lunes, 28 de marzo de 2022

EMBUSTES, POR GRANT MORRISON /6

Columna para Speakeasy nº 106 (1989), traducción: Frog2000. 

He de avisaros que el embuste de este número apenas vale el precio de la entrada. Simplemente es una columna desesperada de 'relleno' que sirve para reemplazar un artículo que escribí hace un mes, antes de mi gira de firmas por la Tierra de la Libertad. Esa columna nunca vista se centraba en mi posible muerte en un desastre aéreo del Jumbo que me llevaba de camino a casa después de mi visita a los Estados Unidos.

Lamentablemente, como os quedará claro al leer lo que he escrito, no llegué a perecer. Sigo vivo, atormentado por una gripe asesina y casi sin llegar a tiempo para la entrega del mes.

De todos modos, el propósito de aquella primera columna a modo de obituario era presentar una maravillosa y afectuosa propuesta: mi intención era pedirles a todos mis colegas de la industria del cómic que se unieran a mí rememorando el espíritu compasivo de la Band Aid para un cómic benéfico. Dicho proyecto, que se llamaría Grief Stricken [de luto], iba a llenar sus llorosas páginas con obras de los mejores talentos que este medio puede ofrecer.

¡Imagínatelo! ¡Qué imparable conglomerado de emociones! ¡Una portada en forma de collage envolvente llena de raspados de Dave McKean, que incorporaba fragmentos de cascotes de aviones y retales de camisas de cachemira raídos!

¡Una introducción de seis líneas de Clive Barker! ¡Un pastiche pulp-noir sobre las normas de seguridad en los aviones de Miller! ¡Un poema de despedida de Neil Gaiman escrito utilizando una forma de rimar del siglo XVII! ¡Una doble página central de Sienkiewicz con las palabras "¿POR QUÉ OH POR QUÉ?" en tinta rayada con una pluma! Un poema conmovedor en prosa de Alan Moore, en donde los acontecimientos de ese trágico vuelo final se entrelazan sutilmente con el mito de Ícaro y la difícil situación de las mujeres de Greenham Common. ¡Un pin-up de un robot de Simon Bisley! ¡Una polémica historia de Pat Mills sobre la participación secreta de la British Airways para reprimir la Revuelta del Mau Mau!

¡Por mi parte, un pedazo de galimatías surrealista lleno de citas ingeniosas y que lo jodan a todo lo demás! ¡Un pequeño y divertido chiste de Hewlett y Martin para redondear toda la operación con buen gusto! ¡Y más-más-más!

Este tomo benéfico era como una oportunidad de oro para unir a nuestra comunidad dividida. Soñé que mi sacrificio desinteresado podría ayudar a generar un mayor entendimiento entre los profesionales del cómic. Tal vez veríamos el fin de toda esa falsa bonhomía y los cotilleos furtivos y viciosos. Quizá, y le recé al Niño Jesús para que se hiciera realidad, veríamos a un grupo verdaderamente unido de hermanos y hermanas juntando solidariamente las manos para cantar Imagine.

Desafortunadamente, sigo absolutamente vivo.

Lo más interesante de mi viaje por los Estados Unidos fue la brutal cantidad de personas que me rogaron que no querían aparecer mencionadas en Embustes. Solo para demostrar que he cambiado de tercio, no respiraré ni el más mínimo aliento sobre ninguno. Otros elementos a destacar incluyeron la HORRIBLE comida y los vergonzosos estándares de los programas de televisión. Después de dos semanas de sirope de arce con todo y una selección de béisbol las 24 horas o de Leave It to Beaver [Aventuras de Pablito] me ponía a berrear por una hamburguesa de judías y un episodio de Terry and June. También hay que hacer mención al clima abominablemente frío: ¡en Chicago había -12 grados! Una sola inhalación fue suficiente para convertir los pelos nasales en carámbanos.

En el lado positivo, la gente era sorprendentemente agradable y, de entre varios miles de fans, solo encontramos algunos adolescentes genuinamente perturbados. Dicho esto, si alguien me pregunta otra vez: "Debes estar sufriendo los típicos calambres de escritor...", le encerraré dentro de un par de pantalones de tortura japoneses.

¿Qué más? Nueva York era mucho más pequeña de lo que me esperaba y, curiosamente, a pesar de pasar un rato en los baños de la West 42nd Street, no vi ni a un solo proxeneta o prostituta menor de edad. ¿Qué es lo que ocurrió? ¿Es que todos se marcharon nada más escuchar que llegaba?

Del mismo modo, la Muscle Beach de Los Ángeles estaba desierta cuando me pasé por allí, al igual que el Sunset Strip y el Hollywood Boulevard. Hasta aquí lo que pude ver del colorido local. Disfruté mucho en Berkley, donde los Sesenta nunca llegaron a su fin y donde conocí a alguien que está trabajando desarrollando tecnología de realidad virtual (lo que creo que es algo que probablemente transformará la sociedad tal como la conocemos durante los años noventa).

Sin embargo, lo más destacado de la gira fue, simplemente, conducir por la Bay Blidge (el escenario de tanta diversión sísmica reciente) hacia San Francisco. R.E.M. en la radio, la ciudad iluminada por neones, el romance sin aliento de la conducción temeraria: ¡una isla de belleza en un mar de vulgaridad!

En la glacial Connecticut conocimos a Bill Sienkiewicz, uno de los mejores seres humanos que he visto. Incluso pude admirar el primer número de Big Numbers, y confieso que me impresionó mucho. Ese es el problema: ha habido tan poco de qué quejarse últimamente. Si no puedes ser grosero y desagradable en esta vida, ¿qué vas a hacer? Por otra parte, me encantó saber que Sienkiewicz planea matar a Howard Chaykin la próxima vez que se lo encuentre en un espacio cerrado. No tengo nada más que agregar.

Como puedes ver, he regresado de América con una canción en mi corazón, gérmenes en mi torrente sanguíneo y un amor profundo y duradero por el prójimo. Ahora mismo, estoy escuchando el segundo álbum de Flintlock y haciendo planes para la maravillosa década que se nos viene encima. Próximamente, en enero, acudiré al festival de cómics de Angulema, que este año destacará los magníficos logros de los creadores de cómics británicos. Un vuelo charter con casi todos los que son alguien en la escena de los cómics de aquí, listo para despegar en dirección a Francia el próximo 23 de enero.

¿No sería horrible si se produjera un accidente...?

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