una boda. Cuando el ratón se mete literalmente en un aprieto, ella sale corriendo llorando, dando comienzo a una clásica historia de progresivo desarrollo de los acontecimientos típica de los cuentos de hadas. Los pájaros le preguntan por qué llora y luego se cortan el pico para mostrar su dolor. Una paloma les pregunta por qué se cortan el pico, lo que la lleva a cortarse la cola. También intervienen una fuente y una niña con una jarra de agua, que informa a su madre de los hechos. La madre pregunta razonablemente quién ha quedado al cuidado del ratón, lo que termina por salvarlo. Es un gag divertido, que insta a no perder el tiempo llorando cuando se puede pasar a la acción.

"Tup y las hormigas" es la historia más divertida y su moraleja la más dudosa ("Si aprendes a delegar, puedes hacer el vago"). El perezoso Tup se reúne con sus hermanos -trabajadores pero tontos- para trabajar en los campos de maíz a las órdenes de su suegro. La nota del epílogo menciona que esta historia se solía contar de forma divertida para explicar exactamente cómo funcionaba el cultivo del maíz a los jóvenes. Mientras sus hermanos trabajan, Tup duerme y descubre que las hormigas les han robado la comida. Amenaza a las hormigas para que, o bien le devuelvan la comida, o bien hagan el trabajo por él, así que eligen la segunda opción. Mientras sus hermanos se las arreglan para meter la pata continuamente (haciendo agujeros en los árboles en lugar de talarlos, por ejemplo), Tup siempre hace un trato con las hormigas para que hagan el trabajo mientras él duerme. Al final, Tup es recompensado después de haber sufrido abusos durante el resto de la historia.

El relato funciona por el incansable esfuerzo de Hernandez por variar su narrativa lo suficiente para que cada página sea diferente. En una historia llena de fondos aburridos compuestos por los campos de maíz, Hernandez redobla la apuesta por el diseño de personajes y las expresiones faciales exageradas. Su suegro no solo grita: se pone el sombrero sobre la cabeza exasperadamente, con un solo diente a la vista y gotas de sudor volando desde su cabeza. La suegra que lo desaprueba no solo frunce el ceño: su boca es una inquebrantable parábola invertida. En realidad, es una copia exacta del personaje de Gilbert Hernandez, Boots, otro guiño astuto a las historias de Palomar. Tup no es simplemente perezoso y soñoliento: sus enormes párpados parecen estar constantemente entrecerrados. La reina de las hormigas luce una alegre corona en la cabeza y los personajes están dibujados de forma lo suficientemente variada (a pesar de su pequeño tamaño) como para mantener la mirada fija en la página.

El hecho de que Hernandez eligiese historias que no son estrictamente instructivas moralmente, sino que transmiten otro tipo de información, o que simplemente hacen reír a la gente o actúan como historias anecdóticas consigue que leer este volumen sea especialmente agradable. El trabajo con el color supone un placer especial (la colorista es Ala Lee), lo que probablemente le ha permitido trabajar un poco más libremente que en sus historias habituales en la serie Love and Rockets. Hernandez siempre ha utilizado a mujeres como protagonistas, por lo que parece natural que dos de las tres historias se centren en personajes femeninos. Si a esto le sumamos el contexto histórico de cada una de las historias que se indica en el epílogo, tenemos a otro dibujante alternativo que entrega una buena obra de la marca Toon Books.

martes, 4 de junio de 2024

BLUBBER, DE BETO HERNANDEZ

BLUBBER Nº 1

Reseña de Brandon Söderberg para The Comics Journal, 2015. Traducción: Frog2000.

Este one-shot pequeño y brutal de Gilbert Hernandez edifica un libidinoso círculo de la existencia a base de seis historias vagamente conectadas entre sí que se centran en un horror corporal de cómic oscurísimo, rarezas animales espeluznantemente cuquis e inexpresivos documentales sobre una naturaleza de pesadilla, habitados por críptidos larguiruchos y monstruos con cuerpo en forma de bolo. Ciertas tiras parecen hacer referencia, homenajear y criticar juguetonamente el trabajo de algunos peces gordos de los cómics alternativos como Michael DeForge y Johnny Ryan y, por lo general, sus viñetas se experimentan como si hubiesen sido realizadas por un impecable veterano del tebeo independiente que sabe moverse perfectamente en la escena del comix. Es un rasca-meninges y una obra ciertamente continuista.

Las tiras "Eyes of the Mau Guag", "Is the Happer Happy?", "The Aquatic Pooso" y "Animal World", recuerdan el Spotting Deer y "Canadian Royalty" [de Lose nº 4] de DeForge: extravagantes y elaborados ejercicios sobre animales del mundo expresados en tonos monótonos y de una viñeta a otra, que se basan en realidades elaboradas a partir de datos extraños e inventados con su propia y descabellada lógica. Además, en estas tiras encontramos un peculiar tipo de crueldad, alimentada por la divertida objetividad de la narración ("El Orlat a menudo es seducido por el olor de la eyaculación") y el trazo seguro, aunque más relajado de lo habitual, de Hernandez en la obra se asemeja mucho a un boceto. El dibujo que acompaña a ese momento en particular de (falsa) información sobre el Orlat muestra al Mau Guag, una especie de criatura a medio camino entre un perro y un gato, nerviosa y de ojos agrietados, que ha caído en las garras del Orlat, que a su vez es una figura parecida a un oso con orejas palmeadas y cierta solemnidad en sus ojos mortecinos. Al principio es divertido, luego parece un poco jodido y finalmente se antoja absolutamente aterrador. Lo mismo ocurre con el resto de lo que se puede leer en Blubber.

Las tiras lascivas, violentas y sin palabras tituladas "Doogs" y "The Way of the Cloark" se alzan sobre los puntiagudos y acolchados hombros del campeón de la ultraviolencia Johnny Ryan y su seminal Pudridero. Amontonar caca, erecciones, genitales, animales devorando a otros animales, cosas que salen de estos o entran en su interior, y todo lo demás, resulta en secuencias de acción extendidas y absurdas. En "The Way of the Cloark", unos pingüinos gigantes con penes que parecen pepinillos caminan, vuelan y aterrorizan a otras criaturas, e incluso se llegan a follar la cara de un pez submarino, mientras protegen a un grupo de tipos con apariencia de alienígenas de una abominable yeti de tetas caídas, para luego diarrearse sobre esas cosas alienígenas, derretirlas y luego follarse a otro Cloark, lo que da a luz a más peña alien.

Como todos los homenajes, por muy cariñosos que sean, estas historias también funcionan como una especie de crítica. La exploración que lleva a cabo Hernandez del trabajo de Ryan produce un efecto secundario que sugiere que tal vez Pudridero hubiese sido mejor como una explosión tan concentrada como "The Way of the Cloark". La historia tiene los suficientes tics al estilo Pudridero, y luego tira adelante antes de que el gag envejezca, o incluso de que el gag envejecido haga envejecer al anterior viejo gag. Nos recuerda lo grandiosos que resultaban los grotescos hechos en expansión de Pudridero, y podría asegurar que desde entonces se ha vuelto bastante predecible.

Basil Wolverton también ocupa un lugar predominante en Blubber. La portada recuerda la de Wolverton para la antología pseudo-underground de DC "Plop!", y la criatura de ojos grandes de esta cubierta de Gilbert (un Mau-Gag) invoca a los habituales Barflyze de Wolverton, mientras que el monstruo derretido de la contraportada (que en su interior aprendemos que se llama Happer) recuerda la fealdad que imprimía Wolverton a sus obras de ciencia ficción, de alguna manera adorable y rezumante de terror al mismo tiempo. En parte, Blubber parece una recuperación en modo cascarrabias del trabajo de Wolverton ahora que se ha vuelto bastante moderno y obvio gracias a las reediciones de los últimos años y, en general, entre los lectores con buen gusto imprimirá un nuevo amor por los cómics extraños escorados hacia las historias de género.

La tira más atípica, "Las Vegas Lace", trata sobre un trío (un cerdo, un pato y una joven al estilo Tim Burton) que se dirigen a Las Vegas solo para descubrir que, bueno, es un lugar terrible. Es una versión amarga de tantos cartoons y cómics malos de los 80, ya sabes, animales alegres que se divierten juntos, cosas como, por ejemplo, The Get Along Gang y otra basura resucitada por esos chavales que exploran contenedores de a dólar por primera vez y piensan que todo lo que esté un poco amarillento tiene la suficiente profundidad. Pero "Las Vegas Lace" también amplía el alcance de Blubber. El capitalismo de este Las Vegas de ensueño se convierte en una extensión de la naturaleza que Hernandez explora en el resto de tiras, aunque con una gran diferencia: aparentemente, los mecanismos de la naturaleza le otorgan al mundo animal algo de lógica y le permiten continuar, pero dicho orden no existe en Las Vegas. Salvo los dueños de mierda de los casinos, nadie sale beneficiado. Es menos un círculo de la existencia que un ouroboros hambriento de dinero que se devora a sí mismo porque no hay cantidad suficiente de billetes que lo satisfaga. La última viñeta de "Las Vegas Lace" dibuja a la triste mujer de ojos saltones y pelo largo abandonada por el cerdo y el pato mientras mete una moneda de veinticinco centavos en una tragaperras y exclama: "Estaré aquí para siempre porque nunca encontraré un final". Excepto que... ya sabes, las cosas se acaban por completo. Muy pronto. Todo tiene un final.

