miércoles, 29 de julio de 2020

ENTREVISTA CON SKIP WILLIAMSON EN THE COMICS JOURNAL (1 DE 5)

Entrevista de Grass Green en The Comics Journal nº 104 (1986). Traducida por Félix Frog2000.

De entre todos los artistas underground, pocos parecen vinculados a su época de una forma tan simultánea pero trascendentemente divertida como "Flippy" Skip Williamson. Sus oscuros planos y su sombreado obsesivo, sus historietas enormemente autorreflexivas, la combinación de los cartoons inspirados en Kurtzman, el análisis político alucinógeno y la moral de zona campestre, lo convirtieron en el periodista ideal para el Life in the Hog Butcher alrededor del ´68 al ´74. Williamson, el más político de los humoristas underground (en la ciudad más violentamente política de todas las ciudades americanas), empezó como otro dibujante aficionado en la época en la que muchos fanzines imitaban la MAD, gravitando en torno a la escena de la prensa alternativa de Chicago (primero en la efímera revista de Jay Lynch "Chicago Mirror", más tarde en "Seed", además de dibujar varias obras para "Yippie"). Luego unió fuerzas con Lynch y Robert Crumb para producir Bijou nº 1, uno de los primeros cómics undergrounds más antiguos y de mayor duración.

El estilo underground de Williamson, impregnado de la planitud del Art Decó y repleto de una escatología calculadamente despiadada ("¡Vaca sagrada! ¡Un elefante cagando!"), poseía alegres resonancias similares: el impulso de hacer comix que nadie se hubiese atrevido a hacer 10 años antes que irradiaban los primeros trabajos de Crumb. Pero allí donde el objetivo principal de los cómics de Crumb era una búsqueda introspectiva, obras que tenían más que ver con el carácter de aquellos que vivieron en los años 60 (incluido, por supuesto, él mismo), Williamson echó una mirada más amplia a las cosas, yendo más allá de las tendencias de la izquierda y de la reacción exagerada de la derecha ante una época en la que las tendencias izquierdistas se publicitaban a diestro y siniestro. El enfoque de Crumb podía parecer más personal, más artísticamente "legítimo", pero para aquellos de nosotros que luchábamos por dar sentido al caos socio-político, con frecuencia Williamson nos parecía más divertido.
Bijou
nº 1 presentaba por primera vez a Snappy Sammy Smoot, el personaje de mediana edad inocentón de Williamson en plena confrontación con los tiempos que corrían. Un buen tipo compulsivo e ingenuo, lleno de brillantina, Smoot se esforzó por encontrar su sitio entre la volátil contracultura, tan solo para ser mutilado y explotado repetidamente por la gente que creía que estaba de su lado. A pesar de su abierta alineación con la política radical izquierdista de la época (ejemplificada en "Conspiracy Capers", un one-shot editado por Williamson para recaudar dinero para los Siete de Chicago), Williamson mantuvo el escepticismo propio de un guionista satírico ante el prolongado discurso retórico de la llegada de la "era sobre la humanidad". Por ejemplo, en "Sammy Smoot es asesinado", nuestro héroe es asesinado por un hombre del gobierno "demasiado entusiasta", aunque el demonio le da la oportunidad de regresar a la vida tan solo para ser pisoteado por celosos radicales amotinados en protesta por la primera desaparición de Smoot. El camino al infierno está pavimentado de fanatismo, parece advertir Williamson.

Sammy Smoot
vivió de todo: experimentación con las drogas, caos revolucionario al estilo de los Weathermen, cristianismo moderno, asesinatos en serie, encuentros intergalácticos, pero siempre manteniendo intacta la inocencia. (Comparado con Sammy, Cándido era un duro intelectual). En números posteriores de Bijou, Williamson presentó a Ragtime Billy, un reflejo de la derecha basado en el comentarista de radio del medio oeste Paul ("Fellow Americans") Harvey. Rapado y bocazas, de inquebrantable dogmatismo, Billy prospera allá donde Sammy no es sino una víctima. Es una forma de comentar la rápida obsolescencia de las tendencias contra-culturales de la época y la columna vertebral inquebrantablemente conservadora de nuestro país. En una de las tiras, Billy aniquila a la mayor parte de los Estados Unidos mediante una transmisión de sus intolerantes diatribas, aunque finalmente queda impune. (Uno no puede evitar pensar en las negativas de nuestro régimen actual a la hora de perseguir a los bombarderos reaccionarios de las clínicas de aborto, incluso a etiquetarlos de "terroristas"). Si alguien desea saber realmente cuándo las promesas de los 60 y principios de los 70 no llegaron a buen puerto, todo lo que tiene que hacer es leer los cómics contenidos en el Bijou de Skip Williamson.

En años más recientes, Williamson ha mantenido un perfil más convencional (estoy tentado a decir "Yuppie"): aparece en el fallido intento de Denis Kitchen de llegar al público de la Marvel, Comix Book. Trabaja como director de arte para Playboy (una experiencia que llegaría a satirizar en una de sus obras para Comix Book), además de producir una tira para la sección de cómics del Playboy. Pero para aquellos que vivieron el atolladero político y cultural de la era underground, Skip Williamson sigue siendo el artista de comix underground por excelencia.

-Bill Sherman

GRASS GREEN: Bueno, Skip, resulta agradable tenerte de nuevo por la oficina, pero me pregunto, ¿cuántos de tus fans saben que trabajas para Playboy y que llevas trabajando para Playboy durante... cuánto tiempo?

SKIP WILLIAMSON: En octubre de 1984 se cumplirán ocho años. Todo depende de cómo le llegue a la gente mi trabajo. Playboy es una revista masiva, creo que hay más gente que conoce el Playboy de los que conocen los cómics underground. Me refiero a que la tirada de Playboy es mucho mayor que la de Bijou.

GREEN: Veintiocho, treinta millones de ejemplares.

WILLIAMSON: No tantos. Su audiencia es amplia, aunque probablemente sea diferente. También hay mucha gente que no se lee el Playboy. Y algunos de los que leen cómics underground no leen el Playboy. Suelo encontrarme con personas que me dicen: "Oh, no sabía que estabas trabajando ahí, no me compro la revista porque es demasiado cara", o "No me gusta", o por algún otro motivo.

GREEN: Bueno, será ahora cuando la descubran. Porque... tampoco voy a mencionar el nombre de nadie, pero uno de los capitostes de The Comics Journal desconocía que eras director de arte en el Playboy.

WILLIAMSON: Incluso en los primeros días de los cómics underground, siempre mantuve un puesto de algún tipo en un estudio de arte trabajando como diseñador. Incluso llegué a diseñar la caja de cereales Post Raisin Bran. Al principio solo había dibujado el contorno, que es como comienzan todos los proyectos. Mientras tanto, también hacíamos cómics, y me abrí camino en la dirección artística de varias revistas, y luego empecé a trabajar para Playboy. Si nos centramos en la dirección artística de la revista, es un puesto de trabajo bastante ilustre. Prácticamente puedo ponerme en contacto con cualquier artista al que requiera. Para mi forma de pensar conceptual ha supuesto todo un aprendizaje, se parece mucho a guionizar historietas.

