lunes, 25 de septiembre de 2017

INTENTEMOS CAPTAR SU MENTE: UNA ENTREVISTA CON RICHARD CASE (1 DE 3)

Por Joseph Torres para Amazing Heroes nº 190 (1991). Traducida por Frog2000.

AMAZING HEROES: Empecemos con la historia de tu vida, cuéntanos tu origen secreto.

RICHARD CASE: Nací el 14 de julio de 1964 en Trenton, Nueva Jersey. Crecí en un pueblecito que se llama Pitwell, muy cerca de Trenton y he estado viviendo allí la mayor parte de mi vida.

AH: ¿Fuiste a la Escuela de Arte?

CASE: Fui a un instituto donde daban una sólida formación artística. Podías estudiar cursos de impresión y dibujo. En mi caso supuso toda una influencia, aprendí un montón y tuvo mucho que ver en que más tarde eligiese estudiar cursos de arte. Por eso escogí la Escuela de Diseño de Rhode Island y me gradué como ilustrador. 

Mientras estaba estudiando tuve la suerte de poder conocer a Walter Simonson. Supongo que todavía estaría en mi primer año. Un día se pasó por la clase para ofrecer un pequeña lectura de los pros y los contras que suponía trabajar en el medio del cómic. Algunos de mis amigos y yo estuvimos charlando con él un buen rato y conseguimos que nos invitase a pasarnos por su estudio de Nueva York en cuanto nos pasásemos por la ciudad. En el programa podíamos escoger para la temporada invernal trabajar como becarios, así que me dije: "Oh, qué demonios. Aunque todavía no estoy seguro de si quiero trabajar en los cómics, voy a llamar a Walt a ver qué pasa." 

AH: En esa época todavía no estabas convencido de querer trabajar en el medio.

CASE: Claro, la verdad es que estaba barajando un montón de cosas. Estuve pensando en trabajar como ilustrador en general, de libros infantiles, para el género fantástico. No estaba seguro de...
AH: ¿Qué es lo que te decidió?

CASE: Fue después de trabajar con Walt. Cuando lo llamé, su asistente acababa de dejar el puesto. Así que tuve la oportunidad de pasarme seis semanas de becario donde me dio tiempo a dibujar mi propia tira, que guionicé y dibujé.

AH: Cuéntanos de qué trataba.

CASE: El protagonista de la serie era un personaje que se llamaba Rombus Zeebler que había creado cuando estaba en el instituto. No era un superhéroe ni nada parecido. Solo un tío que estaba cabreado con el mundo e intentaba dejar todo atrás convirtiéndose en una máquina para no tener que volver a sufrir emociones nunca más. 

AH: ¿Qué cómics solías leer en esa época?

CASE: Leía lo que todo el mundo, X-Men... pero cuando todavía suponía una lectura decente, Claremont y Byrne estaban haciendo su mejor trabajo. También leía el Daredevil de Miller. Fueron mis primeras influencias, al igual que más tarde lo serían el Thor de Simonson y el American Flagg! de Chaykin.

AH: ¿Qué ocurrió después de ese período como becario?

CASE: Después de graduarme estuve trabajando para Walt cerca de tres meses como asistente. Dejé aparcado mi propio material, aunque cuando llegaba a casa seguía trabajando en mi portafolio...

AH: ¿Qué hacías para Walt?

CASE: Me puso a hacer bastantes fondos. En ese momento estaba haciendo Factor-X. Creo que dibujé varios edificios, paisajes urbanos, pasillos y otras cosas parecidas. Le eché una mano en algunos números, del 11 al 15 de Factor-X.

AH: Tu trabajo no aparece acreditado en esos números.

CASE: Oh, claro. Es lo habitual. Ahora yo también trabajo con un asistente. También suele posar para algunos dibujos. De hecho, en uno de los números de Factor-X aparecía un trabajador de un hospital que se parece un poco a mí. He olvidado el número, pero salgo empujando una camilla. [Risas.]

