lunes, 15 de marzo de 2021

LAS SOMBRAS Y LA OSCURIDAD (CÓMICS DE TERROR EN LA MARVEL DE LOS SETENTA, PARTE 2 DE 2)

Artículo de David A. Roach para Comic Book Artist nº 13 (2001). Traducción: Frog2000. Parte 1.

1968 fue un año verdaderamente trascendental tanto para Marvel como para DC. 
Sin embargo, la historia comenzaba a repetirse, y apenas habían empezado a arrancar las series, cuando las temidas reimpresiones y los molestos bárbaros se apoderaron de ellas. Después de sólo cinco números de Journey Into Mystery y cuatro de Chamber of Chills, los títulos se convirtieron en una sucesión de reimpresiones, y después de seis únicos números sólidamente orientados a la ciencia ficción, Worlds Unknown se transformó durante dos entregas en el hogar de Simbad, el Marino, con su permanente sonrisa dibujada por George Tuska. El primer año de Supernatural Thrillers es una especie de mezcla donde Ron Goulart contribuye con un par de sólidos guiones (también lo haría para JIM y COC) pero sin grandes emociones artísticas, a excepción de un notable Gil Kane. Marvel había adquirido los derechos del relato corto de Robert E. Howard "El valle del gusano", y entre Roy Thomas y él crearon 21 páginas del cómic más emocionante de la década de los setenta. Realzado por las ásperas tintas de Ernie Chua, el dibujo de Kane se desliza positivamente entre las páginas mientras que el guión de Thomas logra ser a la vez conmovedor y explosivo, demostrando sin problemas que Marvel sabía cómo producir perfectamente historias de espada y brujería.

Lamentablemente, el héroe de la historia -Niord- muere al final, lo que obstaculizó cualquier posible secuela (aunque Richard Corben produjo su propia y magnífica versión años más tarde). También regresaría otra serie sobrenatural, "The Living Mummy". A partir del séptimo número, "La Momia" (principalmente por Tony Isabella y Val Mayerik) reemplaza las adaptaciones, apuntando de nuevo que Marvel se encontraba más a gusto utilizando personajes recurrentes que editando una serie antológica. Mayerik es una presencia regular en estos cuatro títulos, al igual que sus colegas de estudio P. Craig Russell y Dan Adkins, y resulta interesante observar que Thomas es feliz utilizando un puñado de talentos relativamente pequeño en sus nuevos proyectos. Dan Adkins nutre las habilidades de Russell y Mayerik y, con frecuencia, el mentor proporciona argumentos, bocetos y tintas a estos primerizos esfuerzos, mientras que los dibujos de Russell en particular muestran un considerable potencial, aún ligeramente tosco.

Por su parte, Thomas se trae a Ron Goulart, George Alec Effinger y John Jakes del campo de la ciencia ficción y también edita varias historias de su héroe de la Edad de Oro, Gardner Fox. Como antes, está a gusto mezclando el dibujo de los recién llegados (como los antes mencionados Brunner, Russell, Starlin y Mayerik, así como Howard Chaykin en COC 4) con veteranos menos de moda como Winslow Mortimer, Syd Shores, Sam Kweskin, Paul Reinman, Dick Ayers e incluso el rey del romance de la DC, Jay Scott Pike. Si bien es innegable que es él quien guioniza el material más sólido, la mayoría de los números son interesantes y en ellos se pueden encontrar muchas gemas ocultas esperando ser desenterradas.

En Journey Into Mystery nº 4, la versión de Ron Goulart del "Haunter of the Dark" de Lovecraft logra transmitir una palpable sensación de pavor gracias a algunos dibujos típicamente atmosféricos de Gene Colan y Dan Adkins. Por el contrario, la adaptación de Gerry Conway del "Arena" de Frederic Brown para Worlds Unknown nº 4, donde juguetea con la acción y con los musculosos dibujos de John Buscema y Dick Giordano, se asemeja más a los títulos de superhéroes habituales de Marvel. Sin embargo, como regla general, en los mejores números participan Gil Kane o Ralph Reese, ¡o preferiblemente ambos! Se puede comprobar en el dibujo de Reese para la adaptación de "El día después de que llegaron los marcianos" de Fred Pohl publicada en el primer Worlds Unknown (y adaptada por Gerry Conway) o en los líricos dibujos de Kane para "He That Hath Wings" de Ed Hamilton, también guionizada por el dibujante. Kane y Reese se unen en la elegante y moderna versión escrita por Ron Goulart de "Suyo Afectísimo, Jack el Destripador" de Robert Bloch, probablemente la mejor adaptación del período (y algunas tintas adicionales de Neal Adams tampoco es que hagan daño), para JIM 2.