GREEN
: Sí, y me parece que para cualquiera de los viejos sátiros como yo, con nuestras reflexiones sobre el sexo y todo ese tipo de cosas, la idea de trabajar para el Playboy, por el tipo de cartoons y las cosas que se publican en ella, todavía es una buena salida. Y además, los autores que trabajan en la revista no son considerados pornógrafos al viejo estilo, ¿sabes? Quiero decir, parece que esto no trata solo de dibujar tetas y culos.

WILLIAMSON: Aquí puedes ser tan soft-core como quieras.

GREEN: Me refiero a que no se editan cosas groseras como las que aparecen en otras publicaciones.

WILLIAMSON: ¿Te refieres a Hustler? Pues la verdad es que fui el primer director artístico de esa revista. Estuve trabajando con Larry Flynt durante aproximadamente dos semanas, y lo único de lo que realmente me llegué a encargar para él fue de la portada del primer número, pero luego me marché, lo dejé. Pero históricamente, fui su primer director artístico. Así que llevo en el negocio de las tetas desde hace años. [Risas.] Es cierto, también estuve trabajando de director de arte para la revista Gallery cuando vivía en Chicago, en los últimos seis meses antes de que se mudaran a Nueva York. Además, he trabajado en salones de masajes. Así que ya sabes, he currado en el lado sórdido de la calle.

GREEN: Me parece bien. ¿Necesitas un asistente? Iba a preguntarte si todavía sigues con Snappy Sammy Smoot.

WILLIAMSON: Acabo de empezar una nueva historia de Snappy Sammy. El problema es que sé que no tiene ninguna salida, pero de todos modos, he empezado con el cómic. Es probable que tenga entre 10 y 15 páginas. Snappy Sammy sigue pringado en juicios.

GREEN: He pasado por eso.

WILLIAMSON: Yo también. Todos los años me solicitan alguna cosa. En la tira, Smoot acude a un juicio y luego se marcha a casa, donde le espera Ragtime Billy. Ahora viven con él sus tres sobrinos. Se parecen a Snappy Sammy Smoot, excepto que lucen cortes de pelo punk, y sus nombres son Huey, Dewey y Newton. Y uno de ellos es negro. Estoy dibujando esta tira solo porque me apetecía. No sé dónde, o incluso si se llegará a publicar, pero por ahora he empezado con el guión. En ella, Ragtime Billy le sugiere a Smoot que acuda a un campamento "survival" para escapar de su embrollo fiscal.

GREEN: ¿Crees que el mercado underground volverá alguna vez? ¿Aunque sea con más limitaciones, de una forma menos hostil, menos cruda?

WILLIAMSON: Creo que de una u otra forma, el mercado undeground sigue presente, aunque sin el vigor inicial. Cuando se te ocurre una nueva forma de hacer las cosas como el underground, se genera mucha energía creativa y mucha emoción. Por supuesto, aparecieron un grupo de buenos artistas, gente como Crumb y Shelton, y Jay Lynch, y todos los demás que participaron en la primera oleada de cómics underground. Creo que en la segunda oleada no hay el mismo tipo de vitalidad, y tampoco en los cómics "new wave". Simplemente no existe la misma intensidad y energía que había en esos primeros días, a finales de los 60 y principios de los 70. Es una progresión, las cosas evolucionan, continúan, se idean otras formas de llevar a cabo los cómics para que los artistas den rienda suelta a su obra, por ejemplo en lugares como Playboy. Ya sabes, aquí tenemos las Playboy Funnies. También están las revistas Lampoon, Heavy Metal, RAW, Weirdo. Hay muchas direcciones diferentes. Pero pocos de esos mercados disponen de la libertad creativa del movimiento original.

GREEN: Pero hoy en día hay muchos artistas. Clay Geerdes está con esas pequeñas cosas llamadas mini-cómics, una buena salida para la gente que no puede dibujar pero tiene la necesidad de expresarse ante quien sea, aunque sean 10, 15 o 20 personas.

WILLIAMSON: Y ahí tienes la Weirdo. Weirdo publica algunos artistas que no había visto nunca. Y luego, por supuesto, tenemos la RAW Magazine.

GREEN: He escuchado hablar mucho sobre RAW, pero no creo que...

WILLIAMSON: RAW son Art Spiegelman y Francoise Mouly. Art fue uno de los componentes originales de Bijou. RAW está más centrada en el Arte con "A" mayúscula, es un poco más seria que algunas de las cosas idiotas que hago yo. Pero está bien realizada y utiliza a nuevos artistas, publica una buena cantidad de arte innovador y tiene un formato experimental de páginas grandes. Es muy bonita. Una revista con clase.

GREEN: Entre otros, has mencionado a Jay Lynch. Lo conoces desde hace tiempo, ¿verdad?

WILLIAMSON: Jay es un viejo amigo. Comenzamos juntos haciendo fanzines, enviándonos nuestro material por correo. Fue cuando tenía 15, 16 años, y la única razón por la que me mudé a Chicago fue para juntarme con Jay y empezar una revista de algún tipo. Alrededor de 1963, antes de la llegada de los periódicos clandestinos, Jay tuvo la idea de publicar algo apodado Old Town Underground Newspaper. Nunca llegamos a hacerlo. Cuando finalmente me mudé a Chicago en 1967, entramos los dos en el Chicago Mirror, una especie de revista que se situaba en algún lugar entre Realist y Mad. También con muchos elementos psicodélicos. Después de tres números, nos dijimos: "Oye, deberíamos estar haciendo nuestros propios cómics". Robert [Crumb] había editado Zap y Gilbert [Shelton] estaba a punto de publicar Feds 'n' Heds, por lo que transformamos el Mirror en un cómic, lo titulamos Bijou, y así es como todo empezó. De todos modos, Jay siempre ha sido una gran influencia y un compañero. Ahora nos vemos menos, pero siempre hablamos por teléfono.

También he de decir que el concepto de las Bijou Funnies no ha terminado todavía. Llevo hablando con Jay desde hace tiempo y un día me soltó: "Hagamos un Bijou parecido a una revista de humor". Tengo otra tira más de Snappy Sammy Smoot. Quizás hagamos otro número. Será lo más probable. Es un proyecto abierto. Ha pasado mucho tiempo desde el último número, pero, ¿y qué? Es un formato flexible y si queremos, podemos hacerlo.

GREEN: Cuando la gente lea esto último, deberías darles algo que esperar.

WILLIAMSON: Eso espero.

GREEN: Estoy seguro de que tienes montones y montones de fans preguntándose: “¿Qué le pasó a Skip Williamson? Me muero por ver algo nuevo suyo."

WILLIAMSON: Aún sigo por aquí. Siempre estoy con cosas nuevas. Algunas tiras de
Playboy Funnies, aunque la verdad es que me he desilusionado un poco. Las encuentro consistentemente poco divertidas, y el proyecto parece como atrasado. Me he ido alejando. Estuve haciendo una serie llamada Neon Vincent's Massage Parlor, el vehículo perfecto para Skip Williamson, porque el protagonista parece un insecto. Es una especie de operador realmente sórdido.

GREEN: Tiene una boca alargada y un cigarrillo sobresaliéndole.

WILLIAMSON: Es como una especie de oso hormiguero.

GREEN: ¡Sí! si, exacto.

