Artículo para Marvel Age Special: The Punisher Anniversary, 1994. Traducido por Frog2000.
Me llevó casi diez años crear algo que se terminó convirtiendo en todo un éxito de la noche a la mañana. La primera vez que le hablé a Marvel sobre un cómic protagonizado por El Castigador fue en 1976. Yo estaba de vacaciones y me choqué con el entonces miembro del personal de producción de Marvel, Duffy Vohland (que en paz descanse), al que conocía gracias a mi militancia como fan. Para mi sorpresa, Duffy me organizó una entrevista con el editor en jefe de Marvel. Sin tener aún nada preparado y sin tiempo para pensar en una carrera en el medio de los cómics, improvisé un par de propuestas. Una de ellas estaba protagonizada por The Punisher.
La verdad es que no fue mi mejor día. Recuerdo que cuando le sugerí hacer una serie del Castigador el editor entornó los ojos, una reacción que conocía bastante bien. Al mismo tiempo que acababa de entrar, también estaba saliendo de Marvel.
Dos años después, Roger Stern me invitó a escribir una historia que se quedaría archivada como relleno para la serie de Marvel Two-In-One. Aún no había planeado cómo guionizar cómics de forma profesional, pero en este medio se pagaba mejor que trabajando como crítico, una cosa llevó a la otra y aquí estamos ahora. Mis primeras tareas sueltas para Marvel no revisten mayor interés, pero generé numerosas historias de relleno que no eran para ningún título en particular y que tampoco levantaron gran expectación. Como cualquier otro guionista de este medio, me sentía obligado a dejar mi marca personal.
Quería escribir sobre un mundo en el que los gobiernos se podían comprar bajo las mismísimas narices de sus ciudadanos, donde la gente que te decía que cumplieses la ley también era la que en algunas ocasiones se la saltaba, donde la desprotección era una condición endogámica y el asesinato algo mundano, sórdido y repentino. El mundo de The Punisher.
A finales de los setenta Marvel empezó a editar mini-series, y yo seguía queriendo hacer una de The Punisher. Todavía tenía guardada la historia que había presentado en 1976 y que finalmente se convertiría en los números 2 a 5 de la limited serie del personaje. Pero al mismo tiempo, El Castigador estaba mal visto entre el staff de Marvel. Les repugnaba su violencia y les ofendía su turbia postura moral. Me guardé la propuesta y enseñé otras ideas. Sin éxito. Estaba claro que bajo el mandato de Jim Shooter, Marvel caminaba en una única dirección y yo iba por otra.
De vez en cuando les volvía a sugerir la mini-serie de Punisher. Los editores no querían tener nada que ver con ella. En 1984 todo cambió gracias a Mike Zeck.
Antes había colaborado con él en Marvel Team-Up, aunque después no seguimos mucho en contacto. Pero me había dado cuenta de que su dibujo se había ido convirtiendo en algo fenomenal en Maestro de Kung-Fu y en el Capitán América, por lo que se terminó transformando en el que podría decirse que era el mejor dibujante de acción del medio de los cómics. Cuando aparecieron las Secret Wars le llamé para enseñarle la idea sobre The Punisher.
Las coincidencias extrañas suelen ocurrir bastante a menudo. Mientras le estaba llamando, Mike y su entintador habitual, John Beatty, estaban hablando sobre lo que iban a hacer a continuación. Dieron con un personaje, The Punisher, cinco minutos antes de que yo los llamase. Mientras estábamos hablando, Mike y yo descubrimos que teníamos exactamente el mismo punto de vista sobre el personaje: una figura taciturna y resuelta que sin embargo era hiper-racional, casi hasta rozar la locura. No había forma de que no fuese el tipo más duro sobre la faz de la Tierra, porque su supervivencia dependía de ello. Y nosotros, Mike, John y yo, unimos nuestras fuerzas.