AH: Supongo que una de las recompensas de trabajar como asistente de Walt Simonson fue poder hacer un cameo en Factor-X. ¿Qué hiciste después?
CASE: Durante un tiempo estuve trabajando en mi portafolio. Y en cuanto a cómo pagaba el alquiler, bueno, todavía vivía en mi casa de toda la vida [risas]. Así que para ganar algo de dinero me puse a trabajar en una tienda de materiales artísticos. Fue un paso en la buena dirección, porque de esa forma tuve la oportunidad de hacerme con materiales con el descuento para los que trabajaban en la tienda. Así que estuve trabajando a tiempo completo mientras seguía trabajando mi estilo y lo iba mostrando por aquí y por allá. Al final conocí a algunos chicos de Eternity en una convención de Nueva York a los que les gustó mi trabajo. Nunca había oído hablar de esos tíos antes. En ese momento solo habían editado un par de títulos.

Poco después empecé a trabajar en Pellestar, que estaba guionizado por Peter Palmer y Chris Anderson. La mayoría de los chicos de Eternity eran de Brooklyn, aunque el respaldo financiero provenía de California. Así que me mudé a Brooklyn y empecé a trabajar en sus series.

AH: ¿Te refieres a la Eternity de Malibu Graphics?

CASE: Claro, aunque en ese momento todavía no pertenecían a Malibu. Fue poco después. Hice un par de Pellucidar, aunque se suponía que iba a ser una miniserie de cuatro números. Lo dejé después de esos dos porque no me pagaban. Al final conseguí que lo hicieran, pero había encontrado otro trabajo. En parte me pagaron porque sabían que me iban a perder. Pero ya era demasiado tarde, porque había conseguido trabajo en Marvel. Me ofrecieron dibujar Strange Tales. 

AH: Entonces, ¿tu primer trabajo acreditado fue para Eternity?

CASE: El material del Doctor Extraño apareció antes. En realidad, mi primera obra acreditada fue el número 3 de Steelgrip Starkey, que había ayudado a colorear. Eché una mano en ese único número, pero no esperaba que me acreditasen. Fue toda una sorpresa. Un día acudí a la tienda de cómics y vi allí el ejemplar, "oh, en este número les eché una mano con el color". Lo abrí y "¡Hey!", allí estaba mi nombre.

AH: ¿Te pagaron bien?

CASE: Si, lo hizo Jim [Sherman]. En realidad gané más dinero con Jim que cuando estuve trabajando con Walt, pero la de Walt fue una experiencia mucho mejor. [Risas.]
AH: Hablemos sobre el Doctor Extraño. ¿Cómo es que te llamaron para ese proyecto?

CASE: Mark Badger, uno de mis amigos, me presentó a Carl Potts, así que le enseñé mis dibujos, incluido el material de Pellestar. Tres días después me llamó. En ese momento estaba pintando la casa. Recuerdo la desastrosa escena, cuando de repente me llamó Carl Potts: "¿Te gustaría intentar dibujar un número del Doctor Extraño?" Y le dije: "Oh, creo que sabría bien cómo manejarlo."

AH: [Risas.] En realidad, estuviste trabajando una buena temporada en el personaje...

CASE: Hice nueve números de Strange Tales y cuatro de su serie. Tuve la suerte de que decidieran seguir adelante con el mismo equipo creativo después de la transición entre un título y otro.

AH: Empezaste haciendo once páginas al mes y luego, de repente, te pusiste con veintipico. ¿Te produjo alguna dificultad?

CASE: Aunque el primer número tenía 28 páginas, la serie del Doctor Extraño era bimensual. Así que solo tuve que hacer catorce páginas al mes. Era un poco más de trabajo, pero a Carl le gustaba ir sobre seguro con las fechas de entrega, así que es probable que tuviese algo más de tiempo. Fue en esa época cuando mi esposa y yo decidimos mudarnos. Estábamos viviendo en Pensilvania, y acabamos mudándonos a Carolina del Norte, pero antes de hacerlo me pasé por DC porque pensé que sería mejor hacer algunos contactos antes de irme de Nueva York. 

AH: ¿Qué les dijiste?

CASE: Básicamente les dejé a dos editores algunas fotocopias de mi trabajo y apreté algunas manos. Eso fue todo.

