Entrevista con Ron Turner realizada por Mark Borax para "David Anthony Kraft´s Comic Interview" nº 43 (1987). Traducción: Frog2000.
Era la típica y tórrida mañana de San Francisco cuando fui con mi sobrino de quince años Julian al gran edificio de las misiones que alberga las oficinas de la editorial Last Gasp. Mis expectativas eran grandes, pues me había pasado gran parte de mi última adolescencia leyendo cómics underground, y copiando ese material (en especial el de Robert Crumb) con mis amigos, con resultados cuestionables. Sorteando pilas y estantes y escritorios desordenados, Julian y yo llegamos hasta la guarida del leonino editor de Last Gasp.
MARK BORAX: No me esperaba encontrar en vuestra oficina tanta variedad de productos. ¿También funcionáis como distribuidores de todas esas otras editoriales?
RON TURNER: Claro, distribuimos alrededor de 160 editoriales diferentes.
MARK: ¿Puedes contarnos cuáles son algunas?
RON: Bueno, van desde editores como Steel Dragon y Vortex, ya sabes, sitios pequeños, hasta Fantaco y Fantagraphics, de los que hasta cierto punto llevamos toda su producción, y luego tenemos editoriales grandes como St. Martin´s Press y New American Library, y... básicamente todas las grandes como Bantam, Ballantine y Random House.
MARK: Así que la mayor parte de tu negocio consiste en la distribución en lugar de la edición, ¿o es mitad y mitad?
RON: Bueno, en realidad somos dos empresas en una, al menos somos dos empresas. Lo que sea que vamos publicando se va directo al área de la distribución, así que es difícil describir cómo funciona esto, porque hacemos llegar nuestros productos, las cosas que publicamos, a unos 60 distribuidores diferentes. Compramos ciertas obras en una cantidad que podamos asegurarnos vendérselas a los distribuidores. La mayoría de las cosas que has visto en el almacén son títulos que vendemos a tiendas o por correo. Así que tenemos como un sistema de tres niveles de venta, y nunca queda muy claro si el editor está pagando al distribuidor, o si el distribuidor es quien paga al editor. [Risas.] Todavía no he sido capaz de descifrarlo.
MARK: ¿Cuáles son esos tres niveles?
RON: Bueno, uno es la venta por correo, que funciona de forma similar a una tienda, excepto en que los costes de esa venta son los mismos que los de un mayorista, sencillamente porque tienes que almacenar todas esas cosas y nunca sabes si la gente lo va a comprar o no, y tienes que tener en cuenta los costes del envío, y la publicidad, que no es la misma que la de una tienda. Así que, en uno de los niveles funcionamos como una empresa de venta por catálogo. En otro, vendemos a las tiendas, y en ese caso actuamos como distribuidor, llegamos a todo tipo de tiendas especializadas. Aunque nos centramos sobre todo en libros y cómics, vendemos a todo el mundo menos a librerías. Intentamos encontrar obras que encajen en todos esos pequeños nichos, así que tenemos manuales para moribundos que vendemos en hospitales. Tenemos también libros sobre la verdadera new wave que vendemos a las tiendas de música new wave.
MARK: ¿Dónde se desarrolla la mayoría del negocio, en la zona de California?
RON: No, diría que sobre el 10% de nuestras ventas son en la Bay Area y el 20% en California. Ayer por la tarde vino gente de una tienda australiana y se gastó 3.000 dólares en material. Compraron camisetas como las de Zippy, jarras, chapas y todo tipo de cómics y libros. Compraron un montón de comic books diferentes. Y al mismo tiempo, los dueños de una tienda de discos y libros de Italia se pasaron por el almacén y se gastaron unos miles de dólares en merchandising. No es habitual que esto ocurra al mismo tiempo, y por supuesto, no cuando la mayoría de los trabajadores del almacén se han ido a casa [risas] , pero no es tan raro que vendamos a un montón de rincones por todo el mundo. Nos llegan grandes pedidos en firme desde Argentina. Vendemos un montón a tiendas de Inglaterra, y también tenemos, ya te puedes imaginar, distribuidores canadienses. Hace que el trabajo sea más divertido. En realidad, prefiero vender internacionalmente que en la zona. Es como más exótico.
MARK: Hace que la jornada de trabajo sea más atractiva.