WILLIAMSON: Nunca se quita el cigarrillo de la boca. También he estado haciendo una serie titulada Nell 'n' Void que me gustaba mucho. Nell 'n' Void eran una pareja de la new wave, pero Playboy decidió no volverla a usar. Me dijeron: "Todo esto de la nueva ola se ha acabado". Fue hace tres años, y creo que la nueva ola sigue impregnando la cultura. Me irrita su falta de humor. Les ayudé a empezar los Funnies. Playboy contactó conmigo por mi conocimiento del medio de los cómics, y me dijo: "¿Podrías diseñar una sección de historietas?" Así que viajé hasta Nueva York y allí reuní un grupo de artistas con Michelle Urry, y montamos la oficina de historietas. Empezamos los Playboy Funnies, que desde entonces siguen saliendo en la revista todos los meses. Pero cuando me quedo en un proyecto por un tiempo, me suelo aburrir. No quiero quedarme atrapado en la rutina, especialmente acatando una serie de reglas.

GREEN: Es cierto, se supone que como muchas de las tiras diarias, las Playboy Funnies deberían ser divertidas, pero no lo son. Sin embargo, de vez en cuando Playboy saca cosas que te hacen reír de verdad.

WILLIAMSON: Creo que la excepción son las Funnies. Desafortunadamente, se parecen demasiado a los dominicales del periódico. Las tiras son consistentemente flojas. Algunas son interesantes, pero por lo general, la oficina de historieta de la Playboy es un factor que te inhibe. Pero he seguido dibujando y he empezado a negociar con Denis Kitchen, de Kitchen Sink, para publicar una recopilación de mis cuadernos de bocetos para cómics. He guionizado muchas series que no han pasado a la etapa final, pero están acabadas y bien escritas. También llevo pintando en lienzo durante cerca de nueve años. Empezó a ser algo prioritario después de ver las pinturas de patos de Carl Barks. Cuando las vi por primera vez, me dije: “¡Guau! Es una gran idea. Cartoons sobre lienzo." Creo que voy a montar una exposición con mis pinturas. Otra cosa en la que he estado trabajando es una historia cartoon junto a Hugh Hefner. [Risas.]

Se trata de unos 32 dibujos animados separados en forma de tira. Yo puedo llegar a ser muy flexible, y a Hefner le interesa mucho el proyecto. Se llama "Hefner para principiantes", y está diseñado como una historieta de seis páginas para la revista. Será muy interesante, completamente a todo color. Cuando presenté la idea, los editores se pusieron un poco nerviosos con mi sentido del humor. A veces tiendo a ser un poco vicioso. Tenían miedo de presentarle el proyecto a Hefner. Pero en cuanto lo vio, Hefner dijo: "Estáis dejando que este tío se contenga demasiado. Si lo quiere así, dadle mayor libertad, que sea más incisivo, porque ese es su estilo". Hefner es muy comprensivo, porque es un dibujante frustrado. Admira mucho a los historietistas. La primera vez que conocí a Hefner, nos sentamos y estuvimos charlando un buen rato sobre cómics. Hablamos sobre Jack Cole, sobre autores que le gustaban, autores que me gustan a mí, y fue muy agradable y sincero.

He estado escribiendo un montón. Ahora estoy trabajando, produciendo, dirigiendo, además de haber co-guionizado una película titulada "TV Dinner". Si la quieres ver, puede que se estrene por cable en la cadena de Playboy. Es muy graciosa, muy visual. Es diferente a la mayoría de las comedias de situación, o incluso a Saturday Night Live u otras parecidas. Es más visual. Te darás cuenta de que está muy influida por el cómic. Es muy rápida, y tiene personajes y situaciones exageradas y muchos colores brillantes. Así que he estado haciendo un montón de cosas. También bastante ilustración a lo largo de los años. Me gustaría montar un recopilatorio. ¿Pero habrá mercado para él? ¿Habrá personas dispuestas a gastar dinero en una colección artística de Skip Williamson?

GREEN: ¿Es este el libro que estás montando? ¡Guauu! Es un verdadero montón de obras de Skip, amigos. Es en blanco y negro, muy bonito.

WILLIAMSON: También tiene algunas ilustraciones a color. De cuando estaba en la universidad: ya sabes, historietas, bocetos y algunas cosas para publicidad... carteles, caricaturas. Aquí tienes una de Slim Whitman. Slim Whitman es genial, porque parece como si se hubiese sentido atraído hacia mi estilo. Es como un verdadero personaje de Skip Williamson, ¿sabes?

GREEN: Cuando trabajas, ¿te gusta más hacerlo temprano por la mañana, o casi cuando está anocheciendo? ¿Cuándo es la mejor hora para hacerlo?

WILLIAMSON: Justo después de haberme fumado un porro. [Risas]. En realidad, no importa. Mi horario es el mismo de los que tenemos bebés, así que me acuesto temprano y me levanto temprano.

GREEN: Y tienes que vigilar dónde te fumas el peta.

WILLIAMSON: La primera regla para ser padre es no dejar el canuto en la cuna, pero estoy divagando. Ya no trabajo tanto de noche.

GREEN
: ¿Qué es lo que ocurrió en Cripple Creek, Colorado?

WILLIAMSON: Es una larga historia, no sé si habrá tiempo de contarla en esta entrevista. Es un proyecto completamente diferente. Estoy escribiendo un libro sobre el tema. Llevo un tiempo con ello, una historia real. Sucedió en 1965... es la historia de cómo fui secuestrado por lesbianas mafiosas que conducían camiones "Good Humor" por Kansas City.

GREEN: Si estás escribiendo un libro, entonces mejor no lo cuentes.

WILLIAMSON: No, no te lo voy a regalar alegremente. Todo lo que puedo decir es que durante aquel verano, estuve trabajando en publicidad para una revista de travestís en Cripple Creek, Colorado. Todavía iba al colegio, era un trabajo de verano, y aún vivía con mis padres. Durante el proceso que desencadenó las cosas que fueron sucediendo, el FBI, la Comisión de Juventud de Illinois y la Policía Estatal de cinco estados me estuvieron buscando, y el FBI les dijo a mis padres que había sido asesinado.

GREEN: Es suficiente, me gustaría leer el libro. ¿Es cierto que llevas en Playboy ocho años?

WILLIAMSON: Sí. Te diré algo más sobre Playboy. Si quieres aprender dirección artística, es un buen sitio en el que trabajar.

GREEN: En realidad podrías trabajar casi en cualquier sitio, ¿no?

WILLIAMSON: Este año he ganado dos premios de Communication Arts, un premio silver de The Society of Illustrators y uno de Print, y también el golden de este año del Art Directors Club, en Nueva York. Como he mencionado antes, es un trabajo que tiene que ver con los conceptos. Se parece mucho a las historietas. Por ejemplo, hice un diseño sobre las guerras de noticias periodísticas, las guerras de noticias de la televisión. Y se me ocurrió dibujar una granada de mano. Cada uno de los pequeños segmentos de la granada de mano es una pantalla de televisión, con un presentador de noticias diferente. Y acabo de hacer una obra junto a Boris Vallejo.

Me encantaría trabajar con Don Martin de la revista Mad. Me gustaría hacer una obra en colaboración con él. Me envió un muestrario de páginas, y en cuanto encuentre hueco, le asignaré cualquier cosa, porque siempre ha sido uno de mis favoritos. Uno de los dibujantes de la MAD original, ya sabes.