BLUBBER Nº 6

Reseña de Tucker Stone para The Comics Journal, 2021. Traducción: Frog2000.

Han pasado dos años desde que Gilbert Hernandez sacó un número de Blubber, su serie de cómics de sexo hardcore que aniquila los límites página tras página: pero ha vuelto. ¡Por fin ha vuelto!

Los números anteriores de Blubber incluían actividad sexual entre animales, tanto reales como imaginarios, y aunque el sexo no está completamente ausente en esta sexta entrega, esta vez el enfoque se centra principalmente en el elenco humano y las cosas que esos seres humanos se hacen entre ellos en su periplo para rociarse de semen. (Si alguna vez es necesario enumerar un ejemplo de por qué no se debe colorear un trabajo en blanco y negro, casi cualquier composición de dos páginas de Blubber nº 6 podría servir perfectamente: incluso si por un tiempo alguien contempla la idea de hacer este cómic "más realista", el coloreado se revela como un concepto de pesadilla. Eso sí, considerando que la génesis de este último apunte es una idea que nadie hasta ahora había mencionado o pensado en serio, la verdad es que este paréntesis ya se ha prolongado demasiado.) Como suele ocurrir en el caso de los trabajos de Gilbert Hernandez más perversos, la trama es opcional: es un cómic con casi tantos subtítulos y títulos intersticiales como páginas. El diseño de todos ellos logra parecer vibrante, y al mismo tiempo ligeramente poco necesario, porque siempre es lo último que ves al pasar la página, porque tus ojos se sienten atraídos de inmediato por cualquier representación extrema de desviación sexual que llene el espacio. Dicho esto: Blubber tampoco parece porno, incluso aunque sea mejor proteger su enjundia como tal, o incluso si cualquier extraño no preparado piense así en este tebeo. (Que exista una edición de Blubber disponible funciona como el equivalente a tener una encarnación viva y palpitante de algo arriesgado en tu hogar. ¿Tienes un niño en casa? Este cómic es una bomba.) Tal y cómo se experimenta, incluso más que las anteriores obras en plan película pornográfica de Hernandez, es una especie de diario terapéutico ilustrado, un ejercicio sacado de un cuaderno de bocetos que ha sido perfeccionado para su posterior publicación. Hay demasiadas representaciones crudas y explícitas de sexo y penetración cada vez más fantásticas, del tipo que probablemente se podría etiquetar como "horror corporal" si alcanzase un nivel de verosimilitud que el humor de Gilbert ayuda a evitar. Más allá del contexto estándar que exige esta época moderna del cómic en plan "parece que simplemente está tocando las narices" (todos los pechos de las mujeres son como globos, sus ojos están tan muertos como son demenciales sus sonrisas), los personajes de Blubber más pueden parecer viejos muñecos metidos en una caja de plástico que alguien ha recuperado para una sesión de simulación que algo que sacas para golpear y expulsar algún trauma. (Incluso cuando un personaje expresa cierta reticencia inicial a lograr una erección de 36 pulgadas, tal y como le ocurre a una anciana en este ejemplar (su constante refrán previo al sexo es "Estaba escuchando la música"), sin ninguna lógica real más allá que lo que le está sucediendo a cualquiera en estos cómics no parece inoportuno, incluso cuando lo que está sucediendo es que un pene en forma de tentáculo de dos metros y medio acaba por salir por la boca de su dueño pasando antes por el ano, los intestinos y el esófago.)

En este tebeo, Gilbert despliega una habilidad llena de sutileza, e incluso más si tenemos en cuenta lo extremo de lo que está representando, en el sentido de que leyendo las viñetas de una forma tan inmersiva no parece tan evidente lo imposible que sería para Blubber ser una obra de pornografía real y utilitaria capaz de abarcar el sistema de fantasía de cualquier ser humano una vez que la empiezas a recordar en su totalidad. Ni siquiera aparece algo parecido al deseo: es lo que entendemos al ver el pene de un hombre dormido del tamaño del contenedor de basura de un restaurante, con el resultado final de que su eyaculación supone que el mayordomo de ojos saltones que lo estaba chupando se quede cubierto con aproximadamente 20 galones de semen y se le vea por última vez murmurando algo sobre cuándo podrá volver a verlo. Haría falta un nivel de mojigatería extremo, casi teórico, para sentirse ofendido por la visión de lo que parece ser un canguro sin nariz partido por la mitad por el orgasmo de un robot escacharrado, y seguramente, cualquier lector nunca habría llegado a estos dibujos de todos modos, enterrados como están por los de una anciana culturista que se está follando a un grupo en una cena, excitada por el concepto de que sus bíceps a lo Popeye sean utilizados hasta quedarse tan delgados como Olivia por los penes de una serie interminable de folladores con aspecto de El Zorro que, como hemos aprendido después de seis años de Blubber, nunca dejarán a una pareja sexual menos que satisfecha. Se dice que Gilbert no tiene previsto otro número a corto plazo, y teniendo en cuenta el tiempo que se toma entre cada ejemplar, bien podría ser este el último en mucho tiempo. Tomad nota: cualquier cómic que intente incluir eyaculaciones mientras esperamos el siguiente, simplemente parecerá un fraude en comparación.

miércoles, 29 de mayo de 2024

LOVE FROM THE SHADOWS, de Gilbert Hernandez (2011)

Reseña de Tom De Haven. Traducción: Frog2000.

La nueva historia larga y en tapa dura de Gilbert Hernandez se llama Love from the Shadows, un título de marquesina de cine apropiadamente policíaco -aunque ausente de sentido- para esta última “adaptación en cómic” de otra película imaginaria al estilo grindhouse protagonizada por Rosalba “Fritz” Martinez, la ceceante súpervixen y antigua psicoterapeuta que también aparece como personaje secundario en la serie Luba de Love & Rockets (Fritz es la media hermana de Luba). Leer esta historia me ha dejado molesto, de mal humor, desconcertado, decepcionado y obsesionado con las delanteras, tal y como me ha ocurrido con la mayor parte del trabajo de Beto de los últimos años. El mundo maravillosamente imaginado y texturizado de la saga original de Palomar parece lejano. Está muy lejos y además ha pasado mucho tiempo. Ese mundo y esas historias complejas y emocionantes de los 80 -“Sopa de gran pena”, “Pies de pato”, “Un americano en Palomar”, “Diastrofismo humano”, por nombrar un puñado- son creaciones de un joven artista cargado de energía capaz de alardear y mostrar sus habilidades y capacidades, además de aprovechar sus primeras influencias (realismo mágico, Kirby y Ditko en Marvel, la cultura punk del Do It Yourself). Ese conjunto de trabajos es eternamente legible, material que pasó directamente al canon de los grandes cómics estadounidenses en cuanto hizo aparición.

Vista en retrospectiva, por mucho que me gustase, y que todavía me guste la absoluta y obscena Birland, el gran espectáculo de Beto para el sello Eros de Fantagraphics, marca el punto de su carrera en el que algo cambió drásticamente. Después de eso, al menos para mí, sus cómics ya no parecían una saga coherente de ficción protagonizada por personajes conocidos y motivados, guionizados y dibujados con una estética formal en mente, sino un cuaderno de bocetos obsesivo e interminable inspirado igualmente por las películas de Russ Meyers y David Lynch. Dar rienda suelta a su manía de dibujar mujeres de pechos grandes y cintura de avispa, y hombres altos y desnudos que se detienen como estatuas cuando no tienen relaciones sexuales ha minado el impulso narrativo de sus cómics y ha convertido su dibujo cartoon en una forma de rigidez paradigmática. Ahora tienes la sensación de que cualquier cosa que suceda en sus historias solo lo hace porque le brinda la oportunidad de dibujar a una nena dotada con un par de doble copa D, o a otro modelo masculino de Vanity Fair con ojos muertos más colgado que una estera.

Ese parece ser el caso de Love from the Shadows, que nos presenta tres endebles escenarios regados de una sensibilidad pulp de ciencia ficción de la década de los 50, así como de un melodrama sobrecalentado de las películas policiales de la misma época. La historia da comienzo con Fritz, de cabello oscuro y ceceo, pasando el rato en su hogar con su narcisista chico juguete. Finalmente, descubre y entra en una cueva situada en su sótano, emergiendo a continuación en una realidad cinematográfica alternativa. Ya no cecea, ahora es una rubia llamada Delores, que rápidamente se junta con su hermano Sonny (es enfermero, nos informan, pero no es que importe gran cosa) y juntos planean matar a su abusivo padre, un novelista que alguna vez fue famoso y que ahora vive una existencia como recluso en una zona costera genérica de algún sitio.

Pero antes de conseguir asesinarlo, su padre sufre un derrame cerebral (o posiblemente una epifanía religiosa; en cualquier caso, es algo lo suficientemente significativo como para que le sacuda la mente) después de vagar por una caverna, tras lo cual sus hijos mayores deciden, contra toda lógica y contradiciendo lo que ha sucedido antes, quedarse y cuidar al anciano. Espera un segundo, ¿cómo?