Este segundo experimento dura poco más de un año, apenas el tiempo suficiente para desplegar la serie y tener cierta presencia en el mercado. Puede que Marvel creyera que podían establecerse sólidamente en el campo de las revistas, pero en consecuencia, cuando las series con adaptaciones se fueron al traste, casi de la noche a la mañana se vieron reemplazadas por una línea de terror en blanco y negro. Dracula Lives!, Vampire Tales y el resto merecen un artículo para sí mismas, pero basta con decir que su mezcla de personajes de terror mainstream y sus contundentes y bien elaboradas copias suelen ser emocionantes, están bien dibujadas y pueden resultar un desafío al lector, pero también fueron decepcionantemente breves.

El año 1975 fue a la vez un punto álgido para el horror y también el principio del fin. Las series de terror de DC se vieron aparentemente fortalecidas con otro nuevo título en sus filas, Secrets of Haunted House. Charlton aumentó su línea de cómics de misterio hasta los siete títulos regulares, que ahora incluía ejemplos como Beyond the Grave, Monster Hunters y Scary Tales. Las series en color y en blanco y negro de Marvel parecían tener mucho éxito, las de Warren eran más poderosas que nunca. El incipiente imperio de la editorial Atlas estaba adoptando con entusiasmo el formato de moda, el terror, tanto en color como en blanco y negro. E incluso Gold Key tuvo presencia en el mercado con sus Boris Karloff, Twilight Zone, Grimm´s Ghost Stories y la recientemente estrenada The Occult Files of Dr. Spektor. Pero las cosas estaban a punto de cambiar.

A finales de año, el terror de Marvel en blanco y negro estaba muerto y enterrado, y la compañía prefirió concentrarse en sus revistas de acción y superhéroe y (por supuesto) en los bárbaros. DC empezó a cancelar viejos favoritos como La Cosa del Pantano, el Fantasma Errante e incluso House of Secrets. Su nueva hornada de personajes de terror, promocionados vigorosamente en anuncios internos a lo largo de 1975, casi todos eran del género de los bárbaros (¿recordáis a Claw the Unconquered, Stalker y Beowulf?) Y solo sirven para subrayar el lento declive del género. Atlas nunca llegó a 1976, y Charlton canceló la producción de nuevo material ese mismo año. Pero en mitad de la debacle, Marvel decidió darle al género una última oportunidad.

En 1974, Marvel inició una línea de cómics apodados "Giant Size" con títulos de género como Giant-Size Superheroes y Giant-Size Creatures. El primer número de Giant-Size Chillers presentaba una larga historia sobre "La maldición de Drácula" del equipo habitual Wolfman y Colan, donde idearon a la sensual Lilith, la hija del rey de los vampiros. Casi de inmediato, estos engorrosos títulos fueron abandonados, y desde su segundo número en adelante, Creatures se convierte en Giant-Size WerewolfGiant-Size Chillers en Giant-Size Dracula. Sin embargo, el nombre de Chillers era demasiado bueno para perderlo, y al año siguiente lo revivieron para el último intento de Marvel de urdir una serie de terror al estilo DC.

El segundo Giant-Size Chillers nº 1 se iniciaba de forma sorprendente con "The Graveside Gorgon", 
con guión de Carl Wessler y dibujo de Alfredo Alcala, pero todo el mundo tenía la impresión que, de alguna manera, intentaba medrar bajo la larga sombra del House of Mystery. Todo lo que faltaba era el rostro lascivo de Caín en la primera página. En el resto, el cómic era una irregular mezcla entre lo sosainas y lo extraño, con varias historias aparentemente refugiadas de la abandonada línea en blanco y negro. Dado que mordieron el polvo después de este número, parece ser un caso único de material de inventario utilizado incluso antes de que se cancelara su serie principal. Entre los extraños compañeros de cama que participaban en la revista, podemos encontrar a los dibujantes españoles Marti Ripoll y Adolfo Buylla, (seguramente) seudónimo del escritor Ralph Alphonso [confirmado], el desconocido Mike Lombo, y un muy joven Dave Gibbons haciendo una de sus primeras aportaciones profesionales. También, inevitablemente, los editores metieron algunas reimpresiones. El siguiente número mezcla reimpresiones (que incluían algunos encantadores dibujos artísticos de Bill Everett) con tres nuevas series sorprendentemente aburridas, y en su tercera y última aparición, el cómic estaba formado al completo por reimpresiones, excepto por una nueva y encantadora portada de Wrightson. Así murió la experimentación de Marvel con el terror.

