Artículo de Bill Randall para The Comics Journal nº 250 (2003). Traductor: Frog2000.
Cuando leí a Yuko Tsuno por primera vez, sentí como si hubiese encontrado algo que había perdido desde hacía mucho tiempo. En sus pequeñas y poco pretenciosas historias de pérdida y asombroso, encuentra algo tan esencial que casi parece una obviedad. ¿Por qué hasta ahora no había hecho nadie algo parecido? La autora recoge las formas y convenciones del manga mainstream y las utiliza para expresar su propio mundo absolutamente conformado y único. Cuando me topé con su obra, me confirmó cierta sensación que hasta ese momento llevaba rondándome por la cabeza. De hecho, los artistas cuyo estilo está llena de matices y complejidad son capaces de generar obras en el medio del cómic con el mismo brío que la mejor literatura o el mejor cine, y además son capaces de hacerlo bajo sus propios términos. Es como si su obra ya estuviese existiendo en la mente de todo el mundo, y Tsuno solo tuviese que tomar notas, ponerlas por escrito y dibujarlas.
Lo que hace la artista es crear preciosas historias cortas llenas de textura que responden a su forma personal de expresión. Cuando virtualmente todos los autores de manga se ciñen a un género concreto, sea la soap opera ceñida a la realidad, la space opera, el terror, la fantasía, o incluso la "subcultura" manga con su propia sección en la parte posterior de la librería, Tsuno sencillamente elige ignorarlos todos. También ignora a la industria que ha engendrado todos esos géneros. Aunque ha sido cortejada por las grandes editoriales, en su lugar eligió publicar en la antología Garo, donde no la remuneran por su trabajo. Incluso allí parece ignorar también las reglas. En un lugar donde la rodean los brutales y lindos embistes de Nekojiru, los primitivos gags de QBB, y el cartoon intrincadamente detallado de Shigeru Sogawa, las luminosas viñetas y las ensoñadoras historias de Tsuno parecen más bien un error de imprenta, como si sus originales se hubiesen mezclado en las pruebas. ¿Cómo alguien tan decididamente poco underground ha podido encontrar su espacio en Garo? Lo mismo ocurre con su debut en inglés en la antología Secret Comics Japan. El resto de los autores de ese recopilatorio aportan cierto tono nihilista y de humor negro, pero la historia de Tsuno titulada "Swing Shell" trata sobre una joven que vive en un lírico mundo hecho de sueños. Como su aportación parece tan esmerada, parece un poco como una reina del baile en un concierto punk. Sin embargo, es la mejor historia de todo el tomo.
A pesar de todo su talento, me temo que el público occidental podría perderse el placer que supone leer el exclusivo mundo de Tsuno. En la superficie parece... bueno, manga, y docenas de tomos de Ranma 1/2 y Sailor Moon nos han condicionado para crearnos ciertas expectativas sobre los personajes limpiamente dibujados y con grandes ojazos. Añade un trasfondo de instituto y los famosos uniformes escolares de marinero "fuku", y la obra de Tsuno te empezará a parecer algo pedestre. Cuando los gustos occidentales actuales esperan que los autores sean de alguna forma originales, (después de todo, Picasso, Joyce y Herriman son reverenciados por su exclusividad y habilidades), una artista cuyo trabajo parece (al menos en la superficie) como el resto de cómics japoneses, probablemente se pase por alto rápidamente. Con toda honestidad me gustaría decir que la rotundidad de Tsuno no se apoya en su originalidad. También se centra en muchos de los temas habituales del manga protagonizados por chicas y mujeres, como las relaciones entre personas del mismo sexo. Claro que Tsuno tiene una gran deuda con gigantes del manga clásicos, especialmente Murasaki Yamada, que escribió la introducción para Delicious, su primer recopilatorio. En lugar de originalidad, su valía reposa en lo que es capaz de hacer con lo que ha aprendido de sus predecesores.