En ese momento, Delores se marcha para nadar en el Océano (o tal vez en un río), luego hace autostop a un bote de remos con un niño remero (o quizá es alguien al que no le impresiona o le fascina su voluptuosidad, es difícil decirlo) y finalmente termina en otra ciudad, donde se une a una pandilla de estafadores que llevan a cabo un negocio de espiritismo falso que recuerda al perpetrado en "Nightmare Alley" [El callejón de las almas perdidas]. Love from the Shadows flota, se tambalea y se abre paso a lo largo de 120 páginas del tamaño de una novela, la trama (o más bien, las secuencias más pícaras) saca a relucir de todo, desde un suicidio por amor hasta una operación de cambio de sexo que forma parte de una estafa del seguro, pasando por un grupo de hombres misteriosos llamados "monitores" que son de otro planeta o del futuro, a menos que sean agentes gubernamentales encubiertos. ¿Quién sabe? Llevan gafas de sol y monos de trabajo, y hacen muchas preguntas. La narración concluye con una prolongada escena de mutilación genital y asesinato utilizando un arco y una flecha. De eso se trata. Así es como mejor se puede describir la trama.

Al igual que Steve Ditko en su momento más enloquecido y Chester Gould en su período átono, Hernandez sigue siendo capaz de lograr una escena brillante o escenificar un momento utilizando un dibujo más sobrio y sublime, pero cuando la narrativa es tan insignificante, una excusa para lo que parece abrumadoramente dibujo automático, un autor que respira indulgencia, incluso el ocasional diseño magistral o la brillante solución de continuidad parecen ingrávidos, un vistazo frustrante de esos mejores, muchos mejores cómics, moldeados y trabajados de los que Gilbert Hernandez, espero y sospecho, todavía es capaz de producir. Continúa clasificado en la lista de los diez mejores historietistas vivos del mundo, pero sencillamente, no sé por cuánto tiempo más.

viernes, 24 de mayo de 2024

QUEEN OF THE RING: WRESTLING DRAWINGS BY JAIME HERNANDEZ 1980-2020, por Mergo

Reseña de Mergo para Indigo Bridge. Traducción: Frog2000.

Love and Rockets, uno de los pilares de la industria del cómic independiente, celebró su 40º aniversario en 2022. Guionizada y dibujada a seis manos por los hermanos Jaime, Gilbert y Mario Hernandez, es una serie que desde sus inicios ha inspirado a un montón de dibujantes (además de afianzar a la editorial Fantagraphics), y así continúa haciéndolo hoy en día. Su dibujo en blanco y negro empezó de forma poderosa y fue mejorando un número tras otro. Pero mientras que los otros hermanos son buenos dibujantes (Mario tan solo ha ofrecido un puñado de historias durante los primeros años de la serie), Jaime siempre ha sido mi favorito. Ambos leímos mucho a Archie de jóvenes y me encanta que su dibujo respire la misma sensibilidad pop. 

La estética atrapada en el ADN de Love and Rockets se muestra en su totalidad en Queen of The Ring: Wrestling Drawings de Jaime Hernandez 1980-2020. El libro contiene página tras página de dibujos de luchadoras que nunca existieron pero que se nos antoja que han disfrutado de carreras completas. Se centra en una época en la que los luchadores no abandonaban el nicho en el que estaban metidos, y puede que siguieran siendo desconocidos para cualquiera que no conociese esta disciplina en particular, una época más sencilla en la que tanto los movimientos adecuados como la personalidad convertían a los luchadores en estrellas. Gran parte de los dibujos del tomo se parecen a las antiguas fotografías de revistas de lucha libre que sugerían el kayfabe (un antiguo término carnavalesco que significa "mantener la ficción del espectáculo"). También es un gran escaparate de otra de las fortalezas de Jaime: la rotulación, aunque no es algo en lo que se piense a menudo en el cómic, muestra además cuán consumado es en este arte el artesano Jaime.

Si bien carece de discurso narrativo, Queen of the Ring muestra la sólida narrativa visual que Jaime ha aportado en sus tebeos. Las luchadoras son mujeres poderosas que invitan a mirar más de cerca y nos hacen preguntarnos qué puede pasar entre bastidores. Quizá no tengan historia, pero siguen pareciendo personajes reales. ¿Tiene esa cara de bebé? ¿Es esa una granuja? ¿Su cara comunica que está punto de convertirse en una? Pocos historietistas son capaces de transmitir la personalidad como lo hace Jaime, y esta obra funciona como ejemplo sorprendente de su habilidad. Dibujadas a lápiz, bolígrafo y ocasionalmente lápices de colores, las figuras resaltan imponentes enmarcadas en el círculo cuadrado sobre el fondo negro del ring. De una página a otra puedes ver a los personajes convertirse de héroes en villanos y viceversa tan solo observando la forma en que se comportan. Los mismos personajes provienen de una época pasada en la que la lucha libre aún comunicaba escándalo y ánimo clandestino. Como niño que fui a principios de los 80, esto me atrae mucho, porque durante esa época también fui yo un wrestler. Esos espectáculos caseros oscuros y turbios están muy lejos del brillo y el neón en el que terminaría por evolucionar la lucha libre profesional (o, según la perspectiva, igual fue una involución).

Para mí, Love and Rockets fue un cómic muy influyente. También crecí leyendo cómics de superhéroes, y los colores brillantes y las historias extravagantes de la lucha libre rezumaban un atractivo natural. Los disfraces divertidos, las personalidades exageradas y las peleas ingeniosas eran como caramelos para mi yo niño, y me obsesioné con ambos. Fue el primer cómic que me enseñó que es posible encajar todas tus pasiones en una serie, ideando las historias que más te gustaría contar. Si sigue sin interesarte el trabajo de Jaime o cosas como GLOW, no sé cómo te va a resultar atractivo este tomo. Pero si buscas una introducción adecuada al trabajo de Jaime (o a los cómics creados por cualquiera de Los Bros), leer un número de Love and Rockets es un punto de partida perfecto: en concreto, deberías buscar sus historias centradas en la lucha libre recogidas en “¡Whoa Nelly!”. Como fan de la narrativa en forma de cómic de Jaime y de la lucha libre, este Queen of the Ring es el tag-team perfecto, listo para el siguiente combate de wrestling.

miércoles, 22 de mayo de 2024

GARDEN OF FLESH, por Beto Hernandez. Reseña de Roberto Boyd.


GARDEN OF FLESH

Reseña de Roberto Boyd, 2016 para The Comics Journal. Traducción: Frog2000.

¿Es factible conseguir que la Biblia resulte más interesante si se la añade grandes cantidades de sexo explícito? El Jardín Carnoso de Gilbert Hernández nos sugiere una respuesta negativa. 

Lo primero que llama la atención es el hermoso empaquetado y el diseño de la obra. Su tamaño (10,2 x 15,20 centímetros), la hermosa portada en polipiel, el atractivo tipo elegido para la cubierta como si fuese un grabado (el título aparece rodeado por una bonita guirnalda de hojas) parece avisar que estamos ante algo importante. El diseñador se merece nuestros elogios. Su nombre es “J. Feeli Pecker”. ¡Felicidades, señor Pecker!

La historia da comienzo de forma bastante prometedora. Estamos en el Jardín del Edén, donde podemos ver que la primitiva Tierra está siendo horadada: en la página 4, el pene erecto de Adán atraviesa la corteza terrestre para nacer en nuestro mundo. El tumescente Adán anuncia su propia existencia y observa que está solo, careciendo de “una compañera parecida a mí”. Se acuesta boca arriba y se masturba, derramando semen sobre su caja torácica, de donde nace Eva. Lamentablemente, esta es la parte más inteligente de la obra.

Bajo la forma de un demonio cachondo de color rojo brillante, Satanás seduce a Eva, es decir, se la folla. Después del acto, la ordena que coma de la fruta prohibida. Dios no aparece representado, pero una repentina tormenta transforma a Satanás en una serpiente, y de repente Adán y Eva se avergüenzan de su desnudez. (Esta parte no me pareció particularmente creíble dado que, unas páginas más tarde, aparecen nuevamente en porreta viva). 

Hernandez deja de dibujar folleteo durante unas páginas para contar la historia de Caín y Abel. La frente de Caín aparece marcada con una cruz parecida a la de Manson por culpa de su infame asesinato. Hernandez describe a continuación una escena que nunca apareció en la Biblia: Caín se topa con su esposa. Ella es el primer personaje no blanco del libro (y ha sido coloreado con una paleta muy simple por el versátil señor Pecker). Por supuesto, se disponen a tener relaciones sexuales. Eso es todo en cuanto a Caín y como se llame. 

Por supuesto, si quieres una versión de la Biblia en cómic más precisa, Robert Crumb dibujó el Génesis, incorporando un texto tomado en parte de la versión del Rey Jacobo y en parte de la traducción de Robert Alter de 2004. Consta de los 50 capítulos del Génesis, mientras que El Jardín Carnoso termina en el capítulo 9, después de que el diluvio haya tenido lugar, mientras que en la Biblia, Dios instruye a Noé y a sus hijos para que salgan y se multipliquen. Si bien resulta un placer contemplar el dibujo de Crumb, y además aparece un poco de sexo (lo suficiente como para hacer que la obra generase algo de controversia, aunque tampoco contemplamos mucho más sexo del que aparecía en el texto bíblico), el Génesis de Crumb es una tediosa experiencia de lectura. Garden of Flesh es todo lo contrario. De sus 191 viñetas, la mayoría (94 según mis cálculos) están llenas de sexo explícito, y se puede leer en unos minutos.