RON: Si. Bien, como has visto, hemos estado recibiendo llamadas desde Inglaterra para comprarnos diferentes títulos y otras cosas, pero lo que ocurre es que en los viejos tiempos, cuando editábamos los cómics underground, solíamos compartir tiradas entre nosotros, me refiero aquí mismo, localmente, y ahora co-editamos con diferentes sellos de todo el mundo, para ir sobre seguro y poder editar las cosas en cierta cantidad, poder sacar un cierto número de ejemplares acorde con el coste, para que podamos vender a un precio ajustado al bolsillo del comprador.
MARK: ¿Qué obras habéis co-editado?
RON: Bueno, tenemos un libro sobre David Bowie co-editado con Inglaterra.
MARK: ¿Es cierto que llevas publicando cómics underground desde su verdadero apogeo, quizá desde el ´68, que es cuando se considera su punto álgido?
RON: Bueno, si te comprabas un cómic underground en el ´68, lo más probable es que tuvieses uno de los únicos cuatro que se habían sacado.
MARK: ¿ZAP? ¿Freak Brothers?
RON: Creo que Freak Brothers todavía no había aparecido. En Texas estaban vendiendo la publicación Feds ´n ´Heads. Rip Off Press no empezó hasta 1969. Printmint era una "poster shop" de Haight-Ashbury y distribuía muchísimo gracias al Verano del Amor, sobre todo pósters, y como resultado de controlar ese canal de distribución, empezó con los comic books. De alguna forma se fue configurando la primera gran distribuidora importante.
MARK: ¿Fue en el ´67?
RON: No. Todavía no había cómics underground que distribuir. El primer ZAP se imprimió a mediados del ´67, y tuvo una tirada de unas mil copias. Difícilmente pudo ser el punto culminante. La mayoría se vendieron en las calles de Haight-Ashbury. No creo que hubiese demasiada gente que se hubiese enterado de la existencia de los cómics underground hasta el ´69. Nosotros no empezamos a publicar hasta principios de 1970. Así que para esa época, en el ´69, las cosas dieron un salto enorme en cuanto a ventas se refiere, y también en el ´70.
MARK: ¿Era una situación impredecible?
RON: Bueno, ¿cómo sabes lo que se va a vender? Puede que te digas: "Hey, hay un tío en Barcelona que ha sacado 5.000 copias de su obra". Me parece magnífico. ¿Cuál es su nombre, su dirección, y su número de teléfono? No lo sabes. Me refiero a que en casos como este, tienes que empezar a indagar. En otras palabras, era una situación sin precedentes, y la gente siempre estaba pendiente de sus distribuidores, que no querían que alguien más se enterase de lo que tenían, y además había mucha competencia. Ese año, en 1970, yo publiqué cuatro obras, y después de las dos primeras, me fui con otras distribuidoras, con Rip-Off y Printmint, para que se hiciesen cargo de nuestros cómics.
MARK: ¿Qué cuatro títulos eran?
RON: El primer número de SLOW DEATH FUNNIES, y el segundo de IT AIN´T ME, BABE. El primero era un cómic que editó Trina.
MARK: ¿Trina Robbins?
RON: Si. El tercero era el SKULL nº 2. Jackson era un contable de Rip-Off y un excelente historietista. Por alguna razón, tuvo una pelea con su propia editorial por culpa de SKULL COMICS (Rip-Off había publicado el primero un año antes), así que Jackson nos lo trajo y se lo imprimimos y vendimos, pero el final de la serie llegaría pronto. Luego, en diciembre de ese año llegó SLOW DEATH 2, para el que aunaron esfuerzos Jackson y Sheridan y también estaba... bueno, Corben apareció en SKULL y también en SLOW DEATH nº 2. Ese grupo lo formaba gente muy singular. Y de alguna forma milagrosa, todas la copias se vendieron. Se agotaron.
MARK: ¿Cuánto vendió?
RON: Oh, de la primera tirada de SLOW DEATH hicimos unas 20.000 copias, aunque quién se lo iba a suponer. Pero también es verdad que regalé alrededor de 40.000. Crucé el país un par de veces, tenía muchos amigos radicales en el Movimiento contra la Guerra, aunque de todos modos, en ese momento había muchos cambios y giros culturales.