AH: ¿Y quién fue el que finalmente te llamó para robarte a la Marvel?
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CASE: Me llamó Bob Greenberger. En realidad, me envió un correo donde me decía: "Estamos intentando localizarte, por favor, llámanos." Fue dos semanas antes de que me mudase al sur. Fue como una especie de situación elegante. Y entonces les devolví la llamada y me dijeron: "¿Te interesa encargarte del dibujo de una serie mensual que se titula Doom Patrol?" En ese momento todo lo que conocía de la Doom Patrol eran los primeros números de su nueva serie. La verdad es que no me había fijado mucho porque creía que su aspecto era aburrido. Así que les dije: "Bueno, le echaré un vistazo". Nunca había oído hablar de Grant Morrison, pero al día siguiente me enviaron su propuesta por correo. 

(Continuará)

lunes, 11 de septiembre de 2017

BRAINPOWERED 26: NEBLINA GRIS, por Warren Ellis

Estos días los tebeos parecen haberse convertido en un lugar inquietantemente reservado. He aquí algunas cosas de las que quiero dejar constancia en lo que de otro modo se habría quedado enterrado en la neblina gris del tiempo:

Blankets de Craig Thompson acaba de aparecer sin causar mucho alboroto. En mi caso no disfruto demasiado de su obra y no soy capaz de sintonizar con el trabajo de Thompson. Sé que soy una minoría, y la gente decente suele mirarme como si fuese una especie de bocazas horrible cuando lo digo. BLANKETS tiene seiscientas páginas, es posible que sea la mayor novela gráfica original publicada hasta la fecha (al principio el tomo de FROM HELL se publicó serializado). Es una historia de amor autobiográfica, y una importante obra creada con un tremendo compromiso y habilidad. Creo que por algún sitio todavía se puede echar un vistazo previo.

Me acabo de enterar de que Fantagraphics ha publicado una excelente retrospectiva del dramático autor de cómic Bernard Krigstein, a quien muchos de nosotros seguimos robando material. Su dibujo para el relato titulado "Master Race" es uno de los pináculos de la inventiva formal. En algún momento vamos a necesitar ampliar nuestra cobertura de trabajos sólidos del medio, y sospecho que este debería ser el primero a incluir en la pila.

Dave Sim está en la recta final de su berserk, el magnum opus CEREBUS, un serial de trescientos episodios que ha tardado cerca de veintisiete años en completar. Comenzó como una parodia de la fantasía de los setenta, intercambiando a Conan El Bárbaro por un sádico aardvark capaz de aplastar fuertemente los huesos del género al estilo de Howard, el Pato. Durante el transcurso de sus miles de páginas también ha sido una detallada novela política, una comedia de Corte Imperial, un drama acerca de la Iglesia, una búsqueda de la visión personal, una biografía de los últimos días de Oscar Wilde, varios ataques profundamente extraños contra el feminismo y las mujeres en general, y una exégesis de la propia extraña toma de conciencia personal de Sim sobre la religión. En todo caso, resulta fascinante, porque Sim es un fabricante de páginas absolutamente brillante, un dibujante sublime que posee un completo control de la forma... y porque durante la progresión de la obra se puede ver claramente su mente desmoronándose bajo la presión de la inmensa empresa y los veinticinco años de soledad cada vez mayor que le ha cercado y que solo ha podido expresar ante el mundo mediante la intervención de un oso hormiguero. Es una pena que las grandes recopilaciones de 500 páginas no incluyan las notas personales que llenan los comic books en los que la obra ha sido publicada inicialmente, donde Sim detalla la totalidad de la vida en la Tierra como una guerra contra el mal provocado por las mujeres y proclama que "si aprendes a dejar tu pene quieto, aprenderás a vivir solo". Durante un tiempo, la gente estuvo apostando si Sim se suicidaría inmediatamente después de que CEREBUS estuviese completo.