Con esto aprendí una lección: es mucho más fácil vender un proyecto si en él ya se ha involucrado un dibujante. Particularmente alguien que llame la atención. Carl Potts era uno de los pocos editores a los que no me había acercado todavía. Quería poner en marcha un "espacio" con artistas que estuviesen en lo más alto en ese momento, y yo sabía que le gustaban las artes marciales y la aventura y la acción. Probablemente, si hubiésemos querido nos habría dejado hacer Millie, la Modelo, pero Carl fue particularmente receptivo a la idea del Castigador. Era el tipo de material con el que quería que se le asociara, abriendo así una nueva veta en Marvel de material repleto de acción. En la editorial no todo el mundo estaba tan entusiasmado. Jim Shooter dio el visto bueno al proyecto (sobre todo como favor a Mike, que había dibujado las Secret Wars de Jim), pero recuerdo que todo reposaba sobre los hombros de Carl. Un empleado mayor del equipo de ventas de Marvel me informó, con un tono algo estridente, que el público de Marvel no tenía interés alguno en las aventuras de un "psicópata asesino", y que el proyecto era una pérdida del dinero y los recursos de Marvel. Carl se mantuvo firme y siguió apoyando la propuesta. Gracias, Carl.
A la luz de todo esto, Mike y yo sabíamos que teníamos que rediseñar The Punisher rápidamente, porque no tendríamos una segunda oportunidad.
The Punisher no tenía un verdadero nombre, así que le dimos uno. Los anteriores guionistas habían maltratado al personaje hasta dejarlo inútil. Ignoramos lo que habían hecho y seguimos adelante. Mike quería dibujar el interior de una prisión. Yo quería diálogos con un estilo seco y frugal. Queríamos que se viese superado por una situación imposible para poder demostrar su inteligencia, habilidades y su negativa para aceptar la derrota. The Punisher era capaz de ingeniar una forma de salir de una situación o hacer uso de sus músculos para abrirse camino a través, sin importar las aparentes probabilidades en contra. A pesar de vivir en lugares del país completamente alejados uno del otro, Mike y yo funcionamos como una sola unidad de una forma que nunca había experimentado anteriormente con otro dibujante. No hay forma de darle el crédito que se merece. No era "mi" proyecto, y tampoco era el "suyo". Era nuestro proyecto, y sigue sin haber nadie con el que hubiese preferido trabajar en su lugar.
De alguna forma salimos del embrollo en el que nos habíamos metido y con la ayuda de Carl, John Beatty, Ken Bruzenak y Phil Zimelmann, conseguimos llevar el primer número de la serie limitada de The Punisher a los quioscos. Marvel seguía mirando el proyecto de reojo y lo promocionó muy poco. Los pedidos del primer número no estaban mal, pero tampoco eran demasiado altos. A las dos horas de su edición, el primer número de la serie limitada se había agotado completamente en todos los puntos de venta del país. Ese fin de semana la oficina de pedidos de Marvel se vio inundada con los nuevos encargos. Para el lunes alguien declaró que la serie se había convertido en un auténtico éxito, y el departamento de promoción cambió abruptamente la maquinaria y empezó a presionar todo lo que pudo para promocionar el resto de la mini-serie. Todo el mundo conoce bien el resto.
Un comentario adicional: resulta bastante habitual escuchar que The Punisher tuvo éxito por su violencia. El día que apareció el primer número, un empleado de una tienda de cómics de Santa Monica puso el grito en el cielo por toda la gente a la que asesinaban en el título. Abrí la copia que tenía en las manos (no había ninguna a la venta cuando entré en la tienda) y le desafié a que me dijese dónde había una sola persona que hubiesen asesinado en el ejemplar. De hecho, no había ninguna. Creo que El Castigador no tuvo tanto éxito porque le hubiésemos convertido en un asesino, sino porque ofrecimos la acción apropiada que requería el personaje. Es lo que en realidad quiere el público: acción apropiada para los personajes que leen. Lo cuál es la mejor razón para afirmar que la mayoría del revival "grim and gritty" (un término que odio) y las remodelaciones del pasado terminaron fracasando mientras El Castigador sigue a todo trapo. Lo desolador y lo macabro son actitudes que me parecen inapropiadas para la mayoría de los personajes de los cómics, pero un punto de vista oscuro sobre el mundo es la esencia de The Punisher. ¡En efecto, hay balas que pueden ser misericordiosas!
Han pasado ocho años desde la publicación de la serie limitada del Castigador y no sé que más puedo decir al respecto. Excepto lo siguiente: esto es para todos esos editores a los que a lo largo de los años les ofrecí el proyecto y lo rechazaron porque pensaban que era una cosa insignificante, así que he esperado años para poder decirles lo siguiente,
os lo dije.
