Columna para Speakeasy nº 111 (1990), traducción: Frog2000.
MAGICKAS DECLARACIONES DE GRANT MORRISON
Sometiéndome a una intensa presión, he decidido que esta y las siguientes columnas de EMBUSTES deberían ir acompañadas de una fotografía de mi persona haciendo algo comprometido. Esta en particular la tomó un paparazzi con instinto de sabueso que me pilló desprevenido "practicando" en el santuario de mi hogar. Con suerte, la inclusión de este retrato pondrá fin a las solicitudes irreproducibles que me llegan en cascada a través de myletterbox.
Escribo todas estas ironías que no le importan a nadie a toda prisa antes de mi inminente eliminación o 'adaptación' a mi siguiente piso. El viejo y querido lugar nos ha servido admirablemente a Judy, a los gatos y a mí estos últimos cuatro años, pero ahora está en un estado terminal y necesita que lo reparen.
Lo que me lleva al primer tema del que quería hablar:
VAYA HISTORIA
Tras el éxito obtenido con The New Adventures of Hitler, he decidido proponer a la revista Crisis otra idea fabulosa.
No sé lo que tendrá el mes de julio, pero siempre consigue que me preocupe por el medio ambiente y los prejuicios, y también por el hecho de que parece que nunca he vuelto a comprar sellos de Correos, ¡y más desde que han empezado a venderlos! El otro día, mientras estaba afuera quemándome bajo un sol abrasador, se me ocurrió que alguien debería agitar una vara en nombre de una minoría amargamente oprimida y ridiculizada, un grupo de personas cuyas vidas han sido destruidas por los prejuicios y la intolerancia. Por supuesto, hablo de todas esas estrellas radiantes de los escenarios, de la pantalla, y no nos olvidemos, de la radio, que participaban en los minstrels en negro y blanco. Hubo un tiempo en los que dichos minstrels aparecían en la tele todas las noches de la semana, pero ¿dónde están ahora? Discriminados por ambos bandos. Son las víctimas de una cruel campaña de discriminación. No más Camptown Races, no más disfraces de Quality Street ni cálidos pasos de baile. Si nos ponemos a calcular la escala de esta ligera y cruel tragedia del entretenimiento puede que sus repercusiones nos parezcan increíbles. Por supuesto, nunca confiaría en alguien como yo mismo para escribir una acusación tan importante sobre el privilegiado capitalismo occidental de posguerra. Afrontémoslo, ¿qué sabremos del sufrimiento que han tenido que soportar estos pobres? ¿Qué derecho tengo a hablar en su nombre? Sería una situación similar a la de esas personas que conducen coches y pontifican sobre el medio ambiente. No sería diferente de todos los ricos revolucionarios de salón, de clase media y media-alta que toman la iniciativa y hablan en nombre de los pobres, aunque parezcan extrañamente reacios a distribuir algo de su propia riqueza. En una palabra, sería un irremediable hipócrita sin esperanza. Algún otro, alguien más comprometido, tendrá que ponerse a realizar una exhaustiva investigación para contar una historia que tiene que ser contada. Especialmente ahora que la Tercera Guerra Mundial está a punto de terminar.
¿Alguna sugerencia?
¡CARAMBA, VAYA COINCIDENCIA!
¿Por qué? Justo el otro día estaba dando vueltas por las afueras de Saxone esperando oler algún nuevo rumor, cuando apareció un colega con una copia de aquel viejo libro titulado Super-Folks de Robert Mayer encima.
Había oído hablar de él pero no lo había visto. Así que me fui para casa y enterré mi nariz dentro de las páginas de este tesoro de saldo.
¿Y cómo fue la lectura? Da comienzo con aquella brillante cita de Friedrich Nietzsche: "Yo os enseñaré al superhombre: es este relámpago, es esta locura".
¡Y entonces arranca de verdad!
Todo trata sobre un hombre de mediana edad que siempre ha querido ser como Superman.
También sobre una extraña conspiración que involucra a varias corporaciones de extraños nombres. Y una burbujeante trama para asesinar a este tío al estilo Superman que desata horrores desconocidos en el mundo. Tenemos a otro personaje de mediana edad en una casa de reposo que ha jurado no volver a decir la palabra mágica que lo transforma en Capitán Mantra. Hay un Capitán Mantra Junior corrupto y demoníaco, y muchas otras cosas acerca de lo que ocurriría si los superhéroes fuesen verdaderamente reales. Al final, el villano resulta ser un diablillo de la quinta dimensión llamado Pxyzsyzgy, que ha decidido convertirse en absolutamente malvado en vez de ser simplemente travieso. Permíteme decirlo, pero es un libro visionario y también sería un gran cómic.
O incluso tres grandes cómics. Si hubiese leído este libro en 1978, habría hecho algo con mi vida que hubiese tenido sentido, y habría obviado todas esas cosas de Batman pomposas y pretenciosas que me han convertido en el hazmerreír de todo el mundo. Oh, bueno, no importa, hay más libros en las estanterías para repasar.
ESE MORDISCO DEL FINAL
De repente, sufro un terrible dolor de cabeza. Es uno de esos desagradables dolores de cabeza por despecho, y no tengo a nadie más que a mí mismo a quien culpar. Este mes me he excedido con la forma de ingenio más baja de todas y ha llegado la hora de pasar página.
¿O no?
¡El adorable tío con mocho de los cómics!
2 comentarios:
Buf, sabía el contenido pero no había leído el texto original. Lo que me parece increíble es que después de la rajada creyera que iba a poder arreglar algo haciendo el (currado) análisis de Watchmen en su libro.
¡No te pases con las setas, Grant!
Se me sigue haciendo poco para que comenzará todo ese pleito...
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