LOS VIEJOS MAESTROS: ABE Y BACHARACH
Por fortuna, no solo los valores culturales más novedosos son los que priman por encima del resto. Por lo general, las culturas asiáticas poseen una profunda conciencia enraizada en sus antepasados, al igual que sus artistas. Si Yoshitomo Nara dibuja trazos de graffitti agresivos con la obra de Hiroshige como base, de alguna forma se está quitando el sombrero ante este último. Más aún, gran parte del arte japonés se centra en un tema y sus variaciones: piensa en "36 Views of Mt. Fuji" o en la larga tradición del renga, el verso enlazado que se puede expandir en secuencias de miles de poemas. Este mentalidad que tiene en cuenta la Historia ha llevado a tradiciones tales como la repetición aparentemente interminable del relato de Chushingura, en donde 47 ronin leales mueren por su señor. Esta historia se ha vuelto a contar quién sabe cuántas veces, aunque el público parece encontrar algo nuevo en cada una de las ocasiones. O al menos, creen que el recuento tiene valor por sí mismo.
Al hacer hincapié en las tradiciones, las artes japonesas no enfatizan especialmente la novedad, por lo que artistas como Tsuno pueden desarrollar tranquilamente su labor. Sospecho que no se le ha ocurrido un enfoque totalmente original para el manga porque nunca lo ha necesitado. Sin embargo, se las ha arreglado para inventar su propio idioma. Sencillamente utiliza un territorio que otros artistas ya habían explorado. Por ejemplo, su dibujo es inmediatamente reconocible, porque ejemplifica esa pesadilla habitual conocida como "estilo manga". Usa tramas, trazos limpios y preciosas y zanquilargas mujeres de grandes ojos. También algunas de las convenciones que se pueden encontrar en el shojo, como todo lo que rodea a las historias de hadas europeas, aunque rara vez recurre a los mismos diseños de página subjetivos y fragmentados. Su narrativa se aposenta en modelos desgastados, más notablemente en sus historias protagonizadas por gente casi adulta, así como en las de fantasmas o fantásticas. A pesar de que su obra no tiene aspecto de ser algo inmediatamente fuera de lo normal, su superficie oculta sus verdaderas influencias.
En una entrevista de noviembre de 2000 de un ejemplar de Garo, aseguraba que sus principales influencias son Kobo Abe, Burt Bacharach y Seijun Suzuki. Obviamente, supone una mezcla interesante. Se podría decir que las fantásticas y salvajes novelas de Abe donde ahonda en la crisis existencial son una de las cimas de la literatura japonesa del S. XX, mientras que las frenéticas películas de art pop exploitation de Suzuki suponen una alternativa visceral a Kurosawa y Ozu. Como Abe, Tsuno no teme usar cualquier salvaje imagen que se le ocurra. Si los rábanos brotaron de las piernas del narrador en Kangaroo Notebook y funcionó bien en la ficción, entonces puede funcionar igual de bien en cómic ese momento de "Swing Shell" en el que el padre de una niña se convierte en oso y nadie parece darse cuenta. Como Suzuki, Tsuno crea narrativas únicas que recuerdan solo superficialmente a las de sus primos del mercado de masas. Mientras que Suzuki escarbaba en los filmes exploitation de Nikkatsu Studios, siendo despedido finalmente por hacer películas de gángsteres que el estudio catalogó como desfachateces "incomprensibles", igualmente Tsuno se apropia de la gramática e imaginería del manga y lo riega con sus propias preocupaciones. En cuanto a Burt Bacharach y el resto de sus favoritos (Kaoru Takamura, un escritor de ficción noir, y Denki Groove, una banda de pop electrónico), no me preguntes. Basta con saber que también le gustan artistas jóvenes, por lo que su abanico de intereses va desde lo austero a lo frívolo. En el fondo significa que es capaz de ocuparse de una amplia variedad de temáticas.