(Continuará)

lunes, 20 de julio de 2020

¡A TOPE CON TODO EL TEMA DEL KUNG-FU! (2 de 2)

Artículo de Tom "The Comics Savant" Stewart para Back Issue nº 13 (2005), traduccion: Félix Frog2000. Parte 1.

Más Kung-Fu en Frog2000: ¡Todo el mundo se fijaba en el Kung-Fu! 1 y 2.

LOS HIJOS DEL TIGRE

Sip, se juntaron tres chavales y se convirtieron en los Hijos del Tigre. En este caso, el Tigre es un amuleto con la forma de la cabeza de un tigre con garras ornamentales. Por un lado tenemos al chico listo de raza negra Abe Brown, un juicioso asiático, Lin Sun, y un actor presumido y mimado, Bob Diamond, todos en deuda con un anciano sensei. (Si esto suena como al episodio anual de Mannix, donde un viejo colega del ejército de Joe llega al pueblo para pasar un fin de semana tranquilo y es eliminado después de los primeros anuncios, por lo que Joe jura vengarse de Peggy, entonces sabrás bien de qué va esto.) ¡Va de VENGANZA! Así que los protagonistas juntan las manos y gritan el juramento del tigre:

"Cuando tres se llaman como uno
Como uno pelearán, y se hará su voluntad,
Porque cada uno nace de nuevo, como EL HIJO DEL TIGRE".

No era el juramento de Green Lantern, pero la serie era divertida (y a veces un poco idiota), material bastante obvio más grande que la vida. Los tres reciben poderes de maestros de las artes marciales muertos hace tiempo y se ponen a patear culos y barrer las calles. Dick Giordano se encargó del dibujo, así como George Pérez. Los guiones eran de Gerry Conway. Gerry habla sobre la serie: "En ese momento las artes marciales estaban de moda. Comenzaron con las primeras películas de Bruce Lee, "Five Fingers of Death" ["De profesión, invencible", aunque Conway se equivoca, no es de Bruce Lee], o algo así. La acción [de la película] era extremadamente exagerada, muy parecida a un cómic, por lo que parecía que iba a encajar de forma natural en el medio". 
En el número 19 la serie se centró en Hector Ayala, que se encontraba el amuleto que se habían dejado los Hijos del Tigre en el metro de Nueva York (!). Lo usó para convertirse en el Tigre Blanco, el primer superhéroe puertorriqueño de los cómics de la Marvel, sacando a los malos de su propio vecindario a golpes. (De esa forma, como era estudiante universitario, no tenía que viajar). El personaje estaba guionizado por Bill Mantlo, y parecía intentar capturar la magia del primer Spiderman (algo que Marvel ha intentado varias veces, algunas en el propio título del trepamuros.) Al menos, el Tigre Blanco atrajo la atención sobre la serie de los Hijos del Tigre, protagonizada por tres héroes. La familia del Tigre sería aniquilada por una pandilla de delincuentes en una juerga anti-superheróica, así que proclamaba venganza. (Hay mucha venganza en el comic-book, así como en las películas de kung-fu. A menudo me pregunto qué tipo de película podría estar protagonizada por un héroe sin parientes o amigos a los que poder matar. Supongo que casi ninguna.) Mientras tanto, en su propia búsqueda en pos de la venganza, disparaban al Tigre Blanco, que sería auxiliado por el mismísimo Spiderman, y en el "Spectacular Spider-Man" nº 52 decide dejar el negocio de los superhéroes. Llegó su crepúsculo, nunca más se supo de él... durante un tiempo. En los cómics nadie muere o desaparece de verdad. 
Por cierto, ¿cómo se guioniza un cómic que tiene un montón de acción y artes marciales? Steve Englehart: "Por lo general, dejo la coreografía a los dibujantes, en este caso a Jim, que empezó el cómic a color, y a Al Weiss, que se encargó del cómic en blanco y negro. Los dos eran fans. Honestamente, no sé si Paul Gulacy, que se hizo cargo más tarde, era o no fan de las artes marciales, aunque su trabajo posterior con Doug Moench podría dar una pista de que sí. En cualquier caso, creo que para los dibujantes era muy divertido dibujar los movimientos de kung-fu, tanto como para mí escribir sus pensamientos kung-fu". Pero Marvel tenía otro héroe kung-fu con su propio título.







PUÑO DE HIERRO

Iron Fist apareció por primera vez en Marvel Premiere nº 15, y se quedó hasta el nº 25, para luego conseguir su propio título durante 15 entregas. El Puño era Danny Rand, cuyos padres habían muerto mientras la familia se encontraba de expedición en el Tibet buscando la ciudad perdida de K´un-Lun. (Me pregunto: ¿Cuántos héroes se habrán generado en el Tíbet? Allí deben tener una fábrica abierta las 24 horas del día para satisfacer la demanda.) Sus padres son asesinados durante dicha búsqueda, y Danny, casi a punto de morir, es rescatado por los habitantes de la ciudad que estaban buscando. Luego le ponen a cargo del maestro de las artes marciales Lei Kung (¡El Tronador!), para que lo entrene. Y entrena un poco más de lo normal. Finalmente es entrenado hasta alcanzar la perfección física y mental (¿significa eso que nunca tendrá problemas románticos?). También dispone de un acelerado factor de curación, y puede sentir cosas "más allá del plano de la realidad". Por si no fuese suficiente, Danny acaba con la serpiente Shou-Lao, y es marcado a fuego con un tatuaje místico de un dragón en el pecho, desarrollando el poder de Puño de Hierro, mediante el que concentra todo su poder místico en una mano. Un gran poder, aunque más tarde lo deje derrengado. 

Chris Claremont escribió la serie, y el dibujante más recordado fue el compañero de Chris en los mutantes, John Byrne, pero Puño también sería dibujado por Rudy Nebres y, por supuesto (si nos retrotraemos a aquel Marvel Premiere nº 15), Larry Hama. Puño de Hierro fue una serie clásica del tándem Claremont / Byrne, con gran guión y dibujo, y la acción kung-fu tuvo que ser un agradable descanso del angst desplegado en los X-Men (que se dejaron ver en el último número de Puño para pelear contra la novia de Danny y destrozar su apartamento. ¡Supongo que Danny sí que sufrió algunos problemas románticos después de todo!)

Puño de Hierro también se dejó caer en algunos números (19 a 24) de Deadly Hands of Kung Fu, reemplazando a Shang-Chi. Luego Puño, Shang-Chi, y los Hijos del Tigre, harían equipo en los números 29 a 31 en un gran festival de artes marciales, pero el título se canceló en su número 33. La moda del kung-fu se estaba acabando...

