Entrevista realizada por Lisa Fary, 3 de marzo 2008.
Fuente: Pink Raygun. Traducida por Frog2000. Parte 1.
En la segunda parte de nuestra entrevista Howard Chaykin charla sobre Time2 y el malestar que le provoca no poderlo acabar, sobre Mighty Love y la moda, y sobre la Comedia Musical Americana en oposición al wrestling.
PRG: Antes comentabas que te gustaría hacer otra parte de Time2. He leído Time2: La Epifanía y fue la primera vez que he llegado a enfermar gravemente por culpa del movimiento leyendo un cómic. Intenté leerme el tebeo de una sentada y no pude hacerlo. Tuve que dejarlo y retomarlo al día siguiente.
HC: Define "enfermar gravemente por culpa del movimiento". Porque me has hecho sonreír, pero ahora necesito que me lo definas.
PRG: Suelo tener pequeños dolores de cabeza y náuseas cuando me afecta el movimiento. Obviamente, tus páginas son estáticas, pero tengo una clara impresión de que en ellas se producen movimientos muy rápidos, casi como si alguien estuviese de pie en mitad de la Convención de San Diego, donde todo parece vertiginoso e intrincado.
HC: ¡Acabas de alegrarme el día! Estoy más orgulloso de mi trabajo en Time2 que de cualquier otra cosa. Me encanta. Era una de las ensoñaciones de mi niñez. Los personajes son pastiches y fantasías personales que están basadas en gente real. La obra trata acerca de mi matrimonio. Trata sobre mi relación con los medios de comunicación. Sobre mi relación con mi familia. Sólo las personas que me conocen íntimamente podrían reconocer todas las referencias.
Estoy muy contento de este material. Hacerlo me resultó muy difícil. Lo escribí con mucho orgullo y arrogancia porque he de reconocer que sabía que en aquel momento mis obsesiones e intereses no serían compartidos por el lector. Desearía que hubiese una forma de convertirlo en algo más comercial, pero actualmente es algo que me parece irrelevante.
PRG: En realidad prefiero leer cómics que me provoquen una reacción, ya sea física, como ocurre con Time2, o más emocional, en gran parte porque en mi vida normal no suelo tener reacciones parecidas. El dibujo de Time2 es fluido y el diseño de página da la clara sensación de que todo discurre en un escenario que se encuentra muy concurrido. ¿Cómo haces para diseñar la página de dicha forma?
HC: Quería hacer una obra que estuviese inspirada e influida por todo lo que me gusta.
Me encanta el jazz moderno desde sus comienzos. Yo creo que el movimiento de jazz moderno
empezó con Lester Young, uno de mis héroes. Quería hacer una obra que capturase de alguna forma la sensibilidad con la que los músicos interpretan esa música. Time2 es el bajo mundo de la ciudad con el mismo estilo que el de la exhibición de Futurama patrocinada por la General Motors que se pudo ver en la Exposición Universal neoyorquina de 1939.
Quería crear algo que se recibiese como un artículo producido en aquel momento, así que jugueteé con la idea de plasmar lo que sentía cuando era niño y caminaba por una calle de Brooklyn durante el verano. Yo vivía en un barrio que era italiano, judío, puertorriqueño y negro. Podías caminar calle abajo mientras te inundaban los sonidos que salían de las radios desde todas las ventanas abiertas de los apartamentos.
Era como ir cambiando los diferentes canales de la radio. Esa fue mi mayor inspiración para escribir las estructuras de los diálogos, las escenas finales de la obra y mi apertura hacia perspectivas diferentes. Escuchabas a la Symphony Sid en la WJZ, música Yídish, material latino y también a Daddy Divine, me encantaba toda esa diversidad.
Mi infancia fue profundamente católica, y yo era judío pero también muy católico. Quería captar ese tono y superponerlo al cine negro de los años 40 y 50 e incluir una gran parte de las sensaciones que tenía cuando era niño. Cuando veo las fotografías de Weegee (alias de Arthur Fellig), cuando veo "Naked City" o "The Sweet Smell of Success", en realidad estoy viendo mi propia infancia.
Nací en 1950. En New York no había ningún edificio diferente hasta que la Guerra estalló en 1940 y detuvo ese transcurso de los acontecimientos en donde nunca pasaba nada. Cuando se construyó el edificio Lever House en 1954 todo cambió. Hasta entonces Nueva York era de ladrillo rojo y la luz que rebotaba en los edificios durante el verano, el otoño y el invierno era una luz totalmente diferente de la que existe hoy en día.