EL MUNDO DE ENSUEÑO DE TODOS LOS DÍAS
Tsuno explora la realidad y la fantasía de forma simultánea. Hay que remarcar que lo hace de una forma unificada, una mezcla libre de ambos en la que ninguno de los dos elementos parece estar fuera de lugar. Uno de los peligros de escribir fantasía reside en que se suelen enfatizar demasiado las cosas, haciendo que lo que ocurre resulte bastante increíble. Los mejores autores son los que son capaces de sugerir una sólida sensación mundana. Afortunadamente, ella también es capaz. Muchas de sus historias, especialmente las de su segunda recopilación Ame Miya Yuki Kohri ("Rain, Princess, Snow, Ice"), se podrían catalogar como "slice of life." A menudo, la autora se centra en gente trabajando, sea criando peces de colores o jardinería. La secuencia de historias titulada "A Taste of Honey" explora algunas vidas ordinarias, fijándose en cómo los protagonistas acuden al colegio, pasean a su perro, o visitan la playa. Otras historias presentan a Iwanami, un joven normal que cambia de escuela en la primera historia de la recopilación. El siguiente ciclo de historias nos enseñan las nuevas relaciones que hace en su nuevo pueblo. Reveladora, la última historia de la colección se llama "Iwanami´s Dream". En ella, Tsuno toma algo tan simple como un festival de un pueblo, y progresivamente lo va convirtiendo en algo más bizarro. Al centrarse en eventos ordinarios (que presenta como si fuesen distorsiones de una cara a través de un cristal), Tsuno genera un mundo de ensueño plausible. También enfatiza la realidad enmarcando la historia en el mundo de la vigilia. La última frase de la historia cuenta lo siguiente: "los fuegos artificiales iluminaron el Océano. En cuanto pude oírlos, me levanté de mi lecho." Es un final que encaja perfectamente en el tomo y que mezcla ensoñación con el mundo de vigilia de forma muy sencilla.
Todas estas historias utilizan lo que creo que es una de las grandes fortalezas del manga en general: su objetividad. Como muchos otros críticos han apuntado antes, los fondos consistentes y detallados son una de las convenciones del manga, dándole a los procesos una mayor solidez y credibilidad de lo que unos bocetos menos trabajados serían capaces. Esta solidez ha ayudado a que el manga siga mejorando en las historias que se extienden a lo largo de cientos de páginas. Incluso aunque los argumentos y los personajes sean ridículos, el conjunto hace que sean lo suficientemente convincentes. Sin embargo, Tsuno se centra exclusivamente en historias cortas, por lo general de entre ocho y dieciséis páginas. Más que usar el mundo que ha creado como un excusa para seguir adelante con una historia floja, socava en su lugar la fantástica naturaleza de su estilo. Esta estrategia añade un tono consistente a sus historias, y las proporciona una voz única.
Aunque la autora se adentre en territorios exóticos, les otorga un toque de cotidianeidad. Por ejemplo, en "Mirror´s Crying" aparecen gitanos y magia, pero el momento más raro se puede ver en las últimas páginas. Un conejo se mira en un espejo, y el reflejo de la luna le secciona una pata. La inexpresiva descripción de este extraño evento le da una aburrida credibilidad, así como un retorcido humor en el momento en el que la pata cae dentro del espejo, rebotando de la cómoda y metiéndose en un cajón. Igualmente, cuando Tsuno cuenta historias de fantasmas, uno de los pilares de la cultura japonesa, parecen tan normales como la gente a la que atemorizan. La historia del título del recopilatorio, "Ame Miya Yuki Kohri" nos presenta a Toru, un joven consejero, momentos después de ver morir a una amiga. Tras dichos acontecimientos busca sus restos en el alcantarillado donde ella murió, solo para encontrar a su fantasma. Pero los fantasmas de la autora no emiten luz ni truenos: simplemente está pasando el rato, así que mantienen una charla y ella le da un pequeño beso. Eso es todo.
Estas historias tan variadas emplean un estilo artístico consistente que se parece al "manga" sin tener que perder su individualidad. Como he dicho en alguna otra ocasión, el manga producido por un equipo de asistentes da una sensación de fabricación antiséptica. También demuestra los peligros de la sobre-especialización: si el trabajo de un artista solo es dibujar vehículos a partir de fotos, entonces cada vehículo será lo más detallado posible. Después de todo, es su única oportunidad de dibujar. La minuciosidad del producto final puede dañar su consistencia. Sin embargo, Tsuno trabaja sin el ejército de asistentes habitual entre los artistas más populares, por lo que muestra una unidad que falta por completo en las cadenas de montaje-dibujo. Sus antecedentes siguen pareciendo formar parte de un mundo coherente y completo, sin los detalles innecesarios que llenan las páginas del manga convencional. Por lo tanto, sus personajes parecen formar parte integral de su mundo, en lugar de actores actuando en una obra. Sus dibujos parecen composiciones, no el corta-pega de diferentes autores trabajando juntos. Es éscriture, no guiones gráficos para un anime.