La Tumba de Drácula, Hombre Lobo, y con mayor éxito el Motorista Fantasma, continuaron durante el resto de la década y en revivals esporádicos desde entonces. El éxito de la película centrada en Blade demuestra que aún se puede encontrar vida interesante en los estelares personajes de terror de la Marvel, pero sus series antológicas llevan languideciendo en una inmerecida oscuridad durante más de 25 años. Cuando House of Mystery y todo el imperio de revistas de la Warren abandonaron lo fantasmal en 1983, la gran tradición de los cómics de terror que había prosperado desde el Adventures Into the Unknown de ACG en 1948 finalmente llegó a su fin. La línea Vertigo de DC bien puede haber revivido el horror al estilo Tales from the Crypt, Witching Hour o Tower of Shadows. Resulta extraño pensar que con todo el éxito que estas series consiguieron en los 70, la década en la que finalmente Marvel suplantó a DC como la editorial de cómics que más vendía en Estados Unidos, nunca supiera alcanzar verdaderamente el éxito utilizando el género dominante en la época. Sin embargo, aunque financieramente sus antologías no fueron sino un fracaso, creativamente solían ser entretenidas y ocasionalmente inspiradas.

STERANKO: MAESTRO NARRADOR

Por John Morrow, editor de Comic Book Artist. Traducción: Frog2000.

Una mirada personal a "At the Stroke of Midnight", la mejor historia de terror de la editorial Marvel.

Solo con un mero primer vistazo al "At the Stroke of Midnight" de Jim Steranko publicado en el primer número de Tower of Shadows, me dije que allí había algo mejor de lo que se podía catar habitualmente en un cómic. Esta historia de terror, bastante más suave para los sangrientos estándares de la EC Comics, también supone una pesadilla escalofriante. Una historia de terror gótico noir repleta de sensaciones pavorosas, y envuelta en una paranoica trama lo suficientemente densa como para hacer que H.P. Lovecraft estuviese orgulloso.

Este tour de force gráfico, que consta de 90 viñetas en tan solo siete únicas páginas, abrió nuevos caminos al publicarse en 1969, destruyendo las convenciones del cómic y demostrando que Steranko era tanto un estudiante de cine como del arte secuencial, basándose siempre en los recursos visuales de los más grandes directores del mundo. Su ejecución resulta sencillamente impresionante.

Incluso hoy en día, resuena en el lector con un tono y una atmósfera que rara vez se han igualado en el medio. Es una simple historia de venganza de ultratumba y, si nunca la has leído, busca una copia de inmediato: necesitas experimentarla para entenderla y apreciarla en toda su magnitud.

Así como "My Heart Broke in Hollywood" de Steranko (en "Our Love Story" nº 5) es la mejor historia de amor jamás editada por Marvel, esta historia publicada en Tower of Shadows también es la mejor historia de terror publicada por la Casa de las Ideas. Puede que la mayor historia de terror impresa por cualquier editor, sólo llega a su altura y a su innovadora técnica la sublime "Master Race" de Bernie Krigstein.

(Curiosamente, las historias de Our Love y la de Tower fueron las dos últimas producidas por Steranko para Marvel en dicho período, un triste testimonio de lo desconectada que estaba la compañía, y tal vez toda la industria, de los mecanismos para hacer progresar esta forma de arte. No podemos obviar los magníficos cómics de superhéroes de Steranko de la época, pero este es el trabajo que más recordaré cuando hayan pasado otros 30 años.)

Según el libro de 1998 de Vanguard Productions "Steranko: Graphic Prince of Darkness", la historia se iba a titular originalmente "The Lurking Fear at Shadow House", pero el editor de Marvel cambió el título. Steranko también presentó una portada extraordinariamente audaz e innovadora para ese primer número (impresa en la portada desplegable del libro de Vanguard), pero fue rechazada por Stan Lee. (Insto a los lectores a buscar la portada original y los comentarios de Steranko sobre "Shadow House".)

Personalmente, esta historia (y en menor medida el impresionante trabajo de Steranko en "Nick Fury, Agent of SHIELD" nº 3) sirvió como fuente ilimitada de inspiración en mis primeros intentos de buscarme un futuro en el mundo del arte. El año en que descubrí ambos ejemplares (1979), mi revista literaria del instituto estaba llena de mis copias del trabajo de Steranko, imitando débilmente su técnica de iluminación repleta de temperamento. A pesar de mi cruda interpretación, "mis" ilustraciones obtuvieron unas críticas excelentes: supongo que mi falta de habilidad no pudo ocultar el brillo que se podía encontrar en el material original. Si no fuese por el aliento que recibí gracias a esa experiencia, es posible que nunca me hubiese aventurado en la carrera de diseño gráfico y publicitario y, a su vez, también es posible que nunca hubiese empezado a publicar revistas centradas en la historieta. Se podría decir que el trabajo de Steranko -particularmente "At the Stroke of Midnight"- es, al menos indirectamente, responsable de la revista que tienes entre las manos. Tal y como aprendí en el instituto, empezar con una base sólida es muy importante, y para hacerlo siempre hay que fijarse en los mejores.

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