Entrevista de Paul Karasik a Gipi para The Comics Journal nº 295 (2009). Traducción al inglés por Vanessa Petrucci. Traducción al castellano: Frog2000. Parte 1.
LAS EDICIONES IGNATZ
Las primeras obras tuyas que leyeron los norteamericanos fueron las ediciones Ignatz de "Los Inocentes" y "They Found the Car". ¿Estaban esos cómics pensados para ese formato? ¿Los hicistes de seguido?
Los dos estaban pensadas para el formato Ignatz, y entre uno y otro pasaron dos años.
He podido comprobar que entre los dos se produjo un cambio estilístico específico. El dibujo de "They found the car" es mucho más atrevido. Parece casar muy bien con las sensaciones de tipo duro casi de película noir de serie B que transmite la historia. ¿Puedes hablarnos de ese cambio?
La diferencia estilística tiene que ver con muchos elementos diferentes. El primero es el momento en que los estaba dibujando. Cuando hice "Los Inocentes" estaba disfrutando de un raro momento de paz en mi vida. Acababa de terminar "Apuntes para una historia de la guerra", una obra cuya narración era muy estricta y rítmica. Como reacción, sentí una especie de fuerte impulso para dibujar de forma más ligera y libre. Elegí (algo raro en mí) dibujar en un formato más grande. Quería trabajar con los silencios, aumentar el ritmo y los espacios de la historia. Cuando dibujé "They Found the Car" mi vida había cambiado. Mi padre había fallecido, y yo estaba muy cabreado. Elegí un papel más basto y volví a trabajar en formato A4. Si lo miras ahora, los trazos y líneas parecen más gruesos y con errores, pero mientras estaba haciendo la obra, creo que ese cambio me benefició bastante. En el caso de "They Found the Car", el estilo es más agresivo, y probablemente menos preciso.
Hasta cierto punto, "Los Inocentes" parece una obra más autobiográfica, mientras que "They Found the Car" es ficción. ¿Me equivoco?
No, estás en lo cierto. "Los Inocentes" se inspira en algunos hechos reales de mi vida, mientras que "They Found the Car" es una obra de fantasía (excepto por la teoría de la construcción del infierno, que en realidad soñé un día, y la dibujé de forma exacta a mi sueño).
Si comparas las dos obras, ¿crees que una es más satisfactoria que la otra?
Claro, de las dos, "Los Inocentes" es mi favorita.
¿Por qué?
Creo que porque el origen de la historia está tomado directamente de situaciones que he vivido en persona. Me gusta trabajar con hechos autobiográficos, porque me fuerza a darle una vuelta a las situaciones que he vivido y que han influido en mi vida (o las de la familia y amigos), para así poder moldearlas. El destino, el transcurso de la existencia y los eventos que determinan la calidad humana de una persona, su tristeza o felicidad, son importantes obsesiones para mí, y literalmente me encanta afrontar todos esos temas en mis páginas. Me parece que al tratar esos temas, se añade mayor "profundidad emocional" a la historia.
"They Found the Car" es una historia más técnica. Escribí el argumento y la estructura de forma más "elaborada". Finalmente, diría que "Los Inocentes" está construida a base de hechos que restan, y "They Found the Car" con elementos que suman a la historia. Y si me dan a elegir entre ambos sistemas, definitivamente prefiero el primero.
¿Qué es lo que exáctamente añades o quitas al planear esas historias?
Cuando planifico la historia y la personalidad de los personajes, me gusta dejar espacios abiertos. Me gusta la idea de que los lectores llenen esos "agujeros" con su imaginación. Además, no siempre tengo las ideas claras sobre cómo van a ser mis personajes o sus experiencias durante el transcurso de la historia. En "Los Inocentes" hay años enteros sin contar. No sabemos lo que les ha ocurrido a los personajes durante todo ese tiempo, entre la juventud que gastaron en las calles y el momento en el que empieza la historia. La imaginación de los lectores puede indagar en esos espacios en blanco, identificarlos con sus propias experiencias, y darles una profundidad personal, privada y única a los personajes. O eso es lo que espero.
Has dicho que mientras estabas trabajando en "They Found the Car", estabas enfadado por la muerte de tu padre. Supongo que estaríais muy unidos. ¿De dónde venía ese enfado? ¿Cómo se manifestó ese enfado en tu obra?