(Continuará)
Cuando leí a Yuko Tsuno por primera vez, sentí como si hubiese encontrado algo que había perdido desde hacía mucho tiempo. En sus pequeñas y poco pretenciosas historias de pérdida y asombroso, encuentra algo tan esencial que casi parece una obviedad. ¿Por qué hasta ahora no había hecho nadie algo parecido? La autora recoge las formas y convenciones del manga mainstream y las utiliza para expresar su propio mundo absolutamente conformado y único. Cuando me topé con su obra, me confirmó cierta sensación que hasta ese momento llevaba rondándome por la cabeza. De hecho, los artistas cuyo estilo está llena de matices y complejidad son capaces de generar obras en el medio del cómic con el mismo brío que la mejor literatura o el mejor cine, y además son capaces de hacerlo bajo sus propios términos. Es como si su obra ya estuviese existiendo en la mente de todo el mundo, y Tsuno solo tuviese que tomar notas, ponerlas por escrito y dibujarlas.
Lo que hace la artista es crear preciosas historias cortas llenas de textura que responden a su forma personal de expresión. Cuando virtualmente todos los autores de manga se ciñen a un género concreto, sea la soap opera ceñida a la realidad, la space opera, el terror, la fantasía, o incluso la "subcultura" manga con su propia sección en la parte posterior de la librería, Tsuno sencillamente elige ignorarlos todos. También ignora a la industria que ha engendrado todos esos géneros. Aunque ha sido cortejada por las grandes editoriales, en su lugar eligió publicar en la antología Garo, donde no la remuneran por su trabajo. Incluso allí parece ignorar también las reglas. En un lugar donde la rodean los brutales y lindos embistes de Nekojiru, los primitivos gags de QBB, y el cartoon intrincadamente detallado de Shigeru Sogawa, las luminosas viñetas y las ensoñadoras historias de Tsuno parecen más bien un error de imprenta, como si sus originales se hubiesen mezclado en las pruebas. ¿Cómo alguien tan decididamente poco underground ha podido encontrar su espacio en Garo? Lo mismo ocurre con su debut en inglés en la antología Secret Comics Japan. El resto de los autores de ese recopilatorio aportan cierto tono nihilista y de humor negro, pero la historia de Tsuno titulada "Swing Shell" trata sobre una joven que vive en un lírico mundo hecho de sueños. Como su aportación parece tan esmerada, parece un poco como una reina del baile en un concierto punk. Sin embargo, es la mejor historia de todo el tomo.
A pesar de todo su talento, me temo que el público occidental podría perderse el placer que supone leer el exclusivo mundo de Tsuno. En la superficie parece... bueno, manga, y docenas de tomos de Ranma 1/2 y Sailor Moon nos han condicionado para crearnos ciertas expectativas sobre los personajes limpiamente dibujados y con grandes ojazos. Añade un trasfondo de instituto y los famosos uniformes escolares de marinero "fuku", y la obra de Tsuno te empezará a parecer algo pedestre. Cuando los gustos occidentales actuales esperan que los autores sean de alguna forma originales, (después de todo, Picasso, Joyce y Herriman son reverenciados por su exclusividad y habilidades), una artista cuyo trabajo parece (al menos en la superficie) como el resto de cómics japoneses, probablemente se pase por alto rápidamente. Con toda honestidad me gustaría decir que la rotundidad de Tsuno no se apoya en su originalidad. También se centra en muchos de los temas habituales del manga protagonizados por chicas y mujeres, como las relaciones entre personas del mismo sexo. Claro que Tsuno tiene una gran deuda con gigantes del manga clásicos, especialmente Murasaki Yamada, que escribió la introducción para Delicious, su primer recopilatorio. En lugar de originalidad, su valía reposa en lo que es capaz de hacer con lo que ha aprendido de sus predecesores.
