Artículo de Bill Randall para The Comics Journal 292 (2008). Traducción: Frog2000.
Es primavera. El amor está en el aire. Sachiko e Ichiro pasean por un bosquecillo de cerezos cuando ella le empieza a hablar sobre la boda. Al instante, El Príncipe Encantador coge a Blancanieves entre sus brazos. No es una metáfora. La famosa pareja de Disney se entromete en la historia. Y las flores de cerezo caen al suelo amargamente.
Así empieza Red Colored Elegy [Elegía Roja, publicado por Ponent Mon], la obra maestra de juventud de Seiichi Hayashi. Cuando el primer episodio se publicó en Garo en enero de 1970, el autor tenía 24 años. La propia revista llevaba tan solo 6 años en el mercado. Era tan joven como la idea de los cómics avant-garde. En 1968 había publicado en sus páginas "Screw-Style" de Yoshiharu Tsuge, liderando así una nueva vía para el medio. Ciertamente, Tsuge influenció a Hayashi, pero también lo hizo el ilustrador de la Época Meiji Yumeji Takehisa o la contra-cultura occidental que se respiraba en los setenta. Hayashi hizo suyas todas estas influencias en una obra oblicua y evocadora que cuarenta años después sigue siendo bastante impresionante.
Cuando apareció por primera vez, el impacto de Red Colored Elegy fue el doble. El manga casaba la narrativa radical con un tema atrevido para la época. La historia se centraba en Ichiro y Sachiko, una pareja que vive en Tokyo. Vestidos tan a menudo como cuando no lo están, la pareja, que no había contraído matrimonio, prefiguraba el "Dousei Buumu" (el boom de emparejarse sin nupcias) de los primeros setenta. Mientras tanto, en la distancia de su hogar en el campo, el tradicional padre de Sachiko no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo. Su mayor preocupación era que su hija encontrase un buen partido. La escribió una carta comentándola que ya había llegado el momento de que eligiese una fecha para la boda. Ichiro no se lo podía creer, no por el tema de la boda, sino por la insistencia de Sachiko en que era algo que a él también le concernía. Es entonces cuando aparece el cameo de los personajes de Disney, casi como una forma de burla. Al lado del de la vida real, el amor de los dibujos animados parece más llamativo.
A pesar de todo, la vida de Ichiro mezcla ambos mundos. Trabaja como animador. Apenas respetable, su profesión invita al ridículo en una página dibujada como si fuese un storyboard. Una secuencia posterior lo muestra caminando junto a un personaje de dibujos animados. Este acompañante sin cabeza y hecho de tinta que salpica su cuello de tortuga le aconseja a Ichiro que renuncie a su trabajo. Cabreado, Ichiro lo acuchilla. Uno de sus guantes al estilo Mickey Mouse se queda enganchado en una alambrada. Estas bizarras intrusiones van remarcando los momentos importantes de su vida. Son fantasías (imágenes de James Dean, la surrealista oficina de Katsuichi Nagai, incluso una bala en su cabeza) que funcionan como contrapunto de sus sentimientos. A pesar de estas imaginativas pero poco prácticas ensoñaciones, por lo menos su sueño más realista es que quiere crear arte. Cuando un colega artista le asegura que del dibujo no se puede comer, él replica: "¡Quiero hacer cómics!"
Sachiko no comparte sus sueños, aunque sí que los alienta. En una de las escenas posa desnuda para él. Le dice: "¿Sabes qué ocurriría si te convirtieses en un artista famoso? Sería tu musa para toda la eternidad." Ella espera que su relación se transforme en algo estable. Después de todo, su trabajo como animador apenas lo es. Los estudios donde trabaja son sombríos. Sus compañeros también han renunciado a casarse. En su lugar consuman sus energías en el activismo sindical. Sachiko solo quiere un fogón para poder cocinar en casa junto a Ichiro. Pero la pareja no es capaz de comunicarse del todo. Cuando los vemos la primera vez están en silencio: en la siguiente viñeta, una solitaria Sachiko dice: "No soy capaz de entenderlo." Según pasa el tiempo, cada vez pelean más y la comunicación se degrada. Incluso el sexo, el primer y último refugio del amor juvenil, se ha empezado a agriar.
Hayashi espeja su relación mediante una narrativa inconexa. La acción transcurre a base de movimientos y arranques bruscos. Algunas escenas duran un par de páginas. En una pagina la pareja está sentada en su desnudo apartamento. Empiezan a hablar para llegar a algún acuerdo y terminan por abrazarse en las dos siguientes. Luego la vemos a ella en el trabajo, en casa, dando una vuelta por la noche, en una cafetería con su hermana. Hayashi tiene una especial querencia por los momentos pequeños y efímeros. Algunos, como el de la pareja cantando juntos, o el del día en la playa, parecen las fotografías y cartas que se pueden encontrar en un álbum descartado después de que una larga relación haya terminado.
