lunes, 1 de agosto de 2011

REEDICIONES NECESARIAS (11): EXCALIBUR, de Chris Claremont y Alan Davis

A principios del S. XXI toda colección de super-héroes que se preciase de ser la más puntera del mercado disponía de una o varias líneas argumentales en las que el guionista de turno había retorcido todo el entramado dispuesto en los números anteriores, metiendo con calzador una historia de universos alternativos, en la que los aburridos personajes de la continuidad normal se transformaban por arte de birlibirloque y por la falta de ideas en sus aburridos sosías de un futuro en el que luchaban y eran exterminados por una humanidad que los odiaba y temía. 

Chris Claremont ya se había apropiado treinta y pico años antes de la idea de los universos alternativos. Nada nuevo, pues dicha hipótesis física ha sido una constante en el trabajo de muchos científicos; aparece en el del pionero Hugh Everett a mitad del Siglo pasado y también en el de los más modernos chamanes de la física cuántica de la actualidad. Las novelas pulp, la Ciencia Ficción (Claremont es mucho más que un lector casual del género) y especialmente los primeros cómics de supertipos de la DC pronto empezaron a desarrollar estas Tierras en las que todo se bifurcaba a partir de un punto concreto.
Cuando DC canceló su añeja colección JLA e inyectó en un nuevo título la novedosa fórmula ideada por Keith Giffen y J. M. Dematteis tuvo un éxito sin precedentes, refrescando un mercado en el que Marvel, y especialmente su editor jefe Jim Shooter, habían impuesto la rutinaria fórmula del super-héroe con super-problemas. La verdadera innovación de la nueva JLA era el humor, en ocasiones ácido, que rellenaba viñetas y viñetas de tipos con mallas que esta vez se peleaban con diálogos sacados de una sitcom cualquiera de horario nocturno. Marvel, que siempre ha oteado lo que hacen sus competidoras, no tardó ni un año en reaccionar y editó tres respuestas con las que intentó contrarrestar el éxito de su enemigo: la excelsa Damage Control, What The!? (una parodia de los mejores –y peores- personajes de la editorial basada en las revistas de humor enloquecido al estilo MAD) y Excalibur.

Chris Claremont siempre se las ha apañado muy bien para rescatar personajes de colecciones desechadas e incluirlos en la gran familia mutante de la rentable Patrulla-X, para a continuación sacarse una nueva colección de la manga. Lo hizo con Los Nuevos Mutantes, lo hizo con Lobezno, y repitió con la sección de los X-Men británica. Uno de los personajes desechados de la Marvel Uk de principios de los ochenta sería la excusa perfecta para ubicar el escenario de operaciones del título. Capitán Britania es un personaje de corto recorrido pero de satisfactorios resultados. Los mejores artistas del mercado habían pasado por su entrecortada carrera (Alan Moore, Jamie Delano, Alan Davis) y Claremont (co-creador del héroe junto a Herb Trimpe) había ideado a unos cuántos personajes que eran perfectos para el background de la nueva colección. Se reunió al defensor de Inglaterra y a su novia, Meggan, con media Patrulla-X (la nueva Fénix, el dragón extraterrestre Lockheed, el carismático Rondador Nocturno –aquí más Errol Flynn que nunca- y Gata Sombra, el personaje que funcionaría como avatar del público más joven), se escogió a un dibujante maravilloso que nunca ha sido del gusto de la masa lectora, Alan Davis, y se lanzó otra gallina de los huevos de oro: Excalibur. Todo daba a entender que este sería uno de los bombazos del mainstream de la época: los mejores autores, buenos personajes, humor a raudales, cuando... de repente, error, las peripecias que devoraba el lector adolecían de un gran fallo: el humor del que se suponía que hacía gala la colección. Lanzada como respuesta a la verdaderamente carcajeante serie de la Distinguida Competencia, el humor infantilizado que impregnaba los primeros nueve números de Excalibur casi precipita el experimento hacia el desastre. Ni siquiera los villanos escogidos por Claremont interesaban mucho: el Juggernaut, Arcade, los Lobos de Guerra, o incluso la Banda Loca. Además, faltaba algo y ese algo era un objetivo. Los personajes se paseaban sin pena ni gloria por las páginas, se peleaban y no pasaba mucho más, esto solo era otra serie mutante. Y como ya he comentado, el humor que utilizaba el guionista era demasiado amable.
Pero Claremont es capaz de reinventar(se) cualquier serie y hacer que ésta cambie de dirección completamente (lo ha demostrado muchas veces de forma exitosa), por lo que de repente, tras un par de números que se cruzaban con el hiper-evento “Inferno”, la colección se lanzó de cabeza hacia una de las dos mejores etapas que haya tenido nunca la serie (la primera sería el futuro regreso de Alan Davis como guionista y dibujante a la altura del número 42).