Me llevó casi diez años crear algo que se terminó convirtiendo en todo un éxito de la noche a la mañana. La primera vez que le hablé a Marvel sobre un cómic protagonizado por El Castigador fue en 1976. Yo estaba de vacaciones y me choqué con el entonces miembro del personal de producción de Marvel, Duffy Vohland (que en paz descanse), al que conocía gracias a mi militancia como fan. Para mi sorpresa, Duffy me organizó una entrevista con el editor en jefe de Marvel. Sin tener aún nada preparado y sin tiempo para pensar en una carrera en el medio de los cómics, improvisé un par de propuestas. Una de ellas estaba protagonizada por The Punisher.
La verdad es que no fue mi mejor día. Recuerdo que cuando le sugerí hacer una serie del Castigador el editor entornó los ojos, una reacción que conocía bastante bien. Al mismo tiempo que acababa de entrar, también estaba saliendo de Marvel.
Dos años después, Roger Stern me invitó a escribir una historia que se quedaría archivada como relleno para la serie de Marvel Two-In-One. Aún no había planeado cómo guionizar cómics de forma profesional, pero en este medio se pagaba mejor que trabajando como crítico, una cosa llevó a la otra y aquí estamos ahora. Mis primeras tareas sueltas para Marvel no revisten mayor interés, pero generé numerosas historias de relleno que no eran para ningún título en particular y que tampoco levantaron gran expectación. Como cualquier otro guionista de este medio, me sentía obligado a dejar mi marca personal.
Quería escribir sobre un mundo en el que los gobiernos se podían comprar bajo las mismísimas narices de sus ciudadanos, donde la gente que te decía que cumplieses la ley también era la que en algunas ocasiones se la saltaba, donde la desprotección era una condición endogámica y el asesinato algo mundano, sórdido y repentino. El mundo de The Punisher.
A finales de los setenta Marvel empezó a editar mini-series, y yo seguía queriendo hacer una de The Punisher. Todavía tenía guardada la historia que había presentado en 1976 y que finalmente se convertiría en los números 2 a 5 de la limited serie del personaje. Pero al mismo tiempo, El Castigador estaba mal visto entre el staff de Marvel. Les repugnaba su violencia y les ofendía su turbia postura moral. Me guardé la propuesta y enseñé otras ideas. Sin éxito. Estaba claro que bajo el mandato de Jim Shooter, Marvel caminaba en una única dirección y yo iba por otra.
De vez en cuando les volvía a sugerir la mini-serie de Punisher. Los editores no querían tener nada que ver con ella. En 1984 todo cambió gracias a Mike Zeck.
Antes había colaborado con él en Marvel Team-Up, aunque después no seguimos mucho en contacto. Pero me había dado cuenta de que su dibujo se había ido convirtiendo en algo fenomenal en Maestro de Kung-Fu y en el Capitán América, por lo que se terminó transformando en el que podría decirse que era el mejor dibujante de acción del medio de los cómics. Cuando aparecieron las Secret Wars le llamé para enseñarle la idea sobre The Punisher.
Las coincidencias extrañas suelen ocurrir bastante a menudo. Mientras le estaba llamando, Mike y su entintador habitual, John Beatty, estaban hablando sobre lo que iban a hacer a continuación. Dieron con un personaje, The Punisher, cinco minutos antes de que yo los llamase. Mientras estábamos hablando, Mike y yo descubrimos que teníamos exactamente el mismo punto de vista sobre el personaje: una figura taciturna y resuelta que sin embargo era hiper-racional, casi hasta rozar la locura. No había forma de que no fuese el tipo más duro sobre la faz de la Tierra, porque su supervivencia dependía de ello. Y nosotros, Mike, John y yo, unimos nuestras fuerzas.