Era la típica y tórrida mañana de San Francisco cuando fui con mi sobrino de quince años Julian al gran edificio de las misiones que alberga las oficinas de la editorial Last Gasp. Mis expectativas eran grandes, pues me había pasado gran parte de mi última adolescencia leyendo cómics underground, y copiando ese material (en especial el de Robert Crumb) con mis amigos, con resultados cuestionables. Sorteando pilas y estantes y escritorios desordenados, Julian y yo llegamos hasta la guarida del leonino editor de Last Gasp.
MARK BORAX: No me esperaba encontrar en vuestra oficina tanta variedad de productos. ¿También funcionáis como distribuidores de todas esas otras editoriales?
RON TURNER: Claro, distribuimos alrededor de 160 editoriales diferentes.
MARK: ¿Puedes contarnos cuáles son algunas?
RON: Bueno, van desde editores como Steel Dragon y Vortex, ya sabes, sitios pequeños, hasta Fantaco y Fantagraphics, de los que hasta cierto punto llevamos toda su producción, y luego tenemos editoriales grandes como St. Martin´s Press y New American Library, y... básicamente todas las grandes como Bantam, Ballantine y Random House.
MARK: Así que la mayor parte de tu negocio consiste en la distribución en lugar de la edición, ¿o es mitad y mitad?
RON: Bueno, en realidad somos dos empresas en una, al menos somos dos empresas. Lo que sea que vamos publicando se va directo al área de la distribución, así que es difícil describir cómo funciona esto, porque hacemos llegar nuestros productos, las cosas que publicamos, a unos 60 distribuidores diferentes. Compramos ciertas obras en una cantidad que podamos asegurarnos vendérselas a los distribuidores. La mayoría de las cosas que has visto en el almacén son títulos que vendemos a tiendas o por correo. Así que tenemos como un sistema de tres niveles de venta, y nunca queda muy claro si el editor está pagando al distribuidor, o si el distribuidor es quien paga al editor. [Risas.] Todavía no he sido capaz de descifrarlo.
MARK: ¿Cuáles son esos tres niveles?
RON: Bueno, uno es la venta por correo, que funciona de forma similar a una tienda, excepto en que los costes de esa venta son los mismos que los de un mayorista, sencillamente porque tienes que almacenar todas esas cosas y nunca sabes si la gente lo va a comprar o no, y tienes que tener en cuenta los costes del envío, y la publicidad, que no es la misma que la de una tienda. Así que, en uno de los niveles funcionamos como una empresa de venta por catálogo. En otro, vendemos a las tiendas, y en ese caso actuamos como distribuidor, llegamos a todo tipo de tiendas especializadas. Aunque nos centramos sobre todo en libros y cómics, vendemos a todo el mundo menos a librerías. Intentamos encontrar obras que encajen en todos esos pequeños nichos, así que tenemos manuales para moribundos que vendemos en hospitales. Tenemos también libros sobre la verdadera new wave que vendemos a las tiendas de música new wave.
MARK: ¿Dónde se desarrolla la mayoría del negocio, en la zona de California?
RON: No, diría que sobre el 10% de nuestras ventas son en la Bay Area y el 20% en California. Ayer por la tarde vino gente de una tienda australiana y se gastó 3.000 dólares en material. Compraron camisetas como las de Zippy, jarras, chapas y todo tipo de cómics y libros. Compraron un montón de comic books diferentes. Y al mismo tiempo, los dueños de una tienda de discos y libros de Italia se pasaron por el almacén y se gastaron unos miles de dólares en merchandising. No es habitual que esto ocurra al mismo tiempo, y por supuesto, no cuando la mayoría de los trabajadores del almacén se han ido a casa [risas] , pero no es tan raro que vendamos a un montón de rincones por todo el mundo. Nos llegan grandes pedidos en firme desde Argentina. Vendemos un montón a tiendas de Inglaterra, y también tenemos, ya te puedes imaginar, distribuidores canadienses. Hace que el trabajo sea más divertido. En realidad, prefiero vender internacionalmente que en la zona. Es como más exótico.
MARK: Hace que la jornada de trabajo sea más atractiva.