Quería conseguir esa sensibilidad para mis páginas. Asimismo, sólo quería hacer material sobre gente que no se suele ver en los cómics. Chulos, ladrones, jugadores, músicos. En ese momento pensaba que podía hacer cualquier cosa. Me enseñaron que al público no le importaba lo mismo que me importaba a mí. Diez años más tarde las personas que han comprado el tebeo y que no tenían ni idea sobre qué trataba cuando se lo compraron han venido y me han dicho: "¡Oh, ahora sí que lo entiendo!" Así que claramente se trataba de un cómic demasiado oscuro que fue creciendo con el tiempo, por lo que reitero que sirve tanto de libro de texto como de ejemplo para otras personas de este medio.
PRG: Siguiendo con esto último, la verdad es que no pretendo saberlo todo sobre el mundo del cómic, pero lo que realmente me llama la atención de tu trabajo es que se puede observar una gran atención tanto por la textura como por el diseño de la ropa, sobre todo en la forma de vestir de los personajes. Las mujeres que aparecen en tus cómics visten con ropa que parece actual y van vestidas a la moda. No veo que otros artistas del medio hayan hecho algo parecido. Mi pregunta es: ¿qué se esconde detrás de esa compulsión, se trata de una obsesión o simplemente es como crees que debería hacer las cosas un buen dibujante?
HC: Pienso que esa es nuestra responsabilidad. Antes recibía muchos comentarios sobre mi misoginia, porque algunos creían que no me gustaban demasiado las mujeres. Estoy muy interesado en las ropas, su textura y su diseño, tanto si hablamos sobre los tejidos como sobre su utilización en el mundo en el que vivimos. Los actuales avances técnicos me valen de mucho en mi trabajo, porque ahora puedo renderizar texturas en blanco y negro que luego coloreo con el ordenador.
Me encanta la ropa. Pasé gran parte de la década de los 70 trabajando como vendedor. Yo era un tipo al que le gustaba la moda y que decidió deshacerse de su pelo largo y comenzó a llevarlo engominado. Parecía alguien en plan eurotrash. Cuando me mudé al sur de California me tuve que librar de algunos de mis trajes, ya que en Los Angeles sólo llevan traje los abogados o los contables, y yo no lo era.
He sido suscriptor de GQ, Esquire y una cuántas revistas de moda para mujeres desde mi adolescencia, pero ya no visto a la última, aunque sí que estoy enterado de lo que se hace en la actualidad. Una de las cosas que estoy guionizando ahora mismo trata sobre una chica adolescente. Tengo que escribir parte del diálogo, por lo que en algún momento charlaré con alguno de los chavales de mi barrio para enterarme de cómo hablan actualmente, porque no quiero hacer un horrible intento de molar con el argot hipster de los sesenta, tal y como hacen hoy en día los tipos que han cumplido cincuenta años. Mi esposa también está enamorada de la moda, así que ambos estamos a la última de lo que se está llevando.
PRG: Esa es una de las cosas que aprecio de tu trabajo. Cuando me leí Mighty Love noté que no sólo había diferentes mujeres llevando zapatos diferentes y vistiendo con trajes diferentes, sino que todos los conjuntos combinaban bien entre sí.
HC: Había un director en DC Comics, Neil Posner, que me llamó un día y me dijo: "Acabo de ver el tebeo que has hecho y nunca había visto un cómic en el que una mujer llevase pantalones pirata con zapatos." Me hizo polvo. Ya que no podemos hacer nada por la personalidad de personajes que están tan consagrados, entonces habrá que hacer algo con su vestuario y su actitud, y yo trato de hacerlo siempre que puedo.
PRG: Continuando con Mighty Love, creo que es una historia llena de misterio y aventura, pero también es un cómic romántico. ¿Qué tipo de obstáculos tuviste al intentar publicarlo?
HC: El cómic estaba inspirado por una pregunta que me hizo mi bella esposa (que nunca ha leído un cómic y ni siquiera le importan), porque ella está convencida de que los cómics están escritos con un lenguaje, un idioma y una sintaxis que se la escapan. No sabe ni por dónde empezar. Así que me peguntó que por qué no había más cómics románticos.
Le expliqué que los tipos que habían reemplazado a los que editaban cómics en los años cuarenta eran todos aficionados al medio sin vidas románticas y a los que no les gustaban ni las mujeres ni el romanticismo, así que sacaron eso de la ecuación y lo reemplazaron con todo lo que más les gustaba, y esa es la razón de por qué los cómics mainstream son sólo sobre super-héroes y, esporádicamente, bélicos o los llamados "de Crímenes". Y también le dije que gran parte de la tensión de las historietas románticas ha sido recogida en el melodrama que pueden verse en los cómics de super-héroes para adolescentes.
