Entrevista para Daily Grail, 2017. Traducción: Frog2000.
Daily Grail Publishing acaba de editar una nueva antología de ensayos titulada Spirits of Place, en la que participa una alineación estelar de escritores y guionistas que incluye a Alan Moore, Gazelle Amber Valentine, Warren Ellis, María J. Pérez Cuervo y Iain Sinclair (entre muchos otros). Aprovechamos la ocasión para hacerle algunas preguntas a Alan sobre algunos de los fascinantes temas sobe los que se habla en el libro, así como sobre otros que van desde el populismo hasta la naturaleza eterna del tiempo. Hey, es una entrevista con Alan Moore, ¿qué te esperabas?
Aquí puedes obtener más información acerca de Spirits of Place, incluida la forma de conseguir tu copia en edición de bolsillo, libro electrónico o firmada en tapa dura en una edición limitada.
The Daily Grail: Hola Alan, muchas gracias por tomarte el tiempo para conversar rápidamente con nosotros. Para empezar, he pensando que podría valer la pena ahondar en la nueva antología Spirits of Place, a la que también has contribuido. La idea de que los emplazamientos tengan un "alma", o un "espíritu" imperecedero, es antigua, pero hasta cierto punto, en esta era moderna la hemos olvidado. ¿Crees que es algo con lo que nosotros necesitamos volver a conectar en este siglo XXI?
Alan Moore: Vivimos en un mundo que se basa principalmente en una cosmovisión racional y científica, lo que significa que cualquier fenómeno más allá de lo físicamente mesurable se considera automáticamente inexistente, incluidas las almas, los dioses, los fantasmas y la conciencia humana. Claro que estoy de acuerdo en que debemos recuperar la conexión psicológica que una vez existió entre nosotros y nuestro entorno, porque hacer lo contrario sería convertirnos en autómatas inútiles en un mundo material que, según se suele admitir, no tiene ninguna dirección o propósito. Diría que el problema se podría definir más claramente dejando de lado términos polémicos como "alma" o "espíritu", y en su lugar optando por el término "significado", menos vago, aunque más científicamente problemático. Si conocer más profundamente los aspectos históricos o mitológicos de los lugares en los que vivimos lleva a que dichos lugares sean más significativos (al menos para nosotros), entonces es posible que esto nos encamine a tomarnos a nosotros mismos como entes más significativos en nuestro esclarecido nuevo contexto.
La gran diferencia entre "significado" y "espíritu" es que cuando hablamos de significado, tenemos que hacer todo el trabajo duro necesario para imbuir de significado a un lugar o una persona o un objeto, mientras que los espíritus simplemente se aparecen ¿no? Creo que nuestro mundo está gloriosamente hechizado por el significado, aunque en realidad seamos nosotros los que estamos haciendo posible el hechizo; y que deberíamos hacer más, o por lo menos más enérgicamente.
En una era donde la realidad material supuestamente sólida parece cambiar cada vez más como si fuese vapor a cada día que pasa, creo que es más evidente que la mitología atemporal e inmutable es la verdadera roca sólida sobre la cual se pueden construir brevemente nuestras débiles y temporales realidades humanas. Lo llames alma, espíritu o significado, eso es lo Real, en oposición a esta espantosa ensoñación económica / materialista neo-conservadora que todos estamos obligados a compartir, y si es cierto que queremos vivir en un mundo significativo en el que afrontar una vida con sentido, entonces todos deberíamos esforzarnos más por revestir de nuevo nuestros ambientes y entornos con el significado que el materialismo beligerante les ha quitado.
TDG: Por otro lado, en los últimos tiempos se ha producido un resurgimiento de los movimientos políticos llamados "populistas", que parece una forma desinfectada de decir "nacionalista", o a veces incluso "xenófobo". En tu ciudad natal, Northampton, has podido comprobar los cambios demográficos en los Boroughs, junto con un desarrollo urbano destructivo y las diversas presiones políticas para reubicar a las personas. Cuando afrontaste tu colaboración para "Spirits of place", ¿cómo hiciste para equilibrar la aceptación de la historia y el espíritu residente en un lugar con el cambio, el progreso y ese seguir adelante teniendo en cuenta los errores del pasado? ¿Cómo retenemos la identidad local sin caer en el racismo y el fanatismo?
AM: En primer lugar, creo que debemos separar conceptos como el progreso y seguir adelante teniendo en cuenta los errores del pasado del concepto de cambio, porque cuando los utilizamos juntos la gente se podría pensar que tienen algo que ver entre sí. Y no es cierto. No creo que haya muchas personas que pusieran objeciones cuando la oscuridad urbana generalizada se disipó gracias a las lámparas de gas, o cuando se mejoró aún más la iluminación al cambiar la habitual por la iluminación eléctrica. Se debe a que estas cosas supusieron un genuino progreso que todos podían entender y con el que estaban de acuerdo. Sin embargo, cambiar calles de amigables adosados por bloques de gran altura feos y alienantes fue un movimiento que se llevó a cabo por motivos completamente comerciales para maximizar el valor de una parcela de tierra construyendo hacia las alturas. Simplemente supuso un cambio: no sé qué tiene que ver con el progreso o con el avance, salvo que avance la situación financiera del pequeño puñado de personas que dirigen todo el proceso.