El siguiente en aparecer es Noé. Hernandez comienza describiéndolo como un joven en busca de esposa. Noé llega a una ciudad pecaminosa parecida a Sodoma. Se encuentra a una bailarina con un velo (pero por lo demás está desnuda) y con pechos enormes (esto es, después de todo, un cómic de Gilbert Hernandez). Noé se la tira y la conduce fuera de la ciudad para que sea su esposa. (Los fans de la Biblia reconocerán que este es un capítulo completamente inventado de su vida).

La esposa anónima de Noé nunca se pone ropa (ni se quita el velo). Luego vemos a los hijos de Noé (sin nombre, pero en la Biblia son Sem, Cam y Jafet) follándose a sus distintas esposas. Una luz brilla sobre Noé otorgándole una revelación divina. Entonces hace el amor con la señora Noé y, sentándose desnudo junto a ella, con el esperma recién salpicado en sus pechos, les dice a sus hijos que tienen que construir un arca.

No hace falta decir que el arca es un verdadero barco del amor. Mientras uno de los hijos de Noé se folla a su esposa, ella comenta: "Espera, ¿ha dejado de llover?" El hijo, con la polla enterrada hasta la mitad en el interior de su mujer, responde: "¡A quién le importa!" La obra termina con una escena de sexo entre dos personajes que no nos habían sido presentados previamente y que exclaman que tienen “Otra oportunidad” y que esto es “Un nuevo comienzo”. 

El dibujo es bastante extraño. Hay dos viñetas uniformes por cada página y las figuras están dibujadas de manera muy simple. Casi no existe variación en el grosor del trazo, y las posiciones de los personajes parecen bastante trilladas. Uno de los aspectos más divertidos de la pornografía es la forma en que los personajes tienen que asumir posiciones sexuales extrañas para que los espectadores podamos verlo todo. Hernandez sigue una lógica parecida y la lleva hasta el extremo: las figuras se dibujan generalmente en al menos una viñeta en cada escena de sexo con el hombre penetrando a la mujer por detrás, pero sosteniendo su cuerpo para que nosotros, los espectadores, podamos ver bien la penetración. Para lograrlo, muchas veces el personaje masculino tiene que levantar la pierna de la mujer, como si nos mostrase la parte frontal de su cuerpo. Es el tipo de acto sexual que alguien que nunca ha tenido relaciones sexuales podría concebir.

Es sexo diseñado para espectadores de pornografía masculinos. Casi todo acaba en penetración y, como he mencionado, siempre está dibujado para que los lectores podamos ver el pene entrando en la vagina o en la boca de las mujeres. Todas las mujeres son atractivas y delgadas, con el vello púbico afeitado como una bola de billar. Si bien en materia de lectura pornográfica los gustos de la gente alcanzan casi una infinita variedad, Garden of Flesh nunca desafía a sus lectores masculinos ni hace ningún esfuerzo aparente por atraer a las lectoras.

Pero es cierto que ya hemos visto otros cómics hardcore realizados por Gilbert Hernandez. El autor dibujó la serie Birdland entre 1990 y 1991. Más recientemente, hizo dos extraños números de Blubber. La diferencia entre esas obras anteriores y Garden of Flesh es que esta última es muy ordinaria. El sexo es todo el rato hetero, oral o vaginal (excepto en un par de escenas centradas en la masturbación), y todo ocurre entre marido y mujer, no hay sexo grupal ni poliamor; en resumen, es jodidamente aburrido y una aburrida jodienda. Birdland desplegaba una amplia variedad de sexo, incluida una interesante inversión de género. Blubber es aún más extraño, con actos sexuales entre superhéroes y varios monstruos parecidos a un Pokémon, con chupadas mutuas de pollas como acto sexual preconcebido. Garden of Flesh parece regresivo en comparación.

La literalidad repetitiva del sexo en Garden of Flesh me hace pensar en una combinación del trabajo de Benjamin Marra cruzado con la pornografía dura, donde cada encuentro es una excusa para hacer que aparezca una escena de sexo. Aunque me parece un enfoque potencialmente interesante, en este Jardín Carnoso la recompensa no vale la pena.


martes, 1 de diciembre de 2015

22 COMIC BOOKS QUE ALAN MOORE HA ESTADO ESPERANDO DURANTE ESTE AÑO (PARTE 1 DE 3)

Amazing Heroes #145 (1988). Comentarios transcritos por Mark Thompson y editados por Kim Thompson. Traducción: Frog2000.

Si quisieras que alguien te aconsejase cuáles son los cómics que vale la pena leer, ¿a quién elegirías? Suponemos que lo más adecuado sería alguien cuya propia obra tenga mucha calidad. Aunque ser capaz de hacer bien las cosas y tener gusto son dos cosas que no van necesariamente de la mano, nos hemos dado cuenta de que el tío cuya historia profesional incluye La Cosa del Pantano, Miracleman, V de Vendetta, Watchmen y La Broma Asesina, así como algunas otras historias con algo más que un interés pasajero, bien podría ser capaz de ofrecernos algunas opiniones interesantes.

Cuando empezamos la charla, no estaba destinada a convertirse en un artículo. Nuestro plan era que Alan nombrase un puñado de sus títulos favoritos y que los comentara de forma concisa, de la misma manera que lo haríamos los demás: para intercalarlos en este número en pequeños cuadros de color gris. Pero una vez que echamos a rodar la cinta, también lo hizo Alan, y terminamos con unos 45 minutos (más o menos) de "Alan Moore hablando sobre sus cómics favoritos".

¿Serías capaz de cortar la cháchara de Alan? Nosotros no. Aparte de haber editado algunas de sus apreciaciones por cuestiones de espacio (así como las consideraciones redundantes), sus comentarios aparecen impresos sin retocar, incluyendo su disculpa inicial. Está bien, Alan, somos capaces de soportar muy bien la vergüenza.

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Para mi vergüenza, en la lista van a aparecer un puñado de cosas de Fantagraphics. Estoy seguro de que la gente sospechará que he estado recibiendo paquetes de cocaína remitidos por vosotros o algo parecido. (Por cierto, es una indirecta.)

El primero de mi lista es LOVE & ROCKETS [en España, LOCAS y PALOMAR], que sencillamente comenzó de una forma excelente y ha seguido mejorando. Ahora ha llegado a una etapa donde casi ni me atrevo a mirar cada número que aparece de lo bueno que es. Lo interesante es que a medida que la serie avanza, podemos notar cómo los elementos fantásticos empiezan a disminuir para ser reemplazados por una obsesión mucho mayor por enriquecer la vida de los personajes.

Mientras tanto, los dibujos de los hermanos Hernandez siguen mejorando todo el tiempo: la narrativa se vuelve más sofisticada y fascinante en cada número. Están entre las pocas personas en el medio de los cómics que realmente busco de forma activa para estudiar lo que están haciendo y tratar de averiguar cómo lo hacen. Son un ejemplo y una enseñanza para todos nosotros.
Después hay que nombrar NEAT STUFF [en España MUNDO IDIOTA], que siempre me ha gustado mucho, pero ha sido últimamente cuando se ha convertido en una verdadera pasión. Es el perfecto vistazo de todo ese extraño y vacío estilo de vida de los extrarradios urbanos. A pesar de que Peter Bagge esté hablando sobre América, creo que su discurso es muy reconocible en cualquier parte del mundo occidental.

Parece tener verdadero afecto por los seres humanos que aparecen en sus historias. No siempre es afecto, porque la mayoría de las veces da la impresión de que está arrojando bilis, amargura y asco (risas). Pero una de las cosas que más me interesan es que en medio de toda la hilaridad y el humor y el brío maníaco, aparecen momentos muy emotivos y conmovedores. Siempre me ha parecido una de las grandes diferencias entre la comedia americana y la inglesa, porque la comedia inglesa -la mejor- generalmente se asienta en un equilibrio entre lo divertido y lo lamentable. Los mejores programas de televisión británicos siempre han llamado la atención porque hacen gala de ese equilibrio. Por el contrario, los programas de televisión estadounidenses que adaptan los programas de televisión británicos parecen haber perdido ese punto. Pero el de Peter Bagge es un estilo de humor que me resulta muy, muy familiar: aunque esté compuesto por situaciones realmente ridículas, todavía suelen aparecer en algún lugar de su interior una viñeta o dos que nos aturden con una pequeña anécdota triste que hace que el humor se glorifique y resulte mucho más significativo.