Para consolidar la historia, Hayashi utiliza unos diseños de página herméticos. Por lo general usa tres o cuatro viñetas por página. Las viñetas del ancho de la página discurren de arriba hacia abajo, rememorando las de un storyboard. Este diseño trae a primer plano a los personajes y sus acciones, a veces sobre un suelo completamente blanco. Una reveladora página muestra a Ichiro animando en su mesa de dibujo. En lugar de fondos, a su espalda se puede ver flotando la imagen que está dibujando, un edificio ardiendo. Como la disposición de la viñeta narra lo que ocurre de una forma sencilla y eficaz, Hayashi se puede permitir el lujo de afrontar mayores riesgos en su historia y en sus dibujos.
Al igual que la narrativa, su dibujo es sencillo pero fragmentado. Por lo general dibuja con el trazo sin adornos propio de un animador y en gran medida depende de la silueta y del encuadrado fragmentado. A menudo lo que ocurre en la viñeta está implícito. Esta simplicidad revela sus habilidades como ilustrador. Las páginas están diseñadas de una forma crepitante, llenas de negros que equilibran el conjunto. Cuando lo necesita, es capaz de prodigarse en detalles y dibuja edificios desgastados por el tiempo o amplias vistas exteriores. En una de las escenas Ichiro corre por un campo al atardecer. A veces las imágenes son independientes, como si fuesen ajenas a la historia. En una Sachiko se muestra de perfil, como si estuviese posando para un dibujo. Más tarde vemos tres páginas de nubes henchidas sobre el Océano. Cada una de ellas llena de atmósfera la obra, hermética y romántica al mismo tiempo. Pronto el romance se terminará erosionando.
Aunque la tirada de Garo llegó a alcanzar su máximo a principios de los setenta, nunca pasó de las 80.000 copias. Su audiencia era relativamente escasa. Sin embargo, esta historia de amor en libertad llegó mucho más allá de quienes pudieron leerla. La libertad se podía palpar en el aire y en la contra-cultura que llegaba de fuera. Red Colored Elegy se aprovechó de las tendencias de la época, una rara convergencia de florecimiento artístico y audiencia entusiasta. Inspiró una canción de éxito e imitaciones declaradas. Por otra parte, la obra más conocida de Hayashi es su diseño de una chica para los anuncios de Lotte, una empresa de dulces.
Ahora se ha convertido en un artista publicitario muy reconocido, pero ha hecho otro puñado de cómics. Ninguno de ellos ha transcendido más allá de una pequeña audiencia de conocedores.
(Continuará)
Así empieza Red Colored Elegy [Elegía Roja, publicado por Ponent Mon], la obra maestra de juventud de Seiichi Hayashi. Cuando el primer episodio se publicó en Garo en enero de 1970, el autor tenía 24 años. La propia revista llevaba tan solo 6 años en el mercado. Era tan joven como la idea de los cómics avant-garde. En 1968 había publicado en sus páginas "Screw-Style" de Yoshiharu Tsuge, liderando así una nueva vía para el medio. Ciertamente, Tsuge influenció a Hayashi, pero también lo hizo el ilustrador de la Época Meiji Yumeji Takehisa o la contra-cultura occidental que se respiraba en los setenta. Hayashi hizo suyas todas estas influencias en una obra oblicua y evocadora que cuarenta años después sigue siendo bastante impresionante.
Cuando apareció por primera vez, el impacto de Red Colored Elegy fue el doble. El manga casaba la narrativa radical con un tema atrevido para la época. La historia se centraba en Ichiro y Sachiko, una pareja que vive en Tokyo. Vestidos tan a menudo como cuando no lo están, la pareja, que no había contraído matrimonio, prefiguraba el "Dousei Buumu" (el boom de emparejarse sin nupcias) de los primeros setenta. Mientras tanto, en la distancia de su hogar en el campo, el tradicional padre de Sachiko no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo. Su mayor preocupación era que su hija encontrase un buen partido. La escribió una carta comentándola que ya había llegado el momento de que eligiese una fecha para la boda. Ichiro no se lo podía creer, no por el tema de la boda, sino por la insistencia de Sachiko en que era algo que a él también le concernía. Es entonces cuando aparece el cameo de los personajes de Disney, casi como una forma de burla. Al lado del de la vida real, el amor de los dibujos animados parece más llamativo.