...pero no antes de que DC la aprovechara, aunque casi al final, con un par de series propias de golpear y patear. Desde mediados de la década de los 60, DC siempre parecía llegar un día tarde. Se generaba una tendencia, desde comienzos de los 70, y luego pasaba todo un año hasta que DC se subía al carro después de que Marvel ya hubiese escudriñado el territorio (y construido algunos condominios). Así que DC ingresó en el Dojo con:

RICHARD DRAGON, LUCHADOR DE KUNG FU

Richard Dragon fue el primer héroe de kung-fu de los setenta que provenía de una novela. El libro era "Master of Kung Fu: Dragon´s Fists", de Jim Dennis. Parecía que iba a ser el protagonista de una saga de libros al estilo de las de El Ejecutor, pero solo se editó el primero. De acuerdo, han pasado algunos años, y se ha sabido antes (quiero decir, no es como lo del asunto "Garganta Profunda"), pero se sabía que "Jim Dennis" era realmente la firma del guionista y editor de DC Denny O´Neil a medias con su socio Jim Berry. Ahí lo dejo. La serie estaba escrita por Denny (quien solo se acredita en los primeros números como editor, el crédito de la historia del primer número va de nuevo para ese tal "Jim Dennis") y muy bien ilustrada por Leopoldo Durañona (¿qué fue de él?), luego por Jim Starlin, ¡e incluso por Jack Kirby! Richard Dragon era un ladronzuelo, un niño que había intentado robar en un monasterio, y que era atrapado por los monjes, pero más tarde era aceptado como alumno y le enseñaban artes marciales. Richard se unió a su compañero de estudios Ben Turner y dio un paso adelante para, ahí lo tienes, patear traseros. Más tarde Turner se convirtió en el superhéroe de kung-fu Tigre de Bronce. (Está bien. En serio. ¿Por qué todos los superhéroes negros deberían tener un "Black lo que sea" en el nombre? ¿O una bandana en la cabeza? Suspiro...) Dragon protagonizó algunos números divertidos, pero difícilmente se podría considerar como un gran O´Neil, en su mayoría era un muy débil y tardío desembarco en la fiesta de las artes marciales. Más tarde, Denny convirtió a Dragon en un buen secundario de su serie The Question, pero eso daría para otro artículo. Hablando de llegar tarde, aquí tenemos una serie por la que parece extraño que no se hubiese apostado antes:

KARATE KID

Un año después de que Richard Dragon tuviese su saga a cuatro colores en el medio, de repente Karate Kid se desencantó del Siglo 30 y de la Legión de Superhéroes y se marchó por su cuenta hasta el Siglo XX. Allí encontró un apartamento en Nueva York (un super-poder en sí mismo), una novia, y se conformó con una carrera de 15 números en los que encontrarse a sí mismo. Uno pensaría que un héroe llamado Karate Kid, cuyo concepto en general era ser un maestro de kárate, sería un héroe de kárate interesante sin el resto de la Legión. Bueno, me temo que aquí no lo fue. Toda la saga (que lo sacó del siglo 30, y de repente lo inculcó pensamientos interiores) golpeó (¿abofeteó?) al lector de puro aburrimiento. La verdad es que la serie nunca pareció cobrar fuerza, y tampoco ayudó que el dibujante Ric Estrada no pareciese tener idea de cómo dibujar héroes practicando kárate. Karate Kid prácticamente terminó con el intento de DC de subirse el tren después de haber salido de la estación.


BRUCE

Lo que no he dicho al principio es un hecho que la mayoría de los lectores que se han detenido a leer este artículo (¡muchas gracias!) ya sabían: Bruce Lee no vivió para ver la fama que se había ganado, o el alcance de la moda que había generado. Pero fue quien la dio comienzo. Lee murió ese mismo año mientras "Enter the Dragon" [Operación Dragón] estaba rompiendo récords en la taquilla. Por eso no hubo ningún cómic de Bruce Lee en los 70, y probablemente por eso la moda no fue sino eso, una moda. Bruce no estaba cerca para alimentar y sostener el movimiento del kung-fu, y aquellos que intentaron hacer que siguiese adelante simplemente no tenían el carisma o el poder mediático de la estrella... ah, qué demonios, simplemente no eran lo suficientemente geniales para mantener la moda en marcha. Quién sabe, es probable que hubiese desaparecido incluso si Bruce Lee hubiese seguido viviendo, pero me encantaría que hubiese tenido la oportunidad de demostrarme que estaba equivocado.

Verás, en 1973, Bruce Lee era el hombre más cool del planeta. En 1973, Lee, la televisión, el rock n´roll y los cómics gobernaron el mundo, y la vida estaba bien.

Últimas palabras de parte de Steve Englehart, acerca de por qué su co-creación de Shang-Chi resistió la desaparición de la moda. ¿Steve?

"Como casi todas mis cosas, creía mucho en la serie; para mí no solo era una moda. Y de hecho, como probablemente sabrás, abandoné la serie cuando Marvel quiso usarla como una moda más. Yo creía en la filosofía y creía en Shang-Chi como personaje. Y como probablemente sabes, lo llamé "Shan-Chi" después de una prolongada contemplación del I Ching. Significa, al menos aproximadamente, "levantamiento y progresión del espíritu". No tengo ni idea de si alguien hablará en su idioma de esa forma, pero casar esos dos conceptos fue mi forma de decir lo que opinaba del personaje. Hablaba en serio, y por eso ha permanecido como el personaje n. ° 1 del kung-fu".

Gracias a Doug Moench, Steve Englehart y Gerry Conway. Y a Bruce Lee, por supuesto.

miércoles, 15 de julio de 2020

¡A TOPE CON TODO EL TEMA DEL KUNG-FU! (1 de 2)

Artículo de Tom "The Comics Savant" Stewart para Back Issue nº 13 (2005), traduccion: Félix Frog2000. Más Kung-Fu en Frog2000: ¡Todo el mundo se fijaba en el Kung-Fu! 1 y 2.
 
¡En los setenta, todo el mundo practicaba el KUNG-FU!
 
En 1973, Bruce Lee era el tío más cool del Planeta Tierra. Tenía la pinta, el estilo, la habilidad, el talento y los fans. Un montón de ellos. Se convirtió en una industria de un solo hombre del que se hicieron pósters, libros, camisetas (¡incluso podías pillar la tuya en los cómics! Y si llevabas una de esas, y también de las de "Mickey the Rat" o "Keep On Truckin´", ¡te convertías en el rey del cotarro!), pósters de terciopelo, pósters de luz negra, y por supuesto, películas. Bruce lo estaba rompiendo con su popular película "Operación Dragón", que se estrenó en cines ese mismo año, llegando a los 11 millones y medio en taquilla, más que cualquier otra película de kung-fu. Mucho más.

¡El Kung-Fu estaba de moda! Como cualquier otro género a la moda, la gente estaba buscando alguna forma de participar en ella antes de que se enfriase. Además de la explosión mediática de Bruce Lee, también aparecieron varios "seudo-Bruce Lees": cualquier actor chino que recordase vagamente a Lee y que fuese capaz de demostrar su técnica en las artes marciales protagonizó una película y fue proclamado a los cuatro vientos el "nuevo Bruce Lee". Sonny Chiba, Tom Laughlin (Billy Jack), y Jim Kelly se convirtieron brevemente en estrellas solicitadas en América. Algunas películas antiguas se retitularon y proyectaron de nuevo en los grind houses de los setenta, en sesiones ininterrumpidas de 24 horas, o se vendieron en masa a cadenas de televisión locales que las emitían a altas horas de la noche. Era una época bastante divertida para ir al cine, para leer cómics y para los que padecían de insomnio.