Y, por supuesto, el dibujo de Peter Bagge, su sentido del diseño y de la composición, siempre me han parecido tremendos y sorprendentes, cada vez parecen estar hechos con más y más confianza en sus habilidades. Creo que Peter Bagge es un dibujante maravilloso, un dibujante muy importante, y Neat Stuff una fuente interminable de placer.
JIM [inédito en España] supone una reciente adición, aunque por ahora sólo he visto un número, pero me he quedado fascinado. Obviamente, Jim Woodring es un historietista muy, muy poderoso y con mucho talento en la mayoría de su obra más lineal y convencional (si es que esa palabra se le puede aplicar.) Pero es la extrañeza, esa familiaridad extraña... el hecho de que en este extraño paisaje alienígena que dibuja, de repente veas algo que no sólo es reconocible, sino que estás seguro de que nadie más que tú puede haberlo reconocido. Algo que te recuerda a un sueño que tuviste cuando tenías ocho años, algo personal. Algo sobre ti mismo que nunca le habías contado a nadie y que casi tenías olvidado. Ese "shock" que te produce dicho reconocimiento lo experimentas con la única ayuda de un gran dibujo... todos esos pequeños rincones inexplicables de tu vida que son tan extraños que no te atreves a mencionárselos a nadie más porque no encajan en la experiencia convencional, y casi has llegado a un punto en el que crees que en realidad no han ocurrido nunca. No son el tipo de cosas de las que puedas hablar con nadie más, porque son descabelladas y raras y no encajan en ningún patrón racional de la existencia. Ni siquiera existen adjetivos para describirlas. Pero obviamente, Jim Woodring ha encontrado los términos adecuados para hablar de estas cosas. Te dices: es maravilloso, por fin ha ocurrido, ¡a otro le ha ocurrido lo mismo que a mí! Es una obra extraordinaria. Extraordinaria. Realmente no tengo el lenguaje adecuado para poder describirla. Sin duda tengo ganas de ver más cosas suyas.
En un aparte bastante relacionado, FLAMING CARROT [inédito en España] está muy, muy alto en mi lista de lectura. Bob Burden tiene un talento increíble. Tanto en Flaming Carrot como en sus historias cortas para Robot Comics #0, es capaz de evitar deliberadamente toda racionalidad, eludir cualquier cosa con sentido, y como resultado aparecen pequeños patrones nada racionales en sus historias. No tienen ningún sentido, pero de repente parecen cobrar vida con todo tipo de significados irracionales.

Hay un montón de ensoñación en la obra de Bob Burden. Siempre me ha llamado la atención el hecho de que The Flaming Carrot probablemente haya madurado a partir de Little Nemo, porque me parece que existe cierta similitud. Como el gran fan de Winsor McCay que soy, me encanta ver que el espíritu que se puede encontrar en su obra ha tenido continuidad de una forma tan extraña. Sin duda, The Flaming Carrot es algo que hay que leer, una obra que en mi caso guardaré a buen recaudo.
SWAMP THING [inédito en España]. Tenía mucha fe en Rick [Veitch], pero no sabía cómo me sentiría al leer su Cosa del Pantano después de que se hiciese cargo de la serie, porque aunque Rick sea capaz de hacer el mejor trabajo del mundo, no estaba seguro de que fuese a ser demasiado diferente de mi personaje, y creía que me iba a resultar bastante difícil disfrutar de la serie. Pero lo que ha hecho Rick es coger el implacable dinamismo de mi experimento (una tradición que me gusta pensar que mantuvimos durante nuestra estancia en la colección) y hacer un trabajo propio fabuloso. Obviamente se nota que está disfrutando mucho en la serie. Ha sido capaz de juguetear con el medio del cómic y ofrecer algunos resultados sorprendentes y en ocasiones bastante sobrecogedores. La Cosa del Pantano es una serie que ahora me gusta mucho más que cuando yo estuve a bordo, porque en aquel momento me podía leer todos aquellos números [se ríe] antes de que apareciesen en forma de cómic, mientras que con Rick tengo el deleite asegurado todos los meses al disfrutar de unas historias que nunca había podido leer antes. Es muy divertido. Cuando estuve trabajando en ella, todo el mundo se divirtió un montón haciendo La Cosa del Pantano, por lo que ahora ha llegado mi turno de pasar un buen rato mientras otro se encarga de la serie. Creo que Rick hace su trabajo con mucha maestría. Realmente no puedo imaginar a alguien que pueda hacerlo mejor.

(Continuará)

lunes, 14 de abril de 2014

ENTREVISTA A ALAN MOORE EN BLATHER (3 DE 5)

Entrevista realizada por Barry Kavanagh el 17 de octubre de 2000 para Blather. El autor le agradecía su ayuda a Steve Moore y Alan O’Boyle.Traducida por Frog2000. Primera parte. Segunda parte.

BK: En tu pequeña biografía que viene incluida en “Brought to Light” se comenta que hiciste algo titulado AARGH, Artists against

...Rampant Government Homophobia. Si, fue... ¿en qué año? ¿En el ‘88? La Cláusula 28.
BK: Oh, me acuerdo.

Bueno, entonces sabrás que todavía no nos hemos librado, ¿verdad? Quiero decir, siguen celebrando todos esos importantes debates de mierda. Pensaba que se habían deshecho de ella para siempre, pero luego veo que siguen celebrando esos grandes debates en Escocia porque todo el mundo está molesto porque el gobierno quiere deshacerse de la Cláusula 28, y la ven como el único frágil baluarte entre sus preciosos hijos y ese ejército de homosexuales que quiere corromperlos, ¿no? Sí, pero cuando Thatcher la sacó a colación en el ´88, en ese momento yo formaba parte de… mi esposa, nuestra novia y yo teníamos un tipo de convivencia muy abierta que era una especie de relación diferente. Duró dos o tres años. Obviamente, en aquel momento estábamos mucho más cerca de la escena lésbica y gay, y cuando se aprobó esa legislación nos pareció bastante alarmante, porque en realidad nunca antes había existido una legislación que reglamentase específicamente en contra de un sub-grupo social en particular. Dicha legislación nazi era un poco desesperante, sobre todo cuando podías ver que entusiastas concejales conservadores decían que “gasear a los maricones” era la solución definitiva para solucionar el problema. Así que lo que decidimos hacer fue movilizar a todos los amigos famosos que pudimos y editar un libro cuyos beneficios fuesen para una organización para la acción lesbiana y gay.

BK: Así que en realidad no montaste una organización, ¿verdad?

No, tan sólo era una revista. Conseguimos un montón de ayuda. Conseguimos a Frank Miller, Robert Crumb, Dave Gibbons, Art Spiegelman, Howard Cruse, Brian Bolland, Hunt Emerson, a todo el mundo, Neil Gaiman, todo el mundo aportó un poco y creo que recaudamos algo así como veinte mil dólares para la organización para la acción lesbiana y gay, que en realidad ni siquiera es que me gustasen demasiado, porque eran como una especie de…

BK:¿Eran militantes?

Ah, eran militantes, fanáticos, unos chapuzas. Cuando al final nos reunimos con ellos ni siquiera les gustó el hecho de que… quiero decir, en realidad eran Phyllis y Debbie quienes trataban con ellos… el hecho es que Phyllis y Debbie les comentaron que ellas eran bisexuales. Fue como, ya sabes, “¡Eh! Aceptad también el dinero de los bisexuales!” Creo que uno de ellos las llegó a decir: “¡La próxima vez puede que aceptemos a heterosexuales y todo!” Sin embargo, en cuanto alcanzamos los diecisiete, veinte mil dólares, lo que fuese, se empezaron a portar de forma muy diferente.

BK: ¿Empezaron a quereros más?

Oh, en ese momento empezamos a gustarles. Pero mantuvimos como una especie de frío desprecio. Les dijimos: “Aquí tenéis vuestro diecisiete mil, pero por favor, entended que la forma en la que nos habéis tratado a lo largo de todo el proceso dice mucho sobre los problemas que tenéis dentro de vuestra propia estructura y que deberíais revisarlo.” [Risas.] Sí. Ya sabes. En realidad valió la pena. Todavía tengo algunas copias de AARGH en alguna parte de arriba. Tenía una bonita portada de Dave McKean.

BK: Oh, “cool”.

Era un pequeño magazine muy “cool”.

BK: Otra obra indicada en esa biografía era algún proyecto con Malcolm McLaren, algo titulado Fashion Beast. ¿Era una película?

Ese fue magnífico. Fue la única vez que… no tenía ningún interés en escribir el guión de una película, o entrar a formar parte de Hollywood o algo parecido, pero Malcolm McLaren se puso en contacto conmigo y me dijo que había conseguido convertirse en propietario de dos o tres películas que quería empezar a desarrollar, y que si me gustaría reunirme con él, elegir una de ellas y ver si podíamos sacarla adelante entre los dos. Así que me reuní con él, es un tío encantador, muy divertido e inteligente, y ciertamente el trato estuvo bastante bien.
BK: Así que entonces te pagaría, ¡claro!

Me pagaron todo el dinero que me prometieron, a pesar de que en realidad nunca llegaron a utilizar nada… es decir, al parecer, según su autobiografía, el guión que le entregué era justo lo que quería, pero para entonces, por circunstancias ajenas a mi voluntad o a la suya, el dinero del proyecto se había agotado desde su mismo origen, por lo que nunca llegaron a hacer nada. Así que por lo menos tuve la experiencia de escribir un guión para una película, pero no sé hasta qué punto sería bueno. Probablemente era demasiado inteligente. Recuerdo que me dijo que debería dejar algo para el director, porque yo escribí el guión de la misma forma en la que escribía uno de mis cómics, indicando ángulos de cámara y composiciones, pero sí, fue muy divertido. Principalmente me metí en el proyecto porque quería trabajar con Malcolm McLaren. Lo admiro mucho, y ya sabes, también me eché unas risas. Me pagaron, pude conocer a Malcolm McLaren y pasar un rato con él y con Lauren Hutton, que es una de las mujeres más bellas y agradables (sin duda entre todas las celebridades) que jamás he conocido. Es magnífica, solía ser supermodelo.

BK: Lo que llamaban “supermodelos” entonces, o… 

No, no de ese estilo, quiero decir, en su momento peleó por los derechos de las modelos. Organizó una especie de... es increíble, muy humilde, fue muy agradable pasar la tarde con ella. Es increíblemente bella y aparentemente es completamente inconsciente de ello, lo cual me parece una rara combinación. Creo que ella y Malcolm forman una bonita pareja. Valió la pena hacer Fashion Beast tan sólo por reunirme con ellos, y el hecho de conseguir treinta mil libras o lo que fuese por escribir el guión tampoco estuvo tan mal.

