Artículo de Bill Randall para The Comics Journal nº 283 (2007). Traducción: Félix Frog2000.
Mariposas y un becerro decapitado, un niño que se cae por la ventana de una clase, gemelos recién nacidos y un cuaderno lleno de garabatos.
Estas inquietantes imágenes centellean, si no a través de la página, en la mente de un joven, haciendo que despierte. Parecen haberse proyectado allí como si fuesen una película, incluso aunque el montaje no tenga sentido hasta que el magistral Nijigahara Holograph de Inio Asano vuelva hasta el principio en un elegante loop. Para entonces, el autor ha contado esta historia de vidas miserablemente entrelazadas en torno a una terrible pérdida jamás expresada utilizando todo tipo de técnicas "cinemáticas". Por supuesto, cómo la simple tinta y el papel pueden emular la más grandiosa de las artes es un misterio, pero los misterios que residen en el núcleo de esta primera novela gráfica emocionalmente cruda del autor son aún más fascinantes.
Recopilado en 2006, este cómic supuso el primer trabajo de gran extensión de un artista no mucho mayor que sus personajes. La mayoría de ellos tienen 21 cuando empieza el relato, y Asano solo tenía 23 cuando la primera parte hizo aparición en 2003. En lugar de publicarse en las revistas habituales de manga donde la obra de Asano había aparecido antes, Nijigahara lo hizo en Quick Japan, un magazine con un público mayoritariamente masculino. Cuando se le presentó esta oportunidad tampoco llevaba mucho en el negocio. Solo hacía un año que había empezado a publicar su recopilación de historias cortas en dos tomos titulada What a Wonderful World (Subarashii Sekai) para Gekkan Sunday GX, justo un poco después de su debut en 2000 en las páginas de Big Comic Spirits Special Edition Manpuku! Teniendo en cuenta solamente estas obras como referencia, su editor en Quick Japan le ofreció carta blanca. Es fácil darse cuenta de por qué: no parecían cómics, sino que en su lugar parecían conspirar con los artículos de moda y de estilo de vida que conformaban la mayor parte de la revista.
Sin embargo, no es fácil ver cómo pudo dar el salto cuántico desde su otra obra hasta este Nijigahara. La forma en que da testimonio de la vida afligida de sus personajes hace que parezca el trabajo de un artista diez años mayor, y logra restar importancia a What a Wonderful World. En aquel trabajo Asano poblaba sus argumentos de chicas bonitas, inclinaba su pluma creativa hacia lo fantástico y usaba un humor oscuro y a la última. Se centraba en los atractivos marginados que su audiencia es o le gustaría ser. Por lo tanto, nada distinguía a World de otras docenas de tomos, al igual que sus personajes se asemejaban a decenas de miles del medio en Japón, Europa y América del Norte.
Compáralos con Suzuki, el joven al que las imágenes del montaje inicial de Nijigahara hacen que tome conciencia de su pasado. Demasiado específicas como para saber interpretar lo que sugieren, Suzuki sufre por lo que ocurre en su propia cabeza. En su defensa, una familia rota y sus crueles compañeros le han llevado hasta ese punto. Ahora tiene 20 años y está intentando resolver las cosas volviendo a la ciudad donde afrontó uno de sus peores años: el quinto curso. Puede que quiera dirigirse hacia el futuro visitando el Arco Iris del título [la obra también se conoce como "Rainbow Field Holograph"], una zona gris en el lecho del río regenerado. Este tipo de no labor que se ha propuesto define la ciudad en ninguna parte donde reside, y parece desencadenar los desafortunados eventos que dan motor a la historia. También establece el tono del relato, pero no solo en el caso de Suzuki. Los personajes, su mundo y su visión de las cosas parecen miserables. Ningún lector los querría para sí.
(Continuará)
Nota: el título del artículo hace referencia a una frase supuestamente acuñada por Muhammad Alí: "Flota como una mariposa, pica como una abeja".
Mariposas y un becerro decapitado, un niño que se cae por la ventana de una clase, gemelos recién nacidos y un cuaderno lleno de garabatos.
Estas inquietantes imágenes centellean, si no a través de la página, en la mente de un joven, haciendo que despierte. Parecen haberse proyectado allí como si fuesen una película, incluso aunque el montaje no tenga sentido hasta que el magistral Nijigahara Holograph de Inio Asano vuelva hasta el principio en un elegante loop. Para entonces, el autor ha contado esta historia de vidas miserablemente entrelazadas en torno a una terrible pérdida jamás expresada utilizando todo tipo de técnicas "cinemáticas". Por supuesto, cómo la simple tinta y el papel pueden emular la más grandiosa de las artes es un misterio, pero los misterios que residen en el núcleo de esta primera novela gráfica emocionalmente cruda del autor son aún más fascinantes.
Recopilado en 2006, este cómic supuso el primer trabajo de gran extensión de un artista no mucho mayor que sus personajes. La mayoría de ellos tienen 21 cuando empieza el relato, y Asano solo tenía 23 cuando la primera parte hizo aparición en 2003. En lugar de publicarse en las revistas habituales de manga donde la obra de Asano había aparecido antes, Nijigahara lo hizo en Quick Japan, un magazine con un público mayoritariamente masculino. Cuando se le presentó esta oportunidad tampoco llevaba mucho en el negocio. Solo hacía un año que había empezado a publicar su recopilación de historias cortas en dos tomos titulada What a Wonderful World (Subarashii Sekai) para Gekkan Sunday GX, justo un poco después de su debut en 2000 en las páginas de Big Comic Spirits Special Edition Manpuku! Teniendo en cuenta solamente estas obras como referencia, su editor en Quick Japan le ofreció carta blanca. Es fácil darse cuenta de por qué: no parecían cómics, sino que en su lugar parecían conspirar con los artículos de moda y de estilo de vida que conformaban la mayor parte de la revista.
Sin embargo, no es fácil ver cómo pudo dar el salto cuántico desde su otra obra hasta este Nijigahara. La forma en que da testimonio de la vida afligida de sus personajes hace que parezca el trabajo de un artista diez años mayor, y logra restar importancia a What a Wonderful World. En aquel trabajo Asano poblaba sus argumentos de chicas bonitas, inclinaba su pluma creativa hacia lo fantástico y usaba un humor oscuro y a la última. Se centraba en los atractivos marginados que su audiencia es o le gustaría ser. Por lo tanto, nada distinguía a World de otras docenas de tomos, al igual que sus personajes se asemejaban a decenas de miles del medio en Japón, Europa y América del Norte.
Compáralos con Suzuki, el joven al que las imágenes del montaje inicial de Nijigahara hacen que tome conciencia de su pasado. Demasiado específicas como para saber interpretar lo que sugieren, Suzuki sufre por lo que ocurre en su propia cabeza. En su defensa, una familia rota y sus crueles compañeros le han llevado hasta ese punto. Ahora tiene 20 años y está intentando resolver las cosas volviendo a la ciudad donde afrontó uno de sus peores años: el quinto curso. Puede que quiera dirigirse hacia el futuro visitando el Arco Iris del título [la obra también se conoce como "Rainbow Field Holograph"], una zona gris en el lecho del río regenerado. Este tipo de no labor que se ha propuesto define la ciudad en ninguna parte donde reside, y parece desencadenar los desafortunados eventos que dan motor a la historia. También establece el tono del relato, pero no solo en el caso de Suzuki. Los personajes, su mundo y su visión de las cosas parecen miserables. Ningún lector los querría para sí.
(Continuará)
Nota: el título del artículo hace referencia a una frase supuestamente acuñada por Muhammad Alí: "Flota como una mariposa, pica como una abeja".