MASTER OF KUNG FU
 
La televisión no tenía un Bruce Lee (no desde que este había interpretado a Kato, el ingrediente más interesante de la serie "Green Hornet"), sino al actor no asiático David Carradine en el papel de Kwai Chang Caine, un ex-monje inmerso en una misión en la inmensamente popular serie de la pequeña pantalla Kung Fu. Kung Fu tenía todo lo que un chaval de instituto podía pensar que era el kárate, y recordando el gran "hit" de Carl Douglas, ese placer culpable en forma de canción, Kung Fu Fighting (la estarás tarareando ahora mismo, ¿no?), la serie era lo suficientemente popular como para generar su propio comic book.
 
Pero nunca apareció el tebeo.
 
Así que Steve Englehart y Jim Starlin quisieron darle la vuelta a la tortilla. Pero mejor dejaré que Steve os lo cuente en mi lugar:
 
"Algunos amigos solían venirse a mi apartamento los fines de semana, y un día estábamos cenando por allí con Steve Harper, el artista, que nos dijo que quería ver el segundo episodio de un show televisivo que le encantaba titulado "Kung Fu". Dudamos un poco, pero pospusimos la cena durante una hora, y caí completamente enamorado del programa, y lo mismo le ocurrió a Jim Starlin, que también estaba con nosotros. Cuando se iba a emitir el tercer episodio, Jim y yo estábamos dando un paseo por Nueva York, -creo que entonces Jim no tenía televisión-, así que le pregunté a Roy Thomas si podíamos ir a verlo en su casa. Roy tenía sus dudas, y siguió teniéndolas, pero estábamos enganchados, así que no pudo ponernos ninguna excusa, por lo que finalmente, Jim y yo creamos nuestra propia versión de aquello que tanto nos había gustado." Más tarde, a Roy, al que le encantan los viejos pulps [al igual que a mí], se le ocurrió añadir a Fu Manchu a la mezcla." Warner era la propietaria de "Kung Fu", y también de la DC Comics, pero DC nunca había adaptado ninguna serie. Marvel, que no quería esperar a pagar la licencia (y es probable que de todos modos pudiera salirse con la suya), empezó a editar su propio título, donde incorporaron a Fu Manchú, porque de todas formas tenían los derechos del personaje. La serie se llamó Master of Kung Fu (las dos últimas palabras eran la parte del logo que más se veía en portada, seguro que con la esperanza de llamar la atención de aquellos que estaban cautivados por la serie de TV, y por las artes marciales patea-culos en general). Su héroe era Shang-Chi, un arma viviente, criado por su padre Fu para eliminar a sus enemigos. Shang Chi se rebelaba contra su progenitor, escapaba de la vigilancia paterna, y unía su destino al de Denis Nayland-Smith (otro personaje de las novelas de Rohmer), el jefe de la agencia anti-terrorista británica, que desde entonces sería su guía y mentor. Durante la etapa posterior a Englehart/ Starlin, la serie adquiriría en manos de Doug Moench y Paul Gulacy un ángulo más cercano al espionaje y la intriga, ¡aunque lleno de pateamiento de traseros!

En palabras de Doug Moench: "Intentaba que en cada número apareciesen al menos un par de peleas, quiero decir, ¡el título de la serie no era sino Master of Kung Fu! Hice un par de números que solo consistían en peleas, pero también algún otro en el que no aparecía lucha alguna. ¡Esos eran mis favoritos!"

¿Por qué Shang-Chi duró tanto tiempo (diez años)? "¡Por sus maravillosos guiones!", ríe Moench. "Sabía por el correo de los lectores que había muchos interesados en todos los elementos diferentes que metíamos en la serie. La filosofía, el triángulo amoroso, los elementos de James Bond, todos tenían sus fans."

Master of Kung Fu empezó con Steve al guión y Jim Starlin al dibujo, y más tarde Doug Moench y Paul Gulacy se hicieron cargo de la serie. Doug se mantuvo durante una larga etapa en el título. Su exitoso estreno produjo una revista en blanco y negro aledaña, Deadly Hands of Kung Fu, que intentó ser una especie de revista de artes marciales en general en la que Bruce Lee aparecía en portada tanto como se podía, y además la serie de "Kung Fu" llegó a estar en la cubierta, todo embellecido por los dibujos de Neal Adams, Gil Kane, Howard Chaykin, Michael Golden, y Barry Windsor-Smith, además de artículos sobre Lee y el fenómeno del kung-fu. Además, en sus páginas se podían encontrar cómics (¡por supuesto! después de todo, esta revista la publicaba Marvel), y aparte de Shang-Chi (con guiones de Moench y dibujo de Mike Vosburg, y más tarde Rudy Nebres), aparecieron una variedad de maestros de las artes marciales como Los Hijos del Tigre.

(Continuará)

martes, 7 de julio de 2020

EL TERROR EN EL CÓMIC, LA BÚSQUEDA DE UN TÉRMINO MEDIO (6 DE 6)

Artículo de James Van Hise para Comics Feature Collector´s Edition nº 3 (1984). Traducción: Félix Frog2000. Parte 1parte 2parte 3parte 4, parte 5.

Otro ejemplo de terror clásico en la misma soberbia tradición de la E.C. es “The Defense Rests!”, publicado en el Eerie nº 7. Guionizado y dibujado por Johnny Craig, narra la historia solo a base de cuadros de texto narrativos, lo que le otorga un bienvenido cambio de ritmo. Craig se encuentra en su mejor momento. Su talento es tan evidente como lo fue en los últimos tiempos de la E.C., cuando empezó a guionizar sus propias historias, y a punto estuvo de hacerse cargo de la dirección de The Vault of Horror cuando la revista cerró. Un nuevo y estremecedor ghoul femenino que se le quedó en el tintero aparecía en el último número de aquel venerado título de la E.C.

Archie Goodwin se anticipó con su labor en la Warren mucho antes de que se le diese crédito como el responsable de expandir los géneros en el cómic con la llamativa categoría de “Espada y Brujería”. Como dicho género estaba repleto de terror y fantasía extrañas, el formato encajó de perlas en las revistas donde trabajaba el autor. Todo empezó con “Dark Kingdom!” en el Creepy nº 9 y continuó con “Cave Of the Druids” en el Eerie nº 6, “Demon Sword” en el Eerie nº 8, y “Warrior of Death” en el Eerie nº 10 (en las dos últimas encontramos dos de las mejores obras de Ditko), y “Where Sorcery Lives”, de nuevo con Ditko, en Creepy nº 14. Hay más Ditko en la genial historia de Espada y Brujería titulada “City of Doom” del Creepy nº 15. Para los estándares actuales, muchas de estas historias son sencillas anécdotas de un héroe contra el villano, pero hasta el momento no se había hecho nada igual en el medio. El boom de la publicación de Robert E. Howard en tomos de tapa blanda apenas estaba dando comienzo cuando estas historias potenciaron el género a toda velocidad, anticipando en unos cinco años el interés que finalmente despertaría su edición en cómics a color (aunque al principio con bastante cautela) basada en sus personajes, poco antes de la aparición del primer número del Conan de la Marvel en 1970. 