LOS VIEJOS MAESTROS: ABE Y BACHARACH
Por fortuna, no solo los valores culturales más novedosos son los que priman por encima del resto. Por lo general, las culturas asiáticas poseen una profunda conciencia enraizada en sus antepasados, al igual que sus artistas. Si Yoshitomo Nara dibuja trazos de graffitti agresivos con la obra de Hiroshige como base, de alguna forma se está quitando el sombrero ante este último. Más aún, gran parte del arte japonés se centra en un tema y sus variaciones: piensa en "36 Views of Mt. Fuji" o en la larga tradición del renga, el verso enlazado que se puede expandir en secuencias de miles de poemas. Este mentalidad que tiene en cuenta la Historia ha llevado a tradiciones tales como la repetición aparentemente interminable del relato de Chushingura, en donde 47 ronin leales mueren por su señor. Esta historia se ha vuelto a contar quién sabe cuántas veces, aunque el público parece encontrar algo nuevo en cada una de las ocasiones. O al menos, creen que el recuento tiene valor por sí mismo.
Al hacer hincapié en las tradiciones, las artes japonesas no enfatizan especialmente la novedad, por lo que artistas como Tsuno pueden desarrollar tranquilamente su labor. Sospecho que no se le ha ocurrido un enfoque totalmente original para el manga porque nunca lo ha necesitado. Sin embargo, se las ha arreglado para inventar su propio idioma. Sencillamente utiliza un territorio que otros artistas ya habían explorado. Por ejemplo, su dibujo es inmediatamente reconocible, porque ejemplifica esa pesadilla habitual conocida como "estilo manga". Usa tramas, trazos limpios y preciosas y zanquilargas mujeres de grandes ojos. También algunas de las convenciones que se pueden encontrar en el shojo, como todo lo que rodea a las historias de hadas europeas, aunque rara vez recurre a los mismos diseños de página subjetivos y fragmentados. Su narrativa se aposenta en modelos desgastados, más notablemente en sus historias protagonizadas por gente casi adulta, así como en las de fantasmas o fantásticas. A pesar de que su obra no tiene aspecto de ser algo inmediatamente fuera de lo normal, su superficie oculta sus verdaderas influencias.
En una entrevista de noviembre de 2000 de un ejemplar de Garo, aseguraba que sus principales influencias son Kobo Abe, Burt Bacharach y Seijun Suzuki. Obviamente, supone una mezcla interesante. Se podría decir que las fantásticas y salvajes novelas de Abe donde ahonda en la crisis existencial son una de las cimas de la literatura japonesa del S. XX, mientras que las frenéticas películas de art pop exploitation de Suzuki suponen una alternativa visceral a Kurosawa y Ozu. Como Abe, Tsuno no teme usar cualquier salvaje imagen que se le ocurra. Si los rábanos brotaron de las piernas del narrador en Kangaroo Notebook y funcionó bien en la ficción, entonces puede funcionar igual de bien en cómic ese momento de "Swing Shell" en el que el padre de una niña se convierte en oso y nadie parece darse cuenta. Como Suzuki, Tsuno crea narrativas únicas que recuerdan solo superficialmente a las de sus primos del mercado de masas. Mientras que Suzuki escarbaba en los filmes exploitation de Nikkatsu Studios, siendo despedido finalmente por hacer películas de gángsteres que el estudio catalogó como desfachateces "incomprensibles", igualmente Tsuno se apropia de la gramática e imaginería del manga y lo riega con sus propias preocupaciones. En cuanto a Burt Bacharach y el resto de sus favoritos (Kaoru Takamura, un escritor de ficción noir, y Denki Groove, una banda de pop electrónico), no me preguntes. Basta con saber que también le gustan artistas jóvenes, por lo que su abanico de intereses va desde lo austero a lo frívolo. En el fondo significa que es capaz de ocuparse de una amplia variedad de temáticas.