BK: [Risas]... Sólo tengo el primer número de Big Numbers.

En realidad llegaron a salir dos. Sí, esa iba a ser una obra maestra, una obra magna. Sigo pensando que esos dos números están entre las mejores obras en cómic de la época. Tengo escritos los guiones de cinco números.
BK: Bien, porque me gustaría saber hacía donde iba a discurrir.

Sí, bueno, quiero decir, en realidad tengo toda la obra desarrollada. Tengo una enorme hoja de papel A1 con toda la trama, casi es como un gráfico. La idea era que íbamos a producir un buen cómic, publicarlo nosotros mismos (estábamos muy comprometidos con él) y era mi dinero el que iba a actuar como soporte de todo. Lo que sucedió fue que después de prometerme hacerlo, Bill Sienkiewicz, que había hecho un trabajo brillante en esos dos primeros episodios, me comentó que quería dejar de trabajar en la obra mientras parecía que todo el dinero empezaba a desaparecer por un agujero negro, porque todavía tenía gastos generales que cubrir, pero ni siquiera habíamos conseguido sacar ningún número, porque el dibujante no podía afrontarlo, así que terminé diciéndole: “Mira, Bill, si no quieres hacer este trabajo, tan sólo dínoslo y ya pensaremos en otra cosa, conseguiremos a alguien que te reemplace o algo así, pero díme algo para que no sigamos tirando el dinero por el desagüe”, pero durante algunos meses más Bill todavía siguió sin ser capaz de reunir el valor de decirnos que no quería seguir, y llegó un momento en el que nuestra situación se convirtió en desesperada. Ahí fue cuando Kevin Eastman, famoso por las “Teenage Mutant Ninja Turtles”, intervino con su valiente pero condenada aventura editorial, Tundra, e intentó producir “Big Numbers”. Intentamos conseguir que Al Columbia, que había sido ayudante de Bill Sienkiewicz, continuase con la serie. Pero entonces me enteré de que Al hizo un número y entonces, dependiendo de la historia que te creas, o bien destruyó sus dibujos, o bien se los robaron, no sé lo que ocurrió, pero eso significaba que habíamos contratado a dos dibujantes que de repente habían dado marcha atrás antes de realizar el proyecto.

BK: ¿Así que supongo que se quedará sin finalizar?

No veo que haya forma de resucitarlo como cómic. Quiero decir, ¿qué puedo hacer? ¿Debería decir: “Sí, contratemos a este nuevo gran dibujante, empecemos desde el primer número, pero esta vez cómpratelo, porque esta vez sí que llegaremos hasta el número doce? Me refiero a que yo no compraría algo en lo que alguien la ha cagado dos veces al intentar hacerlo y que aseguró que se iba a hacer. Así que el único futuro posible para Big Numbers sería que Alex Usborne, que trabaja en una empresa llamada Picture Palace Productions que hizo The Acid House Trilogy, una adaptación de Irvine Welsh...

BK: ...convertida en película...

Si, es una pequeña película con tres cortos titulada The Acid House Trilogy [The Acid House, 1988], y un par de ellos, que eran muy buenos, los hizo Picture Palace Productions. Actualmente Alex está trabajando conmigo. Tenemos una especie de presentación episodio a episodio que está bastante elaborada…

BK: ¿Para televisión?

Para “Big Numbers, la serie de televisión”. Podría convertirse en una especie de drama gigantesco en doce episodios del estilo de “Our Friends in the North” o algo así.

BK: ¿Vas a hacer que transcurra en la actualidad?

Es probable.

BK: Es que originalmente parecía estar ambientada a finales de los ochenta.

Si, no estoy seguro, podría estar ambientada a finales de los ochenta, o podría estarlo en la actualidad, en realidad tampoco importa demasiado. Pero de nuevo, trata sobre la idea de la venta. Me refiero a que mezclar fractales con ir de compras me parece una gran idea, que tengan que presentarlo los jóvenes presentadores a la última del Channel 4, que principalmente piensan en plan: “Hagamos “Queer as Folk” de nuevo y veamos si podemos sorprender a algunos coroneles retirados en sus hogares para ver qué cifras de audiencia conseguimos”, por lo que tu conjetura de si alguna vez volverá a salir a la superficie es tan buena como la mía, pero si existe alguna forma de llevarla a cabo, sé que Alex sigue dispuesto a hacerla.
BK: Un pequeño asesinato.

Si, Un Pequeño Asesinato es una de mis favoritas.

BK: En realidad, cuando me la leí por primera vez allá por el ‘91, no me gustó, porque el personaje principal no percibe lo más obvio, y lo encontré molesto.

Bueno, el personaje principal es un gilipollas.

BK: Si, pero la segunda vez me encantó. Eso ha sido la semana pasada. En cierto modo resulta misterioso, porque...

...es un productor.

BK: ...parece que Timothy ha estado yendo en contra de su naturaleza innata, porque obviamente no era vender bebidas alcohólicas a los rusos, y tampoco parece que fuesen los ideales de su juventud.

Fue un proyecto que en realidad empezó a evolucionar cuando Oscar Zarate, que se convirtió en uno de mis mejores amigos, se subió a bordo. Quiero decir, me encanta Oscar, me cae muy bien. Es una de las personas más cálidas y sabias que conozco. Pero al principio él acudió a mí y me dijo: “Mira, ya sabes, tenemos que hacer algo juntos”, y le dije: “Sí, me parece bien,” ya sabes, me gustó mucho lo que habían hecho Alexei Sayle y él, habían estado colaborando en varias obras. Así que fuimos dando con la historia entre los dos, como si empezase a crecer a partir de nuestras conversaciones. Oscar tenía una idea muy clara de qué tipo de obra quería desarrollar y había conseguido dar con esa imagen de alguien que está siendo perseguido por un niño pequeño, o alguien que era embrujado por un niño, y creo que esa fue la idea que se le metió en la cabeza, no sabía nada más. Y el tío me la propuso y me dijo algo en plan: “Bueno, ¿qué pasaría si ese niño fuese él mismo?

BK: Se puede adivinar incluso si te fijas en la portada.

Si, si, eso es, es probable que me hubiese gustado enmascararlo un poco más. Pero sí, creo que es una buena obra, estoy muy satisfecho de ella y sí, en la época la gente la encontró aburrida, porque se acababan de leer Watchmen o lo que fuese, o La Broma Asesina, y fue como: “Bueno, ¿cuándo va a ocurrir algo?” Y todo trataba sobre ese tío publicista obsesionado. Aunque en realidad me alegro de que después de diez años te hayas dado cuenta de… sé que está ambientada en los ochenta, pero en realidad, en ese momento de los ochenta no fue demasiado celebrada. Ha sido una obra que la gente ha empezado a descubrir de forma retrospectiva.

BK: Creo que ahora existe un montón de gente como Timothy. En su forma de pensar y en su actitud ante el trabajo y ante la vida, y ante todo lo demás.

Bueno, me refería a que esa clase de gente estaba empezando a aparecer entonces, pero tal vez no lo habían hecho con la suficiente claridad como para que la gente supiese realmente de lo que estábamos hablando. Así que sí, es otra que forma parte de las que lo consiguieron, “Un pequeño asesinato”, es una de mis favoritas. Pero sí, ¿y quién sabe? He hablado con Oscar para buscar otra editorial, para ver si conseguimos que se publique de nuevo.
BK: ¿Está descatalogada?

Eso creo. Me ha pasado con un montón de mierda [sic], que tiende como a perderse su rastro. Ha ocurrido con la mayoría, ni siquiera me puedo acordar de todo, ¿sabes? Así que estaría bien si pudiésemos conseguir que la editasen de nuevo, porque creo que sólo en lo que se refiere a los dibujos de Oscar es una cosa de gran belleza y leerla siempre me produce una enorme alegría.

BK: Si, está muy bien... Me encanta la forma de sombrear, completamente diferente a lo largo de la obra, ya sabes, hay rosas y naranjas al principio, luego, cerca del final, el color toma una tonalidad verde muy oscura. La forma en que está pintada la obra es encantadora. Y va atravesando diferentes fases...

Eso es, estoy de acuerdo, ha conseguido una de las aproximaciones al color más maravillosas que cualquier otro de los dibujantes con los que he trabajado, con la posible excepción de Melinda Gebbie.

BK: Cierto, ¿ella es…? ¿Era la dibujante de Lost…?

De “Lost Girls”.

BK: Si. Nunca he visto algún número de esa serie.

Buento, se editaron dos números antes de... Ya sabes, primero se encargó Kevin Eastman, y luego Dennis Kitchen tomó el relevo de Kevin Eastman, fue cuando ambos tuvieron que dejar el negocio, en ese punto habían aparecido dos números de “Lost Girls”, pero luego se quedó sin hogar. Es una serie muy cara de producir, porque es a todo color. Pero ahora Topshelf se ha hecho cargo y se debería editar a finales del próximo año.

BK: Bien, estaré atento.

Va a ser bastante buena.

BK: De acuerdo, lo siguiente es “From Hell”, donde aparece la malvada Victoria.

Mm-hmm.

BK: ¿Qué piensas sobre el hecho de que la última princesa de Gales muriese en la misma fecha que Polly Nichols, la primera víctima del Destripador?

¿Fue el 31 de agosto?

BK: Si.