Estas historias de Creepy y Eerie capturan perfectamente el sabor del estilo de Howard y de sus imitadores en Weird Tales. Aunque durante el período 1964-1967 aparecieron relatos muy sustanciosos en los magazines de la Warren, la diferencia genuina fue la introducción del género de la Espada y Brujería, que quizá para un lector habitual de hoy en día tampoco suene como algo grandioso. Pero lee de nuevo esas historias. Sin importar su sencillez, no dejan de brillar con el impulso y la energía del estilo Howard catalogado como Espada y Brujería, y está claro que los creadores de los relatos en cómic ponían verdadero empeño en lo que estaban haciendo.

No sería justo decir que Warren degeneró cuando Goodwin se marchó y sus talentosos amigos lo siguieron, pero durante varios años, los evidentes ejemplos de calidad empezaron a ser demasiado aleatorios. Los momentos más habituales e importantes se dieron durante los dos años en los que Richard Corben estuvo trabajando un montón para la Warren, y las apariciones de Wrightson, incluida su adaptación de "Cool Air" de H.P. Lovecraft (en Eerie nº 62, reimpreso en el número 113 de Creepy, centrado en el autor). No era la primera adaptación de "Cool Air", porque incluso Wrightson era muy consciente de cuál había sido su inspiración artística: Graham Ingels, que dibujó una adaptación no acreditada para la E.C. titulada "Baby... It´s Cold Inside!" en Vault Of Horror nº 17 (1951). La influencia de Ingels en el estilo de Wrightson es aún más evidente en "Jenifer" (Creepy nº 63), porque los horribles rasgos faciales del personaje principal están directamente copiados de la viñeta final de "About Face", publicada en The Haunt of Fear nº 27. La comparación es más que llamativa, pero supone un honorable homenaje a uno de los verdaderos grandes maestros del cómic de terror.

Las revistas de terror en blanco y negro de la Marvel tuvieron sus momentos, pero no demasiados. El origen del Drácula de Neal Adams en el segundo número del título fue importante, pero no nos quedan mucho más que reimpresiones significativas en blanco y negro de algunos cómics de color de la Marvel. Historias como "At the Stroke of Midnight!" en Vampire Tales nº 2 (oct. 1973) y “The Monster in the Mist” de Al Williamson en Monsters Unleashed nº 7. El resto era tan solo una repetición de elementos que habíamos visto antes y que ya resultaban cansinos en las revistas de la Warren.

Los títulos de Skywald como Psycho tenían un puñado de historias interesantes de Ralph Reese y Mike Kaluta, pero eran increíblemente olvidables. El décimo número de Psycho es memorable por un artículo de tres páginas sobre H.P. Lovecraft con fotos de Alan Hewetson en Providence, Rhode Island, donde vivió y murió el autor.

Es probable que las adiciones más extrañas al reino de los cómics de terror sean los cómics undeground. No solo reconocían abiertamente y a menudo la influencia de la E.C., sino que a menudo se aferraban a ella de manera rabiosa, encauzando los elementos más violentos y extremos de la línea, abrazando dichos conceptos para excluir abiertamente el enfoque más sutil y reflexivo que la E.C. también introdujo en el cómic de terror. Las imitaciones de historias de ciencia ficción abundaron en los cómics underground
, pero mezcladas con la desnudez, el sexo descarado, las muertes violentas y el desmembramiento como si dichos elementos fuesen lógicas extensiones del fenómeno E.C.

Los autores underground amaban a la E.C. e idolatraban a Lovecraft con la misma cortesía que a la editorial de terror, aunque de forma más moderada, casi como si temiesen pisotear su legado. Parecían sentir el poder tangible que acechaba en los relatos de Lovecraft y estaban menos dispuestos a manipularlo. Los Skull 4 y 5 eran números especiales centrados en Lovecraft y presentaban adaptaciones de "The Hound", por Jaxon (un logro supremo), una extraña historia de Charles Dallas con monstruos que desmembraban a personas y luego se destrozaban entre sí, "Cool Air" de MCS, "Pickman´ s Model", dibujado por Herb Arnold, "Las ratas en las paredes", de Richard Corben (muy buen relato, pero lleno de gente en tan solo diez páginas) y "La sombra fuera del tiempo". Solo la adaptación de Jaxon aprovecha al máximo el medio, mientras que el resto parecen inhibidos por la falta de espacio y recurren a una gran cantidad de pequeñas viñetas que compartimentan a Lovecraft y eliminan la fuerza original de sus relatos. Jaxon logra capturar el misterio y horror desencajados del autor, y los sintetiza para que los ojos del lector se queden boquiabiertos. Esta historia es una verdadera labor de amor y buen oficio, y hemos conseguido el permiso para reimprimirla en un número especial centrado en Lovecraft y el terror, porque llevaba agotada bastante tiempo (apareció originalmente hace 9 años.)

Este artículo no es definitivo o un recorrido profundo por el género, ya que todas las editoriales y títulos mencionados merecen más atención que este recuento aproximado, y es probable que en un futuro cercano vuelva sobre algunos, como es el caso de la Warren, para examinarlos con más detalle y ponerlos en perspectiva.

Todos los títulos nombrados contribuyeron a darle forma a los cómics de terror, pero algunos lo hicieron más claramente que otros. Para ver cuán importante pudo ser su contribución, se debería mirar como un todo. La E.C. solo existió durante unos seis años, pero esos seis años fueron importantes en su totalidad.

Warren ha existido durante quince años, pero solo un pequeño porcentaje de esos quince años se va a preservar en el futuro. Lo mismo ocurre con los títulos de la D.C. y las editoriales más pequeñas. ¿Cuántos cómics de terror ajenos a la E.C. valen lo suficiente la pena como para empezar a editarlos durante cinco años en recopilaciones a gran tamaño y en tapa dura?

Los cómics de terror actuales parecen estar en un tiempo de espera, y se ven representados solo por Pacific y tímidamente por D.C. Marvel planea publicar adaptaciones de algunas historias cortas de Stephen King, pero aparte de estos especiales ya no publican ningún título de terror. ¿Es de extrañar que las reimpresiones de la E.C. sean tan populares? En esta época de ciencia ficción descuidada, parece que solo la popularidad de Stephen King, un hijo de la E.C., puede una vez más darle vida a los cómics de terror.

miércoles, 1 de julio de 2020

EL TERROR EN EL CÓMIC, LA BÚSQUEDA DE UN TÉRMINO MEDIO (5 DE 6)

Artículo de James Van Hise para Comics Feature Collector´s Edition nº 3 (1984). Traducción: Félix Frog2000. Parte 1parte 2parte 3, parte 4.

En algunos títulos de misterio más de la DC han aparecido una variedad de historias de terror sin ser particularmente evocadoras, y muchas se han apoyado demasiado en el legado de la E.C. de forma bastante obvia.

"The Vegetable Garden!", publicada en House Of Secrets nº 135 toma prestados ciertos hallazgos de "Poetic Justice" (Haunt of Fear nº 12) de la E.C., excepto que el personaje principal es una anciana en lugar de un anciano. Su astuto pariente intenta hundir su reputación chismorreando a la gente que es una persona bastante "inestable" para que los chavales del vecindario nunca vayan de visita, y a continuación
 su mascota es misteriosamente asesinada. Tomando prestado el argumento de otra historia diferente de la editorial E.C., la protagonista mata a su odioso sobrino, lo desmiembra (discretamente fuera de página) y lo entierra en el jardín con los miembros humanos etiquetando las diferentes filas de plantas. Tampoco es que fuese una de las mejores historias de Michael Fleischer.