RON: Si. Bien, como has visto, hemos estado recibiendo llamadas desde Inglaterra para comprarnos diferentes títulos y otras cosas, pero lo que ocurre es que en los viejos tiempos, cuando editábamos los cómics underground, solíamos compartir tiradas entre nosotros, me refiero aquí mismo, localmente, y ahora co-editamos con diferentes sellos de todo el mundo, para ir sobre seguro y poder editar las cosas en cierta cantidad, poder sacar un cierto número de ejemplares acorde con el coste, para que podamos vender a un precio ajustado al bolsillo del comprador.
MARK: ¿Qué obras habéis co-editado?
RON: Bueno, tenemos un libro sobre David Bowie co-editado con Inglaterra.
MARK: ¿Es cierto que llevas publicando cómics underground desde su verdadero apogeo, quizá desde el ´68, que es cuando se considera su punto álgido?
RON: Bueno, si te comprabas un cómic underground en el ´68, lo más probable es que tuvieses uno de los únicos cuatro que se habían sacado.
MARK: ¿ZAP? ¿Freak Brothers?
RON: Creo que Freak Brothers todavía no había aparecido. En Texas estaban vendiendo la publicación Feds ´n ´Heads. Rip Off Press no empezó hasta 1969. Printmint era una "poster shop" de Haight-Ashbury y distribuía muchísimo gracias al Verano del Amor, sobre todo pósters, y como resultado de controlar ese canal de distribución, empezó con los comic books. De alguna forma se fue configurando la primera gran distribuidora importante.
MARK: ¿Fue en el ´67?
RON: No. Todavía no había cómics underground que distribuir. El primer ZAP se imprimió a mediados del ´67, y tuvo una tirada de unas mil copias. Difícilmente pudo ser el punto culminante. La mayoría se vendieron en las calles de Haight-Ashbury. No creo que hubiese demasiada gente que se hubiese enterado de la existencia de los cómics underground hasta el ´69. Nosotros no empezamos a publicar hasta principios de 1970. Así que para esa época, en el ´69, las cosas dieron un salto enorme en cuanto a ventas se refiere, y también en el ´70.
MARK: ¿Era una situación impredecible?
RON: Bueno, ¿cómo sabes lo que se va a vender? Puede que te digas: "Hey, hay un tío en Barcelona que ha sacado 5.000 copias de su obra". Me parece magnífico. ¿Cuál es su nombre, su dirección, y su número de teléfono? No lo sabes. Me refiero a que en casos como este, tienes que empezar a indagar. En otras palabras, era una situación sin precedentes, y la gente siempre estaba pendiente de sus distribuidores, que no querían que alguien más se enterase de lo que tenían, y además había mucha competencia. Ese año, en 1970, yo publiqué cuatro obras, y después de las dos primeras, me fui con otras distribuidoras, con Rip-Off y Printmint, para que se hiciesen cargo de nuestros cómics.
MARK: ¿Qué cuatro títulos eran?
RON: El primer número de SLOW DEATH FUNNIES, y el segundo de IT AIN´T ME, BABE. El primero era un cómic que editó Trina.
MARK: ¿Trina Robbins?
RON: Si. El tercero era el SKULL nº 2. Jackson era un contable de Rip-Off y un excelente historietista. Por alguna razón, tuvo una pelea con su propia editorial por culpa de SKULL COMICS (Rip-Off había publicado el primero un año antes), así que Jackson nos lo trajo y se lo imprimimos y vendimos, pero el final de la serie llegaría pronto. Luego, en diciembre de ese año llegó SLOW DEATH 2, para el que aunaron esfuerzos Jackson y Sheridan y también estaba... bueno, Corben apareció en SKULL y también en SLOW DEATH nº 2. Ese grupo lo formaba gente muy singular. Y de alguna forma milagrosa, todas la copias se vendieron. Se agotaron.
MARK: ¿Cuánto vendió?
RON: Oh, de la primera tirada de SLOW DEATH hicimos unas 20.000 copias, aunque quién se lo iba a suponer. Pero también es verdad que regalé alrededor de 40.000. Crucé el país un par de veces, tenía muchos amigos radicales en el Movimiento contra la Guerra, aunque de todos modos, en ese momento había muchos cambios y giros culturales.
MARK: ¿En 1970?
RON: Si. Me sentía como Johnny Comic-bookseed [refererencia a Johnny Appleseed] o algo así... [Risas.] No dejaba de esparcir cómics por todos lados. Así que me daba cuenta de cómo reaccionaba la gente en la época. A muchos les encantaban los cómics (son los que me caían bien), y otros los odiaban. Pensaban que era un entretenimiento idiota. Verás, muchos de los radicales querían todo el espacio... imprimir su mensaje a lo largo de todas las páginas.
