Por Warren Ellis, 2004. Traducido por Frog2000. "Elevator Lady" aparece en los coros de "Levitate Me", de los Pixies.
Llevo todo el día escuchando nada más que singles.
Durante meses -de forma intermitente- llevo dándole vueltas al tema del single en mi lista de correo. Los singles comunican bien lo que pienso sobre ciertos tipos de cómics por edades, algo que formará parte de las intenciones con las que afrontaré un nuevo proyecto mensual que tengo la intención de lanzar el próximo año.
Porque me parecen experiencias completas de tres minutos de duración que puedes repetir y volver a experimentar una y otra vez.
Ahora mismo estoy escuchando “500″ de Lush. Su poderosa y resonante guitarra con un toque de mitificado eco extiende el riff central para que a continuación Miki Berenyi (todas las grandes canciones del pop están cantadas por mujeres como Miki Berenyi) recite una de las mejores frases de los últimos veinte años, que además es la perfecta apoteosis pop para servir de apoyo a Emma Anderson: “Shake baby shake/ you know I can fit you in my arms.”
Mi selección de singles continúa con “Maps,” una canción con la que me he pasado obsesionado la mayor parte del fin de semana. Es lo que hago. Es la enfermedad del escritor: si algo te afecta, gastarás una cantidad obscena de tiempo intentando averiguar cómo se las arregla para afectar a alguien con la intención de adaptarlo y replicarlo. La semana pasada me ocurrió lo mismo con el "You Are The Generation That Bought More Shoes And You Get What You Deserve" de Johnny Boy. Si quisiera intentar imitar ese sonido a lo Phil Spector, tendría que recorrerme las calles de la ciudad por la noche durante todo un año con algo así como un coro griego teatral respaldándome en segundo plano. Como proclama el "Hey" de los Pixies: "And the whores like a choir..."
Pero estábamos con “Maps”: “Wait. They don’t love you like I love you.” Si esto no te sobrecoge, entonces es que estás muerto.
Siempre me ha gustado la voz de Lauren Laverne. Canta en “Don’t Falter” de Mint Royale. Por favor, no te marches y quédate. Y no te pierdas la oportunidad de besarme.
Son el tipo de cosas que te atraviesan el lóbulo frontal y el resto de filtros hasta estrujar el corazón. Se parece a la primera vez que pude escuchar "Soldier Girl" de The Polyphonic Spree o "Svefn-G-Englar" de Sigur Rós. Aunque la mayoría de las palabras son jerga, o en el caso de Sigur Rós un idioma a mitad de camino entre el islandés y un lenguaje inventado por la cantante, no importa demasiado. Siempre nos quedará ese sonido y ese pequeño filo oculto en el interior de la canción, como una navaja dentro de un pastel de chocolate.
Viene a cuento: por lo general hay un par de citas que me rondan y me ocupan bastante tiempo. En referencia al rock and roll, Nik Cohn elogiaba lo que a él le parecía el elemento indispensable que lograba convertirlo en magnífico: "esa gloriosa explosión de ruido incoherente." Awopbopaloobop. Y también recuerdo cuando Phil Elliott hablaba sobre su obra: "sólo quiero hacer cómics capaces de pulsar las hebras del corazón."