Excalibur se convirtió en una Road Movie que discurría por universos alternativos y así se tituló la epopeya para la posteridad: “Dimensiones Alternativas”. Una huida hacia delante en la que cada tierra que visitaba el grupo era más interesante que la anterior. Había de todo: parodias de los super-héroes de toda la vida y de anti-héroes ingleses como Juez Dredd. La clásica distopía en la que ganaron los nazis. Homenajes a Edgar Rice Burroughs, al Manga y a los cuentos fantásticos de dragones y mazmorras. Versiones malvadas de los personajes e incluso el enésimo ataque de Galactus.

Tristemente no todo estaba dibujado por Alan Davis, y sus sustitutos (Rick Leonardi, Chris Wozniak) quizá no estuvieron a la altura de lo que se estaba contando, pero por fortuna Claremont hiló fuertemente la trama y la cohesión de la saga es todo un hecho. Y además supo terminar de forma explosiva, involucrando a las Entidades Marvel más grandes que la vida (Eternidad, Saturnina) y descubriéndonos que la administración del Espacio-Tiempo también depende de una burocracia desesperadamente lenta.

La estancia de Claremont (Alan Davis ya se había marchado para volver al cabo de un tiempo por la puerta grande) terminaría con un epílogo dibujado por Barry Windsor Smith en el que se ofrecía ese último giro que tan bien sabe insertar el guionista.
Las aventuras supieron crear ansiedad con unos continuarás muy bien escogidos, pues Forum (Planeta DeAgostini) publicó la colección calcando a la edición americana, en grapa, aunque rellenándola con las terribles historias de complemento de Marvel Comics Presents (la excepción es la génesis de Damage Control en el número 23). Por su parte, Panini editó los once primeros números, el especial que funcionaba como número cero de la colección y el prestigio “Mojo Mayhem” en dos tomos de precio elevado (que ahora mismo SD está saldando). ¿Veremos la saga maestra de Claremont y Davis reeditada algún día? No lo dudo, este es un muy buen material y en el coleccionismo de cómics los lectores más bregados hemos aprendido, sobre todo, a tener paciencia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Entonces...oigame usted, ¿los tomos de sacó Panini no editan al completo Excalibur? ¿Recomienda usted la adquisición de tal obra en dicho formato?
Saludos,

BaStRo, criminal reincidente de The Illnes.

frog2000 dijo...

En los dos tomos de Panini está el inicio de la colección, pero no la etapa completa de Davis/Claremont. Hace un año o así estuve hablando con Clemente, editor de Panini, y me dijo que en algún momento lo editarían porque los derechos ya estaban pagados, así que toca esperar...

Anónimo dijo...

Así que me dices que mejor esperar ¿no?
¿Y Clandestine? creo que ahora también la saldan en SD, ¿viene completa?
Gracias Doctor!

frog2000 dijo...

Esperar... o no, porque puede que esto que salda SD no se edite nunca mais.

frog2000 dijo...

En los dos tomos viene la primera serie completa + el crossover con xmen y luego tienes la continuación en un tomo 100 %, pílla los tres tomos y no te tienes que preguntar nunca más.

NUEVA YORK EN EL DAREDEVIL DE FRANK MILLER

"Investigué mucho para hacer un buen trabajo. Si me pedían que dibujara una cascada, iba hasta una y la dibujaba. Esto es algo que a...