MARK: ¿Así que los radicales creían que los cómics no eran lo suficientemente serios?
RON: No, no. Algunos, no todos. A algunos radicales les encantaba y a otros no. En aquel entonces, algunas personas pensaban que no se debería malgastar ese espacio. Su mensaje debería estar por todos lados. Otros como yo creían que las viñetas de los cómics underground valían más que mil palabras, así que las cosas evolucionaron a partir de ese punto.
MARK: ¿Dónde distribuíais, principalmente en "head shops"?
RON: Si. Bueno, primero buscamos y encontramos unos cuántos sitios donde poder vender nuestros cómics. Así que me puse en contacto con sitios como Printmint y Rip-Off y nos cogieron los cómics para venderlos, pero cuando llegó el momento de pagar las facturas (para empezar no tenían ni dinero), me pagaron con sus comic books, lo que me obligó a meterme en la distribución. No me sentó mal empezar a venderlos. No me importaba tener veinte copias de un título en las estanterías en lugar de cuatro. Así que me monté una pequeña ruta de distribución muy divertida. Me pasaba por boutiques y peluquerías, por muchos quioscos, algunas librerías, un montón de "head shops", y sitios como Dead Cow, una tienda de chaquetas de cuero. ¿Te puedes creer cómo se llamaba, Dead Cow? [Risas.] Tenían una tienda en la calle Union y otra en Chatham Square, era aun negocio muy rentable. En ese momento el cuero estaba de moda. Quizá debería salir y comprar todas las cazadoras de cuero que encontrara, para aprovechar el revival de las pintas hippies. Vendíamos en un montón de sitios diferentes, principalmente porque era demasiado estúpido como para saber que se suponía que no había que hacer algo así.
MARK: ¿Qué se suponía que tenías que hacer?
RON: Debería haberme metido directamente en la distribución de libros y paquetería, lo que en realidad terminamos por hacer. Hicimos un trato con Book People, que ahora es algo así como la distribuidora independiente más grande del país. Empezaron en el ´69, y nosotros en el ´70, y ellos se encargaron de nuestros cómics underground, y todavía siguen.
MARK: En 1971, cuando viajé a dedo hasta Berkeley, creo que me compré un SLOW DEATH en la Librería de Moe.
RON: Si, claro. Moe ya no los sigue vendiendo. Tenía una estantería donde colocaba el género, pero yo... le fabriqué una bonita estantería de madera, una pequeña estantería preciosa, pero como se la cruzaba cuando iba a coger algo de la nevera, o algo así, un día acabó con ella. Creo que Moe le prestó dinero a Printmint para que pudieran seguir en el negocio.
MARK: ¿A finales de los sesenta?
RON: Si. Es bastante gracioso cómo evolucionaron las cosas. Estuve charlando con Alan Ginsberg sobre los orígenes de estos cómics, y me dijo que le había prestado dinero a Charles Plymel para comprar una imprenta, y de hecho, Charles Plymel trabajaba en un edificio gigante. Si sigues andando a lo largo de esa pared detrás de mí en la calle, encontrarás el lugar donde estaba situada la imprenta original que se encargó de los ZAP COMICS. Y como Don Donahue estaba trabajando con Plymel y conocía a Crumb, imprimieron el primer número de ZAP original y todo eso. Creo que en las primeras mil copias del primer ZAP se puede leer "Impreso por Charles Plymel" en la parte trasera, y en las siguientes mil pone: "Impreso por Don Donahue"...
MARK: ¿Y qué tuvo que ver Alan Ginsberg?
RON: Se encargó de subvencionar los gastos, pagó la imprenta.
MARK: Así que tenemos que agradecerle a Ginsberg la existencia del primer ZAP.
RON: Bueno, en gran parte sí. Es una conexión graciosa. Fijarse en lo que hace la gente creativa con la tecnología siempre es interesante, investigarlo siempre es divertido. A menudo conoces a personas que han estado en todos los fregados.