Soy un gran fan de "The Shop Around the Corner", que empezó siendo una obra húngara y se convirtió en una película protagonizada por Margaret Sullivan y James Stewart y a continuación, en la década de los sesenta, se transformó en un musical llamado "She Loves Me" con Barbara Cook y Daniel Massey. Luego se adaptó de nuevo en 1990 como "Tienes un e-mail". Por lo tanto el tono de la obra es el mismo que en "Tienes un e-mail", pero con super-héroes.
Mighty Love empezó a venderse un mes después de que me despidieran de mi trabajo en la TV. Se distribuyó un viernes, pero sólo se podía comprar al lunes siguiente. No tuvo ningún tipo de impacto y es algo que me ha decepcionado porque me encanta ese cómic. Estoy muy orgulloso de él.
PRG: A mí me gustó mucho. Puede que fuese porque no había nada nuevo en la tienda para leer e hice un comentario de que me gustaría leer algo parecido a Jane Austen en el Espacio o Jane Austen con super-poderes. Mi novio me sugirió Mighty Love porque creía que tenía todo lo que a mí me gustaría en una historia. Me enamoré del cómic y me decepcionó mucho que no hubiese otro volumen.
HC: Tenía la intención de hacer una secuela. La saga estaba planeada como una trilogía. En el segundo tomo los protagonistas averiguan la identidad del otro. En el tercero podrían verse las repercusiones de ese descubrimiento. El terapeuta les echaría una mano en su relación. Este personaje estaba basado en los psico-terapeutas de las series de los ochenta, algunos de los tipos más tolerantes que he visto nunca.
PRG: ¿Cuál fue tu primer trabajo en los cómics? No me refiero a tu primer trabajo famoso, sino a uno de los más incómodos que tuvieses que hacer.
Comencé como dibujante y me convertí en guionista capaz de defenderme por mí mismo cuando comprendí que el 90 % de los tipos que escribían cómics de mi generación habían fallado al intentar convertirse en artistas. Aunque creo que hay un par de excepciones. Supongo que lo primero que escribí fue Cody Starbuck, que era Conan en el espacio mezclado con un poco del Errol Flynn de "The Sea Hawk".
En aquellos días estaba más interesado en hacer material agresivo, pero me gustaba Flynn y todavía me gustan "Las aventuras de Robin Hood". Si la encuentro en Turner Classic Movies, vuelvo a engancharme. Me gustan esas cosas. Así que eso fue lo que escribí, aunque no fuese demasiado bueno.
Lo primero que dibujé fue una página para uno de esos tomos de misterio de Murray Boltinoff e hice algunos "cómics de romance" para Dottie Woolfolk. Ella era maravillosa, una dama con verdadero coraje, una mezcla de Ethel Merman y Rosalyn Russel. Su marido, William Woolfolk, fue clave para que yo crease Blackhawk.
Ella había estado trabajando como guionista para Will Eisner y luego se convirtió en escritora de novelas. Así que hice un par de cómics románticos para ella. Su asistente era un chico que se llamaba Ethan Mordden. Un tipo que vistiendo parecía muy remilgado y que se reinventó a sí mismo como novelista, el Armistead Maupin de la Costa Este. También escribía bastante sobre Comedia Musical Americana, una de mis grandes pasiones.
Además de los cómics y el jazz me gusta la Comedia Musical Americana. A diferencia de algunos de mis colegas yo no escribo bajo la influencia del wrestling profesional, aunque a veces también se parezca a una especie de comedia musical. En los cómics de super-héroes las peleas estallan. En la Comedia Musical la música explota. Así que sí, hice cómics románticos. Eran horribles, terribles. No me convertí en alguien levemente profesional hasta finales de los años 70. Durante los diez primeros años de mi carrera estuve apestando muchísimo.
Soy el autor con menos talento y peor dotado de mi generación, no soy más que un producto del sudor y el trabajo duro. Por un lado lamento mucho no haber nacido con talento. Pero por otro he tenido que reinventarme cada pocos años y eso me ha mantenido joven y fresco. De todas formas he cumplido todos los deseos que tenía, así que ya puedo tumbarme a descansar. Trabajo para vivir, no vivo para trabajar. Me gusta hacer mi trabajo y estoy agradecido de tener encargos que llevar a cabo, pero todavía me gustaría ganarme la vida comiendo macarrones con queso o probando colchones.