Por poner un ejemplo, Jerusalem no fue una llamada de atención para intentar restablecer de alguna manera el pasado, o por lo menos para ofrecer la sugerencia de que el pasado debería haber permanecido estático, sino que simplemente estaba señalando el enorme embrollo que hemos conseguido que sea el futuro: un futuro orientado hacia la novedad y el cambio por sí mismos aparentemente interminables, donde parece que los principios básicos del progreso y el avance han sido completamente abandonados y olvidados. No hay absolutamente ningún motivo por el que las cosas no puedan seguir progresando de una forma genuina, respetando y reteniendo todo lo que era bueno y valioso de la situación desde la que se haya partido. En cuanto al racismo, la misoginia, la homofobia, la transfobia, el prejuicio de clase y en general el anti-intelectualismo absolutamente palpables que impregnan lo que queda de nuestra cultura, no puedo dejar de señalar que, por lo general, cuando las personas son pisoteadas económicamente parecen más propensas a buscar a otro grupo social más débil a quien culpar por los problemas causados por el gobierno, y parecen más predispuesto a apoyar estallidos de asquerosos pero completamente predecibles fascismos. Puede que si de alguna forma la sociedad intentase tratar a la gente de forma justa, entonces podrían estar más inclinados a relacionarse de manera similar. Después de todo, si la sociedad se tomase en serio querer deshacerse de estos fanáticos, junto con un control de la prensa más riguroso y una comprensión más auténtica de la forma en que abordamos nuestro sistema educativo, no creo que fuese imposible eliminarlos en una generación. Sin embargo, de alguna forma nunca somos capaces de hacerlo, quizá porque en nuestro sistema actual siempre será conveniente demonizar a una minoría para que actúe como un amortiguador para un electorado que se siente victimizado y para las personas en el cargo verdaderamente responsables de esa victimización. Por supuesto, a nivel individual todos somos responsables de nuestras propias decisiones y un racista es un racista, y punto. Sin embargo, si nos fijamos en el panorama en general, queda claro que estadísticamente hablando, a algunas personas se les da menos opciones sobre si son racistas o no lo son. Mi idea es la siguiente: ¿por qué no solucionamos las situaciones de pobreza y luego vemos qué pasa con el resto de problemas?
(Continuará)
Daily Grail Publishing acaba de editar una nueva antología de ensayos titulada Spirits of Place, en la que participa una alineación estelar de escritores y guionistas que incluye a Alan Moore, Gazelle Amber Valentine, Warren Ellis, María J. Pérez Cuervo y Iain Sinclair (entre muchos otros). Aprovechamos la ocasión para hacerle algunas preguntas a Alan sobre algunos de los fascinantes temas sobe los que se habla en el libro, así como sobre otros que van desde el populismo hasta la naturaleza eterna del tiempo. Hey, es una entrevista con Alan Moore, ¿qué te esperabas?
Aquí puedes obtener más información acerca de Spirits of Place, incluida la forma de conseguir tu copia en edición de bolsillo, libro electrónico o firmada en tapa dura en una edición limitada.
The Daily Grail: Hola Alan, muchas gracias por tomarte el tiempo para conversar rápidamente con nosotros. Para empezar, he pensando que podría valer la pena ahondar en la nueva antología Spirits of Place, a la que también has contribuido. La idea de que los emplazamientos tengan un "alma", o un "espíritu" imperecedero, es antigua, pero hasta cierto punto, en esta era moderna la hemos olvidado. ¿Crees que es algo con lo que nosotros necesitamos volver a conectar en este siglo XXI?
Alan Moore: Vivimos en un mundo que se basa principalmente en una cosmovisión racional y científica, lo que significa que cualquier fenómeno más allá de lo físicamente mesurable se considera automáticamente inexistente, incluidas las almas, los dioses, los fantasmas y la conciencia humana. Claro que estoy de acuerdo en que debemos recuperar la conexión psicológica que una vez existió entre nosotros y nuestro entorno, porque hacer lo contrario sería convertirnos en autómatas inútiles en un mundo material que, según se suele admitir, no tiene ninguna dirección o propósito. Diría que el problema se podría definir más claramente dejando de lado términos polémicos como "alma" o "espíritu", y en su lugar optando por el término "significado", menos vago, aunque más científicamente problemático. Si conocer más profundamente los aspectos históricos o mitológicos de los lugares en los que vivimos lleva a que dichos lugares sean más significativos (al menos para nosotros), entonces es posible que esto nos encamine a tomarnos a nosotros mismos como entes más significativos en nuestro esclarecido nuevo contexto.