EL MUNDO DE ENSUEÑO DE TODOS LOS DÍAS
Tsuno explora la realidad y la fantasía de forma simultánea. Hay que remarcar que lo hace de una forma unificada, una mezcla libre de ambos en la que ninguno de los dos elementos parece estar fuera de lugar. Uno de los peligros de escribir fantasía reside en que se suelen enfatizar demasiado las cosas, haciendo que lo que ocurre resulte bastante increíble. Los mejores autores son los que son capaces de sugerir una sólida sensación mundana. Afortunadamente, ella también es capaz. Muchas de sus historias, especialmente las de su segunda recopilación Ame Miya Yuki Kohri ("Rain, Princess, Snow, Ice"), se podrían catalogar como "slice of life." A menudo, la autora se centra en gente trabajando, sea criando peces de colores o jardinería. La secuencia de historias titulada "A Taste of Honey" explora algunas vidas ordinarias, fijándose en cómo los protagonistas acuden al colegio, pasean a su perro, o visitan la playa. Otras historias presentan a Iwanami, un joven normal que cambia de escuela en la primera historia de la recopilación. El siguiente ciclo de historias nos enseñan las nuevas relaciones que hace en su nuevo pueblo. Reveladora, la última historia de la colección se llama "Iwanami´s Dream". En ella, Tsuno toma algo tan simple como un festival de un pueblo, y progresivamente lo va convirtiendo en algo más bizarro. Al centrarse en eventos ordinarios (que presenta como si fuesen distorsiones de una cara a través de un cristal), Tsuno genera un mundo de ensueño plausible. También enfatiza la realidad enmarcando la historia en el mundo de la vigilia. La última frase de la historia cuenta lo siguiente: "los fuegos artificiales iluminaron el Océano. En cuanto pude oírlos, me levanté de mi lecho." Es un final que encaja perfectamente en el tomo y que mezcla ensoñación con el mundo de vigilia de forma muy sencilla.
Todas estas historias utilizan lo que creo que es una de las grandes fortalezas del manga en general: su objetividad. Como muchos otros críticos han apuntado antes, los fondos consistentes y detallados son una de las convenciones del manga, dándole a los procesos una mayor solidez y credibilidad de lo que unos bocetos menos trabajados serían capaces. Esta solidez ha ayudado a que el manga siga mejorando en las historias que se extienden a lo largo de cientos de páginas. Incluso aunque los argumentos y los personajes sean ridículos, el conjunto hace que sean lo suficientemente convincentes. Sin embargo, Tsuno se centra exclusivamente en historias cortas, por lo general de entre ocho y dieciséis páginas. Más que usar el mundo que ha creado como un excusa para seguir adelante con una historia floja, socava en su lugar la fantástica naturaleza de su estilo. Esta estrategia añade un tono consistente a sus historias, y las proporciona una voz única.
Aunque la autora se adentre en territorios exóticos, les otorga un toque de cotidianeidad. Por ejemplo, en "Mirror´s Crying" aparecen gitanos y magia, pero el momento más raro se puede ver en las últimas páginas. Un conejo se mira en un espejo, y el reflejo de la luna le secciona una pata. La inexpresiva descripción de este extraño evento le da una aburrida credibilidad, así como un retorcido humor en el momento en el que la pata cae dentro del espejo, rebotando de la cómoda y metiéndose en un cajón. Igualmente, cuando Tsuno cuenta historias de fantasmas, uno de los pilares de la cultura japonesa, parecen tan normales como la gente a la que atemorizan. La historia del título del recopilatorio, "Ame Miya Yuki Kohri" nos presenta a Toru, un joven consejero, momentos después de ver morir a una amiga. Tras dichos acontecimientos busca sus restos en el alcantarillado donde ella murió, solo para encontrar a su fantasma. Pero los fantasmas de la autora no emiten luz ni truenos: simplemente está pasando el rato, así que mantienen una charla y ella le da un pequeño beso. Eso es todo.
Estas historias tan variadas emplean un estilo artístico consistente que se parece al "manga" sin tener que perder su individualidad. Como he dicho en alguna otra ocasión, el manga producido por un equipo de asistentes da una sensación de fabricación antiséptica. También demuestra los peligros de la sobre-especialización: si el trabajo de un artista solo es dibujar vehículos a partir de fotos, entonces cada vehículo será lo más detallado posible. Después de todo, es su única oportunidad de dibujar. La minuciosidad del producto final puede dañar su consistencia. Sin embargo, Tsuno trabaja sin el ejército de asistentes habitual entre los artistas más populares, por lo que muestra una unidad que falta por completo en las cadenas de montaje-dibujo. Sus antecedentes siguen pareciendo formar parte de un mundo coherente y completo, sin los detalles innecesarios que llenan las páginas del manga convencional. Por lo tanto, sus personajes parecen formar parte integral de su mundo, en lugar de actores actuando en una obra. Sus dibujos parecen composiciones, no el corta-pega de diferentes autores trabajando juntos. Es éscriture, no guiones gráficos para un anime.
(Continuará)
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