jueves, 2 de mayo de 2019

MATEMÁTICAS MASIVAS, UNA ENTREVISTA CON ALAN MOORE Y BILL SIENKIEWICZ (2 DE 2)

Entrevistas de Liz Evans para la revista Deadline nº 17 (1990). Traducción: Frog2000. Parte 1.

Tomemos las nubes como ejemplo. Sus formas parecen completamente caóticas, pero cuando las miramos desde el punto de vista de las matemáticas fractales, ese caos parece algo diferente. De hecho, las matemáticas fractales hacen posible que podamos verlo todo de forma diferente. Dicho de una forma más práctica y sin adornos, los fractales han empezado incluso a revertir la habitual tendencia hacia la especialización, algo que durante algún tiempo produjo consternación en los círculos científicos.

"Los científicos se estaban especializando cada vez más, y al final la gente se empezó a preocupar de que dicha especialización se volviese tan profunda que cada vez hubiese más personas que sabían un montón sobre muy poco," explica Alan. "Lo que está sucediendo ahora es que los metereólogos, los matemáticos, los biólogos y los sociólogos se están dando cuenta de que tienen muchos puntos en común. Porque los fractales y sus estructuras tienen que ver con la economía, el tiempo, y con todos esos campos que en realidad están intercontectados, por lo que el impulso por intentar especializarse ha empezado a decrecer. Lo mejor que se puede hacer es estudiar tantas materias como sea posible."
Que es lo que hizo el propio Mandelbrot. Aparentemente se interesó por diferentes campos para intentar compararlos, y al hacerlo empezó a formular ideas como la de cuál podía ser la naturaleza de la geometría fractal y su significado. Big Numbers tira de ese hilo para mostrar una nueva forma de percibir nuestras comunidades. 

Si mirásemos el mundo y su situación actual permitiéndonos recuperar el aliento, no debería resultarnos tan difícil poner freno al gran y enorme desastre en el que todo se está convirtiendo. Alan Moore cree que estamos atrapados en una etapa de caos y turbulencias en nuestros sistemas políticos y económicos sin parangón desde que la era industrial superó a la agricultura. Por eso, Big Numbers es una obra muy optimista, porque deja claro que si encontrásemos el método adecuado, podríamos ser capaces de lidiar con todo esto. 

"En la sociedad actual subyace cierto malestar provocado porque las cosas están sucediendo a toda velocidad, y esto nos conduce hacia el caos de nuestros sistemas políticos y económicos, de nuestras vidas emocionales y nuestras relaciones con el resto. Sé a ciencia cierta que el momento actual es el punto de inflexión entre la sociedad industrial y lo que viene después. En las matemáticas fractales hay un concepto muy útil que se llama fase de transición. Por ejemplo, si fueses un alienígena de otro planeta y estuvieses buscando agua sin haberla visto antes, no te sería posible predecir cuáles son las propiedades del vapor. Y eso es porque lo que ocurre entre el elemento al que llamamos agua y el vapor es un punto de transición de fase. Es cuando una cosa se convierte en algo diferente después de alcanzar un período intenso e increíble de turbulencias. En el caso del agua es el punto de ebullición. Lo que quería hacer en Big Numbers era capturar una imagen de todo ese agua, vapor y calor en movimiento, una imagen de la sociedad en su estado de ebullición, e intentar darle algún sentido."
Para escribir Big Numbers, Alan elaboró un cuadro de flujo para sus personajes, argumentos, e incluso la conclusión. Lo describe como si fuese un tapiz, un retrato de cada individuo. Uno es el relato sobre un profesor de Historia que le proporciona al lector el ángulo histórico, otro es el de un chico interesado en las matemáticas que es quien suministra los fractales. Otro más es un hombre que cree que proviene de Neptuno, aunque de hecho, nos ofrece el elemento más social. Todo aparece en la obra, y todo es relevante. Alan se concentra en diferentes elementos sociales que por lo general no aparecen representados. A menudo, los ancianos y los niños son expulsados de debajo de los focos por ingredientes más jóvenes, sea en la televisión, en el cine o en los libros. Sin embargo, Big Numbers trata sobre la gente real.