Con esto aprendí una lección: es mucho más fácil vender un proyecto si en él ya se ha involucrado un dibujante. Particularmente alguien que llame la atención. Carl Potts era uno de los pocos editores a los que no me había acercado todavía. Quería poner en marcha un "espacio" con artistas que estuviesen en lo más alto en ese momento, y yo sabía que le gustaban las artes marciales y la aventura y la acción. Probablemente, si hubiésemos querido nos habría dejado hacer Millie, la Modelo, pero Carl fue particularmente receptivo a la idea del Castigador. Era el tipo de material con el que quería que se le asociara, abriendo así una nueva veta en Marvel de material repleto de acción. En la editorial no todo el mundo estaba tan entusiasmado. Jim Shooter dio el visto bueno al proyecto (sobre todo como favor a Mike, que había dibujado las Secret Wars de Jim), pero recuerdo que todo reposaba sobre los hombros de Carl. Un empleado mayor del equipo de ventas de Marvel me informó, con un tono algo estridente, que el público de Marvel no tenía interés alguno en las aventuras de un "psicópata asesino", y que el proyecto era una pérdida del dinero y los recursos de Marvel. Carl se mantuvo firme y siguió apoyando la propuesta. Gracias, Carl.
A la luz de todo esto, Mike y yo sabíamos que teníamos que rediseñar The Punisher rápidamente, porque no tendríamos una segunda oportunidad.
The Punisher no tenía un verdadero nombre, así que le dimos uno. Los anteriores guionistas habían maltratado al personaje hasta dejarlo inútil. Ignoramos lo que habían hecho y seguimos adelante. Mike quería dibujar el interior de una prisión. Yo quería diálogos con un estilo seco y frugal. Queríamos que se viese superado por una situación imposible para poder demostrar su inteligencia, habilidades y su negativa para aceptar la derrota. The Punisher era capaz de ingeniar una forma de salir de una situación o hacer uso de sus músculos para abrirse camino a través, sin importar las aparentes probabilidades en contra. A pesar de vivir en lugares del país completamente alejados uno del otro, Mike y yo funcionamos como una sola unidad de una forma que nunca había experimentado anteriormente con otro dibujante. No hay forma de darle el crédito que se merece. No era "mi" proyecto, y tampoco era el "suyo". Era nuestro proyecto, y sigue sin haber nadie con el que hubiese preferido trabajar en su lugar.
De alguna forma salimos del embrollo en el que nos habíamos metido y con la ayuda de Carl, John Beatty, Ken Bruzenak y Phil Zimelmann, conseguimos llevar el primer número de la serie limitada de The Punisher a los quioscos. Marvel seguía mirando el proyecto de reojo y lo promocionó muy poco. Los pedidos del primer número no estaban mal, pero tampoco eran demasiado altos. A las dos horas de su edición, el primer número de la serie limitada se había agotado completamente en todos los puntos de venta del país. Ese fin de semana la oficina de pedidos de Marvel se vio inundada con los nuevos encargos. Para el lunes alguien declaró que la serie se había convertido en un auténtico éxito, y el departamento de promoción cambió abruptamente la maquinaria y empezó a presionar todo lo que pudo para promocionar el resto de la mini-serie. Todo el mundo conoce bien el resto.
Un comentario adicional: resulta bastante habitual escuchar que The Punisher tuvo éxito por su violencia. El día que apareció el primer número, un empleado de una tienda de cómics de Santa Monica puso el grito en el cielo por toda la gente a la que asesinaban en el título. Abrí la copia que tenía en las manos (no había ninguna a la venta cuando entré en la tienda) y le desafié a que me dijese dónde había una sola persona que hubiesen asesinado en el ejemplar. De hecho, no había ninguna. Creo que El Castigador no tuvo tanto éxito porque le hubiésemos convertido en un asesino, sino porque ofrecimos la acción apropiada que requería el personaje. Es lo que en realidad quiere el público: acción apropiada para los personajes que leen. Lo cuál es la mejor razón para afirmar que la mayoría del revival "grim and gritty" (un término que odio) y las remodelaciones del pasado terminaron fracasando mientras El Castigador sigue a todo trapo. Lo desolador y lo macabro son actitudes que me parecen inapropiadas para la mayoría de los personajes de los cómics, pero un punto de vista oscuro sobre el mundo es la esencia de The Punisher. ¡En efecto, hay balas que pueden ser misericordiosas!
Han pasado ocho años desde la publicación de la serie limitada del Castigador y no sé que más puedo decir al respecto. Excepto lo siguiente: esto es para todos esos editores a los que a lo largo de los años les ofrecí el proyecto y lo rechazaron porque pensaban que era una cosa insignificante, así que he esperado años para poder decirles lo siguiente,
os lo dije.
No hay comentarios:
Publicar un comentario