Después de un rato empiezo a teclear con cierto ritmo. “She’s Electric” de Oasis ha sido bastante vilipendiada como su "Maxwell’s Silver Hammer", pero a mí me gusta bastante. Es la extraña versión doméstica de lo que Kieron Gillen llama el "triunfalismo": es el sonido que grabaría alguien con la mejor novia del mundo. Yo tuve una novia con la que acudí a un montón de conciertos: era bailarina y cantante, una irlandesa pelirroja con una voz de soprano y un cuerpo espectacular por el que algunas coristas pagarían pequeñas fortunas para poder emularlo. Una vez me dijo que después de cierto tiempo yo empezaba a besar al ritmo de la música. Si mi vida dependiera de tener que tocar acordes sé que me moriría, pero una vez estuve viviendo con otra cantante que admitió que tenía que taparse las orejas para no escuchar los ruidos y zumbidos que hacía incluso cuando estaba trabajando, y que encima mi cabeza solía unirse al coro agitándose como si fuese un misil. Una vez Grant Morrison describió mis cosas como "muy musicales y percusivas." Mi padre tocó la batería en su juventud. Una noche a principios de los sesenta lo abordaron dos tíos de Liverpool que le dijeron que necesitaban un batería y que quizá podrían conseguir algunos conciertos en Alemania... me lo dijo no mucho antes de morir, y recuerdo que mientras miraba al vacío balbuceó: "juro que eran ellos, pero sin embargo no me gusta mucho pensarlo".
Acabo de cambiar el ritmo. La canción que quiero que suene en mi funeral es "Levitate Me" de los Pixies. Mi padre quería algo de Jon Anderson. La voz de Jon Anderson logra que me duela la cabeza. Me hubiese gustado que mi padre saliese de su ataúd para darle una tunda, pero luego me di cuenta de que se habría reído un montón de mi penuria. Así que está bien. Me senté allí reproduciendo en mi cabeza la conversación que podríamos haber tenido, intentando no reírme mientras mi hermano y mi hermanastro se desvanecían en lágrimas. Los hombres de mi familia no suelen durar más de sesenta años. Corremos demasiado rápido, hacemos demasiadas cosas, nos quedamos levantados hasta muy tarde, agarramos el toro por los cuernos y tan solo dejamos atrás huesos ennegrecidos. Pronto será mi turno.
"You’ll think I’m dead, but I sail away… on a wave of mutilation…" [Estrofa de "Wave of Mutilation" de los Pixies].
("You know I can fit you in my arms.") [Estrofa de "500" de Lush.]
(Escrito en octubre de 2004, antes de la elaboración y puesta en marcha de FELL.)
Llevo todo el día escuchando nada más que singles.
Durante meses -de forma intermitente- llevo dándole vueltas al tema del single en mi lista de correo. Los singles comunican bien lo que pienso sobre ciertos tipos de cómics por edades, algo que formará parte de las intenciones con las que afrontaré un nuevo proyecto mensual que tengo la intención de lanzar el próximo año.
Porque me parecen experiencias completas de tres minutos de duración que puedes repetir y volver a experimentar una y otra vez.
Ahora mismo estoy escuchando “500″ de Lush. Su poderosa y resonante guitarra con un toque de mitificado eco extiende el riff central para que a continuación Miki Berenyi (todas las grandes canciones del pop están cantadas por mujeres como Miki Berenyi) recite una de las mejores frases de los últimos veinte años, que además es la perfecta apoteosis pop para servir de apoyo a Emma Anderson: “Shake baby shake/ you know I can fit you in my arms.”
Mi selección de singles continúa con “Maps,” una canción con la que me he pasado obsesionado la mayor parte del fin de semana. Es lo que hago. Es la enfermedad del escritor: si algo te afecta, gastarás una cantidad obscena de tiempo intentando averiguar cómo se las arregla para afectar a alguien con la intención de adaptarlo y replicarlo. La semana pasada me ocurrió lo mismo con el "You Are The Generation That Bought More Shoes And You Get What You Deserve" de Johnny Boy. Si quisiera intentar imitar ese sonido a lo Phil Spector, tendría que recorrerme las calles de la ciudad por la noche durante todo un año con algo así como un coro griego teatral respaldándome en segundo plano. Como proclama el "Hey" de los Pixies: "And the whores like a choir..."
Pero estábamos con “Maps”: “Wait. They don’t love you like I love you.” Si esto no te sobrecoge, entonces es que estás muerto.