"Me alegro de que no sea una obra centrada en la adolescencia, porque podría darle un sentido diferente del que estoy buscando. No me gusta la idea de que algo se concentre en los jóvenes porque sí, porque es algo que inventaron los publicistas en los cincuenta y no es un concepto que siempre haya existido. En esta obra hay un montón de gente de mediana edad, así como de ancianos y de niños, algo que me parece bien, porque forman parte de un espectro social sobre el que no se incide tan a menudo, a no ser que sea con propósitos cómicos. Me parece bien hacer una obra sobre, por poner un ejemplo, mujeres jóvenes y atractivas haciendo cosas, y entonces quizá puedas asegurar que de alguna forma estás haciendo algo feminista, pero, ¿qué hay de las personas normales que van a trabajar, o que cuidan de sus hijos, o que cocinan la cena para su pareja? ¿Es que no tienen valor? Estamos poniendo un especial cuidado en lograr que Big Numbers resulte accesible, ¡me refiero que esto podría gustarle hasta a mi madre!"
En cuanto al propio argumento, en realidad Big Numbers no tiene ninguno. El contenido se centra principalmente en los personajes y en sus vidas en lugar de contar un thriller. El guión se centra en la construcción de un centro comercial en medio de una comunidad y el efecto que tiene sobre la gente. Si esto no es algo accesible, no sé qué puede serlo.

"El centro comercial nos permite hablar sobre lo que ocurre en una comunidad que tiene que afrontar una crisis. No es una historia acelerada y dramática, sino algo muy lento y sutil. Ver cómo se erosiona y desgasta una comunidad, te permite enumerar cuáles son los cambios que está sufriendo, pero para eso necesitamos un agente que los produzca. Dada la predominancia actual de los centros comerciales, parecía ser una buena elección, y de esa forma habitual y aterradora en la que la vida imita al arte, la zona de Northampton en la que nos imaginamos que podrían haber puesto un centro comercial, se ha ido transformando gradualmente en ese tipo de lugares al estilo Toys R Us".

"Los grandes almacenes funcionan como el símbolo perfecto del pináculo alcanzado por la sociedad industrial. Así es como acaba, con un puñado de zombies hipnotizados trastabillando entre los neones, bajo esa bizarra iluminación, la música muzak y una mirada resplandeciente en los ojos. Tampoco creo que sea el final de nuestra civilización. Pienso que hay ciertas tendencias en el mundo, en la tecnología, en la ciencia y en el arte, en las vidas de las personas y en sus corazones y mentes y todo lo demás que convertirán esa visión del futuro en algo obsoleto de forma instantánea. Como he dicho, el mundo cambia a toda velocidad y ninguno de nosotros es capaz de predecir lo que viene después, pero en Big Numbers quería mostrar ese momento crucial entre un tipo de sociedad y la siguiente." 
Tengo fe ciega en este hombre como para creer que eso es lo que va a hacer, todo perfeccionado por Bill Sienkiewicz, cuyo dibujo es, de acuerdo con Alan, lo mejor que ha hecho nunca. Ha recuperado un enfoque naturalista en consonancia con los diálogos naturalistas, lo que significa que Big Numbers debería ser una obra igual de atractiva para el público que la serie televisiva "Vecinos". Así que, por supuesto, sigamos con el humor...

"Es una obra muy graciosa, te ríes mucho, porque en algunas ocasiones, una comedia también puede ser dramática. Los modelos en los que me he fijado son gente como Alan Bleasdale y Alan Bennett, capaces de decir cosas desgarradoras de una forma realmente fascinante y divertida. Pueden hablar sobre tremendos dramas humanos de una forma muy ordinaria. Ese es el tipo de territorio que quiero transitar en Big Numbers, donde el lector tendrá la riqueza de la comedia y la tragedia de la existencia mundana. En cierto modo, Big Numbers intenta que los lectores de cómics se den cuenta de que no tienen por qué ser mordidos por una araña radiactiva o nacer con un gen X mutante para resultar interesantes, que todo el mundo a su alrededor es mucho más interesante que cualquier superhumano. Los superhéroes son personajes muy flojos con motivaciones simplistas, vigilantes psicóticos bidimensionales. No son tan interesantes como la gente que puedes conocer en la parada del autobús. Siempre me he enfrentado a esa idea de escapismo simple, incluso cuando estaba escribiendo La Cosa del Pantano. Y ahora me pregunto: "¿por qué, para empezar, hacer las cosas a través de un superhéroe? ¿Por qué no hablar directamente? Y ahí es donde me encuentro ahora mismo. He abandonado la fantasía y la ciencia ficción por completo. He alcanzado una etapa en la que el mundo real me parece tan fabuloso, fascinante, intrincado y maravilloso, que casi creo que inventar cualquier cosa sería un insulto para la realidad."

¿De verdad que fue él quien escribió Watchmen?  

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