Hasta el momento, Wally Wood había aportado algunas historias para D.C. que por lo general destacaban porque, aunque la historia solía aprobar por poco, Wood la visualizaba siempre con algún sorprendente efecto final. Un buen ejemplo es "El monstruo", de House of Secrets nº 96. El guión de Jack Oleck nos cuenta la historia de un niño que se despierta en un hospital rodeado de monstruos con uniformes de sanitario. Consigue escapar, pero finalmente lo encuentran y lo devuelven a la habitación. Finalmente, un médico visita al niño y le hace ver la verdad: que él es el monstruo y que todos los demás son normales. La historia está dibujada desde la perspectiva del niño, por lo que todos, excepto él, parecen horribles a lo largo de la misma (donde podemos ver algunas de las criaturas más extrañas que Wood haya dibujado en estos últimos 25 años), hasta que el final, la escena de transición del médico y la enfermera surgiendo de las sombras, parece haber sido tomado prestado del episodio "El ojo del espectador" de The Twilight Zone. Es bastante formuláica.

Los leves destellos de interés en los títulos de misterios de la DC se han ido volviendo cada vez más tenues durante los últimos años hasta que en su mayoría, tal y como lo expresaba el dibujante Steve Bissette, se han convertido en una "sopa regurgitada". Lo insípido parece ser su marca de fábrica, hasta llegar a un punto en el que una de las series trata sobre un personaje que es tanto un vampiro como un hombre lobo. (Su origen es una de las historias de terror más divertidas que he leído nunca, pero dicha diversión no parece intencionada.)

Solo en raras ocasiones surge algún relato de cierto interés, como la historia "Old Haunts", en House of Mystery nº 294 (julio de 1981). Guionizada por Bruce Jones y dibujada por el talentoso recién llegado Tom Yeats, es un relato de fantasmas que te mantiene rumiando qué puede estar pasando, y al menos resulta interesante.

El terror más efectivo en DC lo ha ido elucubrando Neal Adams y la mayoría de los autores involucrados en Batman casi de forma exclusiva. Por un lado tenemos la saga de Man-Bat en los Detective Comics nº 400, 402 y 407. Luego, en el Detective nº 410 aparece "A Vow From The Grave", una extraña historia con monstruos circenses, asesinatos misteriosos, bravura y amor. Escrita por Denny O´Neil, se abre con una tormenta y luego se pone peor. Otra extraña aventura de O´Neil / Adams es "Red Water Crimson Death" en The Brave & The Bold nº 93, llena de visiones extrañas y una tormenta eléctrica en el mar. Len Wein se asoció con Adams para el relato "Moon of the Wolf", en Batman nº 255, donde aparecía un hombre lobo en una buena historia que de repente se ve azotada por... una tormenta eléctrica. Adams realizó otra notable historia de horror para D.C. en el Phantom Stranger nº 4, donde solo aparecía una pequeña tormenta. 

Por supuesto, la serie de horror suprema de la D.C. fue la Cosa del Pantano de Len Wein y Bernie Wrightson. Sus exploraciones sobre diferentes temáticas en cada número, desde el monstruo de Frankenstein hasta las brujas y los hombres lobo, seguro que os resultan más que familiares a todos los que estáis leyendo esto, sea por otros artículos míos anteriores o por la reimpresión de la serie de DC durante estos últimos años. Si aún no la has podido leer, no pierdas el tiempo intentando conseguir la última y agotada edición. Si eres muy quisquilloso te recomendaría la edición original, pero su reedición en tomos es bastante frecuente.

Los únicos productos de horror basados realmente en la E.C. que han intentado hacer cosas interesantes e inteligentes (aunque no necesariamente profundas) en forma de cómic han sido editados en la editorial Warren. Eso sí, no estoy hablando de los últimos cómics de la Warren y sus incursiones en el sadismo y otros subproductos relacionados, sino de la Warren de 1964 bajo la férula del editor Archie Goodwin. Gran parte del material de esos primeros números era claramente un trabajo de amor de muchos de los involucrados, ya que en su mayoría, el personal de la E.C. se reagrupó en la editorial, participando en las historias Reed Crandall, Al Williamson, Roy Krenkel, Joe Orlando, John Severin, Wally Wood, Angelo Torres e incluso Frank Frazetta, que no solo realizó una excelente "Creepy´s Loathesome Lore" de una página en el nº 2, sino una tira de seis páginas en el Creepy nº 1 que todavía sigue haciendo aullar a los fans. Los talentos no pertenecientes a E.C. como Gray Morrow y Steve Ditko simplemente ayudaron a completar el cuadro. Desde la época de la E.C., ninguna empresa ha tenido tantos talentos de peso bajo un mismo techo, algo que estuvo condenado a durar cerca de tres años, y cuando se acabó y se asentó el polvo, solo Crandall, Severin y Wood se dejaron ver en algún trabajo esporádico para revistas como Creepy, Eerie y más tarde, Vampirella.

Sin embargo, mientras tanto parecía que estábamos inmersos en días más felices. Incluso Jack Davis apareció en el Creepy nº 3 para aportar su talento en una de las "Creepy's Loathesome Lore". A diferencia de E.C., los guiones de estos primeros números eran concisos e iban al grano, y generalmente estaban basados en los dibujos y los diálogos, y a veces no utilizaban cuadro de texto alguno, excepto en las adaptaciones de Edgar Allan Poe y Eando Binder.

En una historia de Arthur Porges con dibujo de Joe Orlando para el Creepy nº 3 aparece el cliché de la E.C. reutilizado más tarde por Stephen King sobre un hombre asesinado por su esposa que regresa de la tumba para vengarse, pero en un giro nunca empleado por la editorial, el cadáver saluda a su mujer plantándola un sonoro beso.

Las adaptaciones de los clásicos fueron comunes en estos primeros números, y una de las mejores fue la de "El monstruo maldito" de Ambrose Bierce realizada por Goodwin, con un excelente dibujo de Gray Morrow. Al igual que ocurría con las adaptaciones de Poe, Goodwin agregó una escena final que amplificaba la efectividad de la historia, ya que el original de Bierce no dispone de un clímax, y sencillamente la narración se detiene de repente, pero el guionista se las arregló bastante bien en su adaptación en el cómic.

Entre los muchos hombres lobo y vampiros entretenidos que plagaron las historias sueltas, también protagonizaron algunos relatos memorables como "Hot Spell" en el Creepy nº 7. Guionizado por Archie Goodwin y dibujado por Reed Crandall, captura bien la atmósfera de una pequeña ciudad y está compuesto por caracterizaciones convincentes de una población de ciudadanos sospechosos. Dicho de una forma despreocupada y, de nuevo, sin segundas intenciones que no sean únicamente las del título, captura perfectamente el sabor de la E.C., inspirándose en sus historias en lugar de imitarlas. Es un ejemplo supremo de terror en el cómic.

(Finalizará)

NUEVA YORK EN EL DAREDEVIL DE FRANK MILLER

"Investigué mucho para hacer un buen trabajo. Si me pedían que dibujara una cascada, iba hasta una y la dibujaba. Esto es algo que a...