Siempre me ha gustado la voz de Lauren Laverne. Canta en “Don’t Falter” de Mint Royale. Por favor, no te marches y quédate. Y no te pierdas la oportunidad de besarme.
Son el tipo de cosas que te atraviesan el lóbulo frontal y el resto de filtros hasta estrujar el corazón. Se parece a la primera vez que pude escuchar "Soldier Girl" de The Polyphonic Spree o "Svefn-G-Englar" de Sigur Rós. Aunque la mayoría de las palabras son jerga, o en el caso de Sigur Rós un idioma a mitad de camino entre el islandés y un lenguaje inventado por la cantante, no importa demasiado. Siempre nos quedará ese sonido y ese pequeño filo oculto en el interior de la canción, como una navaja dentro de un pastel de chocolate.
Viene a cuento: por lo general hay un par de citas que me rondan y me ocupan bastante tiempo. En referencia al rock and roll, Nik Cohn elogiaba lo que a él le parecía el elemento indispensable que lograba convertirlo en magnífico: "esa gloriosa explosión de ruido incoherente." Awopbopaloobop. Y también recuerdo cuando Phil Elliott hablaba sobre su obra: "sólo quiero hacer cómics capaces de pulsar las hebras del corazón."
Después de un rato empiezo a teclear con cierto ritmo. “She’s Electric” de Oasis ha sido bastante vilipendiada como su "Maxwell’s Silver Hammer", pero a mí me gusta bastante. Es la extraña versión doméstica de lo que Kieron Gillen llama el "triunfalismo": es el sonido que grabaría alguien con la mejor novia del mundo. Yo tuve una novia con la que acudí a un montón de conciertos: era bailarina y cantante, una irlandesa pelirroja con una voz de soprano y un cuerpo espectacular por el que algunas coristas pagarían pequeñas fortunas para poder emularlo. Una vez me dijo que después de cierto tiempo yo empezaba a besar al ritmo de la música. Si mi vida dependiera de tener que tocar acordes sé que me moriría, pero una vez estuve viviendo con otra cantante que admitió que tenía que taparse las orejas para no escuchar los ruidos y zumbidos que hacía incluso cuando estaba trabajando, y que encima mi cabeza solía unirse al coro agitándose como si fuese un misil. Una vez Grant Morrison describió mis cosas como "muy musicales y percusivas." Mi padre tocó la batería en su juventud. Una noche a principios de los sesenta lo abordaron dos tíos de Liverpool que le dijeron que necesitaban un batería y que quizá podrían conseguir algunos conciertos en Alemania... me lo dijo no mucho antes de morir, y recuerdo que mientras miraba al vacío balbuceó: "juro que eran ellos, pero sin embargo no me gusta mucho pensarlo".
Acabo de cambiar el ritmo. La canción que quiero que suene en mi funeral es "Levitate Me" de los Pixies. Mi padre quería algo de Jon Anderson. La voz de Jon Anderson logra que me duela la cabeza. Me hubiese gustado que mi padre saliese de su ataúd para darle una tunda, pero luego me di cuenta de que se habría reído un montón de mi penuria. Así que está bien. Me senté allí reproduciendo en mi cabeza la conversación que podríamos haber tenido, intentando no reírme mientras mi hermano y mi hermanastro se desvanecían en lágrimas. Los hombres de mi familia no suelen durar más de sesenta años. Corremos demasiado rápido, hacemos demasiadas cosas, nos quedamos levantados hasta muy tarde, agarramos el toro por los cuernos y tan solo dejamos atrás huesos ennegrecidos. Pronto será mi turno.
"You’ll think I’m dead, but I sail away… on a wave of mutilation…" [Estrofa de "Wave of Mutilation" de los Pixies].
("You know I can fit you in my arms.") [Estrofa de "500" de Lush.]
(Escrito en octubre de 2004, antes de la elaboración y puesta en marcha de FELL.)
1 comentario:
me sirvió para enriquecer mi mp3
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