Me parece interesante. Si, no me había dado cuenta. Es bastante interesante, porque es como si la Princesa de Gales estuviese conectada de alguna forma con todo ese diabólico pentagrama, porque claro, también tenemos todo aquello de que originalmente iba a casarse en la Abadía de Westminster, pero en el último momento la cambiaron por San Pablo, que por supuesto es un templo de la diosa de la luna Diana... y sí, creo que el significado místico principal detrás de la muerte de la princesa Diana es que probablemente no sea una buena idea circular rugiendo por París a ochenta kilómetros por hora cuando el conductor está encocado hasta las cejas y con la cabeza totalmente ida.
BK: [Risas.] Simplemente tenía curiosidad.

Es interesante. También es la misma fecha en que la que creo que falleció John Bunyan, me parece que su tumba está en Bunhill Fields, ¿era Bunyan, o en realidad se trata de [Daniel] Defoe?

BK: ¿Estás hablando de una que está justo al lado de la de William Blake?

Está justo a su lado, Bunyan o Defoe, los dos murieron… si, es la de Bunyan.

BK: Si, recuerdo el pequeño dibujo que aparecía en “From Hell” [en el capítulo cuarto] cuando visitan la tumba de Blake y se puede ver la de Bunyan en el fondo. Y en las dos aparece la misma fecha.

BK: Si, hay otra cosa interesante en referencia a Elizabeth Stride, ¿Fue su familia la que se hundió en un barco llamado Princess Alice?

Bueno, ella dijo que eso es lo que había ocurrido.

BK: Y luego Alice es…

...el nombre de la hija pequeña. Tuve que ponerme a investigarlo todo. Parece que tal vez afirmase en algún momento que su familia había perecido en el desastre, uno donde el “Princesa Alice” se golpeó contra un vapor que se llamaba Bywater Castle, y no, no fue así. Creo que su marido murió de una forma completamente diferente. Tal vez tenía la esperanza de que la indemnizaran.

BK: Claro. Es un poco extraño.

Sí, a lo largo de todo lo ocurrido se dan todo tipo de pequeñas conexiones extrañas, pequeñas coincidencias, los mismos nombres, ya sabes, es un zona de información extraña y espectral.

BK: Otra cosita que me pareció extraña fue que un peatón vio cómo arrojaban contra el pavimento a Liz Stride.

Si. Hubo un testigo ocular. Vio a un hombre que estaba forcejeando con una mujer. Parecía que el hombre estaba gritando algo que sonaba algo así como “Lipski”, que pudo haber sido una referencia a la propia judeidad del testigo. Lipski era el nombre de un chico judío que había sido, creo, colgado por asesinato un par de años antes y puede que se haya convertido en un término común sobre el maltrato contra los Judíos. Si, eso es (alguien lo vio) y eso sucedió en un patio donde había un fabricante de cajas de embalaje que se llamaba Walter Hindley, y fue justo debajo de la ventana del Club socialista donde William Morris solía ofrecer regularmente sus lecturas. Traté de juntar todo ese mosaico tan exhaustivamente como me fuese posible y dar con cada retazo de información que existiese.

BK: Al igual que las dos Mary Kellys, como los dos Lee Harvey Oswalds, tampoco lo podemos desestimar.

Eso es algo un poco extraño, ya sabes, porque Katherine Eddowes dio el nombre de Mary Ann Kelly y se marchó de la estación de policía después de dar ese nombre falso para ser asesinada a continuación.

BK: Oh, yo hablaba de las otras dos Mary Kellys. El testigo que la vio al día siguiente de su muerte.

Ah! Si, también es muy raro. Fueron dos los testigos que dijeron que la habían visto al día siguiente.
BK: En realidad eso te ofreció una dirección para el final de la historia, ¿no?

Lo hizo. Me refiero a que quería dejar las cosas bien cubiertas. Porque claro, la pura verdad es: ¿cómo podría haberla identificado alguien y decir que estaba en el número 13 de Miller´s Court? Sabes… he visto las fotografías, resulta difícil saber qué camino tomó realmente, por no hablar de si realmente era ella o no. No existe ninguna evidencia positiva. No tenían huellas dactilares o rastros de ADN ni nada parecido en aquel entonces. Lo único que tenían era lo que dijo un novio que se encontraba en estado de shock. Dijo: “Sí, eso es María.”

BK: No había cara, por lo que...

No tenía cara. Algunas partes de ella habían sido cortadas hasta el hueso. No tenía estómago. Me refiero a que era como una especie de, um… Así que… ¿quién sabe? Tan sólo quería darle a la pobre mujer un final feliz, de alguna manera quería… sin tener que ir en contra de lo que era probable, sencillamente quería darle algún tipo de salida… y de hecho incluimos esa escena final, con el fantasma de la gaviota que desciende desde la cima de una colina de Irlanda, donde se puede ver a una mujer que nunca habíamos visto antes y cuatro niñas, me parece una de las escenas más poderosas de la obra. Hay algo escalofriante en la parte en la que ella le dice [al visitante] que se vuelva al infierno del que proviene. Hay algo que creo que... (va en serio) bueno, ya sabes, que me parece emocionante.

BK: Entonces es un poco parecido a una especie de enfado de escritor, ¿no?

Si.

BK: Supongo que por haber tenido que tratar con todo esto, por todos los años que has estado escribiendo sobre este asesino en serie.

Si. Eso es, diez años. Diez años vadeando a lo largo y ancho de todo ese material, esa literatura, no sólo sobre Jack el Destripador, sino sobre todos esos hijos de puta. Todas esas pequeñas disculpas miserables realizadas por seres humanos. No son superhombres. No son superhombres en absoluto. No son Hannibal Lecter. Ya sabes, son Peter Sutcliffe, que era un tipo que tenía una permanente bastante chunga. Y algo fue terriblemente mal en su relación con su madre o algo así. Son pequeños tipejos.

BK: De todos modos eso es lo que el estudio del FBI demostraba, ¿no?

También me leí todo lo de Robert Ressler, ya sabes, libros como “Sexual Homicide”, que probablemente sea el mejor libro sobre asesinos en serie. Pero me los pillé todos, todos esos terribles compendios de Colin Wilson sobre asesinos, tengo como unos treinta libros sobre Jack el DestripadorFortean Times dejó de enviarme libros sobre el tema cuando les supliqué que dejaran de hacerlo. Los dos últimos que me enviaron fueron “Jack the Ripper: a Psychic Investigation”, sobre algunas mujeres que habían decidido que iban a investigar los crímenes del Destripador desde un punto de vista psicológico; y otro de alguien que había escrito un libro sobre lo que podría haber ocurrido con Jack el Destripador si la policía de 1880 hubiese podido hacer uso de los métodos policiales actuales. Es un poco desconcertante, porque aparecen cosas como la escena de Fred Abberline cogiendo el teléfono para preguntar si ya han acabado el informe de ADN, y piensas: “Bueno, ¿por qué te molestas con todo esto en lugar de coger las imágenes grabadas por la cámara de seguridad después del primer asesinato? ¡con eso se acabaría todo!"
BK: Si vas a llevarte todo eso hasta la década de 1880, también podrías trasladar armas nucleares y microondas.

¿Por qué no? Lo que ocurre es que no hay absolutamente nada más que decir acerca de los asesinatos de Jack el Destripador.

BK: ¿Te has deshecho de todos esos libros?

No, nunca me deshago de ningún libro, más o menos se quedan viviendo en un pequeño espacio entre las pilas del resto de libros. No, nunca están demasiado lejos. Cuando me siento por aquí sigo viendo la mayoría de ellos. Probablemente debería quedarme con algunos y deshacerme del resto. Hay un par que me gustaría guardar. Pero mi colección de libros es de esas que nadie te robaría si alguien entrase a hacerlo. Es de ese tipo de cosas que en un reportaje en el periódico titularían: “¡Tenía muchos libros sobre asesinos en serie, nazis y ocultismo!” [Risas.]

BK: [Risas.] No creo que te gustase demasiado ser el objetivo de una caza de brujas.

Claro, claro que no. Pero sí, From Hell, estoy muy orgulloso de esa obra. Es un gran trabajo, oscuro y monumental. Victoriano.

BK: Hay un par de cosas en el trasfondo… Hay una, creo que a la altura del cuarto capítulo, donde Gull está hablando sobre los sacrificios de niños como la usurpación del símbolo femenino y más tarde…

...¿era él? Espera, déjame pensar. Sacrificios de niños.

BK: Capítulo cuarto. Debe ser cuando él...

...cuando está con Netley dando el paseo por Londres. Intento acordarme. Recuerdo que decían algo sobre que el sacrificio de niños era una forma de negar el poder femenino.

BK: He encontrado la página, [es la página 24]. Dice: “Las Diosas fueron sustituidas por los dioses. Luego vino el sacrificio de niños, matando en primer lugar el símbolo femenino más impresionante, que es la maternidad, su magia y su poder.”

Es algo que no tiene por qué ser necesariamente cierto, pero es en lo que pensaba que podría creer Gull.

BK: Porque más tarde están hablando sobre Ratcliffe Highway, sobre los asesinatos de la familia Marr y él dice: [un] niño [ha] muerto [y le pregunta si fue] “un acto ritual para dar forma a la sociedad”, es decir, [para] la creación de la fuerza policial. Me interesa ese tabú infanticida como… Bueno, lo que ocurrió fue que me di cuenta de que… es probable que existan un montón de razones para llevar a cabo el sacrificio de niños… Creo que un montón se hicieron con los mejores deseos para la víctima en mente, los hacían para convertir a esas personas en algo sagrado. Al mismo tiempo se me ocurrió que sacrificar niños sería como una forma de negar el poder femenino.