A pesar de todo, la vida de Ichiro mezcla ambos mundos. Trabaja como animador. Apenas respetable, su profesión invita al ridículo en una página dibujada como si fuese un storyboard. Una secuencia posterior lo muestra caminando junto a un personaje de dibujos animados. Este acompañante sin cabeza y hecho de tinta que salpica su cuello de tortuga le aconseja a Ichiro que renuncie a su trabajo. Cabreado, Ichiro lo acuchilla. Uno de sus guantes al estilo Mickey Mouse se queda enganchado en una alambrada. Estas bizarras intrusiones van remarcando los momentos importantes de su vida. Son fantasías (imágenes de James Dean, la surrealista oficina de Katsuichi Nagai, incluso una bala en su cabeza) que funcionan como contrapunto de sus sentimientos. A pesar de estas imaginativas pero poco prácticas ensoñaciones, por lo menos su sueño más realista es que quiere crear arte. Cuando un colega artista le asegura que del dibujo no se puede comer, él replica: "¡Quiero hacer cómics!"
Sachiko no comparte sus sueños, aunque sí que los alienta. En una de las escenas posa desnuda para él. Le dice: "¿Sabes qué ocurriría si te convirtieses en un artista famoso? Sería tu musa para toda la eternidad." Ella espera que su relación se transforme en algo estable. Después de todo, su trabajo como animador apenas lo es. Los estudios donde trabaja son sombríos. Sus compañeros también han renunciado a casarse. En su lugar consuman sus energías en el activismo sindical. Sachiko solo quiere un fogón para poder cocinar en casa junto a Ichiro. Pero la pareja no es capaz de comunicarse del todo. Cuando los vemos la primera vez están en silencio: en la siguiente viñeta, una solitaria Sachiko dice: "No soy capaz de entenderlo." Según pasa el tiempo, cada vez pelean más y la comunicación se degrada. Incluso el sexo, el primer y último refugio del amor juvenil, se ha empezado a agriar.
Hayashi espeja su relación mediante una narrativa inconexa. La acción transcurre a base de movimientos y arranques bruscos. Algunas escenas duran un par de páginas. En una pagina la pareja está sentada en su desnudo apartamento. Empiezan a hablar para llegar a algún acuerdo y terminan por abrazarse en las dos siguientes. Luego la vemos a ella en el trabajo, en casa, dando una vuelta por la noche, en una cafetería con su hermana. Hayashi tiene una especial querencia por los momentos pequeños y efímeros. Algunos, como el de la pareja cantando juntos, o el del día en la playa, parecen las fotografías y cartas que se pueden encontrar en un álbum descartado después de que una larga relación haya terminado.
Para consolidar la historia, Hayashi utiliza unos diseños de página herméticos. Por lo general usa tres o cuatro viñetas por página. Las viñetas del ancho de la página discurren de arriba hacia abajo, rememorando las de un storyboard. Este diseño trae a primer plano a los personajes y sus acciones, a veces sobre un suelo completamente blanco. Una reveladora página muestra a Ichiro animando en su mesa de dibujo. En lugar de fondos, a su espalda se puede ver flotando la imagen que está dibujando, un edificio ardiendo. Como la disposición de la viñeta narra lo que ocurre de una forma sencilla y eficaz, Hayashi se puede permitir el lujo de afrontar mayores riesgos en su historia y en sus dibujos.
Al igual que la narrativa, su dibujo es sencillo pero fragmentado. Por lo general dibuja con el trazo sin adornos propio de un animador y en gran medida depende de la silueta y del encuadrado fragmentado. A menudo lo que ocurre en la viñeta está implícito. Esta simplicidad revela sus habilidades como ilustrador. Las páginas están diseñadas de una forma crepitante, llenas de negros que equilibran el conjunto. Cuando lo necesita, es capaz de prodigarse en detalles y dibuja edificios desgastados por el tiempo o amplias vistas exteriores. En una de las escenas Ichiro corre por un campo al atardecer. A veces las imágenes son independientes, como si fuesen ajenas a la historia. En una Sachiko se muestra de perfil, como si estuviese posando para un dibujo. Más tarde vemos tres páginas de nubes henchidas sobre el Océano. Cada una de ellas llena de atmósfera la obra, hermética y romántica al mismo tiempo. Pronto el romance se terminará erosionando.
Aunque la tirada de Garo llegó a alcanzar su máximo a principios de los setenta, nunca pasó de las 80.000 copias. Su audiencia era relativamente escasa. Sin embargo, esta historia de amor en libertad llegó mucho más allá de quienes pudieron leerla. La libertad se podía palpar en el aire y en la contra-cultura que llegaba de fuera. Red Colored Elegy se aprovechó de las tendencias de la época, una rara convergencia de florecimiento artístico y audiencia entusiasta. Inspiró una canción de éxito e imitaciones declaradas. Por otra parte, la obra más conocida de Hayashi es su diseño de una chica para los anuncios de Lotte, una empresa de dulces.
Ahora se ha convertido en un artista publicitario muy reconocido, pero ha hecho otro puñado de cómics. Ninguno de ellos ha transcendido más allá de una pequeña audiencia de conocedores.
(Continuará)
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