(Continuará)
RON: Si. Me sentía como Johnny Comic-bookseed [refererencia a Johnny Appleseed] o algo así... [Risas.] No dejaba de esparcir cómics por todos lados. Así que me daba cuenta de cómo reaccionaba la gente en la época. A muchos les encantaban los cómics (son los que me caían bien), y otros los odiaban. Pensaban que era un entretenimiento idiota. Verás, muchos de los radicales querían todo el espacio... imprimir su mensaje a lo largo de todas las páginas.
MARK: ¿Así que los radicales creían que los cómics no eran lo suficientemente serios?
RON: No, no. Algunos, no todos. A algunos radicales les encantaba y a otros no. En aquel entonces, algunas personas pensaban que no se debería malgastar ese espacio. Su mensaje debería estar por todos lados. Otros como yo creían que las viñetas de los cómics underground valían más que mil palabras, así que las cosas evolucionaron a partir de ese punto.
MARK: ¿Dónde distribuíais, principalmente en "head shops"?
RON: Si. Bueno, primero buscamos y encontramos unos cuántos sitios donde poder vender nuestros cómics. Así que me puse en contacto con sitios como Printmint y Rip-Off y nos cogieron los cómics para venderlos, pero cuando llegó el momento de pagar las facturas (para empezar no tenían ni dinero), me pagaron con sus comic books, lo que me obligó a meterme en la distribución. No me sentó mal empezar a venderlos. No me importaba tener veinte copias de un título en las estanterías en lugar de cuatro. Así que me monté una pequeña ruta de distribución muy divertida. Me pasaba por boutiques y peluquerías, por muchos quioscos, algunas librerías, un montón de "head shops", y sitios como Dead Cow, una tienda de chaquetas de cuero. ¿Te puedes creer cómo se llamaba, Dead Cow? [Risas.] Tenían una tienda en la calle Union y otra en Chatham Square, era aun negocio muy rentable. En ese momento el cuero estaba de moda. Quizá debería salir y comprar todas las cazadoras de cuero que encontrara, para aprovechar el revival de las pintas hippies. Vendíamos en un montón de sitios diferentes, principalmente porque era demasiado estúpido como para saber que se suponía que no había que hacer algo así.
MARK: ¿Qué se suponía que tenías que hacer?
RON: Debería haberme metido directamente en la distribución de libros y paquetería, lo que en realidad terminamos por hacer. Hicimos un trato con Book People, que ahora es algo así como la distribuidora independiente más grande del país. Empezaron en el ´69, y nosotros en el ´70, y ellos se encargaron de nuestros cómics underground, y todavía siguen.
MARK: En 1971, cuando viajé a dedo hasta Berkeley, creo que me compré un SLOW DEATH en la Librería de Moe.
RON: Si, claro. Moe ya no los sigue vendiendo. Tenía una estantería donde colocaba el género, pero yo... le fabriqué una bonita estantería de madera, una pequeña estantería preciosa, pero como se la cruzaba cuando iba a coger algo de la nevera, o algo así, un día acabó con ella. Creo que Moe le prestó dinero a Printmint para que pudieran seguir en el negocio.
MARK: ¿A finales de los sesenta?
RON: Si. Es bastante gracioso cómo evolucionaron las cosas. Estuve charlando con Alan Ginsberg sobre los orígenes de estos cómics, y me dijo que le había prestado dinero a Charles Plymel para comprar una imprenta, y de hecho, Charles Plymel trabajaba en un edificio gigante. Si sigues andando a lo largo de esa pared detrás de mí en la calle, encontrarás el lugar donde estaba situada la imprenta original que se encargó de los ZAP COMICS. Y como Don Donahue estaba trabajando con Plymel y conocía a Crumb, imprimieron el primer número de ZAP original y todo eso. Creo que en las primeras mil copias del primer ZAP se puede leer "Impreso por Charles Plymel" en la parte trasera, y en las siguientes mil pone: "Impreso por Don Donahue"...
MARK: ¿Y qué tuvo que ver Alan Ginsberg?
RON: Se encargó de subvencionar los gastos, pagó la imprenta.
MARK: Así que tenemos que agradecerle a Ginsberg la existencia del primer ZAP.
RON: Bueno, en gran parte sí. Es una conexión graciosa. Fijarse en lo que hace la gente creativa con la tecnología siempre es interesante, investigarlo siempre es divertido. A menudo conoces a personas que han estado en todos los fregados.
(Continuará)
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