La rabia que sentía en la época se manifestó en toda su dureza e hipocresía en los personajes "malos", que matan con una facilidad tremenda. Cuando se paran a comer un sandwich después de haber matado a un hombre en pijama, nos damos cuenta de su absoluta falta de consciencia. Y luego está el aspecto religioso. Al vivir en Italia, una nación controlada por el Papa y el Vaticano, siempre he tenido motivos para sospechar de la hipocresía que reside en el espíritu religioso del que muchos de mis conciudadanos hacen gala. Por supuesto, en la vida real no hay nada más lejos de las enseñanzas de Jesucristo que los comportamientos cotidianos de estos hipócritas religiosos. El concepto de dos personajes, uno sin fe, y el otro repleto de sentimientos religiosos que actúa de la misma forma, fue mi forma de subrayar la hipocresía católica que controla mi país.
Muchas de tus historias tratan sobre relaciones, en particular las que tienen que ver con adolescentes y jóvenes. Mientras crecemos, muchos experimentamos fuertes emociones que terminamos por descartar. Creo que en tu caso, el recuerdo de este tipo de emociones es más poderoso, y continúas rememorándolo. ¿Cómo fue tu juventud y por qué la tienes tan presente?
Provengo de una familia rica, pero por razones y motivos varios, sería demasiado aburrido hablar sobre ella. Crecí en el peor barrio de la ciudad, entre chicos contrarios totalmente a mi clase social. Estos chicos se convirtieron en mis amigos, mis hermanos. Durante mis años de juventud, me avergonzaba profundamente de mis orígenes privilegiados, e hice todo lo humanamente posible para alejarme de ellos. Deseaba que mis amigos me aceptasen y amasen como a un igual, y eso me hizo secundarlos en las decisiones y caminos que fueron eligiendo. Dicho rápidamente, si ellos robaban, yo también. Si se metían en peleas, yo me peleaba también. Cuando llegó la época de la vida callejera y las drogas, no me contuve. De adulto, he entendido que mi necesidad de ser amado y convertirme en un igual, fue lo que me impulsó a hacer lo que hice. En su momento no me daba cuenta. Vivir en las calles y al borde de la delincuencia era "mi forma de hacer las cosas". No me imaginaba la vida de otra forma. Así que durante mi juventud, entre los 14 y los 24, tuve muchas experiencias de las que te marcan, experiencias que dejaron una señal en mi espíritu y cuerpo físico. Pero ahora, cada vez que escribo me doy cuenta de que me dominan mis recuerdos, en especial la sensación de fortaleza, libertad y vida sin ataduras morales y reglas sociales, y me resulta difícil evitarlo. Ha sido hace poco cuando he empezado a intentar encontrar otras fuentes de inspiración, pero no es tan sencillo. El pasado me llama con sus cantos de sirena, y me hechiza demasiado a menudo.
Solías pasar el rato con chavales endurecidos en las calles. ¿Sigues en contacto con ellos? ¿Qué opinan sobre tu obra?
Sigo en contacto con ellos. Algunos siguen siendo mis mejores amigos. Otros han muerto, o por culpa de la droga y la cárcel, no han acabado muy bien. De alguna forma, los que siguen siendo mis amigos se han salvado al final. Claro, no tienen casas grandes con jardín, pero les va bien. Ignoran mi trabajo. Lo ignoran. Y es muy gracioso, porque a menudo mis historias cuentan sus propias vidas. Al principio su indeferencia me ponía triste, pero luego me di cuenta de que es mejor. Cuando nos volvemos a ver, yo sigo siendo el mismo, el idiota que pasó un infierno en las calles. Así es como me ven. Para estos tíos no trabajo de historietista, o como ilustrador para La Repubblica [el veterano diario italiano]. Solo soy uno de sus amigos. Eso me mantiene con los pies en la tierra, y me ayuda a no olvidarme de los valores básicos de la vida.
Si no te importa que te pregunte algo muy personal, ¿es cierto que has tenido que luchar con alguna adicción?
Durante algunos años, además de tomar otras drogas populares en la época, incluso he llegado a meterme heroína. Un día dejé de hacerlo. Sin ayuda. Con la heroína experimenté varias cosas feas, y quizá eso me dejó aterrorizado. De todas formas, quería convertirme en un narrador de historias, no en un yonqui o en un cadáver. Así que mantenerme limpio fue un paso obligatorio. No fue tan difícil.
Creo que eres uno de los historietistas más trabajadores que conozco. Echas muchas horas. ¿Puede que sea porque tienes una "personalidad adictiva" que ahora se ha volcado en los cómics?
La verdad es que no sé si habré trasladado dicha personalidad adictiva al dibujo y a la creación de historias. Aún sigo teniendo rasgos maníacos. Si no dibujo o escribo durante unos días, me pongo enfermo.
(Continuará)
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