-Warren (artículo publicado en algún momento entre 2002 y 2004.)

lunes, 4 de septiembre de 2017

BRAINPOWERED 25: NOTAS SOBRE EL FUTURO, por Warren Ellis

Matt y Kelly Sue se han comprado futurephones. Lo mismo mi amiga Lauren. Todo esto empezó cuando el otro día me llegó un correo electrónico de Matt donde me indicaba: "mi teléfono es espacial", con una foto de Kelly Sue y él adjunta. Por lo general, en Gran Bretaña los llaman picturephones, teléfonos móviles con cámara incorporada y un poco de algo que te dejar enviar imágenes por correo. Más sencillamente, se denominan 'futurephones'. Desde hace tiempo, Jean Snow suele insertar fotos en su web desde Tokio. Joi Ito lleva haciéndolo desde hace mucho. La chica de L.A., Xeni Jardin, acaba de empezar, y hasta ahora ha fotografiado cosas bastante buenas. Hemos podido ver a un mecánico que se comunica con el ordenador de un coche mediante su laptop, geeks enloquecidos mangando acceso wifi a un vehículo al que engañan utilizando tecnología extraña, un raro avistamiento de Phil Spector envuelto en una capa negra de terciopelo.

Yo no tengo un futurephone. Y eso me pone triste. Si pudiese conseguir hablar con mi ordenador de mesa a través de mi laptop, probablemente podría fingir que tengo algo parecido, pero mis bits no se quieren comunicar entre ellos.

Una de las cosas que me gustan de las novelas gráficas es que se publican de forma relativamente rápida. El autor de ciencia ficción Cory Doctorow alucinó cuando le dije el domingo pasado que había escrito el prólogo de ORBITER en febrero y que el cómic se iba a imprimir en abril. "Si hubiese hecho lo mismo con un libro, no se habría impreso hasta 2008".

Futurephones y ordenadores inalámbricos significan publicación instantánea. La web de Jean Snow es un indicativo personal del futuro con tres líneas de publicación diferentes, desde el diario de texto, pasando por la fotografía de alta resolución hasta llegar a las fotografías tomadas con su teléfono. Creo que Kelly Sue quiere hacer algo similar y está configurando su futurephone para poder publicar en una de las barras laterales de su web, una deslizante donde va a indicar dónde está y qué es lo que está viendo en un momento determinado.

El tema de los weblogs alimentados por móvil ya tiene nombre: "moblogging", una palabra jodidamente horrible. Pero a medida que más gente creativa e inteligente se va haciendo con esta tecnología, más posibilidades habrá de desarrollar su inmenso potencial.

Buena parte de los creadores que aparecen nombrados en esta columna comenzaron fotocopiando su trabajo como mini-libros y vendiéndolos al día siguiente donde los dejaban. Era la forma más rápida, en su momento bastante jodidamente impresionante. Recuerdo cuando las fotocopiadoras eran del tamaño de una mesa de comedor. También recuerdo cuando se redujeron hasta el tamaño de una caja de embalaje y empezaron a aparecer en las tiendas de la esquina, donde digamos, por cinco peniques te hacían una copia. A los cinco minutos, Eddie Campbell estaba allí con su nuevo mini-cómic, intentando hacer un trato con el viejo detrás del mostrador para sacar doscientas copias. Luego se pasaba toda la noche montándolas a mano con una pequeña grapadora con la que presionaba en el centro de las hojas sobre una plancha de poliestireno, sacándolas a continuación y doblando los extremos de las grapas con los pulgares. En los mercados de cómics de Londres, donde se vendían por mediación de Paul Gravett y en Fast Fiction, el puesto de Peter Stanley, habría como cincuenta personas de pie con sus pulgares hechos polvo, intentando no dejar caer sus pintas de cerveza.

(Y Alan Moore, que llevaba un traje blanco inmaculado y un sombrero de seda blanco, se compraba una copia de todo y le animaba a todo el mundo para que siguiese adelante.)

Era gente creativa que aprovechaba una tecnología que había llegado al nivel del consumidor, el mismo sitio donde están ahora los futurephones.

Publicar en una web vuelve a ser interesante. Puede que no sea útil para mi medio en particular, pero ciertamente las posibilidades espolean mi mente. Y siempre existe la posibilidad de que si se puede sacar una imagen de uno de estos teléfonos del futuro e insertarla en una web, entonces tal vez en un futuro no muy lejano se puedan sacar imágenes de un sitio web e insertarlas en un teléfono...

-Warren (artículo publicado en algún momento entre 2002 y 2004.)

NUEVA YORK EN EL DAREDEVIL DE FRANK MILLER

"Investigué mucho para hacer un buen trabajo. Si me pedían que dibujara una cascada, iba hasta una y la dibujaba. Esto es algo que a...