La gran diferencia entre "significado" y "espíritu" es que cuando hablamos de significado, tenemos que hacer todo el trabajo duro necesario para imbuir de significado a un lugar o una persona o un objeto, mientras que los espíritus simplemente se aparecen ¿no? Creo que nuestro mundo está gloriosamente hechizado por el significado, aunque en realidad seamos nosotros los que estamos haciendo posible el hechizo; y que deberíamos hacer más, o por lo menos más enérgicamente.
En una era donde la realidad material supuestamente sólida parece cambiar cada vez más como si fuese vapor a cada día que pasa, creo que es más evidente que la mitología atemporal e inmutable es la verdadera roca sólida sobre la cual se pueden construir brevemente nuestras débiles y temporales realidades humanas. Lo llames alma, espíritu o significado, eso es lo Real, en oposición a esta espantosa ensoñación económica / materialista neo-conservadora que todos estamos obligados a compartir, y si es cierto que queremos vivir en un mundo significativo en el que afrontar una vida con sentido, entonces todos deberíamos esforzarnos más por revestir de nuevo nuestros ambientes y entornos con el significado que el materialismo beligerante les ha quitado.
TDG: Por otro lado, en los últimos tiempos se ha producido un resurgimiento de los movimientos políticos llamados "populistas", que parece una forma desinfectada de decir "nacionalista", o a veces incluso "xenófobo". En tu ciudad natal, Northampton, has podido comprobar los cambios demográficos en los Boroughs, junto con un desarrollo urbano destructivo y las diversas presiones políticas para reubicar a las personas. Cuando afrontaste tu colaboración para "Spirits of place", ¿cómo hiciste para equilibrar la aceptación de la historia y el espíritu residente en un lugar con el cambio, el progreso y ese seguir adelante teniendo en cuenta los errores del pasado? ¿Cómo retenemos la identidad local sin caer en el racismo y el fanatismo?
AM: En primer lugar, creo que debemos separar conceptos como el progreso y seguir adelante teniendo en cuenta los errores del pasado del concepto de cambio, porque cuando los utilizamos juntos la gente se podría pensar que tienen algo que ver entre sí. Y no es cierto. No creo que haya muchas personas que pusieran objeciones cuando la oscuridad urbana generalizada se disipó gracias a las lámparas de gas, o cuando se mejoró aún más la iluminación al cambiar la habitual por la iluminación eléctrica. Se debe a que estas cosas supusieron un genuino progreso que todos podían entender y con el que estaban de acuerdo. Sin embargo, cambiar calles de amigables adosados por bloques de gran altura feos y alienantes fue un movimiento que se llevó a cabo por motivos completamente comerciales para maximizar el valor de una parcela de tierra construyendo hacia las alturas. Simplemente supuso un cambio: no sé qué tiene que ver con el progreso o con el avance, salvo que avance la situación financiera del pequeño puñado de personas que dirigen todo el proceso.
Por poner un ejemplo, Jerusalem no fue una llamada de atención para intentar restablecer de alguna manera el pasado, o por lo menos para ofrecer la sugerencia de que el pasado debería haber permanecido estático, sino que simplemente estaba señalando el enorme embrollo que hemos conseguido que sea el futuro: un futuro orientado hacia la novedad y el cambio por sí mismos aparentemente interminables, donde parece que los principios básicos del progreso y el avance han sido completamente abandonados y olvidados. No hay absolutamente ningún motivo por el que las cosas no puedan seguir progresando de una forma genuina, respetando y reteniendo todo lo que era bueno y valioso de la situación desde la que se haya partido. En cuanto al racismo, la misoginia, la homofobia, la transfobia, el prejuicio de clase y en general el anti-intelectualismo absolutamente palpables que impregnan lo que queda de nuestra cultura, no puedo dejar de señalar que, por lo general, cuando las personas son pisoteadas económicamente parecen más propensas a buscar a otro grupo social más débil a quien culpar por los problemas causados por el gobierno, y parecen más predispuesto a apoyar estallidos de asquerosos pero completamente predecibles fascismos. Puede que si de alguna forma la sociedad intentase tratar a la gente de forma justa, entonces podrían estar más inclinados a relacionarse de manera similar. Después de todo, si la sociedad se tomase en serio querer deshacerse de estos fanáticos, junto con un control de la prensa más riguroso y una comprensión más auténtica de la forma en que abordamos nuestro sistema educativo, no creo que fuese imposible eliminarlos en una generación. Sin embargo, de alguna forma nunca somos capaces de hacerlo, quizá porque en nuestro sistema actual siempre será conveniente demonizar a una minoría para que actúe como un amortiguador para un electorado que se siente victimizado y para las personas en el cargo verdaderamente responsables de esa victimización. Por supuesto, a nivel individual todos somos responsables de nuestras propias decisiones y un racista es un racista, y punto. Sin embargo, si nos fijamos en el panorama en general, queda claro que estadísticamente hablando, a algunas personas se les da menos opciones sobre si son racistas o no lo son. Mi idea es la siguiente: ¿por qué no solucionamos las situaciones de pobreza y luego vemos qué pasa con el resto de problemas?
(Continuará)
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