BK: Al ser un tabú tan profundo provoca reacciones extremas en la sociedad.

Bueno, mira lo que ocurrió con Myra Hindley. Me refiero a que nunca va a salir de prisión.
BK: Si, o el caso más reciente en Inglaterra, Sarah Payne. Se formaron patrullas de linchamiento.

[Risas.] Private Eye sacó una tira sobre un tío que estaba siendo perseguido por una turba y gritaba: “¡Pero que soy pediatra!” y diez días después de publicar ese chiste informaron, por pura coincidencia, que en algún lugar de la costa sur de Gran Bretaña, una turba de, es de suponer, completos analfabetos y subnormales lectores de Noticias del Mundo, habían acudido en manada a la casa de una pediatra y habían pintado en su puerta y paredes “pedófilo” y otras cosas por el estilo. Sí, no sólo se trata de los asesinatos de niños, también del sexo infantil. Sólo tienes que echar un vistazo a la cultura británica. ¿Por qué nos molestamos tanto? Quiero decir, sin duda puede que sea una coincidencia, pero por ejemplo en el periódico The Sun, el ideal de belleza femenina parece ser el cuerpo (el cuerpo excesivamente desarrollado) de una mujer núbil con la cara de alguien de ¿doce años? La pedofilia está totalmente arraigada en nuestra cultura. En los lugares en los que consumen pornografía, Suecia, Dinamarca, lugares como esos, donde se puede ver pornografía abiertamente, no aparecen niños violados, asesinados y arrojados por un canal. Es algo que aquí mantenemos cerrado como una olla a presión, y puede que digamos en alto que deploramos toda esa mierda, pero muchas veces me gustaría ver cómo es la vida en casa de algunos de esos miembros de las turbas de linchamiento.

BK: Si, parecía como si después de que Sarah Payne hubiese sido asesinada, parecía que el lema era: “Vamos a por los pedófilos”, por lo que hicieron automáticamente la conexión por sí mismos, o lo que ellos creían que era una conexión entre…

...mientras que... me refiero a que sí, que es obvio que los niños están en peligro por culpa de los pedófilos y los extraños, es cierto. Pero si te fijas en las estadísticas, peligran mucho más cuando están con sus propias familias.

BK: Si, y las turbas de vigilantes… En realidad, el caso “del Slasher de Halifax” [1938] fue precedido por el asesinato de una niña de ocho años en Bradford, algo que ayudó a elevar a la superficie esa especie de percepción de ataques al azar y así sucesivamente.

Todos ellos contribuyen a provocar la histeria. Sin embargo el caso del “Slasher de Halifax” es interesante, porque no lo protagonizaba nadie real. Tan sólo tomó forma una completa histeria. Era como la histeria que se produjo con el Destripador, pero no había ninguna figura real. Sólo esa misteriosa ausencia.

BK: Bueno, también nos podemos fijar en las grandes cazas de brujas, uno de los casos más importantes de todos, en donde las llamadas brujas eran acusadas de haber asesinado a niños.

Si, y los judíos. Un montón de pogromos. Me refiero a... ¿cómo era, Libelo de Sangre? Lo llaman Libelo de Sangre. Creo que más o menos en la década de 1300, en Northampton acusamos a los Judíos de haber sacrificado a bebés cristianos en arcanos rituales cabalísticos. Es bastante probable que les debiésemos algo de dinero y no quisiéramos devolvérselo, así que fue una buena excusa para coger a todos los Judíos y lapidarlos hasta la muerte.

BK: Hay una... (el infanticido sólo es una parte)... toda una red de tabús que parecen provocar…

...Son botones que se pueden pulsar en las personas... De todos modos, todas las ideas británicas sobre la infancia son bastante jodidas, porque nos la inventamos en el Siglo XIX, cuando la mayoría de los pequeños bastardos estaban muriéndose de difteria en los portales.
BK: Pensaba que había sido antes, quizá a mediados del Siglo XVIII, ¿o la idea de la infancia sólo giraba en torno a los hijos de los ricos?

Probablemente se inventó para describir a los hijos de los ricos. Sé que a mediados o a finales del S. XIX, los niños de los pobres se casaban a los doce años. Se montaban un hogar por su cuenta, es decir, que eran expulsados del nido a los diez años porque seguramente sus padres ya no podían… ya sabes, se esperaba que empezases a trabajar desde el mismo momento en el que pudieses vender cerillas o lo que fuese.

BK: Entonces, ¿crees que “The League of Extraordinary Gentlemen” es más amable?

Si.

BK: Todavía no he visto ni una página.

Oh, bueno, la recopilación saldrá en un mes o dos.

BK: ¿Es un subproducto de tus investigaciones sobre la época Victoriana...?

...En realidad no, sencillamente pensé que me gustaría hacer algunas cosas en el “mainstream”, porque si sólo haces cosas en los márgenes, en realidad no marcas absolutamente ninguna diferencia en el extenso campo de la cultura del cómic. Al igual que Maus nunca va a tener algún tipo de impacto en los cómics “mainstream”, porque está hecho de forma ajena, en los márgenes. Así que pensé que me gustaría hacer algunas cosas interesantes dentro del “mainstream” que siguiesen siendo progresistas y con la suficiente visión de futuro como para que resultara ser un material válido y valioso, pero consiguiendo que formasen parte del “mainstream”, para que pudiesen tener algún impacto, y también esperando que pudiesen contribuir a la regeneración de un medio que actualmente me parece que está en depresión. De ahí surge La Liga de los Hombres Extraordinarios, porque en ese momento estaba pensando en los superhéroes, en los grupos de superhéroes, y me dije, bueno, estaría bien que rebobinásemos la cinta hasta el punto anterior en el que empezaron a surgir todos los clichés sobre los superhéroes. Retomar lo que había antes del primer número de Action Comics y la invención de Superman. Y si haces eso, entonces llegas hasta el material de aventuras pulp que se produjo a partir de los treinta y la literatura fantástica de finales del Siglo XIX, que fue una gran fuente de inspiración para un montón de personajes de cómic. Por ejemplo, Hulk tan sólo es como Jekyll y Hyde. Todos los personajes invisibles de los cómics le deben muchísimo al Hombre Invisible de [Herbert George] Wells, así que me pareció que tal vez se podría reunir a un grupo de personajes interesantes. En cuanto a la segunda pregunta, de repente me dije: “Hey, ¿qué pasaría si hiciese que cualquier personaje al que se mencione por su nombre hubiese sido un personaje de ficción?” Y pensé: “Podría ser muy divertido.”

BK: ¿Un personaje de ficción “real”?

Bueno, un personaje de ficción genuino, alguien que ha existido en la obra de otros escritores. Y creo que fue cuando (posiblemente en el primer número), cuando de repente me di cuenta de que podía hacer que la Nana de Emile Zola fuese asesinada en la calle Morgue por Mister Hyde, y me dije: “Bueno, ¡esto es genial! ¡Esto está empezando a ponerse en marcha!” Y fue entonces cuando empecé a traerme personajes de la pornografía victoriana, como la Perla, en el segundo número. De alguna manera empecé a construir a partir de entonces. Hasta tenemos apariciones de los que probablemente fuesen los antepasados victorianos de los personajes de la serie EastEnders [telenovela británica que empezó a emitirse en 1985] en el sexto número. Me estoy divirtiendo mucho.

BK: Bien, lo buscaré para leérmelo.

Si, la recopilación debería estar disponible en un mes, o en unas semanas.

BK: ¿Hay algún cómic de tus contemporáneos al que tengas un cariño especial? ¿Te gusta Sandman o algún otro título?

A.M: Sandman, había algunos números muy buenos del Sandman de Neil [Gaiman] que pensé que eran absolutamente brillantes. Hay un montón de gente que está haciendo cosas muy buenas. No sé... me gustan las cosas de Chris Ware. Los Hermanos Hernandez siguen haciendo buen material. Aunque Neil ya no está en el medio del cómic. Frank es muy bueno en lo que hace, Frank Miller.
BK: Sin City.

Pero es como si... no sé, es puramente una cuestión de gustos, no es que esté despreciando la obra de Frank o algo parecido… pero Frank suele atenerse a un único género.

BK: El “hard boiled”.

El “hard boiled”, incluso aunque tenga lugar en… como su reciente serie “300”, que se desarrolla en Esparta, ¡es como una especie de “hard boiled”! Es un “hard boiled” con espartanos. Frank es muy bueno en lo que hace, sólo que a veces me gustaría verle haciendo una historia que no tratase sobre tipos duros. No es que esté criticando a Frank, es muy bueno haciendo lo que hace, pero obviamente sus gustos son diferentes de los míos.

BK: ¿Tienes unos gustos amplios?

Bueno, mis gustos son bastante eclécticos. Me gusta que los gustos de la gente tengan cierta variedad. Una de las cosas de las que estoy más orgulloso es de mi variedad. Puedo hacer un montón de mierda diferente, puedo hacer casi de todo y hacerlo bastante bien.

(Continuará)

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"Investigué mucho para hacer un buen trabajo. Si me pedían que dibujara una cascada, iba hasta una y la dibujaba. Esto es algo que a...